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NUNCA DIGAS
ADIOS
Capítulo 18
parte I
Tinta Sangre
El aire es pesado y me duele respirar, incluso golpeo
algunos objetos en medio de la oscuridad. Esto me hace notar que estoy en una
casa, una casa abandonada y en desuso por el tiempo. La madera desgastada cruje
a cada uno de mis pasos y al retirar una cortina desgarrada, un poco de luz de
luna, me permite observar lo lánguido y mortecino del sitio en el que estoy.
Sillas llenas de polvo y telaraña, candelabros oxidados sobre las mesas ajadas,
cuyas patas negras sueltan de a poco alguna clase de carbón. El sitio es una
miseria a la vista, pero nada de lo terrorífico de los rechinidos o las
cortinas que mece el viento llama tanto mi atención, como el ser en la sombra
cuyo rostro no puedo observar.
-Nina...- Es apenas un susurro y después nada.
-¿Cómo sabe mi nombre?- Cuestiono rompiendo de nuevo el
abrumador silencio.
-Nina...- Reitera esa voz sin un tono que advierta alguna
emoción. Solo que esta vez se pone de pie y camina hacía a mí o eso atisbo en
medio de las sombras. Tomo una pose defensiva y centro mi oído en sus
movimientos. -No temas- Musita esta vez con dolor y al fin reconozco el sonido
que mana desde su garganta.
-¿Natsuki?- Me atrevo a preguntar, pero algo en mí
advierte que no seda y es que mi instinto de supervivencia dice a gritos que me
aleje. Doy un paso atrás a pesar de todo e intempestivamente los candelabros se
encienden, con flamas lánguidas que dan una vista deplorable de mi hermana. Su
cuerpo magullado, repleto de heridas, sus labios rotos, su nariz sangrante y
una profunda, tétrica herida en su pecho, tan mortal que ningún ser humano
podría sobrevivir a ella. Un gritó de terror escapa a mi control y rauda corro
a su lado, pero ella no me deja tocarla y me quedo a mirarla con confusión.
-Este es mi tormento, no quiero mancharte con él-
-No seas tonta... un doctor... nuestro padre o quien haga
falta, ¡Has de morir si te dejo así!- Una mezcla de llanto y pánico delató mi
voz.
-Ya no queda nada de mí...- Natsuki me da un intento de
sonrisa, que es más una mueca de agonía.
-No seas tonta, te tengo ante mí- Intento sujetar su
brazo pero me esquiva, trastabillé dos pasos y al voltear la vista. Una
terrible herida en su cabeza y la blanca camisa manchada completamente de
sangre es todo lo que puedo ver. ¡Esto no es verdad!
-Ya no hay... una sola posibilidad para mí, solo...
quería despedirme- Ladea su cabeza con una sonrisa serena.
-¡No digas eso!- Le grité, dejándome caer de rodillas y
tratando en vano de contener las lágrimas en mis manos. Pero la razón me dice
simplemente que es imposible verla en pie en ese estado, que ni siquiera ella
podría sobrevivir a semejantes heridas.
Se acuclilla a mi lado sin tocarme, sin que yo pueda
apagar el dolor intenso en mi interior, la sensación de perdida, mucho menos
mis gemidos o el llanto. -Lo siento tanto... tomé malas decisiones, malos
caminos cuando pude haber sido feliz con mi familia, cuando pude haber
aprovechado mi tiempo para pasarlo a tu lado, el de Alissa y el de ella...- Sus
ojos me miran comprensivos a pesar de la mancha de sangre seca en su rostro.
-Te quiero... tanto y pensar que nunca te lo dije- Una gota salada bajó por su
mejilla, pero fue absorbida por el polvo y la sangre. -Adiós...- Se pone de pie
y camina hasta la puerta, esa que no había visto hasta que los candelabros
dieron luz.
Me levanto del suelo, corro hacía ella, paso a través de
la puerta y al mirar fuera, cerca de una arboleda aun más tétrica que el
interior de esa casa, está ella... ¿Con el uniforme de Fukka? Y un ademán de
despedida en su mano. -¡No te vayas!- Intento poner un pie en aquel suelo
marchito para alcanzarla, pero antes de tocarlo un abismo tan profundo se hace
entre nosotras y como un agujero negro comienza a absorberlo todo delante de
mí.
-No vengas...- Susurra mirándome con ternura, dando ella
pasos hacia el creciente abismo. Yo me preparo para saltar al otro lado
haciendo acopio de toda mi fuerza. -No me alcanzaras... ya no- Salto dentro de
la oscuridad y yo al mismo tiempo.
Pero mi cuerpo golpeo contra ese endemoniado suelo
marchito, miré en todas direcciones pero ya no quedaba ni el mas mínimo rastro
de mi hermana. Comencé a golpear el suelo con la esperanza de que volviera a
abrirse, pero ese abismo no resurgió en ninguna parte. Destrocé mis manos sobre
la tierra, sin alivio, sin paz, ausente de calma alguna. -¡Natsuki!- Grité
hasta agotar el aire en mis pulmones, desgarrada mi garganta y mi corazón,
mientras las lagrimas caen desde el precipicio de mi barbilla.
Un grito ensordecedor y lastimero me atrae a la realidad
desde mis sueños. Me levanto presurosa tan solo para contemplar el escozor en
los ojos dorados de mi amada esposa. -¿Nina?- Pero ella se sujeta los cabellos
y se mece en la cama murmurando un nombre 'Natsuki' como si fuera un mantra ya
muy sabido. Compadezco su agonía y contengo mi propia preocupación por dentro,
esta es la quinta vez que tiene ese sueño desde que vivimos juntas y
compartimos cama. Mis manos se deslizan sobre la tela de su pijama, en la zona
de la espalda, se estremece un momento y voltea a verme. Por un momento no me
reconocé, quizás todavía sumergida en esa horrorosa pesadilla. La atraigo a mis
brazos y un desgarrador llanto mana de sus labios, mientras yo me muerdo los
míos con la esperanza de no delatar la agonía que vivo, cada vez que sus ojos
se manchan de lágrimas o dolor.
-No puedo vivir con esta zozobra- Murmura con la cabeza
escondida en mi pecho, mientras mis dedos acarician su cabeza. -No sé si es
solo mi mente jugándome una mala pasada, si esta viva o esta muerta... me niego
a pensar que lo este- Siento su agarré tembloroso hacerse más fuerte. Es cruel
decirlo pero agradezco un poco poder sentirla simplemente, consolarla es mucho
más de lo que puedo esperar de este matrimonio concertado por nuestras familias.
Porque somos esposas de titulo, Nina no ha osado tocarme un solo cabello ni
antes ni después de nuestro matrimonio. De nuestra boda va un mes y cada noche
me consuelo abrazándola e implorando al cielo que sus sueños sean amables, pero
esta vez Kami-sama no me ha escuchado.
-Yo también lo hago... espero que este allí en alguna parte
y a salvo- Mentí, es vil hacerlo. Decirle a mi esposa que creo que su hermana
continua con vida cuando los hechos han hablado por si mismos.
-¡¿Cómo es posible que no le dieras tan valiosa
información a mi hermana?!- Nina miraba con furia mal contenida a su padre,
mientras lo sujetaba por la solapa de su traje. Natsuki llevaba ya 2 días
desaparecida y los rastreadores habían sido desactivados un día antes de la
boda de Fujino-san por ella misma. Después de la boda a la que nunca asistió
Natsuki-san, la última en hablar con ella fue Nao Yuuki-san y estas habían
quedado de tratar asuntos importantes esa noche. No evitó un sonrojo al
imaginar esos 'asuntos', para ninguna de nosotras es un secreto que ese par
tenían líos de cama, dicho de otro modo, eran amantes.
-Hija... procura calmarte, la desaparición de Natsuki no
necesariamente implica- Pero Shura-san no pudo completar sus palabras de
aliento.
-¡Todo esto es tu culpa Fujino!- Nao se levantó de su
silla señalando con un dedo acusador a una castaña silenciosa y acongojada que
miraba a través del ventanal. No se inmutó ante la acusación, no
superficialmente porque sus puños si se estrecharon con fuerza, hasta hacer
pálidos sus nudillos. -Si tan solo no hubieses estado jugando con ella... no se
habría marchado-
-Nao...- Una voz parca y muy madura para el aspecto de la
joven Mikoto-san, aplacó los ánimos de la pelirroja. -No estamos aquí para
buscar culpables... buscamos soluciones-
-Ella tiene razón...- Apoyó Mai, con la misma expresión
preocupada que teníamos todos los allí reunidos. -Debemos plantearnos dos
opciones, la primera y la que quiero pensar. Es que ella decidió tomarse su
tiempo, todas entendemos que hay mucha presión con las incursiones en Sears y
aunque hemos eliminado 3 de sus cedes más importantes...-
-¡No lo adornes Mai! Si se ha largado ha sido por Fujino,
por su boda y esa estupidez de investigar a su peculiar estilo... si ella
hubiera tenido el valor de explicarle sus razones estaríamos aquí riéndonos de
la vida y de la mocosa esa con la que se casó falsamente- De todas las
presentes aquella mujer ojos verdes, se notaba seriamente afectada por la
situación. Y yo agradezco que Alissa-san no este presente en esta charla.
-Yuuki-san... te aseguro que entre los presentes yo tengo
muy claras mis culpas- Por fin se atrevió a hablar aquella castaña, si su
rostro no decía nada, estaba claro que en sus ojos había un pequeño infierno
consumiendo cada fragmento de su alma. -Estoy tanto o más preocupada que tú,
pero no me puedo permitir perder la cabeza, porque entonces no podré
encontrarla-
-Siempre con esa máscara... esa maldita careta que nadie
sabe romper, salvo ella. Y ni siquiera eso bastó...- Nao desvió la mirada,
probablemente ocultando una lágrima. -No es como todos piensan... dijo que
hablaría con Yamada, un informante suyo de Fukka... prometió que no haría
ninguna tontería y yo le creo- Se mordió el labio ante la mirada sorprendida de
todos. -Kuga no se fue huyendo de todo... no es como Mai piensa, puede tener el
corazón roto ¡Pero no es de las que se rinde!-
-Nao...- Mai miró con admiración a la pelirroja
conteniéndose de ir a abrazarla. Pero Mikoto negó con la cabeza. La pelirroja
no esta para paños de agua tibia ni consuelos ahora mismo.
-Señoritas, por favor... tenemos a todos los satélites de
Zafiro buscando el rostro de mi hija en cada ciudad posible de Japón- Suichiro
intervino para calmar los ánimos.
-Yo estoy a cargo de la operación, por favor... confíen
en mí- Irina se atrevió a hacer una venía formal como señal de compromiso
absoluto. -Si un móvil, una cámara o cualquier otro medio electrónico capta su
rostro... 5 segundos después lo sabremos- Añadió con seriedad.
-¡Wong-sama!- Escuchamos la voz de un joven llamado Reito
Kanzaki, venía más pálido que el papel. Detrás de él venía corriendo Shion
Fujino, peculiar circunstancia de reunirnos en la mansión de su familia para
tratar un tema tan serio.
-¿Qué ocurre Reito?- Shura volteó inmediatamente a mirar
al joven que había irrumpido, aunque la señora Shizuma estrechó su mano
posesivamente al notar la familiaridad que tenía con el muchacho. Que cosas
pasa en este lugar ¿Todos con todos o cómo?
Posó sobre la mesa central un periódico algo ajado, y en la
primera plana del mismo había una noticia sobre un terrible y extraño
accidente. Suichiro-sama tomó el periódico para leerlo en voz alta. -Un
insólito accidente deja consternados a las patrullas de vigilancia vial, en la
carretera Kujo Dori. La irregularidad del hecho consta de un camión de carga
pesada cortado en dos mitades perfectas, como si una espada de magnitudes
inimaginables hubiera realizado el corte. Sin embargo también se halló una
motocicleta Ducatti Deluxe plateada, destrozada 6 metros más adelante, un casco
y huellas de sangre en las latas del automotor. El hecho tiene consternadas a
las autoridades, dado que, solo el conductor del vehículo de carga sobrevivió
al accidente y su narración sobre los hechos esta llena de incoherencias que
hacen pensar a los peritos, alguna clase de demencia. Kogure Matsuito se
encuentra internado en la clínica psiquiátrica...- La voz de Suichiro se apagó
ante la incertidumbre de todos los reunidos.
-Es la moto de Natsuki y solo hay 10 en el mundo- Dijo
Shion. -2 en Japón y la mía esta intacta en el estacionamiento... así que
pensé- Los ojos del muchacho estaban desorbitados, así como todo él desaliñado
y el llanto asomaba en sus ojos carmín.
El silencio más pesado llenó el lugar. -La zona aun debe
estar cercada por la irregularidad... podemos ir- Me atreví a decir.
-Erstin tiene razón- Apoyó Nina.
La multitud aprovechó los numerosos autos en el
estacionamiento, Suichiro-san realizó una serie de llamadas rápidas y al
llegar, teníamos ordenes de registro y toda clase de permisos legales para
incurrir. El mismo director de la policía de Kioto había dado la orden. Sin
embargo nadie imaginó lo que veríamos al llegar. El sitio parecía un campo de
batalla, marcas de disparos, espacios carbonizados, llantas quemadas. El auto
partido en dos como si fuera de mantequilla, una mancha de sangre en las latas
y el suelo. Así como la moto que... Suichiro-san reconoció inmediatamente.
Todos de pie vimos como cayó al suelo preso de la angustia, Shura-san contuvo
un grito y abrazó a su legalmente esposo por la espalda. Mi Nina, ella
simplemente se estrechó los dedos en la cabeza como quien desea arrancarse el
pelo. Todos eramos una mezcla de caras llenas de incredulidad y dolor.
-¿Dónde... dónde esta Natsuki?- Shizuru-san, ella enloqueció
un momento cerca de la mancha sanguinolenta, como si en el fondo el aroma único
de su amada le hubiera llevado hasta ese punto en particular del desastre.
Shion la sujeto por la espalda, mientras el llanto y la agonía destilaba en sus
gemidos. En sus imaginaciones, esas que te dice el corazón... que advierten la
gravedad y la crueldad de la realidad.
-¡No la toques!- Gritó Suichiro antes de permitir que la
castaña corrompiese la muestra o la escena. -Hay que... verificar esa sangre a
quien pertenece- Más llamadas y un equipo especializado de Garderobe, sacaba
cabellos, muestras de sangre y ADN. Moldes de las latas torcidas por lo que
parecía un gran golpe. Fragmentos de un raro metal, carbón y demás cosas que,
más les hacía parecer un grupo de especializados forenses de CSI.
Al día siguiente, nos reunimos nuevamente y los
científicos dieron su informe. Era la sangre de Natsuki, era su cabello, había
fragmentos de su ropa, disparos incluso de su arma como si hubiera dado pelea.
No se explicaban como terminó partido en dos el vehículo. Pero según su
análisis, Kuga había impactado de forma muy violenta contra esas latas
deformadas de la parte externa del contenedor y por la altura del impacto el
golpe fue en la cabeza. De allí manó la sangre, por ende ella tendría una grave
herida craneana, y la sangre en el suelo no había goteado desde la lata, si no
más bien desde su cuerpo, una vez y posiblemente se desplomó en el suelo. La
conclusión era evidente, aun sin cuerpo en la escena... la fuerza del impacto
en el metal, era equivalente a una muerte segura en un ser humano.
-Pero ella sana a una velocidad...- Atisbó una esperanza
el progenitor, como si la vida se le fuera en ello.
-No sabemos cuan rápida era su capacidad de regeneración
a nivel neuronal Blan-sama, su capacidad curativa es muy veloz a nivel
muscular, pero el tejido cerebral es mucho más... complejo- Apuntó la única
mujer en el grupo expositor. Ella era especialista en Neurología. -Incluso para
ella una contusión de tal severidad podría... ser fatal y hay algo aun peor,
según nuestra teoría...- Apagó un poco la voz, dudo incluso en seguir.
-¡Hable de una maldita vez!-
-Nina...- Se me escapó su nombre entre los labios pero
ella ni siquiera me escuchó.
-Le dispararon de frente... a quemarropa, al menos a un
metro de distancia, encontramos un cartucho coincidente. La bala probablemente
impacto a la altura del torso o la cabeza y ella cayó de espalda por la fuerza
del impacto- Dijo el experto en balística.
-¡¿Cómo diablos saben tanto?!- Cuestionó Nao, al ver la
forma tan técnica en la que estaban diciendo que alguien mato a nuestra amiga.
Ciertamente cabrea y mucho.
-La mancha en el suelo... si tienes una herida en la
parte de atrás de la cabeza y caes boca abajo, la sangre tiene que recorrer el
cuello o su cabello y gotear. Pero si caes boca arriba, salpica y la mancha es
mas amplia- Volvió a hablar la mujer del trío de especialistas.
-Pero, la ropa de tejido de araña es un antibalas
natural- Dijo esperanzada Shura-san.
-Me temo que los pequeños fragmentos de tela encontrada,
eran de algodón y poliester... tenía ropa común- Afirmó el último de ellos.
-Además hay evidencia de que alguien levantó su cuerpo y fue movido de allí,
encontramos gotas y salpicaduras... por lo que de no ser tratada con prontitud
la hemorragia tanto por la bala como por el golpe...-
-¡YA BASTA! Ella... ella no puede estar muerta... ¡No
puede!- El gritó amargo y desgarrador no pudo provenir de otra que Shizuru-san.
Devastada es poco para decir el dolor y agonía que mostraba el rostro de
aquella mujer. Yo misma contenía un gemido, aunque el llanto ya había escapado
hacía largo rato, observaba impotente a los allí reunidos. A Fujino tuvieron
que sedarla, cayó inconsciente en los brazos de la madre, mientras los puños,
caras desviadas, la zozobra y el mal presentimiento de todos era palpable. La
esperanza se escapaba entre nuestros dedos antes la irrefutable ciencia
expuesta. La pregunta era ¿Quien tiene a Natsuki? Ya sea su cadáver o a ella
malherida y dios quiera que bien atendidas sus heridas.
La semana corrió entre los barridos que hicimos en
morgues y hospitales, centros legales e ilegales. Sondeamos la zona y ampliamos
la búsqueda a todo el país, los satélites no han dejado de funcionar un solo
día. Pero ya van casi 2 meses y medio desde el incidente sin tener rastro de
ella. Los señores Nakamura e Ivanosky han buscado en Sears algún registro pero
nada. El tal Yamada se unió a la búsqueda en los bajos fondos, Sakomizu-san del
mismo modo entre los buenos miembros del primer distrito y tampoco ha habido
noticias. Nosotros continuamos atentando contra los centros y laboratorios de
Sears, para erradicar fabricas de Slave y no he de negar, que en cada
oportunidad hackeamos las redes con la esperanza de encontrar algo pero... ninguno
de los frentes ha dado resultado alguno. Incluso Shizuru-san que ahora esta a
cargo de la corporación Margueritte ha estado investigando, ya se la considera
un puente clave entre los negocios ilícitos de la corporación y Sears... Esta
claro que para esto ha tenido que sacrificar todo contacto o relación con
nosotros, debe estar más sola que nunca. Pero lo ha considerado necesario para
poder escalar rápidamente la confianza de los altos directivos, no precisamente
los más honestos.
Por otro lado, aunque el matrimonio de Fujino-san sea una
mentira, va más viento en popa que el mío. Los medios no paran de alabar los
beneficios que ha suscitado la unión.
-Haberla encontrado... solo para perderla- Volví mi atención
sobre mi amada Nina, sus sollozos vuelven a inundar nuestra habitación y una
lágrima silenciosa baja por mi mejilla.
Estoy desesperanzada por Kuga, deseando matar con mis
propias manos a aquel o aquella que le hizo tanto daño a mis seres amados.
Porque el sufrimiento que he visto este tiempo en la cara de todos, es algo que
no alcanzó a describir con las palabras. No puedo perdonarlos, ¡No puedo! ¿Cómo
han podido arrebatar la vida a Natsuki? Aquella mujer que me ha defendido el
día que la he conocido, que me ha sonreído gentil y apoyado mi sentir por su
hermana menor, por mi amada Nina. Aunque yo, no he podido declararle mi amor,
aunque nuestro matrimonio aquel día parecía más un velorio que un momento de
alegría. Natsuki... si supieras la falta que nos estas haciendo a todos... si
alguien hubiera leído la tragedia tras la boda de Fujino-san con Margueritte,
si lo hubiéramos evitado... hoy estaría de camino a algún recóndito lugar del
mundo, con una Nina diligente y valerosa, dispuesta a defender el mundo. Ahora,
solo tengo a una chica sin espíritu, luchando como un robot y con más odio que
amor por la vida. Duele... duele tanto no alcanzar para mitigar aunque sea un
poco su pena.
-0-0-0-
Otra noche en vela, con una luna menguante en el cielo. Una
que se antojaría tan hermosa otro día y que hoy solo me recuerda la causa de mi
pena. Esto que hago, estoy mirando sin mirar las estrellas desde el Penthouse
de Suichiro. Maldito rico podrido en dinero. Un edificio entero, con la mejor
vista de la ciudad y nos los viene a dejar a la orden del día, cuando ya ni el
lugar más lujoso o andrajoso importa. Desde lo que pasó, ni Mai, ni Mikoto o
yo, hemos tenido el valor de volver a ese apartamento. Allí una espina nos
enerva y envenena desde dentro, porque es un sitio tan plagado de recuerdos que
no hay valor para tolerarlos. Yo misma no me siento igual, ya no me río o hago
bromas a la gente, después de todo... la persona con la que solía pelear,
discutir y hasta sentir, ya no esta. ¡Baka! ¡Bakaaaa! ¡BAKAAA! ¿Por qué no
cumpliste esa estúpida promesa? ¿Tanto te costaba dar la media vuelta en esa
moto del demonio y jamás haber chocado o lo que sea contra ese camión? Te
hubiera hecho lo que quisieras esa noche, me hubiera doblegado sin remilgos y
hasta ternura te habría prodigado... hasta te hubiera amado. Maldita idiota,
mujer de pocos estrógenos, tempano de hielo y... y... la única imbécil que me
entiende. No me importa lo que piensen... si te amo o no te amo Kuga. Solo sé
que no estas aquí y me esta doliendo, de forma tan insoportable que no me halló
a mí misma. Parezco un maldito león enjaulado.
Alguien llega a mi lado y yo procuró limpiarme las lagrimas
con la manga del abrigo. Pero me vale ¡Rayos todo! Incluso tú maldito Invierno
y maldita Navidad ¡La has hecho buena Kuga! ¡Te has tirado la primera navidad que
iba a pasar con mi madre! Todo es culpa tuya, o de ella... ya no sé a quien
culpar.
-Va a resfriarse, tiene las constantes cardíacas muy
aceleradas y con una probabilidad del 40% va a darle fiebre- La mano de aquella
mujer peliplateada se posó en mi frente haciendo las veces de termómetro.
-En mi mundo saludábamos antes de dar un parte medico...
Miyu- Lo que me faltaba, que una maquina andante venga a aguarme mi soledad.
-Nao estaba llorando...- Siempre esa voz sin emociones. ¿No
es un poco obvio mujer androide? Pero ella que va a entender estas cosas...
para eso tendría que sentir algo.
-¿La mocosa esta dormida?- Cambié el tema, malamente la fui
yo a meter... la pata quiero decir.
-No hable así de la señorita Alissa- Una sutil mueca, unas
milésimas de enfado en su cara y creí que iba a sacar esa espada de alguna
parte de su mano, pero no... simplemente tomó asiento a mi lado.
-Esta bien... no le diré a la 'señorita Alissa' mocosa,
aunque lo sea... es una niña. Podrá siempre parecer sombría pero...- ¿Qué hago
yo explicándole la lógica emocional humana si ni me va a entender?
-Olvidalo...-
-Alissa... esta triste, igual que Nao por Natsuki- Miyu
levantó la vista al cielo y por un instante, esto la hizo ver un poco humana. Y
no es raro que lo piense, pero ella... hubiese sido una mujer muy bella de
haber nacido por los medios tradicionales. De hecho si se la mira de lado tiene
unas facciones muy lindas, su cabello siempre de un lacio perfecto y ese brillo
a la luz de las farolas... luego esa increíblemente bien dotada pechonalidad.
Se antoja un bocado exquisito... ¿En que rayos estoy pensando? ¿Tan necesitada
ando sin Kuga para andarme fijando en una androide?
-¿Qué pasó con el señorita?- Avisté pronto la ausencia del
apelativo.
-Alissa me ha ordenado no usar Keigo con ella... corrección,
me lo ha pedido- ¿Es un sonrojo lo que veo? Seguro son impresiones mías. Debe
ser un termostato o que se yo.
-Pero te cuesta ¿he?-
-El porcentaje de error es del 2%-
-Bueno, para decir que te has equivocado no necesitas
números como esos de por medio... te hace parecer muy...- ¿Cómo decirlo sin
herir la susceptibilidad de ella? ¿Cuál susceptibilidad Baka?
-Robot-
-Yo iba a decir algo más amable... pero ya que lo has dicho
tú y no yo... mmm-
-Le da demasiado peso a la verdad... a diferencia de las
personas, a mi no me afecta lo que piensen de mí- Su risa. Bien podría decir
que acabo de lograr un milagro que supera toda frontera científica... Nahhh,
capaz que ese tal Nakamura le ha puesto nuevas habilidades a esta mujer, si es
toda una caja de sorpresas. No sé porque, al final me he unido a su risa... es
después de todo, un sonido muy bello.
-He... Yuuki...- La voz parca de Mai interrumpe, siento los
ojos lila de la pelirroja machacarme, despellejarme y de ser posible matarme
100 veces antes de verla sonreír a Miyu -Hola Miyu- ¿Ahora que hice? -Tenemos
un nuevo objetivo... empaca Nao, porque nos largamos a china- Se dio la media
vuelta, pisando fuerte y resoplando como una fiera. ¿Será que esta en sus días?
¿o que Mikoto todavía no ha superado lo del video de Tomoe? En fin.
-Es hora de irme... nos vemos a la vuelta Miyu, cuida de
Alissa mientras no estamos- Realmente no quiero que el fantasma de Kuga venga a
reclamarnos por no cuidar bien de su hermanita pequeña. Me levanté sin muchas
ganas, pero eliminar laboratorios y disparar un poco, no me vendrá mal. Creo
que todas estamos deseando un poco de acción.
-Con cuidado... Nao- Me paralicé un momento, su voz... es
imposible que este realmente preocupada por mí. Esta programada por y para
Alissa, esa es la verdad. Que afortunada es esa infanta de parvulario.
-Claro claro...- Me despedí con la mano, antes de tomar el
ascensor a mi piso, para empacar que una muda de ropa y los implementos de
higiene. Total, no es que estemos saliendo de vacaciones.
-0-0-0-
Verifico la computadora con parsimonia, encontrando algo que
me sea de utilidad mientras en el fondo de la casa, en el cuarto matrimonial,
se oyen abruptos gemidos de placer. El narcótico esta obrando maravillosamente
y en la retorcida mente de Margueritte, sus fantasías más perversas tienen
lugar. Tengo toda la noche para investigar a raíz de ello, dado que tanto el
cuerpo como la mente de ella estarán tan agotadas, que pasado el efecto, un
irremediable sopor le llevará al mundo de los sueños. Yo respiro porque no
tengo otra opción, sigo aquí buscando un dejo de esperanza que avive el alma
muerta en mi interior. Desde el día de mi boda falsa, Kiyohime se apagó en mi
mente como si nunca hubiera estado en ella, como si aquel fuera el presagio de
la tragedia que vino días después. No tengo otra opción que evitar pensar en
ello o volveré a desmoronarme, a enloquecer.
'Las gemas del cristal oscuro, tienen 6 caras, pero
también pueden pulirse en tamaños diferentes, desde óvalos, hasta pequeños
fragmentos que adornen, collares, anillos y pendientes. Es indispensable que en
la fundición del metal, se deje una punta expuesta en la cercanía de la piel
del propietario. De este modo un inyector instalado en los cristales, podrá perforar
la piel de portador, alimentando con sangre la prenda. El piquete será casi
imperceptible e indoloro... y activará el sello así como la invocación. Sin
embargo, el tamaño disminuirá seriamente el uso del cristal... causando que el
Slave sea convocado con facilidad pero no así controlado. Atacará todo cuanto
tenga a su alcance, destruyendo un radio aproximado de un Kilómetro...'
Leí con espanto tales aseveraciones. Revisé el archivo una y
otra vez, para asegurarme de que mis ojos no me traicionaban. Pero tal cual se
dijo la primera vez, era real cada palabra. Busqué con esmero el creador del
archivo. -Siglas I.K.- Tamborileé con los dedos sobre el
escritorio ¡Eso no me dice nada! Mordí mis labios conteniendo un gemido de
frustración.
Continué buscando registros dentro de la Corporación,
apuntes y demás. Después de todo es la computadora de Riota ¡Debería encontrar
algo! Algo que mereciera la pena por el terrible precio que he pagado. ¿Pero
que cosa tendría tanto valor para compararse a mi Natsuki? Nada, esa es la
dolorosa verdad. Un nombre en mi pantalla atrae mi atención y me aferro a él
con la intensión de no permitirme llorar un mar. Porque una vez empiece a
llorar, no habrá nada ni nadie que pueda detenerme.
'Tipos de cristales Oscuros...
Cristal Negro: La forma más básica de control y con un
costo de fabricación equivalente al de un revolver, varía con el tipo de cambio
dado que sus materiales son importados. Solo permite el control de un Slave
tipo D y C.
Cristal rojo: Capaz de controlar a dos Slave, su
fabricación es considerablemente más costosa y difícil. Requiere dos
sacrificios sin vinculo sanguíneo. Es de alta gama y permite el control de
Slave tipo B
Cristal Azul: Fase experimental, aun no se encuentra el
portador apto. Solo ha sido posible fabricar uno y en condiciones imposibles de
reproducir. Se desconoce el número de Slave que puede invocar, así como sus
propiedades en batalla. Se proyectaba una capacidad de Slave tipo A' No es comercializable, proyecto desechado.
¿Qué rayos? ¡Esto parece un maldito informe de gerencia!
Llevo semanas buscando sin encontrar la maldita debilidad, o el modo en que
será realizado el ataqué a escala mundial. Todo parece un endemoniado
rompecabezas y aun faltan tantas piezas. Cierro la computadora, creo que necesito
aire fresco y los gemidos de Tomoe, sumados a su forma de pronunciar mi nombre
no son lo que yo llamo un sitio apacible.
-0-0-0-
Había decidido tomar un paseo y un momento después estaba de
pie, en la entrada del edificio que ellas solían habitar. Subí por el ascensor
recordando la última vez, aquel día en el que su mano me llevó gentilmente a su
casa, a su habitación y yo, cobardemente no pregunté aquello que realmente
deseaba saber. Las puertas del ascensor se abren y uso la llave que me entregó Mai
antes de despedirnos esa tarde, allí donde no volvería a verlas por la
seguridad de mi infiltración. Una vez dentro me doy cuenta que el sitio se
mantiene detenido en el tiempo y el polvo sobre las mesas da a entender que
nadie ha venido por aquí en estos meses. Sigo el camino que conozco hasta esa
puerta con detalles azules y plateados, poso la mano en la perilla y un
rechinar de las bisagras me abre paso al santuario de mi amor.
Nada más entrar, su aroma que todo lo llena acaricia mi
nariz. Me estremezco temblorosa intentando respirar profundamente, con pasos
que me llevan a su cama perfectamente ordenada. -Pensar... que eras un desastre
en el quehacer...- Deslizo los dedos por su almohada, con el pulso titilante y
la amargura a flor de piel.
.
.
.
-Ara, parece que en el cuarto de Natsuki hubiera
acontecido una batalla campal- Empezaba a recoger algunas prendas de ropa para
doblarlas y poner un poco de orden.
-Shizu...ru- Esa carita de cachorrito abandonado siempre
sabía ablandar mis regañinas para ella. Su mano detuvo mi labor. -Yo no quiero
ser una molestia para ti... prometo tenerla ordenada la próxima vez- Ladeaba la
cara sonrojada. -Verás... que si hubiera sabido que venías, entonces...-
-Mi Natsuki nunca sería una molestia para mí- Sonreí
enternecida por su preocupación pero también entendía que estaba incordiando
con mi sorpresiva visita. -Lo lamento, no me di cuenta que he sido inoportuna-
-Yo... yo no quería insinuar eso... err puedes quedarte
todo el tiempo que quieras, tú... tú nunca eres inoportuna- Comenzaba a ponerse
adorablemente nerviosa. -Es más, ya esta un poco tarde y mañana no tenemos
clases... ¿Que te parece si te quedas aquí?- Chocaba la punta de sus dedos sin
atreverse a mirarme y esto solo incrementaba mi sentir por ella.
-Ara, ¿Eso significa que mi Natsuki quiere que me quede a
dormir esta noche?-
-Si... err quiero decir- Muy pronto de dio cuenta del
embrollo y fue incapaz de hablar.
-Natsuki no tiene de que preocuparse, yo dormiré en el
sofá-
-¡De ninguna manera! Tú dormirás en mi cama-
-Ara, no imaginaba que Natsuki quisiera hacerme esto y
aquello... ¿No es un poco precipitado? Ni siquiera somos pareja- Me fingí
sutilmente apenada y hasta recatada.
-¡Shizuru!- Amar cada facción de su rostro y divertirme
no tan secretamente con su sonrojo, ahora en la máxima expresión del tomate
asesino. Es uno de esos pequeños detalles maravillosos de la vida.
.
.
.
Tomé asiento en la cama con un terrible nudo asechando mi
garganta, cerré los ojos queriendo detener el diluvio, pero sabe el cielo que
no puede darse reversa a una tormenta. El llanto silencioso ocupó mis respingos
dolorosamente, descargando en cada gota un poco de la inmensa pena acumulada
aquellos meses. Siempre está en todo lo que puedo ver y es masoquista el
permitirme irrumpir en este lugar tan lleno de ella. De mi amor ausente, la
diosa de gemas esmeralda, mi dulce Natsuki y la vez mi gélida doncella. Estoy
viviendo de su recuerdo, que como un arma de doble filo me da aliento para
seguir, pero al mismo tiempo me taladra inmisericorde con la idea de no verla
nunca más. Sobrevivo de la zozobra y la esperanza de volver a verla, de sus
sonrisas, sus abrazos... de todo lo que por propia voluntad me privé de
disfrutar.
Quería destrozarlo todo, arrancarla de mi mente y de mi corazón,
porque se fue sin más... porque sus promesas quedaron abandonadas con la
fatalidad de este destino. ¿Pero con que derecho podría hacer tal cosa?
Ninguno. Miré el techo y estreche su almohada contra mi pecho, deseando como
loca poder percibir algo de ella y tener algún inmerecido consuelo. Gemí, lloré
revolcándome en su cama como la intrusa que era en aquel sitio, buscando algo
que no he de encontrar en el que fue su pequeño refugio. ¿Cómo podría merecer
siquiera estar aquí? Porque yo, dejé de serlo el día que le di la espalda
siguiendo mis propios planes. Juré y empeñe mi alma en la tarea que hoy tanta
desdicha me trae.
-Te odio...- Susurré en cuanto pude encontrar mi voz... -y
te amo- Repetí mis propias palabras como si en alguna parte ella pudiera oírme.
¿Es que no he aprendido que sin ella la vida no tiene sentido? Que mis empeños
son en vano y en el fondo de mis más oscuras emociones, solo estoy deseando que
el fin de este mundo llegué pronto, para dejar de respirar este aire que quema
y no sentir esta presión tormentosa cada segundo. Maldita garfa de la muerte
que atenazas en mi pecho lo poco que queda de mí. Para que albergar la
esperanza de encontrarla al otro lado de esa puerta que... que podría alcanzar
con un solo paso. Me levanté de la cama abrumada por la ocurrencia ¿Y si
apresurara esa posibilidad?
Por toda respuesta un tintineo de algunas campanillas en su
ventana, me estremeció. Bajé la vista apenada, si mi Natsuki me viera
contemplando la posibilidad de un suicidio. Me detestaría tanto más por
desperdiciar sus heridas, su dolor y su sacrificio. Ese “Te protegeré...”
tácito siempre en sus actos y palabras. Me dejé resbalar hasta el suelo de
rodillas, sin poder detener el llanto ahogado y en vano retenido por mis manos.
-Natsuki... esta es tu forma de castigarme ¡¿Condenándome a vivir sin ti?!-
-“Por tu maldita soberbia”-
-¿Ki..Kiyohime?- Su voz, siempre presente para molestar y
censurar mis banales comportamientos... por primera vez aliviaba un pequeño
fragmento del pesar que estaba sintiendo.
-“Levanta la cabeza y mira frente a ti”-
Obedecí solo por temor a no oírla de nuevo, a sentirme a un
más sola en mi agonía. Mis ojos se abrieron casi a punto de abandonar sus
cuencas y mis labios separados sin decir nada, sin siquiera pensar. Frente a mí
había un retrato, uno en el que estábamos ella y yo en una foto. Ni siquiera
sabía que tal foto nos había sido tomada, yo la abrazaba por la espalda y en
aquel momento por mi posición ignoraba cual era la expresión de mi Natsuki,
gracias a ese retrato al fin he sabido que ella estaba sonriendo.
.
.
.
Los tenues rayos del sol se colaban por la ventana de
aula de consejo estudiantil, frente a la ventana y de pie contemplaba el
campus, en el que pasé los años más amargos pero también dichosos de mi vida.
Tantos momentos vividos e imborrables junto a las Hime, a quien secretamente
les tomé algo de aprecio y mi Natsuki, mi amada princesa del hielo. Suspiré
profundamente, si tan solo tuviera una mínima esperanza contigo, tan poco me
valdría el peligro que ahora se cierne sobre mí, a raíz de mis terribles
acciones en el carnaval y de las que no me arrepiento. Me quedaría solo para
hacerte compañía, pero eso es egoísta de mi parte. No te dejo ir, no te dejo
caminar sin mí y solo estoy haciéndome más adicta a tu presencia, corro el
riesgo de no ser capaz de hacerme a un lado cuando alguien más ocupe tu corazón
de la forma que yo jamás pude lograrlo. No, no soy capaz de quedarme a verlo,
me muerdo los labios avivando el monstruo de los celos con ese misero
pensamiento que a modo de consuelo hago parecer tan lejano.
Había llegado más temprano que de costumbre, solo para
disfrutar un momento de soledad y aclarar mis sentires. Sobre mi mesa estaban
las numerosas cartas de amenaza que habían llegado a mis manos con remitente
desconocido. Soy una persona con una correspondencia numerosa y aunque muchas
personas en el anonimato me remiten sus declaraciones románticas, siempre leo
sus cartas por respeto. Entre ellas y sin saber el remitente, un mes después
del carnaval comenzaron a llegar notas, primero sutiles en las que se murmuraba
algún tipo de confabulación, un accidente u otros medios que hicieran ver una
ausencia de mi parte como algo meramente fortuito. Me puse alerta y a riesgo de
todo dejé que mi relación con Natsuki se convirtiera en una bellísima amistad,
si no fuera porque su solo aroma, o la más leve caricia causaba una sed
insaciable de lujuria y abstinencia. Use todo mi auto control para seguir
siendo la persona que fui antes de todo ese embrollo, pero las amenazas
incrementaron en mi contra, cada vez más audaces y confiadas... hasta que un
día, las palabras “Vamos a eliminarlas una a una... monstruos de Fukka y a ti
demonio de ojos rojos... te arrebataré lo más querido” -Natsuki- Su solo nombre
escapó de mis labios, preso de angustia. Jamás la pondría en riesgo, ¡Jamás!
-¿Me esperabas?- Esa voz grave de un tono que se antojaba
extremadamente sensual me sacó de mis cavilaciones, obligándome a girar mi
cuerpo elegantemente, sujetar mi melena castaña para que el viento no la
arrebolara en demasía y mirar en dirección de la puerta. Allí estaba esa ninfa
de cabellos negros, y esmeraldas en sus ojos, la más sincera sonrisa manó de
mis labios y con ella mis preocupaciones fueron postergadas.
-Ara, me parece que mi Natsuki es cada vez más
madrugadora, a este paso será un manojo de virtudes-
-¡Oi! Yo... yo he cambiado y lo sabes... así que no me
vengas con eso ¡Me haces parecer un ogro!- Desvió la mirada delatando en su
cara azorada, la timidez momentánea que hacía saltar mi corazón. -...Algo bueno
de ti se me tendría que pegar tarde o temprano... o eso dice Mai-
-Ese es todo un halago, si es mi Natsuki quien piensa que
eso es bueno-
-Como sea...- Desvió el tema con rapidez, conoce bien el
hilo de mis palabras y sabe que probablemente haré una broma, pero hoy no me
siento con fuerza para ello, no cuando sé que voy a dejarla ir o más bien, seré
yo quien me vaya. -Vine a ver... si tal vez...-
-¿Si?-
-¿Quieres... tomar el almuerzo conmigo? Ya sabes si no
tienes reuniones o algo así- La enternecedora expresión de mi amada causo un
brinco en mi pecho, un sentir de alegría que asomó como una sonrisa sincera en
mi rostro.
-Ara... Mi Natsuki sabe que yo siempre tengo tiempo para
ella...-
-¿Eso es un si?- Asentí con la cabeza a su pregunta,
sabiendo que en el estado de tomate asesino ella no piensa con tanta claridad.
-Entonces nos vemos a las 12... en el lugar de siempre-
-Ahí estaré...- Musito antes de despedirse con la mano y
salir por la puerta ante mi atenta observación.
A la hora pactada nos encontramos en aquel lugar que
fuera testigo de nuestras primeras palabras, de las miradas secretamente
amorosa que le dí y de las muchas veces que supliqué a los dioses algo de
paciencia para ser capaz de vivir a su lado solo como una amiga. Tomamos
asiento a la sombra de un gran árbol, con el pequeño inconveniente de haber
olvidado las bebidas que acompañaran nuestros alimentos. Me ofrecí amablemente
a ir por ellos, aunque Natsuki se negó un par de veces. Sin embargo era una
diligencia que debiera hacer yo, dado que por las preocupaciones del día tuve
ese olvido. Algo tan impropio de mí, sobretodo si es para con ella siempre
habré de desvivirme en atenciones, si el regalo final es una de esas escasas
pero dulces sonrisas.
Hice la diligencia yendo a la cafetería, un refresco de
té para mí y otro de cola para Natsuki, realmente tengo que negociar con ella
su adicción a la cafeína. Aunque probablemente sea una causa tan perdida como
la que tengo contra su preciada mayonesa. Al volver noté que mi amada estaba
acompañada y a paso presuroso me acerqué, solo para con calma notar que Chie
estaba cerca en la grata compañía de Aoi. Mencionaban algo con respecto a la
participación de mi Natsuki en las pruebas de atletismo, el solo imaginarla con
una indumentaria deportiva y el ajuste de las prendas a su piel, hizo invadir
mi rostro de un culposo sonrojo. Sin embargo, al escuchar más de cerca la
platica que tenía lugar, una ola irremediable de celos me invadió en cuanto
percibí como la castaña de mirada picara se desvivía en halagos para mi
Natsuki, robándose por tanto una de esas sonrisas que ahora, fluían con más
naturalidad. Ardí, dolorosamente sabiendo que mi esmero daba frutos a otras
personas, que otra persona será la que coseche mis esfuerzos en un ámbito
romántico con la pelinegra de mi corazón.
-Kaicho...- Apeló a mi titulo la colabora chica del
periódico escolar.
-Aoi-san... ha sido una grata sorpresa encontrarlas
aquí...- Cualquier muestra de dolor en mi rostro fue enmascarada por una
sonrisa tranquila, muy contraria a la tormenta que asolaba a mi alma con sus
crueles inseguridades. -De este modo Kuga-san no lo ha pasado tan solitaria en
mi ausencia- Natsuki giró su bello rostro para verme, con una clara muestra de
contrariedad que no comprendí.
Entregué el refresco en las manos de la deportista, y un
tenue roce entre nuestros dedos causó una corriente eléctrica en mi cuerpo que
supe disimular serena. Tomé asiento en el lugar donde mi obento aguardaba y sin
el animo de crear conversación, me dispuse a consumir mis alimentos. La charla
prosiguió entre Chie, Aoi y mi Natsuki. Estuve totalmente fuera de contexto y
esa molesta sensación de no contar con privacidad así como la atención de ella,
taladraba por dentro a mi yo posesivo.
-Kuga-san podría posar para una foto... sería adecuado
para el periódico y nuestro concienzudo reportaje- Solicitó cordial Chie. Por
toda respuesta, mi amada pelinegra se puso de pie para posar con los brazos
cruzados, fue algo insólito que terminó por agotar mi paciencia. Con un
movimiento rápido y antes de que el flash de la cámara gravara para siempre el
recuerdo de aquel momento, me encontré a espalda de mi Natsuki y con un firme
abrazo por su cintura. Mis manos se aferraron a ella, mi barbilla se apoyó en
su hombro y mi sonrisa afloró en el justo momento que la foto fue tomada,
guardando en ella para la posteridad, ese instante maravilloso junto a ella.
.
.
.
-Nunca imaginé que... le solicitara una copia a Chie-san-
Susurré más para mí que para Kiyohime, aun incrédula, sujetando el retrato
entre mis manos. Volví a mirar con detalle la fotografiá, mi abrazo a su
espalda, el bello sonrojo y esa sonrisa dichosa, nunca antes vi semejante
brillo en sus ojos verdes... -No lo notas todavía ¿Verdad?- Negué
con la cabeza como si mi alter ego pudiera verme, en realidad me sentía. -Su
sonrojo delata que sintió tu presencia y pudo retirarse de la foto si lo
hubiera querido... Shizuru, has estado tan cegada por la idea de su rechazo,
que no viste que Natsuki Kuga ya correspondía tus sentimientos en ese momento,
aún si ella no lo supiera o lo admitiera en voz alta... comenzó a brillar por
ti y para ti, aunque de su luz se irradiara los demás, tú eras la fuente de esa
sonrisa perfecta-
Aquellas palabras fueron como una daga atravesándose en mi
corazón, como una carga extra sobre mis hombros y un gemido de dolor ahogué en
mi garganta mientras abrazaba con vehemencia la fotografía. -¿No ves que ya no
puedo soportar más culpas? ¿Por qué me torturas de esta manera Kiyohime? Si
ella ya no esta, solo agravas mi dolor al hacerme saber que soy yo la única
culpable-
-Somos dos personas distintas pero tan parecidas
Shizuru, estamos unidas por un sentimiento común. Yo soy tan vengativa como tú
y tenía que hacerte sentir mi agonía, conjugada a este sufrimiento
inconmensurable...- Su voz se me antojaba rencorosa, y su enojo estaba
claramente dirigido a mí. -Haríamos cualquier cosa por tener a Natsuki y
tú renunciaste a esa promesa en el momento que afirmaste a Tomoe, pero ahora es
momento de actuar...-
-¿A que te refieres?- Cuestioné limpiando el llanto, en mi
vano esfuerzo por detener una cascada en mi cara.
-Solo observa el anillo en tu dedo... la prenda del
corazón de la princesa del hielo- Ordenó imperiosa, con su voz etérea
en mi cabeza y al mismo tiempo en mi corazón. Observé mi mano, solo para notar
que el Zafiro incrustado en el lobo plateado, mostraba una tonalidad
translucida como la de un diamante, como si fuera hielo.
2 comentarios:
Maravilloso episodio.
La historia dio un giro impresionante y el paradero de ese personaje es desconocido.
Trasnmitiste bien situaciones, sentimientos y emociones.
Espero pronto leer actualizacion.
Saludos.
wow!! no llore T.T, por que estoy en un sitio no privado pero ganas no me faltaron :p
Gracias por cap :)
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