17
A medida que Shizuru y el magistrado se aproximaban a la
cámara, ella trataba de disimular su desasosiego. La inesperada visita de Wang con
el fin de volver a interrogarla sobre su secuestro por parte del Ladrón de Novias la había puesto muy
nerviosa. Aunque sus preguntas no indicaban con claridad que sospechara que
ella hubiese hecho algo malo, no podía evitar preguntarse si habría descubierto
de algún modo su participación en el rescate de la señorita Tokiha. Se sintió
aliviada cuando él anunció que se marchaba, pero cuando lo acompañaba a los
establos en busca de su montura, acertaron a ver a ladi Kruger y a Hiroshi saliendo
de la cámara.
El corazón le dio un vuelvo al ver a Natsuki, y para
consternación suya, Wang cambió de dirección al momento y se encaminó hacia la cámara
murmurando que le gustaría hablar un instante con la condesa. Mientras se
esforzaba por caminar al paso de las largas zancadas del magistrado, se fijó en
una mujer que por el sendero del jardín se acercaba a Natsuki. Advirtió el
parecido que había entre ambas, y la reconoció al instante gracias al retrato
que había visto en la mansión Kruger. Iba vestida de negro y Shizuru experimentó
afecto por ella; justo aquella misma mañana su madre había mencionado que la hermana
de la condesa había enviudado recientemente.
Cuando Wang y ella se unieron al trío frente a la cámara, el
grupo entero permaneció inmóvil unos segundos, una escena muda formada por un
quinteto de diversas expresiones.
Shizuru intentaba ocultar su incomodidad, pero no estaba segura de conseguirlo. Hiroshi miraba fijamente a Wang como si fuera un fantasma. El semblante de Natsuki, que también miraba al magistrado, se veía totalmente inexpresivo. Al igual que Hiroshi y Natsuki, la hermana tenía la vista clavada en el mismo hombre, con los ojos muy abiertos y la cara pálida. Shizuru miró al señor Wang, cuya atención estaba centrada en la hermana de Natsuki. Por algún motivo, el aire que rodeaba al grupo estaba cargado de tensión... o quizá sólo selo parecía a ella debido a la ansiedad que sufría.
Natsuki rompió el silencio. Inclinó la cabeza hacia ella y
el magistrado y les dijo:
- Buenas tardes. Permítanme que les presente a mi hermana,
Nina. Ésta es Shizuru Fujino y el señor Wang, el magistrado.
Shizuru realizó una reverencia y dirigió una sonrisa a la
mujer.
- Es un placer conocerla.
La tristeza se adivinaba en la media sonrisa que le dedicó
Nina, lo cual provocó un sentimiento de compasión en Shizuru, no sólo por la
pérdida de su esposo sino también porque su matrimonio no había sido feliz.
- También es un placer para mí, señorita Fujino–contestó
Nina-, aunque yo diría que nos habíamos visto hace años, en alguna velada.
Wang se adelantó y ejecutó una rígida reverencia.
- Es un honor verla de nuevo, miladi.
Las pálidas mejillas de la aludida se tiñeron de color y
bajó la mirada al suelo.
- A usted también, señor Wang.
- Mis condolencias por la pérdida de su esposo
- Gracias.
Siguió otro incómodo silencio y Shizuru se preguntó por qué Natsuki
no le había mencionado la visita de su hermana.
Por fin habló Natsuki
- ¿Qué le trae a la casa de los Fujino, Wang?
- Deseaba formular a la señorita Fujino unas preguntas más
sobre su desgraciado encuentro con el Ladrón
de Novias.
Shizuru se mordió el interior de la mejilla y rogó que no la
delatasen sus sentimientos. No le convenía que precisamente el magistrado
sospechara de ella.
- ¿Le han sido de alguna utilidad esas pistas que andaba
siguiendo? – inquirió Natsuki
- No han servido para nada. Pero he recibido cierta
información que parece ciertamente alentadora.
Natsuki alzó las cejas.
- ¿De veras? ¿Algo que pueda contarnos?
- Una de las víctimas que fueron raptadas el año pasado ha
escrito a su familia. Esta mañana me ha traído la carta su padre. En ella tranquiliza
a su familia y les dice que se encuentra bien. No revela su paradero, aparte de
decir que está viviendo en América y que recientemente ha contraído matrimonio.
El dato más interesante es que viajó a América con un pasaje y dinero que le
proporcionó el Ladrón de Novias la noche
en que la raptó. –Wang se acarició el mentón-. He de decir que me siento
aliviado. Esta nueva prueba por lo menos demuestra que el Ladrón de Novias no asesinó a esa muchacha.
De los labios de Shizuru brotó una exclamación de
impaciencia.
- Por el amor de Dios, señor Wang, no creerá usted que el Ladrón de Novias causa algún daño a las
mujeres a quienes socorre, ¿verdad? Siempre deja una nota en la que lo explica.
Wang le dirigió una mirada penetrante.
- Así es. Pero hasta esta carta no había ningún rastro de
sus víctimas. No tengo ninguna prueba de que alguna de ellas siga con vida,
excepto un puñado de notas de un delincuente buscado por la justicia.
Ella levantó la barbilla.
- Yo diría que esa prueba soy yo, señor Wang. Como puede
ver, el Ladrón de Novias no me causó
daño alguno; de hecho, tomó toda clase de precauciones respecto de mi
seguridad.
- Salvo por el detalle de raptarla, claro.
Shizuru experimentó una punzada de irritación. Abrió la boca
para continuar discutiendo, pero Natsuki se le adelantó:
- Seguro que podrá servirse de esa nota para localizar a esa
mujer e interrogarla.
Shizuru clavó su mirada en la condesa, consternada.
El semblante del magistrado se endureció.
- Ya he tomado medidas a tal efecto. Hasta ahora el Ladrón de Novias ha logrado escapar,
pero pronto lo atraparemos. Peinaré el país de arriba abajo hasta dar con él.
En ese momento se oyó un sonido apenas audible pero familiar
que atrajo la atención de Shizuru hacia Hiroshi. El muchacho tenía el rostro
extrañamente pálido y permanecía inmóvil, recto como un palo, excepto por la
rítmica flexión de sus dedos, que producía un débil chasquido. Era algo que
hacía sólo cuando algo lo angustiaba sobremanera. Estaba claro que las palabras
de Wang lo habían alterado, un sentimiento que ella compartía plenamente.
- ¿El país? –repitió Natsuki-. Hubiera creído que un
criminal como él se ocultaría en Londres. Allí hay literalmente miles de
edificios y callejuelas donde esconderse. Sin duda ese rufián se oculta entre
las chabolas o junto a los muelles.
Shizuru apretó los labios y rogó que no se le notaran la
decepción y la angustia que le causaron las palabras de Natsuki. ¿Por qué tenía
que considerar un delincuente al Ladrón
de Novias y hacer sugerencias que podían conducir a su captura? Aunque
ansiaba hacer oír su opinión, no se atrevió a pronunciar palabra por miedo a
hablar de más y empeorar la situación.
- Antes yo también creía que el Ladrón de Novias se encontraría en Londres –dijo Wang-, pero
empiezo a sospechar que prefiere el campo. Es un hombre que posee medios
económicos y contactos para comprarles a esas mujeres un pasaje para otro país
y entregarles fondos para comenzar una vida nueva. Según todas las
descripciones, su montura, un magnífico semental negro, vale el rescate de un
rey y a pesar del alto precio que han puesto a su cabeza, no ha aparecido nadie
que afirme mantener un animal así. Ello me induce a pensar que tiene un establo
propio.
Natsuki se acarició el mentón y asintió lentamente.
- Una teoría interesante. –Esbozó una leve sonrisa-. No le
envidio el trabajo que le va a costar meter las narices en todos los establos
de Inglaterra.
- Espero que eso no sea necesario. Basándome en los lugares
donde se ha llevado a cabo la mayoría de los secuestros, considero muy posible que ese bandido actúe desde algún punto de las
inmediaciones, probablemente dentro de un radio de cincuenta millas. Con la
ayuda de la brigada, que cada día es más numerosa, no debería resultar difícil
rastrear esta zona.
A Shizuru se le hizo un nudo en el estómago. Parecía como si
el círculo se fuera estrechando. Si pudiera advertir de algún modo a la Ladrona de Novias... pero no podía
faltar a la promesa que le había hecho. Y por supuesto ella no necesitaba que Shizuru
le advirtiera de los peligros que corría. Los conocía de sobra.
- Estoy pensando en solicitar varios voluntarios que me
ayuden personalmente a realizar el peinado de la zona –continuó Wang, al tiempo
que dirigía una mirada especulativa a Natsuki-. ¿Le interesaría ladi Kruger?
- Será un placer para mí ayudar en lo que pueda –respondió Natsuki
sin dudarlo-. Poseo contactos en varios establos de las cercanías y en muchos
de aquí a Brighton. Con gusto haré averiguaciones para usted.
A Shizuru se le cayó el alma a los pies. ¡Natsuki estaba
desempeñando un papel activo en la captura de la Ladrona de Novias! Estaba ofreciendo sugerencias lógicas, la
ventaja de los contactos que poseía, además de mostrarse dispuesta a
presentarse voluntaria. ¡Gracias a Dios ella nunca le había confesado sus
encuentros con la Ladrona de Novias!
Sintió angustia y alarma, y además se dio cuenta de que
había cometido un error terrible. ¿Cómo podía haberse enamorado de una mujer que
tenía opiniones tan distintas de las suyas, una mujer tan deseosa de acabar con
la Ladrona de Novias? ¿Y por qué, a
pesar de su disparidad de criterios sobre aquella cuestión, seguía amándola? “Porque
en todos los demás aspectos es maravillosa. Ella nunca ha visto la Ladrona de Novias, no la conoce tan bien
como tú. Si la conociera, también la vería como una heroína”.
Pero una sola mirada a su tranquilo perfil bastó para
marchitar esa esperanza.
Santo Dios, jamás en su vida se había visto en semejante disyuntiva.
La investigación para descubrir a su heroína iba estrechando su cerco igual que
un nudo corredizo, y la mujer a la que amaba ayudaba a la ejecución. Visualizó
una imagen de la Ladrona de Novias caminando hacia la horca y tuvo un fuerte
presentimiento.
Hiroshi se aclaró la garganta y atrajo su atención.
- Si me disculpan, he prometido a mi padre jugar una partida
de ajedrez y ya se me hace tarde.
Todos se despidieron de él y el chico se fue hacia la casa, caminando
al doble de su velocidad habitual. Shizuru se lo quedó mirando con
preocupación; se veía a las claras que estaba alterado y sabiendo que él
consideraba a la Ladrona de Novias una
mujer noble que luchaba por una causa justa, era evidente que se sentía ansioso
de huir de aquella conversación. No pudo reprochárselo; ella ansiaba hacer lo mismo.
Pero antes tenía un par de cosas que decirle a Natsuki.
Se volvió hacia ella... y la encontró mirándola fijamente,
con una concentración que le cortó la respiración, la misma intensidad candente
con que la había mirado mientras exploraba su cuerpo. Al instante le vino a la
memoria el recuerdo de ella desnuda, totalmente excitada, arrodillada entre las
piernas de ella. Sintió un calor repentino, como si una cerilla le hubiera
prendido fuego al vestido. Miró a hurtadillas a lady Nina y a Wang y sintió
alivio al ver que estaban entretenidos en admirar uno de los rosales de su
madre. De modo que se inclinó hacia Natsuki y le susurró:
- Necesito hablar contigo. En privado.
Luego se irguió y contuvo un suspiro de frustración. Por más
que deseara hablar con Natsuki de inmediato, la cortesía dictaba que ofreciera unos
refrigerios. Así pues. Tendría que llevarse a Natsuki a una parte antes de que
se fuera.
- ¿Les apetece entrar en la casa a tomar un té?
- Gracias, señorita Fujino–dijo lady Nina- pero me temo que
el cansancio del largo viaje ha hecho mella en mí. Creo que me iré a casa, pero
con gusto vendré a verla otro día. –Al momento surgió la preocupación en los
ojos de su hermana, y ella le apoyó una mano enguantada en la manga-. Me
encuentro bien, sólo fatigada. Conozco el camino de regreso a la mansión. Por
favor, disfruta de la visita –Se volvió hacia Shizuru-. Ha sido un placer verla
de nuevo, señorita Fujino y también conocer a su hermano.
- Gracias, miladi. Espero que pronto nos veamos de nuevo.
Natsuki miró alternativamente a Shizuru y a su hermana
- No quiero que te vayas a casa sola, Nina.
- Será un honor para mí acompañar a lady Nina a casa en mi carruaje
–terció Wang.
- Eso no es necesario –rehusó ella con tono tenso.
Natsuki le sonrió
- Tal vez no sea necesario, pero me quedaría más tranquila
si supiera que te acompañan hasta la puerta. Yo te llevaré el caballo cuando me
vaya.
Nina puso cara de querer negarse, pero de pronto aceptó con
un gesto brusco de la cabeza. Tras despedirse, Wang le ofreció el codo. Nina posó
la punta de los dedos en su brazo y ambos echaron a andar por el sendero que
conducía a los establos.
En el momento mismo en que desaparecieron de la vista, Natsuki
aferró a Shizuru de la mano y la condujo hacia la cámara. Muy bien. Ella no
quería que oyesen su conversación. Cuando entraron, Natsuki cerró la puerta y
se apoyó contra la madera, contemplándola con los ojos entornados. Ella le
devolvió la mirada sin hacer caso del calor quela invadía. ¿Cómo se las
arreglaba para afectarla de aquel modo sólo con mirarla? Era absolutamente
ilógico. Y de lo más irritante.
Natsuki se separó de la puerta y se acercó a ella despacio,
hasta que quedaron a escasa distancia la una de la otra.
- ¿Querías hablar conmigo?
Obligándose a concentrarse a pesar de la perturbadora
proximidad de Natsuki, Shizuru asintió con la cabeza.
- Es en relación con lo que le has dicho al señor Wang sobre
el Ladrón de Novias.
- Entiendo. ¿Y es del Ladrón
de Novias de lo que habéis hablado el señor Wang y tú durante su visita?
- Sí. Me ha formulado la misma clase de preguntas que la
noche en que fui secuestrada por error. Naturalmente, no he podido arrojar más
luz sobre el tema. Pero en cuanto a lo que has dicho tú de ayudarlo a
capturarlo, y eso de ofrecerte a hacer averiguaciones....
- ¿Si?
Shizuru se llevó una mano al corazón.
- Te ruego que no lo hagas –En sus ojos llameó una fugaz
emoción que no supo identificar-. No te lo pediría si no fuera importante para
mí. Ya sé que la mayoría de la gente opina que el Ladrón de Novias es un criminal....
- Y en efecto lo es, Shizuru. El secuestro es un delito.
- ¡Pero si él no secuestra a nadie! No obliga a las mujeres
a que lo acompañen. No les hace ningún daño ni exige rescate alguno. A mí me devolvió
a casa sana y salva cuando se dio cuenta de que había cometido un error, con
gran riesgo para sí mismo, debería añadir. – Escrutó el rostro de Natsuki,
consternada por su expresión tranquila-.Créeme cuando te digo que no es despreciable
como la gente hace que parezca; es honorable, y sólo pretende ayudar a las mujeres
que rapta. Les ofrece una alternativa. Ya sé que no tengo derecho a pedirte que
no contribuyas a su captura, pero te lo pido de todas formas. Por favor.
Natsuki miró aquellos ojos suyos tan serios detrás de las
gafas, y el miedo le heló el corazón. Maldición, ¿es que no se daba cuenta del peligro
en que se ponía ella misma al hacerle semejante petición? ¿Qué pasaría si le
pidiera lo mismo a otra persona y se enterase Sergay Wang? ¿Y si Wang descubría
su participación en el último rescate de la
Ladrona de Novias, y que había comprado un pasaje para América?
Las consecuencias eran demasiado horribles para tenerlas en cuenta
siquiera. Su familia quedaría completamente destrozada. Ella misma resultaría
destrozada. Y también Natsuki.
La sujetó por los hombros y la miró a los ojos,
resistiéndose al impulso de sacudirla.
-Shizuru, escúchame. Debes olvidarte de este asunto del Ladrón de Novias. Es peligroso.
En los ojos de ella relampagueó un fuego intenso.
- No lo es
- Sí lo es. Su propia vida corre peligro, de una forma que
tú no comprendes. Hay un precio enorme puesto a su cabeza y todo el que esté a
su alrededor, todo el que intente ayudarlo podría correr peligro también.
Quiero que me prometas que no vas a intentar nada.
- No estoy intentando ayudar. Lo único que estoy haciendo es
pedirte que no contribuyas a su captura.
- ¿No ves que eso es ayudar, aunque sea de forma indirecta?
–La sujetó con más fuerza-. Prométeme que te olvidarás de ese asunto.
Shizuru la estudió con mirada seria y escrutadora.
- ¿Me prometes tú que no vas a ayudar al magistrado?
- No puedo prometerte eso.
El dolor y la decepción que vio en los ojos de Shizuru casi
acabaron con ella.
- En ese caso, me temo que yo tampoco puedo prometerte nada.
A Natsuki la impresionó la trémula determinación que había
en su voz. Shizuru trató de zafarse, pero ella la retuvo por los hombros. No podía
dejarla marchar así.
- ¿No ves –le dijo, luchando contra la desesperación que la
acosaba-que me preocupa tu seguridad? No soporto la idea de que corras peligro.
Antes de que ella pudiera replicar, fuera se oyó una voz que
llamaba a lo lejos.
-Shizuru ¿dónde estás?
Ella abrió los ojos como platos.
- Cielos, es mi madre. Vamos, deprisa.
Se dirigió rápidamente a la puerta. Natsuki la siguió y
cerró suavemente al salir. Shizuru la condujo hacia los jardines. Apenas habían
puesto un pie en el sendero cuando las alcanzó Misato.
- ¡Estás aquí, querida! Y también ladi Kruger–Hizo una
reverencia hacia Natsuki-. En cuando Hiroshi mencionó que había venido usted
acompañada de su hermana, he salido en su busca. Debe usted quedarse a tomar el
té, sobre todo dado que la última vez que nos visitó tuvo que marcharse.
–Estiró el cuello para mirar alrededor-¿Dónde está su hermana?
- Me temo que acaba de escapársele –contestó Natsuki inyectando
en su tono la cantidad justa de pesar- Estaba fatigada a causa del viaje y ha regresado
a casa para descansar. –Sabiendo que no tenía otro remedio que quedarse, ordenó
a su boca que sonriera y ofreció su brazo-. Sin embargo, yo tendré sumo placer
en tomar el té con ustedes.
La aguda mirada de la señora Fujino rebotó velozmente entre
Shizuru y Natsuki, y luego sonrió.
- Bien, eso sería maravilloso ¿no cree?
Si el dolor que pesaba sobre su corazón revelaba algo, Natsuki
sospechaba que no era precisamente nada que pudiera describirse con aquel
adjetivo.
El carruaje de Sergay avanzaba lentamente por el sendero
jalonado de árboles. La luz del sol se filtraba entre las copas formando
sombras moteadas que mitigaban el calor de la tarde. Los únicos sonidos que rompían
el silencio era el piar de los pájaros y el leve chirriar del asiento de cuero.
Lanzó con el rabillo del ojo una mirada furtiva a su pasajera, buscando
desesperadamente algo que decirle, pero seguía teniendo la lengua más atada que
el nudo de una cuerda.
Dios, era encantadora. Llevaba cinco años sin poner los ojos
en ella. “Cinco años, dos meses y dieciséis días”. No hubiera creído posible
que pudiera ser más bella que la imagen que conservaba en su corazón, pero lo
era. Sin embargo, observó que la muchacha despreocupada de la que él se había
enamorado perdidamente había desaparecido. Era evidente que la pérdida de su
esposo la había afligido mucho.
Respiró hondo y apretó los labios con fuerza. Cielos, aún
olía a rosas. En su alocada juventud, cuando se torturaba con sueños inútiles de
que un hombre como él, que carecía de títulos nobiliarios, pudiera cortejar a
la hija de un conde, plantó una docena de rosales en un rincón del jardín de su
madre. Todos los años aguardaba impaciente a que florecieran, y después se
sentaba en el banco de piedra con los ojos cerrados a respirar su delicado
aroma, imaginándose el rostro sonriente de Nina. Cuando comprendió que ella iba
a casarse con lord Sakamoto, no volvió a visitar aquella parte del jardín.
- Da alegría volver a casa –dijo Nina con una voz suave que irrumpió
en los pensamientos de Sergay.
Aliviado de que ella hubiera iniciado una conversación, le preguntó:
- ¿Cuánto tiempo tiene pensado quedarse?
- He venido para siempre
El corazón se le disparó al oír aquellas cuatro sencillas
palabras y una súbita euforia lo recorrió de arriba abajo, sólo para ser
sustituída al momento por el miedo. Se volvió hacia ella y ambos se miraron. Le
inundaron como fuego líquido unos sentimientos que creía haber enterrado
definitivamente: deseo, necesidad y un amor tan vehemente y desesperado que
casi lo asfixió. No había logrado olvidarla, ni siquiera cuando se mudó a la
propiedad de su marido en Cornualles. ¿Qué iba a hacer para comportarse con normalidad
ahora que ella estaba aquí? La tendría lo bastante cerca para verla, para
tocarla, y sin embargo no para reclamarla como algo suyo.
Apartó la mirada con esfuerzo y volvió a fijar su atención
en el camino. El hecho de que hubiera regresado a Tunbridge Wells no iba a significar
más que una tortura para él. Los años no habían cambiado nada, él seguía siendo
un plebeyo y ella una dama, una vizcondesa. Se dio cuenta de que el silencio
entre ambos se volvía opresivo y entonces preguntó:
- ¿Le gustaba vivir en Cornualles?
- Lo odiaba –contestó ella en un tono tan implacable que Sergay
se volvió otra vez, sorprendido, no muy seguro de cómo reaccionar. Nina tenía
la mirada fija al frente, el semblante pálido, las manos enguantadas apoyadas
sobre el regazo-. Pasaba el tiempo en los acantilados, contemplando el mar,
preguntándome....
- ¿Preguntándose qué?
Ella se volvió y lo miró a los ojos con una expresión de
tristeza que le provocó un escalofrío.
- Cómo sería saltar desde el acantilado, caer en medio de aquellas
aguas gélidas y agitadas.
Impresionado, Sergay detuvo los caballos. Escrutó su rostro
en busca de algún indicio de que estuviera bromeando, pero era obvio que sus
palabras eran de una terrible sinceridad.
Tragó saliva:
- Lo siento –dijo, encogiéndose por dentro al percibir la
insuficiencia de sus palabras- No tenía idea. Todos estos años... creía que era
usted feliz.
- Lo único que me daba un poco de felicidad era el hecho de
pensar en mi casa, en poder regresar aquí algún día.
Un montón de preguntas bullían en su cabeza. ¿Qué le habría ocurrido
en Cornualles para ser tan infeliz? Estaba claro que la separación de su casa y
de su hermano la habían afectado grandemente. Maldijo su propia estupidez por
no haber tenido en cuenta dicha posibilidad, pero es que simplemente había dado
por sentado que Nina florecería en aquel entorno nuevo. Se la había imaginado
presidiendo veladas elegantes, siendo festejada y admirada por todo el mundillo
social. Y aun cuando se le hubiera ocurrido que tal vez no fuera feliz, ¿qué
podría haber hecho él? Nada.
Aunque el matrimonio de Nina le rompió el corazón, ella tuvo
que casarse según los deseos de su madre. Y era correcto que lo hiciera así; su
padre deseaba su bien y se quedaba tranquilo al saber que su hija iba a vivir
mimada por un caballero noble y acaudalado que besaría el suelo que ella
pisara. Y en cambio no había sido feliz ¿Tal vez no le había mostrado afecto
lord Sakamoto? Parecía imposible creer tal cosa; ¿qué hombre podría no amarla
hasta la locura? No, tenía que haber otro motivo....
De pronto, la respuesta le golpeó como un puñetazo. Sin
duda, la causa de su infelicidad era el hecho de que no había tenido un hijo. Recordó
haberla oído decir en más de una ocasión lo mucho que anhelaba tener una gran familia
y que él disimuló su profunda pena tras una sonrisa, sabedor de que jamás
podría casarse con ella ni por lo tanto ser el primero en darle los hijos que
quería. Le embargó la compasión y, sin pensarlo, cubrió sus manos entrelazadas
con la suya. Ella abrió los ojos ligeramente, pero no hizo ningún ademán
derechazo. Con el corazón acelerado como si hubiera corrido una milla, Sergay le
dijo:
- Espero que el hecho de estar en su casa le traiga la
felicidad que usted se merece, lady Nina.
Ella lo estudió durante unos segundos con una expresión que
él no supo descifrar y luego murmuró:
- Gracias –Y volvió a fijar la vista en el camino que se
abría frente a ellos-. Ahora me gustaría ir a casa.
- Por supuesto
Retiró la mano de mala gana, pues sabía que no iba a tener
otra oportunidad de tocarla de nuevo tan íntimamente. Sacudido por un torbellino
de emociones contradictorias, asió las riendas con fuerza y puso en movimiento
los caballos, en dirección a la mansión Kruger.
Shizuru creía que la hora que había pasado Natsuki tomando
té en la salita con ella y con sus padres había transcurrido de forma bastante
inocente, pero cuando la condesa se marchó se dio cuenta de su ingenuidad.
- Oh, ¿te has fijado, Kenzuke? –comentó Misato sin aliento
Su padre la miró por encima de sus lentes bifocales
- ¿En qué?
- En que ladi Kruger está cortejando a nuestra hija.
Shizuru casi se ahogó con un sorbo de té. Mientras intentaba
recuperar el resuello, su padre frunció el entrecejo y dijo:
- Naturalmente que he visto a Kruger. Resultaba imposible no
verla, sobre todo teniendo en cuenta que la tenía sentada justo enfrente de mí.
Pero lo único que le he visto hacer es beber té y dar buena cuenta de estas
galletas. A propósito, están muy buenas.
Misato agitó la mano con gesto impaciente.
- Ladi Kruger no tomaría el té con nosotros, si no hubiera
un motivo. Está cortejando a nuestra hija, te lo digo yo. Oh, estoy deseando
contárselo a Midori....
- ¡Mamá! –exclamó Shizuru. Tosió varias veces y al cabo
consiguió respirar con normalidad-. Ladi Kruger no me está cortejando.
- Por supuesto que sí –Misato juntó las manos y su rostro
adquirió una expresión de entusiasmo-. Oh, cielos, Kenzuke, ¡nuestra querida Shizuru
va a ser condesa!
A Shizuru la asaltó una sensación de alarma. Cielo santo, ¿cómo
no había previsto una reacción así en su madre? Sin duda, la visita del
magistrado, unida a su turbadora conversación con Natsuki en la cámara, había
interrumpido su razonamiento lógico. Además, había descartado que alguien se
creyera que Natsuki iba a cortejarla por considerarlo completamente ilógico, y
sin embargo había ocurrido, delante de sus narices. Últimamente le estaba
sucediendo algo horrible a su lógica, y el momento no podía haber sido peor.
En fin, tenía que poner fin a aquello enseguida, antes de
que su madre comenzase a hacer planes para una boda que no iba a celebrarse
nunca. De modo que se levantó del diván, se acercó su madre y le tomó las manos.
- Mamá, ladi Kruger ha venido hoy por invitación de Hiroshi.
A ver a Hiroshi. A ver el último invento de Hiroshi. ¿Lo entiendes?
Misato la miró exasperada
- Pues claro que lo entiendo, Shizuru. Pero está claro que
la visita a Hiroshi ha sido sencillamente una estratagema para verte a ti. –Un
brillo ladino apareció en sus ojos-. La he observado detenidamente y la he
pillado mirándote en cierto momento con una expresión que sólo podría
describirse como “interesada”.
- Estoy segura de que tenía una mota de polvo en el ojo
–replicó Shizuru, intentando contener la desesperación que se le quería colar
en la voz.
- Tonterías – Misato le acarició la mejilla-. Créeme,
querida. Una madre sabe de estas cosas.
Shizuru aspiró profundamente para calmarse.
- Mamá, te aseguro que Ladi Kruger no tiene el menor interés
en convertirme en condesa. –Aquello, por lo menos, era verdad-. Te ruego que no
malinterpretes lo que no es más que simple cortesía por su parte, porque en ese
caso no me cabe duda de que interrumpirá su amistad con Hiroshi. Ya sé que tu
intención es buena, pero seguro que comprendes lo embarazoso que resultaría
tanto para la condesa como para mí que se sugiriera que ella es una
pretendiente.
- Yo no lo veo así en absoluto. Lo que veo es que una de las
solteras más codiciadas de Inglaterra se ha encaprichado de mi hija. ¿No estás
de acuerdo, Kenzuke? –Al ver que él no contestaba, le lanzó una mirada de
fastidio- ¿Kenzuke?
El padre de Shizuru, cómodamente arrellanado en su sillón
favorito, despertó con un resoplido.
- ¿Eh? ¿Qué sucede?
- ¿No estás de acuerdo en que Shizuru sería una condesa
digna de admirar?
- Mamá, sería una condesa espantosa.
- Cielos, me he quedado dormido sólo un instante. ¿Me he
perdido una propuesta de matrimonio? –preguntó su padre, parpadeando detrás de
su bifocales.
- ¡No! –contestó Shizuru casi gritando. Santo Dios, aquella situación
se había desmandado totalmente, y la obligaba a reforzar su decisión de poner
fin a la relación con Natsuki aquella misma noche, antes de que su madre
mandara anunciar las amonestaciones- Entre ladi Kruger y yo no hay nada. –“O no
lo habrá a partir de esta noche”- Ni se te ocurra hacer correr el rumor de que
esa mujer tiene algún interés en mí. No pienso tolerar que te entrometas.
Su madre la contempló con expresión atónita.
- No me estoy entrometiendo.....
- Sí te entrometes. Y con ello no vas a conseguir nada,
excepto hacer que me sienta incómoda. ¿Es eso lo que quieres?
- Claro que no –replicó su madre, casi ofendida- Pero....
- Nada de peros, mamá. Y se ha terminado lo de hacer de
casamentera. –Shizuru dejó escapar un profundo suspiro-. Ahora, si me perdonas,
tengo varias cartas que escribir. –Salió de la salita y cerró la puerta tras
ella con un leve golpe.
Misato se quedó mirando la puerta cerrada y soltó un bufido
de frustración. Después se volvió hacia su esposo y le clavó una mirada con los
ojos entornados cuando él musitó algo sospechosamente parecido a “bien hecho,
Shizuru”.
¡Oh, qué situación tan irritante! Una condesa, prácticamente
caída en su puerta como un regalo del cielo y ella era la única que sabía ver
aquella oportunidad de oro. Claro que el deber de una madre era ver dichas
oportunidades, pero que tanto Shizuru como Kenzuke fueran tan obtusos le
resultaba inconcebible.
En fin, ella sí que había visto aquella mirada ávida en los
ojos de ladi Kruger cuando creía que nadie la estaba observando. Estaba
enamorada de Shizuru, apostaría cualquier cosa. Oh, el mero hecho de pensar en
presumir delante de Midori de la propuesta de una condesa le provocó un gozoso
estremecimiento. Ladi Kruger era una dama elegante que podría hacer muy feliz a
Shizuru. ¿Qué mujer en su sano juicio no encontraría atractiva a aquella mujer?
Y aunque no fuera muy atractiva, era terriblemente rica. Y provista de buenos
contactos.
¡Oh, era el sueño de una madre hecho realidad! Las
posibilidades que se abrían eran embriagadoras. Desde luego, ahora que pensaba
en ello se sentía un tanto mareada. Miró a Kenzuke y apretó los labios;
maldición. No merecía la pena desmayarse cuando el encargado de ir a buscar las
sales estaba roncando.
En fin, no importaba. No había tiempo para entretenerse con
los vapores cuando había tantos planes que hacer. Porque, a pesar de sus
protestas, Shizuru había pescado uno de los peces más gordos de Inglaterra.
Ahora, lo único que había que hacer era arrastrarlo hasta la
playa.
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4 comentarios:
fufu primera...
me pareció mas como un capitulo
de transición..el hecho de que nt se involucre en la búsqueda de el ladrón de novias, le hace saber sospechas y como alejarlas de ella jeje..
aww no quiero que nat y shizuru terminen su relación de amantes *_*
espero que nina sea feliz
sempai no tardes en subir el siguiente capitulo..
soy adicta a tu fic
no puede ser posible que nat y shiz vayan a terminar su relacion tan rapido no quiero que eso ocurra quiero que aigas mas noches de locuras calentirientas entre ellas! :D
Las madres en vdd son unicas cuando te desesperan xD
Me encanto el capi
sigue asi
esperare la conti ;D
esta historia esta increíble!! por favor continúala lo más pronto que puedas!! xDD
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