PRIMER
DISTRITO
Un FanFic de Mai-HiME por Ms. Kanzaki
Pareja: Shizuru/Natsuki
Asunto:
OOC, AU; en un futuro, la Tierra se verá por
fin unida en un solo gobierno, el Imperium, cuya perfección dictatorial se verá
amenazada por las acciones despiadadas de terroristas. Pero no teman, pues para
conjurar dicha amenaza existe la agencia premier del régimen, el Primer
Distrito; y ésta a su vez, para hacer frente al peligro, hará uso de sus
mejores talentos: entre ellos, la recién incorporada Natsuki Kuga, y la
veterana Shizuru Fujino. ¿Podrán superar sus diferencias (al igual que superar
los obstáculos que surjan a su alrededor) y convertirse en el mejor dúo de
combate jamás visto?
Advertencia
Legal: Mai-HiME, Mai-Otome y sus personajes son
propiedad de Sunrise, pero eso ya lo sabían, ¿verdad? Lo mismo va para las
canciones u obras de arte que mencione, ¿vale?
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O ------------
PROLOGO - Yesterdays
Despertó
bruscamente, sus párpados revelaron unos ojos de tonalidad rojo escarlata
consternados. Era otra vez ese sueño. Sólo que se sentía como si se
reproduciese en su totalidad por primera vez...
Por primera
vez en varios años.
La mujer se
irguió lentamente sobre su lecho, una cama queen size con el colchón recién
cambiado, pues había sido la solución que le recomendó su médico para su dolor
de espalda incipiente y que de un tiempo para acá le molestaba. Tras tallarse
un poco los ojos, atrajo las rodillas hacia sí, y abrazando sus largas piernas
se meció ligeramente sobre las sábanas de lino blanco y gris. Se meció y meció
por varios minutos mientras el sueño acudía una y otra vez a su mente, sin duda
un reflejo de su tipo de intelecto: intuitivo, analítico y a ratos racional.
Incorporar un elemento tras otro sin un orden preciso, como una oldie but goodie
pieza de West Coast swing. ¿Podría descifrar el significado de ello así nada
más?
A ella le
fue necesario, imperativo, estirarse hacia la mesita de noche de ébano, y tomar
un cigarrillo.
Podía ver a
los guardias. Escuchar las voces y las armas que se cargaban y disparaban
alrededor. Pero podía ver y oír con una nitidez sobrenatural el avance de la
guerrera hacia su objetivo, el actual jefe de Estado. Sentía con idéntica
facilidad la marcha con paso decidido de Saeko Kuga, y el frío siniestro que
emanaban tanto su escudo como la espada impía que se abría paso por las
barreras de rhearium y carne. Y podía incluso oler el azoro y miedo que se
propagaban con rapidez en el aire desde el momento que aquella mujer de talento
y belleza extraordinarios entró a la sala de audiencias del palacio imperial
eliminando sin contemplaciones a los guardias palaciegos como si de moscas se
tratasen.
Para
Shizuru Fujino, recordar a quien fue su mentora era siempre motivo de nostalgia
y confusión, agradecimiento y lamentación, amistad y terror. Al momento de
aquellos acontecimientos, Saeko Kuga había cumplido apenas los 35 años y
llevaba ya rato siendo considerada la mejor agente indiscutida del Primer
Distrito. Había sido Shizuru misma muy afortunada de haber sido aceptada como discípula
de la general, aligerando con ello la presión que sus jóvenes hombros cargaban
por su habilidad anormal y su corta edad (Fujino ingresó a las filas de la gran
agencia a los 16 años, prematuramente responsable y disciplinada mas una niña
al fin). Fueron 2 años que la mujer mayor dedicó a preparar debidamente a la
child prodigy, 2 años en que se forjó además de una excelente relación de
trabajo un lazo casi filial. Edades, números números. Saeko tendría hoy unos
45, ella misma tenía 18 y ahora 28; y hace 5 años que renunció a la milicia y
por ende a la agencia salvadora del mundo.
Deteniéndose
un poco en esos detalles, se estiró de nuevo para otro cigarrillo, puesto que
el anterior se lo fumó en menos de seis bocanadas.
Hasta antes
de llegar frente al Cónsul y el Imperator, Kuga se había abstenido de emitir
sonido alguno de su garganta. Sólo cuando vio a sus ahora ex-colegas con
rapidez rodearla y preparar sus armas contra ella fue cuando su voz, tan
típicamente profunda pero tranquila, rompió la cúpula del silencio que el
pánico había construido hace unos segundos:
- Es la
primera y última vez que les pido algo... ¡HÁGANSE A UN MALDITO LADO!
Y al
escucharse replicar, aunque era su voz de adolescente, es cuando Shizuru toma
consciencia de su propia participación en los eventos.
- Eso nos
será imposible de hacer, general brigadier Kuga. Baje sus armas y le garantizo
que será juzgada y sentenciada por un tribunal militar que sin olvidar su
agresión presente también tomará en cuenta sus acciones pasadas.
Había hecho
honor a mi fama de paciencia ante la adversidad enunciando perfecta y
calmadamente cada una de estas palabras; incluso puse un pie delante del otro
en ademán de caminar hacia su encuentro, aunque manteniéndome lista para
materializar mi arma. ¿La respuesta? Aquella mujer de piel blanca pálida y
cabello negro intenso, ojos ámbar y labios rosas, esbozó una sonrisa orgullosa,
pero con un tinte ligero de tristeza. Apenas murmuró algo, algo únicamente para
mis oídos, y acto seguido se abalanzó sobre los compañeros que cargaron sobre
sus lados intentando sorprenderla. Escuché también la orden para atacar de mi
nuevo oficial estratega...
Y en un dos
por tres todo acabó.
Sueño.
Recuerdo. Sueño, puesto que hay detalles que según mis recuerdos no estaban ahí.
Recuerdo, ya que sucedió ¿hace cuánto? ¿Diez años? ¡Amida Butsu! ¡Diez años!
Shizuru se
levantó al fin y caminó hacia el pequeño balcón de su austero y también pequeño
departamento. Corrió la cortina lo suficiente para deslizar abierta la puerta
de vidrio, y se apoyó sobre el barandal. Parece que fue ayer. Ayer, cuando
estaba encaminada hacia un prometedor futuro en la carrera militar; hoy, la
actualidad, es diferente en que si ve actividad es en las noches de licor,
cigarro, y neón de los bares donde hace las veces de una pródiga y exquisita
pianista de un cuarteto de jazz. Hoy, en que el humo nicotíneo y el olor amargo
del alcohol ofrecen más estabilidad a sus sentidos que la hiperluminosidad de
las brillantes estrellas y medallas al valor y rango de la milicia, objetos que
ahora reúnen polvo y más polvo en un cajón de su escritorio. Hoy, y
precisamente hoy, en lo que sus ojos se acostumbraban al sol del mediodía y
terminaba de exhalar el último hálito de tranquilidad de su cigarrillo Seven
Stars Menthol, escuchó su videófono sonar.
Antes de
presionar el botón y contestar, comprendió de inmediato que su existencia de
"veinteañera jubilada" y observadora de lo mundano había terminado.
CAPITULO UNO - Out Of The Blue
- ¡Oye
Fujino! ¡Apúrate y abre la puerta, que ya estoy harta de esperarte!
- General
Armitage, estoy segura que ya le escucharon-, susurró una joven de gafas azul
claras y cabello castaño claro corto; algo tímida como la enunciación de sus
mismas palabras daban a entender.
La mujer a
quien la joven nombró como general Armitage estaba vestida con el uniforme azul
oscuro de gala, medallas y barras sobresaliendo de su pecho izquierdo, y con su
gorro negro debajo del brazo derecho. Su cabello rubio dorado, tan largo y
ondulado (y difícil de domar como su espíritu y su lengua), estaba recogido en
una cola baja, a la actual usanza militar; y aún así se agitaba impaciente con
la ligera brisa vespertina.
En verdad
que no entiendo por qué la cabeza de arroz vive aquí, este barrio es demasiado
clase mediero en su diseño y estética, pensaba
en sus adentros la oficial. Salvo por la altura, el edificio no tenía nada de
especial, y ese color gris cemento no contribuía a realzar la belleza de la
ciudad, sin duda. No es que despreciara a la clase media, ni mucho menos a los
civiles como una buena parte de los miembros de la milicia suelen hacerlo, era
más bien una cuestión de simples gustos puesto que ella fue criada y educada en
el seno de una acaudalada familia, y tuvo por tanto acceso a cosas más
exquisitas y verdaderamente dignas de admiración.
- Eres tan
impaciente como siempre, Haruka,- se escuchó un armonioso y correcto acento
kyotoka momentos antes de que la puerta de madera blanca diera paso a una mujer
más alta que la misma Armitage, vestida en un simple atuendo blanco y azul de
entrenamiento, y peinada de cola alta - pero como verás aún no encuentro mi
gorro.
Shizuru
Fujino intentó disculparse sonriendo ampliamente y guiñando uno de sus ojos
escarlatas, lo cual sólo logró enfurecer más a Haruka Armitage.
-
¡Maldición, cabeza de arroz! ¡No te veo en 5 años y no solamente haces acto de
presencia con el uniforme equivocado, sino que hasta se te olvida plancharlo!
¡Y encima de eso ni siquiera hallas el gorro!
Shizuru
echó al aire una discreta mas sonora carcajada.
- Vaya, lo
siento mucho. No sé qué ocurrió con mi uniforme de gala, probablemente estaba
en aquella caja que se extravió en la última mudanza. Y sobre la plancha, murió
ayer gloriosamente intentando alisar una blusa de corte edwardiano que de todos
modos decidí no usar y guardar para otra ocasión.
El tono casual con que dijo lo anterior bastó
para que Haruka levantara las manos, dando la impresión que quería vapulear a
golpes a la ahora ex-artista, mas se contuvo y en su lugar la abrazó.
- No sé
sobre los demás, Fujino, pero Yukino y yo te hemos extrañado-, y acto seguido
soltó a su amiga para tomar de su mano la mochila y descender por las escaleras
hacia el estacionamiento, - Te esperamos abajo, pero haz el esfuerzo de hallar
ese gorro, ¿sí? La legendaria general Shizuru Fujino debe al menos presentarse
ante las fuerzas del Primer Distrito con parte de su antigua apariencia y
aplomo marcial.
La mujer de
cabello rubio cenizo, ojos escarlata, de figura menuda y alta, y facciones finas,
asintió agradecida con la cabeza y entró de nueva cuenta a su hogar.
o ---------
o --------- o
Es mi turno. Seguro que ya me toca.
Sólo dénme 15 minutos más.
Natsuki Kruger a sus órdenes. Apenas ayer llegué
junto con mi grupo a las instalaciones de Primer Distrito. Dicen que hasta que
no seamos Asignados a un compañero de combate, y eso al parecer puede tomar
hasta años, estaremos REsignados a vivir en las barracas de los agentes de
recién ingreso. Ojalá sea pronto, estas camas son incómodas y ya me hacen
extrañar las de los dormitorios de la Academia Federal; y esas habían sido
hasta hace unas horas las más horrendas que había probado en mi corta vida.
- ¡Hey, lamento interrumpir tu romance con...
Gruño gruño. Desperté esta mañana como siempre lo
hago. Somnolienta. De mala gana. Con mal aliento. Y, sumando los factores ya
ennumerados, insultando a la pobre alma que se atrevió a sacarme de los brazos
de...
- ... Morfeo pero ya mero es hora de acudir al
llamado hacia el salón de ceremonias de la Diócesis Central!
Gruño gruño.
- ¡15 minutos! ¿¡Acaso no entiendes cabezota de
#$%@ lo que son 15 MINUTOS?!
Y más gruñidos. Que mi condiscípula se de por
bien servida que no deseo abrir la boca más de lo que acostumbro.
Abrazando fuerte mi más reciente adquisición, una
almohada rellena de plumas de ganso (un verdadero clásico y que prácticamente
se chupó la mitad de mi mensualidad), me negué a abrir mis ojitos cansaditos.
Pero nada dura para siempre, y me disponía a erguirme para empezar el día
cuando de nuevo una estruendosa voz de trompeta raveliana retumbó en mi oído
derecho.
- ¡Kruger! ¡Imbécil! ¡Levántate ya o juro que
haré enviar aquella foto tuya en lencería fina a todos los cadetes!
Mi mano fue lo bastante rápida para pillar a
Zhang del cuello de su uniforme y jalarla hacia abajo.
- ¡Nada más atrévete, maldita Nao!
La chica de cabellos castaño rojizo esbozó con
sus labios delgados una sonrisa cínica.
- Me alegro de haber conseguido mi objetivo,
cachorro. Ahora, si tan sólo pudieras dejarme ir y cesar de llamarme Nao...-,
tan pronto se liberó de mi puño pasó una mano sobre su chaleco de cadete y lo
planchó un poco- y decir Juliet. ¡Juliet! ¿Entendido, Nat?
- Sí, sí, claro, Na-- Juliet-, esta vez fui yo
quien se sonrió, y de un modo autocomplaciente. Tomé mis ropas y ahí mismo me
apresuré a cambiarme al traje de cadete de primer año, un atuendo cuyo color
azul rey con chaleco largo blanco en V podría agradarme si no fuera por el
hecho que requería usar....
- ¡Gaaaaaahhhh! ¡Una estúpida %$#" corbata!
Mis manos por varios minutos lucharon contra ese
trozo de tela obtuso, y mi boca no dejaba de chisporrotear palabras que ni a la
sabandija más detestable, un vendedor de puerta en puerta, le diría. Cuando
escuché el llamado a formar filas para la ceremonia de bienvenida a la
venerable y heroica agencia denominada Primer Distrito, me resigné a echar la
corbata alrededor del cuello así sin atar, ajusté el cinturón arriba del
chaleco, recogí mi pelo negro intenso en una cola baja y poniéndome el gorro
corrí a alcanzar a mi grupo.
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o --------- o
Hemos
llegado. El complejo más importante de la agencia Primer Distrito, Diócesis
Central, donde todo lo relacionado con el adiestramiento, selección y
asignación de agentes corre en paralelo con las tareas de la sección de
ciencias y la burocracia administrativa. A simple vista, Diócesis Central no
parece mas que una academia militar con suficiente presupuesto para ser
invertido en una serie de edificios y terrenos cuya hermosura hacían a ratos
pensar a los que ahí trabajaban y residían que estaban en alguna villa
"verde" diseñada por Hundertwasser.
Claro, por
debajo del suelo, era legítimo creer que los interiores estaban más en acorde
con el futurismo de Gehry, abundando las texturas y objetos de aleaciones
metálicas y de plástico, y recibiendo trato deferencial las formas más que los
detalles. Pero dejemos aquello, por el
momento no les ocuparé con detalles de un lugar al que aún no ingresamos.
Volvamos al
grand saloon de Diócesis Central, con cipreses flanqueando ambos lados del
camino que conducen hasta su entrada, donde justo frente a la puerta se halla
un hermoso estanque que posee en su fondo el escudo de la agencia elaborado en
mosaico de lapislázuli, jade americano y coral traído de alguna playa del
sureste asiático. De vez en cuando, si uno permanece parado ahí por más de
media hora, presenciará las aguas danzar disparadas hacia arriba junto con las
luces, causando que los colores y grosores del escudo adquieran dimensiones
únicas.
No me
extrañó ver un enorme aparato de seguridad, puesto que es costumbre que en cada
inicio de ciclo de preparación anual hagan acto de aparición los figuras más
prominentes de la organización, como la Primer Cónsul Madame Tomoe Lemesurier y
la Procónsul para Diócesis Central Midori Sugiura; claro, para coronar el
evento, la presencia de un miembro de la familia imperial, que en esta ocasión
parece ser la augustus heredera Mashiro Annabelle de Miramar. Hay que siempre
tener a la familia real presentes para recordarles que sin Primer Distrito
ellos verían difícil el gobernar y
mantener la "Pax" en un mundo que vive rendido y obsesionado con la
idea.
- Y bien,
cabeza de arroz, ¿te quedó el uniforme que consiguió el asistente de Yukino?
Apenas
terminaba de asegurar las botas recién lustradas cuando el dichoso mozo me pasó
el gorro correspondiente. Le sonreí en agradecimiento, y acto seguido me dejé
tomar del brazo por Haruka.
- Vamos,
general Fujino, o empezarán sin nosotros, y su regreso a casa es uno de los
platos fuertes de la jornada-, espetó la general Armitage como queriendo ser
graciosa.
Revisé mis
alrededores antes de ingresar al salón. En realidad, mi amiga tenía razón
cuando lo comentó en el transporte hacia acá: el lugar no había cambiado, salvo
que no había ni rastro de aquellos naranjos donde ahora están los cipreses
altos y estilizados cual llamas. Por lo bien que encajaban en el paisaje, tal
vez nunca hubo tales naranjos. O mi memoria es muy muy obstinada.
En todo
caso, traté de ignorar y no coincidir en opinión como suelo hacerlo con mi
corazón, que no dejaba de susurrarme que el lugar, más que aura de autoridad,
despidía emanaciones de muerte. Y en unos segundos, al ver a la nueva
generación de "legionarios" reunida en ese amplio salón de ceremonias
de paredes color arena y un impecable piso de loseta café pardo, el corazón al
que deseé no prestarle tanta atención sintió piedad.
Al darles
una sonrisa cortés, en realidad mostré mis más completo acuerdo con ese
sentimiento. De pie al lado de los prefectos pretorianos Rad Ashleigh y Masashi
Tanner, y de la Cónsul y Procónsul, no dejé de dedicarles ese gesto durante
toda la ceremonia.
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o --------- o
La ceremonia fue la cosa más aburrida desde el
lanzamiento de Street Fighter 86: Combates en el Asilo.
Bueno, eso me gustaría decir. Pero la realidad es
que no olvidaré este día. ¿Por qué causa?
Hmmm... ¿Les diré?
Empecemos por el detalle de mi corbata. Siiiiii, yo pensé que nadie lo notaría con tanta crema y nata reunida
para darle la bienvenida a varios grupos de chamacos recién salidos de la
adolescencia. Pero me equivoqué, y el señalamiento de mi error fue épico, ¡pues
ni más ni menos fue la augustus heredera quien pasando revista a los cadetes de
nuevo ingreso se percató de la ausencia de nudo en la prenda! ¡Y ahí mismo se
detuvo a anudármela!
¿Acaso la
señorita realeza cree que me hizo un favor?
¡Nooooo!
Nao, digo Juliet, estaba a mi lado tratando de suprimir la risa más escandalosa
que le he oído en años desde que la conozco; y la sargento de nuestro grupo, la
pelirroja llamada Mai Tokiha me miró de reojo como diciendo "Vaya idiota,
Kruger, gracias por hacerme lucir como irresponsable ante mis superiores".
Lo peor fue cuando la general de división que siempre iba a nuestra academia a
impartir el curso de admisión a Primer Distrito, esa rubia dorada superior
(ella se tendrá en ese concepto, pero para mí que será tan "Superior"
como esa cerveza mexicana barata) llamada Haruka Armitage, se despojó de su
gorro y estuvo estrellándolo contra mi hombro como tres o cuatro veces,
"para castigar mi falta de apariencia guerrera".
Ya ven mi
suerte: convertida en objeto de mofa para mi amiga china que insiste en que le
llamen como la novia de Romeo, ser razón de desconfianza para la mandamás
japonesa de las barracas, y humillada por la bruta estadounidense más valiente
de la venerable e imperial organización a la que he ingresado.
Aún con esa
desafortunada primera impresión que di a nuestros oficiales superiores y demás
destacados personajes, hubo un aspecto favorable a este día, y sucedió
precisamente en plena ceremonia. Ahí
mismo fue presentada como una de las nuevas instructoras para los agentes
principiantes la reincorporada general brigadier Shizuru Fujino, quien con su
silueta fina y erecta permanecía como la nota de gracia entre todo ese grupo de
militares y burócratas que con sus miradas condescendientes se daban tanta
importancia ante nosotros. General Fujino, la ex-discípula de mi madre,
considerada la mejor Dominus que haya pasado por las filas de las legiones de
su majestad; Fujino, cuya sonrisa se antojaba a la distancia del escenario como
humana y brillante; Shizuru, la amable adolescente que cuidaba de mí en
aquellos días en que mis padres se hallaban absorbidos por las exigencias de la
guerra contra los "nihilistas", y lo hacía siempre con gusto y
exhibiendo la sensatez y afecto de una buena hermana mayor.
Shizuru.
¿Tendré el
tiempo para preguntarte qué sabes sobre-
¿O acaso
pospongo aquello y mejor inquiero sobre algo más urgente? Algo que me ha
provocado curiosidad en todo este rato entre tanta mar de gente vestida de
azules y blancos, olas impertinentes al fin de cuentas...
¿Por qué
tus ojos, si el recuerdo no me engaña, de tono rojo tempranillo, se ven oscuros
y pesados como un pinot noir?
Parece que
de lo azul algo ha saltado. ¡Y demonios!, no sé qué es ni por qué me incordia.
--------------------------------
Notas de Autor: Debo de aclarar, antes de avanzar, que aunque haya tomado algunos de los nombres de personajes de Mai Otome, en esencia trabajaré con elementos de las pesonalidades de la serie original, Mai-HiME. Habrán notado que me tomé la libertad de modificar ciertos apellidos, pero lo hice en el espirítu "ecléctico" del fic.
Notas de Autor: Debo de aclarar, antes de avanzar, que aunque haya tomado algunos de los nombres de personajes de Mai Otome, en esencia trabajaré con elementos de las pesonalidades de la serie original, Mai-HiME. Habrán notado que me tomé la libertad de modificar ciertos apellidos, pero lo hice en el espirítu "ecléctico" del fic.
Otra cosa
que mencionaré es que los títulos de los capítulos, a menos que lo marque en
alguna nota posterior, serán tomados de las canciones interpretadas por el gran
Miles Davis. Por cierto, la presencia de
palabras y/o términos extranjeros operan en este universo narrativo como extranjerismos
aceptados. Disculpen que en algunos no esté dando aclaración de su significado,
pero procuré hacerlo evidente en las circunstancias de la historia. Dudas y
comentarios a mi correo: sumire_kanzaki@lycos.com
7 comentarios:
Esta bastante interesante. Shizuru se acordara de ella y porque Nao quiere que la llamen Julieta??
Gracias por escribir !!! ^^
Me veo una magnífica historia por desarrollarse! Me ha encantado, espero que sigas pronto con la continuación :D
me gusto. continualo porfas
OH!!!! Q BIEN una trama nueva!!! Muy buena su primera parte esperamos que siga, muchas gracias
Besos bye bye
Me gusto muchop, aunque lo de la cerveza mexicana hirio mi orgullo...mmm, aun asi voy por el capi suuguiente y espero pronto alla conti pronto ^o^
Alexsa
Otra buena historia por leer.
Los aspectos a destacar de esta fanfic.
Es la excelente redacción, la trama es de un nivel bueno. (Aunque debo confesar que leí dos veces este capitulo. Debido a que estaba en pleno recorrido de la escuela hacia el servicio social y es fácil distraerse para no pasarme de mis diferentes destinos.)
He de destacar que este fic y otrora nuevos los tengo en el celular, para tener algo que leer mientras viajo.)
Saludos.
Otra buena historia por leer.
Los aspectos a destacar de esta fanfic.
Es la excelente redacción, la trama es de un nivel bueno. (Aunque debo confesar que leí dos veces este capitulo. Debido a que estaba en pleno recorrido de la escuela hacia el servicio social y es fácil distraerse para no pasarme de mis diferentes destinos.)
He de destacar que este fic y otrora nuevos los tengo en el celular, para tener algo que leer mientras viajo.)
Saludos.
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