NUNCA DIGAS
ADIOS
Capítulo 19
Ojo de Huracán
-¡Gané!- Gritó Piro de lo más sonriente, levantándose del
suelo para yacer sentada y agotada frente a la humareda. -Cof cof- Tosió a
pesar de la mascara, que notó fisurada e incluso ligeramente derretida. Detrás
del cristal antibalas ahora expuesto... un brillo divertido marcaba aquellos
ojos verdes, junto a sus mechones rojos. -¡Le gané a la Hime más poderosa! Soy
Piro y esto será recordado para la posteridad- Comenzó a reír cual maniática.
-No cantes... victoria tan rápido- Los ojos de las
Valquirias amenazaron con salirse de sus cuencas... -Esto aún, no acaba-
El humo se disipó lentamente en el espacio derruido, pero la
señora del fuego no se había movido ni un ápice. Los cabellos naranja cubrían
el rostro sombrío, una mueca agresiva, los dientes blancos enterrados en la
carne de sus labios y las gotas sanguinolentas bajando por su barbilla. Con un
lento movimiento irguió su faz llena de hollín y pequeños cortes. La mirada
lila, así como la expresión de la muchacha, era irreconocible, su cuerpo
magullado, llenó de heridas y su ropa desgarrada, en algunas partes quemada.
Mai ladeo la mirada sobre Nina, causando que esta se estremeciera. -Ocupate de
Piro... yo tengo algo que resolver con ella- Sonrió sadicamente mirando a
Zafiro. Nina contuvo sus deseos asesinos, pero era justo, Mai tenía más motivos
que vengar.
Nina acomodó a Arika contra la pared, a ella aún le tomaría
tiempo recomponerse, una costilla o dos rotas, era sumamente doloroso, no
estaba en condiciones para luchar. -Quedate quieta... en cuanto acabe con esa,
vendré por ti- Se puso de pie, sus pasos dudaron en cuanto aquellos ojos fuego
se detuvieron sobre Miel y Erstin. La mirada ensombreció, esa persona estaba
herida y a merced de aquella vil mujer. La palidez de su esposa sumada a la
enorme mancha de sangre en el suelo, le revolvió el estomago. Maldijo que Nao
no estuviera en condiciones para ayudar, esa maldita Valquiria. -Ya tendré
tiempo de matarte lentamente Miel- Gruño por lo bajo, continuando su camino
hacía Piro.
-Pero... pero...- Piro iba a cuestionar, incluso se
interpuso entre Mai y Zafiro, pero... -Dejala- Escuchó a través de su
comunicador, la Primera Valquiria había hablado y muy a su pesar tenía que
obedecer.
Ninguna supo el sacrificio por el que optó la de melena
naranja, no vieron que a través del guante destruido y la tela ligeramente
quemada de su brazo izquierdo, la piel se había tornado negra y solida como una
roca. Mas esto ni siquiera preocupaba a la ex-dueña de Kagutsuchi, su único
objetivo, aquel que la mantenía viva, era tomar venganza de todo ser que se
interpusiese en su camino. Levantó el brazo funcional y una flama encendió un
fulgor distinto. Este fuego no quemaba su piel y lo que parecía un nuevo brazal
giratorio con gemas verdes, brillaba en su mano. Mai no tardo en lanzar la
llamarada contra Piro, quien evadió por poco, no sin ver el fuego pegarse a la
parte baja de sus pantalones. Se revolcó en el suelo para apagar el incendio
y luego se puso de pie con dificultad.
-Deja de jugar... Tokiha...- Zafiro ya estaba frente a ella
con sus armas dispuestas a principiar la que sería una muerte segura para
alguna de las dos. La primera hondanada de fuego vino sobre la enmascarada, que
con un movimiento calculado se hizo a un lado, deslizándose lateralmente,
sintió como dolía la piel a pesar de no ser tocada por la flama o que su ropa
no ardiera en llamas. -“Ahora si es enserio”- Ambas guerreras comenzaron
a correr en una seguidilla de disparos y llamaradas. Mientras la valquiria
evadía cada ataque con movimientos casi irreales, Mai usaba sus brazales para
desviar los disparos como si fueran simples canicas.
En el lado opuesto Nina con su querida Neptuno en mano,
comenzaba su propia batalla contra Piro, la guadaña impactaba violentamente con
la fuerte hoja que hacia las veces de escudo. La morena replegaba la enorme
lanza con fuerza, empujando a Piro y su arma, luego saltaba y con un corte
intentaba partirla en dos, pero la dama de abundante pecho, lograba escapar por
alguna gracia divina. La de ojos verdes sudaba copiosamente bajo la mascara,
acudía a su ventisca pero la gran lanza cortaba el viento, esto la detenía
apenas unos segundos, los que usaba para atacar con su guadaña.
Milagro, las ex Hime no encontraban otra palabra en su
vocabulario para definir lo que ocurría ante sus ojos. La voz colérica de Mai,
había encendido en sus corazones un dejo de esperanza, uno necesario para
continuar con aquella lucha devastadora. Nao fue la primera en percibirlo,
cerró sus ojos antes de proferir un largo bufido, una muda queja a su propia
debilidad. Llevó la mano sana al brazo lastimado y con un movimiento rápido de
esta y su cuerpo en una contorsión extraña, acomodó los tendones y los
músculos, aquel fue un sonido seco de articulaciones tomando la posición
natural. La pelirroja, cuya melena había dejado crecer desde la muerte de
Natsuki y ahora llegaba más abajo de sus hombros, tensó la mandíbula para no
proferir un solo gemido, no sentía se derecho después del sacrificio de Mikoto.
La Yuuki miró con ternura a la 'pequeña' Mikoto, una lágrima
rodó por su mejilla... la morena estaba tan pálida y fría. -Perdoname... por no
saber cuidar de ti, por no hacer caso a tus palabras- Se quitó el saco militar
e improviso en un zurullo una almohada para la Minagi. Se inclinó levemente y
le dio un beso a la frente expuesta. -Código Julieth, activar al 50%- En la
gema de su arete aparecieron una serie de lineas luminosas, el sistema liberó
la capacidad de las nanomáquinas y sus heridas sanaron inmediatamente. Tal
poder a cambio de una mancha oscura que apareció en sus costado derecho, ahora
expuesto por la ausencia de su chaleco.
Nao miró un segundo a Zafiro, necesitaba acudir en auxilio
de Mai o era más bien su deseo de ayudar a matar a la asesina de Mikoto, aunque
acercarse era una idea suicida pues el lugar estaba colapsando entre las
llamas. Decidió primero auxiliar a Erstin, caminó lenta y tranquilamente hacía
Miel, quien tras notar su presencia acercó el filo ambarino al cuello de la rubia.
-Si haces eso, no habrá nada que pueda salvarte de mí-
Sonrió Nao mostrando la segunda garfa que permanecía intacta, antes de
desaparecer en el aire.
Una desconcertada Miel, miró en todas direcciones sin
encontrar a la pelirroja ¿Cómo alguien puede moverse tan rápido? Su descuido no
le permitió ver su presa estiraba el brazo lastimado, moviendo los dedos -“Ya
he sanado”- Sonrió la de ojos azules. Erstin había estado esperando el
mejor momento para actuar, el filo se separó lo suficiente de su garganta, ese
era el instante. La rubia estrechó el arma entre sus dedos a pesar del daño que
ello le causaba y jaló con tal fuerza que Miel no pudo mantenerla entre las
manos. La macana de ámbar fue lanzada lejos, se clavó en una fisura de las
paredes haciendo imposible su extracción. Iracunda la valquiria, lanzó un golpe
por la espalda a Erstin, solo para cortar la tela. La joven Ho se había movido
en el momento justo, saltando muy alto para caer a la espalda de la servil de
Sears. Tomó aquella oportunidad para usar su 9mm y dispararle a Piro, aquel
acto tomó por sorpresa a la pelirroja que se llevo la mano al costado herido.
Así como saltó para evitar nuevamente, ser partida en dos por Nina. Contrario a
lo que imaginaba, la pelinegra le dedicó una mirada de reproche. Los ataques a
traición nunca fueron bien vistos por la joven Blan.
-Ya estas muerta... pequeña- Escuchó un sonido malvado en su
oído y el aliento rozarle el cuello. Miel se giró buscando a Erstin, pero solo
vio un rostro muy cerca, con una mirada limón llena de rencor hacía ella.
Sintió el estupor que llena a las victimas de una araña, esto le impidió actuar
a tiempo. La pelirroja colgaba de cabeza, sujetándose a un hilo casi
translucido adherido al techo, al mejor estilo de su Child. En cuanto la joven
aterrada quiso atacar a Nao se dio cuenta que no podía hacerlo, algo intentaba
cortar su carne cuando movía alguna parte de su cuerpo.
-¿Qué...qué me hiciste?- Intentó de nuevo, pero el corte en
su brazo se hizo más profundo y le obligo a soltar su segunda macana, que
resonó en el suelo.
Nao sonrió, antes de estrechar con una de sus manos en
cuello de la chica, las garfas lastimaban, pero no presionaba con suficiente
fuerza como para degollarla o cortar una de las arterias principales. -Estas en
mi telaraña... Mielita... ¿Sabes lo que pasa a las moscas que caen en ella?- No
era necesario decir más, la enmascarada supo que si movía alguna parte de su
cuerpo, el hilo cortante se clavaría más en su piel hasta descuartizarla.
-Ahora eres mía-
-No... no la mates- Intervino Erstin, sujetando la muñeca de
la pelirroja.
-¿Qué? Esta mocosa casi te mutila un brazo y tú...- Nao bajó
del techo, volteándose a ver a su compañera de equipo. -“Es cosa mía o a
esta chica se le han muerto las neuronas, y yo que pensaba que era la excepción
a la regla de las rubias tontas”-
-Po...podemos... sacarle información... de...después- Musitó
abochornada. Lo cierto era que la joven Ho, tenía un raro presentimiento
respecto a sus atacantes. Estar tan cerca de Miel le hizo sentir algo muy
extraño, saber que la cubrió con su cuerpo de la honda explosiva siendo
enemigas era algo irracional. Pero a la vez le permitió ver sus ojos, si no se
equivocaba eran de un color café claro como sus cabellos. En ellos adivinó una
la mirada vacía que le llenaba de pena y solo el instante en que sus brazos la
rodearon, un tenue brillo gentil ocultó aquella mascara.
Esto le dio una idea, estiró la mano lastimada cuya
hemorragia ya se había detenido. Atravesó los hilos con cuidado de no cortarse,
ante él espanto de Nao. -“Ahora quiere quedarse sin dedos... ¡Rayos!”-
Cuando sus dedos palparon la prenda metálica con un visor a la altura de los
ojos, Miel se movió temerosa a pesar de las heridas que esto le causó.
-No temas... Miel-san- Dijo Erstin con dulzura, presionando
un par de separadores primero y en cuanto quiso hacer lo mismo con los
superiores, para liberarla del anonimato. Nao sacó rauda la mano de ella sin
dañarla y saltó con la rubia en sus brazos lo más lejos que pudo. A su espalda
una llamarada junto a un cuerpo siendo golpeado de forma inclemente, se
aproximaba peligrosamente a los hilos.
-¡ZAFIRO!- Gritó Miel, concentrando todo su poder. Una
muralla de ámbar recibió en su interior a la primer Valquiria, pero por la
fuerza del impacto, el cuerpo y las llamas continuaron su trayectoria. Miel
cortó como pudo los hilos, generando estalactitas ámbar a la velocidad de un
pestañeo, pese a que no logró cortarlos todos a tiempo, saltó para recibir el
cuerpo lastimándose en el proceso. La joven valquiria logró con suerte tomar a
zafiro en el aire y evitar el golpe completo de la llamarada de Mai. Sin
embargo ya no contaba con fuerza y sus piernas estaban tan lastimadas que no le
respondieron para aterrizar. Ambas figuras impactaron contra el suelo, Miel
sobre sus piernas lastimadas que rápidamente cedieron a la fuerza de la
gravedad y de sus labios profirió un gritó torturado. Zafiro en cambio impactó
contra el suelo de cabeza, el casco se rompió y una mancha de sangre comenzó a
llenar el piso donde ella aguardó, lejos de la vista de todas.
En el raro silencio que hizo, Miel se arrastró por el suelo
como pudo con las manos, intentando con toda esperanza llegar al lado de la
líder. Si algo le pasaba al proyecto, todas 5 serían asesinadas por su ineficiencia,
por no poder protegerla.
Todas las Otome y Piro vieron el humo manar de las ropas de
las dos mujeres, heridas a causa del fuego y los cortes. Erstin se llevó la
mano a la boca para acallar un gemido, la vista era horrorosa. Mientras Miel
sacudía a su líder con la esperanza de que reaccionara, pese a que ella estaba
apenas consciente, Zafiro no respondía. Piro dejó caer su elemento y se
arrodilló en el suelo sintiendo su propía sangre gotear entre sus dedos, sabía
que estaba perdida. Sus amigas... ya no estaban con ella para luchar. El
escuadrón Valquiria había fallado y si las Otome no les mataban, si lo haría
Iori Katsuya.
-Ahora... Mikoto estará en paz- La voz llorosa de Mai atrajo
la atención del grupo. La ojilila había logrado lo impensable para el resto,
pero no por ello estaba contenta. Había aprovechado un momento descuidado de
Zafiro, la joven perdió la serenidad cuando Miel fue atacada y sus gemidos de
dolor audibles, eso sin contar con el hecho de que sus pasos empezaron a
hacerse torpes, soltó una de sus armas, un error extraño en alguien con tanta
experiencia armada. Zafiro ya no coordinaba tan bien, alguna clase de dolor
físico la atacaba a la altura de la cabeza, ese segundo lo definió todo,
entonces lanzó su más fuerte ataque, logrando para si la anhelada venganza. Sin
embargo, eso no le iba a devolver a su amada.
Todas bajaron la mirada entendiendo que la adrenalina en su
sangre, les había hecho olvidar por un momento a la querida Minagi, ahora sin
nadie más a quien enfrentar... La cruda y dura realidad se hacía tangible en
ese momento. Las lágrimas comenzaron a surcar los rostros, o eso al menos hasta
que un raro sonido atrajo la atención de todas ¿Estaba sonando un estomago?
-Mai.... hambre...- Todas giraron en dirección de esa voz, la
dicha volvió a la vida los corazones. Mikoto se levantaba del cómodo lecho
improvisado por Nao con cara somnolienta, que sin duda fue la segunda en correr
a su encuentro. Mai claramente la primera, ya estaba junto a la Minagi llenando
su rostro de besos y abrazándola ante una muda queja de la pelinegra. La herida
le había atravesado el hombro de lado a lado y el veneno causado un dolor tan
agudo que la llevó a la inconsciencia. Sin embargo las Nanomáquinas en su
cuerpo había trabajado arduamente en contrarrestar la ponzoña y cerrar la
herida, que si bien no estaba totalmente sana y aun dejaba ver cierta
profundidad, ya había dejado de sangrar.
-¡JURO POR KAMI QUE LA PROXIMA VEZ VOY A REVIZAR SUS SIGNOS
VITALES!- Gritó Nao, recordando el incidente con Lord Kiyoku. Un tercer susto
de esos no volvería a vivirlo, aun si tuviera que tomar un curso de primeros
auxilios para ello. -O dejo de llamarme Nao Yuuki...- Se arrodilló junto a la
pareja. Mai y Mikoto estaban algo asustadas por el ímpetu de su compañera.
Nina aprovechó el momento para acercarse a Erstin y
acariciar su mejilla. -No vuelvas a hacer tonterías- Musitó tímidamente a su
esposa, antes de depositar un beso en sus labios. Los ojos azules de la joven
Ho se abrieron llenos de sorpresa, para luego cerrarse en un gesto de entrega a
su amada. Sollozó secretamente de dicha ante el gesto afectuoso de su amor y le
dolió separarse de ella a falta de oxigeno. -Prometeme que no volverás a
descuidarte por mí- El tinte sonrojado en el rostro de Nina, estremeció completamente
a Erstin, que no dudo en abrazarla.
-Lo prometo... si tu prometes entrenar más, casi... casi...
te...- Pero los dedos de Nina se posaron en sus labios. Ninguna de la dos
quería decir las palabras que causan tanto terror.
-¡Demonios! Todas tienen novia menos yo- La voz de Arika,
resonó cual eco en la bodega casi destruida. -No es justo- Decía apuntando con
el filo a Piro, que no levantaba siquiera la cabeza.
-¡Habla por ti! Yo estoy más sola que un hongo- Fue toda la
respuesta que obtuvo de Nao.
-Señoritas...- Piro interrumpió la dicha de la multitud.
-Deben irse...- Su tono derrotado y su estado deplorable, hacía que no se le
tomara muy enserio.
-¿Quién rayos te crees tú para darnos ordenes?- Nao,
caminaba furiosa en dirección de esa mujer. Quería romperle la cara, tirarle 5
dientes por lo menos y de paso, torturarla.
-Todo... esto ha sido una trampa- Piro levantó la cara, bajo
lo que quedaba de su casco ocultó una sonrisa irónica. -Creí que... que
venceríamos pero no es así, solo... solo- Su voz fue acallada por un puñetazo
venido de Nao.
-Ni en tus sueños Nena- Antes de que la temperamental
pelirroja lastimara más a la valquiria, Erstin retuvo como pudo a la pelirroja.
-Di lo que tengas que decir- Expresó con seriedad Nina
acuclillándose a la altura de una arrodillada Piro, algo en ella había cambiado
o dicho de otro modo, renacido en esa confrontación.
-Las estábamos esperando- Intentó explicar bajo su mascara.
-¡Dime algo que no sepa Zorra!- Erstin sudaba frío, Nao
estaba muy eufórica y enojada al mismo tiempo, además de vulgar.
Piró escupió sangre en su propia mascara y continuó
hablando. -Iori-sama esperaba que nosotras pudiéramos destruirlas, sería tan
fácil con nuestros Slaves... pero se negaron a que los usáramos, con ellos las
hubiéramos derrotado, sin embargo nos dieron estas copias baratas del
dispositivo que se le extrajo al cuerpo de Kuga-san, creíamos que sería
suficiente- Detuvo su explicación sujetándose con más fuerza la herida. -Ellos
solo querían llevarlas a ustedes a un nuevo limite, el 50% de su poder...
ahora, ellos sabrán que no pueden alcanzar el 100%, han monitoreado nuestra
batalla todo el tiempo- Las Otome palidecieron, observando en todas direcciones
y solo entonces notaron pequeños puntos negros en las paredes tanto destruidas
como las intactas.
-¿Porqué nos dices esto?- Ahora era Mai la que miraba con
incredulidad a su antes rival.
-Porque nos usaron, nos enviaron a una muerte segura... Iori
Katsuya, nos dio ordenes claras de derrotarlas en menos de una hora, cuando
este tiempo se agotara...- La chica comenzó a toser y Arika se inclinó para
ayudarla y que pudiera habla. Nina se puso de pie, le costaba no golpear a esa
mujer en cuanto aludió a su hermana. -cuando... pasara una hora, las
instalaciones se destruirían, se suponía que tendríamos tiempo de escapar, pero
fui tonta... todo este sitio quedó sellado, incluso para que nosotras, el
escuadrón valquiria no pudiéramos salir- Concluyó Piro derrotada.
Entonces Nina sujeto por el cuello del destrozado traje
militar a la Segunda Valquiria. -¿Cuanto tiempo va de eso?-
-Faltan 20 minutos... para la hora- Tales palabras le
costaron que la pelinegra la soltara y de no ser por Arika se hubiera golpeado
contra el suelo.
-¿Mikoto... chicas, están en condiciones de hacer la
operación de salida?- Preguntó la líder, con una autonomía y serenidad que
ahora estaba más acorde con su papel en el escuadrón. Todas asintieron con
gestos serios.
-Por favor... solo les pido una cosa- Suplicó con voz suave
Piro.
-¡¿Crees qué estas en posición de pedir algo?!- Nao no podía
creer la desfachatez de aquella mujer.
-Calma Nao...¿Qué pides...?- Sopesó las cosas Nina, esa
mujer bien podría haberlas dejado sucumbir con la bomba de Sears y no parecía
mentirles. Hizo un ademán con la mano. Arika entendió el mensaje y se apresuró
a poner los explosivos de Garderobe, si Piro mentía de todos modos ese lugar
volaría en mil pedazos.
-Llévense a Zafiro y a Miel- Le costaba respirar, pero la
desesperación en su voz hizo dudar un segundo a Nina. -Miel es gentil e
inocente... y a Zafiro... a ella le espera un destino terrible-
-¡Listo!- Volvió Arika con una sonrisa en los labios. Mai y
Mikoto se miraban confusas, Nao negaba rotundamente con la cabeza.
-Creo que debemos llevarnos a Miel, ella me ha protegido en
la explosión- Se atrevió a decir Erstin recordando ese extraño sentimiento en
los ojos de la chica. La joven esposa de Ho, negó con la cabeza.
-Ni loca... No iremos a llevarnos a esas asesinas ¿O si?-
Cuestionó Nao con el ceño fruncido. -No tenemos tiempo para estas tonterías,
hemos perdido un valioso minuto- En eso tenía razón la pelirroja.
-Yo no cargaré a Zafiro, si se la va a llevar alguien que
sea otra- Mai se cruzo de brazos negando, Arika desvió la mirada haciéndose la
desentendida.
-No podemos arriesgarnos con Zafiro o Miel, pero usted
Piro-san, ha demostrado no estar de acuerdo con los métodos de Sears. Por eso
solo a usted la llevaremos con nosotras, si acepta quítese los brazaletes
elementales y deje que Arika le despoje de todas sus armas, si no... la
dejaremos aquí, después de todo no puede ascender sola por los conductos sin
nuestra ayuda- Decidió al final, no estaría mal interrogar a alguien más presta
a colaborar que el resto, y francamente no era práctico llevarse a personas
inconscientes o quizás muertas.
-Supongo que no tengo otra opción- Llevó las manos a sus
brazales y los retiró lastimándose en el proceso, pero no delató queja alguna.
Se puso de pie como pudo y dejó que la castaña le quitara todas sus armas.
-Perdónenme... chicas- Musitó con culpa mirando los dos cuerpos juntos en los
que no había movimiento.
-Chicas... aprovechando que cuento con mis brazales de fuego
y Nao tiene sus garfas... nosotras abriremos paso en los bloqueos de los
niveles, Nina, Arika y Erstin, deberán usar sus arneses conjuntamente para
ayudar a Piro, yo me llevo a Mikoto volando...- Dijo Mai sin perder tiempo y
estrechando entre sus brazos a Mikoto. -Agarrate Mikochan- Sonrió ante la
obediencia inmediata de su novia.
El grupo se apresuró hacia el lugar por el que habían
entrado y desaparecieron por los conductos de los ascensores del ala Este en un
cerrar de ojos. Dejados atrás quedaron los cuerpos inmóviles y seriamente
lastimados del restante escuadrón Valquiria. El silencio más perturbador tuvo
lugar, hasta que la denominada Zafiro se puso de pie con una gran mancha de
sangre en la frente, si sentía dolor, estaba claro que su fino rostro de
porcelana no decía nada. Tiró sus lacios cabellos hacia atrás en un ademán
salvaje y en sus ojos brilló un tono azul eléctrico de aire gélido.
Parsimoniosa llevó su muñeca a sus labios, allí donde tenía un comunicador de
alta gama, algo derretido pero funcional. -Iori-sama ya puede informar a Lord
Nagi... las Otome aun no saben el uso la estrella azul que se oculta en el
cielo e ignoran completamente el contrato... además el escuadrón Otome ya se ha
llevado el paquete... como usted intuyó Piro se ha sentido traicionada y se ha
unido al enemigo, su voluntad siempre fue débil- Una nota de rencor delataba esa
voz ligeramente ronca y suave. -Yo la eliminaré por usted la próxima vez-
-Muy bien señorita Kruger... es usted siempre impecable en
su trabajo- El beneplácito de Iori era palpable en cada palabra, se podría
apostar que a muchos Kilómetros de allí estaría sonriendo. -Pero no debes matar
a Piro mi querida Zafiro, no por ahora que el rastreador esta en su cuerpo.
Ellas la llevaran al sitio que deseamos que llegue y la memoria de nuestra
traidora, no será un problema... olvida con tanta facilidad como tú... Zafi-
Risa maquiavélica, llena de veneno como las lenguas bífidas de las serpientes,
así se oía Iori. -Tú solo preocupate de salir de ahí pronto, no quiero tener
que explicarle a mi hermana porque se ha quedado viuda-
-Como usted ordene- Cortó la comunicación, el humor de Iori
'siempre' había sido así de negro, o eso desde que recordaba, que tampoco era
mucho. Tenían 13 minutos para salir de ahí, así que se inclinó, retiró el casco
a la chica, era una castaña de largos cabellos y rostro algo aniñado para su
edad. La tomó en sus brazos, comenzando a caminar con ella. -Gracias por
protegerme, pequeña- Fue extraño apreciar la dulzura con la que ella le hablaba
a la castaña inconsciente. Entonces
desvió la mirada sobre las otras dos inconscientes. -Zera, Yun... dejen el
melodrama y levántense, tenemos que largarnos de aquí-
-Con lo deliciosa que estaba siendo esa cabezadita, si
estaba teniendo uno de esos sueños húmedos, ustedes me entienden- Se puso de
pie Yun, retiró el molesto casco que le tenía sudada la cara, una vez libre del
feo aditamento dejó caer los cabellos rosa sobre su espalda. -Tendrían que
hacer estos trastos con algo de ventilación en los laterales- Comenzó a correr
hacía la sección oculta de esas instalaciones siguiendo a su líder.
-Dejate de payasadas- Llegaron en un momento al lugar
señalado. Yun abrió los contenedores discretamente ocultos y protegidos. Una
vez abiertos se hicieron visibles 4 armaduras de color negro.
-Malditas desgraciadas, me iban a dejar ahí tirada ¿No ven
que estoy herida?- Se quejó Zera, posando la mano sobre la plancha donde fue
analizada por el láser al igual que sus compañeras. Entró en la armadura que le
abría paso y activo todos los sistemas, le dolió un poco cuando el metal ajusto
en la zona donde Mikoto la había herido. Sin embargo ella también sanaba a una
velocidad sobrehumana y le fue muy difícil fingir que estaba muerta en el
suelo.
-Deja de lloriquear, comparado con lo que te iba a hacer
Minagi Mikoto, esto ha sido poco, me debes la vida- Arguyó Zafiro ahora en
funcionamiento de la Valquiria I. Yun le ayudó a acomodar a Miel en la suya,
pese a que estaba inconsciente no podían dejar la Valquiria IV en tal abandono.
Sin perder más tiempo y remolcando a Miel, Zera, Zafiro y
Yun, comenzaron a volar gracias al impulso de cohetes que tenían incluidas las
Valquirias. Llegaron a los ascensores del área Sur y empezaron a ascender por
ellos, destruyendo los bloqueos como si fueran de juguete, era fácil con sus
puños metálicos y la gran artillería en las armaduras. Arribaron sobre cielo
Nocturno, mientras Zafiro sujetaba entre sus brazos a la inconsciente miel,
enfundada en su Valquiria. A lo lejos aquellos ojos del más frío hielo,
pudieron ver como las Otome subían a una aeronave, comenzando a elevarse con
tan solo 2 minutos antes de la explosión.
-La próxima vez vamos a machacar al escuadrón Otome en su
propio territorio- Puntualizó Zera sin dejar de mirar como se alejaban en aquel
Jet anti-radar.
-Yo quiero hacerlo ya, pero ni modo... las reglas son las
reglas- Se quejó Yun. -Pero largo que esto va a explotar- Así, las jóvenes al
servicio de Sears se alejaron en dirección opuesta al otro grupo.
-0-0-0-
Detuve el auto una calle antes de llegar a mi objetivo. El
lugar parece completamente solo, pero ante el ojo experto hay un par de vigías
en las sombras, no hay que preocuparse por ellas. Contrario a sus
escalofriantes mascaras, están allí para intervenir si la policía viene por
aquí o si algún ebrio de los negocios cercanos se pone pesado. El sonidos de
mis tacos al andar, es todo lo que se escucha en aquella solitaria callejuela,
sombría pero limpia. Me detengo un momento, un letrero atrae mi atención “El
dragón rojo”, sobrio y discreto como el lugar mismo. Observo mi reloj
asegurándome de la hora, he llegado justo a tiempo. Doy 3 toques a la puerta de
metal reforzado.
Una pequeña rejilla se abre, mostrando unos ojos negros
seductores. -Clave... y pase-
-Rubí- Levanto una tarjeta roja con un dragón dorado en él.
Segundos después se oyen cerrojos y chirridos, incluso teclas, para que al fin
se abra la gran puerta de hierro. Veo una dama ataviada en un enterizo de cuero
que deja bastante poco a la imaginación. Retengo la sed de piel, tengo otros
asuntos que resolver. Hoy no vine por placer personal.
Ante mí se abre un lugar lleno de sombras y humo de
cigarrillo, bastos rincones donde mujeres de las altas esferas sociales,
esconden sus más preciados secretos, sus bajas pasiones y desvaríos. Tiene
entrada exclusiva, solo quien puede pagar y muy bien, entra. En este sitio,
libre de la mancha masculina, solo existe un código. Lo que pasa en el Dragón
rojo, en el Dragón rojo se queda y claro, las mujeres mandan. Dejo vagar la
vista, hace 5 años que no vengo. Música sugerente y mujeres exóticas deleitando
a las expectantes con sus danzas eróticas. La dama me guía a una mesa en el
VIP, allí aguarda por mí la persona a la que he venido a ver.
Siento las miradas posarse sobre mí, como si fuere una
atracción más del lugar. Uso una minifalda al muslo, una camisa de tirillas negra,
una chaqueta beige y unas botas de cuero a la rodilla, del mismo tono. Una moña
alta, sujetada por unos palillos, además de unos lentes negros. Tomo asiento y
miro a mi interlocutora. Ahn Lu alías “Ambar”, la primera para mí hace ya tanto
tiempo... pensar que abandoné este mundo rutilante, la noche del deleite eterno
y sus brazos de fuego. Era como una droga a la que no era fácil decir no y he
de admitir que en aquellos años de adolescencia, portaba todavía un dejo de
ingenuidad que ella supo borrar.
-Le llaman Natsuki Kruger...- Precisa, sin dar rodeos,
siempre hay que contar con un As bajo la manga y Ahn Lu, es esa carta. Con el
mayor decoro posible deslice un sobre hasta sus manos, no sin dejar de sonreír
en aquel bar de ambiente, además de su propiedad. Ella negó con la cabeza,
devolviendo el pago. -Es un regalo, por los viejos tiempos-
-Ara, me halagas enormemente Ámbar- Sus dedos se deslizan
hasta los míos, intentando encontrar la debilidad que solo ella conocía. Su
piel morena aun hace vibrar los recuerdos y el escote de su blusa complica la
idea de mirar solo sus ojos, esos ambarinos como los de un gato.
-Por ti Rubí...- Levanta su copa para darle un sorbo.
-Espero que aun te guste... el Bloody Mary- En efecto, es la copa que reposa
para mí sobre la mesa. Imito sus movimientos dando un trago al mío. -... Solo
tengo una pregunta ¿Por qué tu interés por esa chica?- Me lee o eso intenta.
-Es alguien que se creía, estaba en el mundo de los muertos-
Contengo una nota de dolor en mi voz.
-Alguien con quien tengo asuntos que resolver- No diría la verdad ni
aunque mi vida dependiera de ello.
-Curioso, se la dio por muerta en el accidente de carretera
y un mes después, alguien compró una identificación falsa a una de mis chicas,
en cuanto vi su foto para hacer la labor... ten por seguro que no pude
olvidarme de él- Sonríe divertida, pero pronto pregunta con tono amenazador.
-¿Es alguien que ha intentado verte la cara?- Ante la sola idea frunce el ceño.
Me apresuro a negar con la cabeza, Natsuki jamás me
traicionaría, eso lo sé. Y Lu, puede ser mortífera cuando se lo propone. -Yo
soy quien esta en deuda, también sé que si alguien quiere hacerse de un nuevo
nombre... tiene que acudir a ti de algún modo- Por eso te busqué, Lu.
-Chica inteligente- Ahn sonrió soltándome las manos, le
bastó tronar los dedos cuando una de sus chicas llegara con una carpeta, que es
puesta a mi vista. -Es... extremadamente peligrosa- Su tono divertido se
convirtió en algo sombrío. -Una asesina letal, sin remordimientos y de gran
temple. Carácter osco, pero francamente eso aumenta su atractivo, esta muy bien
por donde la mires... es como un fruto prohibido-
-Eso no lo dudo...- Contengo un gruñido al pensar que clase
de miradas le ha dado Ahn a mi Natsuki. -¿Dónde puedo encontrarla?- Eso es todo
lo que importa.
-No la mires, esta en la esquina del ejecutivo tomando
vodka...- Sentí que el corazón se detenía un instante, temblé incluso ante la
idea de mirar. Pero no me atreví, presioné mis manos bajo la mesa ¿Verla? ¡No
estoy preparada! Esta viva y eso es lo que importa. Por 'suerte' Ahn estaba
ocupada devorándola con la vista.
-Siempre viene sola cada viernes y su visita concluye en el momento en
que la botella se vacía... no entiendo porqué, pero de ello hace un mes y
medio. Aquí la han bautizado la Doncel de Hielo-
-Ara, ¿Y a que se debe tal apelativo?-
-Tiene ojos eléctricos- ¿Ojos eléctricos? Miré con
confusión. -Cuando se quita los lentes, algo que solo ha ocurrido una vez. Sus
ojos azules destellan, realmente da la impresión de que están congelados-
Aclara muy gráficamente, con el incesante movimiento de sus manos y su rostro.
-Por otra parte, han sido muchas las osadas que se han acercado, pero a todas
las ha rechazado... al final concluimos que esta casada o algo así, es un
tempano de hielo. Incluso se hacen apuestas para ver si cae alguna vez- Levantó
los hombros con fingido desinterés.
-¿Qué le hizo pensar eso a Ámbar? El que esta casada quiero
decir- La sola idea es terrible.
-Siempre lleva un anillo en su dedo anular, un dragón blanco
con una gema rubí- Afirma ella, señalando su propio dedo, aunque desnudo de
cualquier gema. Ya no queda duda, es mi Natsuki. No puedo evitar sonreír,
sentir un gran regocijo en mi corazón al pensar que no se ha desprendido de ese
anillo. -¿De qué te ríes Rubí?-
-Tontas memorias... mías- Giro entre mis dedos la prenda de
Zafiro que ella me diera aquella noche. Esa en la que he debido decir SI, sin
remilgos y dejar todas estas tonterías de espía.
-Tú.. tú estás ¿Casada?- No quita la vista ambarina del
anillo de lobo en mi dedo.
-Si y no... falsamente y no con la persona que
desearía- Evado sin dar tantos detalles.
-Solo tienes 19 años, ¿No estas muy joven para eso?-
Sonrío notando su desencanto. -Ara, ¿Acaso Ahn siente pena
por haber perdido a un pez en la inmensidad de este mar?-
-No cualquier pez tengo que admitir. Sin embargo Rubí. Ella
es tu persona especial ¿No es así?- Murmura suspicaz mirándome a los ojos.
-No imaginaba que fuera tan obvia...-
-Solo para los ojos que te conocen. Aunque estoy celosa-
Desvía la mirada a un lado, casi infantil.
-Ámbar siempre podrá decir que fue la primera de Shizuru
Fujino, fufufu... pero no sé lo digas a mi Natsuki... no sé que tan celosa sea-
Una risilla divertida que debí esconder con recato en mi mano. Me retaba
contradictorio el deseo, la necesidad de verla, de correr a su lado. Aunque yo
muriera por ver a mi amada, una estela de miedo lo embargaba todo en mi
interior, era un feo presentimiento. Me puse de pie al final, con la idea de
buscarla. -Debo verla- Sin embargo en la mesa solo veía una mano enguantada
servir otra copa de Vodka, el resto de su figura prodigiosa estaba oculta en la
oscuridad, envuelta por el humo del tabaco. Ara ¿Mi Natsuki fumando? Es
necesario que tengamos una charla seria.
-Rubí...- La mano de Ahn me sujetó antes de permitirme
marchar con mi amada. Ello le ha ganado una mirada asesina. -No se que clase de
persona sea ella. Pero debes tener cuidado- Advirtió con una nota de
preocupación en la voz.
-¿Por qué?- Me liberé sutilmente de su agarre, esperando
impaciente su respuesta, calma por fuera.
-Trabaja para Sears y esa es gente de cuidado- ¿Qué ha
dicho? La presión sanguínea cayó por los suelos, al igual que mi esperanza.
-Por tu cara supongo que no lo sabías... ¿Cómo puede guardar tal secreto la
persona que...?-
-Shh- Posé mi dedo en sus labios con una sonrisa falsa. -No
permito que nadie cuestione los principios de mi Natsuki... ni siquiera tú.
Ella no es la clase de persona que piensas Lu-
-Solo sé que si te hace daño, la mataré- Suspiró largamente,
antes de mirarme con expresión comprensiva. -Ella no es la misma persona que
hayas conocido- Sujetó mis hombros. Contuve la necesidad de exigirle ser más
exacta. -Cuando vino por los documentos, tenía serías heridas que si me lo
preguntas desaparecieron de la noche a la mañana y estaba ida, como si le
hubieran drogado. Además, le pregunté su nombre original para borrar el
registro y no dejar huella- Como siempre Ahn, es tan perfeccionista en su
trabajo. -No supo darme su nombre... ella no sabe quien es, y dudo que sepas
quien eres tú-
Ahn volvió a mover su mano solicitando un servicio urgente,
de algo fuerte para que yo asimilara la información y esta claro que apuré el
amargo licor de un solo trago. Respiré profundamente pensando en mis
posibilidades, volviendo a tomar asiento para disimular el temblor temeroso de
mis piernas. -¿Cómo sabes que trabaja para Sears?- Primero debo descartar mis
posibilidades.
-La cuenta de la tarjeta con la que paga... ya sabes, tengo
que ver que tan legales son los dineros. Mis clientas no todas son la mata de
la honestidad- Lu sonrió a modo de chiste, pero yo no estoy para esos en este
momento. -Rastreamos la cuenta y créeme cuando te digo que le pagan muy pero
que muy bien... la cuenta esta activa desde hace 4 años, lo que significa que a
tu encantador Zafiro de Hielo, le han tenido en la mira mucho antes del
accidente o ya trabajaba para ellos hace tiempo-
-Eso es ¡Inaudito! Imposible. Mi Natsuki no es doble faz y
para esto debe haber una buena explicación- Golpeé la mesa sin recato. Lu me
miró incrédula, antes de tomar la mano que lastimé en el metal, para depositar
en ella un beso mimoso. -Esta a nombre de una tal Azula Katsuya-
-Katsuya... ese apellido- Recuerdo haberlo oído en alguna
parte.
-Te presento a la viuda de mi hermano. Ella Iori Katsuya-
Estaba de pie frente a la junta de la corporación Margueritte, además de Kagura
y su pequeño hijo Kei. Estaban los señores Margueritte, quienes en un documento
postraban su firma para darme toda autoridad. Un representante de la minoría y
todo quedó listo.
En cuanto los rigores fueron concluidos, la mujer de piel
morena, cabellos grises, casi alvinos y ojos lila no dudo en dirigirme la
palabra. -Espero que Fujino-san... de prosperidad a nuestros negocios, dado que
Tomoe-san ha postrado ante ti toda su confianza. No decepciones joven Shizuru-
-No será el caso Katsuya-san- Sonreí tranquilamente,
sabiendo que en ese momento. Tomoe tal y como yo esperaba. Me daba carta blanca
para husmear en todos los negocios de su familia.
Sin embargo ello no garantiza que sea, alguien relacionado
con ella. Debo recordarlo Azula Katsuya. Para investigarla.
-Si vas a hacer algo... debes hacerlo ya- Miré sin entender
a mi ambarina amiga. -Esta por la última copa de su botella, una vez concluya
pedirá la cuenta. Depositará la tarjeta en la platilla y aguardará un máximo de
5 minutos antes de largarse-
-Ara, que estudiada tienes a Natsuki-
-Claro, hice el intento... y fracase. Pero tú sabes bien que
no soy de las que se rinde al primer desplante- Más le hubiese valido a Ahn
tragarse sus palabras, porque no voy a permitir tal ultraje.
-Me temo que ella es de mi propiedad y Ámbar, no quieres
saber que pasa cuando alguien quiere robar algo que es mío- La tensión pudo
cortarse con un cuchillo, las chicas a su servicio me miraron con cautela.
-Rubí ha aprendido bien a defender lo que le pertenece- La
sonrisa amable de la pelinegra, apaciguó el monstruo posesivo de los celos,
reverberando en mi interior. -Pero alguien no sabe que tu dama esta marcada,
esa... es Azula Katsuya- Un dejo de burla emergió en la mirada frívola de Ahn.
Volteé la vista con violencia sobre mi Natsuki, solo para
notar una versión más joven de Iori. Me mordí el labio, cuando ambas figuras acercaron
su rostros en las sombras. ¿Un beso? Esa tal Azul tendrá que rendirle cuentas
al demonio mismo. -¿No dijiste que siempre esta sola?-
-Dije que viene sola, no que se vaya sola...-
-Ara, tendré que hacer algo ante las pequeñas verdades que
Ahn me oculta tan convenientemente. ¿Sabrás pagar tu falta, cubriéndome la
espalda?- Tanteé el terreno. Ya he arriesgado demasiado al retarla por mi
Natsuki.
-Como gustes, di lo que deseas y lo tendrás- Se acercó
sonriendo, dispuesta a chasquear sus dedos para que mis ordenes fueran
cumplidas por sus serviles.
-A ti- Vaya beneplácito sentí en la estupefacción de su cara
confusa, después una larga y seductora sonrisa se clavó en mi rostro.
-0-0-0-
Zera, Miel, Yun, Azula y... No, esa traidora no merece
mención en mis pensamientos. Piro, ahora debes estar lamiendo el trasero a esos
malditos terroristas de Garderobe. Pero ya no quiero pensar en eso, quiero
decir... mis amigas, ¡Mis verdaderas amigas! Se preguntan porque cada viernes a
la misma hora vengo a este lugar llamado, 'El dragón rojo'. Me molestan
diciendo que es por las atractivas mujeres o las danzas exóticas, que soy una
pervertida y que vengo a ligar, pero la verdad es que... quiero crear una
rutina. Si, es lo más tonto pero es una forma de hacer algo con lo que
identificarme, además de mi amor por las motocicletas, la facilidad para las
probetas, y los tubos de ensayo. Necesito con vehemencia algo a lo que
aferrarme de mi misma, para tener la certeza que no habré de olvidarlo
nuevamente. Apuró mi segundo trago de licor de la botella y una dama se acerca
a mí, con una tímida sonrisa. Yo desvió la mirada con aburrimiento y ella se lo
piensa dos veces antes de acercarse. No entiendo como es que las malas pintas
que traigo no funcionan. Unos jeans rasgados en las rodillas, una camisilla
negra con mi banda de rock creo que preferida, bueno eso ya no lo sé. Un
cinturón negro con hebilla plateada, una cadena adherida a él y al pantalón,
además de unos converse desgastados. Andrajosa ha sido la definición de la dama
de la puerta para mi atuendo.
Voy por la mitad de la botella y ya han intentado acercarse
al menos 4 mujeres diferentes ¿Qué no puede venir una a tomarse una copa sin
ser molestada? Parece que apostaran a ver quien es capaz de hablarme. Jajaja
que buen chiste ¿Apostar por mí? Tanta egolatría junta no va contigo Zafiro.
Dedico una mirada al vaso y el liquido translucido en su interior. Cierro los
ojos, estrechando en mis guantes el cristal. Siento el llanto en silencio
escapar. No sé porque el corazón me dice que he perdido algo tan importante,
duele aún más saber que no podré recuperarlo.
Hoy me sabe a despertarme de un sueño, no uno amable, más
bien pareciera una pesadilla, me duele tanto la cabeza. Siento la luz
encandilar mis ojos y el poco apacible sonido, de las bisagras de la puerta.
Miro el techo, es eso lo primero que veo, el impoluto blanco, y el aroma que
respiro, no es otro que el de los fármacos propios de aquellos lugares que
tanto detesto. Es así como me doy cuenta que yazgo en un hospital, el último
lugar en el que alguien querría ir a parar. Escuchó además el molesto pitido de
las maquinas que me recuerdan, que sigo viva. Todo en este lugar, me parece
horrendo y aborrecible. Levantó mi brazo derecho a la vista de mis ojos, solo
para notar los numerosos cables adheridos por intravenosa a él. Estoy
consciente de cada parte de mí cuerpo, incluso el sonido de mi corazón. Pero...
cuando busco en mi mente algún memoria. No hay nada... ¿Quién diablos soy?
-Has despertado... le diste un buen susto a todas- La voz
de alguien familiar, miró a un lado y una chica de largos cabellos rojos me
mira afable. Desvío pronto la mirada... Cuando se inclina para mirarme sus
enormes... esas, están tan escandalosamente cerca.
-¿Zafi... no recuerda a su querida amiga Piro-san?- Se
inclina más y yo no se a que lado huir con tanto cable encima, o porque me mira
tan intensamente con esos ojos limón. Espera un segundo ¿Huele a licor? Ya
decía yo que estaba tomada la tipa.
-¡No recuerdo ni mi puto nombre!- Me llevé la mano a la
cabeza y estaba llena de vendas. -Además ¡Parezco la momia!-
-Calmate Zafiro...- Intervino otra voz, la joven se
cruzaba de brazos en la puerta. Era una castaña de pelo corto, en puntas hacía
atrás. No tiene nada que envidiarle a un erizo. Sus ojos negros me miraron de
forma penetrante. -Soy Zera... y me da gusto que sigas viva. No tienes el
cerebro frito de puro milagro-
-Frito el cerebro, será tu...- Unas manos me taparon la
boca antes de que comenzara a lanzar improperios como una enajenada.
-Calma... respira profundo y cuenta hasta 10- Una voz
dulce, un tanto aniñada llegó desde mi espalda. Asentí, conté hasta 10 y me
soltó. -¿Quién rayos eres tú?- Pregunté, no sé que parte de no tengo memoria no
se entiende, tanto que estas descaradas no se presentan primero.
-Miel, me llamo miel... al fin despiertas-
-¿La de las abejas?- Que nombre tan raro, pero bueno.
Supongo que lo escogieron por sus ojos café claros y su cabello castaño, algo
más abajo de los hombros.
-Er si...- Respondió la tal Miel.
-Creí... creíamos que no despertabas- Añadió otra, que
entraba en ese momento a la habitación. La única que reconocí, la única que se
lanzó a mis brazos llorando de alegría.
-¿Azula?- No sabía si llorar de dicha por al menos
recordar un nombre. -¿Qué me pasó? ¿Por qué no recuerdo a esta panda de locas?
Y sobre todo ¿Estás bien?- No sé porque tengo la sensación que esta chica de
ojos lila estuvo en riesgo en algún momento. La multitud comenzó a reír
escandalosamente, Piro silbaba divertida una tonada romántica. Zera se hacía la
desentendida y Miel se sonrojaba a más no poder. Mientras Azula me acariciaba
el rostro con adoración.
-Al menos te acuerdas de tu novia... eso ya es algo-
Salía una pelirrosa de dos colas del ¿Baño? -Soy Yun...- Levantó la mano,
seguramente oyó la charla desde allí.
-Bueno me alegra, ya conoces a la pandilla... o casi
toda. Falta Iori-sama... Tu cuñada- Piro, la más vieja... err... más madura de
todas se sirvió decir que ¿Tengo cuñada?
-¿He?- Que enredo por todos los cielos.
-Y hablando de la reina de roma...- Murmuró Zera
abriéndole paso a una mujer clonada a Azula, solo que con los ojos Azules.
-Es una buena noticia ver a la líder de nuestro
escuadrón... recuperar la consciencia- Sonrió apacible, mientras velaba por mis
constantes vitales. -Es un milagro a decir verdad, por cierto soy Iori Katsuya-
-Es que ya te tardabas mucho... en despertar- Dijo Miel
con un dejo de preocupación.
-¿Sobre qué paso? Eres violenta y todos lo sabemos,
pero... ir como maníaca en tu motocicleta ha sido muy riesgoso, te pasaste.
Creí que realmente te matarías y vamos que sería un gran aporte a la
humanidad... pero, no fue propio de ti- Gracias por eso Zera-san, que yo sepa
no soy Kamikaze ¿O sí?
Antes de que pudiera refutar nada, sentí unos labios
besarme con desesperación. No estuvo en mi voluntad responder, pero mis labios
se movieron solos... devolviéndole el gesto a Azula. Su... supongo que al final
si somos novias. Nos apartamos, mientras yo jadeaba y ella se sonrojaba cual
farol. -¿Cuánto tiempo llevo dormida para ser exactas?- Inquirí cansada del
parloteo. Me dolía la cabeza como si hubiera tenido una borrachera de padre y
señor mío.
-Siete meses...- Dijo con cierto tono de pena Piro.
-¡¿Siete meses?!- Grité sin saber que pensar ¿A que horas
dormí tanto si ni siquiera tuve sueños. Comenzó a reírse como una maníaca.
-Caíste...- Posteriormente se limpio una lágrima de diversión que amenazaba con
salir. -Solo ha sido un mes... respira Zafi-
-¡Piro!... esas no son bromas para una persona
convaleciente como yo- Suspiré largamente, no tengo ánimos de discutir con
ella.
-Chicas, por favor déjenme un momento a solas con Zafiro-
Pese a que la mayoría son unas descarriadas irremediables, en cuanto Iori habló
obedecieron sin chistar, incluso la que se dice mi novia. Se hizo el silencio y
una imperante curiosidad me obligó a romperlo.
-¿Por qué no puedo recordar nada? ¿Volverá mi memoria en
algún momento?- Pregunté con la esperanza a flor de piel.
-Zafiro... no podrás recordar nada- Me tomó de la mano
mientras me explicaba el dictamen del doctor.
-Espera Iori... ¿Dices que tengo amnesia permanente?-
Debe estar de broma.
-El termino es... Amnesia Retrograda, no recuerdas nada
de lo que pasó antes del accidente y no hay forma en que puedas recordarlo en
el futuro. Tendrás sensaciones o algún Deja vú. No has muerto de milagro, pero
algunas partes de tu cerebro... bueno, no salieron muy bien libradas-
-Gracias por la buena nueva... ¿Puede haber algo peor?
Solo añade que tengo cáncer y salimos- Que otra cosa podía ser que sarcástica,
he perdido todo recuerdo de mi vida.
Se la notaba tan tranquila, ya veo porque la mandaron de
cebo. Es que no le duele ni un poco dar malas noticias. -No, en el resto de tu
cuerpo tienes una salud inmejorable, sin embargo lo que intento decir es que
por el daño cerebral. Podrías empezar a sufrir algo llamado Amnesia
Anterógrada-
-¿Qué diablos significa eso?- ¿Más? ¿Qué diablos pasó en
ese accidente? Además de partirme la cabeza en dos, más o menos.
-Tu memoria de corto plazo, tendrá algunas dificultades
para ser procesada y pasar a ser de largo plazo- Iori intento explicar
acumulando la mayor paciencia posible.
-Sigo sin entender- Si entendí, pero no quiero estar
malinterpretándolo. ¡No quiero creerlo!
-Lo que pasa hoy, aquí y ahora... no tienes garantía de
recordarlo mañana. O en cuanto dejes de pensar en esto, puedes simplemente
olvidarlo-
-¿Cómo es que recuerdo a Azula? Bueno no el pasado... su
nombre- Si es que lo he olvidado todo, porque ella sigue ahí en alguna parte de
mí.
-Porque la amas o eso decías de vez en cuando, no se te
da bien eso de declararte...- Sonrió divertida encaminándose a la puerta. -Creo
que es mejor dejarte un tiempo de soledad a tus anchas, para que reflexiones.
Porque Zafiro, el que no recuerdes tu oficio, no significa que te puedas
desligar de él-
-¿A qué me dedico?- Es cierto, ¡No lo sé!
-Eres miembro del escuadrón élite de Sears, lo mejor de
lo mejor para protección y ataques de inteligencia. Tenemos a unos terroristas
atacando las sedes farmacológicas y ustedes son lo único que se interpone entre
esas mujeres y las investigaciones para la cura de tantos males...- Me miró con
amargura antes de añadir -... mientras estabas inconsciente. Atacaron 3
laboratorios, no dejaron ni rastro de ellos, perdimos avances difícilmente
logrados los últimos 4 años.- Dejó sobre mis piernas cubiertas por las sabanas
un periódico. -Cuando estábamos tan cerca de encontrar la cura al SIDA... ¡Esas
malditas!- Iori se contuvo un momento. -Disculpa, no solo lamento la perdida
científica, también tus heridas fueron por su causa... pero deberías descansar,
no te interrumpo más- Terminó de salir por la puerta. -Nada de emociones
fuertes ¿Ne?- Se escuchó antes de que la puerta fuera cerrada. No tardé un
segundo en tomar el periódico.
Miré el periódico, Francia, Alemania y Estados Unidos.
Una tal sombra Azul atacó en las sedes eliminando cientos de proyectos para la
mejora medica en diversos países, proyectos contra el Alzheimer, cáncer de
diversos tipos y el más innovador de todos los proyectos. Un sistema de
autodefensa inmunológica que tenía altas probabilidades de curar el Sida, así
como otras enfermedades relacionadas con el impacto directo en los anticuerpos.
Tensé la mandíbula. También me postraron en esta cama y me han privado de mis
valiosos recuerdos. -¡Las voy a matar!-
Abrí los ojos, intentando serenar mi respiración. Ese
maldito escuadrón Otome, me las van a pagar muy caro, lastimaron a Miel que aun
necesita recuperarse, incluso a la idiota de Zera, si no llego a disparar a
tiempo esa mocosa la hubiera matado. Le he dicho tantas veces a esa cabeza de
erizo que no sea tan confiada, pero ni caso me hace. Luego esta esa mujer, Mai
hime... ella si que logró hacerme mucho daño, si Miel no hubiera interpuesto su
barrera de ámbar, me hubieran hecho picadillo, además de rostizarme. Pero no lo
entiendo, cuando la atacaba sentía... que... que no era. ¿Correcto? ¡Soy Baka!
Esa fulana no se lo ha pensado para matarme, es tal como Iori dice, son unas
desalmadas y OK, nosotras no jugamos tan limpio... pero es que sin nuestros
Slave nos iban a comer vivas. En fin... Pasé directamente de tomar del vaso,
bebí un cuarto de la botella como si fuera agua. Al menos me desquité de una de
ellas, la semana pasada... le ha de haber dolido a esa tal Mikoto el disparo
que le dí... Lo que no puedo entender es porque fallé, apunté directamente a su
corazón, pero en el último momento, terminé por darle en el hombro... aun con
todo le costará reponerse o por lo menos le va a dejar cicatriz. Suspiré
largamente, no es suficiente... ellas siguen allí viviendo sus vidas, sabiendo
quienes son mientras yo ahogo este vacío en mi alma. Retiro el guante y miro el
rubí en mi mano, lo giró un poco entre mis dedos. Es un tonto juego pero
siempre lográ calmarme.
-¿Zafiro?- Una voz tímida me interrumpe mis pensamientos, al
levantar la vista estaba ella. Mi novia... mirándome con expresión curiosa.
-Vaya, que sorpresa querida Azula “¿Vienes a recogerme o
a vigilarme?”- Me puse de pie para saludar, pero en cuanto quise brindar mi
mejilla. Los delgados dedos de ella, giraron mi rostro para besarme. Como
aquella vez, respondí mecánicamente a sus deseos y tristemente no ha sido de
otro modo entre ella y yo. Suspiré largamente, mirando el cuarto restante de la
botella. -¿Quieres?-
-No gracias, tú sabes que no se me da bien la bebida-
Tomamos asiento, y yo guardando los modos volví a servir mi copa. Azula dejó
vagar la vista por los alrededores, deteniendo su atención en las bailarinas
exóticas, pero yo ni siquiera siento celos de que este babeando por otra
persona. Cuando estamos íntimamente juntas es verdaderamente un fiasco, a ratos
realmente siento que estoy haciendo esto y aquello con una hermana o que sé yo.
Buscaba estos momentos de soledad pero no hay forma de
explicarle a la chica que es en verdad inoportuna con su presencia. Apoyo el
codo en la mesa y me sostengo el rostro con aburrimiento. Comienza a sonar una
canción un poco movida y sugerente, pero no me arriesgo a pedirle a Azula que
baile conmigo. Tiene dos pies izquierdos y no salí bien librada la última vez
que lo hicimos, mis dedos tienen mal recuerdo del momento. Los murmullos
aumentan en volumen, entonces me doy cuenta que algo esta pasando en la pista
de baile, mi mandíbula baja un poco y tengo la necesidad de retirar los lentes
para ver mejor.
Un suave movimiento, sincrónico, erótico de dos figuras
féminas al compás de la tonada. Pero lo primero que logran ver mis ojos, es una
cascada castaña sobre una espalda de marfil, apenas cubierta por una prenda
negra, una cintura de guitarra y una figura envidiable. Esta dama opaca con
movimientos sensuales a su compañera y un embrujo cautivador hace que me ponga
de pie sin pensarlo. Me doy cuenta entonces de los sonoros latidos en mi pecho,
trago saliva solo al ver el contoneo cadencioso de sus caderas, así como esas
largas y prodigiosas piernas a la luz de neón rojo. Incita toda ella al tacto,
es la tentación en la tierra hecha mujer, no evito pensar. Aunque no estoy en
este momento para labores tan complicadas como pensar. En mi interior tengo una
sensación, un deseo y al mismo tiempo ardo en cólera por la fugaz compañía de
esa mujer con cuerpo de diosa. ¡Necesito verla de cerca! Comienzo a caminar
hacía la pista, pero me veo interrumpida por mi acompañante.
-¿A dónde vas?- Me sujeta por el brazo y una imperiosa
necesidad de seguir mi camino ciega cualquier amabilidad en mi interior.
-Metete en tus propios asuntos- Me liberé con tosquedad, no
me siento dueña de mí.
-Zafi...ro- Azula me miraba incrédula, al borde de las
lágrimas, pero no sentí ningún remordimiento. -Tú no...-
-No te metas en mi camino...- La miro de soslayo, antes de
dirigirme hacía mi objetivo.
A cada paso los latidos aumentan velocidad, así como se hace
cada vez más insoportable el dolor de cabeza. Sigo mirando, pero de ella apenas
puedo contemplar una prodigiosa espalda de porcelana y no entiendo porque
siento una punzada dolorosa a la altura del pecho. Pero eso solo esta en mi
mente, cuando verifico mi reloj que es más bien un regulador de signos vitales,
la maquina dice que estoy bien. Estoy a punto de llegar, me quedo detenida sin
atreverme a seguir caminando, a posar mi mano en la suya y exigir una mirada,
porque este maldito corazón no desea otra cosa que la atención de una completa
desconocida. Soy idiota, me doy la media vuelta. Cuando estoy a punto de
marcharme a la salida una voz me detiene.
-Ara... no esperaba tal muestra de cobardía- Ese acento tan
familiar y desconocido al mismo tiempo me paraliza.
-“¿Cobardía?”- Rechino entre dientes, antes de darme
la vuelta para encararla. -Quien dem...- Se quedan mudas las palabras en mi
garganta. Esos ojos hechos de sangre liquida, ¿Por qué me miran de ese modo?
5 comentarios:
Muero!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! joder la conti!!!!!!!!!!!!
(yo ahora normal) Por dios que manera de dejarnos con la incertidumbre y el esperado encuentro..... Me fascino la forma de reaccionar de Natsuki al querer ver a su amada desconocida... turururu *-*
Muchas Gracias, Siga así, se cuida besos bye
Wow...no me esperaba algo como eso, y es que parece una situación tan surrealista, pues el no tener memoria es algo terrible y peor aun con los deja-vu, vaya problema.
Me gusta que digas quien es quien de esas valquirias, para que no olvidemos como son sus aspectos físicos mas notorios e importantes, que nos llevan a pensar en el personaje. Espero ansioso la continuación. Bye-bye
Asu! me quede impresiona, especianmente cuando natsuki se qda babeando por shizuro, espero con ansias el siguiente capito!!
no puedes dejarlo ahi esta increibleee sigue asii porfavor espero no tardes mucho :D
ke bien :D, de verdad que ya iba a empezar a reclamar, por que razon moria la linda Natsuki :} buen capi ;)
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