La masajista - Capítulo 2

Autora: HauR Enviado por: jen

la conti para aquellas que curiosas en que quedo el masajito.......

LA MASAJISTA

No recuerdo cómo fue que me metí en este problema... ¡Ah ya recuerdo! Fue porque estaba en bancarrota y escuché a esa estúpida pelirroja manipuladora. No sé cómo le hace para convencerme, aunque tengo la sospecha de que Mai me gusta o algo así, ya que todo lo que me dice lo hago. Cuando Mai se molesta yo me preocupo, ¿qué clase de relación es esta? Bueno en otra ocasión meditaré sobre ello, ahora debo concentrarme en seguir con el estúpido plan de la pechugona de conseguir a Fujino como cliente frecuente en 'nuestro' negocio de masajes profesionales.
Minami-ku, Kyoto, vaya viajecito que me mandé para encontrarme con la ricachona, lo bueno es que ella va a pagar hasta el último centavo que yo gaste en este tonto viaje. El taxista me ha dejado en la puerta del corporativo Fujino, el cual se ve tan alto como la torre de Tokyo. Arrastrando mis maletas me he parado frente al escritorio de una secretaria de muy buen ver, la cual tenía un extraño uniforme que constaba de un tipo de corsé que resaltaba todo con lo que nació esta mujer, una falda que estaba más corta que mi presupuesto inicial y unos tacones de bailarina de table dance (me han contado que así son)
- "Disculpe señorita..." - Señorita ajá... - "Tengo una cita con Fujino Shizuru"
- "Mmm"
La vieja ésta se me quedó viendo de arriba a abajo en una minuciosa inspección de mi persona, acto seguido decidió ignorarme. Volteó hacia donde su compañera, se rieron como de un mal chiste y siguieron platicando las muy idiotas. No necesito mencionar que estaba más que encabronada por esa situación, así que no me lo pensé dos veces y decidí entrar en acción.
- "¡Escucha zorra!" - Ahora tengo toda su atención - "¡Vine a ver a Fujino!"
- "Fujino-han no recibiría a una mujer tan poco agraciada como tú, vete antes de que llame a seguridad ahora mismo"
- "¿No vas a pasarme con ella? Perfecto, entonces cuando Fujino pregunte sobre la masajista que contrató tendrás que explicarle el por qué de su ausencia. Me largo de aquí" - Al carajo con esto, después de todo ni quería venir, viejas locas.
- "Espera, ¿eres Kuga Natsuki?"
Después de cuarenta y cinco minutos de espera, finalmente me llevaron al piso 16 del edificio Fujino, en donde en otra sala de recepción permanecí como media hora más. En este lugar se supone que se encontraba la oficina de Fujino, su secretaria me dijo que esperara porque su jefa estaba en una junta importante. Se disculpó de no poder ofrecerme un café o galletas pero estaba ocupadísima realizando una transacción por internet que le urgía a la compañía. Por cierto, la transacción que realizaba en su correo electrónico la mujer ésta, estaba relacionada con calendarios en donde unos sujetos con muy escasa ropa posaban... ¿Cómo lo sé? Porque otra fulana se paró junto a ella y le dijo algo así como que cuando la jefa la viera viendo eso en el trabajo, de seguro la corría.
Este lugar sí que era extraño, el personal era casi completamente femenino, todas vestían unas ropas muy locas, por no decir de revista de playboy. De hecho cualquiera de estas chicas podría pasar como una playmate ya que todas estaban de muy buen ver. Para no morir de aburrimiento comencé a mandarle mensajes a Mai, mentándole la madre claro está y ella no perdió el tiempo en responderme de la misma manera o peor. Mai jamás dice una sola vulgaridad, pero déjenme decirles que las escribe muy bien, tengo guardados todos sus mensajes en mi teléfono, tal vez algún día me sirvan para chantajearla.
- "Kuga-han, puede pasar"
- "Ya era hora"
Así que finalmente la jefa Fujino se iba a dignar a recibirme, durante toda esta espera en el que tuve tiempo de sobra para pensar, he estado preguntándome qué clase de mujer es la tal Shizuru. Con seguridad es una vieja rabo verde, de esas machorras horrorosas que usan látigos para someter a sus empleadas... ¡Qué horror! La sonrisa se me borró del rostro cuando esa idea me llegó a la mente, puesto que comencé a experimentar un terror como nunca antes. ¿Qué tal si esta mujer se equivocó de giro y piensa que mi negocio de masajes es en realidad, 'ese otro negocio de masajes'? Como que de momento me pareció que esto de venir acá no fue tan buena idea.
- "Kuga-han me presumo"
- "Fujino..."
Esto sí que no me lo esperaba, Fujino Shizuru era en realidad una mujer joven, guapa, curvilínea y con una voz de mujer hotline. Llevaba el cabello recogido y vestía una ropa de oficina 'normal', al igual que el resto de las empleadas su rostro estaba perfectamente arreglado. Fujino Shizuru era en realidad una mujer de alrededor de unos veinticinco años, como de mi estatura y con una actitud sumamente servicial. Todo lo contrario a la imagen de marimacho que tenía en mente cuando entré a su oficina. Me recibió con una de esas sonrisas de mujer empresaria, parecida a la de Mai pero a otro nivel, me pidió que me sentara y obedientemente accedí a sus deseos.
- "Espero que su viaje haya sido placentero, en realidad lamento haberle hecho venir hasta acá pero mi trabajo demanda mucho de mi tiempo"
- "Sí bueno, estamos en las mismas" - Contesté groseramente, ¿la razón? ¡Esta pinche vieja me está diciendo que mi trabajo no está al nivel del suyo!
- "Supongo que Kuga-han desea empezar cuanto antes"
- "No puedo estar faltando a la universidad, tengo que mantener mi récord de asistencias"
- "Ara, Kuga-han es una universitaria"
En ese momento no me di cuenta o no le tomé mucha importancia, pero un extraño brillo iluminó los rojizos ojos de Fujino, comenzó a verme como cuando yo miro la última botella de mayonesa de la alacena. Pero como la idiota que soy, pensé que sólo era mi imaginación y continuamos la charla hacia donde ella la dirigía.
- "¿Dónde aprendiste a dar masajes?"
- "Mi papá era quiropráctico"
- "¿Un doctor, eh? Piensas seguir en la línea de tu padre entonces"
- "Bueno esa es la idea"
- "Esto se pone mejor, Kuga-sensei..." 
- "¿Perdón?" - Esta mujer sí que era rara, ¿qué demonios fue eso?
- "Ah, nada importante. Ejem, bueno supongo que no tienes incoveniente de hacer tu trabajo aquí"
- "Ya qué"
- "Bien entonces acompáñeme Kuga-han, tengo un privado en donde estaremos más comodas"
Nuevamente me pareció escuchar una risilla medio maliciosa, pero pensé que era mi imaginación y decidí ignorar esto y seguir a mi anfitriona. Fujino me llevó a un cuarto que se encontraba en su oficina, en este cuarto había una cama con una decoración algo extravagante. Se parecía a las camas de los moteles (me han contado también), esta habitación estaba llenas de luces neón y de la nada comencé a escuchar una música de fondo suave. Arqueé la ceja en dirección a Fujino, como preguntándole qué demonios pasaba en este cuarto.
- "Ara" - Ese 'ara' ya empezaba a taladrarme los oídos - "Como podrá ver Kuga-han, llevo una vida muy ajetreada, a veces no llego a casa a dormir"
- "¿Entonces esta habitación es tu cuarto de relajación?" - Nótese que comencé a hablarle de tú.
- "Se podría decir que sí" - De nuevo esa miradita...
Fujino me dijo que me pusiera cómoda, mientras que ella se iba al baño a cambiarse de ropa para que comenzáramos con la sesión. En lo que ella se encontraba en el baño yo saqué de mi maleta todos los implementos que necesitaba para desempeñar mi trabajo eficazmente. Comencé a asentar una a una las lociones y aceites que utilizaría para el masaje de Fujino, puse todo el equipo en una mesita que estaba a un lado de la cama. Por accidente, tiré al piso un objeto que parecía ser una crema hidratante de Fujino.
- "Acoderm, gel hidratante vaginal..." - ¡WTF! ¡Qué coños es esta madre!
- "¿Todo bien?" - ¡Pero qué chingada suerte tengo! Me ha visto con la crema en las manos, demonios...
- "Ee, ¿está lista?"
- "Tú dices cómo me pongo" - WTF!
Por estar malabareando la pinche crema vaginal en mi espalda en un futil intento de esconderle a Fujino mi descubrimiento de sus singulares hábitos, no noté que la mujer estaba vestida o mejor dicho desvestida, completamente diferente a como era hace unos minutos. El fino y elegante traje de oficina que llevaba puesto fue reemplazado por una simple bata color violeta, su cabello se encontraba suelto y un extraño viento comenzó a soplar de la nada, dándole una imagen a Fujino de actriz porno.
- "Recuéstese en la cama por favor" - Mira, si nerviosa hasta decente te oyes...
- "Ara, ¿Kuga-han pretende darme un masaje con la bata puesta?"
- "Ara, Fujino no me ha dicho qué clase de masaje quiere"
- "Aprendes rápido" - Pero si no soy idiota.
- "¿Y bien? Te duele alguna parte del cuerpo o simplemente quieres un masaje corporal"
- "..."
Fujino colocó su dedo índice en la barbilla, como pensando seriamente lo que me iba a responder. Algo en el fondo de mi ser me decía que se estaba debatiendo mentalmente entre hablar en serio o saltarme con alguna pendejada, afortunadamente Fujino se portó formal y alegó que un masaje corporal era suficiente.
Le pedí a Fujino que se desvistiera mientras yo preparaba todo, dejé la crema vaginal a un lado y tomé una de mis lociones para untársela a mis manos. Una vez preparada mentalmente para el masaje me di la vuelta para comenzar a realizarlo, lo que no me esperaba es que Fujino estuviera tendida boca abajo sobre su cama con CERO ropa encima, ni siquiera tenía una pantaleta la sinverguenza.
- "¿No vas a cubrirte... alguna zona de tu cuerpo?"
- "¿A Kuga-han le incomoda verme así?" - Juraría que se está riendo...
- "En realidad pensaba que sería incómodo para ti el estar desnuda frente a una desconocida"
- "Ara, pero si no tiene nada de malo, después de todo ambas somos mujeres, ¿no?" - ¡Gah!
- "Si tú insistes" - Ignórala Natsuki, acaba con esta ridiculez y vámonos a casa a ver televisión y comer pizza...
- "Ahhhh" - ¿Qué demonios fue ese gemido si todavía no le he hecho nada?
- "¿Te pasa algo?"
- "Kuga-han tiene unas manos muy frías"
- "Ah, lo siento"
- "¡Oh no! Si yo no he dicho que eso sea malo, todo lo contrario..." - Ok, esto definitivamente se está poniendo muy rarito.
Pretendí ignorar que Fujino siquiera habló y si decía algo hacía como que no la oía, tenía que terminar este trabajo y ¡ya! Lo único que tenía que hacer era relajar el cuerpo de esta sinverguenza para poder irme a casa. Para no seguir escuchando más tonterías referente a mis manos, decidí friccionarlas con más vigor para mantenerlas a una temperatura más o menos soportable para el 'sensible' cuerpo de Fujino. Proseguí entonces a realizar mis deberes como masajista, empezando por el cuello de esta mujer, el cual debo confesar que estaba más duro que la piel de un cocodrilo. Esta mujer no mentía cuando dijo en su correo que se encuentra bajo mucho estrés y estaba siempre tensa. Con mucho trabajo conseguí relajar el área de la nuca y parte de los hombros, tomé más de mi loción y continué con los brazos de Fujino...
- "Lo haces muy bien" - Comentó la mujer - "¿Hace cuánto que lo haces profesionalmente?"
- "Tres meses" - Respondí con franca honestidad.
- "Mmm, imagínate..." - ¿Qué? ¡Es mi idea o se está mordiendo el labio!
Pasé por alto su último comentario (más bien no entendí a qué se refería), tomé una de sus manos y apliqué un poco de presión a cada uno de sus dedos, mientras que con mi pulgar hacía movimientos circulares a la palma de su mano. Con la punta de mis dedos realicé un cierto tipo de movimientos al brazo, en dirección proximal hacia el tronco de su cuerpo para finalmente ejercer cierta presión en el hombro. Una vez terminado en un brazo procedí a practicar el mismo ejercicio al otro, y en cuanto tomé la otra mano de Fujino, ésta me apretó la mía.
- "¿Tienes novio?" - ¿Ah?
- "¿Estás loca?"
- "Ya veo en ese caso, ¿alguna mujer en casa?"
- "Vivo sola con mi perro husky"
- "¿En serio? ¿Y te gusta acariciar a tu perrito?" - ¿Qué clase de preguntas son esas, estará drogada?
- "Pues sí, es mi perro"
- "Desearía ser perro" - Definitivamente, se metió coca en el baño la cabrona.
Afortunadamente después de ese rarísimo comentario Fujino cerró la boca y yo pude continuar con mi labor, esta vez masajeé la zona lumbar, con mucho cuidado para no lastimarle la columna a mi clienta, quien por cierto me pareció que se estaba babeando. Ignorando las excéntricas actitudes de mi cliente, me embadurné más cremas en las manos (no la vaginal) y coloqué a ambas en sus glúteos, frotando la carne que en esa zona se encontraba con movimientos circulares, finalmente decidí trabajar a una de sus piernas, así que separé sus extremidades al trasladar una de mis manos entre sus piernas, ignorando el hecho de que el dorso de mi mano se mojó con algo que prefiero ni mencionar (y que les aseguro que no fue crema)
- "Nat-su-ki" - ¿Ah, ya no Kuga-han?
- "Hn"
- "¿Qué edad tienes?"
- "Dieciocho"
- "Perfecto, ya es legal" - Las drogas son muy malas...
Para acabar con este acto de circo, reanudé la fricción que estuve ejerciendo en la pierna de Fujino, para finalmente terminar con sus pies. En un claro abuso del conocimiento médico de mi difunto padre, flexioné y estiré las piernas de Fujino, para relajar mucho mejor los músculos de las piernas. Apliqué un bálsamo diferente a todo el cuerpo de la cliente, pero esta vez sin masaje, sólo el perfume. Con esto, según yo, acababa mi trabajo; así que le informé a Fujino que con eso culminaba mi tarea profesional, pero la muy cínica me salió con una idiotez a lo último.
- "Ara, pero todavía Natsuki no acaba"
- "¿Eh?"
- "A Natsuki le falta una parte aún..." - Acto seguido la sinverguenza se colocó boca arriba y me tomó ambas manos colocándolas en sus pechos...
- "¡SHIZURU!"

continuara...