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viernes, 24 de agosto de 2012

viernes, 24 de agosto de 2012

Cap. 13: "Nunca Digas Adiós" de Cristalsif


Como le prometí a Cristalsif, día por medio ;) Pedazo de capítulo: ¡¡¡¡18 páginas!!!! 
Disfrútenlo =)
:.:.:.:.:

NUNCA DIGAS ADIOS

Capítulo 13

Cercanas y Distantes


Luto en medio de mi silencio sepulcral, telas negras cubren mi cuerpo mostrando al mundo mi amargura. Este es un dolor insoportable, mas no hayo consuelo en depositar mis lágrimas en el yerto cadáver de mi hermano. No queda de él nada salvo un retrato, no pude siquiera cumplir su deseo de arrojar las cenizas de su cuerpo sobre la playa. Tú, oh tú... Nataru Blan o Natsuki Kuga, como sea que te llames... me has arrebatado todo cuanto me es querido y por ello... voy a escribir en tu piel mi nombre, voy a hacerlo con tinta sangre, tu propia sangre. Estas de pie, indigna, salvaje, como si lamentaras lo que ha pasado. Cuan hipócrita puedes ser al estar en esta ceremonia. ¿Es acaso que el asesino aparenta solemnidad ante un hecho que él mismo provocó?

Shizuru yace a mi lado, pero sus ojos se desvían sobre el cuerpo magullado de esa que todo este tiempo ha mentido y ello enerva mi sangre. Tampoco olvido su pretensión de eliminarme, después de haber asesinado a mi querido hermano. Disfruto como un austero consuelo sus heridas cubiertas por la tela, la piel descarnada por el ácido, los cortes del hielo en sus mejillas y su frente. Así también la silla de ruedas en la que su cuerpo in merecedor de misericordia, reposa. Pero esta vez el destino me sonríe, es un atisbo de luz en mi vida. No soy ciega monstruo de Fukka, sé bien como miras a mi Onesama, como te atreves a pretender su cercanía. Bastarda de una prole maldita, tú espera pacientemente el final, porque yo no solo he de quitarte lo que has delatado amar más, haré que implores clemencia cuando yo, tu verdugo, te haga lamentar incluso haber nacido.

El como supe quien era mi definitiva enemiga, fue decidido por su propio padre, si supiera que ha mandado a la horca a su propia hija, seguramente hubiera omitido tantos protocolos. Suichiro Blan, nos citó para mostrarnos las grabaciones realizadas por sus satélites durante la confrontación. Fuimos aquella tarde, me negaba a dejar sola en el hospital a Shizuru, pero tenía que esclarecerse lo acontecido con mi hermano. Él murió a causa del rayo helado de Natsuki, esa monstruosa arma eliminó a la criatura que mi hermano controlaba y con ella a él. Se bien mi querido Rio-chan que solo has querido librarme de su molesta existencia y has muerto, por defender los ideales que un día me dijiste. Siempre me protegiste de todo, incluso de los traidores de nuestros padres... cuando ellos repudiaron mi naturaleza, tú y Kagura los enfrentaron. Se negaron a transferirte mi potestad legal y desde entonces luchaste por darme el lugar merecido. Cada largo día y noche en vela haciendo prosperar el negocio familiar... 'cuando ellos no estén, todo esto será tuyo y de Kagura... no lo olvides Tomo-chan, yo no inclinó mi cabeza ante ellos por otra voluntad que la de verlas felices a ustedes dos... mis pequeñas hermanas'. Ahora soy mayor y ya no estarás para ver mis éxitos Riota, mucho menos mi dicha junto a la mujer que amo, sin embargo juro por nuestro vinculo que mi venganza será inclemente.


-Ha acabado hace un rato la ceremonia Tomoe-chan- La voz cálida de mi amor me aleja de mis mortíferos pensamientos. Solo por ti mi adorada Shizuru, sería capaz de sonreír en un día tan negro como este.

-Esperaba, que todos se marcharan... la mayoría están aquí sin sentir nada por mi perdida, no quiero la presencia de esos seres despreciables, no verán mi dolor... no por ahora...- Dije a Shizuru, antes de acercarme al retrato de mi hermano, depositar allí mis rosas negras y encender otro incienso para que su alma encuentre algo de paz. -“Se que solo la encontraras cuando acabe con Blan y su panda de cómplices... esas asesinas no irán por la vida sin pagar el justo precio”-

-Bien dicho querida hermana...- Me giré para mirar a la persona a mi lado, era Kagura.

-Desde donde quiera que esté, el calor de los brazos amables de mi hermano me acompañan y me dan fuerza “para vengarme”- Dejó en mis pensamientos las últimas palabras, se bien del aprecio y gratitud que guarda mi amada Shizuru a esa mujer, sé que desde su infinita bondad no encontrara culpa en las acciones de esa mujer, por ello mi amor... no debes saber mis verdaderas intensiones. Cuando esto acabe y seas mi esposa, juro no guardar otro secreto ante ti, salvo este único. Superarás la perdida de esa amiga, que esta tan obsesionada contigo y no te deja en paz... solo entonces podrás ser feliz a mi lado, por siempre.

Los labios de mi hermana se depositaron sobre mi frente, y su cálido abrazó me confortó un instante, las lágrimas se permitieron escapar dejando a la vista mi momentánea debilidad. Shizuru simplemente nos dejó espacio con su silencio durante largos minutos. Después salimos del lugar de la ceremonia para abordar la limusina que nos llevaría a la entrega del testamento de mi hermano.

Muy a mi pesar solo los miembros de la familia podían asistir al evento, y dado que Shizuru aun no es mi esposa, no se me permitió llevarla. Pasamos primero por su casa, para dejarla en manos de su familia, su salud aun se encuentra delicada y no puedo exponerla a muchos esfuerzos, por ahora. Ella estaba ahí, junto a su padre y sus cómplices, ese repugnante ser, ni siquiera pudo cumplir su promesa para contigo amor mío, falló en la labor de protegerte, intento matarme y acabo con mi hermano, por eso a pesar de ser tu amiga mi Onesama, no puedo tenerle piedad.

Le di un beso a mi amada, ante la presencia de Takeshi-sama y Shizuma-sama, ellos me dieron su sentido pésame. Shion Fujino, por otra parte, permaneció distante cuidando con recelo la silla de ruedas en la que yacía la asesina. Entiendo que esa mujer esta comprometida en matrimonio con él y dicho acuerdo se llevó a cabo en aquella fiesta. Tantos actos lamentables e infortunados en un solo día, no imagino soportar semejante ignominia, como verme emparentada indirectamente y a través de Shion con ella.

Kagura y yo nos despedimos formalmente, subimos a la limusina, para dirigirnos a nuestra mansión, donde el abogado de Riota leerá sus últimas voluntades. En tanto Kagura me miraba con una expresión sería. Con sus finos dedos, presionó el mecanismo para que el vidrio polarizado alejara toda vista y escucha del conductor con nosotras, entendí quería tratar un asunto importante.

-Tomi-chan... ¿Aún estas segura de llevar a cabo tu matrimonio con la señorita Fujino?- Sus ojos verdes me miraron con un dejo de preocupación.

-Eso no es cuestionable siquiera, querida hermana- Tomé un martini de la hielera y lo serví en una pequeña copa. -Shizuru será mía a cualquier costo-

-¿Aún... si ella no lo desea?- Me hablaba sin mutar sus expresiones, Kagura siempre fue una mujer de porcelana tan parca para todo, que no me extrañaban sus insinuaciones.

-Ella me ha dado el si hermana, tú estabas presente- Suspiré pesadamente. -Lo será aun si ella no quiere-

-Las palabras muchas veces son contrarias a los gestos de una persona... Fujino-san, tiene en sus pensamientos a otra persona-

-Conozco a Shizuru Onesama hace mucho tiempo... no es una persona de una sola mujer. Nuestro acuerdo siempre fue claro al respecto, la nuestra es una unión por conveniencia y por tanto ella puede gozar de los placeres de una amante- Desvié la mirada y bebí mi copa.

-¿Aun si esa persona fuera... la asesina de nuestro hermano?- Por instantes, una sonrisa lasciva se mostró en los labios de mi hermana. -Natsuki Kuga o Nataru Blan... es una mujer muy hermosa, un poco salvaje para mi gusto, pero bien plantada por donde la mires ¿No temes un poco que ella te robe a tu preciada Onesama?-

-Ella no será un problema cuando la elimine Kagura- Sonreí antes de tomar completamente mi copa.

-Imaginaba que esto sucedería... tolerarías a cualquier mujer excepto esa, aunque ello ya delata un severo problema en tu relación con tu prometida- Removió sus negros cabellos tras su oreja.

-¿Me lo dice la persona que permite a su esposo gozar de numerosas amantes?-

-Kioshiro no me interesa en lo absoluto... a diferencia de ti, yo no estoy enamorada y nuestra unión fue meramente una conveniencia, tú sabes muy bien cuales son mis intereses... hermana- El brillo en sus ojos verde me trajo memorias muy viejas. Cerré los ojos...

-¿Tienes miedo a los truenos... verdad pequeña? Tú One-chan no dejara que nada te haga daño- Un cuerpo sobre el mío, unos labios en mi boca y mis manos siendo sujetas por otras pálidas. Esa noche llovía intensamente y los truenos rasgaban la oscuridad de la noche, alumbrando nuestros cuerpos desnudos. Esa noche sentí por primera vez un beso, una caricia y el fuego en las entrañas. Kagura tomó lo que yo había reservado a mi amada Shizuru, pero ella estaba lejos... en un lugar donde no podía alcanzarla, se había ido a Fukka y yo estaba tan triste por su partida. Era presa en un jaula de oro, cautiva y sometida a los deseos de mi hermana. Cuyos juegos y pasiones sacie esa noche tormentosa. ¿Por qué te fuiste también Kagura? Todos aquellos a los que quiero, siempre me dejan sola...

-Eso lo sé...- Volví a mirarla, su rostro estaba muy cerca del mío. Sus labios tomaron los míos como siempre, con pasión y lujuria nada más. Kagura solo viene de visita a casa para pasar una noche conmigo y después volver a dejarme. Correspondí simplemente, antes de sentir sus manos deslizarse por mis muslos, bajo mi falda. Volvemos a nuestro juego interminable...

-Parece que tu prometida no te contempla hace mucho tiempo... estas tan... húmeda con apenas un roce- Me dijo al oído, antes de morderlo. Pero tiene razón, eso debo resolverlo en poco tiempo. Por ahora, es preciso calmar esta terrible sed que crece cuando ella esta cerca.

-0-0-0-

Bajamos del auto, mi hermana deposito como siempre una suma generosa de dinero al conductor por su silencio. A ella siempre le gustaron los lugares más insospechados y peligrosos para hacer aquello que a los ojos del mundo esta prohibido, por la misma razón ocupaba grandes sumas de dinero, ocultando nuestro secreto. Hacía mucho frío con el invierno cerca y Kagura depositó en mis hombros un abrigo. Volvía a comportarse como la gentil hermana a la vista de todos, solo la delataría la humedad en sus labios, por lo que pasé un paño de áloe para no dejar huella de mí en su cuerpo.

-No pensaste en lo practico... no tenemos tiempo de asearnos- Susurré cuando acomodaba el saco en mi espalda. Frente a nosotras se mostraba la mansión Margueritte, la mitad de ella estaba destruida y en remodelaciones. La otra mitad era habitable y nuestros padres no quisieron marcharse de la que llamaron, la morada de la familia desde tiempos remotos.

-No me culpes, no te has negado Tomi-chan...- Dijo antes de apartarse y caminar a mi lado.

-Como si alguna vez pudiera decirte no- Dije por lo bajo para no alargar más la peligrosa conversación.

Ingresamos por la entrada principal y nos desviamos a uno de los despachos intactos. Al abrir la puerta todos estaban reunidos, nuestros padres nos miraban con reproche por la tardía llegada. Pero Kagura sonreía, ella había pedido al conductor venir por el camino más largo, para tener algo de tiempo a solas conmigo. Tomamos asiento alejadas de ellos, sé bien que los deseos de Rio-chan no serán de mucho agrado para ellos.

-Muy bien... dado que están todas las personas presentes y a quienes esta dirigido este testamento... ¿Puedo proceder honorables señores?-

-Adelante- Mi madre realizó un ademán que apresuraba al abogado, algo viejo y regordete.

-Yo Riota Margueritte previó cumplimiento de los requisitos legales, en pleno uso de mis facultades mentales y físicas, dejo en este documento mis voluntades en caso de ocurrida mi muerte- El viejo abogado se detuvo y puso sobre la mesa caoba tallada a mano un portafolio. -Este documento de sepelio, además de las pruebas aportadas por la policía, las grabaciones sagitales y demás, aportan la valides de este documento que prueba el fallecimiento del joven Riota Margueritte, el día 1 de agosto del presente año, a las 23:43. Adjunto en este maletín, yacen copias de todos los documentos legales, que comprenden todos los bienes de Margueritte Riota-sama y serán entregados según su voluntad expuesta en este maletín- Dijo solemne el señor.

Abrió el portafolio y separo algunas carpetas. -Las acciones que me son herencia y que compré a lo largo de mi esforzado trabajo, serán entregadas a mis hermanas Kagura y Tomoe Margueritte en una proporción del 50% a cada una- No había terminado de hablar el viejo cuando ya le interrumpían.

-Esto es inaudito... ¿Cómo pudo mi hijo dejar todo control de la corporación a sus hermanas? Ni Tomoe, ni Kagura saben nada del negocio familiar- Refuto inmediatamente mi padre.

-El joven tuvo en cuenta este detalle Margueritte-sama- Dijo sin siquiera molestarse el abogado. -Por lo que continuo exponiendo la voluntad de su hijo.... “Teniendo en cuenta que mis amadas hermanos no cuentan con el conocimiento suficiente. Kagura tiene una formación profesional diferente a la que requiere la corporación y con la suma de las acciones unidas, las dos obtendrán el control mayoritario, así tanto como Tomoe aun no completa su formación en administración de empresas. Dejo a su cargo y responsabilidad una persona de mi entera confianza... mis hermanas podrán empoderar legalmente a Iori Katsuya, persona con la formación profesional adecuada”-

-¿Y ese quien es?- Dijo padre sin ningún tipo de cuidado. Yo simplemente tensé la mandibula, ellos siempre oponiéndose a los buenos deseos de Riota.

-La esposa de su hijo, Margueritte-sama-

-¿Mi hijo se casó?- Ahora fue madre la que habló más que sorprendida. El secreto de Riota, solo estaba en conocimiento de Kagura y de mí. Ella no es una mujer de nuestro nivel social, pero él la amaba, así que se casó con ella sin siquiera consultarlo con nuestros padres.

-No me diga que ella también esta en el testamento- El poco control y calma de mi padre, salió a relucir. Todo aquello que disminuyera las arcas familiares, tocaba su fibra más sensible y avariciosa.

-No señora, su hijo hizo entrega de sus bienes materiales en vida a su esposa, por eso no aparece en el testamento- El nervioso abogado, secó el sudor de su frente con una pañuelo notando como se ponían de tensos los ánimos en la familia.

-No puedo creer los alcances de este mocoso- Golpeó la mesa con fuerza mi padre.

-Pido algo de respeto a su memoria padre... no sea que vendamos a desconocidos nuestras acciones- Dije sin mediar demasiado, si bien será Iori quien tomé el control yo no voy a permitir que hable así de la memoria de mi hermano. Esto fue suficiente para espantar a mi padre, se bien que solo se casó con madre para tener acceso a su fortuna, por eso ni ella, ni nosotros fuimos importantes para él nunca.

-Kagura hija mía... has entrar en razón a tu hermana, no pueden entregarle el control de la corporación a una desconocida- Trató de conciliar madre, dado que estas porciones habían sido entregadas de este modo por el abuelo.

-La voluntad de mi hermano se cumplirá muy a tu pesar madre... sabes bien que la propiedad de la corporación esta distribuida en seis partes, la tuya, la de padre y la de nosotros, los hijos, así como la de los accionistas minoritarios. Ustedes hicieron lo que desearon mientras Riota trabajaba sin descanso, siempre controlando nuestra propiedad cuando eramos pequeñas y alejándonos completamente de la corporación. Ahora no será de ese modo- Sentencio fría como siempre, no sin dejar de dedicarme una sonrisa.

-Señores, estas discusiones podrán llevarlas a cabo al terminar de leer el testamento- Dijo el abogado tratando de centrar la atención en el trabajo que tenía pendiente. Los aludidos gruñeron y guardaron silencio en el acto.

-La suma disponible en mi cuenta personal por monto de... - El hombre se sirvió verificar por computadora el saldo actual en el banco. -100 millones de dolares- Los ojos de mis padres se abrieron enormemente, ni siquiera yo imaginaba que tuviera tanto dinero en el banco. -Será dispuesta en un fondo que se distribuirá de la siguiente manera. El 30% a mi querido sobrino Keita Margueritte en cuanto este cumpla la mayoría de edad legal. Otro 60% a Kagura y el restante 10% a Tomoe- Las manos temblorosas del viejo sujetaban las hojas, iba a decir algo importante al parecer. -El completo de la patente del proyecto Slave, avaluada en 200 millones de dolares, será entregada a mi hermana menor Tomoe Margueritte- El sujeto gordo, levantó la vista y acomodó los lentes. -El apartamente en Tokio, lo dejo a mi hermana Kagura y su hijo Keita, de este modo podrás librarte del compromiso con Kioshiro, sé que no lo amas y fuiste obligada a desposarlo, tú y tu hijo no tiene porque soportarlo... la casa en la playa, quedará en poder de mi hermana Tomoe, espero que pueda disfrutarla en compañía de su futura esposa.... Esta señores fue la voluntad de Riota Margueritte-

-Esto es falso, un robo... mi hijo poseía aun más bienes raíces- Padre no cabía en su asombro al igual que yo, los dos por diferentes razones.

-Como le dije, él distribuyó el resto en vida. Parte de las acciones a nombre de su esposa, así como todas sus propiedades, salvo las mencionadas- El hombre se levantó del asiento, guardó los documentos y caminó hasta mí, depositando un sobre en mis manos. -Esto él quería que lo tuviera personalmente señorita...- Volvió la vista sobre todos. -Los espero el próximo lunes para firmar los documentos de traspaso... mi sentido pésame- Dijo antes de casi salir corriendo.

-Sus padres y no dejó nada para nosotros... jamás debí haber parido a un hijo tan malagradecido- Madre rompía de ira su pañuelo de seda con las manos. Su cara se descomponía en una llena de rabia, todo el dolor por la perdida de mi hermano se había evaporado en sus ojos, ya no tenía que fingir.

-Eso fue todo lo que hiciste madre... parirle. El abuelo mostró más amor que tú en sus años de enfermedad, que tú en toda una vida. No sé porque te extraña- Me atreví a decir.

-¡¿Cómo te atreves?!- Se acercó a mi dispuesta a pegarme, pero la mano de Kagura retuvo la suya antes de que logrará golpearme.

-¿Tú también Kagura?- Preguntó padre mirándonos con incredulidad.

-Siempre hice lo que querías para lograr tu aceptación... incluso casarme con un hombre por el que no siento más que repudio, pero nunca fue suficiente, ahora lo tengo claro. Ha muerto tu hijo y todo en lo que piensas. Es en lo que deja tras de si... no sé preguntan ¿Porqué debían estar presentes aún si nada les sería heredado?-

-Para mostrarnos su verdadera naturaleza...- Complete yo antes de tomar la mano de mi hermana y salir de la sala, así como de la mansión.

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Puede ser un tanto extraño, que un objeto tan pequeño sea capaz de destruir aquello que parece inquebrantable en una persona, su esperanza, su Fe, su voluntad. Tal vez fue cuando aquel video manchó con cruentas imágenes nuestra retina, que supe quien había hecho esto, quien en el anónimo de un ausente remitente había planeado con saña dejar a la vista algo tan... intimo. Mientras los gemidos llenaban la sala y bien pareciera que todas nos hubiéremos reunido ahí para ver una interesante película porno, yo no sabía si desviar la mirada por respeto o tener un poco de valor y seguir mirando. Alguna vez imaginé el como sería el cuerpo desnudo de Fujino, quepa decir que era meramente un poco de curiosidad. Para nadie es un secreto que esa mujer lo tiene todo muy bien puesto, pero verla contorsionándose de maneras insospechadas en una danza erótica como la que podía ver en el video, es algo que nunca creí que ocurriría y si, esta muy pero que muy bien esa Fujino.

-Apaga eso- Dijo Mikoto, quizás la única con el suficiente valor para decir alguna palabra.

-Dejalo...- Musitó Natsuki con una voz de ultratumba. -Quiero arrancarla definitivamente de mi corazón... quiero ver sus burlas y juegos para ya no reservarle un solo pensamiento amable- Todas miramos en su dirección, sus lágrimas bajaban silenciosamente por sus mejillas hasta su barbilla y de allí, caían al vacío, manchando el suelo. Pero Kuga no gemía, ni siquiera cambiaba la pétrea expresión de su rostro.

Guardamos silencio, el video tenía un contenido de unas 4 horas gravadas en él, cuando íbamos por la segunda hora yo estaba a punto de arrojarme por el balcón del edificio. En principio, he de admitir que los fetiches parecieran interesantes, después eran cosas muy locas que comenzaban a fastidiar y luego salió a relucir el complejo incestuoso que tiene Margueritte con Fujino. Una serie de pañales, teteros, esposas y juguetes tan diversos que nada tenía que envidiarle ese cuarto a un sexshop. Para Mikoto aquello parecía alguna clase de tortura, su mente inocente se estaba viendo seriamente afectada. Mai levantaba una ceja con incredulidad y tenía la cara como un tomate. Natsuki, bueno... ella no sé si aun continua cuerda, al menos ya no llora.

-Imagino que algunas de las aquí presentes no hemos hecho ni la mitad de esas cosas- Dije para ver que tan mal estaban los ánimos.

-Nunca se me hubiera ocurrido- Mai fue la primera en hablar.

-A este paso voy a tener miedo al sexo- Mikoto intervino después. -¿Cómo le puede entrar semejante cosa a Margueritte? ¿Y por tantas partes?-

-Rayos, no tienes que ir tan al grano Mikoto, que lo estamos viendo ¿Sabes?- Dije con desgano, pero para ser sincera yo me estaba preguntando lo mismo. Joder somos lesbianas, ¿Por qué hay tantos penes de juguete en este video? Se agradece que Fujino no se deje perjudicar por esas cosas, creó que ese sería un serio trauma para todas, de Margueritte me esperaba cualquier cosa.

-Yo... no puedo creer esto- No me esperaba que Natsuki se uniera a la conversación.

-Si, yo tampoco puedo creer que Margueritte sea tan pervertida, quien la veía tan modosita- Pretendí indagar, en el fondo esperaba que le disparase al televisor de 51 pulgadas, que incendiara la casa, pero esa rara calma, estoy segura que nadie se la esperaba.

-No es eso Nao... con la cara de psicópata que tiene, esto no me resulta extraño- Respondió con voz áspera.

-¿Entonces?- Me atreví a preguntar a riesgo de mi vida.

-Que Fujino finja tan bien el estarlo disfrutando- ¿Acaba de referirse a ella por su apellido?

-Esas cosas no se pueden fingir...- Dije con cierto enfado, no puede estar justificándola justo ahora ¿o si?

-Natsuki...- Mai intervino, y Mikoto salió corriendo al baño seguramente a devolver el almuerzo. La hubiera acompañado, pero tengo una reputación que mantener. -Es enfermizo esto que hacemos, no voy a negar que tenía curiosidad al principio, pero... es masoquista quedarte a ver algo así-

-Es cierto, apoyo a Mai... de verdad hay que pasar pagina, no puedes darle el gusto de verte mal a quien te envió esto- Que fijo, fijo... fue esa pelos disparejos.

-No lo haré....- Se puso de pie, materializó su arma y disparó en la pantalla, justo en el punto donde la última imagen mostraba la cabeza de Tomoe. ¡Bien esa es Natsuki! Eso significa que no enloqueció todavía, bueno no del todo. Luego simplemente se marchó a su cuarto, con pisadas arrastradas.

Cuando estuvimos seguras que Natsuki ya no podía vernos, ni oírnos y seguramente seríamos lo último en lo que estuviese pensando. Mai y yo nos miramos a los ojos.

-No puedo creer su cinismo- Deposité con cierta brusquedad mi refresco en la mesa de la estancia, mientras el televisor hacía corto. -Preparando su linda boda como si no hubiera pasado nada... ¡Se va a casar con la hermana de ese sádico de Riota! Qué es además una pervertida- Tensé la mandíbula. -Y por lo visto es un mal polvo... si se nota que Fujino lo hizo por compromiso, estoy segura que sus gemidos sonaban a aquella conocida película porno, repitió los sonidos textuales y el número de veces- Me crucé de brazos. -No puede ser coincidencia-

-No te exaltes Nao, te acaban de dar de alta y no puedes tener emociones fuertes- Mai okasaan al rescate, como esta visto que es la única con madures suficiente en la manada. -Hay cosas en las que no se puede intervenir, por más que lo deseemos...- Su rostro mostraba la misma impotencia que el mío, pero en sus ojos lila aun albergaba un dejo de esperanza ¿Cómo puedes hacerlo Mai?

-Aunque sea de esa manera... ¿Está pretendiendo ceguera o qué?- Cerré los ojos exasperada. -Esta fue una muy mala jugada de Margueritte... no le ha importado exponerse así solo para fastidiar a Kuga y linda que la hizo- Si juntara más mis cejas del enojo que cargo, estoy segura que se fusionarían para ser solo una ceja. -Lo que daría por mandar ese video a los canales más prestigiosos de televisión-

-Sabes que si hacemos eso el escándalo sería monumental... nuestro ligero inconveniente es que, Fujino-san sale en ese video y si distorsionamos su cara, corremos el riesgo que arreglen el video- Habló con serenidad mi querida Mai Okasaan, tengo la sospecha que ella había pensado en eso primero.

-Eres una agua fiestas... ¿Entonces como nos vengamos?- Inquirí mirando sus ojos lila con interés.

-Por ahora no hay un modo conocido- Tomó una postura pensativa, mientras de fondo oíamos las arcadas de la pobre Mikoto. Seguramente le recortaran los servicios maritales a Mai a raíz de este incidente. Recordaremos censurar este tipo de videos a Mikoto en lo futuro.

-Y dejar que Fujino devora mujeres este tan campante después de romperle el corazón al 'cahorro'- No puedo permitir eso, esta nuestro honor en juego. Esta fue una declaración abierta a la guerra y esa mocosa no se saldrá con la suya.

-Es su vida Nao, me encantaría tanto como tu poder entrar en su mente y saber que diablos piensa, pero no es así de fácil...-

-Mira Mai, no pretendo seguir arriesgando mi cuello por una persona tan cobarde... se muere de la ira cada vez que estoy cerca de Natsuki... como si me la fuera a comer. Pero le dejo libre el camino y ¿Qué obtengo a cambio? Que se haga la que no sabe nada y se case con esa mocosa-

Estaba por continuar bebiendo mi refresco cuando... -Más parece que la ofendida fueras tú y no Natsuki- Rió por lo bajo, mi amiga.

-¿Quéeee?- Escupí intentando no ahogarme con mi bebida.

No me había recuperado del último comentario... pero ella siguió atacándome. -¿A ti te gusta Natsuki?-

-¡Ni que estuviera loca!- Me fue muy difícil guardar la compostura. -Y tú eras la que decía que nada de emociones fuertes... como te contradices mujer- Desvié la mirada a otro lado, no entiendo porque me arden las mejillas.

-Supongo que son meras exageraciones mías, pero... es que ni siquiera Shion que es en teoría su prometido, ha pasado tanto tiempo en su cuarto como tú... en el hospital no te despegaste de ella ni a sol ni a sombra, además hasta le diste un ramo de jazmines- Levantó una ceja mirándome y esta claro que si no me explico lo suficientemente bien, me voy a meter en un gran lío.

-¿Qué no puedo ser una mujer agradecida con los favores de una persona?- Suspiré pesadamente. -Me salvó la vida un par de veces esa noche... no lo diré muy seguido Mai, pero ella es de las pocas personas que realmente me entiende. Ella sabe lo que es desconfiar de todos y de todo, incluso de una misma. Me ha tendido la mano en los momentos en los que yo ya no creía en mi misma, o en lograr mis objetivos. Cuando más desesperada estaba por mi madre, ella simplemente llegó con un grupo de médicos especializados, sin decir nada, sin humillaciones. Yo jamás hubiera podido pagarlos, la operación de Okasaan era más riesgosa y complicada que la de tu hermano, Takumi... Natsuki no es muy expresiva, pero ahí estaba en la sala de espera discutiendo conmigo para que no pensara demasiado en lo que pasaba al otro lado de la puerta en el quirofano, no voy a confundir el agradecimiento con amor Mai- Eso lo tengo muy claro, Natsuki y yo nos llevamos lo que pudiera decirse bien, pero de ahí a estar enamorada de ella... hay mucho trecho.

-No dije que la amaras Nao... pregunté si te gusta, eso es muy diferente- Diablos, que suspicaz.

-En ese caso... si, pero vamos. Hasta tú que tienes a Mikoto le hechas una miradita cuando sale en toalla de su cuarto- Me reí de buena gana. -No es como si estuviéramos ciegas Mai-

-¡Yo... yo no miró a Natsuki de esa manera!-

-Tranquila, no estamos poniendo en duda tu amor por Mikoto, ella también tiene lo suyo y créeme se pondrá mejor con los años... pero Natsuki esta en el momento justo y como la recetaron los doctores- Que lindo es voltearle la torta a alguien.

-Tal y como esta la situación... hace meses no me hubiera creído capaz de lo que estoy a punto de decirte, pero Nao, le harías un gran favor a la humanidad si conquistaras a Natsuki- ¿Habla en serio?

De nuevo mi refresco, ya he escupido la mitad. Mai es inhumana, siempre que doy un sorbo dice alguna cosa de infarto. -¿Qué no aprendes a decir las cosas en momentos más adecuados?- Me secaba la boca con una servilleta y ella la mesa manchada. -Tú no lo pillas Mai, hay cosas que fluyen naturalmente y de gustarle... gustarle a Natsuki lo dudo, solo tiene ojos para Shizuru, por otro lado... ¿Quieres que esa loca me mate? Tú sabes cuan peligrosos pueden ser sus celos- Yo tengo muy fresca en mi memoria el como elimino a Julieth en el carnaval, sus ojos llenos de ira y esa expresión pacíficamente sádica.

-Bueno si tanto ha surtido efecto la presión social como para que se case con esa niña, ¿No te parece que eso también disminuiría seriamente tu exposición a sus celos?- Una rara sonrisa se fue formando en los labios de Tokiha y yo empecé a temer por mí, digo... acabo de salir del hospital, no quiero volver tan pronto. -Celos... ¿Cómo no se me ocurrió antes?-

-Ohh... no... ¡Ni lo pienses Mai!... arriesga el cuello tú, ¡Yo no soy tan suicida!- Me importa un rábano que nos escuchen los vecinos, pero es que Mai me pone en unas situaciones.

-Vamos Nao, ¿No eras tú la que hablaba de los favores que le debes a Natsuki?- Sujetó su mano a las mías, voy perdiendo cuando habla en ese tono.

-Prefiero empeñar el salario de toda mi vida para pagarle en metal, que tolerar las locuras de Fujino cuando... haga eso que estas planeando- Murmuré con el ceño fruncido en pose digna.

-¿Cómo estás tan segura que hará algo? Si tú no has oído mi plan-

-Es que tienes lengua de víbora del edén y estoy temiendo resultar convencida- La miré buscando la treta, pero ella simplemente sonreía.

-¿Tanto miedo le tienes a Fujino?- La voz de Natsuki a nuestras espaldas nos tomó por sorpresa a las dos.

-¿Yo? Estas mal de la cabeza, ¡Yo no le tengo miedo a esa devora mujeres!- Dije aquello por reflejo. -¿No te habías ido a tu cuarto?- La miré sin saber donde esconderme, siento como que me atrapó con las manos en la masa.

-Me pareció más interesante su platica-

-Maldita Kuga- Dije por lo bajo, pero ella hizo caso omiso de mis insultos y Mai comenzó a reir escandalosamente.

-Te reto a que lo demuestres... que no le temes a Fujino- Dijo Mai y Natsuki me miró a los ojos como en antaño, como si no fuera ella también a arriesgar el pellejo.

-¡Acepto!- Quien se cree esta para decir que YO, Nao Yuuki le tengo miedo a Shizuru Fujino... -Espera un momento... ¡Mai!- Me dí cuenta de su engaño cuando ya se alejaba de la mesa, con dirección del cuarto donde estaría Mikoto con su mejor amigo, 'alias' el baño.

-Bien... discutiremos más tarde los detalles... es un placer hacer negocios contigo Nao- Apenas y tuvo el descaro de despedirse con un ademán, estando casi en la puerta. Chica inteligente, sabe que su integridad física esta en riesgo después de haberme engañado.

-Endemoniada Mai... en que lío me habré metido- En fin, suspiremos... decidí beber en paz mi refresco. Deposité la lata en mis labios, solo para notar que estaba vacía. -Hoy no ha sido mi día- Me puse de pie para ir a la despensa en la cocina, cuando el brazo de Natsuki me cortó el camino.

-¿Así que te gusto he?- Sus ojos gélidos, en ese raro tono de hielo. No me di cuenta en que momento cambiaron ¿Qué significa esto?

-No dejes que se te infle tanto el ego Kuga, no sea que te pique y caigas al suelo- A pesar de la extraña sensación al mirar sus ojos, mantuve mi expresión altiva. Lo que no me imaginé, fue que en un movimiento brusco yo terminaría presa entre sus brazos, su cuerpo pegado al mío y mi espalda contra la pared.

-¿Eso es un si?- Me dedico una sonrisa sugerente. ¿Que diablos? ¿Esta es bipolar o qué? Hace una hora estaba llorando a moco tendido por Fujino.

-Eso no lo escucharas de mis labios...- Estarás buenísima Kuga, pero yo no voy a dar mi brazo a torcer tan fácil.

-Eso es lo que tú crees- No le entendí del todo hasta que sus labios se pegaron a los míos de forma salvaje. Sentí fuego en las entrañas, su boca se abría paso sin permiso, besando bastante mejor de lo que me hubiera imaginado y para que negar, que cuando interpuse mis manos en su pecho, me encantó que me tomara por las muñecas impidiéndome todo movimiento. Separó sus labios de los míos, aflojándome las manos sin soltarlas. -Vamos Nao, para que resistirse a algo que estamos deseando hace tiempo- Su voz grave, así como sus besos en mi cuello me hicieron estremecer. Si lo sabemos tú y yo Kuga, que mi fuerza de voluntad se evapora en un suspiro, cuando hablas así y me besas justo allí. Pero una Nao que se respete, no pasa tan pasiva por la vida.

Encontré mi fuerza, así como mis deseos ¿Esto es un juego verdad? Yo no soy de las que huyen a un reto. Liberé mis manos con un giro de combate, la empuje hacia atrás y corrí hacia ella, cuyos brazos me estaban abiertos. Pegué mis labios a los suyos y aferré mis manos a su larga cabellera, impregnándome de ella, disfrutando la fuerza de sus brazos en derredor de mi cintura. Del juego cadencioso de nuestros labios y nuestras lenguas, la mordí sin piedad por la burla a la que había sido sometida. Mucho antes de mediar pensamiento alguno, estábamos en el sofá con las manos surcando la piel de la otra... yo tocando más de lo que una amistad permite, bajo aquella camisa masculina... a la que por cierto le rompí los botones de un tirón. Sentía sus piernas enredadas contra las mías y nuestras caderas unidas, ansiando que ninguna prenda estorbosa impidiera nuestro camino a la gloría.

-Vaya que se lo tomaron muy a pecho- La voz burlona de Mai nos interrumpió cuando las cosas iban por buen camino. A su lado estaba una mareada Mikoto, mirando a otra parte, seguro con la idea de no devolver otra vez hasta su primera comida de bebe.

-Rayos Mai... interrumpes justo cuando las cosas van a ponerse interesantes- Me levanté del regazo de Natsuki, mirando de malas maneras a nuestra intrusa amiga.

-Bueno... así como Mikoto y yo no podemos hacer cosas interesantes en las zonas comunes, ustedes tampoco... las reglas son las reglas... ¿No Natsuki?- ¿Mai quieres morir verdad? Ahora necesito con urgencia una ducha de agua helada. ¿Quién me iba decir que Kuga se tenía guardada tanta pasión debajo de toda esa fachada de mujer de hielo?

-Como sea... ya habrá tiempo para divertirnos después- Natsuki se puso de pie, sin la menor intensión de acomodarse la ropa, o alguna señal de vergüenza. Mientras a mi me ardía la cara, a ella la refrescaba la brisa de la tarde y a la vista se antojaba tan deseable con su cabello hondeando, así como su ropa a medio desvestir. -¿Te apetece dar una vuelta conmigo Nao?- Yo simplemente asentí muda, temiendo que mi voz temblara al hablarle y es que de verdad no puedo permitirme perder categoría. Pensándolo bien, creo que voy a disfrutar este juego de darle celos a Shizuru. -Bien... voy a ducharme y en un rato vamos- De nuevo la vimos desaparecer camino a su cuarto.

-Y tú decías que te ibas a sacrificar mucho en la tarea- La risa burlona, así como el pronunciado e innecesario codazo de Tokiha me trajo de vuelta al mundo real.

-Cállate Mai... yo también me voy a duchar- Me marché pisando fuerte y de mal humor, como toda mujer iniciada que se respete, a la que se ha dejado con las ganas. En verdad detesto estas odiosas interrupciones que nunca faltan, Mai... me has jodido una buena ¡Rayos!

-0-0-0-

El agua resbalaba sobre mi cuerpo o debiera decir, la figura humana de este tiempo. Pego la frente a la fría porcelana de la pared y las heladas gotas aquietan una ínfima parte del calor insoportable en todo mi ser, pienso tomar a otra mujer, solo para lamer como un perro mis propias heridas, no sé ya si solo para mantener un poco del orgullo de quien soy ahora. Me has traicionado descendiente de la maldita sangre Viola y tú también mi amada Kiyohime, a la que con desdén me refiero. No queda de mí más que un manojo de cólera, y sangre en ebullición. Me duelen las entrañas, por causa de este maldito corazón mortal. Una vez, en el pasado, implore, supliqué por tu amor y lo preferiste a él. ¿Por qué no has querido cambiar nuestro infausto destino?

-Por que Kiyohime... ¿Por qué no me escoges a mí?- Cerré los ojos con violencia, este dolor es tan vivido como la primera vez y sin importar cuantas veces se repita no atenúa ni una pizca mi agonía.

-Recuerdo-

Llegué corriendo allí a nuestro lugar de encuentro, la fuente que principiara nuestro destino y marcara cada instante de nuestra vidas, allí a la sombra del gran árbol de la familia Viola, un cerezo cuyos pétalos terminaban de caer con el fin del otoño. Muy pronto nevaría y con el hielo, la flores hibernarían o morirían en el frío, así como las aves marcharían a sitios más cálidos y los osos se ocultarían en sus cuevas. Estamos en la estación del cambio, el momento único de las posibilidades, se mi amor el lugar cálido al que pueda ir, o deja que el hielo me consuma.

Me encontré sus finos cabellos castaños, siendo movidos por los hilos del viento. Pero estaba tan turbada por la noticia que había llegado a mis oídos, esa que lo cambiaba todo. Injusto gritaba mi mente, cuando la noche anterior te habías entregado a mí como prueba de tu amor. -Mienten los ponzoñosos labios de tu madre, no puede haber un candidato mejor que yo... ¿O es acaso que develaste mi secreto Kiyohime?-

Si no fuera mi voz la que me delató, lo hicieron mis pasos a su espalda, pero no estaba en mi el gesto amoroso de abrazarla, pues temía en mi cólera y mi ausente razón, causarle algún daño. -No lo ha sabido por mis labios Nataru- Se dio la vuelta para mirarme... sus ojos derramaban lágrimas de sangre. No es algo que una persona común pueda ver, pero desde que nos encontramos la primera vez, sentimos algo especial en la otra, era tan fácil ver su alma a través de sus ojos, que me fue imposible no rendirme ante su belleza, no entregarlo todo sin reserva, incluso aquel secreto del que dependía mi vida.

-Solo tú lo sabías...- Sentencie con voz grave. -Ven conmigo, escapa conmigo... mi familia te dará cobijo en su ceno y yo te protegeré con mi vida... no te cases con él, por piedad amor mío-

-No es mi elección, no puedo ser tan libre como tú... yo no puedo protegerme con el velo de una identidad falsa- Sus palabras fueron crueles, ella conocía mis razones.

-Sabes bien porque hago esto... Saito Blan es apenas un niño pequeño, sin un heredero varón...- ¿Acaso has olvidado todo lo que te dije un día?

-Lo sé muy bien. El emperador retiraría todo privilegio a vuestra familia... y si no fuera él, los otros señores feudales atacarían sin piedad a las provincias bajo su dominio, sin una cabeza visible y fuerte, toda tu familia estaría en peligro- Habló como la parca, sin emociones.

-Si lo sabes entonces ¿Por qué dudas de venir junto a mí?- Deslicé mis manos sobre su rostro y bese cada lágrima llena de dolor.

-Porque la misma guerra se libraría de cualquier modo, los Viola y sus aliados los Fujino, así como la familia Kanzaki... todos irían contra ti y los tuyos, conoces tan bien como yo... las leyes que rigen sobre nosotros, incluso sobre las emociones- Retiró mis manos de su rostro y me apartó con un movimiento suave pero firme. -Lord Ikeda Kanzaki ha sido mi prometido desde mi nacimiento, es tiempo de que lo acepte- Las puertas de su alma se cerraron ante mí, sus ojos vacíos ya nada me hablaban de su sentir y en ese instante, como nunca en mi vida el miedo lo lleno todo.

No deseaba creer sus palabras, no de la mujer dulce y gentil, no de la persona que amaba pronunciando mi más grande derrota. -No seas obstinada ¿Acaso sientes algo por ese Kanzaki?-

-Si dijera que sí... ¿Te marcharías?-

-No osaría hacer nada que te hiriese, si lo amaras a él... entonces yo- No me permitió concluir mis palabras.

-Así es, él es todo lo que tú no puedes ser Nataru, el puede darme una semilla de la que tú eres incapaz- Veneno en su voz y en sus ojos.

Sus palabras laceraron en lo hondo de mi pecho, tan fría la daga de una realidad cruel para mí, ella sabía con certeza la verdad bajo aquel traje de combate, había probado mi piel al desnudo y aquello no fue un impedimento en el instante de la entrega sublime. -Pareces haber pensado en el futuro... algo tan digno de ti y de tu estirpe- Mis rodillas se apartaron del suelo y me erguí cuan orgulloso era, a pesar de recibir el más duro desplante, de estar destrozado por dentro. -Miente muy bien querida Kiyohime... porque no podrá él hacerte sentir la mitad de lo que yo lograra un efímero instante- Le dí la espalda, atacando su dignidad de mujer. Tan herido estaba en lo hondo de mi interior. -Buscará sin encontrar tus secretos, ni las delicias del amor que yo te prodigara, mucho menos será amable con tus tiernos muslos y aunque sus envites siembren en ti, el fruto de la nueva vida, cuando veas al niño que haya salido con dolor de tus entrañas... miraras sus ojos sabiendo que añoras y añoraras, en él encontrar el tono esmeralda... de estos ojos que un día te miraron con tanto amor- Presioné mis puños, antes de caminar lejos de allí, de escalar los muros que me trajeron hasta ella.

Porque maldito el destino que supo alejarnos, se cernió lúgubre sobre mí aquel día. Monté mi caballo y cabalgué sin descanso durante largas horas, llegué al pie de la montaña, debía rodearla para volver con los míos y cobijar mi amargura en el abrazó amable de mi madre. Pero yo quería, deseaba que la naturaleza que me maldijo con semejante impedimento, uno tan doloroso y capaz de privar de todo sentido a mi vida, esa misma. Me volviera al principio y me abrigara con su solidez, para llegar con la clemente dama de la muerte. Dejé abandonada mi montura y subí, cargando a cuestas el peso de mi agonía y mi armadura. Cuando al fin llegué lo suficientemente alto, con el cansancio y ya casi sin aire.

Grité con más fuerza, grité con todo el sufrimiento atorado en mi pecho. -¡YUKIIIIII OOONAAAAA!- Golpeé la nieve en lo alto, hasta encontrar las rocas que le fueran sustento y destrozar mis puños contra ella. Clamé el nombre de nuestro pasado, la criatura a la que nosotros los Blan rendimos culto. Cuando toda mi fuerza se agotaba contra las rocas destrozadas.

-Que hace que tú clames a mí con tal agonía, con tanta ira y rencor- La voz de esa figura etérea, aquella que solo hiciera parte de los relatos más antiguos del origen de los Blan, decidió hablarme.

-Dicen que tienes el corazón de hielo, dicen que puedes desgarrar a un hombre con apenas una ventisca... dicen tantas cosas de ti, mi adorada Ona Yuki... que he venido hasta ti, buscando el consuelo de la muerte en tus brazos-

-Yo poseo tal poder, pero no entiendo porque alguien que pertenece a mi estirpe... suplica a mí con tan inapropiado deseo- Tenía unos peculiares ojos verdes, una piel pálida como la mismísima nieve bajo mi piel y una cabellera negra tan larga que bien pudiera rosar el suelo. Era, como verme en un espejo, de alguna manera.

-Mi corazón esta roto, tan lleno de dolor que cada respiro hace que las espinas se hundan con más fuerza en él, puedo soportar la peor de las torturas físicas, pero no esto- Me arrodillé y posé mi frente sobre la roca. -Ten piedad de mí, y acaba mi pena por favor... Gran Madre-

-Miró con ternura tus actos infantiles pequeña, pero no puedo yo derramar la sangre de los seres que me son amados... no se equivocan del todo al decir que tengo un corazón de hielo, pero tú lo has removido y es por eso que entiendo tu pena...- Los dedos sorprendentemente tibios de aquella mujer me tocaron, obligándome a levantar la cara para verla de cerca. -Yo puedo darte un regalo, que es al mismo tiempo una maldición... para dejar ir a las personas que amamos sin sentir dolor, no debemos amarlas en primer lugar, por eso... cuando la veas otra vez, no sentirás absolutamente nada, tu corazón será en el exterior de hielo- Al concluir sus palabras sentí tanto frío, que casi puedo jurar hasta mis huesos se congelaron... con los segundos el dolor que sentía se evaporó tan rápido que al fin noté, mi corazón había dejado de latir dentro de mí, ya no había nada en él. -Mis hijos viajan sobre la tierra, sin saber... el poder que les otorga mi herencia. Tu mi querida Nataru, me llevaras contigo a donde vayas- Su voz se apagó lentamente en mi mente.

Cuando me puse de pie ya nadie yacía conmigo, las heridas no estaban en mis manos y de ellas solo quedaba el recuerdo carmín en las rocas. Comencé a descender por la montaña, no sin dificultades, el hielo era resbaladizo y mi daga era lo único afilado para pegarse a las rocas. Tenía la sensación de ser observada todo el tiempo, pero por algunos momentos, solo podía observar la forma difusa de un animal. Tras unas horas más pude diferir un lobo blanco, era extraño, dado que no son propios de nuestra zona, aun así era demasiado grande para confundirlo con un zorro. Solo cuando al fin llegué al pie de la montaña, la figura canina se acercó y aunque temí por mi seguridad, el animal pareció hacer una venía ante mí. Sorprendida como estaba, volví sobre mis propios pasos con un molesto ardor en los ojos. Mi fiel caballo aún aguardaba por mí, subí en él y decidí volver, pero por un camino diferente, aún así aquel lobo continuó a mi lado todo el tiempo. Al llegar al primer pueblo, entré en una posada y aunque el feroz animal caminó a mi lado, nadie se asustaba en su presencia, tiempo después noté que ellos no podían verlo, entendí entonces que él era el regalo de la Gran Madre.

Más tranquila, solicité una botella de sake a la joven doncella que atendía el sitio, así mismo un cuenco de agua para lavar mis manos manchada de polvo y sangre. En cuanto el pedido me fue dispuesto, pretendí asearme, sin embargo, al mirar mi reflejo en el agua del cuenco de porcelana negra, noté... que mis ojos, así como mi alma, ahora estaban hechos de hielo. Sonreí ante mi descubrimiento y en las posibilidades que ello me regalaba. -Ahora se que hacer... Kanzaki Ikeda, morirás en mis manos... yo no temo a nada, tú en cambio, tienes mucho que perder- El lobo a mi lado aulló, sin siquiera ser percibido por la marabunta reunida en aquella posada, no supe bien, si era de dolor, el que yo ya no podía expresar o de alegría ante mi futura victoria.

-Fin Recuerdo-

Si hubiese sabido que aquel era el principio de mi fin, no hubiese estado tan contenta de ya no tener un corazón. Natsuki Kuga, sufre del mismo modo que yo lo hice un día, deseó con tanta fuerza no sentir tal agonía, que volvió a despertarme. Y no se, si eso es bueno o es malo, si voy a cometer los mismos errores o voy a enmendarlos, por ahora... voy a jugar una carta diferente. Los celos, esas emociones mórbidas de las que todos somos esclavos, tú mi querida Kiyohime, serás la primera en sufrirlos, porque esta vez yo haré que la historia sea diferente.

-Lo haremos Natsuki...-

-“Así sera”-

-0-0-0-

Ha pasado casi un mes desde el terrible incidente. Vivimos una aparente calma y tengo más independencia, desde que Suichiro-san procuró dotarme con los medios para mí propia seguridad, entre ellos tejidos de corsé que toleran las balas, los brazales que ha buena hora diseñara Kuga-sama para mí y me entregara Nina ese funesto día. Así mismo un vigilante a distancia, según tengo entendido hay un monitoreo las 24 horas del día a cargo de una señorita llamada Irina Woods. Incluso cuento con una 9mm que yace oculta en el corpiño, y un dispositivo de alarma. Todas esas cosas son suficientes para protegerme después de la completa destrucción de los miembros supervivientes del Primer Distrito. Por esta razón mi escuadra de escoltas habitual, ya no me acompaña y por más que me niegue a decirlo siento extrañarlas... en especial a mi Natsuki. 

Recuerdo las circunstancias, en aquella ceremonia fúnebre sentí honda culpa por las heridas que ella ocultaba en su cuerpo, a pesar de sanar con vertiginosa velocidad, la recuperación le obligaba a guardar absoluto reposo, agotar la menor energía posible. La silla de ruedas y vendas que sobresalían incluso de sus ropas negras lo dejaron muy claro a mi vista. Pero siempre que pienso en ello, termino reprochándome tantas cosas que no podría numerar. Una de esas culpas, es que he dejado pasar el tiempo, uno que inexorable transcurre para todos de formas diferentes. Para mí con más peso cuando soy artífice de mi propia desgracia, porque no volví a buscarla y la deje ir. Así mismo cada ocasión en la que Tomoe habla de su hermano como si este hubiese sido un héroe de guerra, pasó por la contradicción de desengañarla o dejarla creerlo... a fin de cuentas él ya esta muerto y muy a mi pesar, yo lo eliminé indirectamente. En muchos sentidos mi 'prometida' es como una niña pequeña, caprichosa y banal atrapada en un cuerpo de mujer, simplemente no soy capaz de hacerle ver la cruda realidad.

Ya no soy ni la sombra de lo que fui, cada mañana me veo obligada a tomar cantidades industriales de té, para dar principio a mi jornada académica y claro, preparar mi 'dichosa' boda. Me ocupo al máximo en todo, las labores como representante al consejo me absorbe en interminables reuniones, los clubes a los que me uní agotan cualquier hueco entre clases y los preparativos de mi matrimonio se roban las horas libres. Tan solo la noche es un espacio para pensar, aun así ni siquiera lo consiento y quepa decir que he pasado las últimas noches, manchándome más en el apartamento de Tomoe.

Aun con todo, tantas cosas traen su memoria a mí, pero son meros fantasmas de los pequeños momentos que compartimos tantas veces. Es irónico saber que los recuerdos más intensos, son aquellos en los que ella solía fingir ser Nataru Blan y duelen de forma insoportable en mi corazón.  Ya no esta allí en el gimnasio esperándome cada mañana, ya no vaga junto a mí en mis largas sesiones de natación por las tardes, mucho menos asiste a clases dada la incapacidad medica que le fue impuesta. Ni siquiera asistí al falso cumpleaños, con una semana de tardanza respecto al real, no fui a su habitación en las instalaciones medicas de Garderobe cuando se me dio de alta. No tengo cara para mirarla después de todo lo que pasó, más aun cuando culposos son los actos en mi consciencia. Sus palabras fueron certeras... “Mientes muy mal, aunque ella esta impregnada de ti...” Si supieras que he cedido a sus juegos, tan solo para acallar su llanto por el hombre que pretendió matarnos aquel día. Si supieras que sigo sus caprichos solo para hacer que no piense, que no sufra... porque otra vez me he manchados las manos de sangre y no encuentro una forma de limpiarlas. No importa lo que haga, siempre que observo mis manos, puedo ver en ellas la muertes que pesan en mi consciencia.

-No imaginaba que los actos de Shizuru fueran meramente, una forma de auto castigarse- Casi parecía una burla.

-Suponía que incluso tú te negabas a hablarme- Cerré los ojos posando las manos en el mármol de lavabo mientras el agua corría, esta es una de las cosas que secretamente me da calma. 

-Me cuesta hacerlo... desperdicie mi única oportunidad por una persona que no merece ni siquiera lastima- Ella cerró la llave, quien iba a pensar que fuera ambientalista.

-Ara, que sutil puede ser para insultarme... Kiyohime- Abrí los ojos, y en el espejo me vi a mi misma mirándome con reproche, con los brazos cruzados y una pose altiva. Mi reflejo contrario a lo que puede ser para alguien cuerdo o sin vínculos espirituales, se movía a voluntad con sus propios gestos.

-Sé que estas deseando que lo haga, pero no seré tan clemente contigo- No hay nada más difícil que intentar engañarse a una misma.

-¡Tú no puedes entenderlo!- Respondí a su ardid con fuego en los ojos, pero eso no tiene efecto en ella.

-Ja... Shizuru olvida muchas cosas de mí. Tan solo se tortura sin fundamento, repite la historia de mis fracasos, tal como lo hizo su madre antes de ella al dejar a un lado a Shura-san- Sonrió con amargura, como si hubiera tenido que presenciarlo.

-¿Qué?-

-Tú madre los concibió a ustedes dos una noche de copas, Takeshi tomó ventaja de la oportunidad que la desinhibición de tu madre le otorgara, para ver completos sus deseos con ella- Me miraba como si narrara las noticias, cuando en realidad expresaba un acto cruel y llenó de bajeza.

-Mientes, padre no... no haría tal cosa- Aunque en el fondo sabía sus palabras tan ciertas, cuando madre mira a Shura-san. Siempre noto una amargura inconmensurable, pero también un atisbo de alegría nunca antes vista.

-Esa noche el destino obró de forma extraña... sintiéndose indigna con su verdadera pareja, Shura Wong. Shizuma se negó a todo contacto o posibilidad dichosa con ella, proclamando un mes después el acontecimiento de su matrimonio con Takeshi, su prometido oficial, para la fecha ya se sabía encinta de ustedes... para ella su nacimiento fue la luz en medio de la oscuridad, en eso acertaron los dioses- Kiyohime posó su mano en el espejo y yo hice lo mismo con el raro animo de sentir consuelo en su contacto. -Algo parecido aconteció con tu abuela Kaoru Viola, amaba a un joven soldado extranjero... un tal Nathan Kruger, pero ella se casó con su prometido y el joven despechado pereció en la guerra. Y así una a una, todas las mujeres de la familia Viola... por eso las han llamado malditas, las nacidas para jamás ver completado su afecto sincero por la persona amada. Creí que serías la excepción y ese error voy a pagarlo caro- Al mirarla me di cuenta que estaba culpándome, o aceptando sus culpas. -Siempre estas sujeta al destino, a todas nos faltó valor. Eran meras circunstancias, casualidades... en las que tomamos malas decisiones-

Su voz se apagó y mi reflejo volvió a cumplir las layes de la física. No había elegido el lugar más adecuado para tener ese tipo de conversaciones con mi otro yo, pero ella no es muy comunicativa que digamos. El toqué de la puerta me dio saber la razón de la repentina partida de Kiyohime, salí del servicio y ya me esperaba mi séquito de fan girls. Sonreí como siempre, le resultaría difícil dispararme a cualquier francotirador con semejante cantidad de personas a mi alrededor.

-Fujino-sama... los exámenes de final de semestre están trocados, quizás usted...- Murmuró una de las chicas enunciando la agenda y los inconvenientes en nombre del alumnado. Esto no dista mucho de Fukka en ese sentido, la miembros del club de Fans hacen encuestas de las necesidades de mis condiscípulos y me hacen saber los resultados, de este modo mi gestión como representante del consejo es intachable.

-Dialogaré el inconveniente con el consejo y la administración en la reunión del lunes- Musité tranquilamente. Caminaba por el jardín principal de Kiray cerca del primer nivel, donde se imparten las clases de secundaria. -Se tratará el tema de la actualización de software en las salas de computo, así como en el aula móvil. También la vigilancia en las entradas alternas de...- Levanté la vista de mi agenda, me detuve abruptamente al reconocer entre el alumnado una figura de singular caminar.

No era solo por extrañarla la razón de mi reacción... ante el mundo se mostraban de nuevo sus gráciles curvas de mujer, en unos ajustados pantalones de cuero negro, una camisa blanca de manga corta, con un pronunciado escote. Sujeto por un chaleco y unos zapatos a juego con el pantalón. El cabello suelto moviéndose con el viento, haciendo que el mundo temblase bajo sus pies o es quizás que mi corazón late demasiado rápido ¿Y esos lentes negros? Hubiese babeado sin recato de no ser por mi molesta compañía. ¡Cielos! Viene hacía aquí.

-Saludos Fujino-san- Dijo formalmente, retirando los lentes para posarlos provocativamente en su chaleco y me costo bastante no bajar la mirada a ese punto en su escote.

-Kuga-san... me alegra verla recuperada- A mi espalda escuchaba los impertinentes murmullos que cuestionaban quien era ella. -¿A que debo el motivo de su visita? Cuando Kuga-san debería estar en cama todavía-

Levantó una ceja de una forma que en verdad dificultaba mi control, mientras sus ojos verdes me escrutaban. -Sabes que sano bastante rápido- Sonrió de forma lasciva ¿Dónde quedó mi Natsuki tímida? Luego expuso un rostro neutral. -Me parece que su prometida equivocó la dirección de envió, esto no me incumbe en lo absoluto... pero a usted si- Extrajo de su bolsillo delantero en extremo pequeño, un dispositivo externo. Acercó su rostro al mío, a una peligrosamente corta distancia de mis labios. No solo yo contuve el aliento. Un tenso momento en el que presionaba la carpeta y libros en mi pecho... después de torturarme unos instantes, se desvió a un lado. -Procura que tus intimidades sean solo eso, algo intimo y no de conocimiento público- Susurró con una voz tan fría, en cuanto se apartó le miré sin entender. Había depositado el dispositivo sobre mis libros... Volvió a ocupar sus lentes oscuros, se dio la media vuelta abruptamente, asegurándose que sus cabellos pasaran a escasos centímetros de mi rostro y me llenaran de su aroma. -En cuanto lo veas, lo entenderás...- Dijo a cierta distancia, levantando la mano para despedirse.

-¿Fujino-sama conoce a esa joven? Ha sido un tanto impertinente- Pregunto Taiga-san, la joven que instauro el fan club, además de una especie de secretaria.

-Es... “el amor de mi vida”... una amiga de mi anterior instituto- Me mordí el labio intentando mantener intacta mi mascara.

-Esperemos que no esa clase de amiga Fujino-sama... su imagen podría- No le permití concluir.

Me dispuse a mirarla no permito tales intromisiones en mi vida privada. -Ara... ¿Acaso Taiga-san duda de mí fidelidad para con mi futura esposa?-

-De ningún modo Fujino-sama... yo... yo lo decía por ella, ha sido muy atrevida con usted- El grupo de mujeres asintió mirando con cólera a mi Natsuki. -Además... ella parece estar con esa joven- Añadió.

-No entiendo a que se refiere...- Miré sin entender a la chica. Pero al seguir con la vista lo que miraban sus ojos negros, sentí el mundo desmoronarse bajo mis pies, incluso la respiración faltarme. Los libros cayeron al suelo y todo se desmoronó ante mí, con una espina supurando veneno en mi corazón.

Entre rosas... mi amada besaba a Nao como si no hubiera mañana. Sin darle un solo respiro y ante todos los que pasaran tomaba como suya a esa mujer... esa... que tantas veces juró no sentir por mi Natsuki. Era tan doloroso observarla con ella, como si todos sus juramentos se evaporaran entre mis dedos, como las palabras que fueron llevadas por el viento y las letras que fueron arrancadas con violencia de un cuaderno. Observaba su rostro, sus ojos abiertos que me miraban con burla, mientras sus manos se aferraban a la cintura de esa mujer, cuyo cuerpo estaba cubierto por una chaqueta de cuero beige, falda negra y botines marrón.

-Fu...Fujino-sama esta... temblando- Sentí a las chicas rodearme con rostros llenos de preocupación.

Aspiré el aire con profundidad. -Es el agotamiento...- Dije recibiendo los cuadernos y el dispositivo que me entregaban mis fans. -Nada de que preocuparse- Volví a sonreír como siempre.

-Si Fujino-san se siente mal... debe reposar- Taiga se atrevió a tomar mi mano y guiarme a otro lugar. Me deje hacer, simplemente porque si me permitía perder el control... alguien acabaría muerta.

Mi joven colaboradora, alejó a mis fanáticas de mí y salió un momento para preparar algo de té. Yo reposaba en mi oficina, aprovechando la corta ausencia revisé el dispositivo en mi computadora. Una serie de sonidos familiares, así como situaciones ocurridas hace largo tiempo, imágenes lamentables que Natsuki pudo en mal momento ver. Un rencor descontrolado lo llenó todo en mi interior, sin darme cuenta me había mordido el labio con tanta fuerza que sangraba.

-¡Fujino-sama!- Escuché la voz alarmada de Taiga-san. Apague la computadora y extraje el dispositivo.

-Taiga-san haría bien en dejarme a solas...- Lo dije en un tono tal que no admitía discusión. Sin que ella supiera muy bien como o porque, terminó saliendo por la puerta. Una bendición y maldición en una misma mirada, ojos de demonio como dijeron tantas veces en el pasado, aquellos que murieron bajo mis manos.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Me encanta, hay que decir que tmb soy fan de NatNao, pero podre solo esta siendo utilizada. Esta genial, hay que reconocer que traer por asi decirlo el pasado es astuto. Sea como sia sigue asi espero la continuacion!!!! ^^

Anónimo dijo...

me encanta como escribes soy mas fan de shiznat pero espero que sigas pronto la continuacion se esta poniendo muy interesante

Dagha dijo...

Ya, tengo que decir que la razón decisiva para leer este Fic, fue por que me encanta NatxNao... creo que dije y con quién se metió con Nao... o.o lo leeré--- hehehe
Me encanta el juego de personajes...
Gracias, Se cuida ...bye

Anónimo dijo...

ujuju inicia el juego peligroso :9

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