Frondosa Bienvenida. El Bosque sin Retorno
Por YamatoRedi
Apago el furioso motor de
su automóvil, tan cerca como pudo de la entrada a su destino, dejando sin
importarle el destino del auto, todas sus pertenencias dentro de este, desde su
teléfono móvil hasta su portátil, después de todo, a donde iba no necesitaría
bienes materiales, lo único que se llevaría consigo seria su nombre y sus
acciones en la tierra. Suspiro hondamente antes de acariciar el volante
cubierto en cuero que tenía entre sus manos, tratando de impregnar sus manos de
la sensación que le producía estar dentro de una maquina tan potente como
aquella, no cualquiera podía darse el lujo de poseer un Nissan 350.
Salió con toda la elegancia
con la cual la había educado, tomando consigo la mochila que había preparado
para ese momento, ella no pretendía simplemente llegar a morir sin despedirse
correctamente de la tierra que la había visto nacer, crecer y
próximamente…morir, dentro de aquella mochila llevaba algo de comer, sus
pastillas para despedirse, una
botella del más caro whiskey y otras cosas útiles, lo encaramo en su hombro y camino hacia su meta, como así pensaba, acercándose a la entrada del famoso bosque Aokigahara, donde los suicidas iban a pasar solos sus últimos minutos, y al toparse con el molesto cartel que inútilmente colocaron allí para disuadir a personas como ella, una incomodidad surgió de sus vísceras, al recordar momentos pasados con su familia, la sonrisa de su madre y la sonora risa de su alegre padre, entonces estuvo aun más segura que al llegar allí.
botella del más caro whiskey y otras cosas útiles, lo encaramo en su hombro y camino hacia su meta, como así pensaba, acercándose a la entrada del famoso bosque Aokigahara, donde los suicidas iban a pasar solos sus últimos minutos, y al toparse con el molesto cartel que inútilmente colocaron allí para disuadir a personas como ella, una incomodidad surgió de sus vísceras, al recordar momentos pasados con su familia, la sonrisa de su madre y la sonora risa de su alegre padre, entonces estuvo aun más segura que al llegar allí.
Entonces se vio entrando a
uno de los más grandes bosques de todo Japón, ese que tanto temen muchos de sus
ciudadanos, pero en su mente no cabía la sola idea de que ese lugar pudiera
causar tanto repudio y admiración al mismo tiempo, puesto que los altos árboles
frondosos y la paz que irradiaba ese lugar le calaban muy profundamente dentro
de sí misma. Pero a medida que sus pasos aumentaban y el tiempo corría
impaciente, se percataba que todas y cada una de las esquinas de ese pulmón
vegetal, estaba impregnado de la sensación de rondar la muerte. Resultaba
tétrico, entre el extremo silencio que solo era interrumpido por el crujir de
las hojas bajo los pies del visitante, las raíces largas y torcidas que se
unían unas a otras en el suelo, y los bruscos movimientos de animales que
rondaban la zona, pero nada de eso altero tanto los sentido de Shizuru, como el
encontrar restos de una caja de pastillas arrojada sin piedad al inclemente
olvido, seguramente utilizadas hacia algún tiempo por alguien como ella.
Entonces allí se quedo estática,
mirando la caja a casi deshacer, preguntándose y aventurándose a imaginar como
habría sido la persona que había acabado con su vida utilizando aquel objeto,
estando casi en su totalidad segura que había sido alguna joven chica aturdida
por sus problemas personales que había tomado la decisión abruptamente sin
tomar en consideración a su joven marido que esperaba por ella, ignorante de
que su esposa le habría sido infiel, todo por ser infeliz con su vida de
casada.
Continúo su camino,
analizando las razones por las cuales aquel bosque resultaba tan espeluznante,
y porque sin darse cuenta muy dentro de si su conciencia le decía que no debía
estar caminando por allí; encontró un par de detalles que podían explicar el
porqué de sus nervios: quizás la escasa luz que apenas lograba filtrarse entre
la espesa capa de hojas que se encontraban en la punta de cada árbol, la
sensación de poder encontrar un cadáver a cada paso que das, la espera de no
saber que misterios oculta el lugar, pero la más importante de todas….Esa
maldita voz que no hacía caso a sus suplicas para callarse y dejar en paz la
pobre mente de la chica, que nunca le había causado más que dolor y odio, y que
conocía tan perfectamente porque le acompañaba desde que tenía uso de razón.
Shizuru Fujino tenía un
secretos que muy pocas personas que le rodeaban conocía, y es que desde muy
pequeña, ella sufría de un trastorno de identidad disociada, y que aquella
persona que compartía su cuerpo (totalmente en contra de su voluntad), era
alguien tan digno de odiar, que había noches en las que se encontraba
gritándose a sí misma frente al espejo, mientras imaginaba la maravillosa
sensación de poder golpearle.
-Ara…la pequeña Fujino ha
decidido matarse….vaya molestia, bastaba con que me avisaras y me hacía cargo
de tu cuerpo poniéndote a dormir eternamente, querida hermana….-las palabras
iban arrastradas, sonando tan similar como el roce de la serpiente con la
tierra seca, y esta, era el motivo por el cual Shizuru quería acabar con su
vida, no soportaba tener que compartir su ser entero con alguien tan
despreciable, incluso, le causaba tanta infelicidad encontrarse en lugares que
no reconocía, al lado de mujeres desnuda que no recordaba haber conocido jamás,
luego de haber hecho quien sabe que con su cuerpo…y ya no lo toleraba, si ella
no podía tener una vida propia, su alter ego tampoco.
-Calla, Viola…-El veneno
que poseían aquellas dos cortas palabras era tan fuerte como todos los años de
pesar que Viola le había hecho pasar, a ella, a su padre y a sus amigos tan
queridos.
-Oh, vaya, hice enojar a
Shizu-chan…JAJAJA…-su voz era tan similar y diferente a la suya, que podría
reconocerla en medio de una multitud embravecida, y requería muchos años de
conocerla para poder saber la diferencia entre Shizuru y Viola.
Pero ya no importaba, ahora
con todas sus fuerzas debía ignorar las palabras pesadas de su alter ego,
encendió un cigarro y dio una larga calada a este, tratando de perder su mente
en el aire, en el bosque, mientras la otra le perforaba las sienes con su
incesante discurso.
En
otro lado de la ciudad:
-Suzushiro Haruka…-la rubia
se estaba comunicando con alguien a través de su teléfono móvil, mientras Yukino
estaba muy enfrascada en su laptop, tecleando con fuerza y con el ceño
fuertemente fruncido, y Reito, sentado tras el escritorio de su oficina, les
miraba a ambas con resignación, aunque también estaba preocupado, no le gustaba
meterse en los asuntos de Shizuru.- Si, necesito que ubiquen ese automóvil. Si,
así es, a nombre de la corporación Fujino…-apretó los dientes y exclamo con
rabia- COMO QUE NO PUEDEN DARME ESA INFORMACION?! SON UNA QUEDADA DE INUTILES!
-Bandada, Haruka-chan…-Yukino
suspiro apartando la mirada de la pantalla y centrándola en su pareja, la cual
parecía a punto de perder un tornillo, aunque no lo admitía, sentía muchos
celos de cómo los problemas que afectaban a Shizuru, podían hacer perder la
paciencia a Haruka…casi como si la castaña fuera novia de la rubia, en lugar de
ella. Haruka colgó el móvil y miro a través de la ventana, y la preocupación se
vio reflejada en su rostro.
-Algo me dice que Viola
está detrás de todo esto…-susurro Reito, quien hablo por las dos presentes, que
no se atrevían a pronunciar ese nombre sin pensárselo dos veces.
***Flashback***
Años atrás, en el Fuuka
Gakuen, una alumna era tan reconocida como temida en el instituto, la hermosa
presidenta del consejo estudiantil, de quien se sabía que podía ser tan dulce
como malvada, y todo en cuestión de milésimas; siempre rodeada por su sequito
de fanáticas, se decía que a veces abusaba de alguna de ellas, desechándola
luego y utilizando sus influencias para que no pudieran decir nada de
cualquiera que hubiese sido las maldades que Shizuru Fujino hubiese hecho en su
contra. Pero nadie creía esos rumores, que una valiente chica se atrevió a
regar, que la presidenta del consejo estudiantil la había violado en una
oportunidad, meses después la chica desapareció extrañamente, pero aun así
ninguna de sus palabras cambio los ojos de admiración con que veían a la
castaña.
Un día como cualquier otro,
Haruka entro al consejo estudiantil, con toda la intención de reclamarle a
Shizuru su falta de interés por los delincuentes juveniles que se habían
dedicado a atar lazos pidiéndole deseos a Kami-sama; apenas abrió la puerta del
consejo, se encontró con la muy adorada presidenta acorralando a una chica de
curso menor, esta con la falda subida y las bragas en las rodillas, tratando de
resistirse a la seducción de la mayor.
-K-kaichou….Nos ven!...-por
fin logro exclamar huyendo de los labios que buscaban sedientes su besos,
apartándose de ella y arreglando su ropa para poder huir de allí, fue entonces
cuando la presidenta volteo a ver a quien le había interrumpido, y Haruka pudo
observar la sonrisa que delataba la presencia de alguien que odiaba, unos ojos
que no eran los de su amiga y esa postura confiada que solo tenía un nombre.
-Viola….-Dicho eso Haruka
apresuro a cerrar con seguro la puerta detrás de sí, buscando con urgencia su
teléfono celular.
-Llamaras acaso al
amanerado de Kanzaki? O a la cuatro ojos?, Vamos Haruka-san que acaso no crees
poder con esta chica tu sola?...-Con movimientos casi felinos Viola arrincono a
Haruka para dejarle desprevenida, pasando una mano por debajo del brazo de la rubia
y abriendo la puerta.
***Fin
del Flashback***
-Haruka-chan…-Yukino abrazo
por detrás a Haruka la cual no quería mirar a ninguno de los dos- No fue tu
culpa lo que paso esa vez…deja de culparte.
-No, Yukino…Es mi culpa que
esa chica haya muerto…-Dicho esto, volvió a sacar su teléfono móvil para
intentar nuevamente conseguir a Shizuru.
1 comentarios:
*-* va muy entretenida la historia.......
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