El lobo y el cordero
Por: Kida Luna
Capítulo IV
Una terrible duda
Nanoha se mordió los labios, apartó la cara y dio media vuelta, otra vez, dispuesta a alejarse de ese lugar y del lobo dorado que decía ser su amiga.
Bajó la cabeza y avanzó desganada, hasta que chocó contra alguien más. La sombra más alta, del lobo que ahora se encontraba frente a ella, cubrió los rayos de sol que se filtraban en su campo de visión, obligándola a levantar la mirada.
-"¿Pero sabes qué? –la voz pareció un tierno arrullo- También pienso que eres una cosita pequeña y esponjada."
Acercó su hocico al rostro blanco del cordero y le lanzó un soplido, haciendo que el bovino sacudiera su cabeza súbitamente.
-"¡Bee! –se quejó- ¡Ya déjame irme!"
-"Nanohaaaa –cantó juguetona-, está bien. Si quieres irte, hazlo… si puedes."
La lobezna sonrió de lado y se inclinó hacia delante, acercando sus patas delanteras hacia la otra criaturita mientras mantenía la cola dorada en alto, en una típica pose de juego canino.
-"¡Y voy a hacerlo!" –la miró enfadada por su actitud despreocupada, olvidando tan fácil las cosas que le había dicho.
-"Estoy esperando."
-"¡Mou! ¡Tú! –contuvo un balido fuerte de desesperación- ¡Pues yo también pienso que eres un estúpido lobo con pulgas!" –agregó, observando las manchas de lodo que la otra tenía encima.
-"Eww –hizo una cara de asco, dejando caer una de sus orejas de lado-, para que sepas cosita blanca, soy muy sensible con mi pelaje, ¡además de que lo cuido bastante!" –ladró con exageración, buscando provocar alguna risa en su amiga.
Obteniendo, a cambio, un ceño pronunciado.
Nanoha tan sólo bufó, dejando salir un poco de aire por su naricita rosa y pasando de largo a la lupina, quien no había abandonado su posición en el suelo y la miraba con ojos sorprendidos por atreverse a ignorarla.
Continuó adelante, sus pezuñas hundiéndose en el fango ligeramente mientras bajaba la cabeza, sintiendo que sus ojos azules expresaban a la perfección la tristeza que sentía en esos momentos.
Y que se volvió peor, cuando no escuchó ninguna pisada detrás de ella.
-"¿Nanoha? –llamó desde su lugar- ¿Quieres voltear, por favor?"
La aludida se detuvo, negándose a realizar lo pedido y cerrando sus párpados con fuerza, preguntándose por qué simplemente no dejaba de hacerle caso a una de las criaturas más peligrosas de toda Midchilda.
-"Na-no-haaaa, ¡beeee! –intentó imitar pobremente su balido- ¡Vooolteeeaaaa!"
Hizo una mueca de disgusto en su rostro al retomar el paso, sintiéndose burlada por su manera de ser o hablar (en casos, baaaalaaaar las palabras), por lo que sus pisotones en la tierra húmeda se volvieron más fuertes, manifestando su enojo.
-"¡Nanoha! ¡Nanoha! ¡Nanoha! –empezó a ladrar frenéticamente, no ocultando la diversión en el tono de sus palabras, ignorante de la expresión molesta de la criatura a quien llamaba- ¡Hey, pequeño almuerzo, voltea! ¡Por favoooorrr!"
¿Pequeño almuerzo? ¡Pero qué insolente y atrevida!
-"¡AUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUU!"
-"¡BEEEEE! –exclamó fuertemente, tapando sus oídos para protegerlos de ese horrendo chillido- ¡FATE! ¡CÁLLATE!"
-"¿Vas a voltear?" –ladeó la cabeza, sonriendo.
-"¡Mou, bien! –dio la media vuelta de un salto, soplando con renuencia- ¡Por última vez, deja tus…!"
¡PLAF!
-"…"
Las palabras fueron cortadas abruptamente cuando una bola de lodo se estrelló de lleno en su cara. Nanoha se quedó callada, congelada en su sitio a punto de hervir cual tetera en el fuego.
Fate, por su parte, se dejó caer boca arriba en el barro para comenzar a reírse frenéticamente, meciéndose un poco a los lados y emitiendo uno que otro gruñido de diversión de cuando en cuando.
Hasta que una sombra en su rostro le tapó la luz del sol. Una sombra blanca con café, cuyos intentos por limpiarse habían embarrado más el pelaje, y unos ojos azules fruncidos detrás de esa singular mascarilla.
-"Hola" –rió la lobezna.
La mueca de disgusto se acentuó y entonces, Nanoha se quitó de enfrente suyo para pararse a su lado. Hundió sus pezuñas delanteras lo más que pudo en la tierra maciza y apoyándose sobre sus cuartos traseros…
-"¿Nanoha? –preguntó, alzando la cabeza- ¡Nano…!"
¡THUMP!
…dejó caer sus cascos delanteros sucios sobre la panza del lobo dorado.
¡AUUUU!
La lupina chilló al instante, haciendo girar su cola en el aire mientras sentía cómo el aire se le escapaba de los pulmones. Dejó caer su cabeza y se volteó hacia la derecha, quedando frente al cordero.
-"¿Sabes? –habló con la voz constreñida- No tenías… owi, que hacer eso…" –aulló, posando sus patas negras sobre su estómago.
Nanoha bufó y le desvió la cara, apartándose un poco.
-"¡Espera! ¿A dónde vas?"
-"Lo más lejos posible de ti, glotona" –respondió malhumorada.
-"¿Glotona? –murmuró, acostándose sobre su estómago- ¡Nanohaaaaa! ¡No puedes estar enojada por siempre!"
El cordero le dio la espalda, así que antes de que diera más de dos pasos, Fate se levantó rápidamente y le saltó encima, derribándola al lodo mientras un balido asustado hacía zumbar sus caninos oídos.
-"¡DEJA DE HACER ESO! ¡BEEEEE!" –la empujó a un lado con sus patitas blancas.
-"Te advertí que no me dieras la espalda" –se sentó y sacó la lengua.
-"¡Me ensuciaste! –gritó horrorizada, mirando el pelaje de su lomo y abdomen enmarañado- ¡Me ensuciaste! ¡Tú! ¡Tú!"
-"¿Yo qué?"
-"¡Tú esquizofrénica y sucia canina!"
-"¡Hey! –frunció el ceño- No soy sucia, además, un poco de barro –pasó una de sus garras en el suelo y lo untó en las mejillas del cordero, haciendo una raya en cada una-, no te hará daño. Dicen que es un buen facial."
-"¡Fate! –pasó sus pezuñas rabiosamente por sus cachetes- ¡Mou, por si no te has dado cuenta la suciedad se nota mucho en el blanco!"
-"Tranquilízate, tienes que admitir que fue divertido –Nanoha resopló-. Bueno, para mí lo fue, sirve para refrescarte un poco."
La lobezna se paró y empezó a caminar hacia tierra seca, seguida de cerca por su amiga la herbívora. Unos segundos después, lejos del fango, Fate sacudió todo su cuerpo, moviendo sus orejas graciosamente.
-"Ew –la más chica hizo una mueca entre el asco y la diversión-, realmente pareces un perro."
-"¡Eso no es cierto! –volteó a verla, gritando indignada- Yo no ando dando vueltas tras mi cola."
-"¿Segura?"
-"¡Nanoha!"
-"Tenía que verificar" –rió en voz baja.
Continuaron caminando otro rato, deteniéndose cerca de un pequeño charco de agua por petición de Nanoha, que quería lavarse un poco del lodo que traía encima.
-"¿Nanoha?"
-"¿Um?" –respondió, asomándose a la orilla.
-"¿Sigues enojada? Ya sabes… -desvió la vista y agachó las orejas-… por lo que dije antes…"
-"Nuh huh –negó, observando fijamente su reflejo en el agua para divisar las manchas que tenía-, sé que no fue en serio, es decir, ¿porque no lo fue, cierto?"
El cordero volteó hacia atrás para verla, haciendo que Fate negará velozmente con la cabeza, así que redirigió su mirada de nuevo hacia el charco.
-"Claro que no, estaba jugando –tomó asiento en el pasto-. Eres mi amiga, y ya sabes, agrégale todas esas cursilerías que se dicen en estos casos."
La carnívora terminó entre risas, siendo acompañada por el cordero.
-"¿No vas a limpiarte también?"
-"No –soltó de inmediato, restándole importancia al asunto-, estoy acostumbrada a ensuciarme seguido. Tú entiendes, correr por aquí –rodó los ojos-, correr por allá, etc., etc., etc…"
-"¡Ew!"
-"¡Nanoha! –infló las mejillas doradas- ¡Yo no te digo nada de tus constantes balidos!"
-"¡Soy un cordero! –rebatió al instante- ¡Obvio que tengo que dar balidos, bee!" –cantó mientras la volteaba a ver fugazmente, enfatizando lo anterior.
Fate tan sólo rió, otra vez, divertida ante el gracioso tono de voz que de vez en cuando le ganaba a su pequeña amiga.
-"No puedo hacer esto así" –suspiró y se inclinó un poco para atrás.
Los ojos rojos la miraron con curiosidad. Entonces, en unos cuantos segundos el pequeño y adorable cordero se convirtió en una chica, más o menos de su edad, imaginaba; el cabello largo y castaño atado en una coleta hacia la izquierda.
Nanoha bajó las manos a su falda y la sacudió un poco, notando que todo su atuendo estaba salpicado de lodo. Suspiró de nuevo y se agachó junto al charco de agua, empezando así a tomar un poco en sus manos y a tallarla en su ropa.
Fate se paró de su lugar, se acercó y se sentó a su lado, ladeando después la cabeza curiosa. La castaña tan sólo rió un poco ante la imagen tierna que representaba su compañera, con esa expresión en el rostro mientras parecía haber salido de un profundo pantano.
-"¿Qué?"
-"Nunca te había visto así."
-"Oh, bueno, hola entonces –dijo entre risillas-. Soy la cosita blanca a la que casi le arrancas la no sé qué, creo que prefiero no saber el resto de la oración."
-"Nooo –aulló-, ¡tú no eres una cosita blanca ya! Eres una cosa terrible con lodo encima."
-"¡Fate!" –regañó rápidamente.
La lupina mostró tan sólo la lengua, como si fuera una mueca de burla. Nanoha Takamachi decidió ignorarla y continuar con su tarea de recuperar una imagen presentable.
La mirada borgoña parpadeó, notando por primera vez el uniforme del Colegio Casco Resistente; a decir verdad, no tenía mucha diferencia con el suyo, el conjunto era de color canela, una camisa blanca debajo del chaleco y un lazo azul rey atado prolijamente en el cuello de este último, descansando fláccidamente sobre el pecho de la castaña.
A diferencia de su moño rojo, que era más chico y corto.
Y también estaban los calcetines, de un blanco –blanco mezclado con café, lo cual le provocó otra sesión de risillas al ver lo que su travesura había logrado- que terminaba resguardado por un par de zapatos negros.
Por último, la falda canela, que tenía en el lado izquierdo dos rayas verticales que resaltaban por su matiz café oscuro.
Era un bonito uniforme, pensó.
-"¡Oye!"
La lobezna se quejó y sacudió su cabeza al sentir un chapuzón de agua lloverle en la cara. Tosió, mostrando sus colmillos mientras cerraba los ojos.
-"¡No hagas eso!" –gruñó mosqueada.
-"¿No nos gusta mucho el agua, eh?" –se mofó.
-"Debería empujarte a ver si sabes nadar."
Fate hizo un mohín de disgusto mientras una de sus orejas caía doblada y su nariz negra se arrugaba. La castaña rió un poco, regresando a su labor de limpieza ya un poco más calmada.
Estar en su forma humana al tiempo de que su amiga se quedaba en su estado animal, le inspiraba cierta confianza en sí misma para quedarse allí.
Escuchó un pequeño gruñido y una nueva sacudida de cabeza, por lo que miró de reojo cómo la lupina agitaba levemente el pelaje de su rostro.
Apuesto a que se vería bien con un collar encima, pensó, sonriendo de medio lado, tal vez eso ayudaría a tener a Testarossa ligeramente más quieta.
El ruido de unas patas tocar la tierra acompañaba al del continuo recoger del agua junto con el pequeño chirrido que convenía el tallar la tela del uniforme. Por unos minutos ni ella ni Fate dijeron nada, esta última golpeteando ociosamente su cola contra la hierba.
-"¿Qué?" –preguntó, constatando el hecho de que en efecto, estaba siendo observada.
-"¿Um?"
La cabeza dorada no se molestó en levantarse del suelo, mirándola desde abajo.
-"No dejas de verme, Fate-chan."
-"¿Fate-chan? –alzó la ceja, divertida- ¿Ya vamos a comenzar con los apodos, Nanoooohaaaaaa?"
-"¡Deja de burlarte de cómo hablo!"
-"Es divertido."
-"¡Para ti!" –volteó el rostro y empezó a tratar el moño azul de su atuendo.
-"¿Nanoha?"
-"¿Um?" –tarareó, negándose a verla y siguiendo con su trabajo.
-"Me gusta mi apodo."
Las palabras fueron dichas en un tono bajo y suave, en una especie de caricia agradable que hicieron sonreír a la estudiante de Casco Resistente. Meneó la cabeza un poco y terminó de alisar su listón.
Fate volvió a sacudir su cabeza, revoloteando graciosamente sus dos orejas puntiagudas y negras.
-"Entonces, ¿estabas cazando aquí? ¿No te van a regañar?"
-"¿Regañarme? –inquirió confundida- ¿Por qué dices eso?"
Nanoha parpadeó dos veces, observándola perpleja.
-"Éste es mi lado."
Fate rió entre colmillos, su cola danzando de un lado para otro sin prisa.
-"Nanoha, este es mi pedazo de Midchilda. Tú eres la que viniste hasta aquí y me hablas a mí de preocupaciones."
-"¿Eh? –parpadeó de nuevo- ¡¿EH?"
La castaña se paró de golpe, asustada y llevándose las manos a sus mejillas para mirar velozmente hacia todos lados del bosque. La lobezna también se puso en pie, sorprendida por aquella reacción tan precipitada.
-"¡Por qué no me habías dicho nada!"
-"Nanoha, cálmate. Pensé que lo sabías."
-"¡Claro que no lo sabía! ¡Si lo hubiera sabido ya habría salido corriendo! Oh, Dios –murmuró, colocando sus manos hechas puños en su boca-, voy a matar a Vita en cuanto la vea…"
-"Vaya…"
-"¡No te rías!"
-"Eres algo distraída, ¿cierto?" –comentó, sentándose en sus cuartos traseros.
-"¡Mou, Fate-chan! Sigo siendo un cordero y sigo teniendo cuernos y pezuñas, no me provoques."
-"Claro –estiró sus mandíbulas y sacó la lengua, en un gesto de sonrisa burlesca-, debo cuidarme de una esponjita de nieve."
-"¡Deja de llamarme así! ¡Soy un cordero! ¡Cor-de-ro! –se detuvo, a punto de soltar un balido y prefiriendo no hacerlo, al menos, no enfrente de la lupina- ¿Puedes entenderlo?"
-"¡Beeee! –Nanoha la miró enfadada- Perdón, digo: ¡Sí!"
La castaña bufó y se sentó a su lado, en el pasto, también; sus ojos azules recorrieron los alrededores de aquel bello –y terrorífico, para un herbívoro- lugar. Abrazó sus rodillas y apoyó su cabeza entre ellas, suspirando.
Nuevamente, la mirada borgoña comenzó a ponerla nerviosa.
-"¿Ahora qué?" –cuestionó, su vista fija al montón de árboles cerca de allí.
-"¿Mm?"
-"Fate-chan –suspiró, volteando a verla-, deja de observarme así, me siento como… Bueno, tú sabes…"
-"No voy a atacarte –frunció el ceño-, al menos de verás sé que no quiero hacerlo, Nanoha."
-"¿Segura?"
-"Hago el intento" –desvió la vista rojiza a un lado, como si buscase algo en que entretenerse.
Pronto, Nanoha Takamachi volvió a escuchar una tercera sacudida de cabeza, preguntándose si acaso la lobezna a su lado tenía pulgas –pensó mientras reía- o si simplemente era un gesto normal en ella.
Cualquier cosa que fuese, se decidió no preguntar y dejarlo a su imaginación, sólo para divertirse un rato más.
-"¿Nanoha?"
-"Dime."
Las pupilas azules se clavaron en las suyas, contemplando cómo la cabeza dorada se ladeaba y parpadeaba, en una acción tan adorable que incitaba a darle unas palmaditas a esta misma.
-"Eres linda."
-"¿Eh?"
Fate rió.
-"Es la primera vez que veo a un herbívoro en su forma humana –agregó, regresando la vista a los árboles-. Pienso que te ves bien, en serio…"
-"¿Gracias?" -sonrió.
-"¿Por qué? Es la verdad."
-"Nyahaha, si te sirve de algo –su sonrisa se amplió-, también creo que eres linda."
-"¿Palabra de cordero?" –preguntó entre risas.
-"¡Fate-chan!" –regañó, fallando completamente en tratar de mostrarse molesta.
Fate Testarossa empezó a alargar el cuello, fingiendo estar buscando algo mientras ignoraba el puchero que la ojiazul le estaba dedicando. Nanoha negó con la cabeza y apoyó sus manos detrás suyo, a modo de soporte.
La lobezna bostezó, abriendo su boca y estirando la lengua a la vez que lanzaba un chillido tierno.
La mirada cerúlea se ablandó. Una mano blanca se posó en la cabeza lanuda, dándole unas suaves caricias que no fueron rechazadas; se quedó así, admirando el lugar distraídamente, percibiendo el suave pelaje de su amiga hacerle cosquillas a su piel.
-"Esto es tan distinto…"
-"¿Distinto de qué?" –susurró.
-"Siempre pensé… que serías una de mis peores pesadillas…"
-"Creo que nunca me habían dicho eso."
-"Me refiero a que eres un lobo. Todo lo que he aprendido hasta ahora es a tenerte miedo."
Un impulso de zarandear su cabeza regresó, la mano blanca deslizándose a sus mejillas. El hocico se abrió y los colmillos chasquearon, apenas un poco, las orejas se doblaron hacia atrás.
Fate Testarossa tragó saliva fuerte.
Sus ojos borgoñas contemplaron con un gran nerviosismo a Nanoha, quien se mantenía con la mirada apartada de la suya. El olor dulce empezó a marear sus sentidos mientras su estómago se quejaba, otra vez.
Siempre otra vez.
-"Nyahaha, disculpa, estoy divagando mucho."
-"No… te preocupes…"
Se relamió el hocico. La cola dio se quedó quieta y curveada, como si fuese un gancho. Las orejas se alzaron.
El olfato le falló.
-"Lo siento –repitió, sonriendo con tristeza-, lamento decirte esto cuando eres mi amiga, Fate-chan."
No hubo respuesta.
Los orbes escarlatas se llenaron de desesperación y la mente empezó a virarle en una terrible espiral. Todo su pelaje se tensó, dando la impresión de que su color había aumentado de tono.
Dulce. Suave. Dolor. Culpa…
-"Gracias… Fate…"
Cerró los párpados con fuerza y abrió las mandíbulas, exponiendo los filosos dientes.
¡Sacude la cabeza! ¡Sacude la cabeza y deshazte de esas terribles ideas!
Y mentalmente, Fate Testarossa le pidió perdón.
Se apartó de la mano de la castaña súbitamente y la boca llena de colmillos se precipitó hacia la mano que la había estado acariciando.
¡UIIIIIIIIIII!
-"¡¿Qué fue eso?" –gritó Nanoha.
El chillido fuerte y espeluznante de un jabalí la hizo retroceder de golpe. Asustada y extremadamente nerviosa como estaba, la lobezna quiso ponerse de pie, sus patas rehusándose a permanecer rectas y haciéndola resbalarse hacia el charco.
Fate lanzó un aullido de terror.
-"¡Fate!"
Nanoha se acercó y quiso tomarla del cuello para ayudarla a salir, pero su amiga negó fuertemente con la cabeza; la lupina se retorció torpe en el agua, empapándose por completo mientras intentaba recuperarse de la impresión.
-"¿Fate?"
-"¡Vete! ¡Ya vienen!" –mintió.
-"¿Qui-Quiénes?"
-"¡Nanoha, vete! ¡YA!"
La castaña dudó unos momentos, vislumbrando con miedo los rincones de aquel lado del bosque, no queriendo imaginarse qué había provocado tal lamento de exasperación en un homólogo suyo.
Apenas convencida, Nanoha Takamachi asintió, marchándose de allí.
Finalmente Fate se puso en cuatro patas sobre el agua, pero sólo minutos después salió de ella. No se molestó siquiera en zarandear todo su cuerpo frío y mojado, cubierto de manchas de lodo pegajoso; simplemente caminó despacio montaña arriba.
Las gotas resbalando a la hierba o tierra debajo suyo, su pelaje dorado y negro volviéndose delgado y pesado.
Las orejitas oscuras caídas.
"Lo siento, lamento decirte esto cuando eres mi amiga, Fate-chan."
La lengua pasó perezosa por su hocico, llevándose consigo algunas gotas de agua fresca. Todavía le faltaba un buen tramo cuando sus ojos amatistas avistaron el enorme colegio negro que se alzaba a lo lejos.
Colmillo Brillante.
-"¿Lo soy, Nanoha?" –murmuró su pregunta a la nada, pensando en las palabras que la herbívora le había expresado desde lo profundo de su corazón.
Bajó la cabeza y continuó caminando. Sonrió con ironía, porque, en realidad, la torpe y estúpida era ella.
Una torpe y estúpida lobezna…
Continuará…
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