El lobo y el cordero
Por: Kida Luna
Capítulo V
Atrevida Perspectiva
Estuvo a punto de cometer un horrible error. Qué tan grave habría sido, estaba segura que mucho; pero, ¿qué tan espeluznante le habría resultado a sí misma, en verdad?
La imagen le revivió fugaz en la mente y la lengua se pasó por el hocico.
Hubo un gruñido. Ira, decepción…
Frustración.
Sacudió la cabeza violentamente y tuvo el impulso de golpearse esta misma contra una enorme piedra, de no ser porque no había ninguna allí cerca. Quiso llorar de la desesperación.
Mas se contuvo. Se rió de sí misma pensando en que bastaban unos miserables días para lamentarse de la condición con la que había nacido impresa en su corazón de fiera.
Finalmente se echó en el pasto y se permitió poner una cara triste, con las orejas flácidas y la cola acurrucada contra su abdomen. Observó minuciosamente sus garras brillantes y bien cuidadas. Ladeó la cabeza, con la expresión amarga todavía pintada en sus ojos.
Intento retraer las puntillas afiladas en sus patas.
En vano.
Un sonido mitad risa y mitad lamento escapó de su garganta. Y por primera vez en toda su vida…
Fate Testarossa se sintió la peor asesina que jamás hubiera nacido.
" – " – "
-"¿A dónde vas?"
-"A dar un paseo."
-"Nanoha –frunció el ceño, suspicaz-, ¿no estarás planeando irte al otro lado, verdad?"
El cordero soltó un balido nervioso, riendo, mientras desviaba la vista a cualquier otro lado donde los ojos azules y furiosos de Vita no estuviesen. La pelirroja lanzó un suspiro y pasó una mano detrás de su cabeza, jugueteando con su trenza.
-"Ayer me tenías muy preocupada."
-"Vita-chan, ¡tú fuiste la que me correteó por todo el bosque! –infló las mejillas blancas- Sabes que no me gusta jugar así."
-"¿Qué clase de cordero no hace fuercitas con otros?" –la miró incrédula.
-"¡Yooooo! –baló fuertemente- ¿Puedo irme ya?"
-"¿Y para qué le pides permiso a la pesada de la enana?"
Los cascos de Arisa se dejaron escuchar al tiempo que se acercaba por detrás de la aludida y le daba un ligero empujón, apartándola de su camino y salvándose de un fuerte coscorrón gracias a la mano rápida de su amiga Suzuka.
-"Nu huh, Vita-chan –regañó la pelimorada-, es demasiado temprano para que ustedes dos comiencen a pelear. ¡Arisa, deja de reírte!"
-"¡Au, au, au, Suzuka, dueeeeleeee!"
La yegua relinchó lastimeramente al sentir las riendas en su hocico ser jaladas hacia delante no muy amistosamente, en un intento bien eficiente por reprenderla.
-"¡Nanoha, basta, no te rías! –bufó- ¡Tú, pequeña cordera del demonio, deja que…!"
-"¡Arisa! –jalón- ¡Quédate quieta y tranquila, ¿quieres?"
Vita empezó a reír fuertemente, sosteniéndose el estómago al ver cómo la potrilla canela trataba de zafarse del agarre de Suzuka Tsukimura.
-"Umm… ¿chicas? –susurró apenas, queriendo pasar desapercibida- Las veo luego..."
-"¡Alto ahí, Takamachi!"
El cordero se congeló en su lugar, las orejas en alto y una pata en el aire todavía, como quien sorprende a un ladrón in fraganti. Se volteó lentamente, sonriendo de manera forzada y juntando sus cuatro patas, en un gesto nervioso.
-"Um, ¿sí?"
-"No has respondido a mi pregunta, no intentes hacerme el tonto" –refunfuñó Vita, cruzada de brazos.
Ante estas palabras, Arisa y Suzuka pararon su repentina batalla, lanzando miradas curiosas a su diminuta amiga bovina.
-"Ya te dije, voy a dar un paseo."
-"¿Y para qué es la bolsa que llevas en la espalda?" –interrogó, alzando una ceja.
Nanoha rió nerviosa y movió la cabeza de un lado a otro, balando cosas ininteligibles en vez de sacar frases coherentes de su boca, por lo que se dio una bofetada mental.
"¡Malditos balidos!"
-"Dios, eres pésima para mentir, Nanoha" –se rió Arisa.
-"Estará bien –habló la joven Suzuka, su voz siempre suave y gentil-. Sabe cuidarse sola, además, creo que es consciente de lo que hace, ¿no es así, Nanoha?"
La aludida asintió y comprendió lo profundo que habían sido las palabras de su amiga. Eso, aunado a la chispa de astucia que se reflejaba en sus ojos azules, le dio a entender que ella estaba enterada de su encuentro con cierta lupina…
" – " – "
La refrescante brisa acarició todo su pelaje, provocando un gemido de placer inconsciente. Inclinó un poco la cabeza y chasqueó sus dientes, acurrucándose más sobre el pequeño montículo donde estaba dormitando.
Sintió un par de cosquillas en la cabeza, por lo que movió ligeramente ésta hacia el otro lado.
-"Signum… -balbuceó entre sueños-… suelta mi ratón de juguete…"
Nuevamente hubo un cosquilleo, y otro, y otro. Alejó más y más la cabeza en un acto reflejo hasta que algo rozó su oreja y…
-"¡YO NO FUI, YO NO FUI, JURO QUE ESA PULGA NO ES MÍA!"
Se paró de golpe rápidamente, volteando hacia todos lados y respirando agitadamente. Sacudió su cabeza, dándose cuenta de que el escozor en sus orejas había desaparecido por completo.
Y notando, también, que alguien se estaba riendo de ella…
-"Entonces, nyahaha, ¿sí has tenido pulgas, eh? ¡Ew…!"
-"¡Nanoha! –gruñó enfadada- ¡No me espantes así!"
-"No has contestado a mi pregunta" –comentó todavía riendo.
-"¡Yo, yo, yo…! –se detuvo, mordiéndose la lengua y frunciendo aún más el ceño al ver al cordero reír- ¡Claro que no tengo, soy una criatura muy limpia!"
-"Aww, Fate-chan, no tiene por qué darte pena –fingió ternura en su voz-, es algo muy común en los caninos."
-"¡Que no tengo! –ladró- Estaba durmiendo, uno dice incoherencias mientras duerme. Además –rodó los ojos-, no soy un perro, ya te lo había dicho antes."
El cordero tan sólo negó con la cabeza, divertida, y se acercó despacio hacia su amiga, quien ni lenta ni perezosa retrocedió ante la acción. Nanoha dio tres pasos más, Fate retrocedió otros tres pasos más.
Los ojos azules se entrecerraron con enfado.
-"¡Bien, perdona! –baló enojada- Pero no tienes que ponerte en ese plan."
-"N-No es eso –tartamudeó, excusándose-. No estoy molesta, es que, um, prefiero… estar aquí…"
-"Y yo quiero estar cerca tuyo, así que deja de alejarte."
-"Nanoha –gimió, agachando las orejas nerviosa-, em, creo que… -el cordero dio un paso más-… debemos guardar… -ella dio un paso hacia atrás-… distancia…"
-"¿Por qué?"
Las pupilas borgoñas parpadearon con incredulidad. La dueña no dijo nada, esperando que en unos segundos aquellas palabras se declarasen broma, mas en cuanto vio que eso no sucedía, se dio cuenta de lo despistada que la cosita blanca podía llegar a ser.
-"Soy un lobo."
-"Sí, lo sé, eres mi amiga."
-"No, no, bueno sí. Es que, Nanoha, a veces te acercas demasiado –desvío el rostro, las orejas aún abajo-, y me agrada tenerte cerca, en serio, pero me pones muy nerviosa…"
-"Oh…"
El cordero bajó la vista al pasto, repasando los pocos encuentros que habían tenido y comprendiendo –para horror suyo- que Fate tenía toda la razón. Nanoha soltó un balido de repente, asustada consigo misma al descubrir apenas la fuerte presión que debió haber ejercido sobre su lupina amiga.
Prestos, sus ojos azules la miraron con vergüenza, a lo que la otra solamente rió bajito.
-"¿Ves? Me lo estás poniendo algo difícil, esponjita."
-"¿Lo siento? –intentó apenada- Fate-chan, ¡yo no quería! Es que, soy algo… impulsiva, y a veces… no pienso… las cosas…" –terminó en voz cada vez más baja.
-"Woof –ladró suavemente-, di la verdad, eres algo cabezota."
-"¡Fate-chan!"
-"¿Qué? Soy sincera –sonrió, mostrando su larga fila de colmillos que a esas alturas, ya no parecían tan aterradores como antes-. ¿Ne, Nanoha? No quiero hacerte daño, en verdad me caes de maravilla, ¿sabes?"
-"Nyahaha, lo sé, yo te creo. Confío en ti."
-"Sí, sobre eso –titubeó-, tal vez no deberías, porque, pues… porque…"
Lo que sea que Fate hubiese querido decir, murió en un débil susurro. Internamente, estaba llevando consigo misma una tormentosa batalla, queriendo pedirle perdón a aullidos a Nanoha por haberla intentado atacar; y por otro lado, la culpa y el miedo la carcomían, temiendo que si farfullaba una sola palabra al respecto, la poca relación que tenían se vendría abajo.
"Hey, Nanoha, el otro día quise morderte la mano, ¿pero no hay problema, verdad? Ah, descuida, ¡somos amigas! ¡Dame un abrazo, no hay nada que temer!"
-"¿Dónde hay un maldito árbol cerca cuando se necesita? Quiero volarme la cabeza…" –murmuró para sí misma.
-"¿Fate?"
-"¿Um?"
-"Mírame."
-"Na…"
Las palabras del lobo murieron allí mismo para renacer en absurdos chillidos incapaces de hilar algo coherente. El cuerpo bien formado y dorado, encorvado hacia atrás mientras las patas se aferraban firmemente contra el pasto; los ojos rojos, llenos de total sorpresa, reflejando la imagen del cordero en su interior.
La esencia a carne blanca rápidamente dio un ramalazo a todos sus sentidos y se sintió temblar por dentro. Todo su ser se estremeció violentamente, así que cerró los ojos con fuerza.
Tembló, como nunca antes en toda su vida había temblado.
Y temió. Con el miedo que se supone un lobo estaba prohibido a experimentar. Porque los seres como ella, no tenían escalofríos.
Los inspiraban.
-"Fate, mírame, por favor…"
-"Nanoha, no –negó bruscamente con la cabeza-, ¡voy a morderte!"
-"¡Fate, escúchame! ¡Escúchame bien y abre los ojos!"
¡NO SEAS COBARDE!, pensó la cazadora para sus adentros.
De repente, su rostro fue alzado contra su voluntad, los dedos finos y suaves acariciando sus mejillas lupinas y rozando los casi invisibles bigotes negros de lobo. Abrió sus pupilas lentamente y con miedo, no pudiendo evitar que estas mismas volasen de un lado a otro, inquietas.
Las manos tersas tallaron con ternura su cara, en un gesto tranquilizador. Nanoha Takamachi yacía agachada enfrente suyo, en su forma humana, con sus dos orbes azules contemplándola con cariño y preocupación.
-"Tonta, no soy adivina para saber lo que te pasa si no me lo dices…"
Pronto, la castaña alargó el brazo hacia el largo pañuelo a modo de bolsa que había llevado consigo, removiendo de su interior un paliacate azul; entonces lo extendió, mostrando su forma triangular, y después lo acercó hacia…
-"¡¿Q-Qué haces? ¡Aleja eso!"
Nanoha frunció el ceño, notando que la primera reacción de Fate había sido retroceder para alejarse. La castaña bufó e intentó imitar la acción de atrás, obteniendo el mismo resultado de antes y un gruñido además.
-"¡Fate! –exclamó enojada- ¡Deja de moverte!"
-"¡Pues deja de acercarme esa cosa a la boca!" –replicó, enseñando los colmillos cada vez que separaba las mandíbulas para hablar.
-"¿Confías en mí?"
Quiso decir algo, de verás que sí deseó hacerlo, pero prefirió cerrar la boca ante aquello. Contempló con nerviosismo el pañuelo que colgaba de la palma de su amiga, y después, contempló a esta misma.
Apretó sus colmillos.
-"Fate-chan –llamó con gentileza-, ¿vas a confiar en mí?"
-"Yo… Nanoha, a mí no me…"
-"¿Sí o no? –la interrumpió- Quiero que esto funcione, pero de nada sirve si tú no lo deseas también."
Fate quiso defenderse de inmediato. Gruñirle que estaba siendo muy egoísta con ella, que decía esas cosas porque era incapaz de comprender la ansiedad y desesperación que se acumulaban en sus instintos hasta amenazarle con hacerla estallar por dentro.
Que no sabía lo mucho que tenía que soportar las horribles punzadas que se avivaban constantemente con su sola presencia.
Que jamás podría comprender la sensación de volverse loca hasta sentirse desfallecer.
Que… era… era injusto…
Y sufría.
Quiso, estuvo a punto de aullar todas esas cosas que surcaron en milésimas de segundos por su cabeza. Hasta que la expresión triste de la joven y los bonitos ojos brillantes se quedaron impresos en su mente…
Y no pudo.
No pudo…
-"Hazlo."
-"Fate… -susurró, buscando algún indicio de flaqueza en la mirada borgoña del lobo-… ¿estás segura?"
-"Hmph –asintió, dejando la cabeza y la vista directas al suelo-, no quiero lastimarte. Confío en ti, Nanoha, así que… ¿con cuidado, sí? No me gusta que me pongan cosas encima…"
-"Comprendo."
Las pupilas escarlatas fueron cerradas mientras la sensación de tela comenzaba a cosquillear sus bigotes. En unos segundos, percibió una ligera presión en su hocico, imaginando que la castaña debía de estar haciendo el nudo.
En cuanto hubo terminado, una suave caricia en su cabeza fue la pauta para que finalmente volviera a abrir sus párpados.
Sus orejas se batieron un poco y su nariz se frunció, incómoda ante la prenda que rodeaba sólo su mandíbula superior, permitiéndole de esta manera abrir y cerrar su boca a libertad.
-"¿Qué es ese olor?" –comentó, olfateando el pañuelo.
-"Sándalos, creo –sonrió, sentándose en el pasto-. ¿Cómo te sientes?"
-"Um… -inhaló varias veces, provocando una risa por parte de la ojiazul-… ¿mejor? Hey, ya no detecto tu olor."
-"Nyahaha, ése es el punto. Así podemos estar cerca sin que quieras pasarte de lista" –abrazó sus rodillas y le sacó la lengua.
-"¿Sabes? Todavía puedo morderte."
-"¿En serio?"
-"¿Quieres ver?" –ladeó la cabeza divertida, dejando una de sus orejas doblarse y caer.
-"Ven aquí."
Fate parpadeó, observando cómo Nanoha estiraba sus piernas y la llamaba para acercarse. Siguió unos cuantos segundos así, mirándola como si hubiese dicho el acertijo más difícil del mundo, hasta que finalmente le restó importancia al asunto y se aproximó.
Si bien la confianza en sí misma no era bastante, sí era mucho mejor que antes.
Pasó sus patas delanteras del otro lado del cuerpo de la castaña, quedando parada sobre su abdomen; en el momento en que volteó a verla, los brazos de Nanoha la rodearon por la cintura y la obligaron a recostarse sobre sus piernas, a lo que no mostró resistencia alguna.
-"¿Sabes?"
-"¿Um?"
-"Cualquiera pensaría que tratas de coquetear conmigo."
-"¡Fate-chan!"
-"¿Qué dije? –preguntó entre risas ante el sonrojo que había provocado- Oh, entonces sí lo estabas haciendo…"
-"¡Cállate!"
¡Au!
-"Voy a demandarte por maltrato animal…" –gimió, posando sus patas sobre su cabeza para alivianar el golpe que había recibido.
-"Debí de haber traído un bozal."
-"Gracias por tu atención, ¡bee! Digo –volvió su voz ronca-: ¡Woof!"
-"Si llego a enterarme de que regreso a casa hoy con una sola pulga encima, te mato."
-"¡Que-no-tengo-pulgas!"
-"Nyahaha –volvió a sacarle la lengua-, por tu bien, eso espero."
Fate bufó, recostando su cabeza en el regazo de la castaña, dedicándose a disfrutar de las gentiles caricias que repasaban su lomo y de la esencia a flores que inundaba por completo su olfato.
Pronto, escuchó el sonido de cosas moverse, por lo que mirando de reojo encontró a Nanoha empezando a sacar algunas cosas de su improvisada mochila de tela.
-"¿Qué es eso?"
-"Comida."
-"Oh… me asombra tu sabiduría."
-"Shh, ¡no hagas que te tire colina abajo!"
El lobo detuvo sus risas cuando un pedazo largo de lechuga –o lo que ella consideraba algo maligno y peligrosamente verde- le fue extendido. Fate miró la verdura durante un buen rato, después, se quedó viendo fijamente a su compañera.
Esperando. Algo.
De preferencia, que le quitase esa cosa horrenda de la cara…
-"¿No vas a comer?"
-"¿Yo?" –volvió a parpadear, haciéndose la confundida.
-"Nyahaha, ¡claro que tú! Toma –en cuanto Fate abrió el hocico para replicar, la verdura le fue agolpada entre sus dientes-. Mastica despacio."
-"Nam… yom…"
"¡Ewwwww! ¡¿Cómo demonios puede comer esto?"
-"¿Qué tal?" -sonrió.
-"Deli… cioso" –sonrió… forzadamente.
-"A propósito, Fate-chan –dio una mordida a su tira de lechuga-, me preguntaba…"
Aprovechando que Nanoha había volteado el rostro, la lobezna estiró el cuello y escupió el trozo verde de comida colina abajo, sacando la lengua y pasando una de sus patas sobre ella en un intento por quitarse el amargo el sabor.
-"¿Por qué no te gusta que te pongan algo encima?"
-"¿Uh?"
-"Sí, ya sabes, como el pañuelo…"
-"Ah, te refieres a eso –escupió levemente, haciendo una mueca de disgusto-. Me siento incómoda cuando algo restringe, um, mi libertad… Una correa, una cuerda, por ejemplo."
-"¿Por qué?"
-"Pues –volteó la cabeza para poder verla-, no me gusta la sensación de… estar atrapada. No va conmigo –enarcó las cejas-, me desespera."
-"Pudimos haber empezado por allí desde un principio."
-"No me gusta hablar de ello."
El tono triste no pasó desapercibido para Takamachi, quien observó como rápidamente Fate devolvía el rostro hacia al frente, evitando su mirada. La cola espesa agitándose de un lado a otro, apenas con fuerzas.
Nanoha dejó a un lado su comida y se encorvó hacia delante, abrazando por el cuello a la malcriada lupina que no paraba de molestarla cada vez que podía. Y a la cual, sin embargo, no había podido olvidar por más peligrosa que su cercanía fuese.
-"Ne, ¿Fate?"
-"Dime" –murmuró desganada.
-"Gracias –apretó un poco su abrazo-, estoy tan feliz de estar aquí contigo."
-"¿Por qué? Soy el ogro de tus peores pesadillas, no deberías de decir tales cursilerías, Nanoha."
-"Nu huh –rió bajito, sintiendo cosquillas en cuanto las orejas doradas revolotearon cerca de sus labios-, eres la lobezna más obstinada, terca e insoportable que conozco."
-"¿Gracias?"
-"Nyahaha, ¿y sabes qué más? –agregó, cerrando los ojos y pegando su mejilla a la de Fate- No te cambiaría por nada del mundo."
-"Nanoha…"
-"¿Um?"
-"¿Podemos quedarnos así un rato más?"
-"Claro, después de todo, Fate-chan también es la mejor almohada que he tenido, nyahaha."
-"¡Y aún puedo morderte! –fingió enojo- ¡Woof!"
" – " – "
Las risas llenas de alegría hicieron que sus orejas curvas se alzaran. La imagen que había estado contemplando durante los últimos segundos pronto se vio interrumpida cuando los orbes cobalto se cerraron para enfocar algún otro punto distante en el bosque que pertenecía a los límites de Colmillo Brillante.
Un ligero gruñido nació desde el fondo de su garganta.
La cabeza y el cuello erguidos hacia delante, rectos, el cuerpo en obvia posición de acecho desde los arbustos donde se encontraba observando.
Las patas gruesas y fuertes aplicando presión sobre la tierra mientras las pupilas oscuras echaban chispas de desaprobación y coraje.
El gruñido aumentando…
-"Testarossa…"
Continuará…
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