Como le prometí a Cristalsif, día por medio ;) Pedazo de capítulo: ¡¡¡¡18 páginas!!!!
Disfrútenlo =)
:.:.:.:.:
NUNCA DIGAS
ADIOS
Capítulo 13
Cercanas y
Distantes
Luto en medio de mi silencio sepulcral, telas negras cubren
mi cuerpo mostrando al mundo mi amargura. Este es un dolor insoportable, mas no
hayo consuelo en depositar mis lágrimas en el yerto cadáver de mi hermano. No
queda de él nada salvo un retrato, no pude siquiera cumplir su deseo de arrojar
las cenizas de su cuerpo sobre la playa. Tú, oh tú... Nataru Blan o Natsuki
Kuga, como sea que te llames... me has arrebatado todo cuanto me es querido y
por ello... voy a escribir en tu piel mi nombre, voy a hacerlo con tinta
sangre, tu propia sangre. Estas de pie, indigna, salvaje, como si lamentaras lo
que ha pasado. Cuan hipócrita puedes ser al estar en esta ceremonia. ¿Es acaso
que el asesino aparenta solemnidad ante un hecho que él mismo provocó?
Shizuru yace a mi lado, pero sus ojos se desvían sobre el
cuerpo magullado de esa que todo este tiempo ha mentido y ello enerva mi
sangre. Tampoco olvido su pretensión de eliminarme, después de haber asesinado
a mi querido hermano. Disfruto como un austero consuelo sus heridas cubiertas
por la tela, la piel descarnada por el ácido, los cortes del hielo en sus
mejillas y su frente. Así también la silla de ruedas en la que su cuerpo in
merecedor de misericordia, reposa. Pero esta vez el destino me sonríe, es un
atisbo de luz en mi vida. No soy ciega monstruo de Fukka, sé bien como miras a
mi Onesama, como te atreves a pretender su cercanía. Bastarda de una prole
maldita, tú espera pacientemente el final, porque yo no solo he de quitarte lo
que has delatado amar más, haré que implores clemencia cuando yo, tu verdugo,
te haga lamentar incluso haber nacido.
El como supe quien era mi definitiva enemiga, fue decidido
por su propio padre, si supiera que ha mandado a la horca a su propia hija,
seguramente hubiera omitido tantos protocolos. Suichiro Blan, nos citó para
mostrarnos las grabaciones realizadas por sus satélites durante la
confrontación. Fuimos aquella tarde, me negaba a dejar sola en el hospital a
Shizuru, pero tenía que esclarecerse lo acontecido con mi hermano. Él murió a
causa del rayo helado de Natsuki, esa monstruosa arma eliminó a la criatura que
mi hermano controlaba y con ella a él. Se bien mi querido Rio-chan que solo has
querido librarme de su molesta existencia y has muerto, por defender los
ideales que un día me dijiste. Siempre me protegiste de todo, incluso de los
traidores de nuestros padres... cuando ellos repudiaron mi naturaleza, tú y
Kagura los enfrentaron. Se negaron a transferirte mi potestad legal y desde
entonces luchaste por darme el lugar merecido. Cada largo día y noche en vela
haciendo prosperar el negocio familiar... 'cuando ellos no estén, todo esto
será tuyo y de Kagura... no lo olvides Tomo-chan, yo no inclinó mi cabeza ante
ellos por otra voluntad que la de verlas felices a ustedes dos... mis pequeñas
hermanas'. Ahora soy mayor y ya no estarás para ver mis éxitos Riota, mucho
menos mi dicha junto a la mujer que amo, sin embargo juro por nuestro vinculo
que mi venganza será inclemente.
-Ha acabado hace un rato la ceremonia Tomoe-chan- La voz
cálida de mi amor me aleja de mis mortíferos pensamientos. Solo por ti mi
adorada Shizuru, sería capaz de sonreír en un día tan negro como este.
-Esperaba, que todos se marcharan... la mayoría están aquí
sin sentir nada por mi perdida, no quiero la presencia de esos seres
despreciables, no verán mi dolor... no por ahora...- Dije a Shizuru, antes de
acercarme al retrato de mi hermano, depositar allí mis rosas negras y encender
otro incienso para que su alma encuentre algo de paz. -“Se que solo la
encontraras cuando acabe con Blan y su panda de cómplices... esas asesinas no
irán por la vida sin pagar el justo precio”-
-Bien dicho querida hermana...- Me giré para mirar a la
persona a mi lado, era Kagura.
-Desde donde quiera que esté, el calor de los brazos amables
de mi hermano me acompañan y me dan fuerza “para vengarme”- Dejó en mis
pensamientos las últimas palabras, se bien del aprecio y gratitud que guarda mi
amada Shizuru a esa mujer, sé que desde su infinita bondad no encontrara culpa
en las acciones de esa mujer, por ello mi amor... no debes saber mis verdaderas
intensiones. Cuando esto acabe y seas mi esposa, juro no guardar otro secreto
ante ti, salvo este único. Superarás la perdida de esa amiga, que esta tan
obsesionada contigo y no te deja en paz... solo entonces podrás ser feliz a mi
lado, por siempre.
Los labios de mi hermana se depositaron sobre mi frente, y
su cálido abrazó me confortó un instante, las lágrimas se permitieron escapar
dejando a la vista mi momentánea debilidad. Shizuru simplemente nos dejó
espacio con su silencio durante largos minutos. Después salimos del lugar de la
ceremonia para abordar la limusina que nos llevaría a la entrega del testamento
de mi hermano.
Muy a mi pesar solo los miembros de la familia podían
asistir al evento, y dado que Shizuru aun no es mi esposa, no se me permitió
llevarla. Pasamos primero por su casa, para dejarla en manos de su familia, su
salud aun se encuentra delicada y no puedo exponerla a muchos esfuerzos, por
ahora. Ella estaba ahí, junto a su padre y sus cómplices, ese repugnante ser,
ni siquiera pudo cumplir su promesa para contigo amor mío, falló en la labor de
protegerte, intento matarme y acabo con mi hermano, por eso a pesar de ser tu amiga
mi Onesama, no puedo tenerle piedad.
Le di un beso a mi amada, ante la presencia de Takeshi-sama
y Shizuma-sama, ellos me dieron su sentido pésame. Shion Fujino, por otra
parte, permaneció distante cuidando con recelo la silla de ruedas en la que yacía
la asesina. Entiendo que esa mujer esta comprometida en matrimonio con él y
dicho acuerdo se llevó a cabo en aquella fiesta. Tantos actos lamentables e
infortunados en un solo día, no imagino soportar semejante ignominia, como
verme emparentada indirectamente y a través de Shion con ella.
Kagura y yo nos despedimos formalmente, subimos a la
limusina, para dirigirnos a nuestra mansión, donde el abogado de Riota leerá
sus últimas voluntades. En tanto Kagura me miraba con una expresión sería. Con
sus finos dedos, presionó el mecanismo para que el vidrio polarizado alejara
toda vista y escucha del conductor con nosotras, entendí quería tratar un
asunto importante.
-Tomi-chan... ¿Aún estas segura de llevar a cabo tu
matrimonio con la señorita Fujino?- Sus ojos verdes me miraron con un dejo de
preocupación.
-Eso no es cuestionable siquiera, querida hermana- Tomé un
martini de la hielera y lo serví en una pequeña copa. -Shizuru será mía a
cualquier costo-
-¿Aún... si ella no lo desea?- Me hablaba sin mutar sus
expresiones, Kagura siempre fue una mujer de porcelana tan parca para todo, que
no me extrañaban sus insinuaciones.
-Ella me ha dado el si hermana, tú estabas presente- Suspiré
pesadamente. -Lo será aun si ella no quiere-
-Las palabras muchas veces son contrarias a los gestos de
una persona... Fujino-san, tiene en sus pensamientos a otra persona-
-Conozco a Shizuru Onesama hace mucho tiempo... no es una
persona de una sola mujer. Nuestro acuerdo siempre fue claro al respecto, la
nuestra es una unión por conveniencia y por tanto ella puede gozar de los
placeres de una amante- Desvié la mirada y bebí mi copa.
-¿Aun si esa persona fuera... la asesina de nuestro
hermano?- Por instantes, una sonrisa lasciva se mostró en los labios de mi
hermana. -Natsuki Kuga o Nataru Blan... es una mujer muy hermosa, un poco
salvaje para mi gusto, pero bien plantada por donde la mires ¿No temes un poco
que ella te robe a tu preciada Onesama?-
-Ella no será un problema cuando la elimine Kagura- Sonreí
antes de tomar completamente mi copa.
-Imaginaba que esto sucedería... tolerarías a cualquier
mujer excepto esa, aunque ello ya delata un severo problema en tu relación con
tu prometida- Removió sus negros cabellos tras su oreja.
-¿Me lo dice la persona que permite a su esposo gozar de
numerosas amantes?-
-Kioshiro no me interesa en lo absoluto... a diferencia de
ti, yo no estoy enamorada y nuestra unión fue meramente una conveniencia, tú
sabes muy bien cuales son mis intereses... hermana- El brillo en sus ojos verde
me trajo memorias muy viejas. Cerré los ojos...
-¿Tienes miedo a los truenos... verdad pequeña? Tú
One-chan no dejara que nada te haga daño- Un cuerpo sobre el mío, unos labios
en mi boca y mis manos siendo sujetas por otras pálidas. Esa noche llovía
intensamente y los truenos rasgaban la oscuridad de la noche, alumbrando
nuestros cuerpos desnudos. Esa noche sentí por primera vez un beso, una caricia
y el fuego en las entrañas. Kagura tomó lo que yo había reservado a mi amada
Shizuru, pero ella estaba lejos... en un lugar donde no podía alcanzarla, se
había ido a Fukka y yo estaba tan triste por su partida. Era presa en un jaula
de oro, cautiva y sometida a los deseos de mi hermana. Cuyos juegos y pasiones
sacie esa noche tormentosa. ¿Por qué te fuiste también Kagura? Todos aquellos a
los que quiero, siempre me dejan sola...
-Eso lo sé...- Volví a mirarla, su rostro estaba muy cerca
del mío. Sus labios tomaron los míos como siempre, con pasión y lujuria nada
más. Kagura solo viene de visita a casa para pasar una noche conmigo y después
volver a dejarme. Correspondí simplemente, antes de sentir sus manos deslizarse
por mis muslos, bajo mi falda. Volvemos a nuestro juego interminable...
-Parece que tu prometida no te contempla hace mucho
tiempo... estas tan... húmeda con apenas un roce- Me dijo al oído, antes de
morderlo. Pero tiene razón, eso debo resolverlo en poco tiempo. Por ahora, es
preciso calmar esta terrible sed que crece cuando ella esta cerca.
-0-0-0-
Bajamos del auto, mi hermana deposito como siempre una suma
generosa de dinero al conductor por su silencio. A ella siempre le gustaron los
lugares más insospechados y peligrosos para hacer aquello que a los ojos del
mundo esta prohibido, por la misma razón ocupaba grandes sumas de dinero,
ocultando nuestro secreto. Hacía mucho frío con el invierno cerca y Kagura
depositó en mis hombros un abrigo. Volvía a comportarse como la gentil hermana
a la vista de todos, solo la delataría la humedad en sus labios, por lo que
pasé un paño de áloe para no dejar huella de mí en su cuerpo.
-No pensaste en lo practico... no tenemos tiempo de
asearnos- Susurré cuando acomodaba el saco en mi espalda. Frente a nosotras se
mostraba la mansión Margueritte, la mitad de ella estaba destruida y en
remodelaciones. La otra mitad era habitable y nuestros padres no quisieron
marcharse de la que llamaron, la morada de la familia desde tiempos remotos.
-No me culpes, no te has negado Tomi-chan...- Dijo antes de
apartarse y caminar a mi lado.
-Como si alguna vez pudiera decirte no- Dije por lo bajo
para no alargar más la peligrosa conversación.
Ingresamos por la entrada principal y nos desviamos a uno de
los despachos intactos. Al abrir la puerta todos estaban reunidos, nuestros
padres nos miraban con reproche por la tardía llegada. Pero Kagura sonreía,
ella había pedido al conductor venir por el camino más largo, para tener algo
de tiempo a solas conmigo. Tomamos asiento alejadas de ellos, sé bien que los
deseos de Rio-chan no serán de mucho agrado para ellos.
-Muy bien... dado que están todas las personas presentes y a
quienes esta dirigido este testamento... ¿Puedo proceder honorables señores?-
-Adelante- Mi madre realizó un ademán que apresuraba al
abogado, algo viejo y regordete.
-Yo Riota Margueritte previó cumplimiento de los requisitos
legales, en pleno uso de mis facultades mentales y físicas, dejo en este
documento mis voluntades en caso de ocurrida mi muerte- El viejo abogado se
detuvo y puso sobre la mesa caoba tallada a mano un portafolio. -Este documento
de sepelio, además de las pruebas aportadas por la policía, las grabaciones
sagitales y demás, aportan la valides de este documento que prueba el
fallecimiento del joven Riota Margueritte, el día 1 de agosto del presente año,
a las 23:43. Adjunto en este maletín, yacen copias de todos los documentos
legales, que comprenden todos los bienes de Margueritte Riota-sama y serán
entregados según su voluntad expuesta en este maletín- Dijo solemne el señor.
Abrió el portafolio y separo algunas carpetas. -Las acciones
que me son herencia y que compré a lo largo de mi esforzado trabajo, serán
entregadas a mis hermanas Kagura y Tomoe Margueritte en una proporción del 50%
a cada una- No había terminado de hablar el viejo cuando ya le interrumpían.
-Esto es inaudito... ¿Cómo pudo mi hijo dejar todo control
de la corporación a sus hermanas? Ni Tomoe, ni Kagura saben nada del negocio
familiar- Refuto inmediatamente mi padre.
-El joven tuvo en cuenta este detalle Margueritte-sama- Dijo
sin siquiera molestarse el abogado. -Por lo que continuo exponiendo la voluntad
de su hijo.... “Teniendo en cuenta que mis amadas hermanos no cuentan con el
conocimiento suficiente. Kagura tiene una formación profesional diferente a la
que requiere la corporación y con la suma de las acciones unidas, las dos
obtendrán el control mayoritario, así tanto como Tomoe aun no completa su
formación en administración de empresas. Dejo a su cargo y responsabilidad una
persona de mi entera confianza... mis hermanas podrán empoderar legalmente a
Iori Katsuya, persona con la formación profesional adecuada”-
-¿Y ese quien es?- Dijo padre sin ningún tipo de cuidado. Yo
simplemente tensé la mandibula, ellos siempre oponiéndose a los buenos deseos
de Riota.
-La esposa de su hijo, Margueritte-sama-
-¿Mi hijo se casó?- Ahora fue madre la que habló más que
sorprendida. El secreto de Riota, solo estaba en conocimiento de Kagura y de
mí. Ella no es una mujer de nuestro nivel social, pero él la amaba, así que se
casó con ella sin siquiera consultarlo con nuestros padres.
-No me diga que ella también esta en el testamento- El poco
control y calma de mi padre, salió a relucir. Todo aquello que disminuyera las
arcas familiares, tocaba su fibra más sensible y avariciosa.
-No señora, su hijo hizo entrega de sus bienes materiales en
vida a su esposa, por eso no aparece en el testamento- El nervioso abogado,
secó el sudor de su frente con una pañuelo notando como se ponían de tensos los
ánimos en la familia.
-No puedo creer los alcances de este mocoso- Golpeó la mesa
con fuerza mi padre.
-Pido algo de respeto a su memoria padre... no sea que
vendamos a desconocidos nuestras acciones- Dije sin mediar demasiado, si bien
será Iori quien tomé el control yo no voy a permitir que hable así de la
memoria de mi hermano. Esto fue suficiente para espantar a mi padre, se bien
que solo se casó con madre para tener acceso a su fortuna, por eso ni ella, ni
nosotros fuimos importantes para él nunca.
-Kagura hija mía... has entrar en razón a tu hermana, no
pueden entregarle el control de la corporación a una desconocida- Trató de
conciliar madre, dado que estas porciones habían sido entregadas de este modo
por el abuelo.
-La voluntad de mi hermano se cumplirá muy a tu pesar
madre... sabes bien que la propiedad de la corporación esta distribuida en seis
partes, la tuya, la de padre y la de nosotros, los hijos, así como la de los
accionistas minoritarios. Ustedes hicieron lo que desearon mientras Riota
trabajaba sin descanso, siempre controlando nuestra propiedad cuando eramos
pequeñas y alejándonos completamente de la corporación. Ahora no será de ese
modo- Sentencio fría como siempre, no sin dejar de dedicarme una sonrisa.
-Señores, estas discusiones podrán llevarlas a cabo al
terminar de leer el testamento- Dijo el abogado tratando de centrar la atención
en el trabajo que tenía pendiente. Los aludidos gruñeron y guardaron silencio
en el acto.
-La suma disponible en mi cuenta personal por monto de... -
El hombre se sirvió verificar por computadora el saldo actual en el banco. -100
millones de dolares- Los ojos de mis padres se abrieron enormemente, ni
siquiera yo imaginaba que tuviera tanto dinero en el banco. -Será dispuesta en
un fondo que se distribuirá de la siguiente manera. El 30% a mi querido sobrino
Keita Margueritte en cuanto este cumpla la mayoría de edad legal. Otro 60% a
Kagura y el restante 10% a Tomoe- Las manos temblorosas del viejo sujetaban las
hojas, iba a decir algo importante al parecer. -El completo de la patente del
proyecto Slave, avaluada en 200 millones de dolares, será entregada a mi
hermana menor Tomoe Margueritte- El sujeto gordo, levantó la vista y acomodó
los lentes. -El apartamente en Tokio, lo dejo a mi hermana Kagura y su hijo
Keita, de este modo podrás librarte del compromiso con Kioshiro, sé que no lo
amas y fuiste obligada a desposarlo, tú y tu hijo no tiene porque soportarlo...
la casa en la playa, quedará en poder de mi hermana Tomoe, espero que pueda
disfrutarla en compañía de su futura esposa.... Esta señores fue la voluntad de
Riota Margueritte-
-Esto es falso, un robo... mi hijo poseía aun más bienes
raíces- Padre no cabía en su asombro al igual que yo, los dos por diferentes
razones.
-Como le dije, él distribuyó el resto en vida. Parte de las
acciones a nombre de su esposa, así como todas sus propiedades, salvo las
mencionadas- El hombre se levantó del asiento, guardó los documentos y caminó
hasta mí, depositando un sobre en mis manos. -Esto él quería que lo tuviera
personalmente señorita...- Volvió la vista sobre todos. -Los espero el próximo
lunes para firmar los documentos de traspaso... mi sentido pésame- Dijo antes
de casi salir corriendo.
-Sus padres y no dejó nada para nosotros... jamás debí haber
parido a un hijo tan malagradecido- Madre rompía de ira su pañuelo de seda con
las manos. Su cara se descomponía en una llena de rabia, todo el dolor por la
perdida de mi hermano se había evaporado en sus ojos, ya no tenía que fingir.
-Eso fue todo lo que hiciste madre... parirle. El abuelo
mostró más amor que tú en sus años de enfermedad, que tú en toda una vida. No
sé porque te extraña- Me atreví a decir.
-¡¿Cómo te atreves?!- Se acercó a mi dispuesta a pegarme,
pero la mano de Kagura retuvo la suya antes de que logrará golpearme.
-¿Tú también Kagura?- Preguntó padre mirándonos con
incredulidad.
-Siempre hice lo que querías para lograr tu aceptación...
incluso casarme con un hombre por el que no siento más que repudio, pero nunca
fue suficiente, ahora lo tengo claro. Ha muerto tu hijo y todo en lo que
piensas. Es en lo que deja tras de si... no sé preguntan ¿Porqué debían estar
presentes aún si nada les sería heredado?-
-Para mostrarnos su verdadera naturaleza...- Complete yo
antes de tomar la mano de mi hermana y salir de la sala, así como de la
mansión.
-0-0-0-
Puede ser un tanto extraño, que un objeto tan pequeño sea
capaz de destruir aquello que parece inquebrantable en una persona, su
esperanza, su Fe, su voluntad. Tal vez fue cuando aquel video manchó con
cruentas imágenes nuestra retina, que supe quien había hecho esto, quien en el
anónimo de un ausente remitente había planeado con saña dejar a la vista algo
tan... intimo. Mientras los gemidos llenaban la sala y bien pareciera que todas
nos hubiéremos reunido ahí para ver una interesante película porno, yo no sabía
si desviar la mirada por respeto o tener un poco de valor y seguir mirando.
Alguna vez imaginé el como sería el cuerpo desnudo de Fujino, quepa decir que
era meramente un poco de curiosidad. Para nadie es un secreto que esa mujer lo
tiene todo muy bien puesto, pero verla contorsionándose de maneras
insospechadas en una danza erótica como la que podía ver en el video, es algo
que nunca creí que ocurriría y si, esta muy pero que muy bien esa Fujino.
-Apaga eso- Dijo Mikoto, quizás la única con el suficiente
valor para decir alguna palabra.
-Dejalo...- Musitó Natsuki con una voz de ultratumba.
-Quiero arrancarla definitivamente de mi corazón... quiero ver sus burlas y
juegos para ya no reservarle un solo pensamiento amable- Todas miramos en su
dirección, sus lágrimas bajaban silenciosamente por sus mejillas hasta su
barbilla y de allí, caían al vacío, manchando el suelo. Pero Kuga no gemía, ni
siquiera cambiaba la pétrea expresión de su rostro.
Guardamos silencio, el video tenía un contenido de unas 4
horas gravadas en él, cuando íbamos por la segunda hora yo estaba a punto de
arrojarme por el balcón del edificio. En principio, he de admitir que los
fetiches parecieran interesantes, después eran cosas muy locas que comenzaban a
fastidiar y luego salió a relucir el complejo incestuoso que tiene Margueritte
con Fujino. Una serie de pañales, teteros, esposas y juguetes tan diversos que
nada tenía que envidiarle ese cuarto a un sexshop. Para Mikoto aquello parecía
alguna clase de tortura, su mente inocente se estaba viendo seriamente
afectada. Mai levantaba una ceja con incredulidad y tenía la cara como un
tomate. Natsuki, bueno... ella no sé si aun continua cuerda, al menos ya no
llora.
-Imagino que algunas de las aquí presentes no hemos hecho ni
la mitad de esas cosas- Dije para ver que tan mal estaban los ánimos.
-Nunca se me hubiera ocurrido- Mai fue la primera en hablar.
-A este paso voy a tener miedo al sexo- Mikoto intervino
después. -¿Cómo le puede entrar semejante cosa a Margueritte? ¿Y por tantas
partes?-
-Rayos, no tienes que ir tan al grano Mikoto, que lo estamos
viendo ¿Sabes?- Dije con desgano, pero para ser sincera yo me estaba
preguntando lo mismo. Joder somos lesbianas, ¿Por qué hay tantos penes de
juguete en este video? Se agradece que Fujino no se deje perjudicar por esas
cosas, creó que ese sería un serio trauma para todas, de Margueritte me
esperaba cualquier cosa.
-Yo... no puedo creer esto- No me esperaba que Natsuki se
uniera a la conversación.
-Si, yo tampoco puedo creer que Margueritte sea tan
pervertida, quien la veía tan modosita- Pretendí indagar, en el fondo esperaba
que le disparase al televisor de 51 pulgadas, que incendiara la casa, pero esa
rara calma, estoy segura que nadie se la esperaba.
-No es eso Nao... con la cara de psicópata que tiene, esto
no me resulta extraño- Respondió con voz áspera.
-¿Entonces?- Me atreví a preguntar a riesgo de mi vida.
-Que Fujino finja tan bien el estarlo disfrutando- ¿Acaba de
referirse a ella por su apellido?
-Esas cosas no se pueden fingir...- Dije con cierto enfado,
no puede estar justificándola justo ahora ¿o si?
-Natsuki...- Mai intervino, y Mikoto salió corriendo al baño
seguramente a devolver el almuerzo. La hubiera acompañado, pero tengo una
reputación que mantener. -Es enfermizo esto que hacemos, no voy a negar que
tenía curiosidad al principio, pero... es masoquista quedarte a ver algo así-
-Es cierto, apoyo a Mai... de verdad hay que pasar pagina,
no puedes darle el gusto de verte mal a quien te envió esto- Que fijo, fijo...
fue esa pelos disparejos.
-No lo haré....- Se puso de pie, materializó su arma y
disparó en la pantalla, justo en el punto donde la última imagen mostraba la
cabeza de Tomoe. ¡Bien esa es Natsuki! Eso significa que no enloqueció todavía,
bueno no del todo. Luego simplemente se marchó a su cuarto, con pisadas
arrastradas.
Cuando estuvimos seguras que Natsuki ya no podía vernos, ni
oírnos y seguramente seríamos lo último en lo que estuviese pensando. Mai y yo
nos miramos a los ojos.
-No puedo creer su cinismo- Deposité con cierta brusquedad
mi refresco en la mesa de la estancia, mientras el televisor hacía corto.
-Preparando su linda boda como si no hubiera pasado nada... ¡Se va a casar con
la hermana de ese sádico de Riota! Qué es además una pervertida- Tensé la
mandíbula. -Y por lo visto es un mal polvo... si se nota que Fujino lo hizo por
compromiso, estoy segura que sus gemidos sonaban a aquella conocida película
porno, repitió los sonidos textuales y el número de veces- Me crucé de brazos.
-No puede ser coincidencia-
-No te exaltes Nao, te acaban de dar de alta y no puedes
tener emociones fuertes- Mai okasaan al rescate, como esta visto que es la
única con madures suficiente en la manada. -Hay cosas en las que no se puede
intervenir, por más que lo deseemos...- Su rostro mostraba la misma impotencia
que el mío, pero en sus ojos lila aun albergaba un dejo de esperanza ¿Cómo
puedes hacerlo Mai?
-Aunque sea de esa manera... ¿Está pretendiendo ceguera o
qué?- Cerré los ojos exasperada. -Esta fue una muy mala jugada de
Margueritte... no le ha importado exponerse así solo para fastidiar a Kuga y
linda que la hizo- Si juntara más mis cejas del enojo que cargo, estoy segura
que se fusionarían para ser solo una ceja. -Lo que daría por mandar ese video a
los canales más prestigiosos de televisión-
-Sabes que si hacemos eso el escándalo sería monumental...
nuestro ligero inconveniente es que, Fujino-san sale en ese video y si
distorsionamos su cara, corremos el riesgo que arreglen el video- Habló con
serenidad mi querida Mai Okasaan, tengo la sospecha que ella había pensado en
eso primero.
-Eres una agua fiestas... ¿Entonces como nos vengamos?-
Inquirí mirando sus ojos lila con interés.
-Por ahora no hay un modo conocido- Tomó una postura
pensativa, mientras de fondo oíamos las arcadas de la pobre Mikoto. Seguramente
le recortaran los servicios maritales a Mai a raíz de este incidente.
Recordaremos censurar este tipo de videos a Mikoto en lo futuro.
-Y dejar que Fujino devora mujeres este tan campante después
de romperle el corazón al 'cahorro'- No puedo permitir eso, esta nuestro honor
en juego. Esta fue una declaración abierta a la guerra y esa mocosa no se
saldrá con la suya.
-Es su vida Nao, me encantaría tanto como tu poder entrar en
su mente y saber que diablos piensa, pero no es así de fácil...-
-Mira Mai, no pretendo seguir arriesgando mi cuello por una
persona tan cobarde... se muere de la ira cada vez que estoy cerca de
Natsuki... como si me la fuera a comer. Pero le dejo libre el camino y ¿Qué
obtengo a cambio? Que se haga la que no sabe nada y se case con esa mocosa-
Estaba por continuar bebiendo mi refresco cuando... -Más
parece que la ofendida fueras tú y no Natsuki- Rió por lo bajo, mi amiga.
-¿Quéeee?- Escupí intentando no ahogarme con mi bebida.
No me había recuperado del último comentario... pero ella
siguió atacándome. -¿A ti te gusta Natsuki?-
-¡Ni que estuviera loca!- Me fue muy difícil guardar la
compostura. -Y tú eras la que decía que nada de emociones fuertes... como te
contradices mujer- Desvié la mirada a otro lado, no entiendo porque me arden
las mejillas.
-Supongo que son meras exageraciones mías, pero... es que ni
siquiera Shion que es en teoría su prometido, ha pasado tanto tiempo en su
cuarto como tú... en el hospital no te despegaste de ella ni a sol ni a sombra,
además hasta le diste un ramo de jazmines- Levantó una ceja mirándome y esta
claro que si no me explico lo suficientemente bien, me voy a meter en un gran
lío.
-¿Qué no puedo ser una mujer agradecida con los favores de
una persona?- Suspiré pesadamente. -Me salvó la vida un par de veces esa
noche... no lo diré muy seguido Mai, pero ella es de las pocas personas que
realmente me entiende. Ella sabe lo que es desconfiar de todos y de todo,
incluso de una misma. Me ha tendido la mano en los momentos en los que yo ya no
creía en mi misma, o en lograr mis objetivos. Cuando más desesperada estaba por
mi madre, ella simplemente llegó con un grupo de médicos especializados, sin
decir nada, sin humillaciones. Yo jamás hubiera podido pagarlos, la operación
de Okasaan era más riesgosa y complicada que la de tu hermano, Takumi...
Natsuki no es muy expresiva, pero ahí estaba en la sala de espera discutiendo
conmigo para que no pensara demasiado en lo que pasaba al otro lado de la
puerta en el quirofano, no voy a confundir el agradecimiento con amor Mai- Eso
lo tengo muy claro, Natsuki y yo nos llevamos lo que pudiera decirse bien, pero
de ahí a estar enamorada de ella... hay mucho trecho.
-No dije que la amaras Nao... pregunté si te gusta, eso es
muy diferente- Diablos, que suspicaz.
-En ese caso... si, pero vamos. Hasta tú que tienes a Mikoto
le hechas una miradita cuando sale en toalla de su cuarto- Me reí de buena
gana. -No es como si estuviéramos ciegas Mai-
-¡Yo... yo no miró a Natsuki de esa manera!-
-Tranquila, no estamos poniendo en duda tu amor por Mikoto,
ella también tiene lo suyo y créeme se pondrá mejor con los años... pero
Natsuki esta en el momento justo y como la recetaron los doctores- Que lindo es
voltearle la torta a alguien.
-Tal y como esta la situación... hace meses no me hubiera
creído capaz de lo que estoy a punto de decirte, pero Nao, le harías un gran
favor a la humanidad si conquistaras a Natsuki- ¿Habla en serio?
De nuevo mi refresco, ya he escupido la mitad. Mai es
inhumana, siempre que doy un sorbo dice alguna cosa de infarto. -¿Qué no
aprendes a decir las cosas en momentos más adecuados?- Me secaba la boca con
una servilleta y ella la mesa manchada. -Tú no lo pillas Mai, hay cosas que
fluyen naturalmente y de gustarle... gustarle a Natsuki lo dudo, solo tiene
ojos para Shizuru, por otro lado... ¿Quieres que esa loca me mate? Tú sabes
cuan peligrosos pueden ser sus celos- Yo tengo muy fresca en mi memoria el como
elimino a Julieth en el carnaval, sus ojos llenos de ira y esa expresión
pacíficamente sádica.
-Bueno si tanto ha surtido efecto la presión social como
para que se case con esa niña, ¿No te parece que eso también disminuiría
seriamente tu exposición a sus celos?- Una rara sonrisa se fue formando en los
labios de Tokiha y yo empecé a temer por mí, digo... acabo de salir del
hospital, no quiero volver tan pronto. -Celos... ¿Cómo no se me ocurrió antes?-
-Ohh... no... ¡Ni lo pienses Mai!... arriesga el cuello tú,
¡Yo no soy tan suicida!- Me importa un rábano que nos escuchen los vecinos,
pero es que Mai me pone en unas situaciones.
-Vamos Nao, ¿No eras tú la que hablaba de los favores que le
debes a Natsuki?- Sujetó su mano a las mías, voy perdiendo cuando habla en ese
tono.
-Prefiero empeñar el salario de toda mi vida para pagarle en
metal, que tolerar las locuras de Fujino cuando... haga eso que estas
planeando- Murmuré con el ceño fruncido en pose digna.
-¿Cómo estás tan segura que hará algo? Si tú no has oído mi
plan-
-Es que tienes lengua de víbora del edén y estoy temiendo
resultar convencida- La miré buscando la treta, pero ella simplemente sonreía.
-¿Tanto miedo le tienes a Fujino?- La voz de Natsuki a
nuestras espaldas nos tomó por sorpresa a las dos.
-¿Yo? Estas mal de la cabeza, ¡Yo no le tengo miedo a esa
devora mujeres!- Dije aquello por reflejo. -¿No te habías ido a tu cuarto?- La
miré sin saber donde esconderme, siento como que me atrapó con las manos en la
masa.
-Me pareció más interesante su platica-
-Maldita Kuga- Dije por lo bajo, pero ella hizo caso omiso
de mis insultos y Mai comenzó a reir escandalosamente.
-Te reto a que lo demuestres... que no le temes a Fujino-
Dijo Mai y Natsuki me miró a los ojos como en antaño, como si no fuera ella
también a arriesgar el pellejo.
-¡Acepto!- Quien se cree esta para decir que YO, Nao Yuuki
le tengo miedo a Shizuru Fujino... -Espera un momento... ¡Mai!- Me dí cuenta de
su engaño cuando ya se alejaba de la mesa, con dirección del cuarto donde
estaría Mikoto con su mejor amigo, 'alias' el baño.
-Bien... discutiremos más tarde los detalles... es un placer
hacer negocios contigo Nao- Apenas y tuvo el descaro de despedirse con un
ademán, estando casi en la puerta. Chica inteligente, sabe que su integridad
física esta en riesgo después de haberme engañado.
-Endemoniada Mai... en que lío me habré metido- En fin,
suspiremos... decidí beber en paz mi refresco. Deposité la lata en mis labios,
solo para notar que estaba vacía. -Hoy no ha sido mi día- Me puse de pie para
ir a la despensa en la cocina, cuando el brazo de Natsuki me cortó el camino.
-¿Así que te gusto he?- Sus ojos gélidos, en
ese raro tono de hielo. No me di cuenta en que momento cambiaron ¿Qué significa
esto?
-No dejes que se te infle tanto el ego Kuga, no sea que te
pique y caigas al suelo- A pesar de la extraña sensación al mirar sus ojos,
mantuve mi expresión altiva. Lo que no me imaginé, fue que en un movimiento
brusco yo terminaría presa entre sus brazos, su cuerpo pegado al mío y mi
espalda contra la pared.
-¿Eso es un si?- Me dedico una sonrisa
sugerente. ¿Que diablos? ¿Esta es bipolar o qué? Hace una hora estaba llorando
a moco tendido por Fujino.
-Eso no lo escucharas de mis labios...- Estarás buenísima
Kuga, pero yo no voy a dar mi brazo a torcer tan fácil.
-Eso es lo que tú crees- No le entendí del
todo hasta que sus labios se pegaron a los míos de forma salvaje. Sentí fuego
en las entrañas, su boca se abría paso sin permiso, besando bastante mejor de
lo que me hubiera imaginado y para que negar, que cuando interpuse mis manos en
su pecho, me encantó que me tomara por las muñecas impidiéndome todo
movimiento. Separó sus labios de los míos, aflojándome las manos sin soltarlas.
-Vamos Nao, para que resistirse a algo que estamos deseando hace tiempo-
Su voz grave, así como sus besos en mi cuello me hicieron estremecer. Si lo
sabemos tú y yo Kuga, que mi fuerza de voluntad se evapora en un suspiro,
cuando hablas así y me besas justo allí. Pero una Nao que se respete, no pasa
tan pasiva por la vida.
Encontré mi fuerza, así como mis deseos ¿Esto es un juego
verdad? Yo no soy de las que huyen a un reto. Liberé mis manos con un giro de
combate, la empuje hacia atrás y corrí hacia ella, cuyos brazos me estaban
abiertos. Pegué mis labios a los suyos y aferré mis manos a su larga cabellera,
impregnándome de ella, disfrutando la fuerza de sus brazos en derredor de mi
cintura. Del juego cadencioso de nuestros labios y nuestras lenguas, la mordí
sin piedad por la burla a la que había sido sometida. Mucho antes de mediar
pensamiento alguno, estábamos en el sofá con las manos surcando la piel de la
otra... yo tocando más de lo que una amistad permite, bajo aquella camisa
masculina... a la que por cierto le rompí los botones de un tirón. Sentía sus
piernas enredadas contra las mías y nuestras caderas unidas, ansiando que
ninguna prenda estorbosa impidiera nuestro camino a la gloría.
-Vaya que se lo tomaron muy a pecho- La voz burlona de Mai
nos interrumpió cuando las cosas iban por buen camino. A su lado estaba una
mareada Mikoto, mirando a otra parte, seguro con la idea de no devolver otra
vez hasta su primera comida de bebe.
-Rayos Mai... interrumpes justo cuando las cosas van a
ponerse interesantes- Me levanté del regazo de Natsuki, mirando de malas
maneras a nuestra intrusa amiga.
-Bueno... así como Mikoto y yo no podemos hacer cosas
interesantes en las zonas comunes, ustedes tampoco... las reglas son las
reglas... ¿No Natsuki?- ¿Mai quieres morir verdad? Ahora necesito con urgencia
una ducha de agua helada. ¿Quién me iba decir que Kuga se tenía guardada tanta
pasión debajo de toda esa fachada de mujer de hielo?
-Como sea... ya habrá tiempo para divertirnos después-
Natsuki se puso de pie, sin la menor intensión de acomodarse la ropa, o alguna
señal de vergüenza. Mientras a mi me ardía la cara, a ella la refrescaba la
brisa de la tarde y a la vista se antojaba tan deseable con su cabello
hondeando, así como su ropa a medio desvestir. -¿Te apetece dar una
vuelta conmigo Nao?- Yo simplemente asentí muda, temiendo que mi voz
temblara al hablarle y es que de verdad no puedo permitirme perder categoría.
Pensándolo bien, creo que voy a disfrutar este juego de darle celos a Shizuru. -Bien...
voy a ducharme y en un rato vamos- De nuevo la vimos desaparecer camino
a su cuarto.
-Y tú decías que te ibas a sacrificar mucho en la tarea- La
risa burlona, así como el pronunciado e innecesario codazo de Tokiha me trajo
de vuelta al mundo real.
-Cállate Mai... yo también me voy a duchar- Me marché
pisando fuerte y de mal humor, como toda mujer iniciada que se respete, a la
que se ha dejado con las ganas. En verdad detesto estas odiosas interrupciones
que nunca faltan, Mai... me has jodido una buena ¡Rayos!
-0-0-0-
El agua resbalaba sobre mi cuerpo o debiera decir, la figura
humana de este tiempo. Pego la frente a la fría porcelana de la pared y las
heladas gotas aquietan una ínfima parte del calor insoportable en todo mi ser,
pienso tomar a otra mujer, solo para lamer como un perro mis propias heridas,
no sé ya si solo para mantener un poco del orgullo de quien soy ahora. Me has
traicionado descendiente de la maldita sangre Viola y tú también mi amada
Kiyohime, a la que con desdén me refiero. No queda de mí más que un manojo de
cólera, y sangre en ebullición. Me duelen las entrañas, por causa de este
maldito corazón mortal. Una vez, en el pasado, implore, supliqué por tu amor y
lo preferiste a él. ¿Por qué no has querido cambiar nuestro infausto destino?
-Por que Kiyohime... ¿Por qué no me escoges a mí?- Cerré los
ojos con violencia, este dolor es tan vivido como la primera vez y sin importar
cuantas veces se repita no atenúa ni una pizca mi agonía.
-Recuerdo-
Llegué corriendo allí a nuestro lugar de encuentro, la
fuente que principiara nuestro destino y marcara cada instante de nuestra
vidas, allí a la sombra del gran árbol de la familia Viola, un cerezo cuyos
pétalos terminaban de caer con el fin del otoño. Muy pronto nevaría y con el
hielo, la flores hibernarían o morirían en el frío, así como las aves
marcharían a sitios más cálidos y los osos se ocultarían en sus cuevas. Estamos
en la estación del cambio, el momento único de las posibilidades, se mi amor el
lugar cálido al que pueda ir, o deja que el hielo me consuma.
Me encontré sus finos cabellos castaños, siendo movidos
por los hilos del viento. Pero estaba tan turbada por la noticia que había
llegado a mis oídos, esa que lo cambiaba todo. Injusto gritaba mi mente, cuando
la noche anterior te habías entregado a mí como prueba de tu amor. -Mienten los
ponzoñosos labios de tu madre, no puede haber un candidato mejor que yo... ¿O
es acaso que develaste mi secreto Kiyohime?-
Si no fuera mi voz la que me delató, lo hicieron mis
pasos a su espalda, pero no estaba en mi el gesto amoroso de abrazarla, pues
temía en mi cólera y mi ausente razón, causarle algún daño. -No lo ha sabido
por mis labios Nataru- Se dio la vuelta para mirarme... sus ojos derramaban
lágrimas de sangre. No es algo que una persona común pueda ver, pero desde que
nos encontramos la primera vez, sentimos algo especial en la otra, era tan
fácil ver su alma a través de sus ojos, que me fue imposible no rendirme ante
su belleza, no entregarlo todo sin reserva, incluso aquel secreto del que
dependía mi vida.
-Solo tú lo sabías...- Sentencie con voz grave. -Ven
conmigo, escapa conmigo... mi familia te dará cobijo en su ceno y yo te protegeré
con mi vida... no te cases con él, por piedad amor mío-
-No es mi elección, no puedo ser tan libre como tú... yo
no puedo protegerme con el velo de una identidad falsa- Sus palabras fueron
crueles, ella conocía mis razones.
-Sabes bien porque hago esto... Saito Blan es apenas un
niño pequeño, sin un heredero varón...- ¿Acaso has olvidado todo lo que te dije
un día?
-Lo sé muy bien. El emperador retiraría todo privilegio a
vuestra familia... y si no fuera él, los otros señores feudales atacarían sin
piedad a las provincias bajo su dominio, sin una cabeza visible y fuerte, toda
tu familia estaría en peligro- Habló como la parca, sin emociones.
-Si lo sabes entonces ¿Por qué dudas de venir junto a
mí?- Deslicé mis manos sobre su rostro y bese cada lágrima llena de dolor.
-Porque la misma guerra se libraría de cualquier modo,
los Viola y sus aliados los Fujino, así como la familia Kanzaki... todos irían
contra ti y los tuyos, conoces tan bien como yo... las leyes que rigen sobre
nosotros, incluso sobre las emociones- Retiró mis manos de su rostro y me
apartó con un movimiento suave pero firme. -Lord Ikeda Kanzaki ha sido mi
prometido desde mi nacimiento, es tiempo de que lo acepte- Las puertas de su
alma se cerraron ante mí, sus ojos vacíos ya nada me hablaban de su sentir y en
ese instante, como nunca en mi vida el miedo lo lleno todo.
No deseaba creer sus palabras, no de la mujer dulce y
gentil, no de la persona que amaba pronunciando mi más grande derrota. -No seas
obstinada ¿Acaso sientes algo por ese Kanzaki?-
-Si dijera que sí... ¿Te marcharías?-
-No osaría hacer nada que te hiriese, si lo amaras a
él... entonces yo- No me permitió concluir mis palabras.
-Así es, él es todo lo que tú no puedes ser Nataru, el
puede darme una semilla de la que tú eres incapaz- Veneno en su voz y en sus
ojos.
Sus palabras laceraron en lo hondo de mi pecho, tan fría
la daga de una realidad cruel para mí, ella sabía con certeza la verdad bajo
aquel traje de combate, había probado mi piel al desnudo y aquello no fue un
impedimento en el instante de la entrega sublime. -Pareces haber pensado en el
futuro... algo tan digno de ti y de tu estirpe- Mis rodillas se apartaron del
suelo y me erguí cuan orgulloso era, a pesar de recibir el más duro desplante,
de estar destrozado por dentro. -Miente muy bien querida Kiyohime... porque no
podrá él hacerte sentir la mitad de lo que yo lograra un efímero instante- Le
dí la espalda, atacando su dignidad de mujer. Tan herido estaba en lo hondo de
mi interior. -Buscará sin encontrar tus secretos, ni las delicias del amor que
yo te prodigara, mucho menos será amable con tus tiernos muslos y aunque sus
envites siembren en ti, el fruto de la nueva vida, cuando veas al niño que haya
salido con dolor de tus entrañas... miraras sus ojos sabiendo que añoras y
añoraras, en él encontrar el tono esmeralda... de estos ojos que un día te
miraron con tanto amor- Presioné mis puños, antes de caminar lejos de allí, de
escalar los muros que me trajeron hasta ella.
Porque maldito el destino que supo alejarnos, se cernió
lúgubre sobre mí aquel día. Monté mi caballo y cabalgué sin descanso durante
largas horas, llegué al pie de la montaña, debía rodearla para volver con los
míos y cobijar mi amargura en el abrazó amable de mi madre. Pero yo quería, deseaba
que la naturaleza que me maldijo con semejante impedimento, uno tan doloroso y
capaz de privar de todo sentido a mi vida, esa misma. Me volviera al principio
y me abrigara con su solidez, para llegar con la clemente dama de la muerte.
Dejé abandonada mi montura y subí, cargando a cuestas el peso de mi agonía y mi
armadura. Cuando al fin llegué lo suficientemente alto, con el cansancio y ya
casi sin aire.
Grité con más fuerza, grité con todo el sufrimiento
atorado en mi pecho. -¡YUKIIIIII OOONAAAAA!- Golpeé la nieve en lo alto, hasta
encontrar las rocas que le fueran sustento y destrozar mis puños contra ella.
Clamé el nombre de nuestro pasado, la criatura a la que nosotros los Blan
rendimos culto. Cuando toda mi fuerza se agotaba contra las rocas destrozadas.
-Que hace que tú clames a mí con tal agonía, con tanta
ira y rencor- La voz de esa figura etérea, aquella que solo hiciera parte de
los relatos más antiguos del origen de los Blan, decidió hablarme.
-Dicen que tienes el corazón de hielo, dicen que puedes
desgarrar a un hombre con apenas una ventisca... dicen tantas cosas de ti, mi
adorada Ona Yuki... que he venido hasta ti, buscando el consuelo de la muerte
en tus brazos-
-Yo poseo tal poder, pero no entiendo porque alguien que
pertenece a mi estirpe... suplica a mí con tan inapropiado deseo- Tenía unos
peculiares ojos verdes, una piel pálida como la mismísima nieve bajo mi piel y
una cabellera negra tan larga que bien pudiera rosar el suelo. Era, como verme
en un espejo, de alguna manera.
-Mi corazón esta roto, tan lleno de dolor que cada
respiro hace que las espinas se hundan con más fuerza en él, puedo soportar la
peor de las torturas físicas, pero no esto- Me arrodillé y posé mi frente sobre
la roca. -Ten piedad de mí, y acaba mi pena por favor... Gran Madre-
-Miró con ternura tus actos infantiles pequeña, pero no
puedo yo derramar la sangre de los seres que me son amados... no se equivocan
del todo al decir que tengo un corazón de hielo, pero tú lo has removido y es
por eso que entiendo tu pena...- Los dedos sorprendentemente tibios de aquella
mujer me tocaron, obligándome a levantar la cara para verla de cerca. -Yo puedo
darte un regalo, que es al mismo tiempo una maldición... para dejar ir a las
personas que amamos sin sentir dolor, no debemos amarlas en primer lugar, por
eso... cuando la veas otra vez, no sentirás absolutamente nada, tu corazón será
en el exterior de hielo- Al concluir sus palabras sentí tanto frío, que casi
puedo jurar hasta mis huesos se congelaron... con los segundos el dolor que
sentía se evaporó tan rápido que al fin noté, mi corazón había dejado de latir
dentro de mí, ya no había nada en él. -Mis hijos viajan sobre la tierra, sin
saber... el poder que les otorga mi herencia. Tu mi querida Nataru, me llevaras
contigo a donde vayas- Su voz se apagó lentamente en mi mente.
Cuando me puse de pie ya nadie yacía conmigo, las heridas
no estaban en mis manos y de ellas solo quedaba el recuerdo carmín en las
rocas. Comencé a descender por la montaña, no sin dificultades, el hielo era
resbaladizo y mi daga era lo único afilado para pegarse a las rocas. Tenía la
sensación de ser observada todo el tiempo, pero por algunos momentos, solo
podía observar la forma difusa de un animal. Tras unas horas más pude diferir
un lobo blanco, era extraño, dado que no son propios de nuestra zona, aun así
era demasiado grande para confundirlo con un zorro. Solo cuando al fin llegué
al pie de la montaña, la figura canina se acercó y aunque temí por mi
seguridad, el animal pareció hacer una venía ante mí. Sorprendida como estaba,
volví sobre mis propios pasos con un molesto ardor en los ojos. Mi fiel caballo
aún aguardaba por mí, subí en él y decidí volver, pero por un camino diferente,
aún así aquel lobo continuó a mi lado todo el tiempo. Al llegar al primer
pueblo, entré en una posada y aunque el feroz animal caminó a mi lado, nadie se
asustaba en su presencia, tiempo después noté que ellos no podían verlo,
entendí entonces que él era el regalo de la Gran Madre.
Más tranquila, solicité una botella de sake a la joven
doncella que atendía el sitio, así mismo un cuenco de agua para lavar mis manos
manchada de polvo y sangre. En cuanto el pedido me fue dispuesto, pretendí
asearme, sin embargo, al mirar mi reflejo en el agua del cuenco de porcelana negra,
noté... que mis ojos, así como mi alma, ahora estaban hechos de hielo. Sonreí
ante mi descubrimiento y en las posibilidades que ello me regalaba. -Ahora se
que hacer... Kanzaki Ikeda, morirás en mis manos... yo no temo a nada, tú en
cambio, tienes mucho que perder- El lobo a mi lado aulló, sin siquiera ser
percibido por la marabunta reunida en aquella posada, no supe bien, si era de
dolor, el que yo ya no podía expresar o de alegría ante mi futura victoria.
-Fin Recuerdo-
Si hubiese sabido que aquel era el principio de mi fin, no
hubiese estado tan contenta de ya no tener un corazón. Natsuki Kuga, sufre del
mismo modo que yo lo hice un día, deseó con tanta fuerza no sentir tal agonía,
que volvió a despertarme. Y no se, si eso es bueno o es malo, si voy a cometer
los mismos errores o voy a enmendarlos, por ahora... voy a jugar una carta
diferente. Los celos, esas emociones mórbidas de las que todos somos esclavos,
tú mi querida Kiyohime, serás la primera en sufrirlos, porque esta vez yo haré
que la historia sea diferente.
-Lo haremos Natsuki...-
-“Así sera”-
-0-0-0-
Ha pasado casi un mes desde el terrible incidente. Vivimos
una aparente calma y tengo más independencia, desde que Suichiro-san procuró
dotarme con los medios para mí propia seguridad, entre ellos tejidos de corsé
que toleran las balas, los brazales que ha buena hora diseñara Kuga-sama para
mí y me entregara Nina ese funesto día. Así mismo un vigilante a distancia,
según tengo entendido hay un monitoreo las 24 horas del día a cargo de una señorita
llamada Irina Woods. Incluso cuento con una 9mm que yace oculta en el corpiño,
y un dispositivo de alarma. Todas esas cosas son suficientes para protegerme
después de la completa destrucción de los miembros supervivientes del Primer
Distrito. Por esta razón mi escuadra de escoltas habitual, ya no me acompaña y
por más que me niegue a decirlo siento extrañarlas... en especial a mi
Natsuki.
Recuerdo las circunstancias, en aquella ceremonia fúnebre
sentí honda culpa por las heridas que ella ocultaba en su cuerpo, a pesar de
sanar con vertiginosa velocidad, la recuperación le obligaba a guardar absoluto
reposo, agotar la menor energía posible. La silla de ruedas y vendas que
sobresalían incluso de sus ropas negras lo dejaron muy claro a mi vista. Pero
siempre que pienso en ello, termino reprochándome tantas cosas que no podría
numerar. Una de esas culpas, es que he dejado pasar el tiempo, uno que
inexorable transcurre para todos de formas diferentes. Para mí con más peso
cuando soy artífice de mi propia desgracia, porque no volví a buscarla y la
deje ir. Así mismo cada ocasión en la que Tomoe habla de su hermano como si
este hubiese sido un héroe de guerra, pasó por la contradicción de desengañarla
o dejarla creerlo... a fin de cuentas él ya esta muerto y muy a mi pesar, yo lo
eliminé indirectamente. En muchos sentidos mi 'prometida' es como una niña
pequeña, caprichosa y banal atrapada en un cuerpo de mujer, simplemente no soy
capaz de hacerle ver la cruda realidad.
Ya no soy ni la sombra de lo que fui, cada mañana me veo
obligada a tomar cantidades industriales de té, para dar principio a mi jornada
académica y claro, preparar mi 'dichosa' boda. Me ocupo al máximo en todo, las
labores como representante al consejo me absorbe en interminables reuniones,
los clubes a los que me uní agotan cualquier hueco entre clases y los
preparativos de mi matrimonio se roban las horas libres. Tan solo la noche es
un espacio para pensar, aun así ni siquiera lo consiento y quepa decir que he
pasado las últimas noches, manchándome más en el apartamento de Tomoe.
Aun con todo, tantas cosas traen su memoria a mí, pero son
meros fantasmas de los pequeños momentos que compartimos tantas veces. Es
irónico saber que los recuerdos más intensos, son aquellos en los que ella solía
fingir ser Nataru Blan y duelen de forma insoportable en mi corazón. Ya no esta allí en el gimnasio esperándome
cada mañana, ya no vaga junto a mí en mis largas sesiones de natación por las
tardes, mucho menos asiste a clases dada la incapacidad medica que le fue
impuesta. Ni siquiera asistí al falso cumpleaños, con una semana de tardanza
respecto al real, no fui a su habitación en las instalaciones medicas de
Garderobe cuando se me dio de alta. No tengo cara para mirarla después de todo
lo que pasó, más aun cuando culposos son los actos en mi consciencia. Sus
palabras fueron certeras... “Mientes muy mal, aunque ella esta impregnada
de ti...” Si supieras que he cedido a sus juegos, tan solo para acallar
su llanto por el hombre que pretendió matarnos aquel día. Si supieras que sigo
sus caprichos solo para hacer que no piense, que no sufra... porque otra vez me
he manchados las manos de sangre y no encuentro una forma de limpiarlas. No
importa lo que haga, siempre que observo mis manos, puedo ver en ellas la
muertes que pesan en mi consciencia.
-No imaginaba que los actos de Shizuru fueran meramente,
una forma de auto castigarse- Casi parecía una burla.
-Suponía que incluso tú te negabas a hablarme- Cerré los
ojos posando las manos en el mármol de lavabo mientras el agua corría, esta es
una de las cosas que secretamente me da calma.
-Me cuesta hacerlo... desperdicie mi única oportunidad
por una persona que no merece ni siquiera lastima- Ella cerró la llave,
quien iba a pensar que fuera ambientalista.
-Ara, que sutil puede ser para insultarme... Kiyohime- Abrí
los ojos, y en el espejo me vi a mi misma mirándome con reproche, con los
brazos cruzados y una pose altiva. Mi reflejo contrario a lo que puede ser para
alguien cuerdo o sin vínculos espirituales, se movía a voluntad con sus propios
gestos.
-Sé que estas deseando que lo haga, pero no seré tan
clemente contigo- No hay nada más difícil que intentar engañarse a una
misma.
-¡Tú no puedes entenderlo!- Respondí a su ardid con fuego en
los ojos, pero eso no tiene efecto en ella.
-Ja... Shizuru olvida muchas cosas de mí. Tan solo se
tortura sin fundamento, repite la historia de mis fracasos, tal como lo hizo su
madre antes de ella al dejar a un lado a Shura-san- Sonrió con amargura,
como si hubiera tenido que presenciarlo.
-¿Qué?-
-Tú madre los concibió a ustedes dos una noche de copas,
Takeshi tomó ventaja de la oportunidad que la desinhibición de tu madre le
otorgara, para ver completos sus deseos con ella- Me miraba como si narrara
las noticias, cuando en realidad expresaba un acto cruel y llenó de bajeza.
-Mientes, padre no... no haría tal cosa- Aunque en el fondo
sabía sus palabras tan ciertas, cuando madre mira a Shura-san. Siempre noto una
amargura inconmensurable, pero también un atisbo de alegría nunca antes vista.
-Esa noche el destino obró de forma extraña...
sintiéndose indigna con su verdadera pareja, Shura Wong. Shizuma se negó a todo
contacto o posibilidad dichosa con ella, proclamando un mes después el
acontecimiento de su matrimonio con Takeshi, su prometido oficial, para la
fecha ya se sabía encinta de ustedes... para ella su nacimiento fue la luz en
medio de la oscuridad, en eso acertaron los dioses- Kiyohime posó su mano
en el espejo y yo hice lo mismo con el raro animo de sentir consuelo en su
contacto. -Algo parecido aconteció con tu abuela Kaoru Viola, amaba a un
joven soldado extranjero... un tal Nathan Kruger, pero ella se casó con su
prometido y el joven despechado pereció en la guerra. Y así una a una, todas
las mujeres de la familia Viola... por eso las han llamado malditas, las
nacidas para jamás ver completado su afecto sincero por la persona amada. Creí
que serías la excepción y ese error voy a pagarlo caro- Al mirarla me di
cuenta que estaba culpándome, o aceptando sus culpas. -Siempre estas sujeta
al destino, a todas nos faltó valor. Eran meras circunstancias, casualidades...
en las que tomamos malas decisiones-
Su voz se apagó y mi reflejo volvió a cumplir las layes de
la física. No había elegido el lugar más adecuado para tener ese tipo de
conversaciones con mi otro yo, pero ella no es muy comunicativa que digamos. El
toqué de la puerta me dio saber la razón de la repentina partida de Kiyohime,
salí del servicio y ya me esperaba mi séquito de fan girls. Sonreí como siempre,
le resultaría difícil dispararme a cualquier francotirador con semejante
cantidad de personas a mi alrededor.
-Fujino-sama... los exámenes de final de semestre están
trocados, quizás usted...- Murmuró una de las chicas enunciando la agenda y los
inconvenientes en nombre del alumnado. Esto no dista mucho de Fukka en ese
sentido, la miembros del club de Fans hacen encuestas de las necesidades de mis
condiscípulos y me hacen saber los resultados, de este modo mi gestión como
representante del consejo es intachable.
-Dialogaré el inconveniente con el consejo y la
administración en la reunión del lunes- Musité tranquilamente. Caminaba por el
jardín principal de Kiray cerca del primer nivel, donde se imparten las clases
de secundaria. -Se tratará el tema de la actualización de software en las salas
de computo, así como en el aula móvil. También la vigilancia en las entradas
alternas de...- Levanté la vista de mi agenda, me detuve abruptamente al
reconocer entre el alumnado una figura de singular caminar.
No era solo por extrañarla la razón de mi reacción... ante
el mundo se mostraban de nuevo sus gráciles curvas de mujer, en unos ajustados
pantalones de cuero negro, una camisa blanca de manga corta, con un pronunciado
escote. Sujeto por un chaleco y unos zapatos a juego con el pantalón. El
cabello suelto moviéndose con el viento, haciendo que el mundo temblase bajo
sus pies o es quizás que mi corazón late demasiado rápido ¿Y esos lentes
negros? Hubiese babeado sin recato de no ser por mi molesta compañía. ¡Cielos!
Viene hacía aquí.
-Saludos Fujino-san- Dijo formalmente, retirando los lentes
para posarlos provocativamente en su chaleco y me costo bastante no bajar la
mirada a ese punto en su escote.
-Kuga-san... me alegra verla recuperada- A mi espalda
escuchaba los impertinentes murmullos que cuestionaban quien era ella. -¿A que
debo el motivo de su visita? Cuando Kuga-san debería estar en cama todavía-
Levantó una ceja de una forma que en verdad dificultaba mi
control, mientras sus ojos verdes me escrutaban. -Sabes que sano bastante
rápido- Sonrió de forma lasciva ¿Dónde quedó mi Natsuki tímida? Luego expuso un
rostro neutral. -Me parece que su prometida equivocó la dirección de envió,
esto no me incumbe en lo absoluto... pero a usted si- Extrajo de su bolsillo
delantero en extremo pequeño, un dispositivo externo. Acercó su rostro al mío,
a una peligrosamente corta distancia de mis labios. No solo yo contuve el
aliento. Un tenso momento en el que presionaba la carpeta y libros en mi
pecho... después de torturarme unos instantes, se desvió a un lado. -Procura
que tus intimidades sean solo eso, algo intimo y no de conocimiento público-
Susurró con una voz tan fría, en cuanto se apartó le miré sin entender. Había
depositado el dispositivo sobre mis libros... Volvió a ocupar sus lentes
oscuros, se dio la media vuelta abruptamente, asegurándose que sus cabellos
pasaran a escasos centímetros de mi rostro y me llenaran de su aroma. -En
cuanto lo veas, lo entenderás...- Dijo a cierta distancia, levantando la mano
para despedirse.
-¿Fujino-sama conoce a esa joven? Ha sido un tanto
impertinente- Pregunto Taiga-san, la joven que instauro el fan club, además de
una especie de secretaria.
-Es... “el amor de mi vida”... una amiga de mi
anterior instituto- Me mordí el labio intentando mantener intacta mi mascara.
-Esperemos que no esa clase de amiga Fujino-sama... su
imagen podría- No le permití concluir.
Me dispuse a mirarla no permito tales intromisiones en mi
vida privada. -Ara... ¿Acaso Taiga-san duda de mí fidelidad para con mi futura
esposa?-
-De ningún modo Fujino-sama... yo... yo lo decía por ella,
ha sido muy atrevida con usted- El grupo de mujeres asintió mirando con cólera
a mi Natsuki. -Además... ella parece estar con esa joven- Añadió.
-No entiendo a que se refiere...- Miré sin entender a la
chica. Pero al seguir con la vista lo que miraban sus ojos negros, sentí el
mundo desmoronarse bajo mis pies, incluso la respiración faltarme. Los libros
cayeron al suelo y todo se desmoronó ante mí, con una espina supurando veneno
en mi corazón.
Entre rosas... mi amada besaba a Nao como si no hubiera
mañana. Sin darle un solo respiro y ante todos los que pasaran tomaba como suya
a esa mujer... esa... que tantas veces juró no sentir por mi Natsuki. Era tan
doloroso observarla con ella, como si todos sus juramentos se evaporaran entre
mis dedos, como las palabras que fueron llevadas por el viento y las letras que
fueron arrancadas con violencia de un cuaderno. Observaba su rostro, sus ojos
abiertos que me miraban con burla, mientras sus manos se aferraban a la cintura
de esa mujer, cuyo cuerpo estaba cubierto por una chaqueta de cuero beige,
falda negra y botines marrón.
-Fu...Fujino-sama esta... temblando- Sentí a las chicas
rodearme con rostros llenos de preocupación.
Aspiré el aire con profundidad. -Es el agotamiento...- Dije
recibiendo los cuadernos y el dispositivo que me entregaban mis fans. -Nada de
que preocuparse- Volví a sonreír como siempre.
-Si Fujino-san se siente mal... debe reposar- Taiga se
atrevió a tomar mi mano y guiarme a otro lugar. Me deje hacer, simplemente
porque si me permitía perder el control... alguien acabaría muerta.
Mi joven colaboradora, alejó a mis fanáticas de mí y salió
un momento para preparar algo de té. Yo reposaba en mi oficina, aprovechando la
corta ausencia revisé el dispositivo en mi computadora. Una serie de sonidos
familiares, así como situaciones ocurridas hace largo tiempo, imágenes
lamentables que Natsuki pudo en mal momento ver. Un rencor descontrolado lo
llenó todo en mi interior, sin darme cuenta me había mordido el labio con tanta
fuerza que sangraba.
-¡Fujino-sama!- Escuché la voz alarmada de Taiga-san. Apague
la computadora y extraje el dispositivo.
4 comentarios:
Me encanta, hay que decir que tmb soy fan de NatNao, pero podre solo esta siendo utilizada. Esta genial, hay que reconocer que traer por asi decirlo el pasado es astuto. Sea como sia sigue asi espero la continuacion!!!! ^^
me encanta como escribes soy mas fan de shiznat pero espero que sigas pronto la continuacion se esta poniendo muy interesante
Ya, tengo que decir que la razón decisiva para leer este Fic, fue por que me encanta NatxNao... creo que dije y con quién se metió con Nao... o.o lo leeré--- hehehe
Me encanta el juego de personajes...
Gracias, Se cuida ...bye
ujuju inicia el juego peligroso :9
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