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Actualizaciones 15/Julio

lunes, 6 de junio de 2011

lunes, 6 de junio de 2011

Esto no puede estar pasandome a mí - Capítulo 1

Esta vez les traigo un fic yuri pero no es ShizNat, de todos modos se que les va a gustar :) y bueno, a leer!

autora: HinakoUzumaki12 
Bueno si quieren una sipnosis antes de leer todo (que es bastante) se podria decir que el resumen es:
Haruka Nakamura es una estudiante homosexual, tiene varias conquistas, pero una chica llamada Minako hará que su estilo de vida cambie.. en muchos sentidos.


Esto no puede estar pasándome a mí

Capitulo 1
Maldigo a todos

   No puedo creer que ya sea el primer dia de clases y pensar que hace dos días seguía encerrada en mi cuarto, con las luces apagadas, las cortinas cerradas y jugando videojuegos. Pero como los seres divinos prefieren arruinar lo bueno, aquella despreocupada felicidad, de no hacer nada en todo el día, se me termino más rápido de lo que pensé.
BipBipBip (Sonido de la alarma)
   ¡Maldición! ¡Ya te escuche a la primera! ¿Queres dejar de sonar cada cinco minutos? Este debe ser el tercer bip de la mañana… ¡Oh por Dios! Eso significa que pasaron quince minutos de las siete y media, o sea… ¡Que ya estoy llegando atrasada!!!
   Me saco las sabanas de encima del cuerpo con un movimiento rápido, lo cual provoca que tanto las sabanas, como cualquier otra cosa que estuviese en ese momento encima de mi cama, cayeran al piso, dejando un terrible desastre. No importa cuando vuelva de la escuela lo arreglo, ahora tengo que concentrarme en vestirme con algo limpio y decente. ¿Donde deje mi camisa de la escuela? ¿Dónde esta? Donde esta… ¿¡Donde carajos la deje!? Oh ahí esta, justo en mi cajón de calcetines. ¿Que hacia ahí? Bueno no importa, ahora tengo que encontrar mi corbata y mis jeans clásicos. El tema de los
pantalones es fácil, ya que tengo muchos y los cuido bastante, el único problema ahora es mi corbata a la cual odio profundamente... ¡No lo puedo creer!!! Ahora la maldita corbata se me perdió. Reviso uno a uno mis cajones y nada, ya me comienzo a desesperar, así que opté por sacar los cajones de los muebles, darlos vuelta y tirar todo lo que contenían en el piso. Nuevamente nada, y encima de unos de los cajones se cayó un par de calcetines, rodaron y se quedaron debajo de mi cama. Así que me agache cerca de aquel mueble, estire la mano por debajo y encontré los calcetines, que por cierto venían con un plus, así es, la maldita corbata estaba debajo de la cama.
   Tenía ganas de gritar y maldecir a todos y a todo, pero me lo aguante. Me vestí como un rayo, tome mi mochila y ví por última vez el desastre que era mi habitación. Ropas, revistas y uno que otro CD formaban el suelo de lo que alguna vez fue mi cuarto. Nota mental, dejar de desesperarme tanto cuando no encuentre lo que busco. Con esa reprimenda mental salí de mi santuario para ir a la cocina. Una vez allí, abrí la heladera, saqué un yogurt y corrí velozmente hacia la puerta.
   Al salir de casa note dos cosas, el día estaba soleado y por consecuente hacia una calor de los mil demonios. Bueno, supongo que me lo merezco por tardona. Suspiré, abrí el yogurt, que por cierto era uno bebible y me dispuse a correr con la esperanza de que el colectivo este aún en la parada.
   Corrí, corrí y corrí, como una condenada, todo ese ejercicio debe valer, como mínimo,  un año de educación física. Para mi buena suerte estoy en forma, así que llegué sin problemas a la parada. No había ningún colectivo. Me desesperé y comenze a mover frenéticamente la cabeza de lado a lado, sólo entonces lo vi. El transporte se encontraba a dos cuadras de donde yo estaba. ¡Carajo! ¿Otra vez tengo que correr? Un suspiro de resignación se escapo de mi boca antes de comenzar a andar otra vez.
   Al llegar pagué el viaje y me senté cerca de la ventana. No dije nada por el resto del viaje, solo me quede pensando en quienes habrán sido los infelices que inventaron el reloj y la escuela. De seguro ya habrán recibido su castigo.
   Estaba tan metida en mi mente que no me di cuenta que el edificio de mi escuela ya había pasado hace una cuadra. Por casualidad mire por la ventana y lo noté, con una cara que pasaba el horror y la desesperación le grite al chofer:
-FRENE!!!!-
   El acató mi orden de inmediato con una cara de susto y desconcierto. Con una disculpa hacia aquel hombre rechoncho que conducía el vehículo, abandoné el transporte y me dirigí nuevamente corriendo a la escuela.
   Cuando observé el patio del establecimiento, me di cuenta de que no había ni un solo alumno a la vista. A lo que pensé que todos ya habían entrado a los salones y yo era la única estupida que había llegado tarde. Este pensamiento me hizo enojar, no porque no sea cierto, sino porque era la más pura verdad. Un nuevo suspiro resignado y a echar la carrera otra vez, solo que ahora tiene que ser con cuidado, ya que en mi escuela, como en tantas otras, no se permite correr por los pasillos.
   Con un sigilo sin igual, abrí con mucho cuidado la ventana del salón de artes, que esta sin seguro porque yo lo rompí accidentalmente durante una de las clases, aunque nadie lo notó. Entre sin hacer mucho ruido, abrí la puerta despacio, mire para ambos lados, no hay nadie, bien, a correr despacito.
   Justo cuando creí que ya me había salvado y que ya podía respirar tranquila.
-¿Que cree que esta haciendo?- Una vos chillona sono detrás de mí. ¡Estoy muerta! Me giro aterrada, solo para darme vuelta y ver que a lo que le tenía tanto miedo no era otro que Hikaru, uno de mis amigos, imitando la voz de la bruja, ¡Digo!, de nuestra querida preceptora.
-Jaja, no lo puedo creer casi te orinas encima, jajaja- Dijo eso mientras ponía una mano en su frente para hacer más evidente lo graciosa que se le hacía, a él, la situación.
-No estés jugando, eso no fue gracioso- Dije con el ceño fruncido, en una total expresión infantil.
-Si es gracioso, Haru-chan- Esto lo dijo con un tono burlesco y tocando con su dedo índice la punta de mi nariz.
-Idiota- Le di un manotazo a su dedo, giré sobre mi misma, dispuesta a irme.
-Ey! No era para que te enojes Haru-chan- Lo dijo con un tono entre burlón y preocupado.
-¿No te das cuenta de que llegamos tarde? Y, ¿Desde cuando soy Haru-chan?- Esto ultimo lo dije tratando de imitar su tono de voz, lo cual resulto un total fracaso- Mi nombre es Haruka. No Haru-chan. ¡Grabatelo! Y ahora por favor entremos al salón, ya es muy tarde y no quiero que se aparezca la bruja y tampoco quiero que nos castiguen el primer día- Lo agarre por su camisa y literalmente lo arrastre hasta el salón.
   Al entrar, a la que sería una de las tantas celdas que voy tener por el resto del año, mi presencia y la de Hikaru fue notoria, ya que al minuto un grupo de alumnos se formo enfrente de nosotros, los que, claro, solo eran nuestros amigos, ya que las chicas no se juntan con nosotros.
-Hola Haruka, Hikaru. ¿Qué hicieron estos últimos días? No los ví por la calle, así que cuenten- Eso lo dijo Daisuke, uno de los más chismosos de mi clase, según él, cuando yo no salgo a la calle o no estoy cerca de ellos, es porque estoy con alguien más. Claro que el no gusta de mi, solo gusta de molestar, así que opto por la psicología inversa, y le contesto lo que quiere escuchar.
-Estuve por ahí con alguien- Contesté con una sonrisa en la cara. Todos los demás me miraron raro excepto Daisuke, tenía cara de estar explotando por dentro, sonreí nuevamente, solo que con malicia esta vez.
-Yo estaba pasando el call of duty 4- Contesto Hikaru con inocencia.
-Jajaja, ese juego es muy fácil, yo lo pase en un día- Dijo Akira con una sonrisa vanidosa.
-Akira… Nadie se pasa todo un día en la computadora, excepto tu, es por eso que a todos nos lleva un mes pasar los juegos “fáciles”- Respondió Ryuji, no se si lo hizo para defender a Hikaru o para fastidiar a Akira, pero consiguió sus dos objetivos.
-¡Cállate! ¡Tu no sabes ni jugar a vestir Barbies!- Sabía que la tormenta se avecinaba…
   Ahora solo suspiro, y trato de seguir la guerra de palabras que están llevando Akira y Ryuji, debo decir que los dos son muy tenaces, ya que ninguno se deja insultar por el otro. Esto puede durar horas, pero para mi mala suerte…
-¡Hotate-san, Fujishima-san! ¿No prefieren que les sirva un vaso de agua para poder continuar con su conversación?- Pegunto el profesor con una expresión de enojo casi demente.
-¡Siéntense ya!- Nos miro a mi y al resto de mi grupo- ¡Todos!
-Si profesor…- Eso lo dijimos todos con una cara de visible fastidio.
   Como es mi costumbre me senté al frente del salón, muy cerca de la puerta. Akira y Hikaru se sentaron juntos al otro lado del salón, justo en una de las ventanas. Hump (Bufido), cuando pegue el sol se van a morir de calor. Ryuji se sentó en uno de los bancos del fondo junto con Yamato, uno de los chicos más inteligentes de la clase. Y el resto de mis amigos en otras partes del aula. Lo único que lamento de mi elección es que detrás de mi, esta Yuuki. Ella es… ¿Cómo decirlo sin que suene muy cruel?...Ah! ¡Ya sé! Una niña muy molesta que me pretende. No se en que sentido me quiere pero, el año pasado quiso ser mi amiga, aunque más que una amistad, lo que teníamos parecía un matrimonio. Me llamaba cada media hora y me hacía preguntas raras algo como: ¿Dónde estas?, ¿Con quien estas?, ¿Qué estas haciendo? Preguntas muy raras, después de todo eso me molesté y comencé a ignorarla. Espero que no intente ser mi “amiga” otra ves…
   Estaba pensando tanto que no me di cuenta que estaban tomando asistencia, ¡Y estaban diciendo mi nombre! Rápido di algo inteligente maldita descerebrada.
-Em… ¡A- acá estoy!- Bien dicho idiota, ya me compraste un castigo, ¡estúpido cerebro!
-Nakamura-san, salga afuera en este instante y no entre hasta que yo le de permiso para hacerlo ¿Entendió?- Que cara de pocos amigos, parece que enserio se cabreo.
-Ah~ Si ya voy…- Me levanté de mi lugar, cuando tome la perilla de la puerta eché un rápido vistazo hacía mis compañeros. Ryuji tenía el pulgar en alto, ese mal nacido me estaba felicitando, Yamato me regaño con la mirada. Hikaru estaba conteniendo la risa al igual que Akira, quien al parecer no tenía mucha voluntad, puesto que a kilómetros se notaba como se contenía. Las niñas se echaron a reír. ¡Malditas zorras! Me vengaré después.
   Al salir, suspiro y luego me siento justo al lado de la puerta, me pongo en posición de condenada con una cara que da lastima, voy a esperar hasta que me dejen pasar. Mientras escucho lo poco que entiendo de lo que dice el profesor, ya que estando afuera no se entienden muy bien las palabras exactas, pero llego a oír que, aparentemente, vamos a tener un nuevo compañero. Uff… Lo que faltaba, espero que no sea un idiota, porque de esos ya sobran. ¿Qué es ese sonido? ¿Son pasos? ¿Pero cuantas personas son..? ¡Dos personas! ¿Eso significa que voy a tener el “honor” de ver a mi nuevo compañero? Espero que no sea así, porque si es un idiota no quiero que se me pegue.
-¿Pero que tenemos aquí?- Válgame, es la bruja ¿Ahora que quiere?- Pero si es Nakamura-san- Si soy yo- ¿Tan rápido y ya le castigaron?- Claro que si, ¿no es lo suficientemente obvio? Agradezco que no pueda escuchar mis pensamientos, porque de lo contrario ya estaría muerta.
-Em, si algo así…-Le contesto casi sin ganas, algo tiene esta mujer que hace que no me den ganas de contestarle con un insulto, tal ves le tengo algo de miedo.
-Hola, ¿Tu eres Nakamura-san?- ¿Quién dijo eso? ¿Acaso fue un ángel?

-Fin del primer capitulo-

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Esta bien parece divertido ^^

Continualo please!!!

Anónimo dijo...

wou..ta interesante continualo por favor

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