20
Del London Times:
Se está intensificando
la búsqueda del Ladrón de Novias, ya que la recompensa por su captura ha
ascendido a once mil libras. La Brigada contra el Ladrón de Novias cuenta casi
con seiscientos miembros, y según los informes vuelan las apuestas acerca de la
probabilidad de que este bandido sea apresado antes de que finalice la semana
en curso, incluso antes si intentase llevar a cabo otro rescate.
Dos días después, Shizuru estaba de pie, inmóvil como una
estatua, en su dormitorio iluminado por el sol mientras la costurera ponía y
quitaba alfileres realizando los últimos ajustes a su vestido de novia. Llegaba
hasta ella el rumor de voces femeninas, que correspondían a su madre y a sus
hermanas, sentadas a lo largo del borde de su cama como su fueran un cuarteto
de palomitas de colores pastel.
Hablaban de los planes para la boda, señalaban puntos donde
el borde del vestido parecía desigual –lo cual les costaba miradas
reprobatorias de la costurera- y sonreían a Shizuru con un orgullo que indicaba
que había hecho algo maravilloso, cuando en realidad había cazado a una condesa
y la había obligado a casarse.
Shizuru hacía oídos sordos a la animada charla, una artimaña
que había perfeccionado tiempo atrás, y reprimió un suspiro. Volvió la vista al
espejo de cuerpo entero y se le hizo un nudo en la garganta. El vestido era
precioso, una sencilla creación en seda de color crema con mangas cortas y
abullonadas. Llevaba una delicada cinta de satén marfil atada bajo el busto que
descendía por la falda sin adornos. Su madre había querido un vestido mucho más
espectacular, repleto de encajes y volantes, pero Shizuru se negó de plano.
Pero en los dos últimos días, desde la última conversación
mantenida en la salita, había comprendido que, aunque la situación no fuera una
bendición del cielo, tampoco era un infierno total. La amaba. Eran amigas y
compartían intereses comunes. Natsuki era amable y generosa, paciente e
inteligente. Seguro que muchos matrimonios se basaban en mucho menos. Y el modo
en que la besaba y la acariciaba...
Dejó escapar un suspiro de ensueño. Cielos, compartir su
cama no iba a suponer ninguna prueba. Natsuki no la amaba, pero ella haría todo
lo posible para ser una buena esposa.
Por supuesto, ser una buena esposa conllevaba convertirse en
condesa, y se le hizo un nudo en el estómago ante semejante perspectiva. Tratar
de encajar en su esfera social sería como intentar meter una llave redonda en
una cerradura cuadrada.
Se encogió al pensar en todas las meteduras de pata que le
aguardaban, y elevó una plegaria para no avergonzar demasiado a la condesa. Con
suerte, su madre y sus hermanas podrían instruírla un poco para evitar el
desastre total. Natsuki se merecía ser feliz y tener una esposa de la que
sentirse orgullosa, pero ella cuestionaba seriamente su capacidad para encarnar
a dicha mujer. Con todo, lo intentaría. Por ella. Y tal vez, con el tiempo y un
milagro, la amistad que Natsuki sentía por ella florecería en algo más
profundo.
Estrechó aquella esperanza contra su corazón y volvió la
vista hacia el escritorio. El corazón le dio un brinco al acordarse de la nota
que había ocultado en el cajón superior. La misiva había llegado aquella misma
mañana y contenía una única frase escrita con una letra elegante: “Por favor,
ven al lago esta noche, a las doce”.
Se le aceleró el pulso al pensar en ver a Natsuki, y posó la
mirada en el reloj de la repisa de la chimenea; sólo había que esperar diez
horas. Pero al mirar su cama y toparse con cuatro sonrisas radiantes y
orgullosas, supo que iban a ser diez horas muy largas.
A primera hora de aquella larde, Nina fue a ver a Shizuru.
Mientras tomaban asiento en la salita, Shizuru rogó porque no se notara su
nerviosismo. Aunque la hermana de Natsuki parecía una persona de lo más
agradable, se preguntó acerca del propósito de su visita. ¿Sabría lady Nina la
verdad acerca de la proposición de Natsuki? ¿La acusaría de haberla atrapado
para obligarla a casarse?
Una vez que estuvieron sentadas en el diván, lady Nina le
estrechó la mano.
- Ya sé que está usted muy ocupada con los preparativos de
la boda, de modo que no voy a entretenerla mucho. He venido tan sólo a
ofrecerle mis mejores deseos. Me doy cuenta de que apenas nos conocemos, pero
espero que eso cambie. Yo siempre he deseado tener otra hermana.
Shizuru sintió un profundo alivio y respondió con una
sonrisa.
- Gracias, miladi.
- Por favor, llámame Nina. ¿Me permites que te llame Shizuru?
- Por supuesto. Para mí es un gran honor que vayamos a ser
hermanas.
- Gracias. Aunque yo ignoro lo que significa una hermana, me
temo. Ya que Natsuki ha sido más como un hermano- menciono algo sonrojada y Shizuru
reprimió una leve risa al pensar que tenía razón -. Pero como tú ya tienes
tres, podrás enseñarme todo lo que necesite saber.
- Haré lo que esté en mi mano –Y, decidida a disipar todas
las preocupaciones que pudiera abrigar Nina, añadió-: Quiero que sepas que
también voy a hacer todo lo que esté en mi mano para ser una buena esposa para Natsuki
y para que se sienta feliz y orgullosa de mí.
Una dulce sonrisa curvó los labios de Nina.
- Ya has conseguido hacerla feliz, y sé que se siente
orgullosa de ti. Me ha hablado en términos muy entusiastas de tus experimentos
y tus esperanzas de conseguir un ungüento de propiedades medicinales. Yo opino
que es una empresa fascinante. Y muy encomiable. –De pronto su expresión se vio
nublada por un velo de tristeza-. Ojalá hubiera tenido yo algo útil en que
ocupar el tiempo cuando vivía en Cornualles. Oh, atendía el jardín y bordé cientos
de pañuelos, pero nada de importancia.
Shizuru experimentó un sentimiento de afecto. Esperando no
pasarse de la raya, tomó una de las manos de Nina entre las suyas.
- ¿Te gustaría aprender a fabricar la crema de miel?
En los ojos de Nina brilló una mezcla de desconcierto y
agradable sorpresa.
- ¿Crees que puedo aprenderlo?
- Naturalmente que sí. Si tienes fortaleza suficiente para
bordar, podrás dominar la técnica de fabricar crema de manos en un santiamén.
Según mi experiencia, la ciencia no es tan complicada como trabajar con la
aguja y el hilo.
Nina le devolvió una media sonrisa de inconfundible
gratitud.
- Estoy deseando empezar con la primera lección –Observó a Shizuru
unos instantes y dijo-: No te imaginas lo contenta que estoy de que Natsuki haya
seguido mi consejo.
- ¿Qué consejo es ése?
Nina titubeó y en lugar de contestar preguntó:
- ¿Te ha hablado Natsuki de nuestros padres?
- No. Lo único que sé es que vuestra madre murió cuando Natsuki
tenía quince años.
- Sí. Era muy hermosa. Y desesperadamente infeliz. –Clavó la
mirada en Shizuru-. Nuestro padre era un hombre avaro y egoísta. Humilló a
nuestra madre con sus indiscretas aventuras amorosas y sus deudas de juego. A Natsuki
le fijaba metas imposibles de alcanzar, y sin embargo montaba en cólera cuando
rebasaba sus expectativas. En cuanto a mí, era una niña inútil, y por lo tanto
me ignoraba por completo... hasta que decidió casarme con el vizconde, otro
hombre avaro y egoísta que aborrecí desde el momento mismo de conocerlo.
Shizuru le dio un suave apretón de manos.
- Lo siento mucho
- Yo también. Pero como los dos matrimonios que conoció Natsuki,
el de nuestros padres y el mío, fueron tan desdichados, decidió que no se casaría
nunca. Incluso ya de niña la idea de casarse le resultaba desagradable, y
cuando falleció nuestra madre juró que jamás contraería matrimonio. Aun así,
cuando vi el modo en que te miraba, cuando vi lo que sentía por ti, le dije que
no permitiera que aquellos dos matrimonios desgraciados destruyeran su
felicidad futura. –Sus labios se curvaron en una sonrisa-. Ha seguido mi
consejo, y me alegro mucho de ello. Natsuki aportó alegría a lo que de otro
modo habría sido una infancia desgraciada para mí, y se merece toda la
felicidad del mundo. Siempre ha sido una hermana maravillosa y afectuosa y
estoy segura de que será el mismo tipo de esposa.
Shizuru hizo un esfuerzo por corresponder a la sonrisa de
Nina, pero las entrañas se le retorcieron con un sentimiento de culpabilidad.
Se veía a todas luces que Nina pensaba que Natsuki se había declarado porque de
hecho deseaba tener una esposa. Qué terriblemente equivocada estaba. Y sólo
ahora entendía Shizuru exactamente hasta qué punto.
Dios Santo, ¡Natsuki había detestado la idea de casarse
durante toda su vida! La Iba a llevar hasta el altar su profundo sentido del
honor, pero la idea de casarse tenía que resultarle una verdadera tortura.
Ahora más que nunca, Shizuru aborreció la idea de haberla
atrapada.
Pero no había nada que pudiera hacer para liberarla.
Ataviada para su último rescate con su capa y su máscara
negras, Natsuki se encontraba a lomos de Campeón, oculta tras unos tupidos
arbustos. A su alrededor cantaban los grillos y de vez en cuando se oía ulular
un búho. Tenía la mirada fija en el camino, pues se negaba a mirar hacia el
lago y revivir los recuerdos que le evocaba. Tenía el resto de su vida para
rememorarlos... cuando Shizuru se hubiera ido.
En ese instante apareció por el recodo una figura. No logró
distinguir sus rasgos, pero era capaz de reconocer en cualquier parte aquella
manera resuelta de andar. Conforme ella se iba acercando, se fijó en su insulso
vestido de color oscuro y esbozó una media sonrisa; sólo a su Shizuru se le
ocurriría acudir a una cita amorosa ilícita vestida de modo tan anodino.
“Su Shizuru”. Apretó los labios al tiempo que sentía un
dolor sordo en el pecho. Después de aquella noche no volvería a ver a su Shizuru.
Por el momento, el hecho de que fuera a estar libre y a salvo le ofrecía escaso
consuelo para el sufrimiento que le oprimía el corazón.
Shizuru se detuvo junto al enorme sauce con la mirada fija
en el agua y a la mente de Natsuki acudió la imagen de ella debajo de aquel
mismo árbol la primera vez que la encontró en el lago. Aquel día ansiaba
dolorosamente besarla, sólo una vez, convencida de que un único beso serviría
para saciar su apetito. No recordaba ninguna ocasión en que hubiera estado más
equivocada.
La observó durante unos segundos y se le encogieron las
entrañas cuando ella ocultó brevemente la cara entre las manos. Maldición, le
destrozaba verla tan infeliz. Había llegado el momento de liberarla.
Desmontó y se aproximó a ella a pie, sin hacer ruido. Shizuru,
sumida en sus pensamientos, no detectó su presencia hasta que la tuvo casi a su
espalda. Entonces tensó los hombros y pareció tomar aire para prepararse.
- Llega temprano, miladi–dijo, y se dio la vuelta. Entonces
dejó escapar una exclamación y dio un paso atrás llevándose una mano a la
garganta.
Natsuki la retuvo por el brazo.
- No tenga miedo, muchacha –susurró con su ronco acento
escocés.
- No... no tengo miedo, señorita. Simplemente me ha
sobresaltado.
- Perdóneme. Estaba muy pensativa.
Ni siquiera la oscuridad lograba disimular la tristeza que
cruzó por su semblante.
- Sí. –De pronto Shizuru miró alrededor. A continuación la
agarró de la mano y tiró de ella hacia el sauce para ocultarse los dos detrás
de sus frondosas ramas-. ¿Qué hace aquí, señorita? Es peligroso que ande por
ahí, el magistrado posee información nueva...
Natsuki le puso un dedo enguantado en los labios.
- Estoy al corriente de esa información, muchacha. No tema.
–Se acercó a ella un poco más y le susurró-. Pero ahora... estaba pensando en
su próxima boda.
Ella lo miró ansiosa con los ojos brillantes como dos gotas
de agua.
- ¿Está enterada de mi boda?
Antes de que respondiera, ululó un búho que asustó a Shizuru
y la hizo mirar frenéticamente a un lado y otro.
- Debo encontrarme aquí con mi prometida y está tan empeñada
en capturarla a usted como el magistrado. Debe marcharse enseguida.
- Fui yo quien le escribió la nota –La expresión de Shizuru se
trocó en sorpresa y luego en confusión. Su mano seguía aferrando la de Natsuki,
que flexionó los dedos para estrechar su contacto-. Su boda... Ésa es la razón
por la que estoy aquí, muchacha. Para salvarla de ella.
- ¿Salvarme...? –Sus ojos se llenaron de desconcierto,
seguido de un profundo asombro al comprender súbitamente- ¿Está aquí para
ayudarme a escapar?
- Le ofrezco el regalo que he ofrecido a las otras mujeres,
señorita Fujino: liberarla de un matrimonio indeseado. –Su tono se hizo más
ronco-. Podrá vivir todas esas aventuras de las que me habló.
Ella abrió unos ojos como platos.
- No... no sé qué decir. He de pensarlo de manera lógica –Le
soltó la mano, se apretó los dedos contra las sienes y comenzó a pasearse con
paso inseguro y nervioso-. Ésta es mi oportunidad de dejarla libre, sí. No me
gusta la idea de abandonar a mi familia... pero Dios santo, lo mejor para Natsuki
sería que yo desapareciera. Es el mejor regalo que podría hacerle.
Bajo la máscara, Natsuki arrugó el entrecejo.
- Es a usted a quien pretendo liberar, muchacha.
Shizuru se detuvo delante de ella.
- Lo entiendo. Pero de hecho es a ladi Kruger a quien va a
dejar libre.
- ¿De qué está hablando?
Shizuru bajó la vista y respondió:
- Kruger va a casarme conmigo sólo porque las normas
sociales así lo exigen.
- Se ha comprometido con usted –replicó Natsuki con
aspereza.
Shizuru levantó el rostro.
- Ella no ha hecho nada que yo no quisiera... nada que yo no
le haya pedido que hiciese –dijo con firmeza-. Y no obstante va a cargar con
todas las consecuencias viéndose obligada a contraer un matrimonio que no
desea.
- Y que tampoco desea usted –replicó Natsuki y aguardó a que
ella lo confirmara.
Pero en lugar de eso, vio brillar detrás de sus gafas algo
que se parecía mucho a las lágrimas. Con los labios apretados, Shizuru desvió
la mirada.
- ¿Qué le hace pensar eso? En realidad no sé por qué está
usted aquí. En ningún momento imaginé que intentaría rescatarme de nuevo, ya
que usted sólo socorre a novias que no quieren casarse.
Natsuki se sintió aguijoneada por un extraño sentimiento que
no supo definir. Le tocó la barbilla con los dedos enguantados y la obligó
suavemente a mirarla de nuevo a los ojos.
- Aquella primera noche, usted me dijo que no se casaría
jamás. ¿Ha cambiado de opinión desde entonces?
Una lágrima solitaria resbaló por su mejilla
- Me temo que sí
Natsuki fue presa de la confusión.
- ¿Está diciendo que efectivamente desea casarse con la condesa?
- Más que nada en el mundo
Diablos, tal vez había habido en su vida un momento de mayor
sorpresa que éste, pero tendrían que torturarla para que recordara cuál.
- Pero ¿por qué?
- Porque la amo
El
tiempo pareció detenerse, así como su respiración y los latidos de su corazón.
Aquellas palabras resonaron en su cerebro como el eco en el interior de una
cueva. “La amo. La amo”.
Cielos, no creía poder sentir mayor sorpresa que cuando Shizuru
dijo que quería casarse con ella, pero aquello... aquello la golpeó como si le
hubieran asestado un puñetazo. Maldición, de hecho sintió la apremiante
necesidad de sentarse. Pero antes tenía que aclarar unas cuantas cosas.
La agarró por los hombros y la increpó:
- Usted ama a la condesa –Gracias a Dios se acordó de usar
su ronco acento escocés.
- Completamente
- Y desea casarse con ella
- Con desesperación
Natsuki sintió un estallido de alegría que la sacudió de la
cabeza a los pies
- Pero –apuntó ella- ella no desea casarse conmigo. Va a
hacerlo únicamente porque es su deber. Para salvar mi reputación. Es buena,
decente, honrada... –Sus labios se curvaron en una media sonrisa de tristeza-.
Ésos son sólo algunos de los motivos que me hacen quererla tanto. –Respiró
hondo y después afirmó con un único pero decisivo gesto de cabeza- Yo habría
hecho lo indecible para que fuese feliz, para ser una buena esposa, pero usted,
inesperadamente, me ofrece la oportunidad de dejarla libre. –Le recorrió un
escalofrío y bajó la voz hasta convertirla en un pesaroso susurro-: Aunque se
me rompa el corazón, la amo lo suficiente como para dejarla marchar.
Natsuki no pudo hacer otra cosa que mirarla sin pestañear mientras
un sinfín de emociones la asaeteaban por todas partes, como un pelotón de
soldados armados con bayonetas tendiéndole una emboscada. La enormidad de
aquellas palabras, de lo que Shizuru estaba dispuesta a sacrificar por ella –su
familia, toda su existencia-, la dejó tan anonadada que comenzó a temblar.
Estaba abrumada.
-Shizuru–susurró por encima del nudo que le atenazaba la
garganta-. Dios, Shizuru... –El nombre terminó en un gemido, y entonces la tomó
entre sus brazos y la besó con toda la pasión y todo el deseo que laceraban su
cuerpo.
Ella dejó escapar una exclamación ahogada cuando Natsuki abrió
los labios y su lengua tomó posesión de aquella boca con exigencia y
desesperación. La estrechó con fuerza y ella se fundió en su abrazo con un
grave gemido, devolviendo sus besos con la misma urgencia y Natsuki sintió que
se le aceleraba la sangre en las venas.
“Mía. Mía. Mía”
No existía nada excepto ella... la mujer que tenía entre sus
brazos, la mujer a la que amaba tanto que temblaba de amor.
La mujer que la amaba también.
Se apartó y le acarició el rostro... aquel rostro singular y
perfecto que la había cautivado y fascinado desde el principio.
Shizuru abrió los ojos lentamente y de pronto sus miradas se
encontraron. Ella parpadeó varias veces y frunció el entrecejo. Muy despacio,
alzó una mano y le tocó el rostro. Aquel rostro enmascarado.
En ese instante Natsuki recobró la condura y se acordó de
dónde estaba y de quién era.
¡Maldición! ¿En qué estaba pensando? Obviamente, no estaba
pensando. Pero ¿en qué diablos estaría pensando ella, besando así a otra mujer,
según después de haber confesado que la amaba a ella?
La soltó como si quemase y rápidamente retrocedió dos pasos.
- Perdóneme –dijo con voz grave- no sé qué me ha pasado.
Shizuru se limitó a mirarla fijamente, con los ojos
agrandados por la impresión, pero de algún modo consiguió parecer inmóvil como
una estatua y al mismo tiempo inerte y laxa.
Natsuki tomó aire, esperaba un estallido de ira, una
andanada de improperios, pero ella sólo la miraba mientras le resbalaban las
lágrimas por las mejillas y susurró una única palabra.
-Natsuki..
.
.
8 comentarios:
O_o Y NOS VAS A DEJAR ASI?!!!! QUE CLASE DE TORTURA GRIEGA ES ESTA?! Esta muy buena la historia.
Por dios que me encanta este fic! ^^ deseando el cap 21 ;D
No seas fresa. Esa mujer reconoce lo que es de ella. Jajajajaja por favor por favor por todo lo que es bueno y noble traenos lo mas pronto posible la continuación. Y gracias por el gran trabajo que realizas.
Joder! Mi pobre y pequeña cabecita va a explotar si sigues dejándome en semejantes puntos de inflexión mujer! Continúala pronto porfa....
por todos los cielossss!!!! xq tenia que acavar el capitulo justo en la parte mas buenisimaa me he quedado super picada como me han dejado nat y shiz u.u y necesito una actualisacion de lo mas urgente posibleee :( para calmar mi desesperacion :D amo este fic he a atrapado completamente si que es adictivo ;)
actualiza pronto, pronto, prontito porfisssss!!!!!!!!
atte Akemi......
dios!!!diosssssss!!!como va a quedar ahi?que pasara ahora,sera que shizuru tomara la noticia de buena manera o la mandara a volar??esperare impaciente la continuacion,no tardes pleaseee!!!besos
Q deje su faceta de ladrón y que le diga q tmbn la ama de una buena vez! Cada vez muero mas con esta historia! CAP 21 ya!!!!!!
Gracias ... *-*
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