NUNCA DIGAS
ADIOS
Capítulo 2
No digas nada.
Quién lo diría, al fin entiendo al sabiondo de Einstein con
aquello del tiempo es relativo, me han parecido siglos de tortura en el avión.
Debí haberlo sabido, la generosidad de Reito rayaba con su tacañearía, yo
hubiera pagado el monto extra por ir en primera clase y no tener que tolerar a
esa señora cuéntame toda tu vida que fue mi compañera de asiento, si esto fuera
poco, la azafata dejó caer mi pedido de café hirviendo sobre mí, aun me arde la
pierna. Luego quitada de la pena posó un pañuelo muy cerca de mi entrepierna,
poco le ha faltado para hacerme una invitación al baño privado del avión, de no
ser por la mirada asesina que le dedique cuando puso toda su delantera en mi
cara, seguramente se hubiera atrevido. Gajes del oficio, esto de aparentar ser
un chico tiene sus dilemas, no creí que las mujeres fueran tan lanzadas.
No paró de gruñir en el taxi ante las risas de mis
acompañantes que no se perdieron ni un instante de la bochornosa situación.
Como extraño mi Ducatti, me ahorraría estas cosas yendo en ella a toda
velocidad. -¿No puede apurarse un poco? Quiero llegar antes del anochecer- Digo
con voz de grave al infortunado taxista.
-No le preste atención a nuestro amigo, su carácter es un
defecto de nacimiento- Apuntó Nao para agrandar mi cólera.
-Si lo mío tiene cura, tu estupidez congénita no- Respondo
hábilmente.
-¿A quién llamas estúpid...o?- El principio de otra guerra,
que haría sin ti Yuuki, es un desahogo curativo discutir contigo.
-¿No es obvio que a ti?- Murmuro con sorna.
-¡Ya basta!- Olvídalo, Mai sabe cómo ser una madre de
verdad, de esas de las que dan pavor cuando se lo proponen. -No han parado de
discutir desde antes de subirnos al avión... estoy cansada y ya quiero llegar,
así que cállense por lo que queda del día o juro que cometeré genocidio ¡Aquí y
ahora!- Eso fue suficiente y pudiera decir que el conductor aceleró solo para
librarse del grupo de psicópatas que a mala hora subieron a su auto.
Fuimos en silencio por el resto del viaje, deje vagar la
mirada por la belleza arquitectónica de las calles y las casas, observando un
lugar que destilaba elegancia por todas partes no era complicado entender
porque Shizuru era la perfección personificada. De nuevo me jugó sucio la
mente, pegué la frente al vidrio recordando la última vez que estuvimos juntas
y contentas. Fuimos al cine, yo quería ver la última de acción de la temporada,
soy secretamente adepta a las series americanas de súper-héroes y ella accedió
a acompañarme. Suspiro largamente, todas las veces que rozamos las manos
intentando tomar las palomitas del gigantesco bote sentí electricidad recorrer
todo mi cuerpo ¡Soy Idiota! Ahora parece tan evidente todo. Recuerdo que ella
no me dejo añadirles mayonesa como única condición para ir conmigo, me dolió en
mis muertos pero no tuve otra opción. A pesar de ello fue maravilloso, tengo
claro que las películas de acción-ficción no son lo suyo, pero prestó atención
solo para tener tema de conversación conmigo. Me miraba como si fuese una niña
cuando le contaba a mi estilo las escenas que más me gustaron, me hizo las
bromas de siempre, me sacó los colores y yo... tengo que admitir que me gusta,
solo si lo hace ella.
Siento un nudo en la garganta, su sonrisa era un regalo
único que yo no supe apreciar. Todos podían verlo menos tú, Kuga. Una estrella
encandilándote la vista y ni así era suficiente para que la notaras, ahora
estoy lánguida sin ella, no soy ni la mitad de persona sin Shizuru y...
-He Kuga... ¿No piensas bajar?- Dice Mai mirándome
curiosamente, a la vez que Nao contiene la risa por la cara de idiota que
seguramente tengo.
-¿Ein?- Me percato entonces que ya llegamos a nuestro
destino, un imponente colegio que nada tiene que envidiarle a uno de esos
castillos de esas eras que explicaron en la clase de historia y que no
recuerdo... rápidamente bajo del auto como si nada, Kuga Natsuki no da el brazo
a torcer ni en las más bochornosas circunstancias. Me muevo con el porte que me
caracteriza aunque con un dejo de masculinidad que no llevo del todo bien
todavía. Llevando a cuestas el maletín de mano contra la espalda, como dijo
Reito que lo hacían los chicos, se supone que la mudanza llegara unas horas más
tarde con lo demás, esto sí ha corrido de mi cuenta.
Con un mapa que venía en la documentación que Reito nos dio,
ubicamos 'fácilmente' nuestras habitaciones, eran bastante más grandes de lo
que imaginaba. Mai terminó en el mismo cuarto que el monstruo devorador de
Ramen 'alias' Mikoto, el reencuentro fue digno de filme de comedía romántica y
de no ser porque me fastidian tantas cursiladas hubiera suspirado, pero me
alegré con la noticia de que tenemos pendiente una cena para festejar el
reencuentro esta noche. Nao tuvo la suerte de compartir su cuarto con una chica
extranjera de gráciles curvas y considerable atractivo, de ser franca no solo
yo había admitido mi afecto por las mujeres o dicho de otro modo, solo por
Shizuru, en esto mi eterna rival me ha ganado la partida. La chica había
admitido su homosexual cuando sin saber cómo llegué a un bar gay (ignorando que
lo fuera) Shizuru y yo la encontramos en muy buenos términos con una dama.
Después de eso no hubo marcha atrás, me soltó en la cara el que hacía allí,
hizo pública mi cobardía al no admitir mi condición sexual, un reto de copas,
una descarada que intento ir más lejos de lo debido con Nao y por poco hubo un
enfrentamiento en la pista de baile, que de no ser por mi amada castaña hubiera
terminado pasando esa noche en la cárcel.
-Tantos pequeños detalles, dejan un terrible vacío en mi
vida si no estás- Admito en silenció mirando hacia la nada, ya instalada en el
cuarto que me corresponde. Pero de mi compañera de cuarto ni la sombra, no
entiendo como si supuestamente fingiremos esto de ser chicos, no nos han
mandado al mismo cuarto a Nao y a mí, por ahora a ver como hago que mi
compañera no se oponga a compartir habitación conmigo, de todos modos ya me
tengo en la mira un apartamento por si las cosas se tornan de tintes más
oscuros. Me doy una ducha, me cambio de ropa, tomo las llaves del cuarto y
salgo al encuentro de las chicas.
La vida tiene una forma irrisoria de burlarse de ti, en mi
caso, supo darme donde más me duele. Del parque, a la cena, de la cena a un bar
muy recomendado en la zona, y del bar, al más grande desencanto que tuvieran
que tolerar mis ojos. Juro que imaginé mil formas de encontrarla, verla por el
campus, correr a sus brazos, y gritarle al mundo mi reciente descubrimiento,
que la amo; Coincidir en algún curso del té, o cualquier club, en el que
seguramente ella participaría, darle la sorpresa con un ramo de flores y agotar
todas esas opciones cursis, que en mi desvarío han dejado de parecer tan
desagradables, ante el pensamiento de tenerla frente a mí otra vez.
Pero esa sonrisa estúpida se evaporó de mi rostro, pues tan
rápido como reconocí ese caminar sensual contoneando las caderas en aquel
particular bar-discoteca, esas curvas que solo Fujino puede poseer, ese cabello
que sin importar el lugar, la hora o él clima está perfectamente acomodado...
así también noté que la dueña de mi vida se encontraba en lo que parecía una
más grata compañía, si aquellos labios adheridos como lapas no eran suficiente
demostración del hecho. Comprendí que Mai hizo lo imposible por distraerme para
que no viera la dichosa escena, y Nao se había olvidado del mundo en brazos de
su compañera de cuarto, que al parecer coincidió en el sitio. Vi rotas mis
esperanzas, como si todo fuera un conjunto de ilusiones que cual castillo de
naipes, se desmoronó con la facilidad que yo de idiota arme un día.
Me levanté del asiento, dejé una suma considerable como para
pagar una noche de juerga entera con propina incluida. Mai quiso retenerme de
una mano, pero una mirada asesina al mejor estilo Kuga fue suficiente para
amedrentarla, quería largarme del sitio y deshacer mis penas aunque ello fuera
imposible.
-No te vas de aquí, que no eres cobarde Kuga- ¿A qué horas
llegó Nao a mi espalda? Sus manos ejercieron tal fuerza que me vi sentada en la
silla con toda brutalidad. -No tienes derecho a esto-
Mai tomó mis manos entre las suyas. -Ustedes no son pareja
Natsuki, tú la rechazaste- Gracias por recordarme mi estupidez, pero ¿Espera
que me quede a admirar mi fracaso?
-No podía esperar que aguardará una vida esperando por mí-
Dije en un susurro, las lágrimas comenzaban a brotar en silencio.
-Viniste a luchar, pero este no es el momento para eso...
ahora tienes que conquistarla tú- Advirtió Nao aun sujetándome con fuerza para
que no escapara, estábamos en una esquina del lugar, ocultas en las sombras y
yo lo estaba agradeciendo enormemente.
-No puedes reclamarle nada y lo sabes- Intenta hacerme
entrar en razón Mai.
-¿Eso es todo lo que dirán?- Tenso la mandíbula para acallar
mi propia tristeza. -Muy bien, no haré nada por ahora, pero no me voy a quedar
viendo ese espectáculo- Desvío la mirada hacia atrás, era una pena, esa joven
era hermosa, se movía en una danza erótica con Shizuru, sus cuerpos curvilíneos
sincronizados, pero lo supera todo, no sabía que gustara de peliteñidas, que el
pelo verde no existe. -No vemos mañana- Me puse de pie, las manos de Nao ya no
presionaban sobre mí.
-Pero Cachorro- Iba a refutar cierta 'araña'.
-No creo que...- Intento apuntar Mai.
-Al menos respeten esto- Dije dándoles la espalda.
Caminé cual bólido a través de la pista de baile, las quejas
no se hicieron esperar. Pero si pasé y con ganas, casi atropellando a la
acompañante de Shizuru, ella cayó al suelo, incluso golpee con fuerza el hombro
de la que acabara de romperme el corazón y nuestras miradas se cruzaron por un
instante. Antes de que pueda seguir mi camino, un hombre me sujeta por el brazo
y me empuja con fuerza contra la pared más cercana.
-Fíjate por donde vas- No hay que ser un genio para entender
que es su familia, esos ojos borgoña no se ven en todos lados. Pero yo vengo de
guardaespaldas y no me puedo dejar de semejante niño rico. Con un rápido
movimiento le someto por la muñeca, aunque su orgullo no le deja gemir de
dolor, muy pronto está comiendo de mi mano.
-No he tenido un buen día y no pretendo desquitarlo contigo-
Murmuró con una mirada gélida y una voz grave de ultratumba.
-Ara, ara... dudo que el caballero lo haya hecho con
intensión- Escucho a la espalda del castaño esa voz que me estremece. -y espero
que el caballero sepa disculpar las acciones de un hermano sobreprotector-
Suelto la mano de mi antes agresor, que se soba disimuladamente la zona
lastimada.
-Pero Shizuru, me ha empujado adrede- Escuchó la molesta voz
de la susodicha, el ligue de una noche o ve tú a saber que de Fujino.
-Mentiría si dijera que fue un accidente...- Sonrío con
descaro mirando a los ojos violeta de la chica.
-Ara, eso supone un problema- Maldita sonrisa
condescendiente. -Uno espero podamos resolver por la vía pacífica- Siento la
mano de Shizuru en mi hombro, su calidez me estremece a pesar de la chaqueta
que llevo puesta.
-Creo que este incidente se está alargando más de la cuenta,
yo me disculpo por mi actitud agresiva, sé qué harías lo mismo si tuvieras
hermanas- Ahora el hermano de Fujino me dedica una sonrisa de comercial de
pasta dental, un gesto al parecer tan propio de esa familia.
-Equivocarse y admitir los errores es de caballeros- Digo
conciliadora. Recuerda las lecciones de Reito que no puedes ir tan bestia por la
vida, o eso intento recordarme. -Y le solicitó una disculpa a los presentes-
Pero tampoco le voy a rendir pleitesía a esa chica.
-Entonces yo invito un par de copas de reconciliación...-
Añade Shizuru dedicándome una mirada tan crítica que siento como si un rayo
láser me desnudara, de no ser por las lentillas que llevo encima seguramente me
habría reconocido.
-Hermana, eso he debido decirlo yo- Una dulce caricia llena
de camaradería entre hermanos yo siento un hueco en el estómago. -Por cierto,
yo soy Shion Fujino, Shizuru Fujino y ella es Tomoe Margueritte-
-Me temo que debo declinar la oferta, estaba por salir... un
asunto familiar urgente, espero verlos de nuevo en Kiray Fujino-san- Una corta
venía, hablar de esta forma es... complicado.
-Shizuru, sin el Keigo, ¿Nos dejaras con la curiosidad de
saber tu nombre?- Dijo Shizuru antes de que me fuera, sujetando mi mano y el
pulso me tiembla, es agridulce su tacto, pero sé bien ahora pertenece a la
chica que antes besaba sus labios.
-Nat para los amigos- Tengo que ceñirme a mi papel, no debo
flaquear.
Caminé a la salida sin titubear aunque por dentro deseara
reclamar, luego implorar y al final, besar sus labios otra vez, pero supongo
que he sido demasiado cobarde durante mucho tiempo para siquiera intentarlo.
Abrí la puerta al exterior no sin antes mirarla de nuevo, se quedaron en la
mesa departiendo tranquilamente como si nada hubiera pasado. En momentos así
podía lamentar como nunca no contar con mi fiel motocicleta, no tuve más opción
que tomar un taxi y dirigirme a rumbos desconocidos, de este modo mis
entrañables pero estorbosas amigas no podrían dar conmigo, necesitaba matar un
par de terribles demonios y nada mejor que un buen trago de vodka.
Estaba tan iracunda, dolida, destrozada que hasta ya avanzado
el recorrido me percato de que el taxi me llevaba a una zona rural y no
precisamente a la zona rosa donde pudiera a gusto consumir algunas bebidas
hasta perder el sentido.
-¿A dónde me lleva? y más le vale que la respuesta sea
buena- No tenía paciencia para un intento de robo o de violación en el más
pesimista de los escenarios.
-Kuga-sama debe esperar pacientemente, pues pronto
llegaremos a su destino- Respondió sin inmutarse el joven conductor, había
perdido el toque, ese rolex en la mano del sujeto era demasiado caro para ser
propiedad de un simple taxista.
-¿Cómo diablos sabe mi apellido? Nunca se lo dije- Esto me
puso más alerta de lo que ya estaba. -Está loco si piensa que me voy a quedar a
verlo- Abro la puerta y sin contemplaciones me arrojo del auto, cubro mi rostro
y ruedo para mi suerte contra el pasto, no sin recibir algunas magulladuras. Me
pongo de pie en el acto, que mal día había tenido, este estaba en mi top teen
de días llenos de mierda.
El auto se detuvo a pocos metros y el hombre se bajó de auto
portando un arma en su mano, lo dicho mi segundo nombre es problemas y eso
comienza a fastidiarme. Corro hacia el supuesto taxista en zigzag a una
velocidad impresionante, logró evadir los disparos con saltos dignos de
olimpiada y en cuanto llego a él, con una patada pronto dejo fuera de juego, no
tardo en revisar al sujeto inconsciente. Cero identificaciones, lo cual es muy
sospechoso. Aplausos se escuchan a mi espalda, me giro sigilosamente con el
arma en mano y sin dudarlo un disparó se escucha en medio de la oscuridad de
aquella zona rural.
-No has perdido el toque hija mía ¿O debo decir hijo mío?-
La voz que vino de donde debiera estar un occiso me dejó perpleja, entonces
siento humedad las manos y acaricio la chaqueta que llevaba puesta en mi
hombro, en él había pintura roja. -O puede que no tanto, has perdido
facultades, aunque no completamente-
La luz del farol en la vía me deja ver a un hombre cuyo
pañuelo de seda blanco retira de su frente y de sus lentes la persistente
mancha de pintura. Pero eso es lo que menos importa, ese rostro borroso en mi
memoria, algo más golpeado por los años, canas en su cobaltina cabellera y el
gélido tono dorado, algo raro... de sus ojos, con una mirada que te hiela o te
quema las entrañas muy al estilo de la familia.
-Suichiro Blan- Es más un gruñido que otra cosa.
-Me alegra que a pesar de todo no olvidaras a tu anciano
padre, aunque tu modo de referirte a mí diga otra cosa- Sonríe sardónico, tal y
como lo recuerdo, padre no ha cambiado nada.
-Solo tienes 48 años, deja el drama para las reuniones
familiares... oh lo olvidaba, a esas nunca he asistido, nunca me invitaste- No
evitó la ironía, ese hombre perdió todo mi respeto el día que me abandonó en
aquel hospital.
-Clonada a Saeko, de eso no hay duda- Su risa me encrispa
los nervios. -Salvo por las fachas, si ya decía yo que como hubiera tenido un
hijo varón, sería muy guapo-
-Con mi madre no te metas, con mi forma de vestir todavía
menos, que hiciste una linda labor abandonándonos- Defiendo cual fiera
arrinconada, mis recuerdos más valiosos, no pretendía otro Smith en mi vida.
-Deja de apuntarme con eso, aunque sea solo pintura, duele-
Me veo tentada a dispararle otra vez y en una zona más dolorosa.
-Sé que no has montado todo esto para nada, así que escúpelo
'Blan-sama'- Arrojo el arma al suelo, quizás así hablé de una vez y pueda
largarme de aquí.
-Precisamente de ella venía a hablarte...- Arroja un maletín
plateado a mis pies.
-¿Qué diablos?- Miro con desconfianza.
-Es un regalo de tu madre, ella misma lo diseño para ti-
Luego extrae algo de su bolsillo y me lo lanza, lo tomo por puro reflejo. -Esto
es de mí parte, pero me base en sus diseños- ¿Una llave?
El código es electrónico, así que la llave no sirve para
esto, no tardé en recordar el número de la cuenta bancaria en la que mi madre
deposito el dinero de la venta de sus experimentos conmigo, hoy aún sigo
cuestionándome el porqué de tantas cosas, porque lo dejo inscrito en el peluche
que solía llevar de niña. Pero hay tiempo para eso, ingreso el número y en
efecto, el maletín se abre, doy una
mirada superficial, antes de volver a cerrarlo, sigo sin fiarme de mi padre.
Debe tener doble tapa, solo hay un sobre en la parte superficial.
-No tienes que preocuparte, conozco el contenido de ese
maletín, dentro encontraras una carta con las instrucciones... escrita por el
puño y letra de tu madre, con la forma real de acceder a su contenido- Menciona
mi padre mirándome con tranquilidad. -En ese maletín está el contenido de toda
su investigación y la razón por la que fue asesinada-
Observo con cierta preocupación el maletín, como es posible
que algo tan reducido pueda ser tan mortal. -Si sabes que contiene, porque no
me lo dices de una vez, puede que merezca la pena descifrarlo-
-Un par de brazaletes, dos pares de armas cromadas,
cartuchos conductores de fusión fría, el suero y las gemas son lo más valioso.
Finalmente un broche-
-¿Qué tienen de especiales tales cosas? No son cosas que me
hagan falta-
Él sonrió negando con la cabeza, como si yo acabara de
pronunciar un buen chiste. -Los brazaletes simulan el efecto de materialización
de las que solían ser tus armas, Natsuki Hime... tienes dos pares de armas, así
que procura materializarlas para su uso y desmaterializarlas cuando ya no las
necesites, lejos del contacto de tu piel deja de funcionar el mecanismo- Miró
con incredulidad a mi padre ¿Acaso él sabe lo del carnaval? Pasa de mi
estupefacción y continúa hablando. -Tendrás que practicar pero será más fácil
si inyectas el líquido en tus venas, una vez portes los brazaletes no podrás
quitártelos por nada del mundo, son un alto secreto... procura que nadie las
vea- Frunce el ceño del mismo modo que yo lo hago y lamento este mi parecido
con él. -El líquido ignoro que es, hay una carta adjunta quizás allí tu madre
explique su composición yo apenas intuyo su uso, las gemas están relacionadas
con ese líquido, en lo poco que entiendo es un antídoto... por lo demás el
prendedor es un regalo, Saeko lo usaba mucho antes de que tu nacieras- No evito
recordar el prendedor de plata delicadamente conservado y lo considero el más
preciado de todos los objetos en el maletín, pero mi padre solo me ha llenado
de mil interrogantes.
-¿Un antídoto de qué?- Me atrevo a preguntar aun con
desconfianza.
-Según las propias palabras de tu madre, es un antídoto a
todo... no tendrás una sola enfermedad en cuanto te lo inyectes. Este era el
objetivo de tu madre, encontrar una cura única en el mundo para tratar muchos
de los males existentes y futuros. Cuando ingreso a los laboratorios de Sears y
trabajó para ellos en diversos proyectos, entre ellos encontrar el gen
especifico que determinaba tu capacidad de materialización, diseñó estas cosas
a expensas de esa organización y en secreto, unas semanas antes de morir llego
a mí con este maletín exigiendo dos cosas, uno que lo guardara hasta tu
cumpleaños número 18-
-Aun no cumplo 18 ¿Y la segunda?- Levanté una ceja.
-No perderte de vista ni un solo instante hija, aunque eso
no necesitaba pedirlo... lo he hecho todos estos años- Sonrió con un dejo de
ternura, una que a mis ojos era hipócrita como todo en él.
Me levanté bruscamente. -Mentira, ¡Tú no sabes nada mí! No
me has visitado jamás-
-Sé que eres maníaca de la mayonesa con la misma rara
compulsión que Saeko, la lencería es tu pasión, las motos tu adoración y el
amor de tu vida es...-
-¡Cállate!- No quería escuchar eso, esa herida estaba
todavía lacerándome en silencio. Shizuru Fujino, no será nunca más el amor de
mi vida, está muy claro que supo rehacer su vida muy bien sin mí.
-El que no estuviera ahí no significa que no estuviera
vigilándote todo el tiempo- Dijo con cierta severidad, como solo los padres
pueden hacerlo. -Si hubiera estado cerca de ti, hace tiempo hubieses muerto
Natsuki-
-¡No me hables como si fueras el padre abnegado que nunca
has sido! Que por si no lo sabes ya he muerto en una ocasión- Por alguna razón
ya nada le sorprendía, este sujeto realmente estaba muy informado de mi vida.
-Y yo creí enloquecer por ello Natsuki- Admitió con
expresión lúgubre, sus ojos me parecían sinceros, pero mi rencor superaba con
creces esta circunstancia.
-Pues que bien, ha pasado más de un año después de eso y
nunca te pasaste a saludar para decir algo como, hey hija, me alegró que sigas
con vida- Ironicé.
-Aún no estas a salvo, pero no puedo quedarme por más tiempo
Natsuki... tendrás más respuestas a su tiempo- Se acercó a mí y agradecí que lo
hiciera sin la pretensión de un abrazo, simplemente me extendió una caja
pequeña que extrajo de su gabán. -Esto lo envió tu hermana para ti, me hizo
jurar que te lo daría, Nina no ha dejado de extrañarte en todos estos años-
-¿De qué me hablas?- Golpeé su mano rechazando la caja, y
esta cayó al suelo. -A esa mocosa ni la conozco- No debí decir eso, ella no
tiene la culpa de tener un padre tan...
-Fuiste su primera palabra Natsuki, para ella que te ha
vigilado conmigo por tarde enteras a través del monitor, eres su hermana
irrefutablemente- Sonrió, probablemente me tenía tan estudiada que ni siquiera
se molestó por mi evidente grosería. Me dio la espalda y mi orgullo, aunque
destrozado como mi corazón no me permitió pedirle que no se marchara, no pude
decir que realmente estaba interesada en Nina, no pude decir muchas más cosas.
Entonces recordé algo importante. -¡¿Y estas malditas llaves
que Suichiro?!- Grité antes de dejar que cerrara la puerta de la camioneta
negra probablemente blindada que lo alejaría otra vez de mí.
-Es tu moto nueva, feliz cumpleaños adelantado... Natsuki-
Dijo sin siquiera voltearse a mirarme, subió al auto, este arrancó y se perdió
en el pavimento, un par de guardaespaldas recogieron al inconsciente taxista.
-Kuga-ojousama... su casco, su traje y su moto- Un hombre
alto y fornido, con pintas del servicio secreto que me miraba como si yo fuera
la encarnación de dios en la tierra, me señalo a unos 20 metros una Ducatti de
última edición y limitada, de color plateado. De no haber sido porque el fulano
me estaba mirando hubiera babeado sin recato, de esas solo se han construidos
10 en todo el mundo. Con una venía muy pronunciada y depositando en mis manos
un casco a juego con la dichosa motocicleta, con el maldito traje a la medida
dentro, se marchó como vino. Este sujeto condujo el taxi, dejándome en medio de
la nada con el maletín, la cajita de mi hermana menor, un casco y una moto de
lujo.
Era un aliciente no puedo negarlo, y me obligaba a usarla
dejándome en medio de la nada con su regalo, no podía desperdiciar la
oportunidad. Recogí mis valiosos presentes, el maletín, la caja de mi hermana,
guarde el traje de cuero al parecer a mi medida en el maletín. Me puse el casco
y observé el adorno de mi llavero, era un caballito de lo que parecía diamante,
tenía para más inri un letrero con la sigla TQM inscrita en una cinta de seda
plata, lo miré del otro lado. Otra sigla, NB, no fue difícil llegar a la
conclusión de que el detallé provenía de Nina Blan, algo en mi interior se
removió, debí pedirle una foto a Suichiro. ¿Qué diablos estoy pensando?
Dejando atrás mis confusos pensamientos, sentí el rugir de
una bestia entre mis piernas, definitivamente padre supo por dónde darle a mi
ego. Una vez probada la adrenalina de su regalo, me estaría imposible
despreciarlo. -Te odio Blan Suichiro- Dije antes de acelerar en un pique
espectacular, para volver por las calles y avenidas que había recorrido en el
taxi tiempo atrás.
Llegué cerca de la madrugada, estacione la motocicleta y
subí al piso que me correspondía, estaba
el sitio como un completo desierto, ni un alma y eso no me extrañaba
realmente. Llegué al cuarto que me habían designado, entre con el sigilo digno
de un ninja, notando que un bulto durmiente yacía en la cama cerca del ventanal
de nuestro cuarto, del que olvidé mencionar tenía muy buena vista del campus.
Posé con mucho cuidado el maletín, la caja y el casco en el suelo debajo de la
que supuse era mi cama, dado que estaba vacía. Retiré mis botas, mi chaqueta y
como no desempaqué esa tarde cuando llegaron mis cosas, no tuve más remedio que
dormir en ropa interior y taparme hasta la cabeza, muy pronto Morfeo me lleva a
su mundo de sueños, donde quizás, tan solo quizás, cierta diosa de ojos rubí,
no me alcanzara para atormentarme.
-0-0-0-
Las hojas marchitas caen desde lo alto de los árboles en un
inmenso jardín, el tronco frío del árbol soporta el peso de mi cansada espalda.
Tengo una extraña sensación en todo el cuerpo, no he parado de pensar todo el
día en mi eterno pero dulce tormento, no siendo otra que Natsuki Kuga. Pensé
que había mejorado en ello, no ocupar las 24 horas del día en pensamientos
dedicados a ella, sin embargo con el incidente de la noche pasada...
-Recuerdo-
El tiempo transcurre con lentitud después de otra corta
lectura de 50 minutos, me pongo de pie frente al ventanal de mi cuarto, veo a
la gente caminar ataviados con prendas fiesteras, es lo que tienen los viernes
en Kiray, dado que el fin de semana pueden retornar a sus hogares, hoy es el
día de inflexión, de dejarse llevar un poco por la vida nocturna en Kioto. Miro
hacia la cama vacía, tengo el mal augurio de que mi compañera se trata de una
de esas chiquillas que van de fiesta en fiesta, a la que tendré que tolerar sus
ingresos tardíos, el pestilente olor etílico o bien otros desagradables aromas
en los que prefiero no pensar. Aburrida como estoy y pensando que debí aceptar
la invitación de mi hermano, me doy cuenta que es mejor pasarlo tomando algunas
copas en una buena compañía que solo quedarme a pensar fatalidades con nombre
propio. Debo sacarte de mi mente Natsuki o enloqueceré.
En un par de horas estuve lista, fui al estacionamiento,
tomé mi auto y me dirigí al lugar señalado en el papel que me dio mi hermano.
Al llegar fui recibida por un par de sonrisas, la de Shion contento de verme y
otra que sabía estaría allí. Un beso me dio un saludo apasionado, unas copas,
risas por temas absurdos y el ánimo de bailar, para tomar la droga del olvido,
una que solo funciona mientras soy incapaz de pensar. Casi fue una noche como
cualquier otra, vuelvo a jugar al gato y al ratón con Margueritte, es una chica
atractiva pero algunas veces un poco asfixiante. Me pierdo en la pista de baile
sin siquiera mirar el mundo a mi alrededor, hoy será una noche en la que pueda
saciar mis bajos instintos en el cuerpo de una persona que no amo y que la
familia se ha ocupado de imponerme.
Danzamos aunque a Tomoe le cuesta seguirme el paso, está
más ocupada bebiendo de mis labios como si de una copa se tratara, no me doy el
lujo de cerrar los ojos pues será otro rostro el que aparezca en mis
pensamientos y no quiero mancillar su memoria. Cuando estaba a punto de sugerir
un lugar más privado, notando que mi hermano también cuenta ya con una presa
para la noche. Un fuerte golpe en el hombro me hizo tambalear, así como poca
suerte tuvo mi acompañante que si cayó al suelo.
Me giré dispuesta a fulminar con la mirada al mentecato,
pero algo detuvo mi intensión, como un deja vú, por un momento pudiera jurar
haberla visto de pie mirándome con reproche, con una camisa roquera, sus jeans
desgastados, sus zapatillas y su larga melena, estoy alucinando. Sin embargo
ante mí se posaba un fino caballero, con chaleco negro, pantalón formal a
juego, zapatos de charol, largos cabellos cobalto sujetos en una coleta y unos
fieros ojos azules, en la pose habitual de mi Natsuki. No pude murmurar ni una
palabra cuando mi hermano ya estaba sobre el sujetándole del cuello. -Fíjate
por donde vas- Una corta aprensión inundo mi pecho.
Quise mediar, pero el pelinegro ya había reducido a mi
hermano con una suave pero efectiva llave de muñeca. -No he tenido un buen día
y no pretendo desquitarlo contigo- Su voz grave en un tono gélido erizo mi
piel.
-Ara, ara... dudo que el caballero lo haya hecho con
intensión- Apenas pude reaccionar para ayudar a Tomoe, ese sujeto me tenía
encandilada con su actitud altiva, esa expresión tan familiar ¿Imposible no?
Esa persona está a miles de kilómetros y sus ojos no son los de mi Natsuki. Ya
de pie. -... espero que el caballero sepa disculpar las acciones de un hermano
protector- Ligeramente doblegado por la mirada que me caracteriza, libera a mi
hermano de la presión.
-Pero Shizuru, me ha empujado adrede- Murmura caprichosa
Margueritte y yo procuro no impacientarme.
Pero el pelinegro no me lo deja fácil. -Mentiría si
dijera que fue un accidente...- Mira con Desdén a mi acompañante.
-Ara, eso supone un problema- Sonrió como siempre. -Uno
espero podamos resolver por la vía pacífica- Poso atrevida mi mano en su
hombro, el tacto me resulta familiar.
-Creo que este incidente se está alargando más de la
cuenta, yo me disculpo por mi actitud agresiva, sé qué harías lo mismo si
tuvieras hermanas- Shion interviene aplacando la tensión del momento.
-Equivocarse y admitir los errores es de caballeros- Se
le nota más sereno ¿o triste quizás? -Y le solicitó una disculpa a los
presentes- Realiza una corta venía.
-Entonces yo invito un par de copas de reconciliación...-
No puedo evitar mirarlo con la pretensión de develar el secreto que esconde esa
pose tan familiar.
-Hermana, eso he debido decirlo yo- Nos interrumpe Shion
procurando guardar algo de protocolo. -Por cierto, yo soy Shion Fujino, Shizuru
Fujino y ella es Tomoe Margueritte-
-Me temo que debo declinar la oferta, estaba por salir...
un asunto familiar urgente, espero verlos de nuevo en Kiray Fujino-san- Murmura
antes de marcharse, pero siento que aquel apellido lo ha usado para referirse a
mí.
-Shizuru, sin el Keigo, ¿Nos dejaras con la curiosidad de
saber tu nombre?- No evito sujetar su mano no deseando verle partir, añorando
saber su nombre, más me sorprende la suavidad de su piel, y pienso que es...
imposible.
-Nat para los amigos- Esa sonrisa me deja sin aliento,
tanto como para dejarle ir sin más.
Después de que Nat se marchara mi diversión se agotó con
su despedida, no tarde en inventar dos buenas excusas para poder marcharme del
sitio. Volví con las manos vacías a mi cuarto, mis planes con Tomoe ya no
resultaban divertidos, algo en esa mirada azul me lleno de culpabilidad, como
para no llevarlo a cabo. Mi supuesta compañera no dio señales de vida, me
cambié y procuré dormir, una tarea infructuosa en la mirada de aquel chico.
Nat, una particular casualidad.
Cuando estaba por principiar mi ciclo de sueño, un ligero
sonido, la llave en la puerta es suficiente para alertar mis sentidos, una tara
del carnaval, digo a modo de consuelo en mi mente, nunca pude dejar de estar
alerta tras aquellos terribles sucesos. Realmente he debido tomar la pastilla
que me indicó mi terapeuta para evitar estos incómodos instantes, pues en
efecto, el aroma etílico golpea mi sensible nariz con la fuerza de un mazo.
Aunque no deja de impresionarme el profundo silencio que se hace después, estoy
tentada y me remuevo fingiendo acomodo en la cama para poder mirar a la chica,
pero poco logro con la absoluta oscuridad, que apenas me deja ver un brillo
plateado procedente de algo que ella oculta bajo su cama. Acalló un ligero
gesto de sorpresa al notar por los vagos movimientos de su cuerpo que se ha
sacado casi toda la ropa y sin el mayor decoro se permite reposar sobre el
lecho cubriéndose completamente con su sabana. Algunos minutos después su suave
respiración me da a entender que yace dormida y yo me pregunto ¿Por qué tanto
alboroto con la chica nueva? Debo dormir entonces, sabiendo restar importancia
a la chica que duerme plácidamente como si no hubiera mañana.
Mi despertador se escucha a las 5am en punto, me pongo de
pie y sigo el ritual que me he instaurado a mí misma cada día, me muevo por el
sitio hasta estar perfectamente arreglada, pero ninguno de los descarados
sonidos que produje para molestar a la chica durmiente han surtido efecto, es
más, aun continua con la sabana sobre su cabeza. Me pongo de pie frente a su
cama, bajo la mirada sobre la figura que descansa, sus curvas son evidentes aún
bajo la prenda que la oculta de mi vista, está claro que daré parte seguro a
Shion, aunque no sé qué tan apropiado sea dar más excusas a las escapadas
nocturnas de esta desconsiderada mujer.
El sonido del móvil me desconcertó por un momento,
alejándome de esos pensamientos. Saludé cordialmente y después de una corta
plática Reito me expuso la razón de su llamada. -Ara ara, ¿Un regalo?- Esa
palabra me extrañó un poco, tenía muy claro en mi memoria que el castaño no era
de los más despilfarradores con lo que al dinero se refería, en la jerga
popular era un tacaño a carta cabal, de
los que pone lo justo para la cuenta, salvo cuando esta de conquista.
-Sí, te encantará, tengo la esperanza que llegue a ti cuando
menos lo esperes- Su risa le daba un toque de misterio a la situación, quizás
era la chispa que necesitaba.
-¿Acaso Reito planea dejarme con la duda todo este tiempo?-
Musité con un fingido tono de indignación.
-Es una sorpresa, no puedo adelantarte nada...-
-Comprendo- Realmente no me causaba demasiada curiosidad
como para sonsacarle la información, aunque lo noté demasiado raro. -Pero Reito
sabe que no puedo corresponder al sincero amor que me ofrece- La risa se
convirtió en tos y yo tengo muy claro que seguramente estaría intentando
preservar la compostura al otro lado de la línea, no pude evitarlo.
Colgué después de algunos minutos más, el resto de la charla
fue mundana por decir lo poco y yo realmente no me atreví a preguntar por ella,
sabía que eso derrumbaría todas mis convicciones, tomaría el primer vuelo a
Tokio, luego el tren a Fukka y completaría el cuadro suplicando cual perro
fuera de la puerta del apartamento de mi Natsuki, de modo que no. Me hice una
promesa y debía cumplirme, por mí, por ella. Está claro que no le importó el
que me fuera, no fue a despedirse el día de mi partida, no me ha llamado aunque
he estado cual demente pegada del maldito móvil, no me ha escrito un solo
correo, eso es prueba suficiente de que mi princesa del hielo no me extraña en
lo absoluto. ¿Cuantas veces nos dijimos de no decirle mía a Natsuki, Shizuru
Fujino? Me reprocho a mí misma, recordando que nunca ha sido mía y nunca lo
será por más que eso me pese.
-Parece que interrumpo los pensamientos de mi adorada
hermana- Es justo cuando esa voz dulce pero varonil me interrumpe. -Llevo 2
minutos observando tu lindo rostro mutar de expresiones como lo hace un pulpo
camuflándose en el mar y tú ni siquiera te has dignado prestarme atención
Onee-chan-
-Shion es muy observador me temo- Miro a los ojos a mi
hermano, su corta melena castaña ondea al viento, sus ojos rubí me miran con un
dejo de preocupación.
-¿Qué te preocupa?- Somos muy parecidos, de no ser por
nuestros géneros opuestos, seríamos gotas de agua.
Desvío la mirada, una sonrisa digna de anuncio de pasta
dental asoma en mi cara. -Nada más que labores hermanito... tengo muchos
pendientes- Miento con cierto descaro.
-¿Ahora resulta que pretendes mentirme Fujino?- Solo
menciona mi apellido cuando está molesto. -No será que estás pensando otra vez
en esa jovencita de Fukka- Por un instante puedo percibir una pequeña marca en
la frente mi hermano, si, está bastante ofendido. Pero es mi culpa, nunca debí
contarle mi historia con Kuga.
-De ser el caso, Shion ha olvidado los modales propios de la
familia, esas cosas no se preguntan directamente- Intento voltear la balanza a
mi favor, aunque un pobre intento debo admitir.
-Sabes que no van esas cosas hermanita, y es un tanto
ofensivo que intentes ocultarme las cosas, precisamente a mí, que puedo
percibir tu estado emocional como si de un perfume se tratara- Esa cara de
póker que tanto me recuerda, cuan efectivas pueden ser mis murallas con solo
verlo a él.
-Ese tema está zanjado- Digo sin rodeos, de otro modo será
una tarde entera de ataque y evasivas entre él y yo. -Ahora dime a que debo el
honor de tu visita, entiendo que tienes una agenda apretada- Sonrió para
amenizar el ambiente, esta vez con sinceridad.
-Muy bien, no insistiré más... quería informarte que padre
te espera en la cena de esta noche- Me mira con cierta suplica depositando un
papel en mis manos con la dirección del lugar. -Al parecer tiene invitados que
desea presentarte-
-No intentara comprometerme con alguno de ellos ¿Verdad?
Sabe perfectamente cuál es mi determinación al respecto, si he admitido la
compañía de Margueritte es solo porque al menos respeta mis gustos-
-Lo dudo Shizuru... creo que tiene que ver con tu seguridad-
-Pero si le tengo dicho que puedo cuidar de mi misma
perfectamente- Aunque neutra mi voz, es obvio para Shion mi molestia.
-No te enojes One-chan... sabes que padre solo desea velar
por tu seguridad-
-No creo que opinaras lo mismo si los guardaespaldas te
siguieran hasta el baño a ti-
-Tú ganas Shiz... pero con esas amenazas habría que tener
algo de cuidado-
-Dudo que un simple acosador merezca tanto- Sé que es mucho
más pero esta es la versión que tiene mi hermano. -Además ya tengo un hermano
muy dulce que me cuida- Sonrío ante lo último.
-Tengo mis dudas, ayer ese chico me hizo ver mi suerte con
muy poco- Desvió la mirada apenado. -No soy suficiente para proteger a mi
querida Shizuru-
Esa expresión logró derretirme con facilidad, deslicé mis
dedos por la mejilla de mi hermano. -No digas eso-
-Esta vez estoy de acuerdo con padre... ¿Por qué no les das
una oportunidad?- Dijo él con firmeza.
-¿Son varios?- Apuntó algo que no se escapa a mi intuición.
-Tres escoltas, son lo mejor de lo mejor según entiendo,
pero tendrán que superar una serie de pruebas- Dice con una sonrisa divertida
Shion acariciando mis dedos sobre su mejilla.
-¿Tú los has visto?-
-No, también los conoceré en la velada de principio de
temporada- Shion se posa a mi lado y estrecha su mano con la mía, deseando
transmitirme algo de su fortaleza, pero es cierto ya nada me toca, no siento
casi nada, salvo este terrible vacío. -Shizuru es muy diferente ahora, ya no
puedo alcanzar el hilo de sus pensamientos... sé que no dirás que fue lo que
realmente paso en Fukka, y es más que solo la chica de hielo el problema-
No hace muchos años éramos una dupla imparable en las
discotecas, según Shion volví muy cambiada de Fukka, por ello un inclemente
interrogatorio. Tras contarle la historia, omitiendo claro está el carnaval y
mis tórridas acciones, Shion comenzó a referirse a Natsuki como 'la chica de
hielo', según él, había que ser de piedra para rechazar a una Fujino y aquello,
era además imperdonable. Estaba claro entonces que mi amada no era santo de la
devoción de mi hermano.
-Me gustaría decir que te equivocas...- Desvío el rostro
hacía otro lado, no quiero que vea esa lágrima correr.
-Le odio-
-¿Qué?- Le miro bruscamente, no será...
-Odio a esa mujer con todo mi corazón... solo tengo que
verte a los ojos para ver el rastro de dolor que ha dejado en ti- Le veo tensar
la mandíbula. -Si ella fuera un hombre podría enfrentarle y hacerle pagar cada
lágrima que ha escapado de tus ojos- Su mano libre retira el llanto de mi cara,
y no puedo siquiera murmurar una
palabra. -Pero sé que si hiero a esa persona, Shizuru va a odiarme porque el
amor que le profesa a esa mujer, es muy fuerte... así que solo puedo ofrecerte
mi pecho para llorar a gusto y mis brazos para esconderte del mundo-
Toda la tolerancia al dolor se evapora en un instante, me
veo aferrada a los brazos de mi hermano llorando como nunca en toda mi vida, sé
que cada gota limpia las heridas, porque me ahoga fingir que estoy perfectamente
cuando por dentro estoy tan destrozada que cada mañana me tengo que convencer
del sentido que tiene despertar. Siento la caricia tierna sobre mi cabello, el
dulce latido en el pecho de Shion, por un instante realmente me siento
confortada. Así pasa el tiempo y el cansancio me vence, sin darme cuenta me he
quedado dormida en brazos de mi hermano.
4 comentarios:
Me esta gustando esta historia pero Natsuki no tiiene porque enfadarse si ella la dejo ir y el hermano de shizuru tiene razon.
Me gustó mucho la relación de Shizuru con shion, solo espero ver que se encuentren al despertar...
aaaaahhhh esta geenial síguelo me parece muy interesante como lo estas manejando
wuaaaaaaa diosssss esta geniall me encanto y ni k desir del padre de nat kyaaaa nina es su hermanita dios ya me emocione mucho quiero ver el nuevo capitulo *-*
Publicar un comentario
Antes de comentar ten en cuenta lo siguiente:
Sigue las normas básicas, sé respetuoso. Los comentarios serán moderados, si respetas, no habrá trabas.
No está permitido escribir enlaces que no tengan que ver con la entrada. Cualquier enlace fuera de lugar será borrado. Si lo que quieres es promocionar tu sitio web, ve a la seccion de Afiliados ó utiliza la opción OpenID.
Para comunicarnos mejor: los que no tengan cuenta de Blogger (o similar), pueden poner un nombre personalizado eligiendo la opción "Nombre/URL"
Gracias ^_^