Nota de la autora: gracias a la presión que recibí por parte de algunas personas en el blog, que no quiero decir quienes pero sus nombres empiezan con Oni y terminan con ricos, y el otro comienza con Val y termina con ewk, gracias a que con sus palabras de aliento me dieron animos para subir este cap hago entrega del la tercera parte de este mini fanfic y digo mini porque todas coinciden en que los capítulos son muy cortos xD. Este cap no me gustó como los otros dos, espero que a ustedes por lo menos se les haga interesante…
Disfruten!!
Capítulo 3
Después de cenar, se retiraron primeramente Reito y su “novio” Takeda. De verdad que si no conociera a ese par y si uno de ellos no me acosara, pensaría que tienen una relación más allá de la amistad…O tal vez solamente sean ideas mías… Después se retiró Natsuki y enseguida yo. Creo que la princesa no notó que la seguía, si no tal vez me hubiera hablado o algo… Después de despedirme de la mesa del rey, en la cual solamente quedaba él, pasé al cuarto de las costureras reales, pues había decidido que ya era tiempo de empezar a ser la guardia personal de Natsuki. Si bien la princesa azul tenía muchos soldados velando por su seguridad día y noche, su padre me permitió ser su guardia personal, y al ser también una invitada en el palacio podía estar cerca de ella todo el tiempo.
En el cuarto de las costureras había dejado la ropa que traía puesta antes de estar usando el vestido que me regalaron ahí, así que sin más y sin avisar tomé mis ropas, me quité el vestido y luego me puse mis ropas otra vez, pues con ese vestido si alguien intentaba algo contra mí o contra Natsuki no podía hacer nada. Así que me puse mis mallones negros, luego una especie de chaleco que un poco debajo de la cintura hacía como un corte de falda. Me ceñí mi cinturón y en el puse mi espada. Me dejé el rubí que el rey me regaló, pues me dijo que era una muestra de agradecimiento por haber derrotado a ese dragón. Los zapatos me los cambié, con el vestido llevaba unas zapatillas muy lindas, pero con la vestimenta que traigo ahora, uso unos zapatos sin chiste. Desde hace mucho tiempo que visto así, pues aunque no es muy femenino me siento cómoda y puedo moverme libremente, sobre todo al usar mi espada.
Vi que la princesa se dirigía al jardín, así que decidí seguirla para así poder conversar un poco con ella. También vi cómo se acercaba cada vez más hacia algunos arbustos, donde parecía que había visto algo que le llamó la atención, pero antes de llegar a ellos se detuvo y se escondió un poco. Yo en vez de ir directo hacia donde ella se encontraba, decidí caminar por las sombras, para que así nadie notara mi presencia. Ni siquiera la princesa notó que estaba cerca de ella, de Reito y de Takeda.
- Pues lo siento Reito… tendrás que esperar… ahora debemos formular un plan para que Shizuru no sea capaz de vencerme…. – ¿Qué?¿Cómo que un plan?
- ¿No que muy seguro?
- Calla Reito…. Debemos pensar
Por lo que había escuchado de la conversación más valía que me retirara prontamente de aquel lugar. Natsuki comenzó a caminar primero, pero logré interceptarla. Cubrí sus labios con mi mano derecha para que no gritara, pues seguramente se asustaría al sentir mi presencia y no saber quién era, y con la izquierda la tomé por la cintura para que no se me escapara corriendo.
- Natsuki – le susurré al oído - No te muevas… no intentes nada… no quiero que nos descubran
De pronto sentí una mano acariciarme la espalda. Nos descubrieron. Solté a Natsuki y rápidamente la puse detrás de mí. Desenvainé mi espada y apunté con ella hacia la persona que ahora tenía de frente.
- Shizuru – Reito…
- Fujino… ¿Qué te pasa? – Ah… Takeda
Seguía apuntando con mi espada a Reito cuando Natsuki se acercó a él, me hizo bajar mi espada y luego le dio una bofetada a su hermano.
- ¿Qué pasa contigo hermano?¿Tan bajo has caído? – Natsuki luchaba por no derramar las lágrimas que se habían agolpado en sus ojos – no puedo creer que Takeda te arrastre con él en sus juegos sucios…
- Natsuki… yo – Reito parecía apenado – yo… no sé qué decir…
- No hay nada qué decir Reito… lo escuché todo - Natsuki miraba a su hermano con mucho coraje… no entiendo cómo pudo contenerse de volverlo a golpear – Le haré saber a mi padre todas las palabras que te escuché pronunciar hace un momento… El duelo tendrá que ser cancelado y Tú!! - apuntaba a Takeda y lo miraba de una manera que demostraba odio – Tú ya no serás bienvenido en este castillo, mucho menos en el reino.
- Mi padre no te creerá Natsuki, es inútil que lo intentes, mi padre está demasiado ocupado en sus asuntos como para escuchar las historias de su niñita…
- No es así Reito – decía Natsuki con desesperación – Mi padre me creerá … por lo menos indagará si lo que le digo es cierto….
Tal vez Reito tenía razón, pero aunque el rey pareciera no interesarse en sus hijos, en el poco tiempo que llevaba en el castillo pude darme cuenta de que Natsuki era su preferida, de no ser así, el rey jamás hubiera aceptado que el duelo se llevara a cabo, solamente lo aceptó porque la princesa estuvo de acuerdo con esa petición. Si Reito hubiera sido el preferido, muy seguramente en estos momentos estaría casada con él. Tal vez el rey tenía preferencia por Natsuki porque la chica era la viva imagen de su madre. Cuando entré al comedor pude ver una pintura de la reina Saeko Kuga que colgaba de una de las paredes. Al principio pensé que era Natsuki, pero no se necesitó verla con mucho detenimiento para ver que no era la princesa azul, si no su progenitora. Sin lugar a dudas Natsuki heredó su belleza de su progenitora, solo que de alguna manera Natsuki la logró multiplicar.
- Ara, Natsuki, si así lo deseas puedo acabar con este par de una buena vez, y celebrar nuestro matrimonio mañana por la tarde – dije al tiempo que levantaba mi espada y la situaba a la altura del cuello del príncipe, quien empezó a sudar, al ver la espada tan cerca de él.
- No Shizuru, vámonos de aquí, no tiene caso que manches tus manos con la sangre de estas ratas
Después de que Natsuki les lanzó una mirada asesina a Reito y a Takeda, quien estaba blanco del susto y al parecer alguien le había lanzado un hechizo para convertirlo en una estatua viviente, nos retiramos del lugar. Nos dirigimos a la recámara de Natsuki, pensé que en realidad hablaría con su padre, pero al parecer no lo iba a hacer, por lo menos no ese momento. Al llegar a su recámara Natsuki se detuvo en la puerta, se miraba muy desanimada, muy triste, parecía que rompería en llanto en cualquier momento.
- Hasta mañana Shizuru, que descanses - me dijo cabizbaja mientras su cabeza estaba frente a la puerta de su recámara y su espalda frente a mí – Si necesitas algo, solamente toca la campanilla que está a un lado de tu cama y alguien vendrá a atenderte en seguida. Que descanses.
Natsuki entró a su habitación sin dejarme pronunciar palabra alguna así que también entré a la mía. Parecía que esto de ser la guardia personal de la princesa sería más difícil de lo que pensé, pues tendría que cuidarla de personas que vivían en el castillo, personas muy cercanas a ella, uno de ellos su propio hermano y el otro el acosado de toda su vida. Pensé que ese par no sería un problema, pues bien dice el dicho que perro que ladra no muerde, pero al parecer algo tramaban o tramarían y podía ser algo serio.
Muy a penas dormí esa noche, pues esas palabras no dejaban de rondar en mi mente, me sobre exaltaba con cualquier ruido que escuchaba o con cualquier sombra que veía moverse por la venta de la recámara en la que me encontraba, en varias ocasiones me levanté de la cama para cerciorarme de que todo estuviera bien, y lo bueno fue que solamente eran los guardas que estaban en la vigilia nocturna. Tampoco me dejaba en paz la imagen de Natsuki en ese hermoso vestido blanco con detalles celestes… su cabello azul… sus ojos verdes, esos ojos que ante el mundo se mostraban firmes e indiferentes, pero que para mí eran un misterio, un misterio que me incitaba a querer conocer más de ellos, a querer adentrarme en ellos y que me revelaran todos sus secretos.
Por la mañana me levanté antes del alba, me di un buen baño, pues la servidumbre ya había llenado la tina. Luego salí de mi recámara y me dirigí a la recámara de a lado.
- ¿Natsuki? – le dí varios toques a la puerta, pero nadie me respondió - ¿Natsuki?
El cuarto era muy espacioso, la cama de la princesa se encontraba justamente al centro de la pieza, era una cama enorme, en las cuatro esquinas tenía unas columnas no muy anchas de las cuales colgaban una especie de velos, al parecer de seda, blancos, como la piel de la princesa. Abrí un poco uno de esos velos y ahí estaba ella, dormía muy tranquilamente. Llevaba puesto su camisón para dormir, un camisón blanco que le llegaba casi a los tobillos, aunque parecía que ella se había movido mucho durante la noche, pues el camisón parecía estar un poco enredado al igual que sus cabellos. Me quedé observándola un par de minutos, mis ojos ni siquiera parpadearon, jamás en mi vida había visto tal belleza y estaba segura de que jamás la volvería a ver. Pero no sabía qué era lo que sentía hacia aquella mujer de cabellos azules. Me sentía como aquella vez que mi corazón le perteneció a alguien, solo que esta vez no podía ser amor, ni siquiera la conocía, no sabía qué le agradaba y qué no… Ella simplemente me atraía como un imán.
- ¿Qué?...... – Oh!, la princesa despertó - ¿Qué haces aquí Shizuru? – te observo, claro está
- Buenos días princesa…. ¿Dormiste bien?
- Contéstame… - claro, claro, pero no te enojes….
- Solo vine a ver si ya habías despertado… para bajar a desayunar juntas - ¿Fue lo mejor que se te ocurrió?
Natsuki se incorporó en la cama, se sentó quedando de frente a mí. Bostezó y estiró los brazos lo más que pudo en dirección al cielo, luego hacia mí y finalmente hacia abajo. Parecía que estaba haciendo el saludo al sol. Sus ojos se miraban un tanto hinchados, seguramente porque acababa de despertar y también porque seguramente en la noche anterior había derramado algunas lágrimas por lo que su hermano estaba dispuesto a hacer. Mantenía la cabeza hacia abajo, y los brazos apoyados en la orilla de la cama uno a cada lado de su cuerpo.
- Ah, claro… no recordaba que ahora serías mi sombra… mmm… ahora por favor retírate… - en ese momento me miró – Me daré un baño, me vestiré y luego bajaré contigo a desayunar….
- Ara, si Natsuki quiere podemos bañarnos juntas… después de todo vas a ser mi esposa … - dije mientras le sonreía pícaramente
- Shizuru! ¿Pero qué dices?! – Natsuki estaba más roja que un tomate, se miraba tan linda así, era la cosa más tierna que jamás haya visto en mi vida… Toda greñudilla, en su camisón, sonrojada… Ay, es tan linda – Por favor dile a la cocinera que mezcle huevo con aceite de oliva, un poco de sal y un poco de jugo de limón… y que no quiero que quede como ayer, que parecía agua con huevo, que esta vez lo quiero bien mezclado, que quede un poco espesa…
- ¿Eso es lo que vas a desayunar? – Que raros gustos tiene…
- Sí - me miró de reojo - ¿algún problema?
- No ninguno…
Salí de la recámara y me dirigí a la cocina para pedir el desayuno de Natsuki y también el mío. La cocinera me platicó que Natsuki, desde hacía mucho tiempo pedía lo mismo para desayunar, que podía estar comiéndola el día entero y no hartarse de ella. La cocinera le preparó un plato de ese puré y también le guisó un poco de tocino para que no se lo comiera solo. Yo solamente le dije que quería jugo de toronja y un plato de fruta. Me fui al comedor, me senté y esperé a Natsuki. Después de un rato la bella durmiente apareció. Ahora no tenía puesto ningún vestido. Llevaba unos mallones parecidos a los míos pero de mejor calidad, un chaleco en color azul y con detalles plateados que también debajo de su cintura se asemejaba más a una falda que llegaba un poco más debajo de la mitad de los muslos, llevaba el cabello recogido hacia atrás dejando ver sus orejas. Y siempre con ese fleco que le encanta usar. Se sentó frente a mí y comenzamos a desayunar. Ella es una persona muy callada, si no le sacas las palabras nunca cruzará una contigo. Así que fui yo la que empezó a hablar.
- Entonces… Natsuki – Le dije rompiendo el silencio que nos rodeaba - ¿Qué haremos?
- ¿Hacer en cuanto a qué?
- En cuanto a nuestros acosadores… tu hermano y su novio
- ¿Novio? – Natsuki me miró extrañada, parecía que no sabía de que le hablaba
- Takeda …
- Oh! Takeda…. ¿Novio? Jajajaja, si verdad… lo parecen
- Es la primera vez que te escucho reír Natsuki
- Pues… no te mortifiques, no pasa tan seguido – Seguía comiendo su batidero que pidió de desayuno - Esto está delicioso… le daré mis felicitaciones a la cocinera más tarde… ¿gustas un poco? Para pedir que te preparen más, o puedes tomar un poco de mi plato, para que sepas si te gusta o no – me dijo al momento que me acercaba el plato, cosa que rechacé, pues no se me apetecía en nada esa tal “mayo”
- No, gracias Natsuki – dije amablemente
- Mmm… tú te lo pierdes - Me dijo al tiempo que se encogía de hombros
- Y… ¿cuál es el nombre de esa comida tan extraña?
- Pues yo le digo mayo – la princesa no dejaba de comer
- Ah….
- Es que antes había un cocinero aquí que ese era su nombre y era él quien lo preparaba… Cuando llegaba con mi madre de nuestra caminata matutina diaria yo solía gritar al entrar al castillo “¡Mayo!” para que él preparara este platillo de los dioses… - decía con el rostro iluminado
- Oh… ya veo
- Shzuru, después de desayunar tendrás que cambiarte de ropa… no puedes andar vestida así
- ¿Pero, qué tiene de malo princesa?
- Pues que eres una invitada del rey, debes vestir lo mejor posible
- Pero no traigo otra ropa conmigo, además, no puedo usar esos elegantes vestidos que usan ustedes los de la realeza, si alguien intenta algo de nuevo no podré protegerte debidamente Mi Lady…
- Pues les diré a las costureras que te hagan un traje igual al que traigo puesto, más bien varios… para que estés cómoda.
Después de desayunar fuimos con las costureras quienes ya tenían uno trajes muy parecidos al de Natsuki, uno blanco, uno negro, uno café… ese fue el que me gustó. Después de cambiarme de ropa Natsuki quería ir a cabalgar por el bosque, y así fue.
- ¡Hija mía!
- ¡Padre!
En el bosque coincidimos con el rey, quien andaba de cacería junto con otros señores nobles a quienes yo no conocía, pero Natsuki saludó así que también yo. El rey les contó mi gran hazaña y cómo en vez de preferir ser la esposa de Reito pedí la mano de Natsuki, la cual no conforme con haber derrotado a ese dragón tenía que obtenerla ganando un duelo. Les digo que el duelo se llevaría a cabo en alrededor de un mes, que estuvieran pendientes de la invitación que les haría llegar. Después de estar un rato con ellos, Natsuki decidió que partiéramos a otro lugar, así que nos alejamos. Pero adivinen que, nos encontramos a Reito y a Takeda…
- Buenos días hermana… veo que vienes muy bien acompañada
- Buenos días Reito… Masashi
Estaba que el coraje me consumía, pues lo que éstos dos se traían entre manos no era más que un acto de cobardía.
- Buen día hermano
Sin más pasamos de largo. Aunque Reito no dejaba de llamar a Natsuki para que diéramos un paseo con ellos, la princesa hizo caso omiso de lo que su hermano le pedía. Natsuki de verdad que estaba enojada con él, y no era para menos. Después de un rato, Natsuki decidió regresar al castillo para practicar un poco el tiro con arco, en el cual era muy buena, me dijo que era algo que practicaba desde la infancia. Luego le propuse un duelo a espada, en el que resultó ser muy buena, pero le hacía falta un poco más de práctica. Sin duda, Natsuki no era la princesa que todo mundo pensaba que era… era una chica como cualquier otra que lo único que quería era libertad.
A la hora de la comida estábamos reunidos los dos príncipes, el rey y yo a la mesa. Nos dieron un caldo de verduras con un poco de pollo asado parecía. Estábamos muy callados, yo estaba un poco tensa por lo que haría Natsuki, si delataría a su hermano o no.
- Padre – por fin habló alguien
- Dime hija mía
- ¿Tú qué piensas de los cobardes que juegan sucio para su propia conveniencia? – Reito casi se atraganta y se puso más blanco que la leche del susto
- Pues… verás… mucha gente tiene sus propios motivos para hacerlo, no digo que esté bien, pero tampoco creo que esté del todo mal. Lo malo es cuando solamente se benefician unos cuantos en vez de beneficiar a toda la nación…
Al parecer el rey pensaba que Natsuki le preguntaba por los juegos sucios que se dan en las guerras, y los que se dan cuando un rey sabe que puede sacar más provecho del que se imaginó al estar en esa posición.
- Y tú hijo mío – Refiriéndose a Reito, pues a quien más - ¿Qué piensas de la pregunta de tu hermana?
Reito se levantó de la mesa y solamente dijo:
- Yo creo que en la guerra y en el amor…. Todo es válido – Definitivamente eres una rata Reito como dijo tu hermana - Padre, Hermana, Shizuru…. Si me disculpan.
- Bien dicho hijo, bien dicho – Que Dios nos ampare…
Reito salió del comedor y con esa frase dio el inicio la guerra. Natsuki se quedó un tanto pensativa por un momento, luego se disculpó con su padre y yo también lo hice, salimos al jardín y fuimos a donde Natsuki tenía unas hermosas flores, unas rosas que ella decía eran para su mamá, ella misma las cultivaba y llevaba algunas a la tumba de su madre cada semana. Cortó una y me la obsequió.
- Toma - me dijo un tanto sonrojada – es una pequeña muestra de agradecimiento por haberme defendido anoche
- Gracias – fue lo único que pude decir
- Aaayy, pero qué romántico - más románticos se han de poner ustedes en esas escapadas que se dan – Ya te dije que Shizuru es mía, hermana - ¿Tuya?¿De dónde?
- Mira Reito no empieces – Natsuki lo miraba retadoramente – Déjanos en paz, váyanse de aquí si no quieren que llame a los guardias
- Pero Reito es el príncipe… le harán más caso a él que a ti princesita – ¿princesita?¿princesita?!!
- Mira hermana, solo quiero lo que es mío – ahí está Takeda ¿qué no?
- Ara, - lo interrumpí -si te refieres a mí, yo soy de Natsuki, le pertenezco solo a ella, y ella solamente a mí
Los dos estaban que echaban humo de las orejas, me lanzaban una mirada asesina, peor que la que Natsuki les echó a ellos, volteé a ver a Natsuki y ella mi miraba de la misma manera…Creí que los tres me golpearían al mismo tiempo, así que no hice otra cosa más que sonreírle a mi princesa para que me perdonara, si es que necesitaba de su perdón.
Y con eso que pasó, quedaba establecido que la guerra seguiría, ¿hasta cuándo? No lo sé, ¿quién ganaría? más valía que yo. Reito y su novio Takeda no dejaban de molestarnos cada día, era una situación desesperante, así que sin más, un día decidí desaparecer, pero no solamente yo, esta vez, llevaría compañía. Así que sin más, decidí raptarme a la princesa azul, mi princesa azul.
CONTINUARÁ
5 comentarios:
jajajajajaja se la robo xDD
no pues si xDD
muy padre el cap continua pronto saludos!!!
pd. no me puedo imaginar a nat llorando por eso xDDD jajajaja (más bn golpeandolos xD)
Me resulto cautivador; el final esta emocionante con ganas de seguir leyendo mas!
0.0 wou...ahora se de donde viene la mayo...
y te preocupas mucho...te quedo lindo el capi, me gustan los comentarios de shizuru(sus pensamientos), son divertidos, pero lo mas interesante, lo q mas me gusto fue...COMO LO DEJASTE!!! despues no quieres q te presionemos¬¬
Por cierto, ahora me tengo q ir a presionarte para el proximo xD q espero llege rapido u_u
ehhhh o.O esto esta interesantisimo XD...pero muy corto jejje es broma muy bueno el capi, no se por que dices que no te gusto XD...
mari.
Ola lo empece a leer hhoy me falta un cap esta super bueno me gusta mucho sigue asi... a que linda Shizuru... estare pendiente ahora me voy... tengo que trabajar...por cierto deje unas iamgenes de vocaloid para vos... nos leemos
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