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jueves, 10 de enero de 2013

jueves, 10 de enero de 2013

No sueltes mi mano, Cap. 2 by Halley D. A.


CAPITULO 2


“Yo no creo en el destino”, siempre lo he dicho. Me niego a pensar que nuestros sueños sean solamente eso, historias escritas en memorias pasajeras, me niego a concebir que no puedo elegir quién ser, si matar o amar, si vencer o morir. Pero tampoco creo en la casualidad, más bien creo que hay algo más, ese algo que me llevó hacia ti aquél día.

Cuando levantó sus ojos al cielo pudo descubrir el sitio en el que se encontraba, sólo hasta ese momento.
Sacudió sin afán sus ropas, para deshacerse de la hierba que se le había quedado prendida. - ¿Cuánto tiempo más? - Se preguntó, justo cuando bajaba la mirada de regreso sobre el horizonte. Al instante, en su rostro centelleó una sonrisa, que pudo ser generosa de no ser por...

- ¡Kuga Natsuki! - Escuchó una voz a su espalda, algo que la obligó a girarse. Se enteró de inmediato de quién se trataba: Había una joven de aspecto atlético, cuyos grandes y expresivos ojos verdes reflejaban la impaciencia filtrada en su voz.
- Pensé que teníamos un trato. - Prosiguió la recién llegada, a lo que su interlocutora respondió con un suspiro y dibujando un gesto de descontento en su rostro. - ya, ya... - dijo, llevándose una mano al cuello y dobló este levemente hacia un lado y otro intentando relajar su postura. - Estaba a punto de ir... - Explicó.
Antes de que terminara de hablar, la joven que antes le escuchaba sacudió sus muñecas para negar cualquier excusa - Siempre lo mismo, siempre lo mismo. -
dijo al fin, - simplemente vamos, se hace tarde - Se dio media vuelta y emprendió su camino
hacia el campo de entrenamiento. Solamente se detuvo cuando se supo sola.

- ¡Kuga Natsuki! - Exclamó una vez más, al tiempo que volteaba para redescubrir a la joven aún de pie en el último lugar donde la había visto.
- ¡ah! lo siento - Fue lo que escuchó decir a Natsuki quien en un corto trote ya estaba a la altura de su compañera, algo que les permitió continuar el camino hacia el complejo deportivo universitario.

Si se les ve sin mucho detenimiento, puede saberse a dos amigas caminando por entre los terrenos del campus deportivo de la Universidad de Fuuka; las dos con el cabello suelto, de estatura media, de ojos verdes, vestidas con el uniforme del equipo, el cual lleva un estampado en la espalda que indica el nombre y logo de su club.

Caminaban con ligereza acompañadas de un "algo". Si bien ese algo podría ser el hecho de que sean las mejores atletas de su categoría, algo que las ha convertido en rivales, o el hecho de que por vez primera se estén preparando en equipo para una competición nacional.


- No toleraré esto de nuevo, Natsuki. – Gritaba con enojo el hombre de no más de treinta años, - ¡Ya es la tercera vez en esta semana! - Aseveró - No estoy dispuesto a arriesgar nuestro título por tu irresponsabilidad. - Al término de sus palabras dejó un suspiro en el aire y observó con resignación a la chica, quien parecía haber estado pensando en lo interesante que se veían las palomas en el cielo antes que prestarle atención a siquiera una de sus palabras.

- ¡Kuga! - Exclamó la otra joven, quien hasta el momento no había pronunciado palabra. - oh, lo siento. - respondió Natsuki con un dejo de indiferencia, - no volverá a ocurrir. - dijo por fin, cuando su mirada pudo centrarse por primera vez en el rostro de su entrenador, quien le miraba con reproche - Eso espero. - Respondió él, para darse media vuelta y caminar hacia la zona de hidratación.
- Pon los pies en la tierra Natsuki, por favor. - Aconsejó antes de alejarse demasiado, sin volver la mirada.

- No ha sido suficiente con que deba estudiar en una estúpida universidad, - gruñó la pelirroja a espaldas de Natsuki – ahora también tendré que traerte a todos los entrenamientos ¡porque eres tan inepta! – sus palabras fueron abruptamente interrumpidas por su interlocutora – ya, ya, ya. – le decía agitando las muñecas por sobre la altura de su pecho,  con la misma indiferencia en que la había estado escuchando - Nao, deja de quejarte y ponte a trabajar. – continuó, - ¡cállate! Idiota. – exclamó Nao - ¡Si no fuese por mi estarías por fuera de la competencia ahora mismo! – continuó con un marcado gesto de enojo en su mirada. – Así que deberías estar agradecida. –
- Oh Kuga-san – interrumpió un sonriente joven de cabellos rojizos – La directora me ha pedido avisarte que asistas a su despacho... otra vez. – A lo que recibió como respuesta un ininteligible sonido. – Ahora ¿qué rayos has hecho? – cuestionó la peliroja sabiendo que no recibiría respuesta – de nuevo aplazarás tu entrenamiento. Con todo esto lograrás que nuestra participación sea un completo desastre – reprochó una vez más la joven antes de alejarse hacia el sitio donde esperaba su entrenador.

Las puertas de un auto sonaron al cerrarse, una, dos y tres veces. - Gracias. - Dijo con amabilidad Shizuru Fujino cargando en su espalda un equipaje liviano, al igual que su hermana y su acompañante, Yukino Kikukawa. - Es hermoso. - añadió la primera, con los ojos muy abiertos, - ¿A dónde deberíamos ir primero? - Preguntó su hermana, arreglándose un poco el cabello. - Supongo que a la administración. - Replicó Kikukawa. Y las tres se pusieron en marcha.

- Las hermanas Fujino y la señorita Kikukawa están aquí, directora. – Anunció una mujer de cabellos cortos y ondulados. – Bien, por favor hazlas pasar. – Respondió la mujer sentada detrás del escritorio.

- Kazahana sama - Saludó primero Shizuru, seguida de sus acompañantes. – Es todo un placer tenerlas en nuestro Campus. – Respondió la directora, levantándose brevemente para indicarles a sus nuevas estudiantes el lugar donde podrían sentarse, luego volvió a su lugar. – Me alegra que se decidieran a ingresar, después de todo. – Continuó hablando tras haber lanzado una mirada de soslayo a Natsuki, quien desde hacía breves instantes se encontraba de pie junto a la puerta, en la penumbra. Una de las recién llegadas descubrió con astucia el gesto de la mujer y siguió su mirada hasta encontrarse con un par de hermosos ojos verdes, una mirada serena y cautivadora que logró atrapar su atención de inmediato – Hola. – atinó a decir, logrando que su voz no se quebrara. – Mis disculpas, - habló una vez más Kazahana Mashiro, - esta es Natsuki Kuga. – prosiguió indicándole a la aludida que se acercase al grupo con un gesto de su mano derecha. – una de nuestras deportistas más destacadas, quienes ahora mismo están entrenando arduamente para la competencia nacional. –
Kuga se acercó lentamente hasta llegar a un punto fijo cerca del escritorio de la directora de la universidad de Fuuka. La estudiante de cabellos oscuros se encontraba al lado izquierdo de la menor de las Fujino, y se mantuvo en silencio hasta que la breve introducción de la directora, Mashiro Kazahana, se dio por terminada.


- Les aseguro que se adaptarán fácilmente al campus, además la compañía de la señorita Kuga les será de mucha ayuda en el proceso. – Decía Mashiro desde su escritorio antes de que la puerta de su despacho quedase cerrada, dentro del cual ahora estaba ella nuevamente en solitario.

- Así que Natsuki es una experta en tenis de campo. – Afirmaba Shizuru con entusiasmo al avanzar hacia los dormitorios, como si lo preguntara. - N? Eso es lo que ha dicho Mashiro. – respondió secamente, sin dejar de avanzar. – ¡Pero qué grosera! – protestó Kikukawa por lo bajo dirigiéndose a Haruka, quien ya había comenzado a hablar usando un ademán de fiereza - Onee-chan es muy buena en todos los deportes, - hizo una pausa para asegurarse de estar siendo escuchada y prosiguió - casi tan buena como yo. Ella es tan buena en el tenis como yo en caligrafía – Argumentó y soltó una risita de satisfacción.
- Como si caligrafía fuese un deporte. – comentó Kuga antes de detenerse frente a una puerta de madera de roble – En esta planta se encuentran los estudiantes de la facultad de Ciencias del Deporte. A Fujino Shizuru le corresponde un camarote aquí – Confirmó. – en la siguiente planta están los de la facultad de Ciencias Humanas. – Kikukawa Yukino, Fujino Haruka, por aquí. –

No sé si fue el aroma de tu cabello, la tan breve mirada que me dedicaste al pronunciar mi nombre o el hecho mismo de que de esos labios tan bien formados, emanara tan suave e intangible caricia que atravesó el espacio hasta mi pecho. Mi nombre en tus labios.

2 comentarios:

Dagha dijo...

tururu espero que la espera no sea tan larga para el siguiente cápitulo. Me gusta su historia, es atractiva, se lee prometedora..
Me encanto el párrafo final. Llegue al final y dije:" NOOOO tan cortito.." ;)
Gracias besos bye bye

tom-ash ketchum dijo...

Interesante como esta comenzando Shizuru a enamorarse de Natsuki, ahora solo falta ver la reacción de kuga ante las insinuaciones de Fujimo.
A menos que sea algo muy diferente y sorpresivo.

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