21
Shizuru tuvo que hacer un gran esfuerzo para insuflar aire
en sus pulmones. Su visión se volvía borrosa, y por un instante creyó que iba a
desmayarse. La mujer enmascarada que estaba de pie frente a ella, la Ladrona de Novias, era Natsuki. No había
ni rastro de duda. En el instante en que la tomó entre sus brazos, su cuerpo y
su mente la reconocieron.
Cerró los ojos con fuerza en un intento de aplicar la
lógica, pero su cerebro parecía haberse congelado. ¿Cómo era posible? ¿Por qué?
Necesitaba preguntárselo, pero apenas podía formular un pensamiento coherente,
y mucho menos hablar.
Abrió los ojos y la miró: de pie, inmóvil, ataviada de negro
enteramente, con sólo los ojos y la boca a la vista. Incluso así, ahora que
sabía la verdad, la reconoció al instante: su estatura, su cabello, su aire
imponente. ¿Cómo podía no haberse dado cuenta antes? “Porque no tenías motivo
para suponer que ella era otra cosa que lo que parecía ser. Ni siquiera pensar
que te estaba mintiendo”.
Y en efecto, aquella única idea se abrió camino entre el
torbellino que era su mente. Le había mentido. Y repetidas veces.
La cólera la abofeteó con violencia y a punto estuvo de
tambalearse. Apretó los puños a los costados y se aproximó a ella con paso
tembloroso.
- Quítate esa máscara –exigió, orgullosa de lograr mantener
la voz firme.
Al ver que ella dudaba, su cólera se transformó en furia
desatada, y por primera vez en su vida sintió el impulso de golpear a alguien.
Incapaz de contenerse del todo, le clavó el dedo índice en el pecho.
- Sé que eres tú la que está debajo de esa máscara, Natsuki.
Reconocería en cualquier parte tus besos, tu sabor. Quí-ta-te-la. –Puntuó la
orden con cuatro golpecitos más del dedo.
Aun cuando sabía que iba a ver la cara de Natsuki, Shizuru
recibió una fuerte impresión. Con el cabello azulado aplastado en la coronilla
a causa de la máscara, la miró con expresión indescifrable. El silencio fue
alargándose hasta que Shizuru sintió que le iba a estallar la cabeza.
Luchando por controlar el tumulto de emociones que la
invadía, le preguntó:
- ¿Puedes explicarme esto, por favor?
- ¿Qué más quieres saber?
- ¿Qué más, dices? ¡No sé nada! Excepto que me has engañado.
Natsuki dio un paso y ella retrocedió. Tenía el entrecejo
fruncido, pero no se aventuró a seguir avanzando.
- Sin duda comprenderás la necesidad de proteger mi
identidad, Shizuru.
- ¿Lo sabe alguien más?
- Sólo Kaiji Sakomizu. Y tú hermano.
A Shizuru le pareció que el suelo cedía bajo sus pies.
- ¿Hiroshi?
- La noche en que rescaté a la señorita Tokiha te siguió y
esparció un polvo especial, fabricado por él, sobre la silla y los estribos de la
Ladrona de Novias. Cuando al día
siguiente yo, ladi Kruger, fui a tu casa, mis botas y mi silla de montar aún
mostraban restos de ese polvo. Cuando Hiroshi me encaró armado de pruebas tan
irrefutables, no pude negarlas.
Shizuru se esforzó para que las rodillas no le flaqueasen.
- No puedo creer que no me haya dicho nada.
- Yo le pedí su palabra de que iba a mantener el secreto. Si
me descubren...
Dejó la frase sin terminar, y Shizuru se la imaginó
fugazmente con un lazo al cuello.
- Te ahorcarán –terminó por ella, con el estómago encogido
de sólo pensar en ello-. Ya sabes que yo creo firmemente en tu causa, pero ¿qué
te hizo...? –Nada más comenzar la pregunta, le vino la respuesta-: Tu hermana
–susurró con asombro-. Me contaste que una persona a la que querías había sido
obligada a casarse...
- Así es. No pude salvarla. Pero había muchas otras a las
que sí podía salvar. –Se pasó las manos por el pelo-. Sin embargo, ahora que la
investigación del juez va estrechando el cerco, parece que tendré que retirarme.
- Y a pesar del peligro, has venido aquí esta noche.
Un músculo se contrajo en la mejilla de Natsuki.
- Sí
La importancia de aquel hecho fue calando en la mente de
Shizuru, lentamente al principio pero cada vez a mayor velocidad, hasta que
penetró a todo galope en su cabeza. Sintió ganas de reír y llorar, pero se
obligó a conservar la compostura. Sabía que Natsuki no deseaba casarse con
ella, pero ni remotamente había imaginado hasta qué extremo sería capaz de
llegar para no hacerlo. Pese a la amenaza que suponían el magistrado y la
Brigada contra el Ladrón de Novias,
había arriesgado la vida para ofrecerle a ella la libertad.
Y al darle la libertad a ella, también se la daba a sí misma.
Natsuki la miraba, intentando comprender sus sentimientos
contradictorios. Shizuru la amaba. Cerró los ojos por un instante para
disfrutar de aquella increíble sensación. Visualizó varias imágenes de lo que
podría haber sido una vida en común con ella... compartir su amor mutuo, hacer
realidad los sueños de cada una.
Sintió la acuciante necesidad de decirle que la amaba, que
la amaba más que a nada en el mundo, pero se abstuvo a duras penas. El peligro
al que se enfrentaba seguía siendo demasiado real, y ahora que ella conocía su
identidad, la amenaza era peor aún. Si le decía que la amaba, Shizuru, leal
como era, no la abandonaría nunca; no le sería posible apartarla para
conducirla a la seguridad. De hecho, sabía que sería capaz de caminar sobre el
fuego por ella, algo que le complacía, anonadaba y aterrorizaba al mismo tiempo.
No tenía derecho a amarla ni a casarse con ella, pero si no la convertía en su
esposa la dejaría deshonrada. Se pasó las manos lentamente por el rostro ¿Qué
diablos iba a hacer?
Shizuru observó su semblante torturado y se le encogió el
corazón. Se le veía indecisa y confusa, sin saber qué decir ni qué hacer. No
quería casarse con ella, pero tampoco quería, ni podía, dejarla marchar. No la
deseaba, y sin embargo no quería hacerle daño. Y ahora que había revelado
impulsivamente sus sentimientos...
La embargó una terrible humillación, como una losa tremenda
a punto de aplastarla con su peso. Igual que un río desbordado y furioso, evocó
la conversación que acababan de tener, cómo ella le había desnudado su alma y
su corazón, cómo le había confesado el amor que sentía, y su respuesta cuando
le preguntó si deseaba casarse con la condesa: “Con desesperación”.
El cuerpo se le quedó helado a causa de la mortificación. Natsuki
adelantó una mano, pero ella retrocedió bruscamente. Se rodeó a sí misma con
los brazos y dijo con un hilo de voz:
- No me toques
Natsuki bajó la mano despacio, sin duda sufriendo, pero Shizuru
no pudo hacer ni decir nada para consolarla. Necesitaba hasta la última gota de
concentración y fuerza para no desmoronarse.
En ese momento se oyó un suave relincho y ella volvió la
mirada hacia un arbusto.
- No te preocupes –dijo Natsuki-. Es mi caballo, Campeón.
La cabeza le dio vueltas otra vez, y de pronto se hizo la
luz en su mente
- Campeón... tu caballo... Te ofreciste a ayudar al señor Wang
a buscar tu propio caballo. Todas las cosas que dijiste, las sugerencias para
ayudar a capturar a la Ladrona de Novias,
eran simplemente mentiras. Todo lo que sale de tu boca no es más que una
mentira.
- Hago lo que debo para seguir en libertad, Shizuru
- Sí –admitió ella con tono inexpresivo-. Eso es obvio
-. Esta noche he venido aquí para darte la libertad
Shizuru se encogió por dentro. “Sí, lo cual te la dará a ti
también”.
Natsuki dejó la mirada perdida en la oscuridad, con las
cejas juntas en actitud pensativa, y luego comenzó a pasearse delante de
Shizuru. Justo cuando ésta creía no poder soportar más el silencio, dijo:
- Se me está ocurriendo una idea... Tal vez exista otro
modo. –Dio unos pasos más con el entrecejo fruncido, seguramente cavilando
algo. Luego asintió con gesto resuelto y se detuvo frente a Shizuru-. Creo que
he encontrado una solución. Podemos casarnos y partir al extranjero
inmediatamente después de la ceremonia. Podemos vivir en el continente o en
América, en cualquier parte donde no pueda encontrarnos el magistrado, un lugar
donde nadie haya oído hablar de la Ladrona
de Novias.
Shizuru sintió la tenaza de la desesperación. Santo Dios,
ahora que sabía que la amaba, se estaba ofreciendo noblemente a abandonarlo
todo, su hogar, sus derechos de cuna, su lugar en la sociedad, su estilo de
vida, en el nombre del honor. Y por una mujer a la que no amaba.
- Ya sé que es mucho pedirte –añadió él en voz baja-.
Tendrías que dejar tu familia, tu hogar...
– Tanto como tú
- Sí. Pero sólo si nos casamos y salimos del país se
solucionará el problema.
“El problema”. Sí, aquello significaba ella. Sintió una
aguda sensación de pérdida, junto con un deseo casi absurdo de echarse a reír.
Nunca había imaginado que iba a encontrar a una mujer a la que amar, y ¿qué
ocurría ahora que la había encontrado? Que se trataba de dos mujeres, y aunque
admiraba su valor y creía fervientemente en su causa, estaba claro que en
realidad no la conocía. ¿O sí? Su vida estaba apuntalada en mentiras y la había
engañado desde el principio. ¿Cómo era posible que amara a aquella mujer? Sin
embargo, así era. Se frotó las sienes en un vano intento de despejar parte de
la confusión.
- Saldrá bien, Shizuru–dijo Natsuki, y su voz la devolvió
bruscamente a la realidad
Shizuru sacudió la cabeza al tiempo que ponía distancias.
- Necesito tiempo para pensar. No tengo idea de quién eres.
Y es evidente que tú no tenías intención de decírmelo nunca. ¿O sí? ¿Me habrías
dicho la verdad alguna vez?
Natsuki la perforó con la mirada y se produjo un silencio
que se prolongó casi medio minuto antes de que meneara la cabeza para decir:
- No lo sé, pero por tu propia protección... probablemente
no.
- Ya... Entiendo –A Shizuru se le quebró la voz y tuvo que
aclararse la garganta. A continuación, levantó la barbilla y dijo en un
susurro-: Te he dicho algunas cosas, como Ladrona
de Novias, que no te habría dicho si hubiera sabido con quién estaba
hablando en realidad. Y ciertamente no sé quién eres, pero sí sé que no eres la
mujer que yo creía. Ninguna de las dos lo sois. –Le salió una risa amarga que
casi la ahogó- Dios mío, ni siquiera sé con quién estoy hablando. –Y haciendo
acopio del frágil autodominio que conservaba, lanzó un suspiro tembloroso y
dijo-: Tengo que irme –Y se dispuso a salir de debajo del árbol.
Pero Natsuki la agarró del brazo
-Shizuru, espera. No puedes irte así. Hemos de hablar
Intentó zafarse, pero no pudo
- No tengo nada que decirte en este momento. Quiero,
necesito estar sola, lejos de ti. Para poder pensar y decidir qué hacer. –La
fuerte rienda con que sujetaba sus emociones resbaló un poco más-. Te lo he
dado todo: mi respetabilidad, mi inocencia. –“Mi corazón, mi alma”-. Deja que
me marche sin apropiarte también de mi dignidad. Te lo ruego
Natsuki la soltó lentamente
- Pasado mañana estaré en la iglesia
Shizuru reprimió un sollozo y se apartó
- Me temo que no puedo prometerte lo mismo
Y sin más, se recogió las faldas y se fue, acelerando el
paso hasta que terminó por correr como si la persiguiera el diablo.
Natsuki se quedó contemplando cómo la oscuridad se tragaba
su figura. La mente le gritaba que fuera tras ella, pero respetó su ruego al
tiempo que en su cabeza resonaban aquellas palabras: “Te lo he dado todo”.
“No, Shizuru, te lo he arrebatado yo”. Sintió un
autodesprecio tan intenso que le hizo caer de rodillas en el suelo húmedo.
Cerró los ojos con fuerza y apoyó la frente en sus manos convertidas en dos
puños. ¿Cómo demonios era posible sentirse tan aturdida y al mismo tiempo tan
dolorosamente herida?
De alguna manera, sin haberlo buscado ni haberse dado cuenta
de que lo deseaba, milagrosamente le había sido entregado un tesoro: una mujer
que la conmovía profundamente, en lo más hondo, en partes de su corazón que no
tenía conciencia de que existieran.
Pero, al igual que un puñado de arena, había permitido que Shizuru
se le escurriera entre los dedos; aunque, en verdad, no habría podido hacer
nada para evitarlo... salvo no haberse acercado nunca a ella. ¡Maldita sea, no
era más que una egoísta! No tenía ningún derecho a desearla, a tocarla, a
amarla, sabiendo que no podía ofrecerle el futuro que ella se merecía. Si la hubiera
dejado en paz, quizás alguien más, que no tuviera un precio por su cabeza, la
habría cortejado, se habría enamorado de ella y la habría convertido en su
esposa.
Le acometió una violenta punzada de celos por el mero hecho
de pensar en que la tocara otro. Shizuru era suya. Pero ella decidiría:
¿acudiría a la iglesia para casarse? Le subió a la garganta una risa amarga.
“¿Estas loca? ¿Por qué iba a casarse con una mujer a la que considera una
mentirosa y que sin duda terminaría ahorcada y la involucraría en el escándalo?
Yo que ella, sencillamente querría empezar una nueva vida, lo más lejos posible
de mí”. En fin, si aquello era lo que quería Shizuru, haría todo lo que
estuviera en su mano para que así sucediera.
La decisión no dependía de ella. Lo único que podía hacer
era esperar. Shizuru estaba mejor sin ella, pero su egoísta corazón rogaba que
compareciera en la boda.
Shizuru no dejó de correr hasta que llegó a su dormitorio.
Cerró la puerta tras de sí, se dejó caer sobre la cama y se arrebujó bajo las
mantas, dolida como un animal herido. Se hizo un ovillo y por fin permitió que
fluyeran las lágrimas. No sabía que fuera posible sufrir tanto, como si le
hubieran arrancado el corazón y lo hubiesen arrojado al suelo.
Hundió la cara en la almohada para amortiguar los sollozos y
lloró hasta que los ojos se le hincharon tanto que apenas podía abrirlos. Su
mente no cesaba de recordar una y otra vez cada minuto pasado en compañía de
Natsuki, puntuado con silenciosos gritos de “¡embustera!”.
Cuando llegó el alba y empezaron a filtrarse por la ventana
unos tímidos rayos de sol, por fin dejó escapar un largo suspiro de cansancio.
Tras varias horas de rebuscar en su alma, no podía censurar a Natsuki por sus
mentiras; había hecho lo necesario para protegerse. Sus sentimientos hacia la Ladrona de Novias, su profunda
admiración por su valor y el compromiso con su causa, no se habían alterado. Y
en un momento de cruda sinceridad consigo misma, reconoció que resultaba
emocionante saber que la mujer a la que amaba era en realidad aquella heroína
enmascarada.
La mujer a la que amaba. Volvió a herirle la humillación. La
mujer a la que amaba había arriesgado su vida para darle la libertad. ¿O había
sido para quedar libre ella misma? ¿Tenía importancia aquel detalle? Nada podía
cambiar el hecho de que abrigaba una arraigada repugnancia hacia el matrimonio:
nunca había querido casarse y aunque Shizuru intentó consolarse con el hecho de
que no habría querido casarse con nadie, no con ella en particular, resultaba
un flaco consuelo.
Si Natsuki la quisiera de verdad, lo habría sacrificado todo
para casarse con ella. Y en cambio le había ofrecido ser libre, al tiempo que
se liberaba a sí misma. La libertad era lo único que Natsuki deseaba, y ella
era la única persona que podía dársela.
Y aquello era precisamente lo que pensaba hacer.
Después de desayunar empezaría a disponerlo todo. Compraría
el pasaje para viajar al extranjero y se prepararía para dejar su hogar para
siempre.
No había necesidad de que Natsuki la esperase en la iglesia
al día siguiente.
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7 comentarios:
Guau grata sorpresa la que me lleve. Yo solo estaba de paso para ver si me animaba algo.
Pero vaya has hecho que la noche se vuelva estrellada. No importa que la contaminación no la deje ver. Hahahhaha
Shizuru sabes mi abuelo siempre me dice una frase que respeto mucho. "Pensar es malo".
O sea que no te angusties y no le des tanta vueltas al asunto. Formas una tormenta en un baso de agua.
Gracias por favor actualiza lo mas pronto posible.
Honto arigatou.
Me voy una semana de viaje y con que me encuentro?!!!
me encuentro conque sacaron del capitulo 18-21 xD
la vdd me encanta este fic
y hubiera sufrido de desesperación x saber q es lo q iba a pasar cuando la mama de shizuru y midori las cacharon xD
En fin... estaré esperando la conti
Que viva el Ladrón de Novias!!!!
Pensando en que leer con el desayuno creyendo muy pronto para el próximo capítulo me ha encantado verlo, está muy bueno! Siento que le falta muy poco y me parece que me dejaras sin nervios en la espera...
Natsuki es tonta.. pero tonta tonta tonta eeh! a ver ke hace ahora! hasta el sig capitulo!!
noo porque paso esto?natsuki es una imbecil!!por no haberese sincerado se merece que shizuru la deje,que mas prueba quiere que la hermosa confesion que recibio!me encanto y esperare ansiosa la conti.besitos
sayuri
Aaaaaaah Natsuki baka!! Wosh ya no me aguanto TwT quiero conti pronto kaon chaaaan *^* me tiene muy colgada el fic, esta genial y tiene de todo, sin duda uno de los mejores que he leido! Gracias kaon chan n.n
me quedo perpleja o.O d ver a natsuki actuar de esa manera ya sabiendo lo que shizuru le confeso que la amava ... mierda natsuki razona!!!! que la vas a perder tonta!!! pobre shizuru :(
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