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martes, 18 de septiembre de 2012

martes, 18 de septiembre de 2012

Cap. 20 parte 1 de "Nunca digas adiós"

NUNCA DIGAS ADIOS

Capítulo 20 Parte I

Zafiro

...Soy idiota, me doy la media vuelta. Cuando estoy a punto de marcharme a la salida una voz me detiene.

-Ara... no esperaba tal muestra de cobardía- Ese acento tan familiar y desconocido al mismo tiempo me paraliza.

-“¿Cobardía?”- Rechino entre dientes, antes de darme la vuelta para encararla. -¿Quién dem..?.- Se quedan mudas las palabras en mi garganta. Esos ojos hechos de sangre liquida, ¿Por qué me miran de ese modo?

-Parece que a alguien le comieron la lengua los ratones- Sonríe juguetonamente la chica a la que estuve devorando con la mirada y sin ningún reparo. Algo tan impropio de mí, pero es que tiene una sonrisa taaann hermosa... ¿Estoy tonta o qué? ¡Acaba de insultarme!

Di algo cerebro, ¿No ves que se están burlando de ti? -¿Bailas?- ¿Qué? ¿Eso era lo mejor en el repertorio cerebro tonto? Siento que la lengua me pesa toneladas, no entiendo que me pasa, estoy tan nerviosa y me arde la cara.

-Como seguramente notaste, si... estoy en capacidad de ello- Esta tan tranquila y divertida a pesar de la incomoda situación o ¿Soy solo yo la que se siente incomoda?

-Que mal tino tienes para pedirle a alguien que baile contigo, si ya veo que la del problema para ligar eres tú, no el resto de la gente- Niega socarronamente con la cabeza, una mujer pelinegra de ojos ámbar y piel broncínea, era la que estaba bailando con ella y además ¡Esa cara la recuerdo yo de algún lado!


-Túuuuuu- La señalo con dedo acusador. -La aprovechada que no aprendió nunca lo que significa el espacio personal y por si fuera poco...- Mi voz se estanca contra una muralla, la insulsa de Ámbar me tapa la boca con sus manos, y las que muerdo a falta de otro medio para respirar tras algunos instantes sin aire.

-¡¿Estás loca?!- Se sujeta la mano lastimada, ¡Que dramática! Yo no le he hecho sangre. Pero bueno, esa castaña de figura prodigiosa nos mira conteniendo la risa.

-¡Me estabas ahogando! ¿Cuál es tu problema? Primero andas robando besos a la gente y ¿Después intentas ahogarlas?- No sé que cosa en mis palabras airadas, detuvo la risa disimulada elegantemente en la mano de aquella hermosa castaña. Esos ojos rubí, vagaron primero sobre mí y después sobre la otra infausta mujer. ¡Rayos! Va a matarnos y mira que a mí no me da miedo nadie, pero... esa mirada asesina me ha dejado pálida y estática en mi sitio.

-Ara... Ahn es más atrevida de lo que yo recordaba- Siseó suavemente entre sus labios. ¿Ahn? ¡Espera! ¿Entonces si tienen algo? Tengo una sensación espinosa otra vez a la altura del pecho. Desvío la mirada a un lado cerca de la mesa donde estaba y Azula ya se había ido. Ahora si estoy en problemas.

-No me dejó otra opción Rubí- Comienza a sudar la de ojos ámbar, tomándome por los hombros y poniéndome en medio cual escudo.

Me suelto rápidamente, notando que nuestra peculiar conversación ha formado corrillo en la pista de baile ¡Viejas chismosas! -Si tienen problemas conyugales a mí no me metan en esto señoritas- No puedo evitar un tono de voz dolido antes de apresurar el paso a la salida. Con la cara que traigo esta claro que la joven de la puerta no duda en abrírmela ni un instante. Realmente no quiero volver nunca más al 'Dragón Rojo' -¡Al diablo el mundo, la memoria y todo!- Refunfuño cuando ya voy saliendo del callejón.

Una mano me sujeta obligándome a girar con violencia y en cuanto vuelvo a sentir esos ojos carmín sobre a mí, desecho la idea de propinarle un golpe. Me he quedado con la boca abierta de nuevo, cayendo probablemente es el influjo de ese fino rostro... lle...lleno de lujuria. Sus brazos me arrinconan contra la pared y sus labios buscan los míos con ansiedad, la siento intrusa en mi boca y su lengua danza con la mía. No puedo resistirme, me aferro a su cabello y profundizo la caricia, sabe tan terriblemente bien. Bebo de ella, de su boca, de su cuerpo contra el mío... como si fuera un oasis en el desierto y una acuciante necesidad de más, se queda prendada en mi boca cuando ella se separa un instante de mí. Mas solo el hilo de saliva que hace puente entre nosotras dos, se delata testigo de aquel momento sublime. Pronto y en mal momento recuerdo mi razón para salir de allí y mi cara delata mi contrarío.

-Esto no va a gustarle a SU novia- Me separo jadeando, incapaz de tolerar el brillo intenso en esas gemas rojas. Me limpio la boca con la manga de mi chaqueta, negando en toda lógica lo que esta pasándome con ella.

-Ara, me parece que Kruger-san ha confundido la situación. Ahn no es mi novia, solo una amiga de tiempos pasados- Aun me acorrala contra la pared, pegándose más a mí, y yo tristemente incapaz de coordinar algún movimiento que la aleje. -Debería ser yo quien pregunte por su acompañante, se fue bastante ofendida-

-Ignoro... como sabe mi nombre y yo no tengo porque darle explicaciones de mi vida privada- Escondo la cara lo mejor que puedo, es un vano amago por 'esquivar' su cercanía, lo cierto es que no estoy en condiciones de mirarla.

-Eso es un tanto cruel, ya que yo me he explicado- Su voz en mi cuello expuesto a razón de mi rara postura y sus brazos adheridos a mi cintura torturándome de deleite, la hacen bastante sugestiva. A otra ya la hubiera mandado al diablo, pero ella tiene ese raro poder de hacerme desear más de lo que debería. Muerdo mis labios intentando contenerme, quien me iba a decir que una extraña me provocaría tantas emociones. -Pero, esta bien... yo no voy a preguntarle a Kruger-san lo que no desea responder- Una corriente eléctrica se desliza por toda mi espalda, mi cuerpo, concluyendo en mi centro de placer. No es otro el origen de mi mal que esos labios carnosos surcando la piel expuesta en mi cuello.

-Nat...- Digo para mi vergüenza.

-Ara, yo no me llamo de ese modo- Ríe divertida y su aliento logra estremecerme nuevamente.

-Es... mi nombre, me han llamado de muchas formas pero todas empiezan por esa abreviación. El último que recuerdo es Natsuki- Aunque no lo siento propio, en el fondo me pertenece... pero no voy a decirle mi apelativo de batalla, Zafiro... si supiera que soy una asesina a sueldo correría. -Por favor no digas... mi apellido- No sé porque me molesta que lo haga, pero requiero que diga mi nombre como si el alma y la vida se me fueran en ello.

-Muy bien... entonces mi Nat..su..ki- Silabea casi cantarina el nombre y esto incendia más mis deseos, también y raramente, hace que mi corazón lata más rápido. -¿Desea que vayamos a otro sitio? Me niego a compartir una vista tan agradable con otras personas-

¿A qué se refiere? Basta bajar la mirada para notar que sus manos se han abierto paso entre mi chaleco y mi camisilla, estan a ¡Nada! De tirarme el sostén. Azorada reacciono retirando sus manos de su objetivo, por todos los cielos esta mujer es... es... ¿Una profesional en esto? -Deje las manos donde pueda verlas... señoritaa...- ¡Rayos! Yo no sé su nombre.

-Shizuru... Viola- Me responde con ternura, mientras una pequeña lágrima surca su mejilla delatando el sincero pesar que de algún modo le he causado. Es mucha la egolatría Zafiro ¿Por qué lloraría ella por ti?

Sin embargo aquí estoy, pidiendo perdón sin saber la razón -Yo... yo lo lamento- Así mismo, mis labios en un casto beso secan el llanto que surcó su rostro. -“No llores... me duele”- No me atrevo a decirlo.

-Mi Natsuki no tiene la culpa de nada- Cambia tan pronto su expresión por una sonrisa, que mi interior lo agradece. Siento un deja vú, pero ¿Realmente conocí a esta mujer? Ahora que si preguntara ¿Nos conocemos de antes? Va a sonar a frase de galán barato.

Por otro lado... (suspiro) Mi nombre se oye tan bonito en su voz. -Yo tampoco quiero compartir a Shizuru con otras personas- No sé porque lo he dicho, salió tan natural.

Tomo su mano, y caminamos presurosamente hasta mi vehículo, hay cosas que tienen que pasar entre dos personas y solicitan lugares más íntimos. Ella sube al asiento del copiloto de mi Ferrari plateado sin preguntar, no sé porque no le asusta la idea de irse a parajes desconocidos con una persona que no ha hecho merito alguno para ganar su confianza. Me enfada la sola idea de que esto que hace conmigo, sea cosa de una noche o peor aún, cosa de varías noches. ¿Pero quien soy yo para recriminarle algo? He accedido con voluntad blanda ante su presencia, y también me he negado a responder su única pregunta, es cruel de mi parte. Pero sí afirmara que la que se ha marchado es mi novia, quizás hubiese venido después un desprecio de su parte y algo por dentro me dice que no podría soportarlo.

Enciendo el auto y las llantas comienzan a quemar contra el asfalto, error de principiante, mis nervios me delatan... salimos disparadas por las calles, pues necesito un lugar a solas para en mis anhelos conocer el sabor de su piel. Su mano en cambio se deposita cálida en la mía, sobre la palanca de cambios y al mirarla de soslayo, me doy cuenta que toda su atención es mía. Giro en la transversal, nos dirigimos a la zona de hoteles más prestigiosos de la ciudad, realmente no tendría el descaro de llevarla a cualquier motel de mala muerte.

-Tienes unos ojos muy hermosos- No entiendo porque lo dice, son fríos como el hielo, antinaturales... parecieran realmente congelados, incluso malditos.

Hoy he superado mi marca, estamos ya a menos de una calle. -Alguien cuyos ojos están hechos de rubí, no debería mentir para quedar bien con una perfecta desconocida, eso no interesa ¿verdad?-

-Detén el auto- Estoica en su voz y su expresión, que otra palabra podría usar para referir el desplante que le he hecho. Detengo el auto, quizás es mejor de este modo. No puedo garantizar que la deje ir después.

Abre la puerta y se baja mientras yo estrecho las manos contra el volante. -“Soy idiota, de eso cabe duda”- Darme golpes contra el volante no parece tan mala idea.

-Ara, ¿Acaso Natsuki se ha arrepentido?- Sujeta la puerta entre sus delicadas manos y al mirarla a los ojos, estos contrarían por mucho la serenidad de su expresión. -Dije que te detuvieras porque estabas tan distraída que ibas a pasarte- Le explica a mi poco cuerdo cerebro la realidad.

-Señorita... ¿Desea que estacione su auto?- En efecto, al lado de mi puerta el Ballet me extiende la mano para pedir las llaves y yo seguramente tengo una cara de... en fin.

Tras recuperar la compostura, bajo del auto, entrego las llaves y camino de la mano de Shizuru al interior del Hotel, este no era el que tenía pensado pero cumple los rigores que busco, 5 estrellas. Pasamos por la recepción, de pie mientras esperamos las llaves del cuarto. Siento una penetrante mirada gris sobre mí, le encaro con el ceño fruncido, pero ese hombre alto y de cabellos marrones en cambio me sonríe. Esto me desconcierta profundamente, levanta la mano y Shizuru devuelve el ademán. Así que el gerente del sitio conoce a Viola-san, ¿Acaso es su costumbre venir seguido aquí? Y lo que es peor... acompañada.

Entramos al ascensor... En cuanto se cierran las puertas. -¿Algo molesta a mi Natsuki?- ¿Es que tiene un manual de expresiones mías?

-No tendría porque...- No tengo porque darle más valor a esto, después de todo nos encontramos en el 'Dragón rojo' y estamos aquí para hacer esto y aquello específicamente. No puedo creer que me preste para esto, pero es mejor sentir un instante ¿No es así? Después de todo, las restantes horas de los días solo puedo vivir con enojo.

-Ara, ¿Acaso le ha molestado la familiaridad de Reito-san?- Sus dedos sobre mi barbilla, me obligaron a verla.

-¿Quién?- Ese nombre me suena de algo. -¡Claro que no!- No puedo estar sintiendo celos, pero duele porque ella va a olvidarme cuando la luz despunte en las montañas y luego reemplazarme con alguien más.

-Los ojos de mi Natsuki dicen lo contrario- Bajan en caricias sus pálidas manos, abre la chaqueta y se detienen sus dedos en mi clavícula expuesta. Otra vez ese influjo que mata y me condena a suplicar que no se detenga. No quiero más preguntas, la atraigo por la cintura para acallar en sus labios posibles conjeturas. Me responde con tal deseo, con esa sed que nos esta consumiendo desde que nuestras miradas se cruzaron.

-No temas... siempre estaré junto a ti...- Sonreía mientras acariciaba sus mejillas claras y sus ojos sangría me miraban con un delirio dulce. Sus labios carmín tan cerca... -Aun si es solo como un leal amigo, mi querida Kiyohime- Mordía mis labios sabiendo una mentira tacita en ellos, quería tanto más con la joven doncella, que impropio de mi parte, retiré la cara notando un tenue ardor en ella.

Entre fogosos besos se abrieron las puertas del ascensor a la suite privada, incapaz de tolerar la posibilidad de apartar su contacto del mío, levanto sus caderas en mis manos y sus piernas me apresan, prodigándome un contacto divino. Que terrible tortura me parece la tela entre nosotras, pero eso tendrá una pronta solución. Nos deslizamos sin hacer caso del sitio, somos como ladrones en medio de la oscuridad, tomando un poco del fruto prohibido, robando mucho más de lo permitido y yo estoy perdiendo el corazón en este instante infinito. Nuestras lenguas batallan buscando someter a la otra, pero no es así como yo quiero que sea, lo dejo ser pero con más dulzura. Buscamos en esta noche, algo más de esa piel adictiva... yo también quiero encontrarme a mi misma y solo en ti podría hacerlo ¿No es así Shizuru?

-Nataru miente muy mal- Escuché un susurro en mi oído, estaba tan cerca y no sabría ella lo peligroso que es eso en mi presencia. -Yo no quiero un amigo...-

-¿Acaso Kiyohime desprecia mi compañía? Ya lo imaginaba, soy indigno de tal honor- Ahogué un nudo en la garganta, un dolor intenso comenzaba a destrozarme por dentro, todos esos miedos se hacían realidad.

Dando tumbos en aquella oscura habitación, me pierdo un par de veces extraña en un lugar que no conozco. Llegamos por algún milagro divino a la cama, su cuerpo de diosa reposa en el lecho y el mío sobre ella en una invitación natural. Sus dedos se enredan en mis cabellos y mis manos presionan su cintura. Pero el pecho se comprime negando la posibilidad de hacerla mía de forma tan solo carnal o de ser solo un juguete de una noche. Junto mi frente a la suya, deteniendo la danza erótica de nuestros cuerpos y se paralizan sus ágiles intentos por dejarme desnuda. A fin de cuentas la chaqueta quedó tirada en la sala, la camisa en la puerta, el cinturón a un lado de la cama y los zapatos, no sé donde.

-¿Natsuki?- Me mira preocupada, no me he dado cuenta en que momento se me han escapado las lágrimas.

-Dime... que no soy una más, ¿Si?- ¿Es esa mi voz? Es apenas un hilo casi inaudible. Escondo la cabeza en su cuello. -Jamás haría una locura así con alguien... acaso tú ¿Si?- Pregunto con tono torturado mientras la abrazo con un terror inmenso. -No sé que esta pasándome-

-Ara, ¿No sabe mi Natsuki que yo solo cometo locuras por ella?- Me busca en mi escondrijo, allí oculta en su cuello. Me da la vuelta para sentarse en mi regazo y un ardor pudoroso me da una vista privilegiada de su torso, apenas cubierto por un sensual encaje vinotinto. -Si tan solo... me recordaras... sabrías que eres la única para mí-

-¿Recordarte?- Una aguja se clava en mi cabeza, mientras me esmero por buscar ese rostro en alguna parte de mí. Pero esto solo agrava mi dolor. -¿Por qué no puedo recordar?- Me sujeto con fuerza la cabeza, contorsionando mi cuerpo con sufrimiento, están taladrándome por dentro y ese terrible pitido me taladra los oídos.

-Nataru se equivoca, los sentimientos que le guardo distan tanto de ello, como para conceder tal solicitud.... mi corazón no soportaría estar tan cerca sin poder tenerle- La miraba sin entender, pero sus manos sobre aquella fina Yukata de noche, me desconcertaron. Pasó los finos dedos por su hombro retirando la prenda y con ella dejando al desnudo sus hombros, así como el camino glorioso a la entrada de sus pechos. Fue un instante cautivador, digno de contemplar reteniendo la respiración, tragué saliva intentando por todo medio volver la mirada a otro lado. -Espero pueda disculparme...- De soslayo noté como cubría con sus manos aquella pudorosa desnudez, avergonzada, rechazada incluso y por ello maldije mi estupidez. -Ahora seguramente Nataru tendrá una mala percepción de mí-

Negué vehemente con la cabeza a riesgo de desnucarme. -No... no diga eso por piedad Kiyohime- Desde la postura de flor de loto, me moví a una de rodillas para sujetar sus manos y llevarlas a mi pecho. -Es solo que... yo... yo estoy enamorado de Kiyohime, pero ella ya conoce mi secreto... entonces mis tórridos sentimientos no podrían ser correspondidos por una criatura tan bella- La miré con la más profunda sinceridad que hallara en mi interior. -...no podría ser bendecida por los dioses, no cuando han puesto sobre mis hombros semejante peso y yo... yo no podría...- Su radiante sonrisa atrajo de vuelta el alma a mi cuerpo, apagando mi angustia con tan poco.

-Yo... también amo a Nataru y el que sea mujer... mmm... solo lo hace más... divertido fufufu-Se burlaba de mí, pero resultaba infinitamente más grato el prodigioso sonido de sus risas que la angustia previa ante la posibilidad de mi rechazo.

-¡Oi!- Enrojecí. -Me ha resultado muy difícil tolerar la presencia de Kiyohime y ver cuantos nobles le dedican miradas indecorosas ¿Por qué no pueden contenerse por lo menos?- Reclamaba como un niño pequeño al que otro pretende arrebatarle su objeto más preciado.

-Ara, ahora resulta que Nataru-SAMA también olvida las exageradas atenciones que le brindan las damas de la servidumbre ¿O las miradas lascivas de aquellas doncellas mientras entrena?- Se enfurruñó mientras yo no daba crédito a lo que escuchaban mis oídos, pero Kiyohime ya me daba la espalda.

-¿En serio? Pensaba que era porque soy el menor de todos- Dije inocentemente, acercándome para abrazarla por la espalda. -¿Acaso no sabe mi amada princesa que solo sobre ellas están puestos estos ojos de hielo?-

-Entonces... entonces... quiero una prueba de tus sentimientos- Se ovillaba aun más en su postura, negándome toda vista de ella.

-Haré cualquier cosa que pidas- Sonreí de contento, pues al fin recuperaba esa mirada escarlata sobre mí. -Subiré a la montaña para traer la flor de fuego, enfrentaré a muerte a todos tus pretendientes y solicitaré tu mano a Shouji Viola, ofreciendo la dote que corresponda... daría todo lo que tengo y soy por ti-

-Eso es muy dulce viniendo de parte de mi Nataru- Se sonrojó, sabiendo que yo hablaba seriamente, la quiero conmigo el resto de nuestras vidas y haré lo que haga falta para eso. Pero de sus prodigiosos labios y sus rosáceas mejillas, de sus ojos y todo su cuerpo mano una frase que no esperaba. -Quiero... quiero que seamos una- Escondió su rostro en mi pecho, sujetándose apenada de mi ropa en una abrazo posesivo.

Me mordí los labios, si supiera ella como ardo en deseos de amarla y conocer hasta el más recóndito confín de su cuerpo. Pero si hiciera tal cosa yo... yo la deshonraría y si alguien lo supiera no solo mi vida estaría en riesgo. -Temo perjudicar tu honor... deshonrarte me sería imperdonable- La abracé con fuerza. -Deja que pida tu mano, deja que pueda hacerte mi esposa ante todos y después...-

-¿No cree Nataru que ya arriesgo demasiado al verle a escondidas? Por favor- Suplicó temerosa.

No tuve otra remedio que suspirar para luego dar un beso a sus cabellos castaños, esos hilos preciosos siempre impregnados de aroma a rosa y jazmines. -Te daría la vida misma porque no me queda ya corazón para entregar, lo tomaste el día que nos conocimos... entonces, mi cuerpo es todo tuyo Kiyohime- Con las manos sobre sus hombros retiré completamente la Yukata y entonces la atraje hacía mí, prodigando en sus labios un beso en principio tímido, pues para mí... también era el primero.

Su belleza era la obra más maravillosa que mis ojos hubieran contemplado jamás, a la vista su piel siempre cuidada se antojaba dulce y mis besos lo confirmaban en su cuello, después su hombro izquierdo. En el que noté una figura roja, un dragón hecho del mismo color que los ojos de mi amada Kiyohime, era una figura aterradora que manchaba su piel, pero al acariciarlo era tan suave como el pétalo de una rosa. Por un instante tuve la impresión de ser observada por los ojos violeta de la criatura, pero ello es imposible. Volví a besarla, mi mente me jugaba tan solo una mala pasada. Nuestros ojos se cerraron como símbolo de entrega, mientras labio a labio en una mordida a presión tanteábamos con inexperiencia el sabor de la otra. Sus manos desataron las cintas de mi ropa, así como el vendaje en mi pecho, ambas nos recostamos sobre el lecho humilde de mi morada en la casa Viola. Me sentí observada, la vergüenza y la desnudez van muy de la mano e impulsivamente me cubrí el pecho con las manos... nadie, ni siquiera yo misma he contemplado mi cuerpo y esto me abochornaba en demasía.

-Ara, quien me diría que Nataru ocultara una marca tan salvaje en su cuerpo... 'muy varonil' fufufu- Su tono de voz lascivo me enrojecía más, sus ojos curiosos se posaban sobre el símbolo de un gran lobo dibujado en el lado derecho de mi espalda, el hocico muerde en mi hombro y las 2 colas se cruzan en mi cintura, es la marca familiar. -Parece que ignora también la obra maravillosa que es su desnudez- Retiré lentamente mis manos con la ayuda de las suyas. -Nataru es muy hermosa, parece haber sido esculpida con un cincel- Sus dedos recorrieron el dibujo mientras me abrazaba, lamía mi cuello y sus manos acariciaban mi pecho a la vez que daba un pequeño mimo de sus labios a mi hombro, justo en el hocico de mi marca. A lo lejos escuchamos el aullido de un lobo, nos miramos a los ojos con una sonrisa extraña. ¿Casualidad no es así?

-Te amo... nunca lo olvides, porque yo no lo haré- Acaricié su mejilla, antes se posar una sabana sobre nuestros cuerpos, no planeaba compartir tan gloriosa vista con los lánguidos rayos que se colaban por la ventana con vista al jardín... allí donde la luna llena adornaba el cielo.

-Siempre juntas... este será el hilo que nos una- Guió mi mano sobre su intimidad húmeda, dándome la idea de acariciar aquel montículo de dicha y placer, mientras mi boca saboreaba los frutos maduros en su pecho... tras contemplar en mis labios su pecho y surcar su vientre, para llegar a un sitio sacro en su cuerpo y marcarla una eternidad como mía.

-Calma Natsuki... no te esfuerces- Sus manos sobre las mías y al abrir los ojos, aquellas escenas eróticas de otra época se apagaban con el brillo preocupado del rubí. Igual color de una mirada amorosa, el mismo marco castaño de hondas hechiceras, tan perfecto en un rostro esculpido por las deidades.

-¿Ki... Kiyohime?- Pronuncio ese nombre inconfundible, tan presente en mi alma que sabría asfixiarme si no le diera salida desde mi garganta.

-Ya veo... no eres mi Natsuki... eres Nataru Blan- Se baja de mi regazo para tomar asiento en el lecho, es tanto su desencanto. -¿Dónde estás Natsuki?- Se pregunta llevándose las manos a la cabeza. De que habla, soy yo esa persona... o eso creo.

Gateo sobre la cama para llegar a su espalda y en ella se ausenta el dragón de mis sueños despierta, sin embargo... yo si tengo esa figura de lobo dibujada en la piel ¿Quién soy entonces? Eso no es importante, no ahora que ella sufre. -Shizuru...- Suplico su nombre, pero se niega a verme. No me queda más opción que abrazarla y apoyar la frente en su espalda. -No... puedo recordarte y eso me lastima, no sé porque tengo sueños con Kiyohime Viola, sueño despierta y son más reales mientras estas junto a mí. Lo único que tengo claro... es que sin conocerte mi corazón te recuerda, ardí en celos pensando que esa tal Ahn estaba contigo. Solo estoy completa teniéndote cerca... es tan extraño, porque me siento sola la mayor parte del tiempo y ese vacío insoportable solo se ha apagado en el momento en que te vi... por favor... no me des tu indiferencia- Ya tengo una cara de perrito bajo la lluvia y sin siquiera una mirada suya.

-Ciertamente a Nataru Blan no le caigo demasiado en gracia- Se vuelve para mirarme. -Pero tus ojos...- Ya veo, después de todo no le gustaban.

-¿Ves?... no son bonitos- Los oculto en mi cabello muy avergonzada ¡No debí dejarme los lentes en el bar! ¡¡Arggg!!

Me levanta la cara por la barbilla, para que la mire... aunque yo estoy deseando esconderme bajo la cama, tal vez no sería mal sitio. -No es eso, es solo que me gustaba tanto el color esmeralda habitual de mi Natsuki, que este tono zafiro igualmente bello se disputa el primer lugar- Su dulzura me enternece y apacigua, aun con todo me arde la cara y bien, no entiendo a que se refiere, las personas solo tienen un color de ojos... supongo que es una metáfora muy compleja para mi entendimiento. -Ara, ¿no será que mi Natsuki me esta evadiendo para no hacer esto y aquello?-

-Shi...¡Shizuru!- Que forma tiene de cambiarme el tema y ¡Avergonzarme al mismo tiempo!

-No se me puede culpar por adorar las variadas expresiones de un lindo rostro como el tuyo- Es tan tibio su contacto que cierro los ojos para disfrutarlo, sus dedos están hechos para ser suaves como la seda. Siento la miel de su boca buscar la mía y me doy cuenta que ya no quiero pensar más.

Nos deslizamos nuevamente hacía la cama, en cuanto su deseable anatomía se acopla con la mía un largo suspiro escapa de mí. Mis manos con propia voluntad recorren su espalda, su cintura de guitarra y a besos palpo aquella piel de porcelana. Un rítmico y lento movimiento se hace natural entre nuestros cuerpos, es como danzar sobre las pulcras sabanas, como flotar sobre alguna nube. Me atrapa una vez más con su boca, sus labios presionan los míos y muerden juguetonamente, para soltarlos y dejarme un poco con las ganas. Solo entonces me doy cuenta que ha aprovechado la oportunidad para retirar mi sostén, me muerdo los labios al notar su intensión en cuanto con toda la sensualidad que brota de ella, humedece sus dedos divertida. Hondos suspiros y es necesario relamer mis labios para apaciguar la necesidad de los suyos. Sujeto sus caderas con fuerza en cuanto su dedo pulgar e indice toman entre ellos mi pezón erguido, este que delata todo el placer que ella me provoca y enarco la espalda un instante en cuanto su boca se ocupa del otro pecho.

Un creciente cosquilleo en la entrepierna incrementa la humedad naciente, mientras una de mis manos palpa la firmeza de su deseada nalga y la otra da un gentil masaje a uno de sus prominentes pechos. Vano es mi esmero por ocultar mi gemidos en las mordidas de mis labios y los suyos retumban en el interior de su boca ocupada con mi seno. Caigo y cedo a cada una de sus caricias, dulce tortura venida de las manos de una diosa. Es eléctrico cuando sus dientes rozan en la cima de mi aureola y ya mi cadera se mueve buscando con desespero encontrar la suya. La succión de su boca en mi turgente pecho y la mano maestra que presiona cuidadosa mi pezón esta volviéndome loca.

Que hambriento estaba de afecto mi cuerpo, no cualquier tipo o persona, me doy cuenta que solo con ella puedo sentirme dichosa, pero es ocasión de que responda como es debido. La alejo de su entretenimiento y un mohín mudo de queja en su rostro sonrosado me estremece. Pero antes de toda replica me veo reflejada en sus ojos anhelantes y sin reservas le prodigo un beso febril... apasionado. Le doy vuelta en medio de nuestros intrincados movimientos, porque nuestras piernas se enredan y nuestras caderas se encuentran todavía sobre la estorbosa tela. Decido entonces bajar con caricias llenas de adoración por su torso, no sin detenerme un prolongado momento en los pechos turgentes de la mujer que amo. ¿Qué sería esto si no amor? Lo grita el corazón que jamás olvida y que exige mucha más cercanía con mi Shizuru.

Viajo plagando su vientre de besos, mientras mis dedos acarician inmisericorde sobre los suaves y sensuales muslos, la falda cae y me aseguro yo de retirar mis pantalones, así como la ropa interior de ambas. Ante mí se abre una inmensidad rebosante de néctar, un aroma dulzón que genera más corrientes de ansiedad y urgencia. Al levantar la vista sobre ella, es que al fin puedo contemplar la creación perfecta, develar la desnudez de esta deidad castaña, cuya piel broncínea se perla en pequeñas gotas de sudor y esto es más de lo que podría haber soñado alguna vez.

Sin resistir la tentación abro con mis dedos los tiernos labios de tan intimo lugar y con mi lengua tintineo en derredor del botón hinchado de placer. Un hondo gemido llena la habitación, veo como Shizuru tira la cabeza hacía atrás y se aferra a las sabanas con las manos. ¡Quiero pasar cada noche así junto a ella! Me centro en darle placer acelerando poco a poco el ritmo de los ágiles movimientos de mi lengua y mi nombre, al fin emerge de las profundidades mi bella castaña. Se hincha mi corazón y el palpito retumba en mis oídos. Sin descuidos me esmero por complacerla un tanto más y con el labio inferior comienzo a moverme en la entrada de mi diosa. Su cuerpo tiembla y yo con ella sabiéndome más húmeda y excitada al paso de cada uno de sus sonidos. Pero el culmen de aquella tonada, abruma en mis oídos cuando me arriesgo a sentirla por dentro y mis dedos se ven envueltos por sus fuertes músculos, así como sus tibios fluidos, todo ello sin detener... mis labios sobre aquel botón del placer femenino.

-Nat...- Gime dulcemente... -Nat..su..ki... qui...quiero... que lleguemos... juntas- Sus manos que antes acariciaban mis cabellos, ahora me llevan a su lado y al abrazarla la completitud de su piel nívea me envuelve, es entonces que me doy cuenta que nacimos para estar juntas, tal molde no podría encajar mejor, no esta hecho para nadie más. -y quiero verte cuando eso pase- Dice tan segura de sí que solo aumenta mi necesidad de ella.

Toma asiento en la cama y con rapidez, hace que nuestras piernas se crucen... su derecha sobre la mía y mi derecha sobre su pierna izquierda. En cuanto se aferra a mí como lo haría naufrago a la tierra, nuestras intimas humedades se acarician en un roce sublime que me roba un gemido sonoro de placer y sorpresa. -¡Shi...zuru!- El trémulo sonido de su nombre en mi voz, mi barbilla en su hombro y mis dedos aferrándose a su espalda.

-Ara... esto es nuevo para mi Natsuki- Podría jurar que sonríe en este momento y yo agradezco que no vea mi cara completamente sonrojada. La verdad es que no recuerdo haber hecho nada similar y ahora mismo no estoy para pensar en ello. Mi cuerpo se adhiere al suyo y nuestros centros de placer se frotan avivados por el elixir de esta lujuria interminable.

Nos apartamos solo un poco, para besarnos y acelerar el ritmo de nuestra unión. Cada milésima de segundo que mi cuerpo hace el ademán de separarse de ella, siento frío, pero en cuanto vuelvo fundirme en sus mieles con un envite profundo, la calma regresa aunada a otra ola de éxtasis... cada vez más creciente. Respiramos el aliento de la otra y me pierdo en sus ojos con una profundidad hipnotizante, ya no hay nada más en el mundo que ella. Puedo sentir las corrientes incrementar por mi columna obligándome a arquear la espalda y aun el incesante movimiento de nuestras cadera que se funden en una sola, como nuestras almas mismas. También contemplo el respingo de sus redondos pechos, que se mueven en un rebote sublime y rozan casi intencionadamente con los míos.

Es en el preciso instante en que sus labios se aferran a los míos y mi mano se posa en su barbilla para acariciarla con mi pulgar, que el último y más intenso contacto es profundizado por ambas, genera una descarga total que atraviesa todo mi cuerpo. Tiemblo junto a ella, vibramos hasta los huesos sacudidas de forma abrumadora. Shizuru me abraza, alargando con ese tierno contacto el clímax, la locura en extremo, el paraíso en la tierra y para mí toda la astrología del cielo, pues no siento o veo a otra cosa que ella.... mi Shizuru Viola, mi universo, mi éxtasis... lo único de lo que sé, no podría desprenderme.

Jadeamos con las frentes unidas y nuestros húmedos cabellos entremezclados, la profunda mirada que pareciera un poso carmín, brilla de una manera inusual en sus ojos. Entonces intento decir aquello que me ahoga por dentro y nace en mi mente, mucho más hondo en mi pecho también. -Te... te.... amo Shizuru-

-Yo también te amo... Nat..suki- Me dice sin más, no hay titubeos en su voz, mucho menos duda en su interior, porque las puertas de su alma me son abiertas con tal libertad que abruma los sentidos. Doy un beso a su hombro y después a sus labios con una evidente sonrisa en mis labios.

Nos deslizamos sobre la cama, allí su cabeza se acuna en mi pecho y mis brazos. Pero en cuanto he tocado su hombro izquierdo, algo arde entre mis dedos. Sin embargo el agotamiento y el vodka bebido esta noche me hacen pasar por alto tal detalle. Así al fin me abandono al mundo de los sueños y aquella mujer con la que he gozado de las mieles inimaginables del amor sincero, me dedica un última sonrisa que se ve borrosa entre mis instantes más cercanos a la inconsciencia.

“Cuando cumpla mi promesa, entonces lo oculto estará a la vista de todos... le volverás a ver Kiyohime y cuando confiese sin reservas lo que hoy te ha sido negado, una luz intensa en el cielo dará paso a un nuevo mundo... pero no podrás escapar del irremediable destino que hoy te niegas a aceptar ¿Estas dispuesta a todo ello, solo por tener un instante más para contemplarle?” Nagi.

“Nada es más importante que ella para mí, el mundo no me importa... de cualquier modo, esta destinado a sucumbir” Kiyohime.

“Jajajaja... que egoísta de tu parte. Pero tendrás que vagar en pena, hasta el instante en que puedas verla de nuevo, después de todo... fue tu ira la causante de todo esto” Nagi.

“Esperaré pacientemente ese momento, es un justo precio... por lo que he hecho.” Kiyohime.

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En cuanto el sueño alcanzó a mi Natsuki, exhausta por el bello momento que compartimos, me aparté dolorosamente de su cuerpo, sentía como si la piel me quemara, pero no solo eso era extraño en mi cuerpo... podía percibirlo de un modo diferente, más completo. Caminé zigzagueando hasta el cuarto de baño, buscando alguna toalla que pudiera empapar en agua para aliviar el extraño dolor que estaba sintiendo. Pero en cuanto vi mi cuerpo desnudo en el espejo, emergió un calor culposo en mi rostro por las marcas de mi amor en él, que después se tornó en una expresión confusa al notar unas lineas sangría en mi hombro con la forma de una criatura que era a todas luces, un dragón rojo.

-¿Qué... qué es esto?- En cuanto puse mis dedos sobre él, los ojos violeta el mitológico ser se movieron y una flama intensa, poco a poco se fue despegando de mi piel. Aterrada como estaba me vi rodeada por una criatura hecha completamente de fuego, que serpenteaba en derredor de mí. -¿Ki...Kiyohime?- Pregunté esperanzada a la única que podría darme alguna respuesta al respecto. El reflejo cambió en aquel espejo, teniendo ahora movilidad propia y además una copia de mi rostro se mostraba dolido y angustiado.

-Lo siento Shizuru...- ¿Desde cuando mi otro yo se disculpa conmigo? Esto no es buena señal.

-¿Por qué te disculpas?- Por favor, además de este extraño ser en llamas rodeándome sin quemarme, no puede haber nada peor.

-El pasado tiene mucho peso, más del que quisiera admitir... aunque intenté por todos los medios impedir lo que hoy ha ocurrido, Natsuki Kuga y mucho menos tú pueden desligarse de su propio legado... he notado la marca del lobo en su cuerpo y la tuya al fin se muestra... El espíritu del lobo de hielo en la familia Blan...- Ocultó sus ojos rubí en la cabellera castaña de la que gozamos ambas. -El espíritu del dragón de fuego, para la familia Viola-

-Eso no me dice nada- Me abstuve de gritar enojada, solo por no despertar a mi Natsuki.

-Jamás debí permitir que ambas volvieran a unirse... no así, no ahora...- Tensaba la mandíbula.

-¿Estás diciéndome que hacer el amor con mi Natsuki ha sido un error?- No puedo creer que ella me diga estas cosas. Si era la fan número uno del eslogan 'Natsuki y Shizuru juntas por siempre'.

-De ningún modo ha sido algo natural... Natsuki no es la misma persona, mi Nataru se desvanece con cada segundo que pasa, como si su voz no me alcanzara... entiéndeme Shizuru- Su voz se comprimió de dolor al igual que su rostro.

-¡Eso no se puede fingir! No puedo entenderte porque jamás me dices que esta pasando- No podrían ser falsas las miradas que me dio y mucho menos la forma cariñosa pero a la vez pasional con la que me tocó.

-No es seguro Shizuru, pero realmente no debes perderla de vista... por favor no la pierdas de vista- Añadió con pesar, pero esto solo me llenó de aquel terror indescriptible que sentí al perderla. ¡No pasará dos veces! Me dí la medía vuelta y en cuanto di un paso, el gran dragón de fuego volvió a yacer solo como un raro tatuaje en mi piel.

Una vez en el cuarto, mi alma retornó a mi cuerpo, allí reposaba mi amada tranquilamente dormida, aunque con una expresión de abandono en la cara. -Ara, parece que hasta en sueños me extraña- Me dije a mi misma con una sonrisa llena de satisfacción.

-“Ten cuidado...”- Aún así advirtió Kiyohime.

-“¡VETE!”- Respondí enfadada en mi mente, si era otra cruel venganza con la cual desquitarse... esta vez se ha pasado dos tantos.

Caminé sigilosamente de vuelta con mi Natsuki, el dolor se había evaporado sin dejar más que el recuerdo, uno brumoso que un dulce sueño dejaría en el olvido y que mejor sueño que el que se comparte con la persona que más se ama en el mundo. -“No perderla de vista... créeme que no lo haré, no esta en mis planes dejarla ir tan fácilmente”- Busqué mi bolso en el cuarto que ciertamente estaba tirado en una recóndita esquina... Ara, las cosas que una tiene que hacer. Tomé una caja negra en la que Suichiro me brindó algo de la tecnología de Garderobe y que me ha sido de mucha utilidad con Tomoe. Es una pena usar semejantes métodos con Natsuki pero... es mejor prever.

Tomé uno de los pequeños rastreadores, casi de dos milímetros y completamente plano, además de translucido. ¿Dónde sería bueno ponérselo a mi Natsuki? No en la piel, con el primer baño se caería; en su móvil... y ¿Si lo deja abandonado en casa? Algo que no se quite más que para la ducha y nunca deje olvidado. ¡El anillo de rubí! Con él dispositivo en mano me cubrí con la sabana de la cama matrimonial, en cuanto recuperé calor, me abracé a Natsuki con más tranquilidad y deslicé tranquilamente los dedos hasta su mano izquierda, en la que aquel dragón de oro blanco se posaba. Con cautela aun mayor adherí el pequeño transmisor satelital, directamente comunicado con mi móvil y una vez estuve segura de haberlo puesto bien, procedí a dormir con el tranquilizante sonido de los latidos del corazón de mi Natsuki. Ahhhh... lo que es al fin dormir tranquila.

4 comentarios:

Dagha dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Dagha dijo...

*-*....... Feliz feliz porque que la historia continua... (L)
Totalmente satisfecha con ésta.
Pucha oh q habrá querido decir Kiyohime con su comentarios....
Muchas Gracias. Chao Chao.

Anónimo dijo...

no puede ser sigueee esta super interesante la historia

Anónimo dijo...

Ahora que tiene planeado Shizuru?
Sabemos que es capaz de todo por Natsuki.

No creo que Kyohime ni tampoco Nataru dejaran las cosas asi.

atentamente:Tom Ash Ketchum

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