PRIMER
DISTRITO
Un FanFic de Mai-HiME por Ms. Kanzaki
Advertencia Legal: Sunrise es dueño de Mai-HiME y su amplio
universo; Miles Davis sólo contribuyó con los títulos y la música que empleo
para escribir esta historia. ¿Mío? Sólo mi pobreza.
CAPÍTULO DOS - The Serpent's Tooth (Take 1)
El terreno
humeaba del incendio que ya daba señales de haber consumido lo que necesitaba
para pintar el cielo de un naranja y negro apocalípticos.
- Hemos
perdido el valor-, dijo la general brigadier Fujino después de haber dado su
mano para ayudar a su superior, la general de división Armitage, a ponerse de
pie.
Sus
palabras fueron pronunciadas en un modo exacto, nada menos que perfecto, nada
menos qué esperar de Shizuru. Y eso era precisamente el por qué a Haruka le fue
imposible ignorar lo que su compañera de armas comentó al terminar la misión.
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Apenas concluida la ceremonia de bienvenida a los
cadetes, la Procónsul Sugiura nos hizo ademán de seguirla, y se encaminó para
escoltar a Madame Cónsul Lemesurier y la augustus heredera, pero disminuyó el
ritmo de su paso para permitir que la alcanzáramos.
- Generales, código 22. Kikukawa las espera en la
plataforma de transporte. No es necesario decirles que usen la más alta
discreción.
Tras apenas enunciar esas palabras, la joven
Procónsul de nuevo aceleró su andar para reunirse de nueva cuenta con
Lemesurier y los demás personajes ilustres que acudieron a Diócesis Central
esta tarde.
Tanto Armitage como yo dimos media vuelta,
caminando a paso casual, y nos detuvimos ante uno de los cuadros que decoraba
la ya vacía sala, un retrato -en opinión de mi amiga- mal pintado, de obvia
inspiración cubista, de uno de los grandes soldados que contribuyó a la
supremacía del Primer Distrito.
- ¡Vaya! ¿Este pasadizo aún está en uso?- soné genuinamente divertida mientras miré de lleno al ojo del personaje en el
cuadro, esperando a que el escaneo óptico terminara.
Haruka, frunciendo el ceño, que para quienes la
conocemos es señal de que trae puesta su máscara de militar profesional y de un
solo patrón de pensamiento, respondió algo enfadada:
- Di lo que quieras, cabeza de arroz. Eres
militar y estas cosas no deben sorprenderte.
¡Bip! El
éscaner dio la señal para que el cuadro se moviera a un lado, lo suficiente para
que ambas y nadie más pasara al interior de un corredor iluminado por focos de
radón a nivel del suelo. Era mucho el silencio, aún con tres o cuatro custodios
que pasamos en camino al encuentro de Yukino; y haciendo gala de habilidades
sociales que en estos momentos no son de absoluta utilidad, traté de hacer
conversación.
- ¿No crees que parece que este pasillo está
siendo iluminado por la más pálida luna?-, aventuré en un acento kyotoka
ligeramente más musical de lo normal.
- ¿Puedes concentrarte por favor, Fujino? Aunque
sea un código 22, recuerda que últimamente muchas situaciones que han
desembocado en verdaderas pesadillas para nosotros iniciaron como los
incidentes más triviales -. Habíamos empezado a ascender por unas escaleras que
conducían a una plataforma pequeña donde se hallaba esperándonos la Coronel
Yukino Kikukawa, abordo de un transporte mini-bala.
- Damas de la milicia, por favor acompáñenme
hacia la torre Antoninus. Las órdenes directas de la Procónsul Sugiura son que
la general de división Armitage esté a cargo de la misión, y aunque no tendrá
libertad de seleccionar al escuadrón qué la acompañará, sí podrá elegir a un
asistente de campo, ya que lamentablemente tendré que permanecer aquí en mi
carácter de oficial de la sub-sección de Informática. El material de soporte
también ha sido previamente apartado.
Toda la inteligencia reunida alrededor del incidente está aquí en estas
estelas de datos.
Ambas tomamos nuestras respectivas estelas y
empezamos a leer la información. Mientras así obrábamos, no había más sonidos
que el casi silente deslizamiento del veloz mini-bala, ni más luces que las
proyectadas por los aparatos que sosteníamos en nuestras respectivas manos. No
era difícil entender los datos, además que leo con bastante rapidez, y me
permití dirigir una ojeada a mis amigas. Cierto, ambas habían crecido en estos
años, y Yukino en esencia se veía casi tan delgada como en su adolescencia,
aunque sus facciones y sus ademanes denotaban más seguridad. Cuando éramos
condiscípulas en la sección de Operaciones Bélicas, Yukino era considerada la
más débil del grupo, pero su inteligencia nunca fue infravalorada, y Haruka y
yo jamás permitimos que alguien la molestara porque no terminara el circuito de
obstáculos en menos tiempo que los demás, o que debía esforzarse
extraordinariamente para derribar en menos de cinco golpes a un enemigo. Más
que agradecida, Yukino no dudó en acercarse a nosotras y convertirse así en una
leal y comprensiva amiga.
En cuanto a Haruka, a ella la conocí desde la infancia,
cuando nuestras familias se frecuentaban en los altos círculos socio-políticos;
los Armitage todos unos novo homus, clase media recién ascendida merced a su
extraordinario capital, y los Fujino de rancia aristocracia, patricius de
sangre inmaculada aunque un poco venidos a menos en lo económico. Aunque sus
padres la animaban a demostrar su superioridad ante "la hija de aquella
estirpe que no tenía mas que arrogancia y cierto genio como herencia", muy
pronto nos convertimos en amigas porque comprendimos que ambas deseábamos lo
mismo: probar nuestra valía al margen de lo que las familias pudieran o no
darnos. Al ingresar poco después al mismo programa de reclutamiento de
prodigios, Haruka y yo volvimos a congeniar de inmediato, a pesar que a primera
vista parecería que no había mas que rivalidad entre una y la otra, a cada
éxito mío ella intentaba emular o superar con otro, producto de su terca
voluntad y arrojo. Y puedo ver que aún en mi ausencia, la obstinada Armitage se
siguió preparando física y mentalmente; a la vista saltaba su cuerpo con
músculos tan trabajados como los de una atleta de nivel olímpico, y también
desde que llegó a mi puerta noté que nuestra mutua amiga Kikukawa no había en
momento alguno intervenido para corregir alguna palabra mal empleada, mal
deletreada o mal pronunciada (ya me siento, empero, extrañando los instantes en
que no cesaba de reírme de las trastadas de la rubia dorada...).
- General Fujino, usted será mi asistente de
campo en la misión. Está demás decirle que no pienso discutirlo.
Apenas habló y ya estábamos descendiendo del
mini-bala y poniendo pie en el ascensor de la torre Antoninus, estructura
principal de la sección de Operaciones Bélicas. De todos modos me supuse que
ante la ausencia de su teniente mayor y Deus, yo entraría a reemplazarla en
consideración a mi cercanía con ella.
- Será un placer servirle, general de división
Haruka Armitage-, y le di el saludo tradicional de respeto a un oficial de
rango superior. Ella no perdió de vista
mi gesto y esbozó una sonrisa.
- Ya te estás portando como soldado de nuevo,
Fujino.
No evité devolverle el gesto.
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Jóvenes,
juzgo que ahora es el momento indicado para alumbrar un poco sobre la
estructura y funcionamiento de la ilustrísima y bien ponderada organización
llamada Primer Distrito, que nos salvó de regresar a los días de sometimiento a
los elementos y especies no humanos; el ojo vigilante que nunca descansa y
puede detectar peligro donde el común de los habitantes sólo ve los últimos
restos de la ya domesticada "lucha de clases".
Primer
Distrito es la única rama gubernamental que goza de autonomía en el Imperium, y
su autoridad más alta, el Cónsul, sólo responde de sus acciones y rinde cuentas
ante el mismísimo Imperator; abajo de su excelencia el Cónsul se halla el
Procónsul, e inmediatamente para cada plantel existe un gobernador de rango
militar mediano llamado pretor. Sin excepción alguna, el personal
(administrativo, científico y de combate) es de origen militar; y nadie que no
proceda de cualesquiera de las ramas del ejército puede aspirar a estar parado
en sus instalaciones. Aunque posee unas fuerzas regulares articuladas en
divisiones (y éstas a su vez distribuidas en cada uno de los campamentos
permanentes conocidos como Diócesis, su numeración dependiendo de la provincia
a la que protegen; su fortaleza más importante se halla no lejos de la capital
imperial, la llamada Diócesis Central), el corazón y origen de su fuerza reside
en el empleo de los llamados dúos de combate, que reciben el nombre de
"diarquías".
¿Y en qué
consisten las diarquías? Las diarquías se integran de dos soldados con
entrenamientos distintos mas complementarios: el "Deus" es el cerebro
del dúo, especializado en estrategia y defensa; el "Dominus", la
figura más visible, es el brazo ofensivo, posee la fuerza y habilidad para
enfrentar y triunfar sobre cualquier enemigo, pero atenido a la visión
omnisciente de su compañero, ya que éste le provee de información e
instrucciones para los imprevistos en batalla. Afuera de Primer Distrito, tanto
la población general como los enemigos les llaman -y en ello exhibiendo una
falta notable de imaginación- "DomiDeus", la dualidad perfecta que
llegan a mostrar un ejemplo vivo de la longa manus del Imperator, de lo divino
sobre la tierra.
Hay que
permitir que los hombres y mujeres que ignoran lo que es pertenecer y servir a
la honorable y siempre justa agencia Primer Distrito crean en lo que sus
débiles imaginaciones deseen conjurar de las emanaciones de sus cerebros
parcialmente fritos de tanta vida cotidiana, carente de heroísmo. Pero es
verdad que nosotros alentamos en buena medida sus ideas, ya que los soldados
que forman parte de una diarquía han sido sometidos a un proceso cuyos detalles
parecen más propios de la alquimia medieval que de la ciencia estricta de
Newton y sus secuaces; y los resultados han permitido que nuestros agentes de
élite posean habilidades de proporciones mitológicas. Claro, hay que ejercer
cierto control, y esto se logra a través de la implementación doble de un
circuito intracerebral y el uso de un par de pulseras capaces de
liberar/bloquear el acceso a sus respectivos poderes. Gracias a ello, hemos
tenido éxito en conjurar desastres.
... salvo
por un incidente...
(Despreocúpense
de todos modos, oficialmente nunca hemos reconocido la existencia de aquel
fracaso, más aún porque se pudieron ejercer medidas para acabar con la
"anomalía" y borrar casi cualquier rastro de ella).
Presiento
que viene una pregunta más...
Sobre la
naturaleza de la fuente de poder de los Dominus y Deus. Mil disculpas, no soy
de la sección de Ciencias. Solamente me he limitado a contestar las dudas más
inmediatas y relevantes a su formación, cadetes. Ahora, regresen a las
barracas, ¡en una fila, buenos para nada!, y lean una vez más los archivos
guías para su entrenamiento de introducción. Porque mañana, les aseguro, será
verdaderamente el inicio del gran cambio en sus vidas, y cualquier cosa que
aprendan representa la diferencia entre la vida y la muerte, el triunfo y el
fracaso.
Sargento
Mayor Mai Tokiha fuera.
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- Confirmación visual obtenida. Se aprecia
claramente a un grupo de cinco nihilistas portando armas de fuego, metrallas
del siglo XX, de rápido disparo, en las afueras de la estructura. Por las
ventanas se distinguen dos sombras. Repito, confirmación visual obtenida.
- Buen trabajo, Teniente Grier. Procedan con el
avance encubierto, y asegúrense de rodear el lugar-, dijo la general de
división Armitage, mirando también el mismo paisaje que la Teniente de
Operaciones Especiales Miriam Grier, a través de un catalejos de graduación
especial - Capitán Rostoff, Subteniente
Minagi, esperen mis órdenes.
Al lado de la general estadounidense, estaba
parada la general brigadier Shizuru Fujino, de origen japonés, tan recta como
una espiga de trigo. Si no fuera por el negro de su uniforme de misiones,
dotado de un casco, peto y guanteletes de similar color pero con un acabado
azul medianoche, sería fácil confundirla con los campos de grano dorado que abundaban
en el área:
- Está todo muy callado para una situación 22,
general Armitage-, comentó a media voz Shizuru, sus ojos escudriñando el
paisaje bucólico ante ella.
Haruka sabía que su colega de armas tenía razón.
De acuerdo al reporte, el denunciante se identificó como un oficial de policía
dando únicamente su número de placa; y la situación era supuestamente que un
grupo de individuos "extraños y deformes" estaban usando un edificio abandonado, en este caso
una granja de color rojo desvanecido y en desuso hace ya más de tres décadas. Y
además de cargar armas prohibidas llevaban consigo a niños.
La misión fue clasificada como un código 22
porque el buen oficial añadió que eran muy pocos los posibles nihilistas, cinco
adultos junto con los dos niños. Las armas, por más que estuvieran en buenas
condiciones, no serían inconveniente para los agentes especiales del heroico
Primer Distrito. ¿Por qué se negaban a negociar?
La aludida seguía las imágenes que la pantalla de
su estela proyectaba. En aquel instante veía al Mayor Wang hablar, y a pesar de
la falta de sonido podía leer los labios de Wang para darse por enterada que
los nihilistas se rehusaban a soltar las armas y tirarse al suelo en señal de
rendición.
- Fujino, comunícate con Wang. Díle al Mayor que
sus hombres retrocedan-, y de inmediato Armitage sintonizó su radio comunicador
a la frecuencia de Rostoff y Minagi,- ¡Diarquía Sexta, marchen ahora!
De la caja delgada recubierta de piel y motivos
lineales en cobre se oyeron dos voces dispares, una masculina y carraspeada, la
otra aunque grave se antojaba ligera y casi no delataba un acento. Ambas voces
enunciaron a través del débil rasguñeo de la radio un "sí mi
general".
Haruka, también vestida de un traje oscuro mas
engalanada con una coraza completa, casco y guanteletes verde olivo, de nuevo
oprimió el botón de su catalejos mecanizado, y apenas extendido el instrumento
se dedicó a observar la ejecución de su orden. Para Shizuru, el interés intenso
que emanaba su amiga era prueba fehaciente de que la rubia dorada ardía en
deseos de marchar al campo y ser ella misma quien desarme y dé su merecido a
esos bastardos que se atrevían a llevar a niños inocentes para Dios sabe qué
cosas.
- Y díme, Haruka, ¿qué tan diferente es el dar
órdenes a una diarquía de recibirlas y ejecutarlas?
La mujer a quienes sus padres nombraron Haruka
Alexandra Armitage suspiró casi por reflejo ante la pregunta:
- Bastante. La verdad es que todaví-
Para su desconcierto, la general de división
podía escuchar, al igual que cualquier alma en los alrededores, una voz
infantil gritar por medio de un megáfono. Que en verdad dejaran de atacar o
cimbrarían y quemarían hasta los cimientos el humilde sitio con los explosivos
que llevaban amarrados a sus cuerpecitos, llevándose con ellos a los perros
impíos del Imperator. Enfocó a máxima resolución el catalejos y vio que en
efecto los niños, que ahora tenía la seguridad de ser aquellas siluetas que se
distinguían por las ventanas hace unos minutos, estaban afuera enfrentándose al
mismo dúo Rostoff-Minagi, unos aparatos atados a sus torsos con listones
blancos, azules y verde jade.
- ... a cambio de no activar estas bombas,
deberán llevarnos a Diócesis Central-, desafinó su voz exacerbada el niño de
mayor estatura, atrás del pequeño que sostenía el megáfono.
- General
Armitage,- enunció con su voz casi robótica la teniente Grier a través de la
bocina de la radio- nuestras imágenes indican que esas bombas son reales.
La más pura de las furias pasó por el cuerpo de
la encargada al mando de la misión. ¡¿Eran tan estúpidos y débiles estos niños
para haber permitido que les lavaran sus cerebros, convirtiéndoles en
criminales programables como en "The Manchurian Candidate", y todavía
pensar de que semejante plan simplón y descabellado funcionaría?! ¡¿Qué diablos
pretendían los nihilistas, dejando a sus hombres ser fácilmente vencidos para
dar paso a unos infantes literalmente explosivos?!
Cerró con violencia su catalejos y masculló a
través de la radio si Grier podría abrir el canal directo a la Procónsul
Sugiura; era evidente que la situación habia ya rebasado un código 22 y sólo un
Próconsul o de autoridad más alta podría
instruir en cómo habrían de proceder. Era extraño cómo el día había
empezado con el olor a uniformes de gala almidonados y planchados, el sabor de
un desayuno tranquilo y casi hogareño con Yukino, seguido de traer casi a
rastras a la cabeza de arroz, que jamás se permitiría creer lo importante que
era tenerla de vuelta, y presenciar aquella ceremonia en el gran salón. Una
aurora rosa, un mediodía con un azul transparente, una tarde parcialmente
blanca gracias a unas cuantas nubes. Sí que era extraño, comentó para sus
adentros, el día pintaba para algo mejor.
Cuando desde el transporte acorazado Miriam Grier
finalmente le comunicó con Midori Sugiura, y que ésta rechazaba las exigencias
de los terroristas improvisados que eran esos niños, y autorizaba detenerlos a
como diera lugar, Haruka Armitage no tuvo más remedio que confiar completamente
en su máscara de militar profesional y dar en un tono seco y duro la orden a la
Diarquía Sexta; volteando su rostro hacia la estela de nuevo para seguir los
acontecimientos. Sintió una mano descansar sobre su hombro tenso. Shizuru
Fujino, maestra en la palabra y el gesto, dio a conocer en silencio que estaba
ahí en lo bueno y lo malo.
Y con esa mano amiga ahí posada, la mujer de
cabello rubio dorado fue testigo de cómo la orden se ejecutó: Rostoff a menos de
diez pasos, listo para materializar la barrera de defensa; Minagi conjurando su
enorme espada, haciéndola brillar con los reflejos de los últimos rayos de sol,
y de un movimiento alcanzando y cortando los listones al niño mayor como si se
tratara de obtener una porción de mantequilla con un machete, y su arma en una
celeridad absurda ya tocaba el torso de aquel otro menor que momentos atrás
sostenía el megáfono, aullando vientos amargos de dolor y pánico...
... activando la bomba...
Algo salió horriblemente mal. El sol moría y el
cielo púrpureo del ocaso repentinamente se teñía de humo y llamas naranjas y
amarillas. El ensordecedor boom y la pérdida de señal de su aparato fueron casi
simultáneos, así igual la mano que sujetó su hombro y la obligó a poner pecho a
tierra.
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2.5 The Serpent's Tooth (Take Two)
Es como morir.
Morir del más impoluto y letal aburrimiento.
Y todo porque al parecer a la Sargento Mayor
Tokiha, la jefa de residencia para nosotros los novatos, le encanta dar
discurso tras discurso como si fuera la paterfamilias de un hogar cristiano fundamentalista
pidiendo gracias tras gracias al Señor y cuantos santos tenga el Cielo en plena
cena navideña. Que si alguna vez nos topamos con un oficial de rango superior
hay que saludar. Que en caso de emergencia hay que reportarnos a la torre más
cercana. Que si nos intenta interpelar un extraño hay que decir no, salir
corriendo y contárselo a quien más confianza se le tenga.
Okey, lo último es una exageración (aunque no me
extrañaría que la pelirroja hubiese sacado eso incluso de su ronco y generoso pecho).
Lo que sí se puede acusar a Tokiha es que asuma
que mi generación somos sordos y emplee para asegurar que sus sermones lleguen
a nuestros tímpanos un megáfono de volumen obsceno. ¡En serio! ¡Ni en mi
reproductor de música hallarían semejantes niveles de sonido, aún si estuviera
escuchando un reggaeton metalero!
Me temo que esta escena se repetirá cada
noche a menos que nos emparejen en
tiempo breve con un compañero agente para misiones regulares, o lleguen los
nihilistas y acaben con todo y los extrañamente bellos jardines de Diócesis
Central, más propios de un cementerio para ricachones...
- Hmmm-, apenas entono al leer un segmento de
interés en la información sobre nuestros cursos y horarios de mañana. El
cuadrito reza así:
"Curso: Historia y Filosofía de las Artes
Estratégicas
Instructor: Shizuru M. Fujino
Rango: General Brigadier".
Instructor: Shizuru M. Fujino
Rango: General Brigadier".
Lo primero que me atraviesa por la cabeza es
"¡Cáspita! ¿Shizuru tiene otro nombre además de... emmm... Shizuru? ¿Y con
M?". Lo segundo es que si el Destino acaso quiere impedir que busque la
verdad sobre lo que ocurrió con mi madre no pudo haber escogido mejor que hacer
que la persona a quien me interesa preguntar, la general Fujino, esté
impartiéndome una materia TEÓ-RI-CA, sinónimo de ABURRIMIENTO Y SUEÑO PROFUNDO
GARANTIZADO; y así dormida jamás podré inquirirle algo, ni la hora de la
salida.
Por otro lado, la veré mañana. ¿Me reconocerá? Si
el Dios a quien le rezaba mi abuelita bajara a apostar sobre ello, yo misma le
aseguraría que sí, ¡ella TIENE QUE IDENTIFICARME! A menos que se haya dado un
tontazo por ahí en los 10 años que no la he visto, y no recuerde las tardes en
que me toleraba mi necedad de salir a correr y trepar por los bosques para
terminar tiradas junto al lago viendo el ocaso, o las noches en que la
chantajeaba para que se quedara un rato más y así me contara alguna historia
antes de dormir...
Si de algo sirve la genética en este caso, es que
salvo por el color verde de mis ojos y la tez un poco más morena, soy una
carbon copy de mi madre, su mentora y Deus-
Nao, digo Juliet sacude mi hombro,
"Cachorro, ¿oyes eso? ¡Son sirenas de transportes militares clase E y
O!", me grita.
Calma, méndiga araña. Tokiha aún no me deja
sorda, las oí hace unos instantes. Pero si tú continúas haciéndolo seguro que mañana
me daré de baja y pediré asistencia pública para sobrellevar mi nueva
discapacidad.
- Hmmm. ¿Y?
- Significa que acaban de concluir una misión, y
al parecer tuvieron heridos-, Juliet tomó un trago de su jugo de verduras y
manzana- Ojalá no sea serio, pero desde la ventana se ve desde hace rato una
columna de humo densa, aunque a distancia mediana de la capital.
- ¿En serio? Voy a echar un vistazo.
Confieso que me dio curiosidad. Como toda
ciudadana responsable he estado atenta a las noticias de que en los últimos
meses ha habido un incremento en actos violentos, de naturaleza terrorista en
las provincias que rodean a la ciudad principal del Imperium. Actos semejantes
a los que caracterizaron a la guerra contra los nihilistas hace 10 u 11 años.
Yo no creo en las coincidencias, pero sí en averiguar lo que pueda.
Desde la ventana, pude apreciar la columna de
humo a la que se refería Na- Juliet: si de algo me sirvieron mis años en la
Academia Federal, es que ese humo señalaba que la naturaleza del fuego que le
dio origen provenía de la combustión producto de una explosión por bomba -en
realidad, creo que más de la mitad de la población que vivió y/o creció con los
atentados constantes de hace 10 años sabe distinguir evidencia de una bomba
como si fuese aprender fielmente el abecedario a través del consumo de la sopa
de letras. También pude ver cómo se abrían las compuertas de la torre Galenus,
a unos 700 metros de las barracas de los agentes novel, y se apreciaba a la
doctora general mayor Yelena Sobieska acompañada de la mismísima Procónsul
Midori Sugiura emerger del interior y recibir a un transporte clase E cuyo
personal paramédico descendió apenas el vehículo frenó, y llevar en camastro de
cuidados intensivos a una figura cuyo rostro no se distinguía desde mi
posición. Vi, además, cómo desde nuestro
complejo salió la Sargento Mayor Tokiha al encuentro de los dos transportes
acorazados clase O que se dirigían a la torre Antoninus, caminando un poco más
recio de lo normal, el rostro fijado en un gesto indefinido.
-¿Tienes tus binoculares contigo, Nao?-, inquirí
sin fijarme en el empleo de mis palabras. Tuve un presentimiento, y aunque se
supone que como soldado debo seguir patrones y órdenes, mas no instintos, hice
caso porque en buena medida han sido estos mismos los que me han sacado de
apuros o me han dado iluminación en las dificultades de mi vida corta.
- ¡Juliet, estúpida Kruger! ¡Y es la última vez
que te hago caso o te complazco en una petición mientras insistas en llamarme
por ese nombre!-, pero me entrega de buena manera el instrumento que el pedí.
Enfoco rápido, y justo a tiempo, puesto que de
uno de los O descienden las generales Armitage y Fujino, ambas en sus uniformes
de operaciones bélicas; la "rubia Superior" en armadura verde jade,
mientras la discreción hecha japonesa en negro con acabados azul medianoche.
Aún cuando las luces de argón bajo las cuales se halla añaden sombras en su
rostro hermoso, Shizuru parece no haber cambiado, ¡hasta favorece el uso del
mismo color que empleaba cuando era la Dominus de Saeko!
Por mi mente pasa como un relámpago aquel pasaje
en "Orlando", cuando a causa de la admonición que la reina le hace de
permanecer joven (a fin de que su belleza jamás se perdiese), el personaje
titular jura conservar su apariencia, y lo logra porque su honor no le permitía
faltar a una promesa, cualquiera que fuese. Es inusual que piense en algo así.
O no lo es porque trae de nuevo a mi atención lo que observé durante la
ceremonia de bienvenida, sobre lo del color de sus ojos. Orlando. Orlando.
¿Habrás prometido algo, Shizuru, que te hizo frenar el avance del tiempo en tu
imagen, a costa de mostrar la turbiedad de los años en tu mirada? ¡Vaya! ¡Esas
clases de literatura en la Academia Federal sí que a ratos me afectan!
Siento algo de nuevo que me incordia. Lo negro de
esta primera noche en las instalaciones magnas de Primer Distrito arrastra ante
mí tanto qué pensar. Y el misterio de la mirada de mi amiga de antaño hace que
por unos instantes pierda el valor de seguir aquí.
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Notas de Autor: Primera que
nada, gracias por los comentarios con respecto al capítulo 1. Pido disculpas
por la tardanza en presentar esta actualización, la verdad es que es la primera
vez en años que escribo un fic y en el que me aventure por completo en un
escenario de universo alterno. Además, quise revisarlo y editarlo hasta quedar
satisfecha, o más bien quedar menos avergonzada del resultado; no tienen idea
cuánto me costó desarrollar la secuencia de la misión en progreso. De hecho,
para balancear la narrativa dispareja que hizo acto de presentación en este
capítulo, es que añadí un sub-chapter, diferente en muchos aspectos a su
predecesor pero unido a él en fin por seguir la misma hilación de trama. Por
cierto, si alguien se preguntaba cómo sería esta historia en un medio visual,
imagínenselo como "steampunk" con tintes de la modernidad actual en
cuanto a edificios y una buena parte de los instrumentos, las ropas obedeciendo
distintos patrones del siglo XIX mas simplificados y sin tanto ornato. Dudas y
comentarios a mi correo: sumire_kanzaki@lycos.com
p.d.
Sigo con la
tendencia musical predominantemente West Coast Swing/Cool de Miles Davis. En la
colección de 4 discos titulada "Morpheus", vienen los tracks que
menciono como nombres del capítulo y sub-capítulo.
4 comentarios:
wowwww que buen capitulo!me encanta la narracion y dejame felicitarte por tan interesante trama,ya muero por saber cuantos misterios hay por develar.un beso grande y espero que pronto actualices nuevamente ;)
Me encanto <3 tanto *-* que hasta se me olvido lo de mi orgullo herido :9, la verdad te ha kedado muy bien.
GracIaS esperare la conti ^o^
Alexsa
Me llama de sobremanera la narrativa que lleva la historia, hasta ahora me ha parecido corta y sin embargo me ha provocado tantas emociones, más allá de gustarme, me ha sorprendido. Espero que continúes recreando ese universo :)
La historia me atrajo en cuanto comencé a leería.
Sin duda , es otra historia prometedora.
Me gusta esa amistad de Nao...(quise decir Juliet) y Natsuki.
Aunque me agradaría saber, Como terminara la relación de Shizuru y Natsuki?
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