6:03 p.m.
Cristalsif fue devuelta por los extraterrestres, por fin!!! Aquí les dejo su último capítulo.
Que lo disfruten =)
NUNCA DIGAS
ADIOS
Capítulo 21
parte I
La verdad de
Kiyohime
Los versos de tus labios
fueron como besos
Besos secretos que acariciaron
al alma mía,
Fueron suspirados tus cándidos
sonrojos
Sonrojos que arderían en mi
lúcida fantasía
Perlas de cristal se
deslizaron por tu piel
Piel dulce y nacarada que en
sueños besé
Fueron gotas de rocío con
dulce sabor miel
Como farolas con propia luz
destellaron tus ojos
Fueron temblorosos cuando
acaricié en hinojos
Ascendían en gozo esos
momentos dichosos
Bellos mechones fueron
castaños de tu pelo
Hebras ansiaban tocar mis
dedos con desvelo
Deseos y pasiones que silencio
con denuedo
Susurros que no añoraría de un
adiós postrero
Si al despertar en tu lecho
marcharme no quiero.
Serían musitadas palabras de
amor sincero
En la honesta mirada que
significa te quiero.
(Tú sabes que lo
inspiraste...)
Una fuerza superior, un calor
intenso arde en mi alma, ahora estoy en igualdad de condiciones con ella, mi
protegida. Abrir los ojos a la luz de un nuevo día y saber que mis temores son
cada vez más tangibles. Pero ¿Importa eso cuando estoy junto a la razón de mi
existencia? Lo cierto es que se puede acabar el mundo en este momento y yo
fallecería feliz. Me levantó de la cama con sigilo, abandono el lecho con
pesar, porque en él también reposa la figura actual de mi amor pasado, son tan
parecidas... Natsuki y mi Nataru. Sonrió amargamente al encontrar en ella,
Natsuki Kuga, la marca que le es herencia y fuente de su poder, uno místico más
allá de las Nanomáquinas que recorren su cuerpo, la bendición y maldición de
una diosa, de la que detesto, esa a quien llaman Yuki Onna. Deslizo mis dedos
sobre su piel, un lobo en su espalda desnuda y percibo también el aroma de
pieles, de éxtasis en el aire.
Se ha consumado lo que estaba escrito
en las memorias de mi pasado y no necesito verlo, simplemente sé que esa
estrella esta ahí en el cielo, aguardando el momento en que nuestras vidas se
apaguen, como la última vez. Cierro los ojos y me dejo ir una vez más, para que
ella pueda tomar el lugar que le corresponde al lado de su amor, nuestro amor.
No tengo derecho a robarle ni un solo instante más... sus últimos de dicha. Me
transporto entonces a ese lugar en el que me escondo del mundo y veo a través
de esos ojos sangría, una peculiaridad que en antaño también poseía yo y
poseía... la primera de nosotras también. Sonrío al pensar que esta joven tiene
el nombre de aquella que veneré durante toda mi vida, una deidad... un figura
de un cuento de hadas ¿O no?