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Del London Times:
¡El Ladrón de Novias
ataca de nuevo! El último secuestro cometido hace dos noches por el infame
bandido ha contestado a la pregunta que bullía en la mente de todos: ¿cuándo
atacará otra vez? Ha sido raptada la señorita Mai Tokiha de Kent. El cochero de
la señorita Tokiha informó al magistrado
de que justo antes de caer víctima de una inexplicable dolencia, apareció una
figura encapuchada que le hizo conjeturar que el Ladrón de Novias tiene un
cómplice. La investigación se ha intensificado, y el magistrado ha jurado
llevar al secuestrador, así como a los demás implicados, ante la justicia.
En relación con este
mismo asunto, la Brigada contra el Ladrón de Novias informa de que, como
permite que todo hombre que tenga una hija en edad casadera se una a sus filas,
el número de sus integrantes ha aumentado a doscientos y crece día a día. El
miembro más reciente es el padre de la última víctima. La recompensa asciende
actualmente a nueve mil libras.
Natsuki se quedó mirando fijamente las palabras que le
encogían el estómago: “conjeturar que el Ladrón
de Novias tiene un cómplice”. Arrojó el periódico sobre la mesa y se
pellizcó la nariz. Un cómplice. Maldita sea. ¿Habría llegado a distinguir el
cochero, a pesar de la oscuridad reinante, que la figura encapuchada era una
mujer? ¿Le habría proporcionado al magistrado una descripción de Shizuru?
Se le encogió aún más el estómago y apretó los puños. Luego
la embargó un temor más intenso que el que había sentido nunca por sí misma.
Tenía que proteger a Shizuru, pero para eso necesitaba saber qué le habían
dicho al juez. Al parecer, convenía mantener otra conversación con Sergay Wang.
Y, en función del resultado, decidiría si necesitaba o no suministrar a Sergay alguna
otra información adicional “de utilidad”.
Mientras tanto, ella –o la
Ladrona de Novias- debía advertir a
Shizuru de que tuviera cuidado con lo que le decía al magistrado si éste la
convocaba. Cerró los ojos y recordó su semblante sincero y preocupado cuando la
socorrió en el bosque. Se encontraba a merced de ella, que podía haberla
entregado fácilmente. La recompensa que ofrecían por su cabeza la habría
convertido en una mujer rica. Como mínimo, podría haber satisfecho su
curiosidad quitándole la máscara. Pero en lugar de eso había arriesgado su
reputación, su libertad y su vida para ayudarle a ella y a la señorita Tokiha.
Estaba furiosa con ella. Asustada por ella.
Ceñuda, apartó aquel turbador pensamiento; necesitaba
centrarse en el hecho de que Shizuru había metido las narices en un asunto que
no era de su incumbencia. Sin embargo, no cesaba de acudir una idea a su mente:
“Qué mujer tan increíble”.
Lanzó un suspiro de cansancio y se mesó el pelo, evitando el
punto todavía sensible encima del oído. Sí, Shizuru era increíble. Pero si el magistrado
descubría que había socorrido al Ladrón
de Novias, sería acusada de complicidad. “No permitiré tal cosa mientras me
quede un hálito de vida en el cuerpo”.
Fue hasta su escritorio, extrajo un pliego de vitela del
cajón superior y se preparó para escribir la carta más importante de su vida.
Shizuru se encontraba de pie en la salita, contemplando su
nombre pulcramente escrito en el grueso pliego de vitela color marfil. De algún
modo adivinaba que la carta provenía de la
Ladrona de Novias; por la letra desconocida y audaz, por el modo en que
había aparecido delante de la puerta de la casa, como si la hubiera depositado
allí la mano de un fantasma.
Con el corazón palpitándole, rompió el sello de lacre.
Mi querida señorita
Fujino:
Le escribo para
advertirla. El cochero ha informado al magistrado de que el Ladrón de Novias
podría tener un cómplice. No sé si ese hombre ha conseguido ofrecer una
descripción de usted, pero debe estar preparada para la posibilidad de que la
llame el magistrado, ya sea en relación con lo sucedido anoche o para
interrogarla nuevamente acerca de nuestro primer encuentro.
Por su seguridad, le
recuerdo su promesa de no intentar ayudarme más. Le recuerdo asimismo que
destruya todo lo que pueda relacionarla con la noche pasada. Ni que decirse tiene
que debe quemar esta nota tan pronto termine de leerla. Le alegrará saber que
nuestra amiga se encuentra sana y salva de camino a una nueva vida en libertad.
Le ruego que tenga mucho cuidado.
La carta no estaba firmada, pero por supuesto no cabía duda
sobre su remitente. Shizuru cerró los ojos y apretó la carta contra su corazón.
La señorita Tokiha estaba a salvo. Libre. Embarcada en una
vida nueva y llena de aventuras. Experimentó alegría, teñida con una pizca de
envidia, al desear que la joven tuviera una vida larga y feliz.
Era evidente que también estaba libre la Ladrona de Novias, gracias a Dios, pero
¿durante cuánto tiempo? Le recorrió un escalofrío al evocarla tendida e
indefensa en el suelo. Podrían haberla matado. O capturado. Elevó una
silenciosa plegaria de agradecimiento por que el rescate hubiera salido bien,
pero ¿qué pasaría si no salía bien el siguiente? Según el Times, la Brigada contra ella crecía día a día, lo mismo que el
precio que habían puesto a su cabeza. ¿Cuánto más podría durar su suerte? Le
dio un vuelvo el estómago al pensar en aquella mujer tan vital colgando de la
horca.
Aquella mujer tan vital. Se le escapó un suspiro
involuntario al recordar la sensación de sus sólidos hombros y sus brazos. La
inundó una sensación de calor y estrechó la carta con más fuerza contra el
corazón. Por segunda vez, ella le había proporcionado una gran aventura, un
recuerdo que atesoraría siempre. El rubor tiñó sus mejillas al recordar el
momento en que le tocó el rostro con su mano enguantada. Había sido tierna y
cortés. Tremendamente heroica. Amable y gentil. Precisamente igual que....
Lanzó un suspiro. Igual que ladi Kruger. Pero, al igual que
ella, ladi Kruger no estaba a su alcance, si bien por motivos distintos. La Ladrona de Novias no quería que ella le
ayudara en sus misiones y ladi Kruger simplemente no la deseaba. Al menos del
mismo modo que la deseaba ella. Acudieron a su memoria los besos apasionados
que habían compartido, dejando un rastro ardiente a su paso. La sensación del
cuerpo de ella pegado al suyo, de sus manos acariciándole los senos. “De acuerdo,
está claro que sí me desea, pero a diferencia de mí, ella no está dispuesto a
asumir el riesgo que ello entraña”. ¡Ojalá ladi Kruger fuera tan osada como la Ladrona de Novias!
Naturalmente, ladi Kruger le había ofrecido su amistad, lo
cual era más de lo que ninguna mujer le había ofrecido nunca. Y aunque podía aceptar
y valorar su amistad, había una parte de su corazón que continuaba deseando más
de ella. Sus besos. Su abrazo.
Pero ahora necesita dejar de pensar en ladi Kruger y en la Ladrona de Novias y prender fuego a
aquella carta incriminatoria. La vitela crujió contra la tela de su vestido y
la abrumó un sentimiento de tristeza. Odiaba destruir el único recuerdo
material de aquella mujer, pero debía hacerlo por seguridad. Tal como había
prometido, jamás volvería a verla, un voto que le pesaba en el corazón pero que
no pensaba romper. Tenía que velar por la seguridad de ella, y también por la
suya propia.
Abrió los ojos y se volvió hacia la chimenea. Y entonces se
quedó petrificada.
Ladi Kruger estaba de pie en el umbral, mirándola con una expresión
intensa.
La invadió un calor súbito, como si ella misma se hubiera
prendido fuego. Escondió a la espalda la carta de la Ladrona de Novias y retrocedió ligeramente hacia el escritorio.
- Ladi Kruger ¿qué está haciendo aquí?
Ella cerró la puerta y acto seguido se acercó a Shizuru muy
despacio, como un gato acechando a su presa, con la mirada clavada en ella.
- Quería hablar con usted. Su mayordomo me ha dicho que se encontraba
aquí y me ofrecí a anunciarme yo misma.
Shizuru chocó contra el escritorio, y se apresuró a volverse
y guardar la carta en el cajón superior, que luego cerró de un golpe. El ruido
reverberó en la quietud de la habitación, y después reinó el silencio.
Natsuki avanzó hasta que estuvo delante de ella. Cerró los
puños para contener el intenso ataque de celos que la dominaba. Había permanecido
al menos dos minutos enteros en el umbral, observándola, antes de que ella se
percatase de su presencia. Vio cómo apretaba contra su corazón la carta de la Ladrona de Novias, cómo cerraba los ojos
y emitía suspiros soñadores, cómo se ruborizaba. Parecía inocente y seductora.
Y profundamente excitada... por otra mujer.
Maldición, al diablo con todo. Había venido a verla para cerciorarse
de que se encontraba bien después de la aventura vivida, y con la esperanza de
averiguar si había recibido la visita del magistrado Wang. Pero su mente quedó
vacía de todo pensamiento cuando la vio sostener aquella condenada carta, de
todo pensamiento salvo el que no cesaba de decir: “Mía. Mía. Mía”.
Y ya era hora de hacer algo al respecto.
Se inclinó y apoyó las manos sobre el escritorio a ambos
lados de Shizuru, aprisionándola. Ella abrió los ojos con desmesura y se echó ligeramente
atrás, pero no intentó escapar. Bien. Ahora la tenía justo donde quería
tenerla: atrapada.
- ¿Qué ha escondido con tanta prisa en el cajón, señorita
Fujino? – le preguntó con voz sedosa.
- Oh, sólo una carta
- Parecía una carta importante.
Ella tragó saliva.
- Era de una.... amistad
- ¿De veras? ¿Qué clase de amistad?
Shizuru alzó la barbilla y enarcó una ceja.
- ¿Por qué quiere saberlo?
“Porque no quiero que pienses en ninguna otra mujer, aunque
esa otra mujer sea yo”. Levantó la mano y la pasó con lentitud por sus mejillas
teñidas de carmesí.
- Se ha sonrojado. Me preguntaba si sería debido a esa
carta.
- Si estoy sonrojada, es simplemente porque aquí hace mucho
calor. Y porque usted está.... muy cerca.
Natsuki bajó la vista y calculó los centímetros que los
separaban. Luego su mirada fue ascendiendo lentamente, para hacer una pausa en la
generosa curva de sus pechos, que ni siquiera el remilgado escote lograba
disimular. Exhalo un profundo suspiro y sintió su aroma a miel, que la abrumó.
Volvió a fijar la mirada en los ojos de Shizuru y le preguntó:
- ¿Y si me acercara todavía más?
Ella se humedeció los labios.
- Imagino que tendría aún más calor.
Sin apartar los ojos de ella, avanzó deliberadamente,
suprimiendo los pocos centímetros que quedaban. Entonces la envolvió plenamente
su aroma, y tuvo que hacer uso hasta el último gramo de autodominio, cada vez
más menguante, para no tomarla entre sus brazos y besarla apasionadamente. Bajó
el rostro y le rozó el mentón con los labios.
- ¿Más calor? –le susurró al oído
Le pasó la punta de la lengua por el delicado lóbulo de la
oreja y a continuación lo atrapó con suavidad entre los dientes, disfrutando de
su exclamación de placer.
- Mucho más calor –dijo Shizuru con voz ahogada.
Natsuki retrocedió lo justo para mirarla, y a duras penas
logró reprimir el gruñido que le subió a la garganta. El deseo dilataba los ojos
de Shizuru y su boca seductora suplicaba ser besada.
La deseó con una intensidad que jamás había experimentado
por ninguna mujer. Todo su cuerpo vibraba con una necesidad que exigía ser satisfecha,
una necesidad que sólo ella podía satisfacer. Pasaron por su mente todas las
razones por las que no debía hacerle el amor, pero las aplastó como si fueran
molestos insectos. La protegería; se valdría de la discreción que gobernaba
todas las facetas de su vida. Y Shizuru sería suya.
Le levantó la barbilla con los dedos y clavó su mirada en la
suya.
- Quiero que sienta algo más que calor. Quiero que se
abrase, que se funda, que se queme por dentro. Por mí. Conmigo –Contempló cómo ella
absorbía sus palabras al tiempo que se sonrojaba más y se le aceleraba el pulso
en la base del cuello-. ¿Todavía está dispuesta?
- Nunca he dejado de estarlo
Aquel la respuesta le produjo un fuego abrasador. Dio un
paso atrás, le pasó las manos por los brazos y entrelazó los dedos de ambas.
- Por desgracia, éste no es el momento ni el lugar.
No deseaba interrupciones cuando llevase a Shizuru Fujino a vivir
la mayor aventura de su vida y le borrase de la mente todo pensamiento acerca
de otra mujer, cuando aplacara la sed que tenía de ella.
Se llevó una mano a los labios y le besó la palma con aroma
a miel.
- Reúnase conmigo esta noche. A las doce. Junto al lago.
Ambas intercambiaron una larga mirada, y el corazón de Natsuki
aguardó la respuesta latiendo con fuerza.
- De acuerdo –susurró Shizuru.
Ignoró la sensación de alivio que la inundó al ver que ella consentía.
Shizuru preguntó:
- ¿Cómo propone usted que hagamos... –bajó todavía más la
voz- lo que ya sabe?
- No estoy seguro de saber a qué se refiere con “lo que ya
sabe”
Ella exhaló lo que parecía un suspiro para tomar fuerzas y
dijo precipitadamente:
- ¿Qué método vamos a emplear para realizar el acto sexual?
Natsuki se la quedó mirando, estupefacta. Jamás una mujer le
había preguntado semejante cosa.
- He investigado algunos procedimientos....
- ¿Ha investigado? –Gracias a Dios tenía la mandíbula
firmemente sujeta, de lo contrario se le habría caído al suelo con un sonoro porrazo-.
¿Y cómo lo ha hecho?
- He hablado del tema con mis hermanas
Natsuki se sintió recorrida por una sensación que sólo podía
calificarse como de horror.
- ¿Sus hermanas? –Dios santo, al diablo con todas sus
esperanzas de guardar la discreción. Ella las había estropeado antes de
empezar.
Shizuru continuó:
- Ellas saben mucho del tema, aunque me temo que no me han
dicho exactamente sobre posturas –Levantó la vista hacia ella con gesto
esperanzado-.Supongo que usted lo sabrá ¿verdad?
Por todos los diablos, aquella conversación no podía
empeorar más. Al ver que se limitaba a seguir mirándola fijamente, ella aclaró en
tono confidencial:
-Me refiero a que, no estoy segura de que posición prefiere
usted, o como es que se acomoda mejor.
Dios. Por lo visto sí podía empeorar. Natsuki le soltó las
manos y se pasó las suyas por la cara.
-Shizuru ¿por qué ha hablado de algo de carácter tan íntimo
con sus hermanas?
- Era lo más lógico, miladi, dado que no podía preguntárselo
a mi madre. Necesitaba información.... información que usted no quiso proporcionarme.....
- Porque en aquel momento usted no la necesitaba. Seguro que
sus hermanas sufrieron una conmoción cuando usted las interrogó.
- Se sorprendieron un poco, pero les aseguré que quería
saberlo a efectos puramente científicos.
- ¿Científicos?
- Sí. Cuando les explique que deseaba llevar a cabo un
estudio comparativo de los ciclos reproductivos de diversas especies, entre otras
las ranas, las serpientes y los ratones, en relación con el ciclo humano, se
mostraron bastante dispuestas a hablar del tema. Créame, no hay necesidad de
preocuparse de que sospechen la verdadera razón por la que yo quería esa
información.
- Pero sin duda considerarían sus preguntas..... peculiares.
- No hay mucho que yo pueda hacer, sobre todo en lo
concerniente a cuestiones científicas, que mis hermanas consideren peculiar.
Están acostumbradas a mi carácter inquisitivo. No tenemos nada que temer de
ellas. –Sonrió apenas-. De modo que ya puede borrar esa expresión de alarma que
tiene en la cara.
Natsuki reajustó al instante sus músculos faciales, molesta
por haber delatado sus sentimientos con tanta claridad. ¿Estaría ella en lo
cierto en su evaluación del modo en que habían reaccionado sus hermanas a sus
indagaciones? ¿De verdad se habrían tragado que sólo buscaba información por
motivos científicos? Si aquella afirmación la hubiera hecho otra mujer
cualquiera, se habría reído de ella. Pero Shizuru..... En fin, tenía que
reconocer que una afirmación así parecía razonable, proviniendo de ella. Sus
hombros se relajaron. ¿Ranas, serpientes y ratones? Sí, aquello parecía propio
de Shizuru.
Pero entonces se le ocurrió una idea que le hizo entornar
los ojos. Diablos ¿habría pensado en tomar como amante a otra mujer? ¿Por
ejemplo, la Ladrona de Novias?
- Si ya habíamos decidido no ser amantes, ¿por qué quería
esa información de todos modos?
Las mejillas de Shizuru se tiñeron de rubor culpable, y Natsuki
apretó los puños a los costados. No obstante, en vez de desviar los ojos, ella alzó
levemente la barbilla y se enfrentó a su mirada.
- En realidad, miladi, fue usted la que decidió que no debíamos
ser amantes. Abrigaba la esperanza de que cambiase de opinión, y deseaba estar
preparada, por si se daba el caso.
Así pues, había buscado la información por ella, no por otra
mujer. Esperaba que ella cambiase de opinión, y por Dios que había cambiado. Sintió
una mezcla de alivio y calor. Alargó la mano y de nuevo enlazó los dedos de
ambas.
- En ese caso –dijo con suavidad-, me alegro de que sepa qué
esperar.
- Bueno, en realidad no lo sé. ¿Qué técnica sugiere que
utilicemos?
Natsuki se acercó más aún, hasta que los cuerpos se tocaron
apenas.
-Una que jamás olvidara.
De pronto visualizó una imagen de las dos, desnudas, unidas
en un sensual abrazo, Shizuru envolviéndola con sus piernas y ella acariciando aquel
calor aterciopelado. La sangre se le agolpó en la entrepierna y a punto estuvo
de gemir. Cielos, si no se apartaba de ella inmediatamente, corría el peligro
de besarla de nuevo... y ya no podría parar.
- Tiene mi palabra de que la protegeré, Shizuru –Y le apretó
los dedos, reacia a soltarla-. Hasta las doce, pues.
Ella asintió con ojos como platos, y Natsuki, tras obligar a
sus pies a moverse, se encaminó hacia la puerta.
Sólo tenía que esperar hasta la medianoche. Doce horas más.
Y entonces sería suya. La voz de su conciencia intentó hacerse oír, pero élla
acalló sin contemplaciones. La deseaba. Y Shizuru la deseaba a ella. Se tendrían
la una a la otra.
Cerró la puerta suavemente al salir y se dirigió con paso
presuroso al vestíbulo, donde se encontró con Hiroshi.
- Buenas tardes, ladi Kruger–la saludó el muchacho con una
amplia sonrisa.
Ella le devolvió la sonrisa
- Hola Hiroshi, ¿Te diriges a tu cámara?
- Sí. Estoy terminando un invento nuevo: una máquina
cortadora para el personal de la cocina, para ayudar a preparar la comida. –En
sus ojos destelló una chispa de esperanza-. ¿Le gustaría verla?
- Me interesaría mucho, pero me temo que ahora tengo otro compromiso.
¿Te importaría que me pasara por aquí mañana?
El semblante del muchacho se iluminó.
- Por supuesto que no, miladi.
- Perfecto. ¿Digamos alrededor de las dos?
- La estaré esperando en la cámara –Hiroshi bajó la cara en
un gesto tímido-. A lo mejor le gustaría ver también.....
Dejó la frase sin terminar, pues su mirada había quedado
atrapada en las botas de montar de Natsuki. Frunció el entrecejo y se ajustó
las gafas. Tras parpadear varias veces, irguió la cabeza de golpe y se quedó
mirando a Natsuki con perplejidad.
- ¿Sucede algo malo?
- Eh....., no
Negó con la cabeza tan vigorosamente que las gafas le
resbalaron hasta la punta de la nariz. Miró otra vez los pies de Natsuki como
si nunca hubiera visto unas botas de montar.
La mirada de Natsuki siguió la del chico, pero no vio nada
inusual, excepto, quizá, que sus botas estaban cubiertas de polvo. Esbozó una amplia
sonrisa y señaló:
- Por lo visto, han sacado brillo a mis botas a oscuras.
Acto seguido abrió la puerta y salió a la tibia luz del sol,
seguida por Hiroshi. Emperador
estaba atado a un árbol cercano, y Natsuki lo montó rápidamente. Mientras
se enfundaba los guantes de montar, Hiroshi se acercó muy despacio al caballo,
mirando alternativamente la silla, las riendas y los estribos. Su rostro,
pálido y contraído, exhibía un marcado ceño.
Preocupada, Natsuki insistió:
- ¿Seguro que te encuentras bien, Hiroshi? Pareces haber
visto un fantasma.
El chico levantó poco a poco la mirada. Tragó saliva de
manera audible y a continuación asintió bruscamente con la cabeza.
- Me encuentro bien, miladi. Sólo estoy un poco....
desconcertado.
- Oh, ¿puedo ayudarte?
- No lo creo
- ¿Y estas seguro de no sentirte enfermo?
- Totalmente, miladi
Natsuki le sonrió
- Bien. Si cambias de opinión y necesitas mi ayuda, házmelo
saber. Por supuesto, eres un chico de una inteligencia extraordinaria; no me
cabe duda de que resolverás ese enigma. Hasta mañana. –Hizo girar a Emperador y se alejó al trote.
Hiroshi se le quedó mirando con la cabeza hecha un
torbellino de preguntas turbadoras. Pero había una que se destacaba sobre las demás:
¿por qué las botas, la silla, los estribos y las riendas de la condesa conservaban
restos inconfundibles del polvo fosforescente fabricado por él mismo y que
había esparcido sobre las pertenencias de la Ladrona de Novias?
Buscó una explicación razonable, plausible, cualquier explicación;
pero su lógica le decía a gritos que sólo cabía sacar una conclusión de aquellas
pruebas irrefutables.
Ladi Kruger era e la Ladrona
de Novias.
Pero incluso aunque aquella idea iba penetrando en su
cerebro, una parte de él intentaba rechazarla. ¿Cómo podía ser? ¡Ladi Kruger
era una condesa! No una osada rescatadora de damiselas en apuros. Poseía
riquezas y un título. ¿Qué motivos podía tener para dedicarse a una empresa tan
peligrosa?
Echó a andar hacia la cámara, pero se detuvo en seco cuando
le vino a la cabeza una idea que lo sacudió como un puñetazo: ¿lo sabría
Shizuru? ¿Era consciente de que la mujer de la que se había hecho amiga era la
secuestradora más famosa de Inglaterra? Se sujetó el estómago revuelto.
No. Imposible. Shizuru se lo habría confíado a él. Además,
no sabía cómo ponerse en contacto con e la Ladrona
de Novias cuando recibió la carta de la señorita Tokiha sin contar que
tampoco le había confiado que se trataba de una mujer. Tenía que hablar con
ella; tal vez pudiera ofrecerle una explicación de por qué ladi Kruger llevaba
encima el polvillo de la Ladrona de
Novias.
Dio media vuelta y entró en la casa a toda prisa. Halló a Shizuru
en la salita, contemplando el fuego. Ella le indicó que cerrase la puerta. Una
vez que lo hubo hecho, le agarró la mano y tiró de él hacia el diván.
- He recibido una carta del Ladrón de Novias –le confió en un susurro cuando ya los dos estaban
sentados-. El rescate de la señorita Tokiha ha sido un éxito. –Su mirada vagó
hasta la chimenea-. Te la dejaría leer, pero acabo de quemarla.
- Prudente decisión. Me alegro de que todo haya salido bien.
–Se secó las palmas húmedas en los pantalones y se aclaró la garganta-. Hum,
Shizuru ¿alguna vez te has preguntado quién es el Ladrón de Novias?
Shizuru apretó los labios.
- Más de una vez he especulado sobre eso, pero en realidad
no tiene importancia. Lo que importa es su labor, su misión – Estrechó la mano de
Hiroshi-. Comprendo que tu curiosidad se sienta frustrada por ese misterio,
pero debes olvidarlo. Si alguien descubriera su identidad, su vida correría un
grave peligro.
Hiroshi experimentó cierto malestar en el estómago.
Carraspeó de nuevo y dijo:
- Hace un momento he visto a ladi Kruger saliendo de aquí.
Shizuru se ruborizó al instante, y comenzó a juguetear con
el encaje de su vestido.
- ¿Ah, sí?
- Sí –la miró con más atención y le preguntó- ¿te gusta?
El rubor se intensificó.
- Naturalmente. Es toda una dama.
Hiroshi sacudió la cabeza, frustrado por su incapacidad para
formular las preguntas adecuadas.
- No; me refiero a si sientes.... algo por ella –No habría
creído posible que el rostro de su hermana se encendiera aún más, pero así
fue-.Lamento preguntarte algo tan personal –se apresuró a decir-. Es sólo que,
bueno, yo.... yo sólo deseo tu felicidad –terminó como mejor pudo.
Ella lo miró con ternura y le tocó la mejilla.
- Soy muy feliz, Hiroshi. Mi trabajo en la cámara me llena y
supone un reto para mí, y disfruto ayudándote. Tú me haces feliz.
- Y ladi Kruger.... ¿también te hace feliz?
Los ojos de Shizuru adquirieron una expresión soñadora que
él estaba acostumbrado a ver en sus otras hermanas.
- Sí –contestó ella con suavidad-. Mi amistad con ladi
Kruger me agrada bastante.
Hiroshi apretó los labios. No hacía falta ser un genio para
deducir que la amistad de Shizuru con la condesa le agradaba muchísimo. Y a
juzgar por lo que él había presenciado, al parecer ladi Kruger también sentía
algo por ella. Maldición, ¿cómo podía arriesgarse a hablar con Shizuru de la
prueba de los polvos fosforescentes? ¿Y si estuviera equivocado? Peor aún ¿y si
estuviera en lo cierto?
Quizás ladi Kruger tenía pensado contárselo ella misma,
quizá tenía la intención de abandonar sus actividades como Ladrona de Novias o quizá no había nada que contar ni abandonar. Si
le hablara a Shizuru de sus sospechas, era posible que estropease toda
posibilidad de que ella y ladi Kruger tuvieran de ser felices, de tener una
vida en común.
Pero ¿y si ladi Kruger era en efecto la Ladrona de Novias?
-Shizuru ¿qué harías si te enteraras de que una pretendiente
tuya no ha sido del todo.... sincera contigo? –inquirió en un tono que esperaba
sonase natural.
Ella frunció el entrecejo, pero al punto se iluminó su
mirada al creer comprender.
- ¿Por qué? ¿Hay alguna joven que te interese?
Hiroshi estuvo a punto de tragarse la lengua. Sintió un
calor que le humedeció la cara y el cuello. Antes de que pudiera recuperar la
voz para responder, Shizuru tomó las manos de él en las suyas.
- ¿Quieres hablarme de eso?
Él negó con la cabeza sin decir nada.
- Muy bien. Pero recuerda que la sinceridad es crucial,
Hiroshi. Ya sé que tú jamás hablarías a una joven con palabras falsas y rezo
para que ella sepa devolverte la cortesía. Las mentiras destruyen la confianza
y sin confianza no hay nada. Yo jamás tomaría en cuenta la posibilidad de tener
un futuro con alguien que me engañase.
Una sensación de incomodidad recorrió a Hiroshi de arriba
abajo. No, no podía hablarle a Shizuru de los polvos fosforescentes, por lo menos
sin antes verificar sus sospechas. Y sólo existía un modo de verificarlas.
Tendría que encararse con la condesa.
.
.
.
10 comentarios:
ay noooooooooooo jajajaja que esto no empeore la relacion de shizuru y natsuki me encanta la historia espero que las atualizaciones sigan asii me encanta sigue asii muy buena histoira muero por saber que pasara esa noche
Jhaha estuvo genial, espero que todo salga bien y que shizuru no se enoje. Esta super la historia espero con ancias el sig. Capitulo
¤¤¤ jesal ¤¤¤
dioss no vaya a ser que hiroshi la termine d embarrar ojala y no estropeen el encuentro d ellas ya que deseo que sean las doce para ver que onda con Natsuki y Shizuru hacer cosillas lol xDDD que mente tan perver tengo :D
Akemi
Hiroshi en vdd es un genioO!!!!
y Natsuki fantaseando al igual que Shizuru xD
No puedo esperar x el roximo capi y ver que pasara entre estas 2 ;D
Ja-ne
ahhhh muero !!!!!!! Q venga el otro capítulo!!!! estuvo muy bueno, ganó el deseo, ah por dios por que siempre pasa eso........
Mil Gracias por la contunuación
besos bye bye
He esperado este capitulo hace ya tiempo xD! pero prefiero que hiroshi encare a NAtsuki antes de las 12 xk si se entera shizuru despues no habrá naa de naa!!!
O.o ...me ha dejado con más y más y más y más ganas de seguir leyendo,está demasiado interesante espero que lo continúes pronto :D
Por eso siempre debes salir con los zapatos limpios de casa... Ah! Está super pegajoso, sigue que te sigo!
oh por kami!
esperaba este capitulo yaa, no puedo creerlo, hiroshi si que es un genio...rayos espero que no piense en confrontar a shizuru antes de las 12 , quiero que natsuki y shizuru tengan su noche juntas......
ya que le diga cuando ellos dos se vean..
jajajaja no tardes en el proxi mo cap neee
amy-kun
solo espero que no tardes en actualizarlo por que hoy si, esto se puso bueno :D alfin natsuki y shizuru tendran su noche ojala y el hiroshi no lo estropee ;)
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