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miércoles, 30 de mayo de 2012

miércoles, 30 de mayo de 2012

Cap. 2 "Nunca digas adiós"


NUNCA DIGAS ADIOS

Capítulo 2

No digas nada.


Quién lo diría, al fin entiendo al sabiondo de Einstein con aquello del tiempo es relativo, me han parecido siglos de tortura en el avión. Debí haberlo sabido, la generosidad de Reito rayaba con su tacañearía, yo hubiera pagado el monto extra por ir en primera clase y no tener que tolerar a esa señora cuéntame toda tu vida que fue mi compañera de asiento, si esto fuera poco, la azafata dejó caer mi pedido de café hirviendo sobre mí, aun me arde la pierna. Luego quitada de la pena posó un pañuelo muy cerca de mi entrepierna, poco le ha faltado para hacerme una invitación al baño privado del avión, de no ser por la mirada asesina que le dedique cuando puso toda su delantera en mi cara, seguramente se hubiera atrevido. Gajes del oficio, esto de aparentar ser un chico tiene sus dilemas, no creí que las mujeres fueran tan lanzadas. 

No paró de gruñir en el taxi ante las risas de mis acompañantes que no se perdieron ni un instante de la bochornosa situación. Como extraño mi Ducatti, me ahorraría estas cosas yendo en ella a toda velocidad. -¿No puede apurarse un poco? Quiero llegar antes del anochecer- Digo con voz de grave al infortunado taxista.

-No le preste atención a nuestro amigo, su carácter es un defecto de nacimiento- Apuntó Nao para agrandar mi cólera.

-Si lo mío tiene cura, tu estupidez congénita no- Respondo hábilmente.

-¿A quién llamas estúpid...o?- El principio de otra guerra, que haría sin ti Yuuki, es un desahogo curativo discutir contigo.

-¿No es obvio que a ti?- Murmuro con sorna.

-¡Ya basta!- Olvídalo, Mai sabe cómo ser una madre de verdad, de esas de las que dan pavor cuando se lo proponen. -No han parado de discutir desde antes de subirnos al avión... estoy cansada y ya quiero llegar, así que cállense por lo que queda del día o juro que cometeré genocidio ¡Aquí y ahora!- Eso fue suficiente y pudiera decir que el conductor aceleró solo para librarse del grupo de psicópatas que a mala hora subieron a su auto.

Fuimos en silencio por el resto del viaje, deje vagar la mirada por la belleza arquitectónica de las calles y las casas, observando un lugar que destilaba elegancia por todas partes no era complicado entender porque Shizuru era la perfección personificada. De nuevo me jugó sucio la mente, pegué la frente al vidrio recordando la última vez que estuvimos juntas y contentas. Fuimos al cine, yo quería ver la última de acción de la temporada, soy secretamente adepta a las series americanas de súper-héroes y ella accedió a acompañarme. Suspiro largamente, todas las veces que rozamos las manos intentando tomar las palomitas del gigantesco bote sentí electricidad recorrer todo mi cuerpo ¡Soy Idiota! Ahora parece tan evidente todo. Recuerdo que ella no me dejo añadirles mayonesa como única condición para ir conmigo, me dolió en mis muertos pero no tuve otra opción. A pesar de ello fue maravilloso, tengo claro que las películas de acción-ficción no son lo suyo, pero prestó atención solo para tener tema de conversación conmigo. Me miraba como si fuese una niña cuando le contaba a mi estilo las escenas que más me gustaron, me hizo las bromas de siempre, me sacó los colores y yo... tengo que admitir que me gusta, solo si lo hace ella.

Siento un nudo en la garganta, su sonrisa era un regalo único que yo no supe apreciar. Todos podían verlo menos tú, Kuga. Una estrella encandilándote la vista y ni así era suficiente para que la notaras, ahora estoy lánguida sin ella, no soy ni la mitad de persona sin Shizuru y...

-He Kuga... ¿No piensas bajar?- Dice Mai mirándome curiosamente, a la vez que Nao contiene la risa por la cara de idiota que seguramente tengo.

-¿Ein?- Me percato entonces que ya llegamos a nuestro destino, un imponente colegio que nada tiene que envidiarle a uno de esos castillos de esas eras que explicaron en la clase de historia y que no recuerdo... rápidamente bajo del auto como si nada, Kuga Natsuki no da el brazo a torcer ni en las más bochornosas circunstancias. Me muevo con el porte que me caracteriza aunque con un dejo de masculinidad que no llevo del todo bien todavía. Llevando a cuestas el maletín de mano contra la espalda, como dijo Reito que lo hacían los chicos, se supone que la mudanza llegara unas horas más tarde con lo demás, esto sí ha corrido de mi cuenta.

Con un mapa que venía en la documentación que Reito nos dio, ubicamos 'fácilmente' nuestras habitaciones, eran bastante más grandes de lo que imaginaba. Mai terminó en el mismo cuarto que el monstruo devorador de Ramen 'alias' Mikoto, el reencuentro fue digno de filme de comedía romántica y de no ser porque me fastidian tantas cursiladas hubiera suspirado, pero me alegré con la noticia de que tenemos pendiente una cena para festejar el reencuentro esta noche. Nao tuvo la suerte de compartir su cuarto con una chica extranjera de gráciles curvas y considerable atractivo, de ser franca no solo yo había admitido mi afecto por las mujeres o dicho de otro modo, solo por Shizuru, en esto mi eterna rival me ha ganado la partida. La chica había admitido su homosexual cuando sin saber cómo llegué a un bar gay (ignorando que lo fuera) Shizuru y yo la encontramos en muy buenos términos con una dama. Después de eso no hubo marcha atrás, me soltó en la cara el que hacía allí, hizo pública mi cobardía al no admitir mi condición sexual, un reto de copas, una descarada que intento ir más lejos de lo debido con Nao y por poco hubo un enfrentamiento en la pista de baile, que de no ser por mi amada castaña hubiera terminado pasando esa noche en la cárcel.

-Tantos pequeños detalles, dejan un terrible vacío en mi vida si no estás- Admito en silenció mirando hacia la nada, ya instalada en el cuarto que me corresponde. Pero de mi compañera de cuarto ni la sombra, no entiendo como si supuestamente fingiremos esto de ser chicos, no nos han mandado al mismo cuarto a Nao y a mí, por ahora a ver como hago que mi compañera no se oponga a compartir habitación conmigo, de todos modos ya me tengo en la mira un apartamento por si las cosas se tornan de tintes más oscuros. Me doy una ducha, me cambio de ropa, tomo las llaves del cuarto y salgo al encuentro de las chicas.

La vida tiene una forma irrisoria de burlarse de ti, en mi caso, supo darme donde más me duele. Del parque, a la cena, de la cena a un bar muy recomendado en la zona, y del bar, al más grande desencanto que tuvieran que tolerar mis ojos. Juro que imaginé mil formas de encontrarla, verla por el campus, correr a sus brazos, y gritarle al mundo mi reciente descubrimiento, que la amo; Coincidir en algún curso del té, o cualquier club, en el que seguramente ella participaría, darle la sorpresa con un ramo de flores y agotar todas esas opciones cursis, que en mi desvarío han dejado de parecer tan desagradables, ante el pensamiento de tenerla frente a mí otra vez.

Pero esa sonrisa estúpida se evaporó de mi rostro, pues tan rápido como reconocí ese caminar sensual contoneando las caderas en aquel particular bar-discoteca, esas curvas que solo Fujino puede poseer, ese cabello que sin importar el lugar, la hora o él clima está perfectamente acomodado... así también noté que la dueña de mi vida se encontraba en lo que parecía una más grata compañía, si aquellos labios adheridos como lapas no eran suficiente demostración del hecho. Comprendí que Mai hizo lo imposible por distraerme para que no viera la dichosa escena, y Nao se había olvidado del mundo en brazos de su compañera de cuarto, que al parecer coincidió en el sitio. Vi rotas mis esperanzas, como si todo fuera un conjunto de ilusiones que cual castillo de naipes, se desmoronó con la facilidad que yo de idiota arme un día.

Me levanté del asiento, dejé una suma considerable como para pagar una noche de juerga entera con propina incluida. Mai quiso retenerme de una mano, pero una mirada asesina al mejor estilo Kuga fue suficiente para amedrentarla, quería largarme del sitio y deshacer mis penas aunque ello fuera imposible.

-No te vas de aquí, que no eres cobarde Kuga- ¿A qué horas llegó Nao a mi espalda? Sus manos ejercieron tal fuerza que me vi sentada en la silla con toda brutalidad. -No tienes derecho a esto-

Mai tomó mis manos entre las suyas. -Ustedes no son pareja Natsuki, tú la rechazaste- Gracias por recordarme mi estupidez, pero ¿Espera que me quede a admirar mi fracaso?

-No podía esperar que aguardará una vida esperando por mí- Dije en un susurro, las lágrimas comenzaban a brotar en silencio.

-Viniste a luchar, pero este no es el momento para eso... ahora tienes que conquistarla tú- Advirtió Nao aun sujetándome con fuerza para que no escapara, estábamos en una esquina del lugar, ocultas en las sombras y yo lo estaba agradeciendo enormemente.

-No puedes reclamarle nada y lo sabes- Intenta hacerme entrar en razón Mai.

-¿Eso es todo lo que dirán?- Tenso la mandíbula para acallar mi propia tristeza. -Muy bien, no haré nada por ahora, pero no me voy a quedar viendo ese espectáculo- Desvío la mirada hacia atrás, era una pena, esa joven era hermosa, se movía en una danza erótica con Shizuru, sus cuerpos curvilíneos sincronizados, pero lo supera todo, no sabía que gustara de peliteñidas, que el pelo verde no existe. -No vemos mañana- Me puse de pie, las manos de Nao ya no presionaban sobre mí.

-Pero Cachorro- Iba a refutar cierta 'araña'.

-No creo que...- Intento apuntar Mai.

-Al menos respeten esto- Dije dándoles la espalda.

Caminé cual bólido a través de la pista de baile, las quejas no se hicieron esperar. Pero si pasé y con ganas, casi atropellando a la acompañante de Shizuru, ella cayó al suelo, incluso golpee con fuerza el hombro de la que acabara de romperme el corazón y nuestras miradas se cruzaron por un instante. Antes de que pueda seguir mi camino, un hombre me sujeta por el brazo y me empuja con fuerza contra la pared más cercana.

-Fíjate por donde vas- No hay que ser un genio para entender que es su familia, esos ojos borgoña no se ven en todos lados. Pero yo vengo de guardaespaldas y no me puedo dejar de semejante niño rico. Con un rápido movimiento le someto por la muñeca, aunque su orgullo no le deja gemir de dolor, muy pronto está comiendo de mi mano.

-No he tenido un buen día y no pretendo desquitarlo contigo- Murmuró con una mirada gélida y una voz grave de ultratumba.

-Ara, ara... dudo que el caballero lo haya hecho con intensión- Escucho a la espalda del castaño esa voz que me estremece. -y espero que el caballero sepa disculpar las acciones de un hermano sobreprotector- Suelto la mano de mi antes agresor, que se soba disimuladamente la zona lastimada.

-Pero Shizuru, me ha empujado adrede- Escuchó la molesta voz de la susodicha, el ligue de una noche o ve tú a saber que de Fujino.

-Mentiría si dijera que fue un accidente...- Sonrío con descaro mirando a los ojos violeta de la chica.

-Ara, eso supone un problema- Maldita sonrisa condescendiente. -Uno espero podamos resolver por la vía pacífica- Siento la mano de Shizuru en mi hombro, su calidez me estremece a pesar de la chaqueta que llevo puesta.

-Creo que este incidente se está alargando más de la cuenta, yo me disculpo por mi actitud agresiva, sé qué harías lo mismo si tuvieras hermanas- Ahora el hermano de Fujino me dedica una sonrisa de comercial de pasta dental, un gesto al parecer tan propio de esa familia.

-Equivocarse y admitir los errores es de caballeros- Digo conciliadora. Recuerda las lecciones de Reito que no puedes ir tan bestia por la vida, o eso intento recordarme. -Y le solicitó una disculpa a los presentes- Pero tampoco le voy a rendir pleitesía a esa chica.

-Entonces yo invito un par de copas de reconciliación...- Añade Shizuru dedicándome una mirada tan crítica que siento como si un rayo láser me desnudara, de no ser por las lentillas que llevo encima seguramente me habría reconocido.

-Hermana, eso he debido decirlo yo- Una dulce caricia llena de camaradería entre hermanos yo siento un hueco en el estómago. -Por cierto, yo soy Shion Fujino, Shizuru Fujino y ella es Tomoe Margueritte-

-Me temo que debo declinar la oferta, estaba por salir... un asunto familiar urgente, espero verlos de nuevo en Kiray Fujino-san- Una corta venía, hablar de esta forma es... complicado.

-Shizuru, sin el Keigo, ¿Nos dejaras con la curiosidad de saber tu nombre?- Dijo Shizuru antes de que me fuera, sujetando mi mano y el pulso me tiembla, es agridulce su tacto, pero sé bien ahora pertenece a la chica que antes besaba sus labios.

-Nat para los amigos- Tengo que ceñirme a mi papel, no debo flaquear.

Caminé a la salida sin titubear aunque por dentro deseara reclamar, luego implorar y al final, besar sus labios otra vez, pero supongo que he sido demasiado cobarde durante mucho tiempo para siquiera intentarlo. Abrí la puerta al exterior no sin antes mirarla de nuevo, se quedaron en la mesa departiendo tranquilamente como si nada hubiera pasado. En momentos así podía lamentar como nunca no contar con mi fiel motocicleta, no tuve más opción que tomar un taxi y dirigirme a rumbos desconocidos, de este modo mis entrañables pero estorbosas amigas no podrían dar conmigo, necesitaba matar un par de terribles demonios y nada mejor que un buen trago de vodka.

Estaba tan iracunda, dolida, destrozada que hasta ya avanzado el recorrido me percato de que el taxi me llevaba a una zona rural y no precisamente a la zona rosa donde pudiera a gusto consumir algunas bebidas hasta perder el sentido.

-¿A dónde me lleva? y más le vale que la respuesta sea buena- No tenía paciencia para un intento de robo o de violación en el más pesimista de los escenarios.

-Kuga-sama debe esperar pacientemente, pues pronto llegaremos a su destino- Respondió sin inmutarse el joven conductor, había perdido el toque, ese rolex en la mano del sujeto era demasiado caro para ser propiedad de un simple taxista.

-¿Cómo diablos sabe mi apellido? Nunca se lo dije- Esto me puso más alerta de lo que ya estaba. -Está loco si piensa que me voy a quedar a verlo- Abro la puerta y sin contemplaciones me arrojo del auto, cubro mi rostro y ruedo para mi suerte contra el pasto, no sin recibir algunas magulladuras. Me pongo de pie en el acto, que mal día había tenido, este estaba en mi top teen de días llenos de mierda.

El auto se detuvo a pocos metros y el hombre se bajó de auto portando un arma en su mano, lo dicho mi segundo nombre es problemas y eso comienza a fastidiarme. Corro hacia el supuesto taxista en zigzag a una velocidad impresionante, logró evadir los disparos con saltos dignos de olimpiada y en cuanto llego a él, con una patada pronto dejo fuera de juego, no tardo en revisar al sujeto inconsciente. Cero identificaciones, lo cual es muy sospechoso. Aplausos se escuchan a mi espalda, me giro sigilosamente con el arma en mano y sin dudarlo un disparó se escucha en medio de la oscuridad de aquella zona rural.

-No has perdido el toque hija mía ¿O debo decir hijo mío?- La voz que vino de donde debiera estar un occiso me dejó perpleja, entonces siento humedad las manos y acaricio la chaqueta que llevaba puesta en mi hombro, en él había pintura roja. -O puede que no tanto, has perdido facultades, aunque no completamente-

La luz del farol en la vía me deja ver a un hombre cuyo pañuelo de seda blanco retira de su frente y de sus lentes la persistente mancha de pintura. Pero eso es lo que menos importa, ese rostro borroso en mi memoria, algo más golpeado por los años, canas en su cobaltina cabellera y el gélido tono dorado, algo raro... de sus ojos, con una mirada que te hiela o te quema las entrañas muy al estilo de la familia.

-Suichiro Blan- Es más un gruñido que otra cosa.

-Me alegra que a pesar de todo no olvidaras a tu anciano padre, aunque tu modo de referirte a mí diga otra cosa- Sonríe sardónico, tal y como lo recuerdo, padre no ha cambiado nada.

-Solo tienes 48 años, deja el drama para las reuniones familiares... oh lo olvidaba, a esas nunca he asistido, nunca me invitaste- No evitó la ironía, ese hombre perdió todo mi respeto el día que me abandonó en aquel hospital.

-Clonada a Saeko, de eso no hay duda- Su risa me encrispa los nervios. -Salvo por las fachas, si ya decía yo que como hubiera tenido un hijo varón, sería muy guapo-

-Con mi madre no te metas, con mi forma de vestir todavía menos, que hiciste una linda labor abandonándonos- Defiendo cual fiera arrinconada, mis recuerdos más valiosos, no pretendía otro Smith en mi vida.

-Deja de apuntarme con eso, aunque sea solo pintura, duele- Me veo tentada a dispararle otra vez y en una zona más dolorosa.

-Sé que no has montado todo esto para nada, así que escúpelo 'Blan-sama'- Arrojo el arma al suelo, quizás así hablé de una vez y pueda largarme de aquí.

-Precisamente de ella venía a hablarte...- Arroja un maletín plateado a mis pies.

-¿Qué diablos?- Miro con desconfianza.

-Es un regalo de tu madre, ella misma lo diseño para ti- Luego extrae algo de su bolsillo y me lo lanza, lo tomo por puro reflejo. -Esto es de mí parte, pero me base en sus diseños- ¿Una llave?

El código es electrónico, así que la llave no sirve para esto, no tardé en recordar el número de la cuenta bancaria en la que mi madre deposito el dinero de la venta de sus experimentos conmigo, hoy aún sigo cuestionándome el porqué de tantas cosas, porque lo dejo inscrito en el peluche que solía llevar de niña. Pero hay tiempo para eso, ingreso el número y en efecto, el maletín se abre,  doy una mirada superficial, antes de volver a cerrarlo, sigo sin fiarme de mi padre. Debe tener doble tapa, solo hay un sobre en la parte superficial.

-No tienes que preocuparte, conozco el contenido de ese maletín, dentro encontraras una carta con las instrucciones... escrita por el puño y letra de tu madre, con la forma real de acceder a su contenido- Menciona mi padre mirándome con tranquilidad. -En ese maletín está el contenido de toda su investigación y la razón por la que fue asesinada-

Observo con cierta preocupación el maletín, como es posible que algo tan reducido pueda ser tan mortal. -Si sabes que contiene, porque no me lo dices de una vez, puede que merezca la pena descifrarlo-

-Un par de brazaletes, dos pares de armas cromadas, cartuchos conductores de fusión fría, el suero y las gemas son lo más valioso. Finalmente un broche-

-¿Qué tienen de especiales tales cosas? No son cosas que me hagan falta-

Él sonrió negando con la cabeza, como si yo acabara de pronunciar un buen chiste. -Los brazaletes simulan el efecto de materialización de las que solían ser tus armas, Natsuki Hime... tienes dos pares de armas, así que procura materializarlas para su uso y desmaterializarlas cuando ya no las necesites, lejos del contacto de tu piel deja de funcionar el mecanismo- Miró con incredulidad a mi padre ¿Acaso él sabe lo del carnaval? Pasa de mi estupefacción y continúa hablando. -Tendrás que practicar pero será más fácil si inyectas el líquido en tus venas, una vez portes los brazaletes no podrás quitártelos por nada del mundo, son un alto secreto... procura que nadie las vea- Frunce el ceño del mismo modo que yo lo hago y lamento este mi parecido con él. -El líquido ignoro que es, hay una carta adjunta quizás allí tu madre explique su composición yo apenas intuyo su uso, las gemas están relacionadas con ese líquido, en lo poco que entiendo es un antídoto... por lo demás el prendedor es un regalo, Saeko lo usaba mucho antes de que tu nacieras- No evito recordar el prendedor de plata delicadamente conservado y lo considero el más preciado de todos los objetos en el maletín, pero mi padre solo me ha llenado de mil interrogantes.

-¿Un antídoto de qué?- Me atrevo a preguntar aun con desconfianza.

-Según las propias palabras de tu madre, es un antídoto a todo... no tendrás una sola enfermedad en cuanto te lo inyectes. Este era el objetivo de tu madre, encontrar una cura única en el mundo para tratar muchos de los males existentes y futuros. Cuando ingreso a los laboratorios de Sears y trabajó para ellos en diversos proyectos, entre ellos encontrar el gen especifico que determinaba tu capacidad de materialización, diseñó estas cosas a expensas de esa organización y en secreto, unas semanas antes de morir llego a mí con este maletín exigiendo dos cosas, uno que lo guardara hasta tu cumpleaños número 18-

-Aun no cumplo 18 ¿Y la segunda?- Levanté una ceja.

-No perderte de vista ni un solo instante hija, aunque eso no necesitaba pedirlo... lo he hecho todos estos años- Sonrió con un dejo de ternura, una que a mis ojos era hipócrita como todo en él.

Me levanté bruscamente. -Mentira, ¡Tú no sabes nada mí! No me has visitado jamás-

-Sé que eres maníaca de la mayonesa con la misma rara compulsión que Saeko, la lencería es tu pasión, las motos tu adoración y el amor de tu vida es...-

-¡Cállate!- No quería escuchar eso, esa herida estaba todavía lacerándome en silencio. Shizuru Fujino, no será nunca más el amor de mi vida, está muy claro que supo rehacer su vida muy bien sin mí.

-El que no estuviera ahí no significa que no estuviera vigilándote todo el tiempo- Dijo con cierta severidad, como solo los padres pueden hacerlo. -Si hubiera estado cerca de ti, hace tiempo hubieses muerto Natsuki-

-¡No me hables como si fueras el padre abnegado que nunca has sido! Que por si no lo sabes ya he muerto en una ocasión- Por alguna razón ya nada le sorprendía, este sujeto realmente estaba muy informado de mi vida.

-Y yo creí enloquecer por ello Natsuki- Admitió con expresión lúgubre, sus ojos me parecían sinceros, pero mi rencor superaba con creces esta circunstancia.

-Pues que bien, ha pasado más de un año después de eso y nunca te pasaste a saludar para decir algo como, hey hija, me alegró que sigas con vida- Ironicé.

-Aún no estas a salvo, pero no puedo quedarme por más tiempo Natsuki... tendrás más respuestas a su tiempo- Se acercó a mí y agradecí que lo hiciera sin la pretensión de un abrazo, simplemente me extendió una caja pequeña que extrajo de su gabán. -Esto lo envió tu hermana para ti, me hizo jurar que te lo daría, Nina no ha dejado de extrañarte en todos estos años-

-¿De qué me hablas?- Golpeé su mano rechazando la caja, y esta cayó al suelo. -A esa mocosa ni la conozco- No debí decir eso, ella no tiene la culpa de tener un padre tan...

-Fuiste su primera palabra Natsuki, para ella que te ha vigilado conmigo por tarde enteras a través del monitor, eres su hermana irrefutablemente- Sonrió, probablemente me tenía tan estudiada que ni siquiera se molestó por mi evidente grosería. Me dio la espalda y mi orgullo, aunque destrozado como mi corazón no me permitió pedirle que no se marchara, no pude decir que realmente estaba interesada en Nina, no pude decir muchas más cosas.

Entonces recordé algo importante. -¡¿Y estas malditas llaves que Suichiro?!- Grité antes de dejar que cerrara la puerta de la camioneta negra probablemente blindada que lo alejaría otra vez de mí.

-Es tu moto nueva, feliz cumpleaños adelantado... Natsuki- Dijo sin siquiera voltearse a mirarme, subió al auto, este arrancó y se perdió en el pavimento, un par de guardaespaldas recogieron al inconsciente taxista.

-Kuga-ojousama... su casco, su traje y su moto- Un hombre alto y fornido, con pintas del servicio secreto que me miraba como si yo fuera la encarnación de dios en la tierra, me señalo a unos 20 metros una Ducatti de última edición y limitada, de color plateado. De no haber sido porque el fulano me estaba mirando hubiera babeado sin recato, de esas solo se han construidos 10 en todo el mundo. Con una venía muy pronunciada y depositando en mis manos un casco a juego con la dichosa motocicleta, con el maldito traje a la medida dentro, se marchó como vino. Este sujeto condujo el taxi, dejándome en medio de la nada con el maletín, la cajita de mi hermana menor, un casco y una moto de lujo.

Era un aliciente no puedo negarlo, y me obligaba a usarla dejándome en medio de la nada con su regalo, no podía desperdiciar la oportunidad. Recogí mis valiosos presentes, el maletín, la caja de mi hermana, guarde el traje de cuero al parecer a mi medida en el maletín. Me puse el casco y observé el adorno de mi llavero, era un caballito de lo que parecía diamante, tenía para más inri un letrero con la sigla TQM inscrita en una cinta de seda plata, lo miré del otro lado. Otra sigla, NB, no fue difícil llegar a la conclusión de que el detallé provenía de Nina Blan, algo en mi interior se removió, debí pedirle una foto a Suichiro. ¿Qué diablos estoy pensando?

Dejando atrás mis confusos pensamientos, sentí el rugir de una bestia entre mis piernas, definitivamente padre supo por dónde darle a mi ego. Una vez probada la adrenalina de su regalo, me estaría imposible despreciarlo. -Te odio Blan Suichiro- Dije antes de acelerar en un pique espectacular, para volver por las calles y avenidas que había recorrido en el taxi tiempo atrás.

Llegué cerca de la madrugada, estacione la motocicleta y subí al piso que me correspondía, estaba  el sitio como un completo desierto, ni un alma y eso no me extrañaba realmente. Llegué al cuarto que me habían designado, entre con el sigilo digno de un ninja, notando que un bulto durmiente yacía en la cama cerca del ventanal de nuestro cuarto, del que olvidé mencionar tenía muy buena vista del campus. Posé con mucho cuidado el maletín, la caja y el casco en el suelo debajo de la que supuse era mi cama, dado que estaba vacía. Retiré mis botas, mi chaqueta y como no desempaqué esa tarde cuando llegaron mis cosas, no tuve más remedio que dormir en ropa interior y taparme hasta la cabeza, muy pronto Morfeo me lleva a su mundo de sueños, donde quizás, tan solo quizás, cierta diosa de ojos rubí, no me alcanzara para atormentarme.

-0-0-0-

Las hojas marchitas caen desde lo alto de los árboles en un inmenso jardín, el tronco frío del árbol soporta el peso de mi cansada espalda. Tengo una extraña sensación en todo el cuerpo, no he parado de pensar todo el día en mi eterno pero dulce tormento, no siendo otra que Natsuki Kuga. Pensé que había mejorado en ello, no ocupar las 24 horas del día en pensamientos dedicados a ella, sin embargo con el incidente de la noche pasada...

-Recuerdo-

El tiempo transcurre con lentitud después de otra corta lectura de 50 minutos, me pongo de pie frente al ventanal de mi cuarto, veo a la gente caminar ataviados con prendas fiesteras, es lo que tienen los viernes en Kiray, dado que el fin de semana pueden retornar a sus hogares, hoy es el día de inflexión, de dejarse llevar un poco por la vida nocturna en Kioto. Miro hacia la cama vacía, tengo el mal augurio de que mi compañera se trata de una de esas chiquillas que van de fiesta en fiesta, a la que tendré que tolerar sus ingresos tardíos, el pestilente olor etílico o bien otros desagradables aromas en los que prefiero no pensar. Aburrida como estoy y pensando que debí aceptar la invitación de mi hermano, me doy cuenta que es mejor pasarlo tomando algunas copas en una buena compañía que solo quedarme a pensar fatalidades con nombre propio. Debo sacarte de mi mente Natsuki o enloqueceré.

En un par de horas estuve lista, fui al estacionamiento, tomé mi auto y me dirigí al lugar señalado en el papel que me dio mi hermano. Al llegar fui recibida por un par de sonrisas, la de Shion contento de verme y otra que sabía estaría allí. Un beso me dio un saludo apasionado, unas copas, risas por temas absurdos y el ánimo de bailar, para tomar la droga del olvido, una que solo funciona mientras soy incapaz de pensar. Casi fue una noche como cualquier otra, vuelvo a jugar al gato y al ratón con Margueritte, es una chica atractiva pero algunas veces un poco asfixiante. Me pierdo en la pista de baile sin siquiera mirar el mundo a mi alrededor, hoy será una noche en la que pueda saciar mis bajos instintos en el cuerpo de una persona que no amo y que la familia se ha ocupado de imponerme.

Danzamos aunque a Tomoe le cuesta seguirme el paso, está más ocupada bebiendo de mis labios como si de una copa se tratara, no me doy el lujo de cerrar los ojos pues será otro rostro el que aparezca en mis pensamientos y no quiero mancillar su memoria. Cuando estaba a punto de sugerir un lugar más privado, notando que mi hermano también cuenta ya con una presa para la noche. Un fuerte golpe en el hombro me hizo tambalear, así como poca suerte tuvo mi acompañante que si cayó al suelo.

Me giré dispuesta a fulminar con la mirada al mentecato, pero algo detuvo mi intensión, como un deja vú, por un momento pudiera jurar haberla visto de pie mirándome con reproche, con una camisa roquera, sus jeans desgastados, sus zapatillas y su larga melena, estoy alucinando. Sin embargo ante mí se posaba un fino caballero, con chaleco negro, pantalón formal a juego, zapatos de charol, largos cabellos cobalto sujetos en una coleta y unos fieros ojos azules, en la pose habitual de mi Natsuki. No pude murmurar ni una palabra cuando mi hermano ya estaba sobre el sujetándole del cuello. -Fíjate por donde vas- Una corta aprensión inundo mi pecho.

Quise mediar, pero el pelinegro ya había reducido a mi hermano con una suave pero efectiva llave de muñeca. -No he tenido un buen día y no pretendo desquitarlo contigo- Su voz grave en un tono gélido erizo mi piel.

-Ara, ara... dudo que el caballero lo haya hecho con intensión- Apenas pude reaccionar para ayudar a Tomoe, ese sujeto me tenía encandilada con su actitud altiva, esa expresión tan familiar ¿Imposible no? Esa persona está a miles de kilómetros y sus ojos no son los de mi Natsuki. Ya de pie. -... espero que el caballero sepa disculpar las acciones de un hermano protector- Ligeramente doblegado por la mirada que me caracteriza, libera a mi hermano de la presión.

-Pero Shizuru, me ha empujado adrede- Murmura caprichosa Margueritte y yo procuro no impacientarme.

Pero el pelinegro no me lo deja fácil. -Mentiría si dijera que fue un accidente...- Mira con Desdén a mi acompañante.

-Ara, eso supone un problema- Sonrió como siempre. -Uno espero podamos resolver por la vía pacífica- Poso atrevida mi mano en su hombro, el tacto me resulta familiar.

-Creo que este incidente se está alargando más de la cuenta, yo me disculpo por mi actitud agresiva, sé qué harías lo mismo si tuvieras hermanas- Shion interviene aplacando la tensión del momento.

-Equivocarse y admitir los errores es de caballeros- Se le nota más sereno ¿o triste quizás? -Y le solicitó una disculpa a los presentes- Realiza una corta venía.

-Entonces yo invito un par de copas de reconciliación...- No puedo evitar mirarlo con la pretensión de develar el secreto que esconde esa pose tan familiar.

-Hermana, eso he debido decirlo yo- Nos interrumpe Shion procurando guardar algo de protocolo. -Por cierto, yo soy Shion Fujino, Shizuru Fujino y ella es Tomoe Margueritte-

-Me temo que debo declinar la oferta, estaba por salir... un asunto familiar urgente, espero verlos de nuevo en Kiray Fujino-san- Murmura antes de marcharse, pero siento que aquel apellido lo ha usado para referirse a mí.

-Shizuru, sin el Keigo, ¿Nos dejaras con la curiosidad de saber tu nombre?- No evito sujetar su mano no deseando verle partir, añorando saber su nombre, más me sorprende la suavidad de su piel, y pienso que es... imposible.

-Nat para los amigos- Esa sonrisa me deja sin aliento, tanto como para dejarle ir sin más.

Después de que Nat se marchara mi diversión se agotó con su despedida, no tarde en inventar dos buenas excusas para poder marcharme del sitio. Volví con las manos vacías a mi cuarto, mis planes con Tomoe ya no resultaban divertidos, algo en esa mirada azul me lleno de culpabilidad, como para no llevarlo a cabo. Mi supuesta compañera no dio señales de vida, me cambié y procuré dormir, una tarea infructuosa en la mirada de aquel chico. Nat, una particular casualidad.

Cuando estaba por principiar mi ciclo de sueño, un ligero sonido, la llave en la puerta es suficiente para alertar mis sentidos, una tara del carnaval, digo a modo de consuelo en mi mente, nunca pude dejar de estar alerta tras aquellos terribles sucesos. Realmente he debido tomar la pastilla que me indicó mi terapeuta para evitar estos incómodos instantes, pues en efecto, el aroma etílico golpea mi sensible nariz con la fuerza de un mazo. Aunque no deja de impresionarme el profundo silencio que se hace después, estoy tentada y me remuevo fingiendo acomodo en la cama para poder mirar a la chica, pero poco logro con la absoluta oscuridad, que apenas me deja ver un brillo plateado procedente de algo que ella oculta bajo su cama. Acalló un ligero gesto de sorpresa al notar por los vagos movimientos de su cuerpo que se ha sacado casi toda la ropa y sin el mayor decoro se permite reposar sobre el lecho cubriéndose completamente con su sabana. Algunos minutos después su suave respiración me da a entender que yace dormida y yo me pregunto ¿Por qué tanto alboroto con la chica nueva? Debo dormir entonces, sabiendo restar importancia a la chica que duerme plácidamente como si no hubiera mañana.

Mi despertador se escucha a las 5am en punto, me pongo de pie y sigo el ritual que me he instaurado a mí misma cada día, me muevo por el sitio hasta estar perfectamente arreglada, pero ninguno de los descarados sonidos que produje para molestar a la chica durmiente han surtido efecto, es más, aun continua con la sabana sobre su cabeza. Me pongo de pie frente a su cama, bajo la mirada sobre la figura que descansa, sus curvas son evidentes aún bajo la prenda que la oculta de mi vista, está claro que daré parte seguro a Shion, aunque no sé qué tan apropiado sea dar más excusas a las escapadas nocturnas de esta desconsiderada mujer.

El sonido del móvil me desconcertó por un momento, alejándome de esos pensamientos. Saludé cordialmente y después de una corta plática Reito me expuso la razón de su llamada. -Ara ara, ¿Un regalo?- Esa palabra me extrañó un poco, tenía muy claro en mi memoria que el castaño no era de los más despilfarradores con lo que al dinero se refería, en la jerga popular era un  tacaño a carta cabal, de los que pone lo justo para la cuenta, salvo cuando esta de conquista.

-Sí, te encantará, tengo la esperanza que llegue a ti cuando menos lo esperes- Su risa le daba un toque de misterio a la situación, quizás era la chispa que necesitaba.

-¿Acaso Reito planea dejarme con la duda todo este tiempo?- Musité con un fingido tono de indignación.

-Es una sorpresa, no puedo adelantarte nada...-

-Comprendo- Realmente no me causaba demasiada curiosidad como para sonsacarle la información, aunque lo noté demasiado raro. -Pero Reito sabe que no puedo corresponder al sincero amor que me ofrece- La risa se convirtió en tos y yo tengo muy claro que seguramente estaría intentando preservar la compostura al otro lado de la línea, no pude evitarlo.

Colgué después de algunos minutos más, el resto de la charla fue mundana por decir lo poco y yo realmente no me atreví a preguntar por ella, sabía que eso derrumbaría todas mis convicciones, tomaría el primer vuelo a Tokio, luego el tren a Fukka y completaría el cuadro suplicando cual perro fuera de la puerta del apartamento de mi Natsuki, de modo que no. Me hice una promesa y debía cumplirme, por mí, por ella. Está claro que no le importó el que me fuera, no fue a despedirse el día de mi partida, no me ha llamado aunque he estado cual demente pegada del maldito móvil, no me ha escrito un solo correo, eso es prueba suficiente de que mi princesa del hielo no me extraña en lo absoluto. ¿Cuantas veces nos dijimos de no decirle mía a Natsuki, Shizuru Fujino? Me reprocho a mí misma, recordando que nunca ha sido mía y nunca lo será por más que eso me pese.

-Parece que interrumpo los pensamientos de mi adorada hermana- Es justo cuando esa voz dulce pero varonil me interrumpe. -Llevo 2 minutos observando tu lindo rostro mutar de expresiones como lo hace un pulpo camuflándose en el mar y tú ni siquiera te has dignado prestarme atención Onee-chan-

-Shion es muy observador me temo- Miro a los ojos a mi hermano, su corta melena castaña ondea al viento, sus ojos rubí me miran con un dejo de preocupación.

-¿Qué te preocupa?- Somos muy parecidos, de no ser por nuestros géneros opuestos, seríamos gotas de agua.

Desvío la mirada, una sonrisa digna de anuncio de pasta dental asoma en mi cara. -Nada más que labores hermanito... tengo muchos pendientes- Miento con cierto descaro.

-¿Ahora resulta que pretendes mentirme Fujino?- Solo menciona mi apellido cuando está molesto. -No será que estás pensando otra vez en esa jovencita de Fukka- Por un instante puedo percibir una pequeña marca en la frente mi hermano, si, está bastante ofendido. Pero es mi culpa, nunca debí contarle mi historia con Kuga.

-De ser el caso, Shion ha olvidado los modales propios de la familia, esas cosas no se preguntan directamente- Intento voltear la balanza a mi favor, aunque un pobre intento debo admitir.

-Sabes que no van esas cosas hermanita, y es un tanto ofensivo que intentes ocultarme las cosas, precisamente a mí, que puedo percibir tu estado emocional como si de un perfume se tratara- Esa cara de póker que tanto me recuerda, cuan efectivas pueden ser mis murallas con solo verlo a él.

-Ese tema está zanjado- Digo sin rodeos, de otro modo será una tarde entera de ataque y evasivas entre él y yo. -Ahora dime a que debo el honor de tu visita, entiendo que tienes una agenda apretada- Sonrió para amenizar el ambiente, esta vez con sinceridad.

-Muy bien, no insistiré más... quería informarte que padre te espera en la cena de esta noche- Me mira con cierta suplica depositando un papel en mis manos con la dirección del lugar. -Al parecer tiene invitados que desea presentarte-

-No intentara comprometerme con alguno de ellos ¿Verdad? Sabe perfectamente cuál es mi determinación al respecto, si he admitido la compañía de Margueritte es solo porque al menos respeta mis gustos-

-Lo dudo Shizuru... creo que tiene que ver con tu seguridad-

-Pero si le tengo dicho que puedo cuidar de mi misma perfectamente- Aunque neutra mi voz, es obvio para Shion mi molestia.

-No te enojes One-chan... sabes que padre solo desea velar por tu seguridad-

-No creo que opinaras lo mismo si los guardaespaldas te siguieran hasta el baño a ti-

-Tú ganas Shiz... pero con esas amenazas habría que tener algo de cuidado-

-Dudo que un simple acosador merezca tanto- Sé que es mucho más pero esta es la versión que tiene mi hermano. -Además ya tengo un hermano muy dulce que me cuida- Sonrío ante lo último.

-Tengo mis dudas, ayer ese chico me hizo ver mi suerte con muy poco- Desvió la mirada apenado. -No soy suficiente para proteger a mi querida Shizuru-

Esa expresión logró derretirme con facilidad, deslicé mis dedos por la mejilla de mi hermano. -No digas eso-

-Esta vez estoy de acuerdo con padre... ¿Por qué no les das una oportunidad?- Dijo él con firmeza.

-¿Son varios?- Apuntó algo que no se escapa a mi intuición.

-Tres escoltas, son lo mejor de lo mejor según entiendo, pero tendrán que superar una serie de pruebas- Dice con una sonrisa divertida Shion acariciando mis dedos sobre su mejilla.

-¿Tú los has visto?-

-No, también los conoceré en la velada de principio de temporada- Shion se posa a mi lado y estrecha su mano con la mía, deseando transmitirme algo de su fortaleza, pero es cierto ya nada me toca, no siento casi nada, salvo este terrible vacío. -Shizuru es muy diferente ahora, ya no puedo alcanzar el hilo de sus pensamientos... sé que no dirás que fue lo que realmente paso en Fukka, y es más que solo la chica de hielo el problema-

No hace muchos años éramos una dupla imparable en las discotecas, según Shion volví muy cambiada de Fukka, por ello un inclemente interrogatorio. Tras contarle la historia, omitiendo claro está el carnaval y mis tórridas acciones, Shion comenzó a referirse a Natsuki como 'la chica de hielo', según él, había que ser de piedra para rechazar a una Fujino y aquello, era además imperdonable. Estaba claro entonces que mi amada no era santo de la devoción de mi hermano.

-Me gustaría decir que te equivocas...- Desvío el rostro hacía otro lado, no quiero que vea esa lágrima correr.

-Le odio-

-¿Qué?- Le miro bruscamente, no será...

-Odio a esa mujer con todo mi corazón... solo tengo que verte a los ojos para ver el rastro de dolor que ha dejado en ti- Le veo tensar la mandíbula. -Si ella fuera un hombre podría enfrentarle y hacerle pagar cada lágrima que ha escapado de tus ojos- Su mano libre retira el llanto de mi cara, y  no puedo siquiera murmurar una palabra. -Pero sé que si hiero a esa persona, Shizuru va a odiarme porque el amor que le profesa a esa mujer, es muy fuerte... así que solo puedo ofrecerte mi pecho para llorar a gusto y mis brazos para esconderte del mundo-

Toda la tolerancia al dolor se evapora en un instante, me veo aferrada a los brazos de mi hermano llorando como nunca en toda mi vida, sé que cada gota limpia las heridas, porque me ahoga fingir que estoy perfectamente cuando por dentro estoy tan destrozada que cada mañana me tengo que convencer del sentido que tiene despertar. Siento la caricia tierna sobre mi cabello, el dulce latido en el pecho de Shion, por un instante realmente me siento confortada. Así pasa el tiempo y el cansancio me vence, sin darme cuenta me he quedado dormida en brazos de mi hermano.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Me esta gustando esta historia pero Natsuki no tiiene porque enfadarse si ella la dejo ir y el hermano de shizuru tiene razon.

Alexade dijo...

Me gustó mucho la relación de Shizuru con shion, solo espero ver que se encuentren al despertar...

Anónimo dijo...

aaaaahhhh esta geenial síguelo me parece muy interesante como lo estas manejando

Anónimo dijo...

wuaaaaaaa diosssss esta geniall me encanto y ni k desir del padre de nat kyaaaa nina es su hermanita dios ya me emocione mucho quiero ver el nuevo capitulo *-*

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