19
Shizuru contempló con horror a su madre hábilmente desvanecida.
La humillación y la vergüenza se abatieron sobre ella como piedras caídas del
cielo y la aplastaron hasta dejarla casi sin respiración. Sintió el impulso de
negar a gritos, de afirmar que había un malentendido, pero no había manera de
refutar la evidencia. Aunque Natsuki y ella no hubieran sido sorprendidas en un
abrazo apasionado, ninguna de las dos podía disimular su cabello y sus ropas
desaliñados.
- Charles, mis sales –pidió Misato, agitando débilmente la
mano
Natsuki se acercó a ella
- Me temo que su esposo no está aquí para oírla, señora, y a
mí se me han acabado las sales –le dijo con sequedad-. ¿Puedo ayudarla? ¿O
quizás deberíamos llamar a un médico?
Misato parpadeó y se incorporó a medias
- ¿Un médico? Oh, no, eso no es necesario. Me recuperaré en
un momento. Ha sido un instante de debilidad por la buena noticia.
La señora Midori avanzó un paso y lanzó un resoplido de
burla.
- ¿Buena noticia? Por Dios, Misato, te has vuelto loca
–Dedicó a Natsuki y a Shizuru una mirada fulminante de la cabeza a los pies-.
Esto es escandaloso. Horroroso. Insultante. Completamente inadmisible.
Misato se puso de pie con una agilidad asombrosa para una
persona que acababa de desmayarse.
Siguió un minuto entero del silencio más ensordecedor que Shizuru
había oído jamás. Se vio invadida por una profunda mortificación y rezó para
que se la tragara la tierra. Cerró los ojos con fuerza, con la esperanza de que
al abrirlos aquella escena no fuera más que una horrible pesadilla. Suplicó que
le cayera un rayo encima.
Una sonrisa irónica curvó los labios de la señora Midori.
- Se ve a las claras que has interpretado mal la situación,
Misato.
- Por supuesto que no –replicó la aludida con un gesto
airoso del pañuelo-. La condesa es una mujer honorable, y no se le habría
ocurrido besar a Shizuru de una forma tan... vigorosa a no ser que antes se le
hubiera declarado. –Sacudió el dedo índice en dirección a Natsuki, a modo de
fingida regañina-. Desde luego ha sido una travesura por su parte no haber
pedido antes la mano de Shizuru a su padre, miladi, pero naturalmente cuanta
con nuestras bendiciones.
- No creo en absoluto que haya habido ninguna declaración
–insistió la señora Midori al tiempo que les dirigía una mirada colectiva de
desdén-. No, es obvio, que en nuestro afán de encontrar plantas que florecen de
noche, sin darnos cuenta hemos topado con una cita amorosa ilícita. ¿Por qué
iba la condesa a declararse a estas horas de la noche? Las damas se declaran
durante el día, convenientemente acompañadas y en un lugar apropiado, como el
salón. –Sus ojos adoptaron una expresión taimada-. Pero no temas, Misato, que
salga de mí una sola palabra acerca de este escándalo.
Misato alzó la barbilla en un gesto de lo más regio.
- No es en absoluto un escándalo. Es una declaración. Y, por
supuesto, eso será lo que contarás a todo el mundo. –Posó su mirada imperiosa
en Natsuki-. ¿Y bien, ladi Kruger? ¿Qué tiene usted que decir?
Shizuru la miró con el rabillo del ojo. Natsuki permanecía
erguida, al parecer tranquila, pero un músculo le vibraba en la mejilla y
estaba pálida.
- La señorita Fujino y yo vamos a casarnos –articuló con un
tono que sonó a cristales rotos.
Shizuru sintió una oleada de náuseas y su cerebro profirió
un largo y agónico ¡NO! En sus sueños más profundos y más secretos había
ansiado una propuesta así, pero no de aquella manera, por Dios, atrapada contra
su voluntad. Recordó las palabras de Natsuki, que la quemaron como el ácido:
“No me encuentro en situación de ofrecerte matrimonio. No tengo intención de
casarme nunca... Jamás quisiera verme obligada a casarme”.
La sonrisa de Misato podría haber alumbrado el reino entero.
- Mi esposo y yo esperamos tener mañana noticias suyas
respecto de los planes de la boda. –Dirigió una mirada de soslayo a la señora Sugiura-.
Midori, tú puedes ser la primera en dar la enhorabuena y desear lo mejor a su
señoría y a mi hija.
El semblante desencajado de la señora Midori indicaba que
antes preferiría tumbarse sobre un lecho de carbones encendidos. La mandíbula
se le abrió y cerró varias veces, hasta que por fin dijo:
- Mi enhorabuena a las dos –Luego masculló algo para sus
adentros que sonó a “por todos los diablos, maldita sea”.
Todavía sonriendo, Misato se volvió hacia Shizuru y la
agarró firmemente del brazo.
- Vámonos, Shizuru.
Demasiado aturdida para discutir, Shizuru permitió que su
madre tirara de ella por el sendero que conducía a la casa, con la señora Midori
a la zaga.
Natsuki llegó a sus establos con necesidad de dos cosas: un
milagro y una botella de coñac. Por experiencia sabía que los milagros eran
imposibles; por suerte, de coñac disponía en abundancia.
Cuando desmontaba, Kaiji salió por la doble puerta de los
establos.
- Tenemos que hablar –dijo Natsuki entregándole las riendas
de Emperador-. Reúnete conmigo en mi estudio dentro de treinta minutos.
Cuando llegó Kaiji, Natsuki iba ya por el segundo coñac.
Después de que el criado se acomodase en su sillón favorito con un vaso de
whisky, su ama le relató sucintamente la conversación de aquella tarde con el
magistrado Sergay Wang. Al terminar, Kaiji meneó la cabeza.
- Me parece a mí que se han terminado para siempre los
rescates –dijo-. Ya sabíamos que algún día tendría que dejarlo, y ahora se ha
vuelto demasiado peligroso continuar. Aunque el establo de Campeón se halle
oculto detrás de esas puertas falsas, un tipo agudo de verdad como Wang que
esté investigando podría dar con él.
Kaiji se levantó y cubrió los pocos pasos que lo separaban
de Natsuki, que estaba apoyada contra el borde de su escritorio. Le puso en el
hombro una mano y añadió:
- Lady Nina ya no está casada. Ha salvado a muchas mujeres y
debe sentirse orgullosa de sí misma, como lo estoy yo. Ya ha pagado su deuda.
Es hora de desprenderse de ese sentimiento de culpa y dejarlo. Ahora mismo
–Apretó con más fuerza-. No tengo ningún deseo de verla ahorcada.
Natsuki dejó escapar una risa sin humor
- Yo tampoco quiero verme ahorcada
- Entonces está decidido –Kaiji alzó su vaso a modo de
brindis-. Por su retiro. Que sea próspero y duradero.
Natsuki no levantó su copa
- Tengo otra noticia más, aunque entre tus contactos en la
familia Fujino y la velocidad con que se desplazan los chismorreos, es posible
que ya estés enterado. Shizuru Fujino va a casarse.
Kaiji arrugó la frente con desconcierto
- ¿Cómo es eso? ¿La señorita Fujino va a casarse? Bah, debe
de ser otra equivocación. Me habría llegado el rumor.
- Créeme, no es ninguna equivocación
Kaiji se agitó indignado
- ¿Y quién es el pelmazo que le ha propuesto ahora su padre?
Esta vez Natsuki sí alzó la copa
- Ese pelmazo voy a ser yo
Si la situación no fuera tan apurada, Natsuki se habría
reído de la expresión de aturdimiento y estupefacción de Kaiji.
- ¡Usted! Pero... pero... ¿cómo? ¿Por qué?
- Esta misma noche, su madre y Midori Sugiura nos han
descubierto en una postura comprometedora.
Si los ojos de Kaiji se hubieran abierto más, sin duda se le
habrían salido de las órbitas.
- ¿Usted se ha comprometido con la señorita Shizuru?
Natsuki se terminó el coña de golpe
- Del todo
Kaiji retrocedió hasta que sus corvas chocaron contra el
sillón. A continuación se le doblaron las piernas y se desplomó con un ruido
sordo, mirando fijamente a Natsuki con un asombro que al punto se transformó en
furia.
- El diablo me lleve, ya habíamos hablado de esto mismo
–gruñó-. ¿En qué demonios estaba pensando? ¿Por qué no se ha buscado una de sus
viuditas o sus actrices?
- Estoy enamorada de ella
Si imaginaba que aquella declaración, pronunciada en tono
calmo, iba a valerle la comprensión de Kaiji, se equivocaba.
- En ese caso, debería haberse comportado de manera
honorable y haberse casado primero.
Natsuki dejó la copa vacía sobre el escritorio con
brusquedad
- ¿Y condenarla a una vida de peligros con un alguien que en
cualquier momento podría verse arrastrada a la horca? ¿A una vida en la que
podrían considerarla sospechosa de conspiración simplemente por su relación
conmigo?
- Entonces no debería haberle puesto las manos encima. Pero
ya que lo ha hecho, ahora ha de hacer lo correcto y casarse con ella.
Natsuki clavó los ojos en el indignado Kaiji y se pasó las
manos por la cara con gesto de cansancio.
- Eso es lo que quiero. Más que ninguna otra cosa. Si mi
situación fuera distinta, con gusto me casaría con ella y pasaría las próximas
décadas dedicándome a amarla–Soltó una risa carente de humor-. Aunque eso ni
siquiera importaría, dado que la dama no desea casarse conmigo.
- Diablos ¿Y por qué no va a querer? Cualquier mujer vendería
hasta los dientes con tal de casarse con usted.
- Creo que ambos estamos de acuerdo en que Shizuru no encaja
precisamente en la categoría de “cualquier mujer”. Justo antes de que nos
descubriera su madre, dejó bien claro que no deseaba verme más. En ningún
sentido. Quiere dedicarse a sus estudios científicos y a viajar al extranjero.
- Ya no importa lo que quiera esa muchacha. Tiene que
casarse con usted o será su perdición.
- Maldita sea, sí que importa lo que quiera ella. Más que
nada. No debe ser obligada a contraer un matrimonio que no desea, al igual que
cualquier otra mujer... –Dejó la frase sin terminar y se quedó absorto.
Kaiji entrecerró los ojos
- Estoy viendo esa expresión característica que me produce
escalofríos. ¿En qué está pensando?
- En que va a haber otro rescate antes de que me retire
–respondió Natsuki muy despacio, con la mente hecha un torbellino.
Kaiji se rascó la cabeza con expresión de no entender nada.
- ¿Otro rescate? Maldición, es demasiado peligroso, teniendo
a Wang y a esa condenada brigada husmeando por ahí. ¿Para qué arriesgarse?
- Porque Shizuru Fujino bien vale ese riesgo
Kaiji lo comprendió de repente y sus cejas desaparecieron
bajo la línea de su cabello
- ¿Está loca? Limítese a casarse con ella
Natsuki se apartó del escritorio y comenzó a pasearse frente
a Kaiji.
- Piénsalo. Lo fácil, lo egoísta, sería simplemente casarse
con ella, forzarla a una unión que no desea. Amarla y gozarla hasta que mi
pasado me pase factura y después ir a la horca y abandonarla al desprecio de la
sociedad. No puedo correr ese riesgo.
Se paró un momento delante de las ventanas y contempló la
oscuridad. Apoyó la frente contra el frío cristal y cerró los ojos tratando de
no pensar en los días tristes y sombríos que le aguardaban lejos de ella.
- La amo lo suficiente para dejarla marchar. La Ladrona de Novias la rescatará –El
dolor la perforó como un millar de agujas de acero y su voz descendió hasta
convertirse en un ronco susurro-: la liberará de un matrimonio que no desea y
le proporcionará la aventura que ella busca.
Se apartó de la ventana y se encaró con Kaiji, clavando la
mirada en los ojos preocupados de su viejo amigo.
- Y yo soy, o más bien la Ladrona de Novias, es la única que puede liberarla. Me niego a
obligarla, y no puedo soportar la idea de verla en peligro. Si Wang llegara a
descubrir que ella me ayudó en el transcurso de mi último rescate, la acusaría
de complicidad.
- Como esposa suya, usted podría protegerla
- Como esposa suya, podría destrozarla.
Kaiji lanzó un profundo suspiro
- Una maldita ironía, eso es todo esto.
A Natsuki se le hizo un nudo en la garganta. Incapaz de
hablar, se limitó a asentir con un gesto. Sabía lo que tenía que hacer. Por
ella. Lo dispondría todo para que viajase por Italia entera, por todo el
maldito continente, si así lo deseaba. Que estableciera un laboratorio donde
más le gustase. Que viviera las aventuras que siempre había ansiado vivir. Se
encargaría de que nunca le faltase nada.
Lo único que tenía que hacer era proporcionarle el pasaje y
el dinero, una tarea sencilla. Pero por el cielo que no tenía ni idea de dónde
iba a sacar las fuerzas necesarias para dejarla marchar.
A las diez de la mañana siguiente, Shizuru bajaba la
escalera profundamente agotada pero llena de decisión. Tras haber pasado la
noche sin dormir, puntuada con varios ataques inútiles de llanto, había
decidido por fin lo que iba a hacer. Aunque no sentía el menor apetito, se
dirigió hacia el comedor pues sabía que iba a necesitar todas sus fuerzas para
la batalla que estallaría cuando hablara con sus padres.
Hiroshi la saludó al entrar en el comedor.
- Buenos días, Shizuru. Oye, ¿te encuentras bien? Estás muy
pálida
Ella forzó una sonrisa
- Estoy bien. ¿Has visto a mamá y a papá?
- Sí, están en la salita con ladi Kruger
El estómago le dio un vuelco
- ¿Está aquí ladi Kruger? ¿Tan temprano?
- Llegó hace más de una hora. La vi desde la ventana de mi
dormitorio. Y debo decir que parecía bastante seria.
¡Más de una hora! Cielo santo, aquello era un desastre.
Salió disparada y echó a correr por el pasillo. Pero al ver que se abría la
puerta de la salita, se detuvo en seco. Entonces salió su padre, con expresión
satisfecha, seguido de cerca por su madre, que parecía un gato al que acabaran
de regalar un cuenco de nata y una raspa de pescado.
A continuación salió Natsuki. Su mirada chocó con la de
Shizuru, y ésta sintió que el corazón se le hacía pedazos. Estaba tan hermosa,
tan atrapada, y tan claramente infeliz.
-Shizuru, cariño –canturreó su madre al tiempo que enlazaba
su brazo en el de ella-. Qué maravilla que estés despierta. Tenemos un montón
de preparativos que hacer y muy poco tiempo. No sé cómo me las voy a arreglar
para organizar una boda en menos de una semana, pero...
- Precisamente quería hablar de ese tema contigo y con papá
–replicó Shizuru-. Pero antes quisiera hablar un momento con ladi Kruger.
Misato chasqueó la lengua.
- Bueno, supongo que podemos dedicar unos instantes a...
- En privado, mamá
Misato parpadeó varias veces y acto seguido inclinó la
cabeza en un gesto de lo más elegante.
- Bien, supongo que no resultará demasiado inapropiado que
pases unos momentos a solas con tu prometida. –Se volvió hacia su esposo y
dijo-: Vamos, Kenzuke. Tomaremos una taza de té mientras la condesa y la futura
condesa celebran su primera conversación como una pareja comprometida.
Y se alejó pasillo abajo deslizándose como si flotara, con
su sumiso marido a la zaga.
Shizuru se apresuró a entrar en la salita y se situó en el
centro de la misma. Fijó la vista al otro lado de la ventana, con las manos
fuertemente entrelazadas a la altura de la cintura, aguardando hasta que oyó
entrar a Natsuki y cerrar la puerta. Entonces respiró hondo varias veces y se
volvió para mirarla de frente, pero se sorprendió al descubrir que se
encontraba apenas a un metro de ella.
La mirada de Natsuki se clavó en la suya, y sintió una
profunda aflicción al darse cuenta de su expresión de cansancio. La luz del sol
que entraba por la ventana la bañaba en un resplandor dorado que destacaba las
huellas de fatiga que enmarcaban sus ojos y su boca. Natsuki se acercó aún más,
saliendo del haz de luz. Le pasó suavemente un dedo por la mejilla, un gesto de
ternura que casi logró que se le saltaran las lágrimas.
- ¿Estás bien? –preguntó
- En realidad, no. Siendo no haber estado levantada cuando
llegaste, pero es que no te esperaba hasta esta tarde.
- No hallé motivo alguno para retrasar la reunión con tu
padre. Esta misma mañana he dispuesto lo necesario para obtener una licencia
especial.
- Precisamente de esas gestiones es de lo que quiero
hablarte –repuso Shizuru, orgullosa de que su voz sonara tan firme-. Deseo que
lo canceles todo.
Una sonrisa de cansancio tocó la comisura de los labios de
Natsuki.
- Me temo que eso es imposible, porque vamos a necesitar la
licencia especial para casarnos tan precipitadamente.
Santo Dios, ¿tendría idea de lo exhausta y resignada que se
le veía?
- Lo siento –murmuró ella- Lo siento muchísimo...
Natsuki le rozó los labios con dos dedos para acallar sus
palabras.
- No tienes nada de que excusarte, Shizuru
- Pero tú estás muy molesta, y con toda la razón
- No por culpa tuya –La tomó por los hombros y la miró a los
ojos-. En absoluto
- Bueno, pues deberías. La culpable de toda esta catástrofe
soy yo.
- Al contrario, la culpa es completamente mía. No debería
haberte robado tu inocencia.
- Tú no has tomado nada que yo no haya entregado libremente,
que no estuviera dispuesta a darte. Y ésa es la razón por la que no puedo
aceptar tu proposición.
Una arruga se formó entre las cejas de Natsuki
- ¿Cómo dices?
Shizuru cuadró los hombros y levantó la barbilla
- Te estoy liberando de tu obligación de casarte conmigo
Natsuki le soltó los hombros lentamente. Sus ojos aparecían
privados de toda expresión.
- Entiendo. Ni siquiera enfrentándote al escándalo social
quieres casarte conmigo ¿verdad?
Shizuru sintió que el corazón se le quedaba insensible al
oír aquella declaración pronunciada con rotundidad. Le quemaban la garganta las
palabras que pugnaban por salir, para decirle que la amaba y que deseaba ser su
mujer más que nada en el mundo, pero se obligó a no hacerlo.
- Ya dejaste bien claro cuál era tu opinión respecto del
matrimonio antes de que comenzara nuestra relación
- Tú también
- Y mi opinión no ha variado. Ninguna de las dos desea
casarse, sobre todo en esas circunstancias.
- Sea como fuere, me temo que nuestros actos no nos dejan
alternativa
- Por eso te eximo de tu obligación. No quiero forzarte a
nada
- Tus padres y yo ya hemos acordado las condiciones
- Entonces no tienes más que desacordarlas
- ¿Desacordarlas? –En su garganta surgió un gruñido de
incredulidad- ¿Has pensado que tu reputación resultará arruinada de manera
irreparable?
- Pienso hacer un largo viaje al continente... el viaje que
siempre he deseado. Para cuando regrese, los chismorreos ya habrán desaparecido.
- Los chismorreos no desaparecerán nunca. El escándalo te
perseguirá toda tu vida y alcanzará a todos los miembros de tu familia. Es
evidente que no has pensado en eso. Ni tampoco en la mancha que caerá sobre mi
honor si no me caso contigo.
- No será una mancha para tu honor si soy yo la que se
niega.
Natsuki avanzó un paso y Shizuru se obligó a no retroceder.
- ¿Y cuánta gente –preguntó con suavidad, en total contraste
con las ardientes emociones que brillaban en sus ojos- se creería que has rechazado
la oportunidad de convertirte en mi condesa? –Antes de que ella pudiera
contestar, añadió-: Yo te lo diré: nadie. Por mucho que tú afirmaras lo
contrario, todo el mundo pensaría que yo te deshonré y después me negué a
casarme contigo.
Shizuru tragó saliva.
- No... no lo había pensado de ese modo, pero por supuesto
que tienes razón. Nadie creería que una mujer como yo rechazase a alguien como
tú.
Natsuki miró la expresión afligida de sus ojos tras las
gafas y sintió que se inflamaba su cólera. “Maldita sea, yo daría hasta el
último de sus bienes por una mujer como tú. Incluído el corazón”. Sabía lo que Shizuru
estaba intentado hacer por ella, y la amaba más por eso, pero la solución que
proponía era imposible.
-Shizuru, no tenemos más remedio que casarnos –Le cogió las
manos y las apretó suavemente-. Ya se está extendiendo el rumor de nuestra
conducta escandalosa y de nuestros próximos esponsales.
- No puede ser.
- Esta mañana me ha felicitado mi mayordomo por mi futura
boda –replicó Natsuki con acritud.
Shizuru hundió los hombros y miró el suelo
- Oh, cielos. Cuánto lo siento. En ningún momento fue mi
intención que te sucediera algo así. Ni tampoco a mí. A ninguna de las dos.
Natsuki le alzó la barbilla hasta que ella la miró a la
cara. La derrota y la tristeza que advirtió en sus ojos casi hicieron que se le
doblaran las rodillas. Le retiró de la mejilla un mechón de cabello castaño y
después le tomó el rostro entre las manos.
-Shizuru. Todo va a salir bien, te doy mi palabra. ¿Confías
en mí?
Ella la contempló con mirada solemne. En sus ojos brillaban
las lágrimas.
- Sí, confiaré en ti.
- ¿Y aceptarás ser mi esposa?
La fugaz expresión reacia que pasó por los ojos de Shizuru hirió
su ego y la abrumó un deseo inexplicable y urgente de reírse de su propia
vanidad. Maldita sea, era cierto que jamás había pensado en casarse, pero
tampoco había tenido en cuenta la posibilidad de que le resultase tan difícil
conseguir que una mujer accediera a ser su condesa.
Por fin, Shizuru asintió bruscamente con la cabeza.
- Me casaré contigo
Natsuki exhaló el aire que no sabía que estaba conteniendo,
la rodeó con los brazos y la besó con dulzura en el pelo.
- Te prometo –susurró contra su cabello suave y con aroma a
miel- que todos tus sueños se harán realidad.
Natsuki casi había llegado a los establos de los Fujino para
recoger a Emperador y regresar a su casa cuando le hizo detenerse un Hiroshi sin
resuello.
- Ladi Kruger, ¿puedo hablar con usted, por favor?
Natsuki esperó a que el chico terminara de atravesar el
prado a la carrera.
- ¿Qué sucede, Hiroshi? –le preguntó cuando el muchacho
llegó jadeante.
- Acaba de decirme mi madre que Shizuru y usted van a
casarse. ¿Es cierto?
- Tu hermana ha accedido a ser mi esposa, efectivamente
–respondió Natsuki con cuidado, pues no quería mentirle.
El delgado rostro de Hiroshi se arrugó con un ceño fruncido.
- ¿Lo sabe ella?
Natsuki no fingió no haber comprendido.
- No
- Debe decírselo, miladi. Antes de la boda. Es justo que
sepa la verdad
Tras estudiar detenidamente el semblante acalorado del
chico, Natsuki le planteó:
- ¿Y qué pasa si, una vez que lo sepa, se niega a ser mi
esposa?
Hiroshi reflexionó con seriedad.
- No creo que ocurra eso. Al principio se sentirá molesta,
pero después de pensarlo un poco comprenderá por qué no se lo ha dicho usted
antes y agradecerá que haya confíado en ella lo suficiente para revelarle su
secreto antes de contraer matrimonio.
Natsuki sintió un escalofrío al imaginarse una Shizuru de
cuerpo entero aceptando su identidad como Ladrona
de Novias. Dios santo, ella quería ayudarla, compartir todas sus aventuras,
seguro que desearía tener también una máscara y una capa.
Hiroshi se ajustó las gafas.
- Me haría feliz hablar bien de usted si surgiera la
necesidad, miladi. –Rascó la bota contra la hierba y añadió-: Usted sería una
esposa admirable para Shizuru y, bueno, para mí sería un honor tenerla como
hermana. Pero debe usted decírselo.
Natsuki sintió una oleada de afecto hacia aquel muchacho tan
leal, y se le hizo un nudo en la garganta. Le dio una palmada en el hombro.
- No te preocupes, Hiroshi. Te prometo que me encargaré de
todo.
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5 comentarios:
AHHHHH por dios!!!!!!! va muy bien la historia!!!!!!!!! ...... es seca la Misato ooooo se sacó el pillo total es una maestra!!!!
LO pensé lo pensé!!!! antes de leerlo que podía raptarla ja ... *_*
Me gusto la reación de Kaiji...
"La amo lo suficiente para dejarla marchar"..... T.T ..... Love it, true, memories.
El final *suspiro* siempre pensando en el ser amado,muy bueno....
Gracias mil... besos
bye bye
*-* oh dios....oh diosss!!! no puedo esperar a la continuación! esta increíble esta historia y cada vez se esta poniendo mejor!! xD
esta muy bien la historia me gutsa mucho espero que sigas asi la verdad que feooo que no ahblen de lo que sienten y ver que se aman jajaja por experiencia lo digo jajaja en fin espero la continuacion me gusta mucho sigue asii
wiiiiiiiiiii me fascinooooooooo!!ay dios si esta mujeres se queren tanto porque no hablan con la verdad,espero que natsuki se de cuenta de lo que perdera.esperare ansiosa la contiii.besitos
No cabe duda que la vida da muchos golpes.
Pero hay persona que los pide a grito.
Seria genial agarrar y ponerla una enfrente de otra: Vamos dile que en verdad te gusta. Pero no le quitaria lo genial a la historia. Gracias por la actualizacion no sabes como la espere. Gracias por tu trabajo.
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