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jueves, 28 de marzo de 2013

jueves, 28 de marzo de 2013

Cap. 1 de "El Gato" por IvdeKuga


El Gato

Capítulo 1

El revuelo en el viejo cuarto era mayor del que se podía esperar. Dos minutos antes, el silencio y la tranquilidad reinaban la casa; solo un blanco gato se movía en ella, aburrido de su soledad.
Pero ahora, una furiosa chica de unos 20 años, ojos verdes y cabello oscuro, guardaba desordenadamente en su bolso -por no decir que tiraba- la poca ropa que tenía en el mueble de su pareja, ya que no había terminado de desempacar, mientras una pelirroja gritaba cosas que, sinceramente, a la otra no le importaban; ya el error estaba cometido.
–¡Natsuki! Por favor, ¡para! Puedo explicarlo
–No me vengas con comentarios cliché
–Pero…
–No hables –le interrumpió al tiempo que intentaba ocultar la furia que le embargaba.
Mientras la denominada Natsuki seguía con su tarea de guardar sus cosas, Nao se sentó en su cama, tapándose la cara con sus manos, ocultando sus lágrimas, y aquel gato gordo miraba sin entender la dramática escena, viendo su cómoda cama ser pateada en un arrebato de la novia de su ama.
Su ama no era buena… ¿pero su cama qué tenía que ver?
La de cabello oscuro dejó de moverse para colgarse el bolso en su espalda, y salió del cuarto sin decir nada, agarrando el blanco gato y poniéndoselo debajo del brazo.
–¡Deja el gato! –gritó la pelirroja al notarlo.
–Te lo regalé yo, y no lo cuidas –le contestó con calma– hasta yo lo trataré mejor.
Mientras hablaba iba dirigiéndose a la puerta, por lo que al terminar ya la había abierto y sin decir adiós la cerró tras ella sin el golpe que Nao, desde el cuarto, esperaba oír.

:.:.:.:.:.:
–¡Natsuki! No te esperaba… –la saludó una chica de extrema belleza, desde detrás del mostrador de desgastada madera, al verla llegar abrazando un par de libros– ¿no ibas a quedarte un par de semanas con tu novia?
–Ni me hables de esa, Shiz… fui una idiota.
Había llegado la noche anterior a su apartamento, y en ese momento estaba en la biblioteca de la ciudad, un lugar que frecuenta demasiado a menudo, por lo que la bibliotecaria y ella ya eran como viejas amigas.
–Encima ahora tengo su gato en mi casa… pobre gato –agregó dejando caer los libros sobre la madera, provocando un sordo golpe que sorprendió a más de un lector de la sala.
–¿Su gato? No entiendo… ¿le robaste el gato? –Preguntó con una sonrisa de medio lado.
–¡No se lo robé! Yo se lo regalé y lo tenía muy descuidado… –se defendió casi con un mohín.– estaba en mi camino hacia la puerta, como si no entendiera nada… no sé… lo agarré y me fui.
–Esa chica siempre te sacó un poco de tus cabales.
–Me volveré hetero –ahora fue ella quien se tiró sobre el mostrador. Sintió la risa sofocada de los más cercanos a su lugar, y por supuesto, la de Shizuru. –Está bien, veo que es por unanimidad.
–Nadie te imagina de ese lado, Natsuki… además, no es necesario tomar medidas tan drásticas. –Le dijo mirando la cabellera azul desparramada, sobre los brazos, la madera, y la espalda de la joven.– Ya aparecerá alguien que no esté tan loca como para dejarte ir.
–No lo creo… de todos modos… ahora tengo un gato que cuidar… –dijo resoplando– que asco mi vida. ¿Fichas estos libros?
–Ya está hecho, señorita… mientras tú te lamentabas, yo trabajaba… como siempre –dijo riendo y tendiéndole los viejos libros– me haces sentir la cantinera de un viejo bar.
–Oh, no digas más… cada vez soy más miserable. ¿Sigues teniendo libre los viernes?
–Claro, ¿quieres que salgamos?
–¿Mejor cena en casa y una película deprimente? –Ofreció caminando lentamente hacia la salida.
–Perfecto. Nos vemos mañana, ¿a las nueve?
–Sep… hasta mañana. –Finalmente se fue, arrastrando los pies, pensando en lo que le tocaba estudiar y en lo lamentable que debía verse. Se había convertido en una lesbiana soltera, con una vida sentimental desastrosa, viviendo sola con un gato blanco y gordo.
Lamentable al cien por ciento.
:.:.:.:.:.:
La casa nueva era más grande, e increíblemente, más ordenada. Por lo que oía de los vecinos, su nueva ama no era una mujer ejemplar… se preguntaba si algún día habrían hablado con ella, o visitado su casa… lo dudaba.
Todo olía a esa chica… y a perro.
Incluso había visto alguna foto de ella con un perro grande y rubio que esperaba no encontrarse. No parecía amistoso con los gatos.
Le había hablado, la pelirroja no le hablaba nunca, le dijo que volvería pronto. Y él, con su cabeza apoyada sobre sus pequeñas patas blancas entrecruzadas, miraba el reloj girar luego de inspeccionar un poco más su nuevo hogar.
Había visto donde estaba guardada su comida, pero era imposible acceder a ella. No tenía hambre, pero siempre le había parecido algo injusto. ¿Por qué ellos pueden comer cuando quieren y las mascotas no?
Injusticia.
Cuando él gobierne el mundo habrá grandes máquinas que mantengan sus platos rebosantes todo el tiempo. Seguro.
Finalmente giró sus ojos al sentir el ruido de la puerta. Pero él no era un perro, no se levantaría a esperar a su ama detrás de la puerta. Con suerte se levantaría cuando ella abriera la heladera, y le maullaría para que le dijera algo. Seguramente: "no tengo nada para ti, felino", que parecía ser su estilo.
Él nunca diría que le caía bien. Aunque aun oliera a perro.
La peliazul cerró la puerta tras de sí, y tiró las llaves sobre la mesa ratona vecina a la puerta sin demasiado cuidado.
Se veía resignada, como cuando su ex dueña hablaba con su madre. Se sentó en el sofá sin prestarle atención, y por eso fue que decidió levantarse para ir directo a las piernas de la chica, refregándole su larga cola peluda por la cara, haciendo que cierre los ojos y se ría un segundo.
–¿Estabas aburrido, gato?
¿Miau? Como si pudiera responderle…
–Mañana vendrá una amiga mía, ella es muy linda con los animales… aunque nunca la he visto con gatos… mmm, espero que Shizuru no te tenga alergia – lo último lo hablaba para sí, arrastrando sus palabras, acostumbrada quizás a hablar sin que nadie la escuchara–, no lo creo, no dijo nada cuando le conté de ti. En fin, vendrá a cenar y ver alguna película, a Nao nunca le cayó bien, pero es una excelente amiga. Bueno, es la única que tengo –Agregó dándole un coscorrón cariñoso entre las orejas puntiagudas, que hizo que saltara de su falda. –Ven, te daré de comer.
Y así se levantó directo a la cocina… ¡sin que él tuviera que maullarle hasta el cansancio! Empezaba a amar a esa chica.
El sonido de la leche cayendo sobre su plato metálico le hizo lamerse los bigotes mientras raudo iba hacia él.
¿Ya habría empezado su gobierno?
–Bueno, gato… te tendría que poner un nombre, ¿no? Bueno, luego lo pensaré… iré a leer esto a la cama… –levantó los libros que había sacado de su mochila– por cierto, te traje algo, espero que te guste. –Dijo sacando del bolsillo de su campera una pelota multicolor, que rebotó al caer de su mano, y se fue rumbo al dormitorio
Definitivamente, la amaba.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Está genial

Dagha dijo...

que loco el gato narrador!!!! hahaha todo muy bien la.sigo
Muchas gracias, se cuida
Besos bye bye

Anónimo dijo...

Que lindo un minino narrando :)

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