Amor Maldito - Capitulo 01

Autora: Angelike Wolf (angelikegirl1990@hotmail.com)

CAPITULO 1

Era un día como cualquier otro, aunque para algunos era un día de celebración. Por fin habían terminado las elecciones y un claro ganador había salido elegido como presidente del consejo de la academia para niños ricos de Fuuka. Shizuru Fujino, apenas había tenido rivales durante las elecciones aunque debía admitir que Reito Minagi había llegado a ser un digno oponente. No obstante, las votaciones habían sido claras y por un amplio margen, Fujino fue nombrada presidenta entre un mar de aplausos y gritos de admiración.

No obstante, nada de eso había alegrado verdaderamente a Shizuru, quien después de la ceremonia permanecía en la sala del consejo estudiantil donde a partir de ese momento pasaría la mayor parte de su tiempo. En ese momento en el que no había nadie, Shizuru permitió que su máscara cayera por unos instantes. Siempre que estaba en público llevaba puesta lo que ella denominaba su máscara. Esta consistía en una agradable sonrisa y un aire tranquilo y pacífico. Todos los que la conocían pensaban en ella como una chica amable y gentil que nunca se molestaba con nada. Claro que, si la hubieran visto en ese momento, no habrían reconocido a su ídolo de sonrisa perfecta y luminosa personalidad ya que una arruga de fastidio y aburrimiento surcaba su rostro. Ella nunca había querido la presidencia pero eso no había importado mucho a su padre. En ese momento recordaba la conversación que habían mantenido al comenzar el curso.

<<Flashback<>

-Shizuru tenemos que hablar, ven a mi despacho-dijo el padre de Shizuru mientras hacía pasar a su hija a su despacho donde rara vez solían estar juntos. Aquel era el templo de su padre y Shizuru lo sabía. Entre esas cuatro paredes se habían tramado casi todas las intrigas políticas de los últimos cincuenta años, siendo su abuelo el que comenzará a aprovecharse de los contactos políticos de los Fujino.

-En que puedo ayudarte padre?- Shizuru continuaba con su máscara de sonrisa perfecta aún cuando en su interior algo la alertaba y la instaba a desconfiar de su padre.

-Este año tengo entendido que son las elecciones a la presidencia estudiantil, verdad? Pues quiero que las ganes. Los Fujino somos una familia de líderes y así seguirá. Tú hermana mayor ya es presidenta de algunas empresas importantes al igual que el resto de tus hermanas. Todos somos una familia de líderes y deseo que tú continúes con la herencia familiar.

-Comprendo padre, pero eso no debería ser decisión mía?- Shizuru hablaba suavemente pero en su interior comenzaba a brotar una pequeña semilla de rebeldía que más tarde daría sus frutos envolviéndola en una situación que cambiaría su vida para siempre. Si su padre hubiera sabido eso, sin duda no habría dicho lo siguiente.

-Shizuru eres mi hija. Y también una representante de la familia Fujino. Es por eso que debes obedecerme a mí que soy tu padre y que sé de este mundo mucho más que tú. Algún día cariño, tú también dirigirás algunas de las más grandes empresas de todo Japón y por ello debes comenzar tu formación desde ahora mismo. Desde que eras pequeña has sido instruida en todo lo que un líder debería saber y ya es hora de que pongas esos conocimientos en práctica. Ganarás las elecciones, te graduaras con las mejores notas y después de que las mejores universidades se peleen por ti, te graduarás como tus hermanas, dirigirás una de las mayores industrias del mundo y traerás honor y gloría a la familia Fujino. Así como algunos nietos que perpetúen el linaje de nuestra familia. Ha quedado claro?

-Y tienes algún pretendiente en mente para esos maravillosos nietos tuyos?- no había nada en su voz que reflejase la ira que comenzaba a hervir en su interior. Desde que era pequeña toda su vida había sido planificada paso por paso y a esas alturas ya se había acostumbrado a escuchar con la más absoluta indiferencia los planes de su padre. Pero esta era la primera vez en la que abordaban el tema del pretendiente de una manera clara y sencilla.

-Lo cierto es que el joven Reito no es un mal partido- admitió su padre con una sonrisa arrogante. Nunca había tenido dudas sobre esa unión en particular. El hijo de su socio Minagi era un partido realmente bueno y su unión acabaría con las pequeñas rencillas que había entre las dos familias.

-Reito?- Shizuru ya se había imaginado aquello pero aún así no pudo evitar que todo su cuerpo sufriera un desagradable escalofrío. Cada día que pasaba sentía que estaba prisionera dentro de su propia vida.

-Así es, pero eso ya se hablará con más calma en otra ocasión. De momento concéntrate en ganar las elecciones, sí?

- Si padre lo que tu digas. Y respecto a eso había pensado…- Shizuru lo dejó en el aire consciente de que su padre caería en la trampa.

-Si? Tienes ya alguna estrategia?

- Bueno, había pensado que la mejor manera de ganar votos sería estando allí con ellos. Ya sabes, vivir allí.

-En la residencia?- el padre de Shizuru se lo pensó unos instantes y mordió el anzuelo que tan hábilmente había lanzado su hija.- me perece una magnífica idea y una buena iniciativa, estoy orgulloso de ti.

-Gracias padre.- la sonrisa de inocencia de Shizuru siempre lograba engañarlos a todos. Ese no era más que el principio del pequeño plan de Shizuru. Gracias a eso podría alejarse un poco del control de su padre aunque si quería mantener aquella libertad, tendría que ganar aquellas elecciones.

<<Fin del Falshback<>

Y allí estaba ella, tras meses de duro trabajo, tenía unas calificaciones realmente buenas, había ganado las elecciones y por si fuera poco, como premio extra, había vencido a Reito. Desde luego aquellas eran buenas noticias, sin embargo, Shizuru no podía evitar pensar que todo iba por el camino que su padre había elegido. Su rostro serio y algo preocupado cambio en menos de un instante a su habitual sonrisa y aire tranquilo al sentir unos golpes en la puerta. Se giró al tiempo de ver entrar a su padre por la puerta con su sonrisa arrogante y que tanto odiaba Shizuru.

-Felicidades cariño, sabía que lo lograrías.- su padre extendió los brazos para recoger en ellos a su hija que se dejó abrazar sin desaparecer su falsa sonrisa ni un segundo.

-Gracias padre- Shizuru sabía que el solo estaba allí para que todos supieras que él era el poseedor de esa mercancía tan valiosa. Estaba segura de que solo la veía como un premio que exhibir.

-Bueno, y ahora que ya has ganado creo que ya va siendo hora de que regreses a casa con tu madre y conmigo.

-No creo que sea una buena idea- la sonrisa de Shizuru se acentuó un poco mientras veía aparecer en el sereno rostro de su padre la sorpresa.- Si voy a ser la presidenta deberé trabajar mucho y estar disponible para cualquier urgencia, y la casa queda demasiado lejos. Por lo tanto creo que lo más cómodo será que me quede aquí, no crees padre?

- Bueno puede ser- su padre se mostraba indeciso mientras miraba a los ojos de su hija. Eran de color carmesí y tan diferentes de los del resto de la familia. Tan solo la abuela de Shizuru, Konata Fujino había tenido unos ojos iguales. Ella había sido una mujer muy fuerte y astuta y aunque muchos no la tomaron en serio, se arrepintieron de ello mucho mas tarde. Aquellos ojos de su hija le recordaban tanto a los de su suegra… Tal vez por ello había dejado su inmensa fortuna a su nieta menor. Cuando esta cumpliera los 18 tendría derecho a todo su dinero y apenas quedaba un año para eso. Tendría que tener cuidado si quería poder acceder a ellos. De momento esos fondos estaban congelados, de modo que no podía acceder a ellos. Puede que no fuera mala idea darle algo de espacio para confiarla.- de acuerdo Shizuru, en ese caso nos veremos la semana que viene para comer. Si necesitas algo, ya sabes dónde estamos.

-Claro padre, te lo agradezco. Conduce con cuidado y saluda a mama.

-Adiós hija.- el padre de Shizuru apenas tardó unos segundos en abandonar la habitación dejando a su pensativa hija de nuevo sola.

Shizuru se quedó mirando el lugar por el que su padre había desaparecido. Por el momento era libre de hacer lo que quisiera y no estaba dispuesta a perder su oportunidad, lo cierto era que no tenía intención de permitir a su padre dominar su vida. Solo tenía que engañarlo unos meses más y después sería libre para hacer lo que quisiera ya que la mayoría de edad no iba a tardarse mucho.

-Felicidades, te dije que lo conseguirías.- Shizuru se volvió a tiempo que veía entrar a Mai, su compañera de habitación.

-Muchas gracias, tu ayuda ha sido muy valiosa.- la sonrisa de la castaña se volvió más pronunciada y cálida, realmente se alegraba de verla.

-No digas tonterías, apenas he hecho algo. Bueno, supongo que tendré que prepararme para recibir a una nueva compañera de cuarto, no? Creo que las presidentas poseen cuarto propio.

-Yo también te echaré de menos, sobre todo tu curry.- ambas rieron ante lo que Shizuru decía, ya que ambas sabían qué al contrario del ramen que le salía delicioso, el curry de Mai podía ser considerado como veneno mortífero. Era bonito reír ahora que todo el estrés de las elecciones había pasado. Pero en ese instante fueron interrumpidas por alguien que Shizuru prefería ignorar.

-Vaya, estabas aquí.- Reito Minagi estaba delante de la puerta con esa sonrisa de superioridad que tanto le recordaba a su padre.- Felicidades por el puesto Shizuru-san. Haruka-san, Yukino-san y yo pensábamos invitarte a cenar con nosotros para celebrarlo. Tu amiguita también está invitada.

-Ara, arigato Reito-san, pero me temo que estamos muy cansadas.- a Shizuru, Reito Minagi nunca le había agradado del todo ya que sabía perfectamente de lo que era capaz cuando quería algo, y tampoco le había gustado demasiado el tonito con el que había pronunciado la palabra “amiguita”. Por todos era bien sabido que Mai estaba allí por ser una de las pocas ganadoras de la beca Yumemilla para estudiantes aplicados. Su posición social no era ni de lejos igual a la del resto y quizás por esa razón habían congeniado tan bien, con ella no tenía que fingir ser otra persona, y Mai no eran de las que se dejan llevar por las apariencias, sabía juzgar a la gente nada más verla y tampoco solía errar en sus decisiones. Ella tampoco parecía soportar la presencia de Reito, pero como muchacha inteligente que era, sabía disimular.

-Insisto- la sonrisa de Reito se hizo mucho más pronunciada.- Ya he hablado con tu padre y me ha asegurado que estarías encantada de venir. La presidenta del consejo también tiene derecho a divertirse, no es cierto?

-Ara, ara, no sabía que ha Reito-san y a mi padre les importara tanto mi diversión.-los ojos de Shizuru se entrecerraron dándole un aire afable y amistoso.- En ese caso supongo que no tendré otro remedio que acompañaros.

-Yo también iré.- Mai lo soltó de pronto y en un tono amable y considerado aunque sus razones eran evidentes, no se fiaba de Reito y quería evitar lo más posible que se acercara a Shizuru.

-Perfecto, en ese caso le diré a Haruka que venís las dos. Iréis con ella en su coche?

-Donde vamos a comer exactamente Reito-san?- la voz de Mai sonaba educada aunque Shizuru sabía que por dentro al igual que ella estaba ardiendo en desprecio.

-Oh, en un precioso restaurante no muy lejano. Yo iré delante con Takeda. Vosotras podréis ir con Haruka y Yukino-san detrás. Os llevaría, pero como sabéis mi coche tan solo tiene dos plazas.- por toda la escuela era sabido que Reito Minagi poseía un coche deportivo biplaza que era el delirio de cualquier chico y el sueño de cualquier chica. Más de una vez había habido incidentes a la hora de salida por que más de una chica se había golpeado con otra por poder montar con él en el coche. A Shizuru le parecían chicas desesperadas y sentía algo de repugnancia por las chicas que se dejaban pisotear de esa manera mientras que suplicaban por una vuelta.- hemos quedado a las ocho, no lleguéis tarde, sí señoritas?

-Bien entonces nos veremos allí.- Shizuru se despidió con una sonrisa mientras veía como Reito cerraba la puerta a sus espaldas. Una vez que Reito hubo desaparecido, la sonrisa de Mai desapareció tan rápido como desaparece un caramelo en la puerta de un colegio.

-Buff, no sé cómo lo soportas. Es evidente que estaba furioso por haber perdido. Y que es ese asunto de la cena de celebración? El es el único que no tiene motivos para celebrar.

-No tienes por qué acompañarme Mai, ya lo sabes. Puedo ir yo sola- la voz de Shizuru sonaba como un perrito abandonado y sabía perfectamente cuál sería la respuesta.

-Ahh? Ni hablar, no te dejaré caer en sus manos, puede que desee envenenarte durante la cena.

-Ara? Y qué harías entonces? Te beberías ese veneno por mí, dulce Mai?-Shizuru se aproximo lentamente a Mai mientras veía como esta se sonrojaba ligeramente, y su cara de furia daba paso a una un poco más graciosa.

-Lo cierto es que no.-acabó admitiendo Mai con una sonrisa.- pero demandaría al restaurante y acusaría a Reito en tu memoria.

-Oh, mi príncipe azul- dijo con desmayo Shizuru mientras se llevaba la mano a la frente con pose de teatralidad.- quien podría resistirse ante tanto romanticismo? Tú sí que sabes cómo hacer que una chica se sienta especial.

-No digas eso- de pronto Mai parecía molesta y Shizuru recordó el porqué.

-Lo siento. No has sabido nada de ella?

-No, solo que es muy feliz con su nueva esclava, y que no me quiere volver a ver.- Mai hizo una mueca de fastidio mientras trataba de olvidar el asunto.

-Se que te duele, pero te aseguro que en este mundo hay una persona que te querrá y te adorará por lo que eres y no por lo que tienes o por el aspecto que tienes.- dijo Shizuru tratando de animar a su amiga.
Mai había estado saliendo con una chica llamada Ayaka Miyazaki y esta había roto su relación hacia un mes. Habían durado casi tres meses pero por lo visto Ayaka se aburrió bastante pronto. Mai le pasó por alto bastantes infidelidades antes de que la propia Ayaka rompiera la relación. A Shizuru nunca le había parecido de fiar, pero como amiga de Mai se había sentido en la obligación de apoyar a su amiga. No estaba muy segura de que era lo que Mai había visto en ella. Bueno, era guapa, algo mayor y tenía un cuerpo de escándalo, de esas que ganan sin problemas en los concursos de pechonalidad. Pero Mai no era de esas que se dejan llevar por el físico, y aún así había caído en sus redes inocentemente. Había dado su mejor esfuerzo por que aquello saliera bien, pero después de muchas noches en vela sin saber el paradero de su chica y muchos disgustos defendiéndola, Mai solo se había llevado malos recuerdos. Shizuru aún recordaba el día en que consiguió sacar a Mai de casa, dos días después de que la relación acabara. Después de aquello Shizuru se arrepintió mucho. Se habían encontrado a Ayaka con una jovencita bastante desarrollada colgada del brazo y muy acarameladas. Mai había salido corriendo y Shizuru la había perseguido hasta encontrarla en un callejón llorando. Una semana después de llorar amargamente, a Mai se le acabaron las lágrimas y desde entonces parecía que trataba de alegrarse y seguir con su vida aunque a veces tenía ese aire lánguido cuando la recordaba. Lo mejor en esos casos era cambiar de tema.

-Bueno, será mejor que volvamos a casa, tenemos que prepararnos para ir a cenar, no crees?

-Claro-dijo Mai mientras se le alegraba la cara.- Siempre es un placer ver como Haruka-san trata de superarte en elegancia . Y quien sabe puede que algún día lo logre…en sus sueños- Mai nunca solía ser mala en sus comentarios pero si burlarse de Haruka-san la hacía reír, entonces adelante, Shizuru no quería volver a verla tan deprimida y llorosa como hacía un mes.

-En ese caso deprisa, no tenemos mucho tiempo.- la sonrisa de Shizuru animó a Mai a seguirla mientras se dirigían a su habitación, lo más probable es que Haruka-san llegara antes de lo esperado para tratar de cogerlas desprevenidas y sin arreglar.

En efecto, a las siete y media en punto apareció Haruka junto a Yukino en el mercedes de la primera. Era rojo metalizado siendo la envidia de algunos aunque evidentemente incomparable al de Reito. Haruka nunca pudo olvidar la humillación a la que se vio expuesta después de retar a Shizuru a exponer su coche. Su mercedes de alta clase quedó eclipsado ante el BMW de última generación de color azul metalizado de la castaña. Actualmente ese coche estaba en el taller para la revisión, motivo por el cual Haruka debía llevar a la pareja. Haruka se había vestido con un conjunto de vestido verde y chal granate que no conjuntaban demasiado y Yukino por su parte llevaba un vaporoso vestido blanco que le quedaba realmente bien. Ambas estaban esperando a la pareja que no podía tardarse mucho en aparecer. Y cuando llegaron y Haruka las vio, volvió a descubrir que había perdido ante Shizuru, una vez más. La presidenta del consejo se había puesto un ceñido vestido de noche de color violeta con un chal de seda del mismo color y tacones de aguja que la hacían aún más alta sin que ello hiciera desmerecer en absoluto su belleza.

-Ara, Kikukawa-san, estás realmente hermosa con ese vestido. Y Haruka-san me encantan tus pendientes.
Gracias.- acertó a balbucear Haruka mientras veía a Shizuru con la boca abierta. Una vez más la ganadora de ese concurso de elegancia se lo llevaba Shizuru sin siquiera pelear.- Bueno, nos vamos? Reito ya me ha dicho donde es.

-Oh, aún falta Mai, se dejó el bolso y volvió a por él.- la sonrisa de Shizuru era tan radiante como se podía esperar

- Lamento la tardanza, ya podemos irnos.- Mai se había decantado por un hermoso y algo escotado vestido rojo pasión, con zapatos y bolso a juego.- espero no haberos hecho esperar mucho.

-En absoluto, nos vamos.- Haruka-san podía ser algo brusca a veces pero como Mai ya la conocía no le dio mayor importancia.

Todas montaron en el coche de Haruka siendo Yukino la copiloto. Atrás se acomodaron Mai y Shizuru mientras el coche enfilaba la recta para salir de la academia. Yukino poseía el mapa con las precisas explicaciones de Reito de modo que Shizuru se relajó y quedó mirando la hermosa puesta de sol que había. Pronto las calles estarían a oscuras y la luna iluminaría los cielos, aunque parecía que quería llover. Tan solo sería un trayecto corto, nada difícil incluso para Haruka quien tenía facilidad para perderse. Por suerte Yukino la guiaba de modo que sería un viaje sin incidencias, o eso creía Shizuru, pero se equivocaba tal y como se vería diez minutos después.

Estaban atravesando una de las peores partes de la ciudad lo cual sorprendió a Shizuru. No tenían por qué ir por ese camino teniendo las calles bien iluminadas un poco más a su derecha.

-Kikukawa-san, estás segura de que es por aquí?-Shizuru no abandonó el tono de su voz tranquila a pesar de que su instinto le decía que algo iba mal.

-Sí, es lo que Reito-san ha marcado en el mapa. He de admitir que a mí también me ha sorprendido, pero lo he comprobado varias veces, Fujino-san, este es el camino.

-Ese estúpido de Reito, seguramente lo ha hecho para asustarnos y burlarse después. Pero si se cree que unas calles poco iluminadas como estas pueden asustarme a mí, es más tonto de lo que creía.- afirmó Haruka mientras mantenía la vista fija en la carretera.

-Puede que Haruka-san tenga razón- dijo Mai mientras miraba por la ventanilla.- Puede que solo haya sido una broma de Reito-san… AAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHH!!!!!!!!!!!!!!!!!

El grito de Mai tan solo fue el eco del que el resto lanzaron al notar como el coche tras un ruido horrible se descontrolaba. Un instante antes iban todas sentadas en el coche y un instante después este estaba dando vueltas de campana mientras Haruka trataba en vano de controlarlo. Una de sus ruedas había estallado de forma violenta, haciendo que la conductora perdiera el control. Durante los minutos más largos de su vida, el coche se dedicó a dar vueltas mientras chocaba con todo lo que se encontraba a su paso hasta que finalmente con un último bandazo y una tremenda sacudida, el coche se detuvo con las ruedas hacia arriba.
Shizuru tardó varios minutos en reaccionar mientras oía los gemidos de Mai a su lado. Por suerte los cinturones de seguridad y los airbags habían mitigado gran parte de los daños aunque Shizuru aún sentía como si estuviese en una lavadora. Como pudo se quitó el cinturón cayendo pesadamente en lo que era el techo del coche y que ahora se había convertido en suelo. A su lado vio como Mai abría los ojos mientras de su cabeza brotaba un hilo de color rojo que solo podía ser sangre. Por un momento pareció no saber donde estaba pero después de parpadear un par de veces se hizo cargo de la situación y al igual que Shizuru se soltó el cinto. Una vez abajo, salieron por la ventanilla de Mai que por suerte se había roto durante el accidente. Cuando finalmente salieron observaron que sui coche había ocasionado grandes daños al entorno y también vieron como Haruka-san salía del interior del coche arrastrándose al igual que habían hecho ellas. Y al igual que Mai tenía un feo corte en la cabeza y otro en el brazo. Parecía desorientada.

-Haruka-san estás bien?- Mai se encaminó hacia ella mientras Shizuru trataba de que el mundo dejase de girar tan deprisa.

-Donde está Yukino?- parecía confundida y aterrorizada.

- No está en su asiento?- la voz horrorizada de Mai solo reflejaba el horror que debía estar pasando Haruka.

-No, ya he mirado, su cristal está destrozado, el cinto roto y no hay nadie, donde está? Tal vez ha salido disparada del coche? Oh dios mío puede que se haya golpeado contra alguna casa y ahora esté muriéndose.

-Tranquila Haruka-san verás cómo no ha pasado nada.- a pesar de las palabras de Mai, se notaba en la voz que ni ella misma se lo creía.

-Yo… voy a buscarla.- la decisión en la voz de Haruka era determinante.- Vosotras quedaos aquí y llamad a una ambulancia. Yo iré a revisar el camino, no os mováis de aquí.

Y sin más, Haruka se marchó tratando de encontrar a Yukino mientras Mai y Shizuru se disponían a llamar a una ambulancia. Shizuru comprobó con horror que su móvil había resultado destrozado durante el accidente. Por suerte, el de Mai parecía haber sobrevivido aunque no con mucho mejor aspecto. No obstante, la cobertura a pesar de no ser inexistente era muy escasa y Mai era incapaz de conseguir la suficiente como para llamar a emergencias. Apenas comenzaban a preocuparse por ese problema cuando a su espalda oyeron pasos por el callejón. Eran demasiados para tratarse de Haruka y Yukino y a pesar de que podía resultar la ayuda que necesitaban, Shizuru no pudo si no preocuparse ya que la parte en la que estaban no era de lo mejor de la ciudad.

-Disculpen-a pesar de la amabilidad y simpatía que Shizuru trataba de aparentar, no pudo menos que notar un pequeño tiemble en sus manos.- Acabamos de tener un accidente y nuestro teléfono no posee cobertura. Creen que podrían ayudarnos?

-Oh pobrecitas, claro que podemos ayudaros.- la voz estaba teñida de burla y crueldad lo que hizo que tanto Shizuru como Mai retrocedieran instintivamente.- Pobres gatitas, venid aquí, que nosotros os cuidaremos. No corráis perras!!!- Shizuru y Mai habían dado media vuelta al oírle hablar y habían huido por el otro callejón mientras trataban de escapar de sus perseguidores. (lo cual era difícil en tacones de aguja, pero bueno, bajo la motivación adecuada ya se sabe jeje)

Por un momento llegaron a pensar que lo habían logrado, pero pasado ese momento descubrieron la desagradable verdad. Esos hombres demostraron conocer esas calles mucho mejor que ellas ya que en diez minutos se encontraron atrapadas en un callejón sin salida con los seis hombres justo detrás. Sus risas macabras se oían a su espalda y helaban la sangre a las dos chicas que a pesar de verse atrapadas trataban de escabullirse.

-Bien gatitas, creo que ya habéis corrido bastante, no?- la voz volvía a oírse teñida de lujuria y satisfacción.- Yo me pido a la castaña, tiene aspecto de merecerse una buena lección.

-Por mí de acuerdo.- dijo un segundo hombre mientras sacaba una navaja.- yo siempre he preferido a las pelirrojas. Vamos muchachos.

Como si ya hubieran hecho eso más veces (seguramente así habría sido pero Shizuru prefería no pensar en ello), sus perseguidores se separaron en dos grupos mientras avanzaban. Por un momento a Shizuru y a Mai se les pasó por la mente defenderse pero pronto vieron la inutilidad de esa acción. Aquellos hombres ni siquiera dudaron en golpearlas en cuanto estuvieron a su alcance. A pesar de que Shizuru golpeó con todas sus fuerzas a aquellos hombres, y oía como Mai arañaba y mordía sin parar, ambas fueron reducidas con desconsoladora rapidez. Shizuru recibió un puñetazo que le hizo sentir el sabor de su sangre en la boca y un golpe por la espalda la envió al suelo donde entre dos hombres le sujetaron las manos y la inmovilizaban mientras el tercero trataba de abrirle las piernas. A su lado podía oír a Mai resistiéndose hasta que un gemido seguido de unos ruidos de asfixia hicieron que Mai también cayera al suelo.

-Soltadla cerdos.- los gritos de Shizuru parecían no hacer si no excitar más a los hombres. Por un momento Shizuru temió que aquellos hombres hubieran matado a Mai ya que esta no se movía, pero después comprobó que su pecho subía y bajaba con normalidad. Aquello la alegró pero no demasiado una vez que recordó en la situación en la que estaba. Aquel hombre estaba rasgando la parte del escote de su vestido mientras que con sus sucias manos acariciaba los pechos de Shizuru.

-Vamos preciosa, porqué no me suplicas? Eso lo haría más divertido- le susurraba aquel hombre mientras que con su lengua acariciaba el cuello de Shizuru que a pesar de resistirse veía que no podía hacer nada.- grita maldita perra, aquí solo te oiré yo.

-Púdrete!!- fue lo único que Shizuru pudo decir mientras notaba como otro de los hombres le tapaba la boca.

-Vaya, eres toda una gata salvaje, eh?- la sonrisa de aquel hombre se acentuó mientras comenzó a luchar contra el botón de su pantalón que no podía soltar.- Pues yo tengo una solución para eso, sabes?

Aquello no podía estar peor ahora que encima había empezado a llover. Mai seguía sin sentido mientras el hombre que tenía encima continuaba sobando sus pechos. Shizuru sentía ganas de llorar y gritar pero no estaba dispuesta a permitirles esa satisfacción a aquellos animales. Y en ese momento, en el que el hombre por fin conseguía soltarse el botón y bajarse los pantalones se escuchó una voz a su espalda.

-Perdonad- fuera cual fuera la persona que estaba allí detrás era pequeña y su voz denotaba juventud, demasiada juventud.- pero, podríais decirme que edificio es ese?-preguntó la chica mientras señalaba el viejo teatro de la ciudad.

-Corre!! Márchate.- a pesar de que Shizuru le gritó, obteniendo un golpe como premio, la chiquilla no se movió de donde estaba.

-No le hagas caso pequeña.- uno de los hombres que estaba con Mai se levantó y se acercó despacio a ella.- ven con nosotros, te has perdido?

-Humm- la niña pareció pensárselo profundamente. Mientras el hombre había llegado a su lado.- No lo creo. Ese es el antiguo teatro llamado el “dragón de jade”?

-Así es pequeña.- afirmó el hombre mientras la cogía del brazo.- pero creo que tu no vas a poder verlo.

-Ah, pero yo no quiero verlo.- había algo en la voz tranquila de la chiquilla que hizo que aquel tipo se intranquilizara.- Solo me estaba asegurando de que era ese.

-Por que querías saberlo?- pregunto el hombre que poco a poco había recuperado su tranquilidad y aplomo .-Seguro que no te has perdido?

-jump-afirmó la chica mientras que con su otra mano cogía el brazo con el que el hombre la había agarrado.- Los que se han perdido sois vosotros.

-Como dices pequeña?- el hombre volvió a sorprenderse momento que aprovechó la pequeña para retorcerle el brazo haciendo que la soltara y que se quejara de dolor.

-Este es el territorio del dragón de jade y esta es el área de Hime. No puedo comprender qué clase de idiotas se atreven a entrar en el territorio de Hime.- y tras esa afirmación llena de desprecio, hizo volar a su adversario por los aires mientras el resto se quedaba paralizado.

-Hi…Hi…Hime????- el hombre que estaba encima de Shizuru había comenzado a temblar de miedo mientras se incorporaba lentamente al igual que los otros hombres. – Este es su territorio?

-Ajá- afirmó la chica mientras miraba fijamente a Shizuru y a Mai que seguía sin sentido.- Y dado que habéis “cazado” dentro de su territorio, deberéis ser castigados.

-Te equivocas pequeña.-aquel hombre volvía a sonreír de manera macabra.- solo nos castigarán si Hime se entera, pero si acabamos contigo, nunca se sabrá quien fue, no crees?

-Bueno, supongo que podría verse de esa forma, pero yo veo un pequeño error en ese planteamiento. -la chiquilla parecía estar muy segura.

- Y que error es ese?- preguntó el hombre con una considerable amenaza en la voz.

-El error consiste en que voy a mataros.- dijo la niña que tenían delante. El hombre apenas pudo ver como se le venía encima y le golpeaba. Fuera o no una niña, lo cierto es que tras unos minutos casi todos los hombres fueron reducidos por esa pequeña sombra que apenas si se veía antes de recibir el golpe.

Los hombres trataron de defenderse pero apenas llegaban a verla de lo rápida que era. Shizuru se había levantado del suelo, y hubiera dado cualquier cosa por ayudarla o por ayudar a Mai, pero uno de aquellos malnacidos aún la tenía bien sujeta y no podía moverse.

-¡¡Basta detente!!.- el grito del hombre que sujetaba a Shizuru hizo que la pequeña sombre se detuviera mientras el cuarto hombre caía al suelo fuera de combate. El hombre que sujetaba a Shizuru sacó una navaja y se la puso a la castaña en la garganta.- Si no te paras le rajaré la garganta, te lo aseguro.

-Yo también.- otro de aquellos cobardes había cogido a Mai y la amenazaba con su cuchillo. Shizuru trató de golpear con la cabeza al tipo que la sujetaba pero este ya había previsto algo así por lo que después de esquivarlo clavó un poco más la navaja en la garganta de esta, haciendo que saliera un hilillo rojo de su cuello.- quieta pequeña Fujino o te mato.

La castaña se quedó paralizada con esas palabras susurradas a su oído. Como podía ser que aquel hombre supiera su apellido? Acaso se conocían? No, no reconocía la voz y ella no era de las que olvidan un rostro. Y aquel hombre lleno de cicatrices y mirada enfebrecida era un completo desconocido, de eso estaba segura, pero entonces, quien era?

-Puedo saber a qué viene tanto alboroto? Mikoto qué sucede?- la voz había surgido de alguna parte del callejón. Era una voz furiosa semejante al ladrido de un perro pero que contenía una cantidad considerable de burla. Shizuru no pudo si no quedarse paralizada al oírla. Por alguna razón aquella voz la conmovió profundamente.- acaso hay algún problema?

-Hime- la voz de la niña que parecía llamarse Mikoto parecía algo triste, como si le hubieran quitado la diversión.- No pasa nada, enseguida termino.

-Tú eres Hime?- preguntó el hombre de las cicatrices mientras zarandeaba ligeramente a Shizuru. – Bueno, pues escucha, mis amigo y yo nos vamos a ir de aquí y sin heridas, queda claro? De lo contrario les rajaremos la garganta, entendido?

-Como has dicho?- la voz burlona de la chica que permanecía en las sombras se convirtió en puro hielo mientras que Shizuru veía como Mikoto negaba lentamente con la cabeza mientras se apartaba un poco. Por lo visto este hombre había cometido algún error terrible.- A mí, nadie me da órdenes, escoria.

La figura que tenían delante balanceó un poco el brazo al decir eso y Shizuru notó como un objeto pasaba silbando junto a su oreja derecha impactando en la cabeza del tipo que tenía justo detrás y que la estaba sujetando. El fuerte impacto, que iba a una velocidad realmente rápida, lanzó al individuo de espaldas mientras arrastraba a la castaña con él. Shizuru apenas fue capaz de ahogar un pequeño grito de dolor cuando sintió que caía sobre su tobillo izquierdo. Una vez en el suelo, pudo ver el objeto que había dejado inconsciente a su agresor y se sorprendió al ver que era una lata de refresco, aquella chica realmente tenía que ser muy fuerte para dejar a alguien inconsciente tirando una lata de refresco vacío. Al estar con esos pensamientos, la castaña no se fijó en que en el momento en el que la lata había impactado en la cabeza de su agresor, la niña llamada Mikoto había tumbado al agresor de Mai con una barra de hierro que había cogido del suelo. Tan solo cuando su salvadora habló regresó de sus pensamientos.

-Has acabado ya Mikoto?

-Jump- la niña parecía orgullosa de sí misma mientras veía al hombre que había tumbado en el suelo.

-Bien.- el tono helado había desaparecido de su voz y se giró hacia Shizuru tras decir eso.

En toda la pelea Shizuru no había sido capaz de ver sus rostros ya que había estado lloviendo y el callejón estaba muy tenuemente iluminado, apenas suficiente para distinguir las siluetas. La lluvia por fin se batía en retirada y la luna salía a ratos entre las nubes iluminando la escena con su pálida luz. La silueta de su salvadora se acercó, y más que ver, Shizuru sintió como alargaba la mano para ayudarla a levantar. Shizuru no dudo en coger la mano que le ofrecían para levantarse, y al hacerlo, notó la calidez de la mano que le tendían. Al contrario de la suya que estaba helada, ya fuera por la lluvia, el frío o el miedo, la de su salvadora estaba cálida y suave. Esta apenas tuvo que flexionar uno de sus brazos para levantar a la castaña, lo cual le dio una idea aproximada de su fuerza. Y justo cuando estaba terminando de incorporarse, su tobillo izquierdo le llevó un latigazo de dolor tan intenso que incapaz de mantenerse Shizuru se precipitó hacia delante, donde los brazos de su salvadora la sujetaron con firmeza. Y desde esa comprometedora situación en la que la otra chica, más abrazaba que sujetaba a Shizuru, la castaña alzó los ojos a la vez que la juguetona luna salía entre las nubes para iluminar la escena. Y en el momento en el que Shizuru levantó la cabeza, vio unos increíbles y hermosos ojos verde esmeralda que la observaban, y cuya mirada pareció atravesar toda su alma y prender un fuego en su corazón. 

Continuará...