Te esperaré - FINAL

Autora: Lacroixmich
Enviado por: jen

este es el fin



EPÍLOGO
-3 meses después, Madrid, España-
-Shizuru, llegaremos tarde! -rezongaba Natsuki contra la puerta del cuarto de baño de la habitación en la que se habían estado quedando esos últimos cuatro días, desde que llegaron de Tokio.
-Ya salgo-contestó por enésima vez. Hacía rato que estaban con eso. Que Natsuki demore menos que un chico en arreglarse no quiere decir que ella sea capaz de tanto.
-Te doy cinco minutos, de lo contrario me voy sin ti.- Sentenció la peliazul abandonando su posición. Después tomó su saco y las llaves del auto que habían rentado, porque "No se te ocurra llevarme en la moto, Natsuki. Me despeinaré toda" le había dicho un día su novia, y cuando pone esa cara enojada, una mano te señala con un dedo y la otra la posa en su cintura, mas vale que hagas caso, aunque después tus amigas digan que sos una dominada.
Cuando el reloj de Natsuki decía que habían pasado cuatro minutos y cincuenta segundos, una diosa del Olimpo salió del cuarto de baño, dejando a Natsuki boquiabierta.
-Shizuru? -preguntó tontamente cuando logró conectar dos neuronas.
-Qué tal me veo?-preguntó dándose una vuelta entera para que pudiera verla bien.
-Espectacular-contestó inmediatamente, sin poder evitar que se reflejara el deseo en sus ojos verdes... Shizuru vestía un elegante vestido brillante color azul francia de seda, con escote profundo, bordado con brillantes. Su espalda estaba totalmente descubierta, atado unos 20 centímetros antes de la cintura con una moña que se confundía con la cola del vestido... No era necesario decir que se veía mas hermosa y sensual de lo que cotidianamente se la ve... Había alisado su cabello, dejándolo caer manso sobre sus hombros.

-Natsuki, no estabas apurada? O te querés quedar? -preguntó sensualmente, acercándose a la ojiverde que había quedado shockeada con tal belleza frente suyo... Empezaba a sentir celos de todo el que la viera, de ese momento en adelante.
-Ehmm... Sí, vamos... Pero no te separarás de mi un segundo, ok?-dijo seria pero sin lograr esconder su sonrojo.
-Fufufu, lo prometo Nat-su-ki-dijo mientras la tomaba del brazo y le daba un beso en la comisura de los labios, haciendo que la peliazul se pusiera un poquito mas colorada.
-Entonces, vamos.-dijo para después salir juntas de la habitación del hotel rumbo al estacionamiento donde estaba el auto.
Al llegar junto a él, Natsuki abrió la puerta del copiloto para la ojirubí, que le dio una sonrisa de agradecimiento, y luego se subió ella por la puerta del conductor.
-No conducirás como en la moto, no?-dijo Shizuru mirándola fijamente, mientras Natsuki prendía el motor.
-Obvio que no... No te preocupes, Shizuru -Contestó cansada.
10 minutos mas tarde, porque el registro civil quedaba lejos del hotel, ambas llegaron. Natsuki se bajo antes del auto, nuevamente le abrió la puerta a su novia, y le ayudó a salir.
No había muchos invitados a la boda, ellas lo sabían, esa había sido la decisión de Mai y de Mikoto... Una boda para sellar su promesa de forma legal, y que sus mas cercanos amigos fueran testigos de esa unión.
Afuera pudieron ver a Takumi, el hermano de Mai conversando con Haruka y Yukino, dos amigas de Mikoto de la facultad, y una chica y un chico que trabajaban en el restaurante de Mai desde el comienzo y que se convirtieron en sus amigos, además de un fotógrafo, que esperaba el comienzo de la unión civil. Ellas se acercaron a Haruka que estaba muy animada hablando con Takumi mientras Yukino solo escuchaba algo apartada. Ambas estaban muy bien vestidas, y Takumi ya era un joven guapo que en su traje quedaba muy bien, tanto así que una de las amigas de Mikoto no dejaba de mirarlo.
-Hola chicos-saludó Shizuru sonriendo, haciendo que ellos dejaran su conversación y la escanearan impactados.
-Hola, como están?-saludó a su vez algo molesta Natsuki, se estaban comiendo con la mirada a su novia, lo que faltaba.
-Ho... Hola chicas – saludó al fin Takumi al notar la mirada asesina de la ojiverde, tendiéndole la mano a ambas. Mientras que entre las chicas se saludaron luego con un beso en la mejilla.
-Estás muy guapa, Shizuru -elogió Yukino con una sonrisa.
-Tú también lo estas Yukino-san -ella le devolvió la sonrisa con sinceridad... Yukino también estaba de vestido, en su caso era de un color rosa claro, elegante, pero mucho mas entero, no mostraba tanto como la ojirubí... En cambio Hakura casi igualaba el porte de la castaña, su vestido color esmeralda sin tirantes demostraba su perfecta silueta marcando cada curva, y a diferencia de los vestidos de Yukino y Shizuru que eran mas holgados en la parte inferior, el de ella era ceñido y tenía un tajo que nacía por sobre la rodilla... En fin, estaba infartante... Y quizá eso era parte de las causas por las que Yukino tenía sus mejillas sonrosadas.
-Ya es hora de que entremos, no?-propuso Natsuki mirando su reloj
-Sí, vamos-aceptó Shizuru sonriéndole a su novia.
-estás muy animada, Shizuru-comentó la ojiverde mientras entraba al registro con Shizuru del brazo.
-Fufufu, Natsuki-rió la castaña apoyando su cabeza en el hombro de la otra.-Es que imagino lo lindo que será cuando nosotras nos casemos!-agregó con una sonrisa aun mayor que hizo que a Natsuki le dieran escalofríos...Unos muy intensos escalofríos.
-"Casarnos? Ella quiere que nos casemos?"-pensó Natsuki sorprendida... En estos meses habían hablado de un futuro juntas... Pero no de casamiento... Era muy pronto... Aunque...
-Natsuki? Estás ahí? -escuchó la voz de Shizuru sacándola de su ensimismamiento
-ah? Si, Shizuru?-contestó con una sonrisa boba
-ehmm... Ya llegaron las chicas... Y tu eres la madrina recuerdas? Tienes que entrar con Mai-le recordó Shizuru a la despistada Natsuki
-Sí, ya estoy yendo-contestó mientras caminaba rápido hacia la puerta para encontrarse con las novias.
Cuando salió del salón vio a ambas chicas muy nerviosas cerca de la puerta. Ya estaba con ellas Takumi, que entraría con Mikoto.
Ambas vestían elegantes vestidos largos. Habían querido casarse con vestido de novia, pero por ser una boda civil, no podían vestir del vestido blanco religioso, además que no era una boda normal... Fue Shizuru la que decidió la vestimenta de ambas chicas, ya que ellas no lograban ponerse de acuerdo, por los nervios mas que nada. Natsuki y Shizuru habían estado presentes en el debate acerca de los vestidos, y tras esa experiencia torturante, un día la ojirubí apareció con varios vestidos y una modista en el apartamento de las chicas.
Mikoto con el cabello suelto y en bucles era casi irreconocible, sobretodo por su vestido ceñido de color gris satinado, que dejaba apreciar que esa infantil niña que años atrás corría detrás de Mai, hoy era una hermosa joven mujer.
Mai también había optado por el mismo color de vestido, pero su diseño era diferente. Su cabello que había dejado crecer hasta la cintura, también estaba suelto, caía lacio y tranquilo por su espalda.
-Mai, Mikoto, están prontas?-preguntó Natsuki al acercarse a ellas
-Hola Nat -saludó Mikoto con una sonrisa, que parecía la mas calmada- ya estamos prontísimas, verdad Mai?
-Ahmm... Sí, claro-contestó con los nervios escapando por sus poros.
-Muy bien, entonces vamos-anunció Natsuki ofreciéndole su brazo a Mai para entrar juntas, Takumi hizo lo mismo con Mikoto.
Entraron al son de un vals las dos novias junto a sus acompañantes. Natsuki al pasar junto a Shizuru le sonrió tiernamente, mientras la ojirubí la miraba emocionada.
Una vez frente al escritorio del juez, los dos acompañantes se separaron de las novias, quedándose unos pasos mas atrás.
-Bienvenidos a todos. Nos sentimos muy honrados al celebrar en este Juzgado de Paz, este acto tan importante para ustedes y del que esperamos puedan llevarse un recuerdo inolvidable.- dijo el juez dando por empezado el acto.
-Vamos a proceder a la celebración del matrimonio civil entre Tokiha Mai y Minagi Mikoto, ambas mayores de edad y en pleno ejercicio de sus derechos civiles. Las contrayentes comparecen a este acto libremente, y habiendo acreditado previamente su capacidad y tramitado el correspondiente expediente matrimonial.
Actuarán como testigos Kuga Natsuki y Tokiha Takumi también mayores de edad y en pleno ejercicio de sus derechos civiles.-dijo el secretario del juez.
Natsuki veía a su novia de a ratos, y siempre ésta le respondía con una sonrisa sincera y radiante. La peliazul sabía que Shizuru quería casarse también, y que ésta celebración era muy importante para ella...
Mai y Mikoto también se miraban sonrientes mientras el juez recitaba su discurso, como si se dijeran con sus ojos que todo eso no era un sueño, y que estaban juntas. Que siempre lo estarían.
Era para todos una escena emotiva, aunque hubiesen tenido que pasar por varias horas de avión al no ser permitido en su propio país el casamiento entre personas del mismo sexo. Las novias habían elegido España para contraer nupcias, sin embargo nadie sabia la razón, aunque tampoco ninguno pidió explicaciones.
Natsuki en ese momento se sorprendió pensando en dónde podrían casarse Shizuru y ella, por lo que dio un respingo, pero, para el susto de todos, fue cuando el juez preguntaba si había alguien que se interpusiera con la continuación del acto. Shizuru la miró enojada, al igual que Mai y Mikoto, ella sólo logró sonrojarse de manera notable, y pedir disculpas, y dar una excusa tonta.
Sin mas interrupciones el juez siguió el discurso, declarándolas esposas. Ambas firmaron el acta, y después lo hicieron Takumi y Natsuki.
Shizuru tenía sus ojos rojos aguados cuando fue a felicitar a las chicas, Natsuki la tomó de la mano y juntas salieron detrás de las novias, mientras tiraban arroz y papelitos al igual que los demás invitados. Afuera el fotógrafo siguió sacándoles fotos a todos, sobretodo a las novias, obviamente.
Luego de 15 minutos, los invitados partieron hacia el hotel para cambiarse y tomarse el avión. Por otra extraña razón, se decidió que la fiesta fuera luego de la luna de miel, y en Japón.
Las chicas se iban a Viena, Italia, para su luna de miel, pero al siguiente día.
-Después de 15 horas de vuelo y trasbordos: Aeropuerto de Tokio, Japón-
Natsuki se acercaba a su dormida novia mientras cargaba con dos maletas. No había sido sencillo encontrar su equipaje, por lo que la ojirubí estuvo sola unos treinta minutos, que habían ocasionado su sueño.
-Shizuru, vamos amor, despierta-dijo suavemente Natsuki frente a ella tocando su mejilla suavemente.
-Ara? Ah, si... Ya conseguiste el equipaje?-Pregunto la ojirubí una vez abiertos sus ojos.
-Sí, ya está todo. Vamos?- Contestó la ojiverde tendiéndole su mano a su novia para que se levantara de su silla.
Shizuru tomó la mano de Natsuki y la ayudó llevando una de las maletas pese a las negativas de la peliazul de "yo puedo". A la salida del aeropuerto pararon un taxi para ir a su hogar.
La sonrisa que tenía Shizuru cada vez que miraba a la peliazul era impagable, y Natsuki daba todo por verla cada día. Se notaba la alegría y la dulzura en sus ojos, y eso era desde hacía tres meses... Tres meses en los que Natsuki y Shizuru conversaron sobre esos años separadas, Shizuru habló sobre su trabajo, y Natsuki evitaba lo mas posible hablar de su estadía en la cárcel.
Finalmente llegaron al edificio. Sacaron sus maletas, le pagaron al chofer lo indicado y se encaminaron a su apartamento.
Habían decidido juntas el que Shizuru se mudara al apartamento de Natsuki, desde ese momento abandonaba todo lujo, afirmaba que no necesitaba otro lujo mas que el vivir con su ojiverde, y así, en un día, se mudo llevando lo necesario, el resto lo vendió. En el futuro se mudarían a un lugar mas grande.
Shizuru era accionista de varias empresas, pero una en especial tuvo una caída importante que hizo que sus acciones bajaran de manera estrepitosa, oportunidad que tomo Shizuru para comprarlas, y al se accionista mayoritaria tomo el poder de la empresa e hizo que levantara vuelo. Por tanto, la profesora y luego directora, ahora era una excelente empresaria. Mientras que Natsuki volvió a estudiar, dando los exámenes y salvándolos gracias a la ojirubí, e inscribiéndose en la universidad. Y ahora trabajaba para Mai en el restaurante como delivery algunas noches.
Natsuki estaba callada, y Shizuru sabía que algo le rondaba en la cabeza, y ya se estaba poniendo nerviosa.
-Natsuki está nerviosa por algo?-preguntó suavemente Shizuru cuando vio a Natsuki acostada en el sillón con la televisión apagada, y mientras se acostaba sobre ella.
Natsuki la miró tranquila a los ojos, con dulzura, con amor, sí, eso lo veía la ojirubí, pero por mas que intentara adentrarse en su alma, no podía saber que pasaba exactamente.
-Mmm, no mi amor, estoy bien-aseguró con una sonrisa tímida mientras busca los labios de la castaña para un casto beso.-
-Segura?-preguntó arqueando sus cejas
-Sí-...eso creo... pensó para sus adentros.-Ven -dijo mientras acercaba lentamente sus labios nuevamente a los de su novia.
El beso casto, dio lugar a una frenética lucha de labios y lenguas, y luego, irremediablemente, a la necesidad de mas. Natsuki, que tenía mas libertad con sus manos, exploraba lentamente a veces, y otras con tanta pasión, el cuerpo de su amante que el frenesí dio paso a la pasión que durante años no se dio lugar.
Shizuru buscó sacar la remera negra que vestía Natsuki, para lo que se sentó sobre las piernas de la ojiverde y la ayudó a levantarse, pero...
Una cajita de color marfil se notó en ese momento, y Shizuru la vio de reojo, aunque Natsuki no, que continuaba besando el cuello de la castaña. No fue hasta que notó que su novia estaba en otro mundo, que se acordó de la cajita. Se separó de ella algo ruborizada y tomó aquel objeto que había despistado a la ojirubí
-Natsuki...
-Shizuru... Esto cuesta un poco, sabes?... pensaba preguntártelo en Madrid, pero no lo logré y... Ahora... Shizuru tú... Tú quisieras... Tú... Ay, Shizuru, tú sabes!-balbuceaba Natsuki mientras Shizuru atónita la miraba con los ojos aguados.
Natsuki quita el anillo de su estuche, y se lo coloca en el dedo anular a su novia, quien mira estupefacta la hermosa esmeralda que centra el plateado anillo.
-Yo... Natsuki!-exclamó Shizuru abrazando a la peliazul por el cuello, haciéndola caer de espaldas sobre el sillón mientras la otra la abraza por la cintura con fuerza- Si, claro que sí! -acepta la petición incompleta de la peliazul para luego besarla con dulzura...
-Te amo, mi Nat-su-ki -Confesó sonriente
-Te amo, mi Shi-zu-ru -imitó la ojiverde, mientras Shizuru volvía a sellar sus labios de manera pasional, provocando un gemido desde la garganta de la peliazul.
-Ara, ara-dijo la ojirubí de manera sensual al separarse- Nats..
Pero Natsuki no se enteró de lo que quería decir su novia. Nuevamente la besó, de manera mas pasional que antes, comenzando lo que había sido interrumpido brevemente, haciendo que la razón de ambas se fuera volando por la ventana... La camisa abotonada de Shizuru desapareció rápidamente de su cuerpo, al igual que la remera de Natsuki, que descansaron en el piso juntas.
Y así el resto de su vestimenta, que fue quitada con la perfección practicada desde hacía cerca de tres meses, provocando el frenesí total de sentir la piel desnuda de su amor y notar como sus cuerpos se acoplaban perfectamente, como piezas de un puzzle predestinado.
Lentamente sus almas escapaban de sus cuerpos, entre caricias y besos, suspiros y palabras entrecortadas, forjando de esa unión una verdadera muestra de amor.
El amanecer las encontró desnudas como tantas veces en los últimos tiempos, mientras Natsuki acariciaba casi imperceptiblemente el brazo de su amada, que dormía profundamente.
-No sabes lo mucho que lamento el tiempo que perdimos... Me arrepiento una y otra vez, desde el primer día... Desde ese maldito primer día... No cabe dentro de mi tanto amor, Shizuru, te amo como nunca, y te amo cada día mas... Fui, soy y seré tuya, eternamente, sabes amor? Sí, yo creo que lo sabes desde hace mucho tiempo, y estoy segura que desde antes que yo lo notara... Soy una tonta... Pero intentaré cada día reponer cada segundo que no estuve contigo, cada muestra de cariño que no pude brindarte, cada palabra que tuve que callar, cada beso que no pude darte... Te amo, Shizuru...
-Yo más Natsuki, yo te amo más-aseguró Shizuru, dándose la vuelta, provocando el sonrojo de Natsuki porque pensaba que no la estaba escuchando- el tiempo es nuestro-aseguró dándole un pequeño beso y entrecruzando sus dedos, donde resaltaba un anillo plateado con una piedra esmeralda en la mano esbelta de una castaña, y si mirábamos la otra mano que descansaba sobre la almohada, se podía ver un anillo igual, pero con una piedra color rubí...
FIN