El lobo y el cordero
Por: Kida Luna
Capítulo II
Peligrosa interacción
-"¡Tengo uno!" –exclamó cuidadosamente.
Un par de patas más grandes que las suyas la pasaron de largo, arrojándole agua al rostro, y la dueña imitó las acciones de antes. Caminó de regreso al pasto, para sacudirse y quitarse toda el agua de encima –y empapando a propósito a su compañera-.
-"¡Oye!" –gruñó apenas, colocándose a un lado suyo.
La vio bajar la cabeza para soltar su pescado en el césped, el cual no dejaba de saltar insistentemente.
-"¿Qué?" –sonrió burlona, notando que su presa era más grande que la de su interlocutora.
-"¡Deja de mojarme! –ladró, soltando su comida también- ¿Sabes? Podría abandonar este estúpido pez y comerte a ti en su lugar."
-"No bromees, Testarossa –alzó una pata, restándole importancia-, te dobló el tamaño –volvió a sonreír, mostrando todos sus colmillos-. Además, puedo tragarte de un bocado."
Fate tembló de ira, soltó un par de ladridos y se echó a un lado, dispuesta a ignorarla y comenzar a destazar su comida. La leona a su lado bostezó, se recostó y se dedicó a masticar también.
Sus grandes patas de un rosa pálido sosteniendo a la criatura marina mientras sus mandíbulas desgajaban la piel blanca, su cola meneándose de un lado a otro. Dos ojos cobalto observando de reojo a la lobezna a un lado suyo.
-"Podría noquearte –balbuceó con el hocico lleno de comida-, y ni siquiera, yum, lo verías venir, Signum."
-"Claro –escupió un hueso-, sobretodo una torpe cachorra como tú."
-"¡Claro que puedo! –gruñó, poniéndose de pie- ¡Soy la más rápida!"
Signum hizo caso omiso de sus palabras, regresando al río para pescar otro bocado. Fate, quien seguía ligeramente mosqueada, lanzó un bufido y decidió correr río abajo.
Los ojos azules rodaron, viéndola perderse a lo lejos.
-"Novatos –susurró, botando otro pescado al piso-, deberían ponerle una correa."
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Alzó la cabeza, sintiendo así la suave brisa acariciar su blanco pelaje. Nanoha lanzó un balido, contenta de lo fresco que estaba el día; la mayoría de sus compañeros estaban allí, todos se encontraban pastando.
-"Oye, Nanoha –Suzuka masticó un poco la hierba entre sus dientes-, ¿planeas volver a ver a tu amiga el lobo?"
El cordero la volteó a ver, tragando su comida.
-"Um… pues no lo sé."
-"¿Eh? –parpadeó- ¿Y no crees que venga a buscarte?"
-"Quién sabe –bajó la cabeza y arrancó un poco de pasto-, ¿tú que opinas, Arisa-chan?"
La yegua resopló, poniendo cara seria mientras seguía mascando su comida.
-"Yo en tu lugar –se detuvo para poder tragar-, sería cuidadosa. La próxima vez que la veas podría ser la última."
Nanoha iba a decir algo cuando vio cómo Vita tiraba al suelo a su amiga de un sólo cabezazo. La pequeña búfala sopló varias veces, como si estuviera riendo.
-"¡¿Cuál es tu problema?" –relinchó enojada Arisa.
La potra se puso de pie rápidamente y bufó enojadísima, dispuesta a regresarle el golpe. Vita tan sólo dio un salto, apoyando sus cuatro patas contra el suelo y bajando la cabeza, dejando a la vista sus dos blancos cuernos.
-"¡Arisa-chan, Vita-chan! –gritó Nanoha- ¡Bee!"
El cordero lanzó un chillido al verse forzada a pararse sobre sus cuartos traseros, por lo que de inmediato, cayó de espaldas sobre la hierba; desde allí observó cómo las otras dos competían cabeza contra cabeza. Suspiró, ¿por qué no podían esperar a que ella se alejara para comenzar sus peleas?
Nanoha se puso de pie y se marchó de ahí, suponiendo que tarde o temprano, la derribada llegaría a ser ella.
" – " – "
Estiró su cuerpo lo más que pudo, soltando un gemido de placer. Se agachó y cogió un poco del líquido cristalino, echándoselo sobre la cara. Sonrió. Qué sensación más refrescante…
Cruzó sus brazos sobre sus rodillas y se quedó quieta unos minutos, observando su reflejo en el agua. Posó sus dedos en la superficie cristalina, intentando delinear su propia figura.
Cerró los ojos.
-"Cuánta tranquilidad…" –su voz fue un susurro aterciopelado.
A pocos pasos de ahí se hallaba una interminable red de seguridad que dividía ambos parajes, mas su ensimismamiento no le había permitido reparar en ello. Sin embargo, la criatura del otro lado, sí lo había notado.
Se acercó un poco temerosa, como estaba en su naturaleza, y se quedó allí oculta tras los arbustos, de frente a la barrera metálica que la separaba del río y de la persona agachada a un lado suyo.
Sus pupilas recorrieron con curiosidad a la persona del otro lado, un carnívoro sin duda. En su forma humana, por supuesto. Y pese a ello, su apariencia no era para nada escalofriante, sino todo lo contrario.
Era preciosa.
Se asomó con cuidado por el agujero forzado en la red, pisando con duda el territorio que le estaba prohibido, y volteando, con inquietud, hacia todos lados. No fuera que un depredador saliera y la tomara desprevenida.
Luego oyó un suspiro, tal vez algunas breves palabras que no pudo distinguir. Se acercó lentamente, hasta quedar parada del lado opuesto del riachuelo. Al instante, los ojos borgoñas se abrieron, vislumbrando la otra silueta reflejada en el agua.
Se puso de pie. Por segunda vez, Nanoha sintió su cuerpo temblar bajo esa mirada rojiza. Digna de una gran cazadora.
La joven alargó una mano y el cordero reaccionó dando un paso atrás; entonces, una sonrisa algo cansada se dibujó en los labios de la muchacha.
-"¿Vas a decirme que así también doy miedo, Nanoha?" –rió entre dientes.
El cordero alzó las orejas al reconocer aquella voz y comenzó a balar incomprensiblemente, tratando de hilar unas cuantas palabras, fallando por completo.
La joven se sentó en el pasto y llamó con un gesto de su mano al cordero, quien asintió torpemente y cruzó, saltando de roca en roca. Ya del otro lado, antes de acercarse, la vio alzar su palma, indicándole que se detuviera justo allí.
-"¿F-Fate?"
-"Ahí está bien –susurró-, si te acercas más, podría atacarte."
Nanoha asintió, sintiendo una especie de espasmo revolver sus entrañas en ligero miedo. Se sentó y observó a la muchacha con cuidado, sus facciones seguían siendo finas, pero ya no daban ese aire de ferocidad temible.
Tenía cabellos largos y dorados que caían detrás de sus hombros, tal y como lo fuera su pelaje; su piel era totalmente blanca. Delicadas manos, piernas delgadas pero ágiles y fuertes. Y sus ojos.
Eran ojos color sangre.
-"¿Te sorprende? –la pregunta la sacó de sus cavilaciones- Por lo general, la gente cuando me ve así no cree que sea un lobo."
-"No pareces uno –intervino-, es que no te ves…"
-"¿Aterradora?"
-"Exacto –Fate rió-. ¿Y qué haces aquí?"
-"Buscando la comida."
-"¿E-En serio?" –tartamudeó.
-"¡Nanoha! –exclamó- Estoy bromeando, te vas a quedar más pálida de lo que ya estás" –rió fuertemente.
-"¡Pues deja hacer eso! ¡Bee! –movió su naricita con enfado- Mou, no olvides que tengo cuernos."
-"Pequeños cuernos –corrigió-, ¿es eso una amenaza, Nanoha Takamachi?" –alzó el ceño divertida.
La aludida resopló, un poco molesta y giró el rostro. De repente sintió una cálida mano posarse en su cabeza, dándole una suave palmadita; regresó la vista para encontrarse con una simpática sonrisa de parte de su amiga lupina.
-"No soy un perro" –murmuró, no sintiéndose molesta en absoluto por el agradable gesto.
-"Lo sé, y si lo fueras, serías familia cercana" –añadió entre risas.
Nanoha parpadeó, sonrió también y se colocó de pie para acercarse más a la rubia, hasta quedar pegada al lado suyo. Aunque a primeras instancias esto incomodó un poco a Fate, decidió no decir nada.
No quería hacer sentir mal a su nueva amiga.
Un silencio se instaló entre ambas, uno el cual Nanoha aprovechó para ver de nuevo a su amiga. El uniforme de Colmillo Brillante estaba constituido por una camisa blanca, un chaleco negro de botones con un moño rojo al frente, adornando el dobladillo del cuello, y una falda de pliegues color negra.
Esta última tenía delineado el borde inferior con dos delgadas líneas que rodeaban por completo la prenda. Por último, unos zapatos oscuros terminaban de complementar el atuendo.
-"¿Cómo sigue tu pata?" –soltó de repente.
-"Oh… está bien, sólo fueron unos rasguños –enfatizó sus palabras mientras jalaba hacia abajo una de sus caídas calcetas negras, mostrándole un tobillo ligeramente rojo-, ¿ves? Nada grave."
-"¿Segura?"
-"Segura –rió, acomodándose el calcetín-, te preocupas por nada. ¿Olvidas quién soy?"
Nanoha quiso reír en ese momento, pero la simple pregunta hizo que tanto Fate como ella se sintieran un poco extrañas. El cordero sabía que había ido allí mismo por su propia voluntad, y aún así, no podía deshacerse del miedo que revoloteaba dentro de su estómago.
Por supuesto qué sabía quién era. Un lobo. Fate era un lobo.
Uno más grande que ella y con colmillos que podían destazar su carne en cosa de milisegundos. Tembló involuntariamente. Eso no había ayudado en absoluto…
-"¿Sabes? No tienes qué hacer esto –la cabecita se blanca se alzó para verla-. Es normal, que me tengas miedo y eso –rió un poco-; qué digo, esto no es para nada normal."
-"¿Porque soy un cordero?"
Fate asintió.
-"Pero, um… dijiste que…"
-"Yo digo muchas cosas, Nanoha –la interrumpió-, pero también siento algunas otras. Ahora mismo, hago uso de mi autocontrol para no trasformarme y comerte."
-"¡Y lo estás haciendo muy bien!" –la animó.
-"No –negó con la cabeza, despacio-, es porque acabo de almorzar. Como estoy llena no me siento hambrienta, así que aunque quisiera no podría tener otro bocado."
-"Oh… es eso…"
Las pupilas azules se desviaron hasta centrar su atención en el pequeño riachuelo -justo donde la mirada de Fate estaba-, perdiéndose en sus movimientos y en el ruido hipnotizante que empezaba a relajar sus sentidos.
-"No hay problema…"
La rubia la volteó a ver, un poco de sorpresa reflejada en sus facciones. El cordero le dedicó una amable sonrisa mientras cerraba sus ojos, sintiendo el viento jugar con su pelaje.
-"No hay problema –repitió-, siempre puedo correr."
-"¿Eso crees? –alzó una ceja, divertida- Soy la más rápida de mi especie."
-"Y yo la mejor saltadora –abrió un ojo-, puedo perderte en la primera pendiente que se me cruce en el camino."
-"¿De verás? –rió- Para ser tan pequeña, eres una corderita muy confianzuda."
-"Y tú muy presumida, ¡bee! –sacó la lengua- Además, te llevo una pata de ventaja, nyahaha."
La mirada borgoña se ablandó, olvidando por unos segundos que la criatura a su lado pertenecía a su cadena alimenticia. Levantó una mano y acarició su cabecilla, por segunda vez, provocando unas cuantas risitas más por parte de Nanoha mientras la colita corta y esponjada se movía alegremente.
-"Eres sólo una cordera mimada" –expresó con dulzura, haciendo que su burla perdiera efecto.
-"¿Y? –contestó juguetonamente- No veo que te moleste, nyahaha."
-"¿Quieres ver al lobo feroz enojado, entonces?" –alzó los brazos y dobló sus dedos como si fueran garras.
-"Puedo vencerte –sacó la lengua-, ¡no te tengo miedo!" –se paró de un salto sobre sus cuatro pezuñas.
-"¡Vaya que eres atrevida!"
-"¡E-Espera! ¡Basta!"
Nanoha comenzó a balar una y otra vez, cayendo de espaldas contra el pasto y moviendo sus patas de un lado para otro, intentando quitarse a la rubia y su ataque de cosquillas de encima.
-"¿Puedo vencerte? Yo no me la creo, ¿eh?"
-"¡F-Fate! –cachó con su boca una de sus manos- ¡Démjame ir!" –habló como pudo.
-"Jajaja, está bien. Pero suelta mi mano –frunció el ceño, fingiendo enojo-, me estás babeando."
El animalito hizo lo pedido, sentándose después sobre sus cuartos traseros y observando a su amiga limpiarse discretamente con su falda.
-"No tengo rabia, ¿sabes?" –rió el cordero.
-"Prefiero no averiguarlo" –sonrió de lado.
Nanoha ladeó la cabeza, observando detalladamente cada rasgo del rostro de la rubia. En definitiva, tuviera la forma que tuviera, Fate era hermosa y elegante, y por supuesto, peligrosa.
A pesar de este último pormenor –si es que en su actual posición podía darse el lujo de llamarlo así-, se sentía ligeramente atraída a su gentileza. Todo lo que le habían enseñado en sus clases era tan, tan… tan distinto.
Por sus maestros había aprendido que los carnívoros eran criaturas feroces, y aunque no fuesen grandes, podían ser muy letales. Comían y destazaban carne, tenían enormes y filosas garras así como aterradores colmillos.
Los había visto una y otra vez en sus libros, en los videos que ponían en clase o escuchado en las escalofriantes historias que sus profesores solían relatar.
Pero Fate no era así. No podía relacionarla con nada de eso.
Claro que, cuando se ponía en plan de atacarla, sí que era aterradora…
Sacudió la cabeza. Tenía que dejar de atormentarse a sí misma o acabaría acobardándose y saldría corriendo de allí. Y no quería eso.
-"¿Por qué has venido?"
Los ojos azules la miraron de inmediato, las orejas blancas se doblaron un poco, preguntándose por qué aquel tono frío y distante no le agradaba en absoluto. Tuvo las ganas de ponerse de pie y alejarse un poco, pero decidió resistir.
-"Yo… bajé hasta aquí por accidente –desvió la vista al riachuelo-. Te vi desde el otro lado."
-"Lo sé."
-"¿Lo sabes?" –parpadeó confundida.
-"Pude captar tu olor desde aquí" –un atisbo de sonrisa se asomó por sus labios.
-"Oh… um –se revolvió un poco incómoda-. ¿Por qué estabas aquí?"
-"Nada en especial, sólo que una leona gruñona me arruinó el apetito, así que vine a desahogar mis penas aquí –rió entre dientes-. ¿Qué? ¡Es la verdad! Bueno, excepto lo de las penas…"
-"De seguro le dijiste algo para que te riñera."
-"¡Oye! –exclamó, volteando a verla- ¿Por qué todo mundo insinúa que yo soy la que comienza las peleas?"
-"¿Porque sí lo eres?" –rió entre balidos, colocando sus 'manos' para cubrir su hocico.
-"Vaya… ya ni los corderos me respetan."
-"Mou, ¡puedo oírte perfectamente!"
-"¿Y qué harás al respecto, pequeña cosita esponjada?" –se burló, tratando de aguantar la risa.
Nanoha resopló y se arrojó contra la rubia, haciendo que esta última cayera contra el pasto mientras sus brazos sostenían a un cordero que no dejaba de retorcerse, buscando mordisquear el flequillo de su cabello.
-"¡Basta!" –gritó mientras reía.
-"¡No soy una pequeña cosita esponjada! ¡BEE!"
Las risas salieron al aire mientras seguían en su disputa, Fate no podía creer lo bien que la estaba pasando con su nueva amiga, ¡y sólo se conocían desde hacía dos días!
-"¡Basta!"
Volvió a decir, tratando de quitarse a Nanoha de encima. De pronto, un viento fuerte sopló en dirección de ambas, los ojos de Fate se dilataron al instante en que el aire intensificó y llevó hasta su nariz el delicioso olor del cordero encima suyo.
-"¡BASTA!"
El súbito cambio en el tono de su voz espantó a Nanoha, quien de repente sintió como era apartada de un empujón. Apenas caer contra el pastizal alzó la cabeza para ver a su amiga, preguntándose qué era lo que había pasado.
Fate se sentó lentamente, la cabeza baja y los cabellos dorados cayendo al frente, cubriendo su rostro. El elegante uniforme oscuro sutilmente arrugado. Nanoha lanzó un balido, parecido a un leve sollozo, pero ninguna respuesta vino.
Observó los puños de la rubia estrujar el pasto bajo ellos al tiempo que su cuerpo empezaba a tiritar ligeramente. Una de sus pezuñas se atrevió a dar un paso al frente, haciendo el típico ruido de cuando alguien aplasta la hierba.
Y al sólo sonido, la voz de Fate reaccionó.
-"Vete."
-"¿F-Fate? ¿Estás bien?" –dio otro paso.
-"¡VETE!" –rugió esta vez, el timbre de su voz volviéndose grueso.
El cordero se congeló de inmediato, reconociendo aquel gruñido como el mismo que había escuchado el día anterior, cuando la lobezna la había perseguido.
Nanoha detuvo sus avances y se dirigió hacia el pequeño río, brincando hacia la primera roca. Volteó a ver a Fate, esperando algo que le dijese que aún podía quedarse.
-"Vete por favor… -escuchó el susurró inestable de su amiga-. Si no lo haces ahora, iré tras de ti. No como Fate, sino como el lobo que soy."
Tragó saliva y agachó las orejas. Se alejó cada vez más, hasta pasar por el agujero y regresar a sus propias y seguras tierras. La dejó atrás.
Una comezón se apoderó de sus ojos azules, sintiéndose terriblemente mal de que la bonita conversación que habían entablado terminase así. Era su culpa, sabía que la estaba forzando a hacer algo que ningún lobo pestañearía en considerar.
Ninguno, excepto Fate.
Sopló un poco, sorprendiéndose a sí misma de oír el sonido de un sollozo suyo. ¿Qué había sido eso? Tristeza. Estaba triste porque parecía que había sido rechazada.
¿Pero no era ésa la mejor noticia para un cordero? ¿Ser rechazado por un lobo?
Terminó de subir por la pendiente y se quedó allí, unos segundos, en la cima, mirando a lo lejos cómo Fate Testarossa se ponía finalmente de pie y daba media vuelta. Probablemente decidida a regresar al lugar al que pertenecía.
Cerró los ojos y optó por hacer lo mismo.
No viendo que, a espaldas de su vista, Fate alzaba una mano y entrecerraba sus ojos, admirando su palma con una mezcla de ira y decepción.
Contemplando su blanca piel y los delgados hilillos de sangre que ella misma se había provocado momentos atrás al clavarse las uñas y reprimir sus deseos; el líquido carmesí escurriendo entre sus dedos. La otra mano que descansaba flácida al lado suyo, tampoco había dejado de gotear.
Salpicando apenas el verde pasto bajo sus pies.
Volvió a apretujar sus puños, presionando sus dientes fuertemente al mismo tiempo y dejando salir apenas un leve gruñido; algo que traducido al lenguaje normal significaba:
"Estúpido cordero."
Continuará…
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