NUNCA DIGAS
ADIOS
Capítulo 5
Tórrido
Tenía a un hombre corpulento sujetándome del cuello y un
dolor de cabeza digno de una resaca monumental. El aroma etílico en mis labios
y en su aliento no era la mejor combinación para la ocasión. Levanté mi rodilla
con toda la fuerza contenida en mis piernas y un grito prácticamente femenino,
seguido de una mueca de dolor indescifrable, me dio la victoria sobre el animal
que no entendía un no por respuesta, cayó cual saco de papas al suelo. Todo me
daba vueltas, supongo que se me pasaron un poco las bebidas o era el hecho de
que la última copa de licor contenía algún narcótico. Prefiero no tentar a mi
suerte así que presioné el dispositivo de alerta en mi ropa, sé que Natsuki va
a matarme pero... que le vamos a hacer. En cuanto cayó al suelo el primero de
los ocho sujetos, me vi rodeada por los restantes 7, miré de soslayo a Fujino
que estaba a mi espalda, de pie apoyada en la pared a causa de la gracia
divina, ella bebió el doble que yo.
¿Cómo llegue a esta situación?
Terminó su última clase, y yo estaba más aburrida que un
mico en un bonsái. Así que ella tuvo una genial idea... pareció una buena idea
en ese momento.
-A Naori-san... ¿le apetece una copa? Es viernes y...- Me
miró con una expresión tierna que... nunca en la vida le había visto a esa
mujer de ojos infernales.
-Tranquila Fuji... hoy seré la conductora designada, así que
si tú puedes alzarte la falda esta noche- Ja, seguro... ¿Yo en un bar y pasando
con limonadas? Claro, cuéntame una de vaqueros.
-Ara, es una frase muy peculiar... podría pensar otra cosa
de las intenciones de Naori-san-
-¡Es una expresión mujer!- Desvié la mirada, ahora entiendo
como las pasa putas Natsuki con los dobles sentidos de Fujino, me ardía la
cara.
Una copita el año no hace daño ¿Verdad?
Ya iba por la quinta copa de la noche, nos habíamos bailado
un par de canciones. No le puedo negar a Fujino que sabe mover el bote como las
mismísimas diosas, pero está claro que yo no voy a decirlo en voz alta. A ratos
comprendo que le gusta a Natsuki de esta mujer, viéndola más de cerca tiene
buen ambiente, esta como quiere... dicho de otro modo como un mango y cuando se
desinhibe un poco da buena conversación. Vi de soslayo en una esquina un grupo
de sujetos que no nos quitaba la vista de encima, puedo jurar que no solo
Fujino era el objeto de sus miradas lujuriosas, vaya y yo que creía que no
habíamos ido a parar a un bar de ambiente.
Si, las bebidas me han hecho soltarme un poco de la
lengua, ¿Pero a quién no?
-¿Ara y Nataru-san hizo qué?- Por fuera Fujino parecía
sobria pero por su hablar arrastrado ya empezaba a notarla bastante ebria.
-Pues tirarse en bolas a una piscina... no pensé que
Suichiro nos pusiera una prueba tan difícil- Me reí de buena gana, ya sin saber
la cuenta de los vasos consumidos. -No la culpes, tenía la ropa en llamas... la
hubieras visto, como se le tostó un poco el cabello, casi lloraba cuando el
estilista le corto las puntas del pelo- Me reía a mas no poder. Casi me dolían
las costillas de hacerlo. -Pero a 'cachorro' le crece el pelo rápido, a la
fecha lo tiene como si nada hubiera pasado-
-Y es que Naori-san hizo algo diferente-
-No, si fuimos a parar las tres a la misma piscina y todas
en paños menores... el dueño del hotel nos miraba incrédulo y atrajimos a una
multitud que ni te fijes... pero como yo no tengo las greñas largas, no me
queme nada-
-Qué mala suerte la mía- Hizo un gesto dramático.
-¿Por qué lo dices Fuji?- Levanté una ceja.
-Porque yo no estaba ahí para verlo- Me dedicó una sonrisa
que no supe interpretar o puede que sí... ¿así se sienten los ratones cuando
están a punto de ser cazados por una serpiente?
-haaa picarona... querías ver en paños menores a Nataru- Te
pillé Fujino. Mejor desviar su libido a otra parte.
-No te lo voy a negar... debajo de esa ropa, Nataru-san debe
estar...-
-Muy bien la verdad, tiene el abdomen tan plano y duro
como... ahhh. Ahora sus piernas, son todo un bocado... y sus pe...-
-Eso se oye a como si ella y tú...- Sus ojos carmín me
fulminaron un momento.
Reí de buena gana, a pesar del pavor que me hizo sentir esa
mirada. -Ya me gustaría...- ¡Corrige o morirás! -Esta buena, pero estamos mejor
de amigas... entiéndeme no funcionaría y lo que he dicho ha sido nada más de
vista, nunca la he tocado- De la que me salvé, aun así debo decir algo más. -Yo
no estoy por la labor de hacerte competencia... sin embargo, si vas por ella
Fujino... que sea enserio-
Realmente puedes decir tonterías cuando estas
borracha.
-En el fondo me caes muy bien Fuji...- Ya tenía un brazo
sobre ella.
-A mí también me cae muy bien Yukito... hip- Sonreía
animada, aunque un lindo sonrojo adornaba sus mejillas.
En ese momento se nos acercó un mesero con un par de
bebidas, fueron servidas y brindamos por la amistad, el amor y ve tú a saber
que más tonterías. Pero no pasó un minuto antes de sentir el peso de algo más
fuerte en el cuerpo... era un gatillo, una droga que aumenta la libido y al
mismo tiempo embota los sentidos haciendo manejable a la persona. Fujino me
miró y yo asentí, teníamos que largarnos de ahí y pronto. Salimos del sitio a
paso rápido pero trastabillando, escuché algunos pasos a nuestra espalda, o
debiera decir muchos pasos.
-Hey lindura... ¿No quieres la compañía de un hombre de
verdad?- Escuchamos de uno de los que venía atrás siguiendo nuestros pasos. Me
apresuré a hacer entrar a Shizuru por una de las rejas de la universidad.
-Mira que estar con semejante enclenque- Se burlaba otro de
ellos, de ojos siniestros.
-Si seguro es un floripondio- Rió con sorna otro el más alto
de ellos.
-Mira bombón lo debe tener pequeño, si anda como una
señorita- Será cabrón... me di la vuelta para encararlos, con Shizuru tras de
mí apoyada en la pared de uno de los bloques me sentí algo más tranquila. De
nada servía decirle que huyera, ya casi no podía moverse por la droga corriendo
en sus venas y su respiración al igual que la mía estaba agitada.
-¡Yo me lo pido!- Gritó animado con lo anterior el más
bajito y delgado de ellos, era una loca de pluma total. Así que no me
equivocaba, venían por un festín doble.
Entonces me di cuenta mirando a mi alrededor que estaba
oscuro, y nos encontrábamos a cierta distancia de las zonas concurridas,
presioné la alarma. Rayos, mi estúpido error no fue tomar de la copa con el
fármaco, fue no pedir un taxi, fue intentar entrar de nuevo a la universidad
hasta donde nos siguieron, en las rejas más alejadas de campus. Como era 'el
hombre' de la 'relación', no pasó mucho tiempo antes de que alguien me jalara
de la ropa, intentando alejarme de Fujino curvas peligrosas.
Le propiné una patada rápida, pero ya tenía a otro sujeto
encima, el rodillazo de la victoria en sus partes nobles, que de nobles nada,
sucias como sus mentes. Me preparé para el siguiente, la vi perdida al no poder
mover mi cuerpo como quería, cuando se vinieron los 6 montoneros a darme. Si,
fui reducida por el número de hombres y el narcótico. Me sujetaron de los
hombros y comenzaron a golpearme las costillas, pero mi orgullo no me dejaba
gemir de dolor. Mierda Kuga ¡¿Dónde estás?!
Miraba de soslayó a Fujino, mientras lentamente se le
acercaban, pero ella no mostraba ni un ápice de miedo en su rostro, no le puedo
negar que tiene su orgullo muy bien puesto. De ese modo es que yo no puedo
rendirme, no forcejeo porque sé que es gastar energía preciosa y que el efecto
del fármaco se pronuncie. Un golpe a la cara y siento la sangre escurrir por mi
boca, pero parte de nuestro entrenamiento fue aprender a tolerar el dolor. Miro
a los ojos a quien me golpea parsimonioso, ocupo mi fuerza en jalar a uno de
los hombres que me sujeta cuando el golpe viene, usándolo como escudo. Al otro
le propino una buena patada en la costilla y doy un salto genial, hacia atrás,
de tal modo que me interpongo entre Fujino y los , pero estoy jadeando.
-Ya me hartaron...- Cuando lanzaba mi mano en busca del arma
que había dejado olvidada en mi ropa.
-No es necesario Yukito, nos están observando... no queremos
mostrar todo nuestro potencial- Escuché la voz grave de Kuga y realmente me
sentí dichosa, quien lo diría tener apoyo tiene sus ventajas.
-Oh... ¿Llamaste a otro enclenque?- Dijo el que parecía el
líder... yo en su posición no le subestimaría.
-0-0-0-
Todo me daba vueltas tras la carrera con Yukito jalándome de
una mano, para llevarme a un lugar seguro... sin embargo nuestra carrera se vio
interrumpida por uno de ellos, ella me dejó allí para protegerme. Desde ese
lugar vi como a pesar de su estado redujo a algunos de ellos, pero después de
ser superada numéricamente, lamenté culpable, los golpes a los que fue
sometida. Tensé la mandíbula por ser incapaz de hacer algo, simplemente seguía
sujeta a la pared, cuando en realidad apenas podía mantener los ojos abiertos y
un intenso calor inundaba cada fragmento de mi piel. Maldije el haber bajado la
guardia y a su vez causarle estos inconvenientes a Yukito. Pese a todo me
miraba por fuera absolutamente imperturbable, incluso cuando sentí a uno de
esos repugnantes hombres sujetarme con rudeza por la muñeca.
Lo miré con odio sin mutar alguna expresión en mi rostro,
pero la fuerza no acudía a mí para plantarle una buena cachetada. Aquello no
fue necesario, un sonido grave proveniente de una voz conocida y el hombre que
me sujetaba, recibió una patada tan fuerte en la zona temporal de la cabeza,
que se desplomó en el suelo sin siquiera emitir un sonido. Agudicé la vista con
esfuerzo, ahí estaba mi salvadora en fachas masculinas, la persona que casi no
me dirigía la palabra, salvo para discutir conmigo, pero un hondo alivio llenó
mi pecho de solo verle. Tras una observación rápida de mi ropa ligeramente
desacomodada por la pequeña carrera, me dio la espalda... lo demás fue confuso,
a través de la poca luz de un farol algo distante, pude verle en acción. Su
velocidad era pasmosa, casi parecía un fantasma en medio de la oscuridad,
asechando a sus presas sin piedad. Sus golpes certeros y llenos de fuerza
impactaron en rostros haciéndoles sangrar en el acto, sus patadas en los
costados seguramente dejaron alguna costilla rota. Incluso, escuchaba cada
impacto de su puño, que como una cuchilla en cada movimiento de su cuerpo
cortaba al aire, así, poco a poco redujo a sus oponentes como si se tratara de
un juego de niños.
Corrió contra el líder, que lanzó un puñetazo donde debiera
estar Nataru y solo se encontró con el aire. El pelinegro apenas había movido
su cabeza unos centímetros a la derecha, evadiendo el ataque, escuché un grito
ahogado por la falta de aire. Bajé un poco la mirada, así vi que el puño de
Nataru se había encajado en el estómago del hombre. Este se inclinó como acto
reflejo solo para encontrarse con una rodilla, que lo envió al suelo con la
nariz rota. Mientras los demás gemían y sangraban cerca de su líder, a la
espalda de mi defensor atacó a traición uno de los pocos que habría logrado
reponerse.
-¡Nataru!- Grité espantada, pero ella no se movió ni un
ápice, dejando que su agresor le diera de llenó en la cabeza con una botella.
Cerré los ojos como si la herida fuera propia y el sonido de dos disparos
taladró mis oídos.
Abrí los ojos asustada, sintiendo algo salpicarme la
mejilla, desvié la mirada a un lado solo para notar como el más delgado de los
hombres y al parecer gay, se deslizaba por la pared hacia el suelo llenándolo
todo de sangre, incluyendo mi vestido. Me di cuenta que estaba tan absorta en
el combate, que no me percaté cuando el ahora yerto cadáver se acercaba a mí
sigilosamente, pero Nataru sí que lo vio. Levanté la mirada buscándole, vi que
su arma en mi dirección cercana, emanaba un poco de vapor por la boquilla, y
otra sujeta por su mano pero escondida discretamente en su chaqueta, había
perforado la prenda y al agresor de la botella, que ahora yacía en el suelo
probablemente agonizando.
Lo más impresionante de la circunstancia fue la sangre
fluyendo desde la frente de Nataru, hasta su barbilla. Goteaba, manchando la
camisa blanca del uniforme de Kiray. Pero ella no se inmutó ante la herida o el
golpe, simplemente guardaba una de sus armas en el cinto de su pantalón, así
como cambiaba el cartucho de su arma. Sin dejar temblar su pulso, disparó a
quemarropa sobre los hombres que desde el suelo se quejaban, muy pronto se hizo
el silencio. ¿Era una asesina a sangre fría?
-Hey...- Se manifestó al fin Yukito, sujetando su costado
con una mueca de dolor en la cara y su labio sangrante. -No tenías que
matarlos, ya no eran una amenaza- Le miró con un dejo de miedo y es que
realmente esa mirada helada era suficiente para espantar a cualquiera.
-¿Quién te dijo que mate a los otros seis?- Guardó su arma
en un bolsillo oculto de su chaqueta, del lado bueno de la chaqueta quiero
decir, después negó con la cabeza ante el mal estado de su amiga. -A esos les disparé
calmantes, no quiero que sean un problema para el grupo de limpieza... los
otros dos, se lo buscaron- Volvió su mirada sobre mí, mientras la mancha
sanguinolenta se adhería a su rostro que había dejado de sangrar. -No iba a
dejar que ese sujeto te apuñalara ¿O sí?- ¿Apuñalar? Volví a buscar con la
vista, y en efecto una navaja a escasos centímetros del hombre muerto, se
combinaba con la sangre que el cuerpo vertió sobre el suelo.
Caminó hacia mí, dando quizás por sentado que Yukito podía
apañárselas sola y estaba claro que ella por orgullo no aceptaría su ayuda.
-¿Puedes moverte Shizuru?- Dijo frente a mí.
Intenté apartarme de la pared pero las piernas me fallaron,
sentí sus brazos en derredor de mí cintura, no caería, no con esa persona
protegiéndome. Oculté mi rostro en su hombro presa del malestar y el
insoportable cansancio, la sola caricia de Nataru en mi cintura despertaba
deseos que... definitivamente no puedo decir en voz alta. Siempre me costó
dejarme ver en un estado de flaqueza ante cualquier persona, pero con Nataru
era particularmente diferente, ella me generaba una sensación de seguridad que
nunca antes en mi vida percibí. -Lo siento... no puedo- Admití agradeciendo que
ella no pudiera ver mi sonrojo.
-No volveré a dejarte sola... lo juro- Susurró quedo en mi
oído, su aliento rozó mi lóbulo y me sentí estremecer... realmente estaba
resultando muy difícil no proferirle un beso ahí mismo, más aún cuando ella se
aferraba más fuerte a mí. Hace unos minutos era una asesina implacable y ahora una
cálida persona preocupada por mí.
-¿Te duele mucho?- Murmuré aún preocupada por su herida, no
sé de qué parte de mí emergió ese tono dulce y angustiado que hace tiempo solo
le dirigía a... Natsuki.
-Aprendí a tolerar cosas peores... me preocupas más tú-
Musitó aún más quedo solo para mí, ara no me imaginaba que Nataru fuera tan...
tan delicada y tierna.
-¡Hey Mara!- Escuché la queja de Yukito, pero no quise
apartarme de la cómoda pose en los brazos de Nataru para ver la llegada de mi
tercera escolta. -10 minutos tarde joder... ¿Para qué te sirve el nitro del
auto?-
-¿Viste las pésimas notas que saqué en conducción? ¿Quieres
que me estrelle? Es mejor llegar con vida... que ser otro cadáver en la
morgue... mmm por lo visto hubo acción- Decía como si nada la de cabellos plata
ayudando a Yukito a caminar mejor.
-Con su permiso Fujino-san- ¿Dónde dejo mi nombre de pila?
En verdad esta mujer es bipolar. Y no estaba equivocada, un instante después me
levantó en sus brazos. Me vi obligada a rodearle con mi brazo por el cuello,
sentir su mano en mi espalda y la otra en mis piernas. Qué difícil es la vida,
yo ardiendo en deseos y mi escolta ni se fija en los detalles, ojalá pudiera
moverme mejor. No le dejaría serme tan indiferente.
-Vale... tú ganas, pero vamos... este sitio comienza a
apestar- Apresuró Yukito, en efecto la sangre y el alcohol no son una buena
combinación, casi sentí nauseas al percibir el aroma cuya queja delato a mis
sentidos. -Mara... ya sabes que hacer- Añadió Yukito, mientras todos nos dirigíamos
a un auto estacionado no muy lejos.
Quepa mencionar que Nataru me cargaba como si no pasara nada
y yo no salía de mi asombro, además del cumulo de deseos inusitados que estaba
despertando en mí su sola presencia, ¿Resulta que Nataru es una caja de
sorpresas y monerías? Me depositó con mucho cuidado en la parte de atrás del
auto, antes de sentarse a mi lado. Yukito por su parte de las apaño para ir en
el asiento del copiloto con Mara-san, esta última siguiendo las órdenes, no
tardo en marcar un número en su móvil.
-Necesito un grupo de limpieza... en el cuadrante 8 de la
universidad Kiray Gakuen...- Mara conectó su móvil a un dispositivo en el auto
y parte del vidrio delantero del auto dejo ver la imagen de Suichiro, en cuyo
fondo se notaban las instalaciones de Garderobe. Entonces se escuchó. -Vaya,
así que nos están poniendo a prueba, ustedes por lo visto salieron malparadas-
Ignorando la conversación Mara arrancó el auto y se dirigió a la salida de la
universidad.
-Hicimos nuestro más dudoso esfuerzo- Respondió con seriedad
Nataru. -Tal y como nos indicaste, de este modo van a subestimarnos- Ahora
entiendo porque se dejó pegar con la botella en la cabeza.
-¿Por eso mataste a dos de ellos?- Negó con la cabeza el
hombre al otro lado, pero no se notaba molesto en lo absoluto.
-No me culpes, eran dos ex convictos y violadores de
menores, que estaban destinados a la inyección letal... le ahorré un par de
agujas al estado- Dijo como si nada Nataru y yo no podía creer la
circunstancia. -Pero te deje seis perros durmiendo a los cuales podrás
interrogar... date por bien servido-
-No cambias... siempre tan parecida a tu madre- Murmuró
divertido, ya todos pasaban de ocultar el verdadero genero de los ocupantes del
auto.
-Ya te lo dije Suichiro... a mi madre no la metas- Gruñó
cual animal herido Nataru, estaba tan tensa que rápidamente posé mi mano en la
suya, para mi sorpresa esto la tranquilizo en el acto.
-Nataru ¿Esa sangre es tuya?- Preguntó el padre agudizando
su vista.
La aludida simplemente asintió. -El grupo de limpieza estará
en la zona en dos minutos...- Comprendí
que algo importante se me estaban ocultando en las narices, pero no era momento
de preguntar. -Mañana preséntate en Garderobe para una revisión... igual tú,
Yukito-
-Como digas jefe- Posterior a eso, la comunicación se cortó
y frente al asiento del copiloto, el vidrio se hizo translucido. La mansión
Fujino se encontraba ya muy cerca, lo noté por el paisaje.
-No dejes que mi familia me vea así... por favor Nataru-
Susurré quedo apoyando la cabeza en su hombro, casi se me cerraban los ojos del
agotamiento, del mareo o de la droga... no lo tengo muy claro. Muy
contradictorio en verdad, ansío que esas manos cálidas, no se aparten de mí,
pero me llevan más lejos, allí en la inconsciencia.
-Será como si nunca hubieras estado allí- Escuché cual
ronroneo, antes de cerrar los ojos y dejarme llevar al mundo de los sueños.
-0-0-0-
Una cosa es decirlo, otra es cumplirlo, la suerte fue amable
conmigo... mi amada castaña tenía la ventana de su cuarto abierta, detalle que
plantearé en tiempo futuro como una falta a su seguridad, pero por ahora me
resulta muy conveniente. Ahí estaba, con una Shizuru dormida en mis brazos,
calculando la distancia entre mi cuerpo, el peso a cuestas, la altura de tres
pisos y la fuerza que debo emplear para llegar allí de un salto. Mai me mira
sin poder creer lo que estoy a punto de hacer, tomé algo de impulso y fije mi
mente en mi único objetivo, no podía equivocarme, no con ella en mis brazos, no
cuando depositó toda su confianza en mí.
-Estas segura de que... ¿Podrás?- Me miró con duda.
Sonreí simplemente. -Si lo dudo no lo lograré- Tensé todos
los músculos de mi cuerpo, sobre todo los de las piernas, escuchaba el latido
acelerado de mi corazón proveyéndome del oxígeno indispensable para la tarea.
-Si caigo, no dejes que nada le pase a Shizuru- Dije antes de correr a toda
velocidad desde los jardines, e impulsándome con todas las fuerzas de mis
piernas en un único esfuerzo. Sentí el viento surcar mi cara, casi fue como
volar, vi mi objetivo muy cerca, así que me preparé para la caída. Deje que mis
pies se posaran en el barandal como si de plumas se tratara, aminorando el
impacto con una ágil flexión de rodillas. Cuando pude estabilizarme después de
un corto malabarismo, entre en el cuarto y deposité el cuerpo inconsciente de
Shizuru en la cama, con sumo cuidado. Volví a la ventana dándole el buen parte
a Mai, quien se dio la media vuelta para volver al auto que habíamos dejado en
una zona no visible de la mansión Fujino. Agradecimos entonces los
silenciadores especiales del motor, cuyo sonido eran apenas audibles en marcha
lenta. Las vi alejarse en medio de la noche y lo frondoso de los árboles como
una sombra negra.
Volví mi atención sobre mi amada, que ahora se revolvía en
la cama inquieta como si sus sueños no
fueran gratos. Fui al cuarto de baño, primero para lavar la sangre de mi
cara y retirar los vidrios, después tomé una toalla la cual humedecí en agua
fría, para volver a su lado. Sentada en el borde de la cama procedí a limpiar
su rostro ligeramente manchado con sangre, vi su ropa igualmente manchada, era
mejor que no se despertara con ella puesta.
Busqué en su closet con el mayor sigilo posible, procurando
no hacer ningún ruido, cuando encontré las prendas adecuadas para el sueño de
mi adorada ojirubí, las deje sobre la mesa de noche y busqué la manera de
quitarle la ropa. Cuando intentaba retirar su vestido, me encontré con el
cierre atorado, por lo que tuve que gatear sobre el cuerpo de Shizuru para poder
emplear ambas manos, se dio la vuelta abruptamente entre sueños y casi me tira
de la cama. Concluido el cierre, comencé a retirar las tiras, rogando que no
despertara para verme casi, casi sobre su regazo. A ella le pareció divertido
abrazarme como a un osito de peluche desde el cuello, es que hasta dormida me
pone en unas situaciones tan comprometedoras. Lentamente y con una paciencia de
la que suelo carecer la mayor parte del tiempo, me quité sus brazos de encima,
al que por respuesta obtuve un mohín de pena rompe corazones. Suspiré
profundamente antes de bajar poco a poco su vestido por su cuerpo, tragué
saliva al notar como su figura quedaba al descubierto, dejando a mi vista una
sugerente lencería vino tinto.
Sus ojos se abrieron lentamente, y yo me paralicé ahí mismo,
¡Estaba sobre ella! Con su vestido en mis manos, lo escondí en mi espalda cual
criminal, pero... pero. Sus manos se alargaron hacía mí, sus dedos sujetaron
mis mejillas, sin poder reaccionar me vi jalada a su lado donde sus labios me recibieron
con un cálido beso. Los ojos casi se me salen de las cuencas, cuando todo lo
que podía ver eran sus ojos cerrados, su rostro tan cerca y sentirla de una
forma que ya parecía olvidada. No pude resistirlo, moví mis labios
correspondiendo su gesto, ella se asió de mi cuello como un náufrago a la
tierra. Liberé mis manos de la carga del vestido, para posarlas en un caricia a
su mejilla, cerré los ojos sintiendo como aquella caricia con sabor a gloria,
se profundizaba dando paso a nuestras lenguas, fue por todo decir una
exploración única... mi segundo beso y era con la mujer que amaba. La dicha
acelero el latir de un corazón henchido de amor por ella. Hasta que el
indispensable oxigeno nos obligó a apartarnos.
-Natsuki...- Susurró quedo con los ojos cerrados, dejo caer
pesadas sus manos, volviendo a sumirse en la inconsciencia. Mientras yo trataba
de recuperar el aliento, era la segunda ocasión de la noche en la que mis
pupilas se dilataron y vibraron de sorpresa. Hacía tanto tiempo que no la
escuchaba nombrarme.
-Shizuru...- Deje escapar de mis labios su nombre con
adoración, pero pronto vi con mis propios ojos cuan terrible pareciera la sola
mención de mi nombre, una pequeña gota perlada había escapado de su encierro.
Bajé de su cuerpo, de la cama, como si de nuevo me
estrellara contra la tierra desde muy alto. Shizuma tenía razón cuando dijo que
yo le he hecho mucho daño, quizás este ha sido solo el gesto de una mujer ebria
y despechada. Fui al cuarto de baño, y al mirarme al espejo comprendí que una de
las lentilla azules no estaba ahí. Busqué en mi chaqueta una cajilla con su
reemplazo, dudé en volver a usar el lente, siendo este la única diferencia
entre Nataru Blan y la que se supone soy yo... Natsuki Kuga.
-Decide ahora... Kuga o Blan- Me dije a mi misma, tensé la
mandíbula conteniendo mi propio llanto. No podré perdóname, si la hiero una vez
más... -Kuga Natsuki está mejor en el pasado, Natsuki no existe más- Volví a
posar el lente en su lugar y a ocultar mi amargura en un rostro sin expresión. Retorné
a la cama, solo para completar la tarea inconclusa, ponerle el pijama a mi
protegida.
Fue una tarea ardua, pero al parecer esta vez, Shizuru
gozaba de un sueño más profundo. En ocasiones tuvo cortas convulsiones entre
sueños, en todas ellas humedecí el paño para posarlo frío en su frente y
acaricié su mano deseando que supiera allí donde no puedo alcanzarla, que sigo
aquí. Pasaron las horas y al fin noté su pulso y su expresión relajarse, apoyé
la cabeza para descansar un momento, solo un instante... no conté con la idea
de que sueño me venciera.
-0-0-0-
Tuve un sueño extraño, como pocos... o como muchos que hace
ya meses no se repetían. Volvía a tener a Natsuki entre mis brazos, sus labios
entre los míos, su amor en una mirada y sus brazos rodeándome. La luz de la
mañana interrumpió mi más añorado instante y maldije por dentro el infortunio
de la realidad golpeándome, nunca es grato volver a un mundo donde la persona
amada ya no está, donde pareces ser lo último en importarle, lo que ha olvidado
hace tiempo. Me removí en la cama buscando volver a mi sueño, hasta que una
forma intrusa en el borde de mi cama me obligo a despertarme.
Abrí los ojos perezosa, levantándome con un pequeño mareo,
en cuanto vi esa melena cobalto y su mano reposar sujeta a la mía. Sentí las
imágenes del día anterior golpear mi mente como un rayo, me sonrojé al recordar
que le había besado, que por un momento imaginé sus ojos del tono esmeralda que
tanto idolatro. Que le sujeté con tantos deseos reprimidos y gracias al cielo caí
inconsciente antes de cometer una locura. Noté sobre mi cuerpo el pijama y a un
lado de la cama la prenda manchada de sangre.
Me dediqué a contemplarle, sobre sus heridas se tomó tantas
molestias conmigo, y ahí estaba a mi lado, tras una noche en vela de cuidados
¿Por qué me cuidas con tanta devoción Nataru? ¿Serán esas letras de cuaderno
una verdad que no pretendes ocultar? Sus finas facciones, podría quedarme a
mirarlas una eternidad, su cabello sedoso entre mis dedos. Son una maldición
que yace en ella, con su solo parecido a mi adorado tormento. Así de cerca,
resulta tan fácil entender porque me la recuerda tanto, pero el encanto morirá
en cuanto abra sus ojos y vea el hielo azul. Me pregunto si esta terrible
confusión sobre Nataru se debe a su excesivo parecido con Natsuki, o es que
ella por si misma realmente empieza a gustarme.
Llevo mis dedos sobre mis labios, fue una caricia intensa,
casi pude percibir electricidad en el solo contacto. La tibieza de sus caricias
en mi rostro, no evito sonreír y buscar mejor acomodo para mirarla en silencio.
Pocos instantes transcurrieron cuando empezó a remover su cabeza, y acariciar
su rostro cual felino perezoso.
-Ara... Nataru es tan tierna cuando se despierta- Digo con
mis codos apoyados en la cama y una peculiar sonrisa adornando mi rostro, estoy
muy cómoda con los pies levantados para no quedar fuera de la cama.
-Shi...¡Shizuru!- Se alejó de mí asustada, con tan mal tino
que se cayó de la silla, me reí ante la escena tras notar que no se había
lastimado.
-Shhh... No querrás que mi madre te oiga, podría mal pensar
las circunstancias- Hice un ademán de silencio. Ella simplemente asintió con la
cabeza más roja que un tomate.
-¿Estás mejor? Ayer tenías fiebre- Musitó tímidamente,
poniéndose de pie. Con un ademán le indiqué sentarse a mi lado y así lo hizo.
-Gracias a Nataru estoy perfectamente- Sonreí sincera.
Sus ojos me miraron confusos, ahí estaba ese azul que negaba
todo en mis fantasías. Me extrañó que pronto desviara la mirada con desencanto.
-De nada Fujino-san-
-Ara, ¿Ahora Nataru vuelve a su estado formal? Hace unos
segundos me llamaba por mi nombre- Tanteé el terreno.
-No debo olvidar mi lugar... es solo eso- No me gusta la
nostalgia en su voz, planeo cambiar eso.
-¿Entonces Nataru no planea hacerse responsable por lo de
anoche?- Lasciva, divertida... ¿De qué otro modo podría decirlo?
-¿Re...responsable?- Abrió sus ojos grandes, es taaan Kawai.
-Pe...pero-
-Si... cuando las manos de Nataru tocaban mi cuerpo sin
ningún recato, me dio la ligera impresión de que...- Pero ella no me dejo
terminar.
-¡Shi...Shizuru!- Mi querida escolta ya no sabía en qué
hueco meterse. -Yo... err solo pretendía cambiarte de ropa... nada más... ¡Lo
juro!-
-Me gusta cuando Nataru dice mi nombre... me enojaré con
ella cuando me trate tan formalmente...- Reí de buena gana. -Pero sé que es una
mujer respetuosa- Afirme dejando mis juegos para otros momentos, después de
todo se lo merecía por haberme cuidado toda la noche.
-Así que ya lo sabes... que soy mujer- Decía juntando la
puntita de sus dedos.
-Sería imposible pasar por alto ese detalle... Nataru es muy
linda, sería un pecado confundirla con un hombre-
-Gra...gracias- Sonrió y ese gesto tan escaso en su rostro
hizo dar un brinco a mi corazón. -Si estas puesta para hacerme bromas significa
que estas bien y eso me alegra- Esa mirada, esa expresión... no debería estar
ahí.
Entonces sentí aquella espina removerse en mi interior, un
miedo, una alerta... estas palabras debería habérselas dicho a otra persona. Yo
no puedo traicionarla no... no puedo. Me vi a mi misma ponerme de pie, actuar
con una voluntad que no era mía... mis manos sujetaron el cuello de la camisa
de Nataru con mucha fuerza. -“¿Realmente crees que puedes escapar de
mí?”- Una voz idéntica a la mía se escuchó cual eco en mi cabeza. -“Yo
soy tú, la verdadera tú”-
-Shizuru...- Susurró muy quedo Nataru sin oponer
resistencia, mirándome confusa.
-“Quieres seguir ignorando el enorme deseo que te
provoca... y el odio que sientes por ella. ¿No lo notas? Solo tienes que tomar
lo que te ofrece, ella no va a resistirse”- Volvía a hablar mi propia
voz en mi mente, ¡Pero yo no pienso así! -“¿Tan pronto me olvidaste...?”-
-“Ki.Kiyohime”- Al observar mis manos me di cuenta
que mis dedos por si solos habían desanudado la corbata de Nataru, cuyo rostro
no me miraba, estaba desviado hacía un lado lleno de pudor.
-“Si tú no quieres a mi amada... entonces yo la tomaré
por ti”- Escuché aquellas palabras con más fuerza en mi mente. -“¡NO!
¡Ella no es Natsuki!”-
Esto no es verdad... es imposible. Ella se fue con mi Child,
yo... yo no puedo ser esa persona, solo fueron alucinaciones, ¡Fue la
influencia de la Estrella! -“¿Eso crees? ¿Jamás te dijo Viola-sama que
nuestra familia esta maldita?”-
-“¿Maldita?”- Logré con mi desconcierto, liberar de mi
agarré a Nataru. Me senté en la cama y llevé mi mano a mi rostro, pero todo lo
veía rojo, al alejarla, noté mi palma manchada de sangre, la sangre de la gente
que... -“Que asesinamos... yo no lo hice sola Shizuru, no importa cuánto laves
tus manos... estarán manchadas siempre que las mires... ¿No crees que es la
prueba más sincera de tu amor?”-
-Shizuru... realmente estas... ¿Enojada conmigo?- Se acercó
Nataru, mirándome con preocupación. Intenté negar, pero ninguna palabra salió
de mi garganta, ni siquiera pude mover mi cara.
-“Claro que si... ¡Faltaste a tu promesa!”-
Pude sentir con más fuerza la presencia de Kiyohime. -“¿Promesa?”- ...
realmente estoy enloqueciendo. -“Le he esperado durante muchos siglos...
esta vez será mía”-
-Shizuru... empiezas a preocuparme... por favor- Se inclinó
muy cerca de mí y un halo de tranquilidad embargó mi pecho.
-Ara, Nataru se preocupa mucho por mí... empiezo a creer que
le gusto- Intento recuperar la compostura de siempre.
-Realmente soy mala mintiendo... pero no te equivocas- Su
rostro sonrojado, tan tentador, su aroma embargándolo todo. Resulta tan difícil
ignorarla. -Shizuru yo... te... te a...-
-“Siente su aroma, mira sus ojos, su piel... esa
persona está impregnada completamente del alma de mi amada”- ¡No dejaré
que me domines! Lo perdí todo en cuanto me deje llevar por ti Kiyohime. -“¡No
esta vez!”-
Miré con determinación a Nataru. -¿Cómo puedes siquiera
atreverte a decirlo? Una persona que se escuda en una ropa que no le
corresponde ¿Es que te apena admitir que eres mujer?- Le miré con desprecio,
tengo que alejarla o Kiyohime... -¿Realmente te atreverías a decir que me
quieres?- Concluí la pregunta, mientras miraba sus pupilas azules vibrar con
sorpresa, con dolor tal vez.
Dio un paso atrás. -Para protegerte... no me gusta pretender
ser algo que no soy... pero... mi sola presencia te hubiese puesto en riesgo-
Le flaqueo la voz y entonces me di cuenta de la crueldad con la que hablé.
-Para que no pudieran llegar a ti a través de mí- No lo entendí, solo temí un
poco más. -“¡¿Cómo pudiste?!”- Un paso más lejos de mí, noté el
escozor en sus ojos y su rostro descompuesto. Entonces alzó la voz. -¡Porque te
fuiste y no pude soportarlo!- Ahora silenciosas lágrimas bajaron por sus ojos y
sentí morir de culpa por dentro, no estoy segura si el corazón que sufría era
el mío o el de Kiyohime. -¡Porque te amo Shizuru!- Agachó el rostro, ocultando
su dolor en los rebeldes mechones de pelo cobalto y presionando con fuerza sus
manos que un par de gotas rojas cayeron al suelo. -Sé que me merezco esto... lo
sé- Ya nada de temple quedaba en su voz, entonces noté la humedad en mis
propias mejillas. -Lo siento tanto...-
-“¡Has que pare! No soporto sus lágrimas”-
Abrí los ojos grande. -“Yo tampoco soporto verla llorar... no soporto
hacerle daño... ¿Por qué?”-
Nataru se hubiera dejado caer al suelo derrotada, pero con
un impulso nacido de mí, sujete entre mis manos su rostro y antes de pensar...
muy lejos en mi mente, no medie consecuencias, simplemente deposité un beso en
sus labios. -“Esto es lo que somos realmente Shizuru”- Agridulce
sabor salino de llanto y de fresas... cerré los ojos con fuerza, para no ver su
expresión, para cruelmente imaginar otro rostro sobre el suyo, uno donde unos
ojos verdes me estuvieran mirando con sorpresa.
Llegó su respuesta para mí, asió de mi cuello sus manos para
responder al gesto que yo le prodigaba, me pegué más a su cuerpo dejándome
superar por el deseo que me carcome desde la primera vez que le vi en aquel
bar, aun con la reciente memoria de lo que sentí al besarla la noche anterior.
Mis manos viajaron por su cintura, buscando con desespero deshacerme de la
atadura nacida de la hebilla plateada, logré desfajarle la camisa y meter mis
manos hasta rozar su piel, sonreí divertida ante el pequeño respingo de su
cuerpo tembloroso. Más no cesaba la fogosa batalla entre nuestras lenguas, con
él ánimo de explorar en los confines de la otra, siendo este un juego delicioso
en el que nuestros sabores entremezclan como si fueran uno solo. Sentí sus
manos bajar por mi cintura, mis caderas, hasta presionar con firmeza mis
posaderas, me vi levantada por esta atlética persona y el instinto me obligó a
enredar mis piernas en su cintura, paso a paso me llevó a la cama para
depositarme con suma delicadeza.
Nos separamos por la falta de aire, mientras ella enredada
entre mis piernas se movía contra mi suavemente, aun sobre la ropa la caricia
era exquisita, incrementaba mi deseo por tenerla con cada segundo. Cuando yo me
negué a mirarla directamente a los ojos, dejando al descubierto una buena
porción de este, sus labios buscaron mi cuello... no quería verlos, no esos
ojos azules que romperían la fantasía si osaba contemplarlos.
Acertadas mordidas hicieron escapar de mi garganta suaves
gemidos, mientras sus tenues envites contra mi figura comenzaban a hacerme
desear un poco más y corresponder en sincronía tales movimientos. Mis manos
retiraban las camisas hasta dejar a la vista el vendaje, pero ella apaciguaba
mi premura con lentas caricias que me desnudaban con calma. Sentí un brinco
abrumador en el pecho al notar con cuanta devoción besaba la piel descubierta
de mi torso ahora desnudo ¿A qué horas me quito la ropa? No me importó pensar
en ello cuando sus labios pasaron de mi clavícula a mi pecho, estaba perdiendo
el control y lo sabía, pero nunca había sentido nada igual al ser acariciada
por alguien. Ella se deleitaba masajeando mi pecho con una de sus manos,
mientras sus labios mimaban y humedecían la corona del otro.
Nataru no es experta, lo noto en sus caricias dubitativas y
temblorosas, sin embargo siendo tanta su preocupación por mí, su forma de
tocarme como si de la más fina porcelana se tratara, pronto le permite aprender
los puntos de mi cuerpo cuya sensibilidad me lleva al límite. Enredo mis dedos
en sus negros cabellos, atreviéndome al fin a mirar como baja a besos por mi
piel, como retira mis prendas inferiores y hace una corta pausa para
contemplarme. Vi, vi lo que no deseaba ver, su pecho agitado pero henchido de
amor, sus ojos tan transparentes. Capaces de delatar la maravilla de una mirada
curiosa e idolatra hacia mi persona. Sus deseos, puros y hasta inocentes a
pesar de las circunstancias.
La atraigo hacia mí para volver a besarle y sentirme por
primera vez amada, amada con sinceridad por una... ¿Desconocida? -“No
pienses Shizuru, si piensas esto acabara mal”- Decido al fin tomar el
control, en medio de besos, de comerme sus labios como se disfruta de la fruta
prohibida. Me giro para quedar sobre ella y retirar con maestría la estorbosa
venda. Había que emparejar la situación, me mira sorprendida pero yo hago caso
omiso de este gesto, pues sus palabras ya me la han entregado y yo estoy
sedienta de todo su cuerpo. Deseo devolverle el gesto y así humedezco ante su
vista mis dedos de una forma sugerente, de tal modo que atrae a su rostro un
divino sonrojo. Poso entonces sobre su pecho la humedad de mis dedos y de mi
boca para saborearla, hasta escuchar la sinfonía de sus gemidos.
Me deshago de las prendas restantes, no sin apreciar la
exquisita ropa interior que lleva puesta. Impaciente por sentir su piel bajo la
mía y cuando al fin lo logro es tal la dicha que se siente, que me doy cuenta
que si su piel a la vista parece suave, al tacto supera la más fina seda. Me
uno a ella, me fundo en ella a besos y caricias, unos que responde cada vez con
más agilidad, quizás maestría. Mi garganta acompaña a sus gemidos en cuanto su
mano baja a mi húmeda entrepierna para acariciarme donde toda mi debilidad
reposa y mi placer le da la bienvenida. Tras algunos momentos de estimulación
externa, al fin puedo sentirla en mi interior y mis jadeos, mis movimientos se
abruman, rápidos, veloces en una total acogida. Imito sus gestos, me la
encuentro deseosa, sus ojos me miran suplicantes y sus piernas me dan paso.
Rauda, abro sus pliegues, con el pulgar dedico tiernos mimos al botoncillo del
placer femenino, un profundo gemido de placer me da a saber que voy por buen
camino, así después de algunos instantes y con mis dedos cual intrusa, me
dedico a sentirla por dentro. Un pequeño gemido se esconde entre agitados
suspiros, muy pronto su voz ronca gime de placer ante mis envites, ante la
sincronía acelerada de nuestras caderas. Tan rápido, tan profundo, tan
maravilloso que instantes después, me veo llegar a la cima del mundo sujetando
su mano libre con fuerza, mientras su espalda se arquea a pesar de contar con
el peso extra de mi cuerpo moviéndose sobre el suyo. Un largo gemido al
unísono, un profundo sentir de un instante perfecto, el cielo en mis manos, la
dicha en mis ojos, el latido presuroso de aquel ritmo cadencioso, el final de
una lucha de titanes, la plenitud de la vida en estos cortos pero eternos
segundos.
Exhausto su cuerpo sede, siento las dulces contracciones de
su interior que le gritan con alegría a mi cuerpo, que fuimos una. Disfruto de
aquellos momentos, dedicándole caricias dulces, suaves, antes de salir de su
cuerpo, con pesar como extrañándolo tras apenas haberlo abandonado. Ella imita
mis acciones, pero usa sus manos para traerme de vuelta y darme el beso más
tierno que... he sentido jamás. Observo la tenue luz del día que se filtra a
través de las ventanas, la refrescante corriente mañanera recorrer nuestros
cuerpos sudorosos.
-Te amo... Shizuru- Susurra quedo en mi oído, con sus brazos
envolviéndome de forma protectora, acallando mis ideas, pero yo... yo no puedo
darle la misma respuesta ¿O sí? Me quedo a contemplarla mientras cierra sus
ojos con algo de somnolencia. Es cierto, ella no durmió en toda la noche por
cuidarme, así en silencio la miro una vez más con ternura, esta bella mujer que
acaba de entregarse. ¡Entregarse!
Entonces me doy cuenta de mi error, miro mis manos, solo
para percatarme de una pequeña mancha carmín en uno de mis dedos, retiro con
cuidado la sabana para espantarme por la evidencia de aquello que no me
percaté. Nataru... era... virgen ¿Virgen a sus años? Abro los ojos con terror,
cuestionándome seriamente que he hecho y todas las culpas pesan sobre mí.
Vuelvo a posar la vista sobre la apacible mujer solo para entender que esa
sonrisa genuina en un rostro como el suyo no debería estar ahí, porque yo...
porque yo... ¿Amor a Natsuki verdad? Cierro los ojos con fuerza ¿Entonces
porque mi corazón esta tan agitado? ¿Por qué esta sensación de felicidad que
hasta la fecha solo he sentido una vez? Sí, la última vez bastó un solo beso de
Natsuki para hacerme sentir tan completa que. -“¿Realmente prefieres
esconder lo que sientes? Su nombre no es lo que importa, es ella lo que estás
pasando por alto”- Vuelvo a oír el eco de Kiyohime en mi mente, pero
esta vez apagándose, como si esto hubiera sido suficiente para satisfacer sus
deseos. -“¿Y los míos propios?”-
El mágico momento se vio interrumpido por el fuerte toque de
mi puerta. -Shizuru, ¿Hermanita estás ahí?-
La cara de Nataru fue todo un poema, se puso rígida y se
tapó la boca por puro reflejo.
-Si Shion-chan... dame un segundo me pongo presentable- Dije
con toda la calma del mundo.
Nataru me hizo caras y gestos de los que pude entender
¿Dónde me escondo? Divertida como estaba, señalé bajo la cama. Negó con la
cabeza, y tengo la impresión que prefería saltar por la ventana. Trataba de
contener la risa, al verla buscar su ropa que estaba desperdigada en derredor
de la cama. Yo hice lo mismo con parsimonia, pero una pijama es mucho más fácil
de poner que toda la indumentaria masculina de Nataru. Logró fajarse el pecho
en tiempo record, pero yo soy una pizca más malvada.
-Ya puedes entrar Shion- Musité con toda la intensión.
Nataru me miró con estupor y en menos de lo que canta un
gallo, la pelinegra se deslizaba bajo la cama con la camisa a medio poner,
llevando el resto de su ropa consigo envuelta entre sus manos. Me costaba
mantener la compostura y no reírme a carcajadas sueltas. Más aun, cuando vi
como una mano pálida arrastraba bajo la cama el vestido manchado de la noche
anterior, al tiempo que Shion entraba en mi habitación.
-Tengo la ligera sospecha de que mi hermana pasó una buena
noche, su sonrisa es radiante esta mañana- Dijo analizándome un par de
segundos.
-No voy a negarte que una serie de hechos inusitados han
alegrado este día... sin embargo me pregunto que hace Shion-chan en mi cuarto a
horas tan tempranas de la mañana- Intervine al notar que buscaba con la mirada
'algo' en mi habitación.
-Madre me envió para recordarte el desayuno con nuestro
padre... como siempre estás puntual y anoche ninguna mujer de la certidumbre te
vio llegar- Apuntó divertido y yo ya sabía por dónde iba la conversación.
Señaló con la mano bajo la cama, sin atreverse a mirar.
Una sonrisa de mi parte le fue suficiente explicita, se dio
la media vuelta despidiéndose con la mano, una vez cerrada la puerta, asomé la
cabeza bajo la cama. Nataru en verdad parecía un cachorro asustado en el más
recóndito recodo. -Ara, no sabía que Nataru podía compactarse a sí misma de esa
manera-
Salió de debajo de la cama, se sacudió la ropa y yo me reí
al notar una moto de polvo en su cara. Me acerqué a limpiarla, notando el calor
en su mejilla sonrosada.
-Creo que debo irme...- Dijo suavemente, mirándome con sus
expresivos ojos azules. A veces me da la impresión de que está a punto de
llorar y algo se retuerce de pena en mi interior. Caminó a la ventana, yo me
quedé de pie con la mano extendida sin comprender ese insignificante gesto.
Abrió la ventana dispuesta a saltar.
Quería tenerla un rato más conmigo. -¿Acaso Nataru piensa
salir así de mi cuarto? Tal parece que se le están pegando las malas mañas de
los hombres...- Eso de andar semidesnudos por ahí.
Se miró a si misma notando que no tenía los pantalones
puestos y la camisa estaba a medio poner, dejando ver un vendaje negro en su
pecho. El rojo de su cara se incrementó considerablemente, la vi hacer
malabares vistiéndose como si en la puerta de mi cuarto aguardara un esposo
celoso con un rifle o algo parecido. Me reí de buena gana, muy pronto estuvo
presentable, más o menos. Noté la mancha de sangre en la camisa blanca y el
chaleco azul de Kiray.
-¿Esta bien tu cabeza?- Asintió sonrojada procurando en
vano, recuperar su expresión sería de siempre.
-Yo... puedo sanar muy rápido Shi... Shizuru...- Me señaló
la parte de su cabeza en la que debería tener un corte por lo menos. -¿Ves? No
hay nada... así que no tienes de que preocuparte- Sonrió de forma encantadora y
yo contuve el aliento. Posteriormente se acercó y deposito un tenue beso en mis
labios. Eso no me lo esperaba... -Mara vendrá a cuidarte... yo le alcanzaré más
tarde después de darme una buena ducha, nos vemos Shizuru- Volvió a caminar
hacía la ventana y saltó como si nada, yo corrí al pensar que eran tres pisos.
La vi correr, entre los jardines como si nada y desde lo lejos, levantar su
mano para despedirse antes de saltar un muro con increíble facilidad.
9 comentarios:
awww no puedo creer que natsuki sea tan tierna awww me encanta este fic :D !!!
Espero que no tardes en actualizar
Saludos
aplausos!! reverencia...mas aplausos!! excelente narrativa( salvo por los constantes y repetidos "quedos susurros"), que linda manera de contar una historia...con tan interesante encuentro (no imaginaba que perder la virginidad pudiese resultar en una sensual narracion), asi que simplemente FELICITACIONES Al AUTOR@!!
me encantoooooooooo XD ya kiero el nuevo capitulo *-*
wuaoooooooooooooooooooo expectacular me encanta tu inspiracion y te felicito de ante mano sigue asi y de verdad espero el proximo capitulo con desespero
excelentee...espero pronto el siguiente capi, k estes bien y sigue asi que ya estoy 100% pendiente
Tienes razón... Seisydien conté como 3 o 4 susurros quedos en el escrito. La verdad es un poco complicado realizar un relato con tantos diálogos y estar cambiando las formas de referir que alguien dijo algo. Debí decir simplemente Susurro... y dejar el susurro quedo después de la declaración romántica de Nat. Por lo demás me alegra que les gustase. Es verdaderamente un honor servirles y un increíble halago escuchar sus amables e inspiradores comentarios.
Pdta: Soy Cristalsif... la autora XD
Genial!! me encanto este fic, tu forma de describir es excelente, podía imaginar cada situación... espero que continúes pronto!! ^^
excelente fic, Natsuki <3 es una ternurita :}
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