El lobo y el cordero
Por: Kida Luna
Capítulo III
Respuesta inesperada
Una varita de madera fue golpeada contra el pintarrón blanco, haciéndose escuchar apenas. Seguido de eso, una mano sujetó y corrió un cordón que pendía de la orilla superior del objeto rectangular, revelando una especie de cartel enorme y muy vistoso.
-"¿Qué podemos apreciar aquí?" –preguntó el maestro a sus alumnos, acomodándose sus anteojos.
Uno de los estudiantes alzó la mano, poniéndose de pie.
-"Herbívoros, profesor, um… –ladeó la cabeza y estudió las imágenes en conjunto-… y distintos tipos de carnívoros."
-"Bien, bien –el alumno tomó asiento-. Pero quiero presten mucha atención."
La varita se movió hacia la imagen de un leopardo que perseguía a una gacela, explicando cómo la velocidad y la astucia del último, podía fácilmente burlar al primero con certeros saltos.
Después, se elevó hacia la pintura de un león persiguiendo un búfalo, señalando que los primeros puntos de ataque del felino serían inmovilizar las patas traseras para posteriormente aferrarse al cuello del bovino y asfixiarlo.
En este punto, un bufido de molestia sobresalió en el salón.
¡THUMP!
Alguien se levantó de golpe, azotando las manos sobre su pupitre y mirando con profunda ira al profesor.
-"¿Sucede algo, señorita Vita?"
-"¡Claro que sucede algo! –rugió ferozmente la pelirroja- ¡A esa cosa la puedo aplastar en menos de dos segundos con mis poderosos cuernos!" –gritó, sacudiendo su cabeza a los lados para enfatizar lo dicho.
-"¿Y qué le hace pensar que podrá deshacerse usted sola de una manada entera? –el maestro frunció el ceño- Si va a seguir interrumpiendo mi clase por…"
-"¡Yo también tendré una manada para enfrentarlos! ¡Hay que verlo! –exclamó de nuevo, cortando el sermón del mayor- ¡Y me vale lo que usted piense!"
-"¡Vita-chan!" –llamó Nanoha, quien estaba sentada a su lado, intentando hacerla calmarse.
-"¡Pues no le valdrá lo mismo cuando su orgullo la convierta en la comida familiar!"
-"Ya lo veremos" –bufó.
-"¿Puedo continuar?"
-"Haga lo que quiera, profesor Scrya, me da igual" –respondió regresando a su lugar.
El rubio agarró la varita por ambos lados, apretándola fuertemente para después suspirar. Por esta clase de actitud altanera, era que después los alumnos desaparecían misteriosamente de la faz de Midchilda.
-"Vita-chan –susurró Nanoha-, ¿otra vez con lo mismo?"
-"¡Es que no lo soporto! –le respondió en el mismo tono- ¿Qué se cree, que un par de bolsas con dientes van a venir a derrotarme? ¡Ja! Ya quiero verlo."
La castaña tan sólo rió nerviosa y alzó los hombros, dedicándose a poner atención al resto de su clase. Entonces, vio la varita del profesor trasladarse hacia una imagen que no le agradó en absoluto.
Y mucho menos, le agradarían las palabras que fuese a decir…
-"Este –apuntó a la criatura en el cartel- es un lobo –varios en la clase suspiraron con miedo-, una de las criaturas más peligrosas, traicioneras y astutas que espero, ninguno de ustedes tenga la oportunidad de conocer."
Nanoha tembló en su asiento.
-"Pariente cercano del zorro, y todos sabemos que los zorros tampoco tienen una buena reputación –la mayoría rió junto al maestro-. Pero en serio, son adaptables a las montañas, al campo, a la nieve, a muchos tipos de terrenos. Y si se fijan en bien en los colmillos de su boca…" –el palillo encerró en un círculo imaginario la mandíbula del negro animal.
Los ojos azules se cerraron, recordando haber visto tres o cuatro veces los colmillos blancos y brillantes de Fate.
-"…podrán ver que están perfectamente diseñados para agarrar, aplastar y desollar. Tienen un buen olfato y oído, ni que decir de la visión nocturna. Así que si yo fuera ustedes, no me acercaría a ellos."
El timbre del receso sonó y el profesor Yuuno Scrya se retiró del salón, despidiéndose de todos los alumnos.
Los estudiantes comenzaron a salir mientras Nanoha se quedaba petrificada en su lugar, no apartando la vista todavía de la imagen del lobo negro con las fauces abiertas. Entonces, una mano en su hombro la sacó de su ensoñación.
-"¿Nanoha-chan?"
La dulce voz de Suzuka la trajo a la realidad.
-"¿Estás bien?"
-"Um –asintió rápida-, ¿quieren que vayamos a comer?" –eludió la conversación.
Arisa y Vita asintieron, observando cómo la castaña se ponía de pie y agarraba sus cosas. Nanoha salió de allí, dos de sus amigas caminando delante mientras la pelirroja comenzaba a quejarse de lo mal de la cabeza que estaba su profesor.
A su lado, dos ojos azules la miraban con preocupación, así que la castaña sacudió la cabeza y le sonrió a su compañera Tsukimura, volviéndole a confirmar que todo estaba bien.
Aunque esto fuera mentira.
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-"¡Fate! ¡Fate, mira esto!"
La lobezna volteó sin ganas a ver a un compañero suyo, quien se aproximaba hacia ella corriendo entre brincos, la cola y las orejas en alto. Cuando se detuvo, Fate casi chilló de horror al ver lo que soltaba de su enorme hocico.
-"¡Atrapé un ciervo!" –gritó emocionado.
El lobo negro a su lado le sonrió, con sus largos colmillos de fuera, ligeramente más grandes que los de ella. Chrono Harlaown bajó el hocico y arrancó una pata, comenzando a masticarla.
-"¿Qué? –preguntó con la boca llena- ¿No vas a comer?"
La criatura dorada se relamió el hocico, salivando y asintiendo rápidamente para agarrar un pedazo. Dentro de poco, Arf se les unió a tomar el desayuno, platicando alegremente que había pasado con una buena nota su examen de hoy.
Fate tragó fuertemente el bocado en su garganta, ignorando los animados comentarios que su hermana y amigo intercambiaban. Entrecerró los ojos y miró hacia la hierba, donde el cuerpo inerte y los restos de un joven ciervo descansaban.
Y por primera vez en toda su lobuna vida, sintió una punzada de culpa. Imaginando que ese de allí abajo, pudo ser un blanco cordero.
A pesar de eso… ella continuó comiendo.
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Las instalaciones de Casco Resistente eran realmente gigantescas, de un alto que ni siquiera el cuello de las jirafas lograba alcanzar, y de un ancho tan vasto que ni los elefantes podían siquiera llenar.
Astas de marfil empotradas, fuentes hechas de bella pedrería, arcos dorados que surcaban las bóvedas albas. Pinturas de cuando en cuando adornando los pasillos que hablaban de célebres personajes, como el astuto ratón engañando al gato, el conejo venciendo al zorro o bien, el cisne que volaba a lo alto, lejos de las quijadas del lagarto.
Pisos encerados y níveos, reluciendo como el más fino diamante, las paredes pintadas sutilmente de blanco con toques de rosas pasteles. Y el agradable olor de la pradera inundando cada rincón del acogedor lugar.
-"No puedo creer que tenga clases extras hoy…" –se lamentó la ahora rubia, echando un resoplido por su boca como típica señal de los caballos.
-"¿Sabes? –opinó después de beber de su caja de leche- No habrías de tomarlas si hubieras saltado todas las vallas, como yo" –profirió con presunción.
-"Oh, ya cállate Vita. ¡No puedo creerlo! –se levantó de golpe- ¡Mis patas son más largas que las tuyas!"
-"Pero las mías son más fuertes, Arisa, ¡duh!" –se rió, tratando de no escupir su bebida.
La rubia lanzó otro suspiro de lamento y se volvió a sentar, ocultando el rostro entre sus brazos. Se hallaban en el comedor, tomando el desayuno en una de las tantas mesas hechas de roble rojo que se encontraban dispuestas allí.
Nanoha tan sólo negó con la cabeza, dedicándose a morder un poco de la lechuga que tenía en su plato, con aburrimiento.
-"¿Qué pasa?"
Los ojos azules se desviaron hacia su izquierda, donde Suzuka la miraba con preocupación mientras daba una mordida a su manzana roja.
-"Um, sólo me preguntaba…"
La castaña bajó la mirada a su comida, no prestándole absoluta atención a ésta y tratando de formular sus palabras lo mejor posible.
-"¿Te preguntabas…?" –la animó a seguir.
-"¿Por qué todo lo que nos enseñan en clase… es tan distinto a como en realidad es?"
Ante esa pregunta, Vita volteó a verla con curiosidad, el popote de su cartón de leche todavía entre sus labios. Arisa tan sólo alzó la cabeza mientras Suzuka no entendía del todo el por qué de esa duda.
-"¿Te refieres a lo del león y el búfalo? –habló torpemente, masticando su pajilla en el proceso- ¡Es exacto lo que le dije a ese…!"
-"¡No, no! –negó rápidamente con las manos- Mou, Vita-chan, ¡yo no hablo de ti y tus problemas con los leones! –infló los cachetes- Es decir, ¿alguna vez has visto uno?"
-"Um… ¿no? –Nanoha le sonrió- ¡Pero no necesito verlos! ¡Son grandes gatos flojos y torpes que se creen la octava maravilla del mundo!" –bufó con enojo y se cruzó de brazos, sorbiendo sonoramente su bebida.
-"Sí, claro, tú no difieres mucho de ellos, ¿eh?" –la ojiverde levantó la cara.
-"¡Tú que sabes Arisa! A ti hasta un osito de felpa te gana."
-"No te golpeo sólo porque estoy en depresión."
Y con un sonoro golpe, la rubia dejó caer su cabeza de nuevo contra la mesa, lamentándose de tener que quedarse hasta más tarde en clases. Suzuka palpó ligeramente sus cabellos mientras giraba su manzana, para comenzar a comer del otro lado.
-"¿Es por tu amiga el lobo?" –inquirió la pelimorada.
-"Sí, bueno no, bueno sí, pero… ¡bee! –se sujetó la cabeza con desesperación-. Mou, ¿qué debo hacer?"
-"Fácil –respondió Vita, abandonando al fin su cajita vacía-. Dale un buen golpe con tus cuernos" –infló el pecho, orgullosa por su respuesta.
-"Sí, em, no me refería a eso…"
-"Bueno, estas cosas no se pueden evitar –Suzuka captó la atención de todas, incluyendo la de una Arisa en pena-. Si yo fuera un lobo, obviamente las vería a todas ustedes como mi almuerzo."
-"Bien, Suzuka, qué manera de animar Nanoha" –expresó la voz cansada de la rubia, siendo menguada por la madera en su rostro.
-"A lo que voy es que –jaló un pedazo de su fruta a su boca-, me imagino que en cierta forma, han de ser como nosotros. Yo no sé qué piense un coyote, o un lobo o un león…"
-"¡Yo sí sé!"
-"Tú sólo sabes lo que te conviene decir, Vita."
-"¿Qué no estabas deprimida, Arisa?"
-"Mmm" –mugió apenas.
-"El punto es que nosotras estamos aquí porque queremos aprender a sobrevivir, Nanoha-chan. Si tu amiga el lobo…"
-"Fate –interrumpió-, se llama Fate."
-"Bueno, si Fate –dejó su manzana sobre su plato- te agrada tanto, espero que te hayas dado cuenta de que tienes dos serios problemas: Uno, eres el platillo favorito de los lobos; y dos, sabes que si algún encargado de la escuela se entera que andas frecuentando el otro territorio, podrías tener serias trabas."
-"O peor aún –acotó Arisa, levantando la cabeza y enderezándose sobre su asiento-, si alguien de la otra facultad te ve, podrías acabar siendo el blanco de una clase de carnívoros ansiosos por comida y una buena nota en su cartilla."
La castaña tragó fuertemente un trozo de su lechuga y rió nerviosa, no queriendo imaginarse ser la A de un examen final en Colmillo Brillante.
Quiso replicar algo, mas en esos momentos la campana a clases sonó y todas tuvieron que retirarse a sus salones.
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Ya era de tarde cuando Suzuka les dijo que se quedaría a acompañar a Arisa. Ambas asintieron y salieron a la pradera para disfrutar de su tiempo libre; estaban en sus formas animales en el momento en que Vita mugió entusiasmada.
Nanoha, volteando rápidamente y a modo de evitar que a la pelirroja le diera un ataque por dar cuernazos, quiso tranquilizarla tratando de sacarle plática.
Y viendo que esto sólo empeoraba la situación, maldito por lo bajo que Arisa no estuviera allí. ¡Ahora ella iba a ser el blanco de la chiflada de su amiga!
-"¿Sabes? –retrocedió dos pasos- Podríamos, em, ¿mirar las nubes pasar? Nyahaha…"
-"No lo creo –resopló-, ¡pero te daré 10 segundos de ventaja para que empieces a correr!"
-"¡Vita-chan!" –balbuceó.
-"Te quedan 7."
-"¡A mí no me gusta jugar a estas cosas!"
-"¡Faltan 4!"
-"¡E-Espera! ¡Bee!" –intentó detenerla.
-"¡UNO! ¡Arrancan!"
Y con un último balido desesperado, Nanoha se dedicó a correr lo más lejos posible de Vita, tratando de encontrar un refugio antes de tener que aguantar los cuernos de la pelirroja chocar contra los suyos más pequeños.
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Retiró su pata del arbusto, ocasionando que la rama que tenía aprisionada rebotara hacia arriba y hacia abajo, debido a la pérdida de peso. Suspiró aburrida y trotó hacia otro par de matorrales, olfateando simplemente.
Oyó el crujir de una hoja y paró sus oídos, alerta, estudiando detrás de un árbol la figura de un conejo que rascaba su hocico mientras movía graciosamente sus bigotes.
Se relamió el hocico, y agazapando todo su cuerpo, se preparó para sorprenderlo.
-"Eres mío…" –susurró con una predadora sonrisa.
Así que se apoyó firme sobre sus patas, dispuesta a lanzarse al ataque.
-"¡CUIDADO!"
-"¡¿Qué rayos?"
¡THUMP!
¡BEEEE! ¡AUUUU!
Y realmente lo hubiera cazado, de no ser por el tremendo choque y ruido que espantó su comida...
-"Auch, eso dolió… ¿estás bien?"
-"¿Qué si estoy bien? ¡¿Qué si estoy bien?" –gritó histérica.
El aroma a carne inundó pronto sus sentidos, y resentida como estaba por haber perdido su bocado, se abalanzó contra lo que sea que le estuviese hablando.
Le azotó contra el pastizal, con sus dos enormes patas delanteras manteniéndola fija, sin escapatoria. Y dejó caer su cabeza apenas centímetros aparte de la de su víctima, abriendo sus mandíbulas con ira mientras gruñía y sus dientes temblaban, sin quedarse quietos.
-"¡VOY A ARRANCARTE LA…!"
Y se detuvo. Prestando al fin atención a la criatura que tenía debajo de sus garras y que no paraba de tiritar de miedo, abriendo la boca para decir algo pero demasiado asustada como para siquiera lograrlo.
Oh, diablos…
-"¿Nanoha?"
Fate tragó saliva y se hizo a un lado, dejando que el cordero se pusiera de pie rápidamente y a unos cuantos pasos a salvo. Agachó las orejas y rió nerviosa, pasando una de sus patas delanteras por su rostro.
-"Em, eso de voy a arrancarte la –decidió no terminar la frase-, em, era en sentido figurado –separó dos de sus dedos lupinos negros para poder verla a través de su pata-, jeje."
-"A-Ah, s-sí" –tartamudeó, temblando todavía.
Lanzó un gruñido al aire.
-"No debiste hacer eso, como sea –frunció el ceño, sentándose-. Dejaste ir mi comida…" –aulló en pena.
-"¿Tu comida? ¿Quieres decir…?"
-"¡Nanoha! No me mires así –se echó en el suelo, resignada-, tú fuiste la que vino a tirarme de un golpe al suelo, sino fuera porque te reconocí a tiempo no estarías aquí para contarlo."
-"Perdón…"
La voz triste y débil de su amiga hizo que enfocase su vista en ella, observando sus pupilas azules mirando hacia abajo. Fate rodó los ojos, enojada consigo misma por haberla hecho sentir mal.
-"Vamos –llamó-, no pongas esa cara. ¡Nanoha!" –ladró fuertemente.
El cordero la miró por largo rato, sin decir nada, para después suspirar y dar la media vuelta, comenzando a alejarse.
La lobezna alzó las orejas de inmediato y se paró para correr y bloquearle el camino al bovino. Nanoha tan sólo levantó la mirada para encontrarse con esos profundos ojos rojos.
-"No te pongas así conmigo –le dijo, intentando sonar ofendida-. En serio, lamento haberte asustado."
-"No quise golpearte –murmuró, desviando la mirada-, ¿puedes moverte? De verás ya no quiero estar aquí."
-"¡Nanoha! –chilló de nuevo- Deja de decir esas cosas, ¿realmente ya no quieres estar conmigo?" –su voz sonó dolida.
-"Pues, soy un cordero…"
-"¡Ya sé que eres un maldito y estúpido cordero! –gruñó alto- ¡Y qué con eso!"
Auch.
Los ojos azules se dirigieron hacia ella, llenos de rabia y frustración. El cordero dio un paso al frente y le empujó a un lado con un cabezazo, apenas fuerte, y continuó caminando.
Fate se dio la vuelta y reprimiendo un rugido, aplastó de un pisotón las hojas muertas del piso.
-"¡No puedes culparme por algo así!" –exclamó con vigor, tratando de que su reclamo llegase a los oídos de la otra.
-"¡Ya sé! –respondió desesperada, volteándose a verla- ¡Ya sé que soy un estúpido cordero, así es como me ves y así es como siempre me verás!" –baló, cerrando sus ojos para evitar las ganas de llorar.
-"¿Pero qué demo…? –susurró para sí misma, sacudiendo después la cabeza- ¡De dónde sacaste esa absurda idea! ¡Nanoha, Nanoha vuelve acá! ¡No me des la espalda!"
Y pronto comenzó a correr, persiguiendo al cordero que no se detenía ante sus llamados. Acabaron cerca de una pendiente, una que Nanoha bajó sin problema alguno; las patas grandes y negras del lobo se deslizaron por la superficie escarpada y rocosa, sintiendo de vez en cuando la falta de equilibrio.
Finalmente, en uno de sus torpes saltos, Fate rompió en dos la piedra que había usado como soporte y resbaló por el fango de la cuesta, rodando hasta caer con un sordo golpe contra la tierra seca de abajo.
Se paró lentamente, soltando un aullido de dolor. Una rama crujió y sus orejas se revolotearon, buscando de dónde había surgido el sonido. Sus pupilas escarlatas le observaron con pena.
-"¿Ves? Es por estas cosas que no debes salir corriendo cuando un animal te habla" –rió con cansancio.
Nanoha la miró, pero no hizo ningún intento por acercarse. Viendo esto, la lobezna decidió caminar hasta ella, cojeando con pasos aturdidos y descoordinados.
El cordero movió una pata hacia atrás.
-"No lo hagas –aulló bajito-, no lo hagas, Nanoha, ¿tanto miedo me tienes?"
-"Fate… –dijo por fin, deteniendo sus movimientos-… ¿realmente crees que soy un estúpido cordero?"
La lupina se quedó quieta, a medio camino, contemplando los ojos azules que la veían con dolor y angustia. Y sin decir nada, continuó marchando, hasta quedar justo enfrente del pequeño animal.
Bajó la mirada avergonzada por lo que había dicho, y se permitió tomar asiento para calmar el latigazo en su cuerpo. Se relamió el hocico, pensando en que no había podido evitar actuar de esa manera.
Sonrió un poco, con algo de tristeza, y la miró directo a los ojos.
-"Sí, realmente creo que eres un estúpido cordero…"
Nanoha se mordió los labios, apartó la cara y dio media vuelta, otra vez, dispuesta a alejarse de ese lugar y del lobo dorado que decía ser su amiga.
Continuará…
Como siempre, muchas gracias a todos aquellos que prestan de su tiempo para leer esta historia. Espero no decepcionarlos.
Saludos y que estén pasando un bonito día o noche.
Kida Luna.
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