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Actualizaciones 15/Julio

lunes, 27 de agosto de 2012

lunes, 27 de agosto de 2012

Cap. 14 "Nunca digas adiós" de Cristalsif

NUNCA DIGAS ADIOS

Capítulo 14

Interferencia

Su piel bajo mis labios, sus dedos recorriendo cada centímetro de mí expuesta, el placer de tenerla y tomarla a mi antojo... fue algo inusitado por no decir que jamás paso por mi mente tal posibilidad, no hasta hoy. En medio de las sombras, con la luna adornando el firmamento, allí donde su lánguida luz perneaba la húmeda y desnuda figura de aquella, que entre lineas admitió ser mi amante. Sé, mientras mis manos la recorren entera y saboreo el manjar de sus respingados pechos, que el corazón cuyo palpito acelerado escucho, no es mío y nunca lo será. Pero esto no es algo que amargue este instante o los que sean venideros. No hay amor entre nosotras y ambas lo tenemos tan claro, que a los ojos del mundo nuestros actos serán viles y carecerán de sentido. No hay más sentido que roer el alma de otra, que no contempla esta idílica y erótica danza de cuerpos. Hago mío el candor y la húmeda entrepierna de aquella ninfa de melena roja como el fuego. Escuchó atenta el sin fin de gemidos y mi nombre en sus labios, teñido de pasión... lujuria.

Perpetro el más cruel juego, ansiando más en la debilidad de este cuerpo mortal, imperfecto. Porque de besos y caricias bajo la lluvia, de correr buscando resguardo, de subir las escaleras con afán entre caricias que queman, pasamos a este momento. Si pienso en como llegamos aquí, como arrancamos la tela húmeda de la piel en medio de este desaforado deseo que todo lo consume, que todo obstáculo supo romper... me doy cuenta que somos banales y divertidas nada más. Nos mordimos, luchamos por saber quien tendría el control y se ha sabido sometida con gusto a mis brazos, a mi tacto fogoso. Las estanterías arruinadas así dan fe de ello, tanto como la ropa desperdigada y desgarrada. De todo esto es apenas testigo, el trémulo sonido de la cama que soporta el envite de unión y fusión de nuestros cuerpos.


No hay momentos ya para pensar, siento sus uñas clavarse en mi espalda símbolo se su asenso a la cima del placer mismo. Mi cadera responde con soltura y velocidad los deseos ya no tan secretos de ella. Me aborda entonces un cóctel de hormonas, nicotina o tal vez éxtasis. Para que drogar y apagar mi amargura en una copa, cuando tengo algo más efectivo para olvidar por un momento el tormento al que día con día estoy sometida. Un gemido hondo y ronco escapa de mi garganta a coro con el de ella, quizás más agudo. Arquea su cuerpo pronunciando el intenso contacto de nuestras intimidades y yo muerdo su cuello con sumo placer, a fin de dejar claras mis marcas en su cuerpo. Una tácito acuerdo que delate la obviedad de nuestros truculentos actos, pero de todos ellos el más impensable... que sea un secreto a voces, hacer público lo nuestro.

Miró de nuevo en sus ojos verdes cuyo brillo lascivo delata para mí, lo asertivo de mi desempeño en la cama, algo que temía dada mi escasa experiencia. Procuro por todo medio no dejar el completo de mi peso sobre su delgado cuerpo. Una gota de sudor resbala por su barbilla, y sus cabellos se adhieren por partes a su rostro felino. Pero sé que no se ha calmado todavía esta sed de lo prohibido. Nao sonríe antes de darme la vuelta y sentarse en mi regazo, haciendo un corto movimiento circular con su cadera, a todo ello yo respingo. Nuestra sensibilidad esta a flor de piel y ella disfruta viendo mis reacciones, esta es ya la tercera vez que lo hacemos. Hemos variado tantas poses, movimientos y variedades que de algún modo ha sido para mí, como si hubiese estado con al menos 3 mujeres distintas. No hay ternura en lo que hacemos, solo disfrute carnal.

-Quien pensaría que tendrías tanta resistencia- Se inclina para susurrar en mi oído, entes se succionar con mucha fuerza en mi cuello, del lado izquierdo... sabe que es hora de dejar su marca. -Yo voy a llevarte al limite 'cachorro'- Pero mucho antes de que termine, mi mano esta acariciando la humedad que mana de su interior y vuelve a gemir, mientras yo sonrió.

-Me pregunto... solo un poco quien implorara descanso, te aseguro que no seré yo- Levanto medio cuerpo de la cama, aferrándome a su cintura para callar cualquier respuesta con un beso inclemente, uno que no da paz o sosiego, tan contrario que inquieta y obliga a más. Enreda sus piernas a mi cadera, sus dedos a mi cabello y es hora de volver a empezar...

Pasamos algunas horas más, hasta que el cansancio la venció y con una sonrisa de satisfacción, orgullosa tal vez, se dejó dormir acunando su cabeza entre mi hombro y mi cuello. No imaginé que tener intimidad con otra persona que no fuera la amada pudiera ser tan placentero. Miré a mi lado y el cuerpo apenas cubierto por la sabana hasta la cadera de Nao, trajo a mi algo de ternura. Con un movimiento cuidadoso subí la sabana para cubrirla del frío de la noche.

-“¿Sientes culpa... señorita Kuga? Si fuera el caso, has debido dejar tal responsabilidad en mis hombros y mi consciencia”- Escuché la voz del monje en mi mente. Cerré los ojos, si bien ella había ideado todo lo concerniente a la forma de dar celos a Shizuru. Temía de algún modo que esa desconocida a la vez conocida pudiera lastimar a Nao. -“No siento culpa, no cuando sé que en este momento ella esta en la misma situación con su prometida... no hay nada entre nosotras por mucho que eso me pese”-

-“Tal vez solo desees dejar ir el dolor que sientes, Yuuki-san ha sido la mejor posibilidad que pudieras tomar... al menos ella es sincera consigo misma y contigo”- Coincidí con mi alterego.

-“Tal vez”- Procurando separarme de mi amante antes de que la luz del sol tiña de naranjas y amarillos el cielo. Recogí mi ropa y me trasladé a mi habitación. No había tiempo para dormir, me duche a consciencia con la idea de cumplir unas diligencias inaplazables en la universidad.

Tomé las llaves sigilosamente, pues no solo nosotras tuvimos acción nocturna, seguramente Mai y Mikoto también hayan consumado su sentir. Di pasos silenciosos por el pasillo, tomé el casco de la mesa de la sala principal y me encaminé a la puerta. Pero antes de lograr abrir, se escuchó el golpe violento al otro lado. Miré por el visor de la puerta, fuera de ella había un hombre, alto y hasta atlético, de piel pálida, ojos azules y corta melena de un tono rubio arenoso. Se le notaba nervioso mirando a todos lados, como si su vida dependiera de ello. Busqué en el cajón cercano un arma, en el estante al lado de la puerta, no he de develar todavía el secreto de mis armas cromadas, la cargué con rapidez mientras el desconocido golpeaba con más fuerza la puerta, en más de 3 toques. Abrí al tiempo que le apuntaba con un arma.

-¿Sae-chan?- Me miró como si viera un fantasma pero pronto recordé que ese apelativo era usado por los cercanos a mi madre. -Tengo que admitir que te ves como hace...- No le permití terminar.

-Se equivoco de persona, pero dado que tenemos que ser prudentes- Con el arma apuntando en su pecho miré a ambos lados en el pasillo, Vacío. Sujeté al hombre por el cuello de la camisa, con fuerza lo hice entrar y lo arrojé al sofá mas cercano. Me dí la medía vuelta, cerré la puerta con él pie y continué apuntándole con mi arma, escuché a mi espalda los cerrojos mecanicos completar el cierre de seguridad. -Tienes 10 segundos para decirme quien eres, que haces aquí y quien te dio mi dirección o serás un colador lleno de balas... lamentaré lo de sofá, pero bien vale la pena- Llevé el dedo al gatillo para que viera que no me temblaría el pulso.

-Soy Airo Nakamura, estaba buscando a Saeko-san o a la pequeña Kuga y la dirección la obtuve hackeando varías redes, me costó tres meses dar con tu paradero- Continuaba escrutándome como si fuera un bicho raro, sus manos levantadas con la clara idea de mostrarse inofensivo. -¿Eres Natsuki Kuga, la hija de la doctora Saeko Kuga?- Aunque fuera una pregunta, estaba claro que él sabe bien quien soy y ello le... ¿Enternecía?

-Aquí las preguntas las hago yo... ¿Para que buscas a la familia Kuga?- Fruncí el ceño con desconfianza.

-Para encontrar a mi hija y remitirle una misiva muy importante... además de informar un suceso de alto secreto sobre la corporación Sears y la familia Margueritte- Se le miraba sincero y determinado, pero lo último no lo sabía, imaginaba que alguien más que solo el imbécil del Riota estaba detrás de los ataques.

-¿Por qué habría de confiar en ti?- Dame una buena Nakamura o en breve iras al encuentro de tus dioses.

-Porque tú y yo tenemos un objetivo común Natsuki... queremos acabar con Sears y el proyecto Slave. Créeme cuando te digo, que los tres Slaves que enfrentaste junto a tus amigas son una migaja en comparación con lo que se avecina- Sus ojos azules eran tan límpidos como el agua, sinceros podría decirse y por alguna extraña razón el sujeto me resulta familia ¿Pero de dónde lo conozco? Hice un esfuerzo por recordar...

-Hey Natsuki...- Decía un sujeto rubio de ojos azules, cuyo rostro más joven se asomaba por una de las puertas del laboratorio. Yo estaba sentada en uno de los sofá del pasillo jugando con mi peluche, ese con forma de perro salchicha. -Te hice tu helado de mayo como te gusta- Su sonrisa era cálida y yo confiaba ciegamente en él.

-¡Tio Airo!- Corrí como alma que lleva el diablo, reía mientras corría por los pasillos hasta llegar a los brazos de ese hombre, que me levantaba para posarme sobre la mesa del laboratorio y darme un agitador de muestras con mi sabor favorito, fabricado por él. Helado de mayonesa dulce y chocolate. En cuanto probaba un bocado reía de contento, comiendo sin descanso ¡Era delicioso!

-¿Quieres un poquito?- Le extendía la cucharita llena del aderezo.

-Pero solo un poquito... porque este litro es para ti, has sido una niña buena y te lo mereces- Abría la boca para recibirlo y luego. -Esta deliciosa-

-¿Verdad que si?- Afirmaba yo con tanta alegría, mientras él acariciaba mis cabellos.

-Así que aquí estaban par de pillos- Una voz suave, calmante incluso, se escuchó a la espada de él. Luego una frondosa melena negra, así como unos amorosos ojos esmeralda se posaron sobre mí.

-¡Mamí! El tio Airo me hizo mi helado favorito-Dije feliz de la vida convidándole también de mi helado, el cual degustó dichosa.

-La conscientes demasiado Nakamura-san- Se cruzó de brazos fingiendo seriedad, pero pronto comenzó a reírse.

-Vamos Saeko... no te pongas formal, es una niña y merece algo de diversión- Se le notó nervioso pero alegre.

-Lo sé... me alegra mucho que juegues con ella. Cuando tengas hijos seras un gran padre, querido amigo- La mirada afable de mi madre así como su mano acarició el hombro de aquel rubio amigable.

-Ojala pudiera...- Se puso triste un momento, raudo volteó a verme con su rostro divertido. -...pero tengo a mi pequeña Natsuki ¿Verdad?-

-Sip...- Asentí volviendo a comer mi helado.



-¿Tio... Airo?- Lo miré con un destello de reconocimiento. -Tú... tú trabajabas en Sears con mi madre- Bajé el arma y tomé asiento pesadamente en el sofá frente a él.

-No lo soy de sangre... pero si de corazón, en aquellos años la pequeña Natsuki me llenó de alegría y yo procuraba consentirle algunos caprichos a escondidas de Saeko- La sonrisa de antaño llenó su rostro curtido y algo magullado. Tenía una cicatriz en la barbilla y otra en la mejilla izquierda, además un mechón de cabello blanco en uno de los laterales de su cabeza, cosas que no recordaba portara en aquellos años. Me di cuenta entonces que era un hombre marcado por la tragedia.

-¿Por qué me buscaste?- Han pasado tantos años que este encuentro no es casualidad.

-¿Podrían dejar de hacer tanto ruido? No he dormido nada y...- La voz de Nao nos interrumpió siendo que ella muy a mi vergüenza estaba cubierta apenas por su ropa interior. Sonrojada corrió a velocidad sobrehumana de vuelta a su cuarto.

-¿Cof... En que ibamos?- Atrajé la atención de Airo, que miraba sorprendido el pasillo ahora vacío.

-Te busqué... porque llegó a mí la información de que estabas viva... no solo tú... mi querida Alissa también. Creí... creí que habían muerto en el carnaval- La voz le tembló un momento, pero era un hombre y seguramente contuvo el nudo en su garganta.

-En efecto Airo, morimos en el carnaval, de no ser por Mashiro-sama estaríamos muertas... sin embargo ¿Qué tiene que ver Alissa Sear con todo esto?-

-Es Alissa Nakamura... no Sears- Su expresión se hizo pétrea. -Ella es mi hija... y sin la ayuda de Saeko ella jamás hubiera llegado a este mundo-

-¿Qué tiene que ver mi madre en todo esto?-

-Mucho más de lo que te imaginas... ella...-

-Natsuki... ¿Qué dijimos de traer visitas sin avisar?- La voz cutre y terrorífica de Mai volvió a interrumpirnos, por suerte ella estaba más presentable... si a eso se le llama presentable. Tenía un pijama semitransparente muy pero que muy corto.

-Esto te interesa Mai... trae a las demás, y por favor... cambiense de ropa o ponganse algo que cubra más... vamos a tratar un tema muy serio ¿Verdad Airo?- Confirmé con solemnidad, no hay secretos para el resto del escuadrón Otome.

-Así es... es sobre la Hime artificial y el proyecto Slave... ellos van a atacar Natsuki y será a escala mundial- La seriedad en sus ojos zafiro así como su cara, me hizo temer lo peor.

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La calma y la tranquilidad son algo que a ciencia cierta he olvidado con el paso de los últimos años vividos, el té es la única alternativa que he encontrado para resolver tal predicamento. No solo apacigua las tempestades de mi alma, también me brinda la vitalidad suficiente para cumplir con mi ocupada agenda. Hoy es uno de esos días en los que no tendré ni un segundo de reposo. La endemoniada reunión con el consejo lleva más de una hora según lo planeado y parece que va a alargarse más de lo previsto, por suerte para mí logré concluir unos cuantos trabajos finales esta madrugada.

-Los estudiantes a los cuales represento, aseguran la gran dificultad que supone realizar los trabajos impuestos por los docentes con tan deplorables sistemas informáticos, es por eso que debemos establecer un monto más alto en este cargo al presupuesto del año entrante- Añadí a la discusión en el momento indicado, ya que se estaba hablando del presupuesto anual.

-Kaichou Fujino, hicimos una actualización tan solo al principio de este año- Acomodó sus lentes un hombre viejo y desgastado por la vida, o puede que los números. Era el contador y representante legal en lo que a finanzas refiere en Kiray.

-De los cuales apenas nos resta un mes en el calendario académico, el más importante he de recordarles... Kiray se enaltece no solo de sus altas especificaciones académicas y de los más excelsos procedimientos educativos. Para ello debemos proveer con suficiencia, sistemas que vayan de la mano de dichas exigencias- Tomé un poco de aliento para continuar el parloteo. -Según el presupuesto de este año- Que señalé en la carpeta 5 con la que los asistentes contábamos. Todos se sirvieron mirar. -Nuestros gastos incrementaron en papelería... dado que es política de Kiray, que los estudiantes puedan imprimir todos sus trabajos en la secretaria. Previniendo los impaces que esto puede ocasionar en cifras, he comparado algunas de las cotizaciones que remitimos a algunas compañías de software... los gastos en papelería cubren en 2 años la cotización más costosa entre las opciones revisadas, eso significa que aun si invertimos a plazos la compra de los equipos y Software requeridos, dentro de dos años este gasto será eliminado, siempre y cuando... se establezca una política telemática para el envío de trabajos- Di algo de tiempo a que los oyentes se habituaran a la idea y luego proseguí. -A la velocidad de un clic nuestro estudiantado podrá remitir grandes volúmenes de información, seremos ecológicos y ahorraremos lo indecible en gastos. Quepa decir que en 5 años haremos un ahorro del 10% en los gastos totales, habiendo pagado de antemano la cotización, lo cual impactara directamente los rendimientos de Kiray-

La aprobación no se hizo esperar, tratamos posteriormente la seguridad de las zonas más alejadas de la universidad y con algo de reticencias aprobaron el caso. No olvido el ataqué al que fuimos sometidas Nao y yo cierto día. Terminada la reunión me dispuse a salir del lugar. No sin recibir un par de elogios, entre ellos algunos provenientes de Sergei-san, director a cargo y quien fue el primero en apoyar las ideas.

-Su gestión ha sido impresionante Fujino-san...- Su mano confianzuda se depositó en mi hombro, un gesto poco habitual entre nuestras costumbres.

-Se lo agradezco Gakuencho- Respondí afable, conservando el protocolo que la situación requería.

-Si me permite un momento de su tiempo deseo hablar con usted- Se le notó apenado. -Hay un caso con el que tengo un poco de inquietud. Me doy cuenta que usted esta al tanto de las situaciones del alumnado más de lo que yo puedo estarlo, por ello me gustaría consultar su opinión- La sonrisa de aquel hombre me resultó un tanto extraña, pero concedí la invitación.

Nos dirigimos a su despacho, notando que bien pudo en sus años mozos ser alguna clase de soldado, casi marchaba a la par que caminaba. Sus ojos dorados, de tono miel y la corta melena rubia en un cuerpo atlético, dejaba ver que Sergei era un hombre muy conservado a sus años. Esperaba no tardar demasiado, pero el destino prefiere siempre unos caminos diferentes. Ya en su oficina, tomó un archivo y lo poso sobre su escritorio frente a mí. Al abrirlo me quedé estupefacta, pues vi la foto de Natsuki en ella o debiera decir la de Nataru Blan.

-¿Que sucede con este alumno Gakuencho?- ¿Ahora que hizo mi Natsuki? Lo miré intentando no delatar nuestro grado de 'familiaridad'.

-Solicita la cancelación de su semestre, así como el retiro de su matricula y su traslado- El caballero, ya con algunas canas me miró con calma. -Cuando admitimos a un estudiante en Kiray firma una clausula de permanencia y sin la aprobación de la dirección no puede trasladarse a otra parte, si es por mi mandato... ninguna otra institución accederá a su transferencia- Se cruzó de brazos y apoyó su espalda en el enorme sillón rojo reclinable.

-¿A que se deben sus dudas sobre... Blan-san?- Inquirí tragándome la zozobra que me supo entender sus intenciones, solo quiere irse, sin más.

-Es un prodigio señorita Fujino...-

-¿Un prodigio?- No es por demeritar a mi Natsuki, pero en Fukka apenas y aprobaba raspando.

-Hace dos carreras al mismo tiempo, en administración tiene un buen promedio... nada fuera de lo común. Pero en biotecnología, sus avances son asombrosos, a nuestra institución le cuesta muchísimo dejar marchar a una persona con sus capacidades- Mencionó el origen de su predicamento, en tal caso la respuesta era obvia.

-Entonces niegue tal solicitud- Por dios deja de hablar con el corazón, si alguien quiere marcharse no se le puede retener.

-Es difícil, pues tiene serías motivaciones personales que no puedo... obviar- Ara ¿Acaso mi Natsuki habló con él de sus intensiones y justificaciones? Vaya cosa tan inusual.

-Me sería de mucha utilidad que el Gakuencho me explicara mejor la situación, de otro modo... no veo como puedo aportar mi humilde opinión- Sonreí amable aunque la curiosidad estuviera devorándome por dentro.

-Le parecerá absurdo, pero la respuesta es simple... amor, desamor... el joven Nataru Blan solo quiere huir- Sergei sonrió como si aquella fuera una niñería.

-Eso es si... Absurdo- Dije con dificultad. Él se puso de pie y comenzó a preparar un poco de té. No era enserio lo de marcharte en cuanto acabaras con el primer distrito ¿Verdad Natsuki?

-¿No le parece tonto que alguien quiera arruinar un impresionante futuro solo porque una dama caprichosa le ha rechazado? No encontrará otra institución mejor capacitada que la nuestra en la carrera de su interés- El director me daba la espalda mientras calentaba agua en una tetera especial.

-Me impresionan las fuentes del Gakuencho, esa sería información demasiado precisa- Me mordí un labio intentando tragarme el deseo de reprochar, las cosas son mucho más complejas de lo que él habla.

-Me lo ha dicho una apreciable amiga de mi juventud, Shura Wong-san- Sirvió el agua hirviendo en dos recipientes. -¿Manzanilla o Té verde Fujino-san?- Me miró de soslayo.

-¿Wong-san?- ¿Es acaso que el mundo es un pañuelo? -Té verde por favor-

-¿La conoce Fujino Kaichou?-

-Tan solo de vista- Me mostré prudente. No iré por la vida admitiendo que esa mujer tiene loca de amor a mi madre y además tenemos un divorcio inminente con su llegada a nuestras vidas.

-Probablemente la Kaichou ignora que ella me ha expresado esta información, después de todo es su tía y esta al tanto de la vida privada del joven- Depositó las tasas en la mesa, tendiéndome la del té verde más cerca.

-Eso no lo dudo Gakuencho... empero hay algo que usted me oculta- Estrujé entre mis manos la tasa y sorbí un poco de él ¡Delicioso!

-Que suspicaz... yo estoy enterado de absolutamente todo- Su sonrisa calmada pasó a un rostro de seriedad. -¿Cómo va el feliz acontecimiento de su matrimonio Fujino Kaichou?- Palidecí un momento, esos ojos miel miraban con maña.

Me recompuse pronto. -Bien... mi boda será el próximo fin de semana. ¿Le ha llegado mi invitación?-

-Claro que sí... estaba pensando en obsequiarles una cama, pero es un tanto inapropiado... así que he optado por una vajilla de plata y un juego de sala caoba donde puedan compartir románticas cenas- Sergei estaba siendo absolutamente irónico.

-Se lo agradezco Gakuencho, pero si esto es todo para lo que me requería, debo marcharme... entenderá estoy sumamente ocupada- Bebí el completo de mi té y una gota de sudor bajo hasta mi barbilla. Me puse de pie. -Con su permiso- Me incliné con sumisión como dictan nuestros cánones ha de hacerse ante una autoridad mayor en años y jerarquía.

-Fujino-san-

-¿Si Gakuencho?- Levanté la vista para verlo directamente.

-Cual es su veredicto, debo dejar ir a Nataru Blan-san o debo obligarlo a quedarse- Sorbió de su té sin quitarme la vista de encima.

-Recomiendo que el joven Blan-san concluya sus estudios por lo restante del semestre, y con la llegada del año entrante se le exponga la posibilidad de un año sabático o bien su retiro permanente de nuestra institución, en tal caso debe ser su elección y nosotros no debemos retenerlo- Me supo amargo decirlo, pero esos son los protocolos que se deben seguir en casos así. Le dí la espalda y me encaminé a la puerta, conteniendo las lágrimas en mis ojos cerrados.

-No ha de dejarse marchitar una flor tan exótica, las flores silvestres nacen y crecen expuestas a los ambientes más salvajes, y por ellos son las más hermosas... pero si la raíz no se aferra a la tierra que le da sustento, irremediablemente mueren- La voz de Sergei llegó a mis oídos, me detuve.

-¿Cuáles son sus verdaderas intensiones Gakuencho?- Le miré de soslayo.

-Ella va a desposar a tu hermano, en cuanto tu boda sea realizada. Takeshi-san ha jugado vilmente sus cartas y Natsuki Kuga pertenecerá a la familia Fujino de un modo u otro, ella es como esa flor silvestre... una que sin esperanza, sin tierra de la que asirse esta marchitándose- El rubio estrechó sus manos con fuerza, causando un sonido de golpe seco que me estremeció un momento.

-¿Y eso a mi en que me afecta Sergei-sama?- Respondí con enfado.

-Sean cuales sean tus planes, te recomiendo compartirlos con ella... o dímelo tú Shizuru Fujino... no solo ella se esta marchitando- Eso fue todo lo que estuve dispuesta a escuchar, me fui de ahí como quien escapa de sus demonios. En medio de mi carrera sin mirar dirección, llegué a los jardines principales, el único lugar en el mundo que me da calma.

Natsuki casarse con Shion ¿Es una broma? Estreché en mis dedos el puente entre mis cejas intentando apagar el dolor de cabeza que amenazaba con emerger. Esto ha sido causado por la intervención de Shura-san... me hace lamentar deberle la vida. No imaginaba tanta empatia entre ella y Sergei... en verdad el mundo es un pañuelo y con repudio he de añadir, que nosotros somos los desechos...

-¡Natsuki escuchame!- Esa voz... levanté de inmediato la vista, a lejanos metros de distancia estaba Shion caminado tras una apresurada pelinegra que pronto reconocí y como no hacerlo. Maldigo al mundo entero por hacerla ver más agraciada, cada día desde que optó por volver a su vestuario femenino.

Shion atrapó la mano de Natsuki, y esta se detuvo a mirarle, él estaba enfadado, ignoro el porque. Agitado, movía las manos de un lado a otro señalando su propio cuello y señalando a mi Natsuki, mientras ella se cruzaba de brazos mirándole con indiferencia. La tomó por los hombros desesperado y dio un beso a sus labios ¿Qué el hizo qué? Abrí más los ojos, incluso espabilé un par de veces notando que ella lo empujaba y se limpiaba la boca con fastidio. Comencé a correr en dirección de ellos antes de que las cosas tomaran tintes más oscuros.

-Eres mi prometida, merezco algo de respeto... por lo menos cúbrete el cuello- La voz de mi hermano me detuvo en secó, antes de ser vista me escondí tras un árbol agudizando más el oído.

-Mira Shion, era genial cuando te comportabas como un amigo- Miré sigilosamente a través de un par de ramas. Natsuki se pasó la mano a través de su cabello amarrado en una coleta alta, que desperdigaba un mechón sujeto por pinzas a un lado de su cara, cubriéndola para mi mala suerte desde mi angulo, aunque muy sexy, eso si. -Pero no pretendas comportarte como el señor Fujino porque te aseguro... que soy capaz de tirar por tierra la promesa que le hice a tu padre-

-No serías capaz ¿O Si?- Oí temor en la voz de Shion.

-Mira que a mi la reputación me la suda...- Se cruzó de brazos imponente. ¿Entonces era verdad? ¿A que hora llegaron a semejante acuerdo? -Tu madre y Shura-san... podrán ellas solitas con la maldición... ni de broma me voy a sacrificar así-

-¿Estás diciendo que no te vas a casar conmigo?- La incredulidad de mi hermano me causaba entre gracia y amargura. ¿Cómo se puede disfrutar así el dolor de la propia sangre?

-Lo que oyes Fujino-

-Pero tú...-

-¿Yo qué?... fui muy clara contigo en la fiesta, te aprecio como amigo y por eso no te he roto la cara cuando me has besado a la fuerza- El puño de Natsuki se cerró hasta hacer palidecer sus nudillos. -Tú hiciste promesas que no has cumplido... entre ellas no pretender tocarme como un hombre y ¿Qué acabas de hacer?-

-Perdoname por favor, he muerto de celos al notar la marca en tu cuello... ¿Quién ha sido? ¿Mi hermana?- Bastaba mirar a Shion, somos tan terriblemente parecidos que su rostro crispaba de celos tan evidentes, que serían visibles a un kilómetro de distancia. Espera ¿Cuál marca?

-Ojala fuera suya...- Por un segundo la serenidad o enfurruñamiento de Natsuki se hizo amargura, pero lo dicho fue solo un segundo.

-¿Que has dicho? ¿No fue mi hermana? ¿Entonces quién?- Volvió a tomarse el atrevimiento de sujetar a Natsuki por los hombros.

-Si tanto te interesa saberlo fue Nao- Desvió la mirada hacía mi dirección y logré esconderme sin ser vista, por los pelos. Suspiré ¿Nao le hizo esa marca? ¿Dónde? El monstruo terrible de los celos comenzó a nublarme el juicio, me mordí los labios intentando mitigar mi enojo. -“En el cuello... tonta”- Gracias Kiyohime, por lo que me toca. Claro mi hermano no hacia otra cosa que señalar esa parte.

-¿Y quien es esa?- Inquirió mi hermano con evidente contrariedad.

-En tu idioma... Yukito Naori-san-

-¡Ese canalla!-

-Dirás esa... y no es lo que presumes, solo somos...-

-¿Amigas?- La ironía conjugada con el reproche en la voz de Shion me incomodó profundamente, sus preguntas nos van a llevar a un mal final. -¿Amantes?- Río de ello. -Esa mujer no siente nada por ti, ella no te ama con la devoción que lo hago yo-

-Es por eso mismo que la he elegido a ella- ¿Qué? No entiendo nada. -Ella no me exige nada a cambio de entregarse completamente- La mordida se hizo más intensa, incluso pude probar el sabor metálico en mis labios.

-¡Entonces te acostaste con esa!- El gritó de Shion bien pudo oírse hasta el continente Americano.

-Baja la voz Fujino- Instó mi Natsuki, no la imaginaba tan... recatada.

-¿No que te importaba poco tu reputación?- Retó, este hermano mío no sabe que va perdiendo desde antes de empezar a discutir.

-Me preocupa la tuya...- OMG, esa no me la esperaba. Olvidaba su capacidad de enternecer, ahora mi hermano esta frito.

-Natsuki... me confundes de maneras insoportables. Se que no puedo reprocharte nada salvo por ese titulo que te esmeras en quitarme- Volví a mirar a través de las ramas, Shion estaba si... derretido. -No se que puedo hacer para robarme tu corazón, me impides acercarme y si no te hubiera visto en la cafetería... seguramente hubiera tardado otro mes en poder verte. No sé donde vives, no sé nada de ti-

-Por eso no entiendo como puedes amarme... no me conoces- Vi resignación en la cara de Natsuki.

-Me bastó con verte- Rayos si que tiene palabras de galán barato.

-Shion... mientes, la diferencia entre lo que tu sientes y el amor sincero es... abismal-

-¿Cómo puedes decir eso?- Que actor, mira que fingirse dolido.

-Conozco tus andares nocturnos querido amigo... y tus idilios con Kanzaki... deja ya de esmerarte por llamar amor al capricho que tienes conmigo- Sospecho que tanto Shion como yo no esperábamos tal cosa como respuesta ¿Espera Reito y mi hermano han... oí bien? Esta claro quien se sonrojo brutalmente, delatándose a si mismo en el acto.

-Yo puedo explicarlo Natsuki- Shion se arrodilló, vaya esa si que es una medida desesperada.

-No me importa Shion, si te acuestas con Reito, con todo tu club de Fans... solo usa protección ¿Te parece?-

-Pe... pero- Se aferró a las piernas de Natsuki, nunca imaginé que mi hermano fuera tan... ¿Dramático?

-Yo no me quiero casar contigo, porque realmente tengo la esperanza de que Shizuru recapacite y no se case con la loca de Tomoe...- Suspiró prolongadamente, antes de levantar a Shion del suelo. -Tengo el corazón roto... me estoy desmoronando aunque no tenga derecho a demostrarlo. Siento una ira inconmensurable al pensar que ella pasa cada noche con esa mujer. Me he sacado la espina con mi mejor amiga y eso es muy ruin. Por lo menos ambas tenemos claro ese asunto y Nao no me ama, solo se divierte conmigo- De algún modo terminaron abrazados. -Por eso Shion, no te encapriches conmigo, intentalo bien con Reito... él es una buena persona-

-Yo... Natsuki...-

-No digas nada... todo esta bien-

Dejé de mirar, apoyé la espalda en el tronco. No puede ser verdad todo lo que estoy oyendo, esa no es mi Natsuki dejándose usar por otra persona y consintiéndolo en busca de algo que... mitigue su malestar. -“Que es lo que más te pesa... que al escucharla, te parezca estar viendo el reflejo de ti misma hace un año o que se haya acostado con la pelirroja”-

-“¿Te encanta torturarme no es así?”- Respondí enojada.

-“Cuando te lo mereces... no puedo intervenir porque es tu vida y tú no me permites tomar el control... sigo sin estar de acuerdo con tus planes, ¿Realmente crees que esa mocosa tiene aquello que estás buscando?”- Ya no sé como quitarle semejante tono maternal a Kiyohime cuando me habla con taaanta ¿Sabiduría?

-“No tengo la certeza Kiyo... pero más le vale tenerlo, porque me esta costando demasiado...”- Si estoy arriesgando tanto por nada, juró que yo misma acabaré el trabajo que no concluyo en su día el monje.

-“Si te sirve de consuelo... estos actos han sido causados por mi Nataru”-

-“¿Qué?”-

-“Esta retando mi paciencia donde sabe puede causarme más daño”-

-“Ara, de modo que no solo yo estoy muriendo de celos”-

-“Es su modo de cambiar nuestra historia”-

-“¿A qué te refieres?”-

-“El como pasaron las cosas entre ella y yo... al igual que tú, yo pensé en su bienestar antes que el mío... fue un error fatal, porque mi forma de protegerla fue tan mala como la que tuvimos en el carnaval y tienes ahora... en aquella época ella fue solo mía y yo solo suya. Se ha modificado la historia en la medida que tú... bueno tú has conocido íntimamente a mucha más gente y Natsuki ahora ha estado con otra.”-

-“¿Entonces si se acostó con Nao?” La voy a matar- Estreché los dientes.

-“De eso estoy absolutamente segura... nuestro vinculo me obliga a verlo”- Una serie de imágenes de mi Natsuki invadieron mi mente abruptamente... ella besando a Nao, estrechándola entre sus fuertes brazos, con la piel al desnudo, sus caderas unidas en un ritmo cadencioso y... -“¡Para!”- Empecé a sudar, me dejé resbalar hasta el suelo. -“¿Cómo lo soportas Kiyo?”-

-“Igual que tu Natsuki e igual que mi Nataru... tantas veces”- El video... ahora comprendía el peso del arma que arrojó Tomoe contra ella, verla de ese modo con... con Nao. Resulta insufrible. -Solo nos estamos haciendo mucho daño...- Las lágrimas comenzaron a escapar, ya no soportaba más el peso sobre mis hombros. Ya no se que debo hacer...

-¿Shizuru?- De pie frente a mi estaba ella, ¿Es un espejismo? -Oii... ¡Shizuru!-

-“Es real... idiota” Err... si dime Kuga-san- Traté de no tener otra discusión mental con mi alterego para no parecer subnormal. Mientras con él envés de mi mano secaba las escurridizas lágrimas.

-¿Estás bien?- Se arrodilló frente a mí y posó su mano en mi frente. -Tienes calentura- Su rostro se comprimió preocupado.

-¿Qué? “Tienes fiebre... idiota”... Solo estoy un poco cansada, Kuga-san no debe preocuparse por mí... aunque es muy amable de su parte- Intenté sonreír, pero ella levantó una ceja con incredulidad.

-Baka... nos vamos a la enfermería- Antes de que pudiera objetar nada, sus brazos me envolvieron y en un santiamén flotaba a la velocidad de su cuerpo trotando de camino a la enfermería. Se sentía paz escuchando el latir presuroso en su pecho, donde mi cabeza terminó apoyada.

-Llegamos...- ¿Tan pronto? Levanté la cabeza y ella se miraba prodigiosa. Pero mis ojos se quedaron fijos en la marca que estaba expuesta en el lado izquierdo de su cuello y de nuevo el monstruo en mi interior quiso salir a flote. -¿Enfermera?- Dijo un par de veces más en lo que yo desviaba la mirada a otro lado, procurando bajar de la comodidad de sus brazos. -Shizuru...-

-Ara, Kuga-san ha sido muy cortes conmigo, tomaré asiento en una de las camas mientras espero a la enfermera... no deseo ocupar más su tiempo, seguro tiene muchas cosas que hacer “Más ahora que no vamos a aprobar de inmediato tu suspenso”- Me moví parsimoniosa en apariencia, hasta la cama. Esos terriblemente tibios y atléticos brazos no pierden su encanto con el tiempo, me temblaban las rodillas.

-No te preocupes... yo estudio biotecnología y entre ellas tenemos algunas clases de medicina- Dijo tomando una bata del perchero del sitio, buscando un fonendoscopio y posando unos lentes que traía en el bolsillo se su chaleco sin mangas. ¡Diablos! Si se ve taaan Kawai así. Enfoca... enfoca Fujino.

-Ara, no imaginaba que Kuga-san fuera tan multiusos “Mentirosa...”- Fruncí el ceño un momento. -“A callar Kiyohime”-

-Olvidé mencionártelo... estoy estudiando la misma carrera que mi madre y bueno... la de administración de negocios, la estaba estudiando por ti- ¿Por qué tiene que sonrojarse en momentos así mi Natsuki? Si no tiene que ser experta en seducción, le sale tan jodidamente natural.

-Si... recuerdo que era parte de su trabajo de escolta “Eso es cruel Fuji...”-

-Claro... a ti te encanta ver mis esfuerzos de esa manera- Se inclinó y posó el fonendoscopio en mi pecho, no sin antes abrirse espacio entre el escote de mi camisa blanca. -Respirá profundo por favor... es una revisión de rutina- Obedecí y ella después de un par de respiros, fue por un tensiometro de aire para medirme la presión sanguínea. Guardé silencio mientras posaba el aparetejo en mi brazo e introducía el fonendoscopio en la banda inflable del instrumento. Comenzó a bombear con una seriedad casi clínica que me sorprendió. -Bueno no hay nada malo en apariencia... tienes 120-80 mmHg... aunque por tu salud de Hime... deberías tener tan solo 110-70... esta alta, pero irregular, oscila entre lo normal para ti y el estándar humano... mmm ¿Estás nerviosa?- Comenzó a sonreír con un dejo de picaresca que... me abrumó.

-Es... el estrés Kuga-san- Desvié a un lado la mirada, con ese comprometedor sonrojo en las mejillas. Ella sujetó mi barbilla y me plantó un beso de la nada... como se notá que no pierde las mañas, nuestro “primer beso consensuado” fue así. Tanto divagué que por suerte o muy mala suerte no respondí a su beso.

-Esta bien...- Se cruzó de brazos frente a mí sonriendo. -Pero no puedes ocultar los hechos ante la medicina-

-Ara, ahora que lo pienso si estoy nerviosa- Sonreí con maldad absoluta, mientras ella me miraba confusa. -Voy a casarme... cualquier mujer en mi lugar estaría nerviosa- En cuanto esas palabras salieron de mis labios lo lamente en mis muertos. El rostro de Natsuki ensombreció, fue a la mesa a depositar el material medico, la bata en el perchero y buscó en una serie de cajones. Fue por un vaso con agua y en un momento ya estaba frente a mí.

-Tomate solo una aspirina...-  Dejó caer en una de mis manos una pastilla y en la otra el vaso con agua.

La miré con una mueca de disculpa. -Kanina...- Pero eso no cambio nada, le asesté el golpe donde más duele. ¿Qué me pasa porque solo puedo hacerle daño?

Se inclinó seria ante mí, para quedar a mi altura. -En 5 minutos tu presión sanguínea se habrá normalizado, como Hime tienes un metabolismo el doble de veloz que aprovecha al 90% de todo lo que consumes... por eso te doy la mitad de la dosis recomendada para humanos... no se te ocurra tomar más de estas... te doparías- Se puso de pie y camino a la puerta seguramente enfadada, pero se detuvo y yo sentí un dejo de esperanza. -y Fujino... tu estomago es más resistente que el de un humano común... por ende no te preocupes por las contradicciones de la medicina... fijate, a mi no me mató una dieta basada solo en mayonesa y vodka cuando te fuiste de mi lado... así que a ti no te dará una gastritis por esta tontería-

Me quedé perpleja mirando la puerta cerrarse, pero esas esmeraldas llenas de ira no desaparecían de mi cabeza. -“Es muy inteligente ¿Verdad? No sé que enseñen en esos cursos de Biología, le han sentado de maravilla”-

Pero yo estaba pensando en otra cosa. -“No sabía que lo había pasado tan mal cuando me fui... pensé que le daría lo mismo... que se olvidaría de mí al día siguiente”-

-“El mundo no deja de girar si no estas... así que apura esa pastilla que me duele mucho la cabeza... además, nos la recetó nuestra doctora favorita”- Estoy segura que la muy atrevida de Kiyohime sonrió. -“Además... ¿No oíste? Ya no se va a casar con tu hermano... hay mi Nataru... como te gusta hacerme sufrir”- Un hondo suspiro se escuchó en mi loca mente.

Yo bajé la vista sobre la pastilla, ignorando completamente a mi otro yo. -¿Y si la guardo en la estantería de pequeños detalles de mi Natsuki?-

-“No sabía que teníamos una de esas”-

-Es privada Kiyo... incluso para ti Fufufu- Ella gruño en mi interior, y yo deje el vaso a un lado. Estrechando la pastilla en su envoltura, cerca de mi pecho. -Que fácil me recuerdas porque me enamoré de ti... mi Nat...su...ki-

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Aaaaaaah! Insertese aquí mi cara de baba... No tardes!

Anónimo dijo...

no se porque cada que leo tu historias provocas un sentimiento me encanta como escribes espero que sigas asii y tengas pronto la continuacion muyy buena historia

Sumi-chan dijo...

waaa que lindo,me gusta musho este fic que si sigue asi serà de mis favoritos.

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